Enparejados
Miembro
- Desde
- 11 Ene 2024
- Mensajes
- 12
- Reputación
- 258
Buenas! Pues como no tengo a nadie para confesar en persona lo que (aún no sé cómo) hemos hecho, me he decidido a contarlo por aquí porque siento que necesito contarlo...
Somos una pareja más o menos joven, 39 ella y 40 yo... llevamos juntos desde los 21, y bueno, aunque nos va bien en la cama llevábamos tiempo dándole vueltas a la idea de probar, al menos una vez, hacer un trío con un hombre más. Veo que no soy el único que le pone bastante mucho la idea de ver a su pareja en la cama con otro...y bueno a ella la idea de otra no le hacía ninguna gracia, cero. Estaba difícil cumplir la fantasía porque yo tampoco quería a alguien joven, ni de nuestra edad porque era arriesgado, así que casi lo dejamos estar. Pero caprichos del destino, el sábado fuimos a cenar al japonés y después a una cervecería muy tranquila que tenemos en el barrio a dos manzanas de casa, como hemos hecho en otras ocasiones (cuando hemos podido estar sin el niño).
En el japo todo transcurrió tranquilamente, hablando de nuestras cosas sin más...hasta que poco a poco el vino fue haciendo de las suyas y comenzamos a juguetear y a elegir de los presentes con quien lo haría y como...yo ya me estaba poniendo a mil y la cosa no sé enfrió ni de camino a la cervecería, donde bebimos unas copas más y seguimos con la tontería hasta que nos marchamos, sobre las doce menos algo de la noche (solemos volver pronto a casa). Y aquí es donde se pone interesante la noche... Tras salir por la puerta y andar unas pocas decenas de metros nos encontramos al señor Hernán, un abuelo peruano de 78 años que fue vecino nuestro antes de mudarnos a otro piso en el mismo barrio y que se había quedado viudo hacia unos pocos años, es un hombre extremadamente alegre y educado, siempre está sonriendo. Nos dijo que venía de ver el partido con unos amigos y que había bebido un poco, que le apetecía tomarse otra cerveza pero que sus amigos ya se habían ido... Como un acto reflejo le dije que nosotros también habíamos bebido un poco y que nos íbamos ya a casa, que si le apetecía podía acompañarnos y le invitábamos a una pero en casa! Enseguida noté el apretón de mano que me hizo mi mujer como diciendo... ¿¡¿Que estás haciendo?!? Pero Hernán fue rápido y enseguida contestó que aún viviamos cerca, que aceptaba de buena gana una cerveza porque se había quedado con las ganas y además hacía tiempo que no charlábamos. A mi pareja sólo le dió tiempo a sonreírle y volver a darme otro apretón de mano. En el corto camino hablamos de lo típico, la familia, trabajo y esas cosas...no vi claro que pudiese funcionar hasta que le dijo a mi pareja que estaba igual de hermosa que siempre, no era mucho pero necesitaba oír algo así para mantener la esperanza...mi mujer no iba borracha pero si íbamos algo tocadillos, a ella le encanta que la hagan reir y Hernán lo conseguía...Yo veía a leguas que si se lo proponíamos o surgía no iba a rechazarlo, siempre se le han ido los ojos cuando ha visto a mi mujer. El medirá 1,70 y pico, pelo canoso y algo de barriga, nada exagerado...tez morena, marcado carácter latino. Mi mujer 1,58. Delgadita y muy buen pecho...rubia y tez bastante blanca, hacian un contraste más que interesante y eso me estaba poniendo a mil. Llegamos a la portería y subimos en el ascensor, bastante apretaditos ya que no es muy grande...no paraba de imaginarme cosas...entramos a casa y les invité a sentarse en el sofá mientras preparaba dos copas de vino mas y una cerveza. Escuchaba reír a mi mujer, buena señal. Mi mujer tenía una risa nerviosa, Hernán era mayor si, pero la verdad es que sabe llevar a las mujeres a su terreno.
Tras servir las bebidas me uní a la conversación, tras a la segunda copa al cabo de un rato mi mujer solo reía y cuando y al hablar ya le costaba vocalizar bien, ya había bebido suficiente vino...yo estaba decidido, era esta noche posiblemente o nunca...
Continuará...
Somos una pareja más o menos joven, 39 ella y 40 yo... llevamos juntos desde los 21, y bueno, aunque nos va bien en la cama llevábamos tiempo dándole vueltas a la idea de probar, al menos una vez, hacer un trío con un hombre más. Veo que no soy el único que le pone bastante mucho la idea de ver a su pareja en la cama con otro...y bueno a ella la idea de otra no le hacía ninguna gracia, cero. Estaba difícil cumplir la fantasía porque yo tampoco quería a alguien joven, ni de nuestra edad porque era arriesgado, así que casi lo dejamos estar. Pero caprichos del destino, el sábado fuimos a cenar al japonés y después a una cervecería muy tranquila que tenemos en el barrio a dos manzanas de casa, como hemos hecho en otras ocasiones (cuando hemos podido estar sin el niño).
En el japo todo transcurrió tranquilamente, hablando de nuestras cosas sin más...hasta que poco a poco el vino fue haciendo de las suyas y comenzamos a juguetear y a elegir de los presentes con quien lo haría y como...yo ya me estaba poniendo a mil y la cosa no sé enfrió ni de camino a la cervecería, donde bebimos unas copas más y seguimos con la tontería hasta que nos marchamos, sobre las doce menos algo de la noche (solemos volver pronto a casa). Y aquí es donde se pone interesante la noche... Tras salir por la puerta y andar unas pocas decenas de metros nos encontramos al señor Hernán, un abuelo peruano de 78 años que fue vecino nuestro antes de mudarnos a otro piso en el mismo barrio y que se había quedado viudo hacia unos pocos años, es un hombre extremadamente alegre y educado, siempre está sonriendo. Nos dijo que venía de ver el partido con unos amigos y que había bebido un poco, que le apetecía tomarse otra cerveza pero que sus amigos ya se habían ido... Como un acto reflejo le dije que nosotros también habíamos bebido un poco y que nos íbamos ya a casa, que si le apetecía podía acompañarnos y le invitábamos a una pero en casa! Enseguida noté el apretón de mano que me hizo mi mujer como diciendo... ¿¡¿Que estás haciendo?!? Pero Hernán fue rápido y enseguida contestó que aún viviamos cerca, que aceptaba de buena gana una cerveza porque se había quedado con las ganas y además hacía tiempo que no charlábamos. A mi pareja sólo le dió tiempo a sonreírle y volver a darme otro apretón de mano. En el corto camino hablamos de lo típico, la familia, trabajo y esas cosas...no vi claro que pudiese funcionar hasta que le dijo a mi pareja que estaba igual de hermosa que siempre, no era mucho pero necesitaba oír algo así para mantener la esperanza...mi mujer no iba borracha pero si íbamos algo tocadillos, a ella le encanta que la hagan reir y Hernán lo conseguía...Yo veía a leguas que si se lo proponíamos o surgía no iba a rechazarlo, siempre se le han ido los ojos cuando ha visto a mi mujer. El medirá 1,70 y pico, pelo canoso y algo de barriga, nada exagerado...tez morena, marcado carácter latino. Mi mujer 1,58. Delgadita y muy buen pecho...rubia y tez bastante blanca, hacian un contraste más que interesante y eso me estaba poniendo a mil. Llegamos a la portería y subimos en el ascensor, bastante apretaditos ya que no es muy grande...no paraba de imaginarme cosas...entramos a casa y les invité a sentarse en el sofá mientras preparaba dos copas de vino mas y una cerveza. Escuchaba reír a mi mujer, buena señal. Mi mujer tenía una risa nerviosa, Hernán era mayor si, pero la verdad es que sabe llevar a las mujeres a su terreno.
Tras servir las bebidas me uní a la conversación, tras a la segunda copa al cabo de un rato mi mujer solo reía y cuando y al hablar ya le costaba vocalizar bien, ya había bebido suficiente vino...yo estaba decidido, era esta noche posiblemente o nunca...
Continuará...
Última edición: