Aquella casa rural...

¡Genial!.. Evocando el interior del coche con Hector y Alicia....
Imaginaba a Hector con Repoker de damas completando el puzle.
 
CAPITULO 12: AQUELLA CASA RURAL.

Alicia se esforzaba con la masturbación. Su mano era delicada y sensual, acariciaba con suavidad mi polla y la trataba con esmero, pero los movimientos eran bastante desacompasados e irregulares. Las pajas no eran lo suyo. Quería frenar aquello. Puede sonar hipócrita, porque había hecho lo mismo días atrás, e incluso podría decirse que en ese momento lo estaba repitiendo, pero me fastidiaba que a un colega mío le pusiesen los cuernos.
En mi cabeza me repetía constantemente la frase "Venga, ahora" pero nunca lo hacía. Estaba paralizado. Sin poder moverme mientras no quitaba ojo de lo que unos metros mas adelante sucedía. El tío de dentro de la furgoneta se echó hacia detrás y sacó la polla de la boca de Paula. Supuse que se había corrido. El de detrás empezó a subir el ritmo de la embestida, provocando que Paula comenzase a emitir unos gemidos que empezaban a escucharse a mayor volumen, fruto de que ya no tuviese la boca a medio tapar. Vi las tetas de ella rebotar con cada empujón y mi polla pasó de estar morcillona a coger un nivel mas alto de empalme. Alicia sonrío picaramente. Se acercó a mi oreja y susurró.

-¿Has visto? No lo está pasando mal. No tienes porqué meterte en una relación, nadie te va a dar las gracias por decirlo y te vas a buscar un lío. Es la primera vez, en cinco años, que folla con otro que no sea Mario.
-Me quieres decir que la primera vez que pones los cuernos a tu pareja lo haces en un trío con dos maduros...- Dije planteando mi seria duda.
-No te lo quiero decir, te lo digo.
No me dejó responder. En su lugar empezó a darme besos por detrás de la oreja. Aplastaba el lóbulo con sus labios y después lo mordía con suavidad. La erección volvió a crecer en su mano. Volvía a sonreír y se lanzó a besarme.

No se cuanto tiempo estuvimos así, comiéndonos la boca apasionadamente pero manejando bien los tiempos. Solo sé que ya lo que ocurría fuera de ese coche dejó de interesarme.
Después de haber jugado un buen rato con su lengua en el interior de mi boca, ella se apartó.
-Entonces qué, ¿Hay trato?- Dijo clavándome sus ojazos marrones que brillaban por efecto del pedo.
-Hay trato.- Alargué la mano por debajo del asiento y apreté la palanca, corriendo este hasta el fondo.
Ella me miró y volvió a mostrarme su sonrisa. Se colocó de rodillas en el asiento y agachó la cabeza buscando mi entrepierna. Note la humedad de su boca engullendo mi miembro duro y solté un jadeo. Ella hizo dos mamadas rápidas, subiendo y bajando la cabeza, dejando entrar y salir a la polla de su interior, mientras que, a la vez, su lengua iba haciendo círculos en el tronco. Se sacó la polla de la boca, supuse que para tomar un poco de aire, pero no dejó de lamerla como si esta fuese uno de esos helados de hielo con sabor. Alargué la mano y la quité todo el pelo que pude de la cara, quería verla bien. Una de las cosas que siempre me habían dado morbo de ella era la cara, sobre todo maquillada. Tenerla ahí, con esos labios rojos engullendo mi polla después de una noche de fiesta era algo que, hasta entonces, solo tenía lugar en mis fantasías mas intimas. Tras haber tomado aire, volvió a la carga. Engulló mi polla y comenzó a mover la cabeza con mas intensidad. Con ganas, pero con unos visibles intentos por disfrutar también de aquel momento. Duré poco. Tras unos minutos un gemido reventó en el interior del coche y dos chorros de semen salieron disparados en el interior de la boca de Alicia.

-Dios..- me salió decir cuando me vacié.
Volví a mirarla mientras se limpiaba las comisuras sonriendo. Tenía el pintalabios bastante corrido por los laterales de la boca.
-Mira que me duras poquito, eh..- dijo mas satisfecha que decepcionada.
-No me la chupes así de bien y duraré mas.
Ambos empezamos a reírnos.
Por inercia miré al frente. Paula ahora estaba ya mas metida en la furgoneta, con las rodillas clavadas en los asientos, medio a cuatro patas. Ahora era el otro tipo el que se afanaba, con duros golpes de riñon, en enseñarle a mi amiga cuanto le había puesto esa noche.
Alicia, no sé si con un puntito de celos o pretendiendo dar intimidad a su amiga. me giró la cara.
-Te debo una, ¿No?
-¿Como? No entiendo..- dije con cara de extrañeza.
-La última vez me follaste tu...- no tuve tiempo de responder. Ella se bajo la cremallera trasera del short y lo quito, dejandolo salir por los pies. Ya en tanga, se subió a horcajadas sobre mí.

Hubiéramos estado mas cómodos en el asiento trasero, seguro. Pero bajarnos en ese preciso instante hubiera supuesto un ruido que probablemente cortase el rollo a nuestra amiga y sus compañeros de batalla. Ella se dejó caer sobre mí y comenzó a menearse suavemente, a la par que me besaba. Su rajita se frotaba contra mi polla y comenzaba a ponerla erecta. Solamente la fina tela del tanga impedía penetrarla en ese momento. Pensé en la anterior vez, después de aquella ducha, y la frené suavemente.
-No tengo condones...
Ella me miró y susurró.
-No pasa nada, tomo la píldora.
Aquella frase me puso mas a cien todavía. Con cuidado le quite la blusa que llevaba, intentando no dañar una tela que parecía bastante fina y amenazaba con romperse en cualquier momento. Debajo llevaba un sujetador palabra de honor color carne, elegante a la par que sexy. Saqué sus pechos por encima, sin quitarlo, y comencé a comerle las tetas con pasión. Lamía los pezones y los babeaba, e incluso los acababa mordiendo, provocando que ella emitiera diversos gemidos que aumentaban la humedad en su tanga. Con suavidad entre ambos quitamos el tanga. Yo usando las manos y ella acomodando el cuerpo para que la prenda saliese sin oposición. Agarró mi polla con su mano y la fue dirigiendo a la entrada de su sexo. Sin miramientos la engulló, gimiendo fuertemente mientras entraba. Fue ahí cuando empezó a regalarme una follada para el recuerdo. Los cristales ya se habían nublado por la condensación, así que no había nada que temer por si nos veían desde fuera. Si la follada de Miriam fue salvaje, la de Alicia tuvo componentes mucho mas eróticos. Lentos y suaves. Buscando disfrutar y no una corrida automática. No hubo necesidad de hablar para comunicar lo que necesitábamos en ese momento. Nos besábamos cuando había que hacerlo. La azotaba cuando notaba que el ritmo y el polvo lo pedía. Y nos jadeábamos a la vez, boca con boca, algo que me dio especialmente morbo. No se limitaba a moverse arriba y abajo, sino que meneaba las caderas delante y atrás provocando que su clitorís se rozase directamente con mi glande.
Cuando ella quiso, aumentó el ritmo y provocó que yo me viniera completamente dentro de ella. Como en la anterior vez, no paró. Aprovechó la ligera erección que me quedaba y acabó dándose placer hasta correrse a chorros sobre mí, con un espectacular gemido que me volvió a levantar la polla.

Nos besamos apasionadamente después de acabar y nos vestimos. Miré otra vez al frente y vi que la furgoneta echaba a andar. Les seguí hasta la puerta del pub en el que estábamos y vimos a Paula bajarse.

-Déjame hablar con ella.- Dijo Alicia y sin tiempo para responder se bajó del coche y fue tras su amiga, abordándola antes de que entrase.

Nunca supe lo que hablaron. Tan solo pude montarme mis historias viendo las caras que Paula ponía. Supuse que Alicia le había contado que ella había visto todo y que no iba a hablar. Nunca supe si lo que había pasado entre Alicia y yo en aquel viaje lo sabía alguien mas.

Años mas tarde y a la hora de escribir estas líneas ambas parejas siguen juntas y felices. Miriam, a pesar de tener algún que otro roce con su novio, también sigue con él y jamás hemos vuelto a tener una complicidad parecida a la de aquellos días. No sé si aquellos días abrieron la lata para que mis amigas siguiesen haciendo de las suyas en otras ocasiones, lo único que puedo decir a ciencia cierta es que jamás olvidaré "AQUELLA CASA RURAL."


FIN
enhorabuena magnifico relato ufff me ha encantado super erotico ...Espero otro tuyo Felicidades
 
Lo que es claro, para los que nos quedamos con ganas de más correrías de Héctor y su grupo, es que más historias vendrán,
 
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