Y llegó el sábado. Por la mañana, por supuesto, trabajó, segundo día de apertura y, obviamente, acudió muchísima gente, como el día anterior, así que no pasó nada relevante.
Por la tarde, aprovechó para descansar, me dijo que se echó la siesta y quedó tumbada viendo la tele y luego se puso a arreglarse porque habían quedado en ir por la tarde-noche a recorrer casetas, así aprovechaban para cenar y ya se quedaban de fiesta.
Puse mucho interés en saber qué se había puesto esa noche, llevaba unos pantalones de cuero (cuando la pregunté que por qué esos pantalones, me dijo que de aquella se llevaban mucho), que aún conserva y, tengo que decir, que siempre me encantaron, la hacen un culo espectacular. Encima llevaba una especie de blusa, también negra, de estas que no tienen botones, con escote en forma de pico y manga larga y, encima un blazer (que, aunque hacía buen tiempo, ella es mucho de llevar algo "por si refresca"). Por supuesto, esos pantalones son bastante justos así que puso tanga, era un tanga normal de tira, no de hilo, azul oscuro y sujetador a juego.
Estuvieron por las casetas, comiendo y bebiendo y de ahí fueron un rato a ver un concierto que había de Rosario, de ahí, ya fueron de fiesta. Dice que lo pasó muy bien hablaron todos, con todos, por supuesto también con Gonzalo que, además bailó algo con ella.
Lo único resaltable que pasó estando por los pubs, fue que en un momento dado ella se acercó a la barra a pedir y Gonzalo se le acercó por detrás y la sobó el culo (yo cuando pone esos pantalones se lo he hecho muchas veces que, además, me encanta el tacto que tienen). Ella se giró y le dijo para, imbécil, que nos pueden ver.
Mi mujer, con el alcohol, tiene una relación extraña, si bebe hasta cierto punto se deshinibe y follando se pone muy cachonda, pero si se pasa se pone fatal, con el problema añadido de que no sabe vomitar, es decir, que no es capaz de vomitar.
Como ya habían bebido en las casetas y de fiesta, me dijo que no en todas las rondas, pero si que se tomó alguna que otra copa, se empezó a sentir mal, así que en un pub salió, se acercó al grupo y dijo me voy a salir que me de el aire que ando muy mareada, alguna compañera le dijo ¿te acompaño? Ella dijo, no, salgo a que de el aire, tranquilos.
Salió y quien, por supuesto, sí que la siguió fue Gonzalo. En el pub donde estaba, según su descripción, justo en frente había como una especie de murete, allí se sentó, él la preguntó que qué le pasaba y ella contestó que nada que estaba muy mareada.
Después de un rato le dijo que si seguía igual y ella que sí que no se encontraba bien, entonces él le dijo que podían dar una vuelta a ver si andando se le pasaba y ella dijo que vale. Se pusieron a andar y a mi mujer le dio el bajón de seguir de fiesta y le dijo me encuentro mejor vuelve si quieres que, yo creo que me voy ya al hotel.
Él le dijo que daba igual, que la acompañaba y luego volvía. Así que caminaron en dirección al hotel.
Esto no sé si lo entendí bien, pero según me dijo, había un parque como que unía dos calles y que atravesabas y ahorrabas dar un rodeo, algo así era. Así que se pusieron a cruzar por ese parque, cuando entraron, él la dijo mira un parque, ¿nos columpiamos? dijo ella sí estoy yo para columpiarme. Él la preguntó si no se le pasaba y ella dijo que estaba mucho mejor, que por lo menos el mareo se la había quitado (debieron andar bastante, por lo que me dice).
Entonces, la paró, la cogió del brazo y le dijo, me alegro porque ya tenía ganas de besarte y la morreó, cuando paró ella le dijo, otra vez, no puedo contigo. Él la dijo ven, vamos a ese banco de ahí (era un banco que estaba como apartado del camino del parque), y allí se sentaron.
Él, volvió a morrearla, y estuvieron un rato comiéndose la boca, después de varios morreos y mucho mordisqueo en cuello, él le metió la mano por debajo de la blusa, le bajó el sujetador y empezó a jugar con sus pezones, eso encendió mucho a Silvia.
Después de juguetear con sus pezones le subió la blusa y empezó a comerle las tetas, con la otra mano le soltó el botón del pantalón e intentó meter la mano pero no le entraba, así que la empezó a sobar el coño por fuera, Silvia estaba ya cachonda perdida, pero me cuenta, que, aunque no veía a nadie, oía a gente hablar, gente que estaba de paso.
Así que le dijo, para, para que nos pueden ver, él la dijo ¿no quieres seguir? ella contestó no sé pero es que nos pueden ver, me da muchísima verguenza. Él la dijo, bueno pues vámonos de aquí, ella dijo que vale, se colocó la ropa y se levantó con él.
Ella le preguntó que a donde iban, él le dijo vamos a mi piso, pero mi mujer le dijo que a su piso no, él dijo entonces, ¿a dónde? y ella le dijo, a mi hotel si quieres y él contestó ¿y tu compañera? a lo que respondió mi mujer, se ha ido a casa el finde.
Yo le pregunté que porque no aceptó ir a su piso, ella dijo que porque pensó que no iba a pasar la noche con él y que tendría que volver sola al hotel.
Así que se dirigieron al hotel, mi mujer me dice que el corazón la iba a mil, que casi oía más sus latidos que sus pasos, iba nervisosísima pero a la vez excitadísima. Cuando fueron a entrar ella le dijo tu sígueme. Los ascensores estaban del otro lado de la recepción, así que ella, que le daba mucha verguenza, entró con la cabeza baja y a toda velocidad, no tiene ni idea si la vieron entrar.
Subieron y allí desataron la pasión, se comían la boca mientras Gonzalo la iba desnudando, le bajó los pantalones y la quitó la blusa, él se quitó todo a la carrera, la soltó el sujetador y la tumbó sobre la cama, en tanga, mientras la comía la boca metió la mano en el coño y mi mujer estaba empapadísima y más que la puso cuando empezó a tocarla el coño.
La quitó el tanga y cuando fue a metérsela, ella le dijo ponte algo (mi mujer de aquella tomaba la píldora, yo le pregunté que por qué no se lo folló a pelo, ella dijo que le daba como menos cosa, o sea, que la parecía menos infidelidad) él se levantó cogió un condón se lo puso y ya se la clavó.
A ella se le escapó un suspiró y dice que casi se corre de lo cachonda que estaba, empezó a bombearla fuerte, mi mujer no tardó en correrse, siguió dándola con mucha energía y ella dice que, por lo menos dos veces más se corrió, hasta que él también se corrió en el condón.
Se tumbaron uno a lado del otro recuperándose, al cabo de unos minutos, él parece que volvió a empalmarse y se tumbó encima de mi mujer, le dijo que estaba buenísima y volvió a comerle la boca, tomándose más tiempo, le sobó las tetas y le comió los pezones a placer, disfrutándolos (a mi mujer se le marcan mucho los pezones cuando está cachonda).
Volvió a ponerse un condón y esta vez se la folló más despacio, hubo mucha más lengua y después de un rato follándola en misionero le pidió que se diera la vuelta y la folló a cuatro mientras le sujetaba la cintura. Dice que ahí si la dió más caña y que no tardó en correrse. Ella en ese segundo polvo tuvo otros dos orgasmos.
Después de esa follada ella quedó tumbada, agotada y le empezó a dar el sueño, él después de un rato y como la veía adormilada se le acercó al oido y le dijo, me voy, ¿vale? y ella dijo ya medio dormida, vale.
Él se vistió y al irse le besó la boca y le dijo mañana te llamo y se fue.
Con esto que me contó hice varias preguntas, una de ellas fue, como tenía la polla (curiosidad morbosa) ella dice que muy parecida a la mía, yo la he insistido varias veces que si más gorda o menos o más larga o menos y ella insiste en que es como la mía, la diferencia es que a él morcillona se le asoma más el glande que a mí.
Para que os hagáis una idea, tengo varias fotos subidas de mi polla en el hilo "Alegremos a las chicas con nuestras pollas".
Continuo la historia en cuanto pueda, ya sabéis.