Vayafestival
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Brutal!!! Buenísimo!
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A mí me da que Alicia termina su relación y empieza algo con Héctor. Se ve de lejos que hay una clara atracción entre los dos.Paula devtranquila no tiene nada.
Ha terminado con 2 tipos que ni siquiera conoce fallando.
Alicia y Hector van a repetir viendo como se follan a Paula.
A Paula y Alicia sus relaciones están a punto de terminar.
Por otro lado Miriam y Carlos se quedaron solos en la disco, harán ellos algo?
A esperar el siguiente capitulo.
Los verdaderos caballeros no hablan de lo que ocurre en ciertas noches.Capítulo 11: Será nuestro secreto.Aún no sé que pudo pasar aquella noche. Años después todavía sigo preguntándomelo. Llegué a un punto en el que pensé en aquella conversación con los dos hombres del bar, ¿Tendría el pueblo aquel algún tipo de magia o historia real de fantasmas? Aún no he encontrado una explicación realista, por eso no descarto nada. Solo sé que tras la entrada en escena de aquellos hombres nada fue igual.
Nos volvimos a agrupar cerca de la zona en la que estábamos. El habernos dispersado unos minutos había hecho que nuestro rincón se hubiese evaporado entre una maraña de gente que ahora lo ocupaba. El local presentaba un aforo que no era ni de lejos lo permitido en época de pandemia. Aquel pueblo parecía una ciudad sin ley, pero a nadie parecía importarle mucho. Seguimos bebiendo. Tenía tantas cosas en la cabeza que ni siquiera recordé que era yo quién conducía de vuelta. Las copas desaparecieron y acabaron transformadas en rondas de chupitos, marca de la casa, que sabían dulce pero te hacían arder por dentro. Preferí no preguntar qué demonios llevaban. Paula y Alicia parecían adictas a aquel sabor, porque no se inmutaban a la hora de ingerirlo. El subidón de alcohol provocó que todos nosotros empezásemos a entrar en calor. Un calor que nos subía desde la boca del estomago hasta la cara. Un calor que hizo que tanto Alicia como Paula empezasen a sentir unas ganas irrefrenables de demostrar sus cualidades a la hora de bailar. Paula era bastante mas pava, pero de vez en cuando, fruto del azar, la salía algún movimiento particularmente sensual. Alicia era todo lo contrario. Su movimiento de cadera era irresistible. Siempre lo había sido. Era que comenzasen a sonar cuatro notas de alguna canción de bachata y que mi sexto sentido se volviese buscándola. Los movimientos de culo eran hipnóticos, sensuales pero para nada obscenos. Aquella noche, el dj me dio dos momentos que se me han quedado grabados a fuego en la memoria. El primero fue un rato después de empezar con los chupitos. De fondo sonaba Borro Cassete, de Maluma. Alicia y Paula se juntaban, metiendo cada una la pierna entre las de la otra. En una actitud juguetona empezaban a bajar el culo suavemente, con los talones pegados al piso y sin dejar de mirarse a los ojos, juntando muchos las caras y sonriéndose mutuamente. Se las veía divertidas, quién sabe si sabedoras del morbo que estaban produciendo a su alrededor. Sonreí viéndolas, no podía hacer otra cosa. Miriam y Jorge, por su parte, estaban algo apagados. Ella, seguramente, por la conversación que acababa de tener con su pareja y él, conociéndolo, había hecho suyo aquel problema. El baile duró un tiempo que a mí se me hizo cortísimo. El dj cambió de canción y ambas se separaron, volviendo hacia la barra. Alicia venía con una sonrisa en la boca. Se acercó a mi y, acercandose otra vez a mi oído para contrarrestar el sonido ambiente me susurro:
-Porqué no me invitas a un chupito... -Cuando separó su cara volví a ver aquella sonrisa. Ahora era yo quien se acercaba a su oreja.
-¿De eso? Si será matarratas...- Dije riendo.
-Anda, que dices, si esta buenismo.
Me convenció y pedí un par. Esta vez era mas fuerte el sabor a piruleta, quizá porque el alcohol o la colonia que usaban de mezcla estaba empezando a escasear.
Ahí llegó el segundo momento de la noche. La música paró en secó, con un efecto cutre, y empezó a sonar Eres mía de Romeo Santos. Los ojos de Alicia hicieron chirivitas.
-¡Ay, me encanta esta canción!- dijo tirando de mí lejos de la barra. Mientras caminaba comprobé como Paula estaba sentada en los sillones laterales, junto a uno de los tíos de antes. Ambos tenían una actitud muy confidente. Sonreían y cuchicheaban. Ella estaba girada, con una pierna cruzada sobre otra, mostrando muslo al resto.
Alicia me hizo volver a ella. No sé si adrede o sin saber lo que estaba haciendo su amiga.
-Agárrame.- me cogió el brazo fuerte y me lo llevó a su cuerpo. Me moría de ganas de bailar con ella, aunque las disimulé bastante bien. Tanto, que cuando quise poner la mano en su cintura fue ella quien me la bajo hasta la altura de la cadera, rozando ligeramente con parte de su culo.
Empezó a moverse. Lo hacía bien. Alargaba el cadereo mas que de costumbre, quizá llevada por la desinhibición provocada por el alcohol. Encontramos el compás pronto. Ambos nos movíamos como si fuésemos uno. Ella me miraba sonriendo, mitad satisfecha mitad divertida.
-Me encanta como bailas en serio, cuesta encontrar tíos así.
Sonreí y dibujé un tímido gracias con los labios. Ella se dejó llevar por la música y me dio la espalda. Puso el culo contra mí y empezó a moverse al ritmo de la música haciendo círculos con la cintura. Fueron unos segundos, suficientes para ponerme duro. Y ella lo sabía. Cuando la música cambió ella paró. Ya llevaba un rato de frente a mí y se puso de puntillas para darme un beso amistoso en la mejilla. Volvímos a la barra, con ánimo de pedir otra, y fue ahí cuando reparé en Paula.
-Oye, ¿Y Paula?- le dije a Alicia.
Ella giró el cuello y comenzó a buscar a su amiga por todo el local, pero no se veía a nadie que se le pareciese. Comencé a ponerme nervioso. Hasta Alicia lo notó.
-Bueno, no pasa nada, ya vendrá.- dijo tratando de calmarme, aunque era evidente que ella también estaba algo preocupada.
-Tenemos que buscarla. No me jodas que no nos ha pasado nada y justo es en la última noche...- Ella me paró.
-Bueno, estate tranquilo. Calmate y sal fuera, vamos a ir a buscarla. Yo hablo con Jorge y Miriam. A ver que me invento para no preocuparles.
Salí del local con el corazón a mil por hora. Recordé la última vez que la vi, junto a ese hombre, y me esperé lo peor. Sentado en el coche mientras esperaba a Alicia dudé si llamar a Mario. Aborté en el último momento, cuando ya tenía su contacto seleccionado en la agenda. Alicia salió algo mas serena que yo. Se montó en el asiento del copiloto y bajé ambas ventanillas. Ninguno de los dos dijimos nada. Arranqué y comencé a deambular. No sabía hacia dónde podría haber ido, tampoco me conocía el pueblo, pero teníamos que hacer algo. Dimos un par de vueltas por las calles céntricas por las que habíamos pasado esos días a la hora de hacer compras, pero ni rastro. Acabamos otra vez en la discoteca.
Alicia sacó el teléfono para llamar a Mario, pero esta vez fui yo quien actuó con mas serenidad. Alargué la mano e impedí que siguiese buscando en su agenda.
-Espera. Mira allí.- Señalé una calle al fondo en la que no habíamos reparado antes. El alumbrado comenzaba a escasear a medida que se avanzaba. Según nos acercabamos empezamos a escuchar voces, aunque a un volumen tan bajo como para no poder entender lo que decían. Fue ahí cuando lo vi. Al fondo la calle asfaltada acababa y comenzaba una parte de camino en la que el piso era de tierra. Una furgoneta Berlingo estaba estacionada justo bajo la última farola antes de entrar en la oscuridad del campo. Estaba aparcada de lado, por lo que la puerta lateral se podía ver perfectamente. Estaba abierta y pude distinguir siluetas. Me acerqué sin acelerar mucho, dejando que el coche cogiese inercia. Cuando tuve bastante visión paré. Un hombre nos daba la espalda. Delante de él se podía ver el pelo largo moreno de lo que parecía ser una chica, inclinada como buscando algo dentro de la furgoneta. De pronto el tío comenzó a desabrochar y dejar caer su pantalón. El cuerpo se me congeló cuando escuché a aquella muchacha hablar:
-Pero ponte condón eh..- Era la voz de Paula, que se giraba hacia aquel tipo. Me quedé blanco. Pude ver el top blanco de ella ligeramente bajado y sus pechos saliendo a través del escote.
-Que sí, que sí...-decía aquel tío, manipulando algo con una mano mientras con la otra empezaba a bajar aquel short con apariencia de falda. Una segunda voz masculina rompió el silencio.
-Tu tranquila, que no queremos que lo pases mal. Y ahora chupa, cariño, que lo haces de puta madre.- dos manos salían de la oscuridad del interior y sujetaban la cabeza de Paula que volvía a introducirse en el habitáculo y comenzaba a mover el cuello adelante y atrás.
Abrí la puerta y la luz del interior del coche se encendió. Hice ademán de salir, pero la mano de Alicia me frenó.
-Eh, ¿Dónde vas? Cierra la puerta.- Dijo muy seria.
-A parar eso.- solté convencido.
-¿Por qué? -me seguía mirando seria.
-¿Como que porque? ¡Se la están follando dos tíos!
-Ya. La gente folla, Hector. No veo que necesite ayuda, mas bien que no la corten el rollo.
Volví a mirar la escena. Paula estaba moviendo la cabeza con buen ritmo mientras el otro tipo ya había bajado el short y estaba haciendo lo propio con el tanga. Masturbó ligeramente a mi amiga con dos dedos y después busco acomodo para su polla en aquel interior. Con un buen empujón de riñones la metió de golpe. Escuché un jadeo de ella chocarse con el abdomen del otro tío.
-Madre mía, nena. ¿De donde has salido tú?- dijo el que nos daba la espalda con voz de baboso comenzando a empujar.
Ella no respondió. El que si lo hizo fue el otro hombre.
-Pues no sé, pero vamos... Te han tenido a pan y agua, eh. No veas con que ganas comes cariño...uff..-De dentro de la furgoneta salió un brazo cuya mano agarró la cabellera de mi amiga y empezó a marcar un ritmo.
No daba crédito.
-Y... ¿Y Mario?
Alicia se giró en su asiento, clavando una de sus rodillas en él y me susurró al oído.
-Mario no tiene porque enterarse... Será nuestro secreto.
Una de sus manos desabrochó con delicadeza mi pantalón y se metió en mi boxer.
Miraba la escena sin saber que decir mientras Alicia empezaba a pajearme.
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