¿Coño, culo o boca? ¿Dónde preferís que se corran?
Pregunta directa… y deliciosa. No hay una única respuesta, al menos no para mí. Cada lugar tiene su propia forma de excitar, de marcar, de dejar huella.
La boca es entrega. Es rendición. Que alguien se corra en la boca es como decir “te pertenezco por completo, incluso por dentro”. Me encanta sentir cómo se tensa, cómo gime, cómo se descarga… mientras yo sigo ahí, sin apartarme, tragando hasta la última gota. Es íntimo. Es sucio. Es mío.
El coño es otra cosa. Más animal, más instinto. Que se corran dentro de ti cuando estás tan mojada que ya ni sabes tu nombre… eso también tiene su magia. Sientes cómo te llenan, cómo te desbordan, cómo se quedan dentro de ti un rato más. Y sí, a veces te tiemblan hasta las piernas.
Y el culo… el culo es para cuando no hay vuelta atrás. Para cuando te han hecho suya del todo. Que se corran ahí es rendición absoluta. Es “haz lo que quieras conmigo”. No siempre lo pido, pero cuando lo hago… es porque ya no queda nada más que ofrecer.
Así que no puedo elegir solo uno. Depende del momento, de la conexión, de cuánto deseo haya antes.