Colegas de pajas y sus ardientes novias

Como se entere, si es que se llega a enterar, peligra esa amistad.
Hay cosas que son sagradas y no se deben cruzar.
También Marta que se lo haga mirar. Una cosa es tener una relación abierta consentida y otra hacer esto a sus espaldas.
Cierto. Quizás no haya nadie que pueda tirar la primera piedra. Pues todos son culpables de algo. No es por justificarla, pero Marta llevaba mucho tiempo desatendida por su novio, aunque ahora las cosas parecen ir mejor entre ellos. Y como bien dices, si Jordi se enterase, probablemente surgiría un conflicto… aunque quien sabe, siendo lo pajillero que es, quizás le pida a su amigo mirar mientras se lo monta con ella. :)
 
Se vienen turbulencias señores y señoras, rogamos pongan sus asientos en posición vertical y abrochen sus cinturones. El viaje va a ser movidito.

COLEGAS DE PAJAS Y SUS ARDIENTES NOVIAS
Capítulo 36 - Diego ‘Dos Balas’


Naces malo o te vuelves malo?
Es una cuestión genética?
O el resultado de la suma de muchas experiencias vividas?
Los campos de la psicología y de la filosofía llevan milenios debatiendo acerca de este tema. A día de hoy, siguen sin alcanzar un consenso.


Desde el punto de vista psicológico, la maldad no se entiende como una esencia, sino como un conjunto de comportamientos, rasgos o dinámicas que causan daño a otros, muchas veces de forma intencional.

En la rama conductual, la maldad es vista como un comportamiento aprendido o incentivado por el entorno (familia, cultura, traumas).
El experimento de Milgram y el de Zimbardo (La cárcel de Stanford) mostraron cómo personas comunes pueden realizar actos crueles bajo ciertas condiciones sociales y de autoridad.

Para la Psicopatología, algunos trastornos de personalidad, como el trastorno antisocial de la personalidad (o psicopatía), están asociados con conductas “malvadas”: falta de empatía, manipulación, crueldad. Pero no todos los actos malvados implican enfermedad mental, ni todos los trastornos implican maldad.

Algunos autores de la psicología evolutiva, sugieren que ciertos actos “malos” pueden haber tenido una función evolutiva, como la agresión para proteger recursos o estatus, por ejemplo.

En resumen, la psicología estudia la maldad como comportamiento humano dañino, influido por factores internos y externos, sin suponer que es una cualidad esencial o metafísica. Por otro lado, en filosofía, la maldad se aborda más como un concepto ético y ontológico: ¿Qué es el mal? ¿Existe por sí mismo? ¿Somos libres para elegirlo? Aquí tenéis algunos ejemplos:

‘La Maldad como elección consciente’:
Immanuel Kant decía que la maldad es elegir actuar en contra del deber moral (la ley moral interior), a sabiendas de que está mal. Es un uso corrupto de la razón práctica.

‘La Maldad como ausencia de bien’:
Agustín de Hipona y Tomás de Aquino defendían que el mal no es algo que exista por sí mismo, sino la ausencia o privación del bien. Por ejemplo, así como la oscuridad es la ausencia de luz, el mal es la ausencia de bondad.

‘La Maldad radical’:
En su obra sobre el juicio a Eichmann, nazi reconocido, Hannah Arendt acuñó el término “banalidad del mal” que viene a decir que la maldad puede presentarse como una obediencia sin pensamiento, burocrática, no monstruosa, sino trivial. Personas comunes pueden hacer el mal simplemente por dejar de pensar críticamente.

‘La moral del resentimiento’:
Para Nietzsche, el concepto de mal fue creado por los débiles para juzgar a los fuertes. Lo que hoy llamamos “mal” muchas veces es simplemente voluntad de poder reprimida o mal canalizada.

Una discusión demasiado tediosa y bastante estúpida bajo mi parecer, pues sea cual sea la opción correcta, el motivo es el mismo. Es decir, uno jamás puede decidir cómo quiere ser. Si eres un psicópata porqué el bisabuelo de tu tatarabuelo fué Jack el destripador y llevas grabado en el ADN esa maldita tara, no puedes escoger. Y si por otro lado, la vida ha sido injusta contigo y arrastras cicatrizes incurables a causa de duros traumas mentales que te hacen ser malvado, tampoco puedes escoger.

No quiero decir con esto que la vida de ‘Dos Balas’, así como todas las nuestras, estuvieran predeterminadas antes de nacer. No se puede negar el libre albedrío, por supuesto. Además, no existe ningún ser celestial que desde el Olimpo mueva los hilos de tu destino. Eso nos convertiría en simples marionetas a merced de la voluntad de un ser superior, aunque debo reconocer que si fuera así, todo sería mucho más sencillo.

Pero… Hasta que punto nosotros decidimos lo que queremos ser? Cómo queremos vivir? O como queremos pensar o actuar? Controlamos a duras penas, cuanto?, un 5% de nuestra propia vida?

Todo lo demás es externo a nosotros, incontrolable, impuesto por otros, por las circunstancias, por dónde o cuando hayas nacido, por la familia o amigos que tengas o por aquella preciosa chica rubia que en el instituto decició romperte el corazón. Y cierto, está en nuestras manos aprender de los golpes y de las malas experiencias. Pero… hasta que punto?

Culparíais a un al loco que ha violado y matado a dos niñas y luego las ha tirado descuartizadas en un descampado, verdad? Por supuesto que sí. Pena de muerte a ese hijo de puta. Pero…
Y si ese loco fuera húerfano porque su madre era toxicomana y lo abandonó? Y si luego en el orfanato hubiera sufrido constantes abusos físicos y sexuales durante su niñez? Y si la vida lo hubiera maltratado tanto que su dañado cerebro ya no pudiera distinguir entre el bien y el mal? Seguiría siendo culpable o pasaría a ser la víctima?

Entonces, ‘Dos Balas’ era malo porqué había nacido así o lo era porqué la vida lo había convertido en eso? Por un lado, la vida lo había empujado hacía ese camino. Igual que le pasó a su padre en su momento. Por lo tanto y aunque sea paradójico, las dos opciones eran validas. Los dos ‘Dos Balas’, tanto junior como senior, nacieron malos y se volvieron malos. No tuvieron otra opción.
  • Puedes dejarnos a solas Inés? - dijo el padre.
  • Sí, claro… hijo, si necesitas cualquier cosa me llamas de acuerdo? - la preocupada madré salió de la habitación de su hijo.
Diego Senior, cerró la puerta y se acercó a su hijo. Cualquiera hubiera esperado un abrazo, una muestra de cariño, un simple cómo te encuentras? hubiera sido más que suficiente.
No fué el caso. Junior no era capaz de recordar la última vez que recibió afecto por parte de su padre. Es más, era muy probable que jamás lo hubiera recibido. Pero quien podía culparlo? Como puede amar alguien que jamás ha sido amado?
  • Ya has pensado en lo que te pregunté? - dijo el padre dándole la espalda, mirando el exterior a través de la amplia ventana.
  • Ya te dije que no les ví las caras…
  • Mira Diego - Senior se giró bastante mosqueado - Se perfectamente que me estás ocultando algo…
  • El qué? Ya escuchaste a la policía. Serían dos ladrones que…
  • Calla! - no gritó, no hacía falta - Te crees que soy imbécil o qué? Vi las cámaras de seguridad, está claro que iban a por tí. Querían venganza… no hay duda. Pero por qué?
Junior tragó saliba y miró al suelo. No quería seguir con aquella conversación. No es que hubiera desistido en devolversela a los ‘Custodes’, pero no quería inmiscuir a su padre. Sabía perfectamente de lo que era capaz y hasta donde podía llegar. Y aunque estuviera jodido por tener que vivir el resto de su vida con esa incómoda cojera no quería llevar en su consciencia la muerte de más seres humanos.
  • Está bien si no quieres contarmelo, lo acabaré averiguando igualmente… Sabes perfectamente que puedo conseguirlo y porsupuesto, no te va a gustar… - Senior empezó a sacarse el cinturón mientras seguía mirando por la ventana. Abajo, al lado de la piscina, su mujer se paseaba en bikini mientras coqueteba descaradamente con el cubano que les cuidaba el jardín - zorra… - masculló entre dientes, empezándose a poner violento.
  • Vale… te lo contaré. Pero con una condición…
  • Cúal? - preguntó el padre sin escuchar lo que su hijo le decía. Ponerle condiciones a él? Pero como se atrevía ese niñato consentido.
Diego le contó a su padre absolutamente todo. De principio a fin, rezando porque volviera a ponerse el cinturón de nuevo en su cintura. Le contó cuando recibió la llamada de su amigo y le explicó lo que le había sucedido. Como él se ofreció en prestarle su ayuda. Como le incrustó el bate en la cabeza y mató a aquel chico sin querer cuando solo querían darles un susto a los dos gemelos. Y repitió las últimas palabras de los dos encapuchados… “Dale recuerdos a Martin y dile que con nosotros no se juega, escoría!”
  • Entonces sabes quienes son? - preguntó el padre cada vez más violento viendo como su mujer acariciaba los músculos de aquel mulato.
  • No les ví las caras… pero sé dónde encontrarlos… hay un club en el centro, se llama ‘Vercettis’…
  • Perfecto… no necesito nada más - y sin mirarlo se dispuso a abandonar la habitación.
  • Espera papá! - dijo Diego intentando ponerse de pie - Hace días que no consigo hablar con Martin… no responde a mis llamadas… podrías…
  • … - Senior suspiró - Algún día deberás empezar a solucionar tus propios problemas Diego. Ya va siendo hora de que dejes de ser un niño mimado…
  • Es que…
  • Da igual… yo me ocuparé también de eso. Será lo mejor, no crees? Visto lo visto…
La dura mirada de su padre llena de condescencia y repugnancia lo dejó hecho una mierda. Se sentía completamente inútil, tanto física como mentalmente. No lloró, ya no le quedaban más lágrimas que derramar. Tan solo se quedó sentando y resignado sobre su cama, en silencio, tocandose las rodillas doloridas por encima de los vendajes y maldiciendo llevar el apellido de su padre.

Diego Senior tenía que volver al trabajo. Así que entró en el garaje, subió en su coche de gamma alta y pulsó el mando de la puerta levadiza. Al abrirse, vió al cubano enfrente que le saludó con una sonrisa de oreja a oreja. Arrancó y lo atropeyó indiscriminadamente. El mulato cayó al suelo recibiendo un fuerte golpe en las piernas.
  • Diegoooo! Pero que haces? - su mujer vino corriendo y ayudó a levantarse al magullado jardinero que por supuesto, ejercía al mismo tiempo de amante.
  • No lo he visto… - contestó él sin bajarse del coche
  • Cómo que no me vió? Si le saludé… - gritó el mulato entre los brazos de Inés.
  • Ten! - Diego sacó un fajo de billetes de su bolsillo y se los tiró por la ventanilla - y no vuelvas más…
  • Se puede saber que te pasa? - gritó su mujer enfurecida, acercandose al coche.
  • Llama a la empresa y que te traigan a uno nuevo… - y antes de que la ventanilla se subiera del todo añadió - asegurate de follartelo antes, para saber si te gusta o no…
La mujer dió un salto cuando su marido salió disparado y se dispuso a unirse al caótico tráfico de la ciudad.
  • Buenos días señor! - contestó una dulce voz a través del manos libres.
  • Hola Blanca. Necesito que me hagas un favor…
  • Lo que necesite… - dijo la secretaria insinuando que si él quería una mamada otra vez, solo tenía que pedirlo.
  • Quiero que me busques información sobre un club… se llama ‘Vercettis’, está por el centro…
  • Ahora mismo señor… - se empezó a escuchar el sonido de sus dedos encima del teclado.
  • Estaré en la consulta en… 20 minutos, más o menos. A que hora tenemos la primera cita?
  • Mmmm… espere un segundo… déjeme ver… tiene cita con la señorita Rivas del Valle, para… una consulta sobre su reciente operación de aumento de pechos.
  • Kimberly? Perfecto… - dijo él relamiendose mientras recordaba la despanpanante venezolana - si llega antes que yo atiendela bien, es una cliente importante. De acuerdo?
  • Si señor… así será…
Diego colgó el teléfono y se apresuró en llegar a la consulta. Kimberly Andreína Rivas del Valle era la nueva y exuberante mujer de Javier, uno de sus amigos del Club de Polo. Cuando la conoció ya pensó que era una mujer hermosa, pero despúes de pasar por sus manos, innumerables veces, se había convertido en una ‘bimbo mulata’ para quitar el aliento. El reputado cirugano plástico había invertido muchas horas de trabajo en aquel cuerpo. Cara, tetas, culo… todo había sido modificado. Había más plástico dentro de aquel cuerpo moreno que en toda la planta de embotellado de ‘Aguas Bezolla’
  • Buenos días Kimberly - dijo Andrés al entrar en la consulta.
Ella se levantó sobre aquellos altos tacones y le dió dos sonoros besos con sus jugosos labios rojos llenos de vótox.
  • Si eres tan amable de esperarme en mi despacho, no tardo nada. - sonrió Diego acompañandola de la cintura.
Ella sonrió y pasó dentro. Vestía un vestido blanco con estampados florales. Su culo y sus tetas desproporcinadamente grandes en conparación a su delgado y esbelto cuerpecito.
  • Señor… lo que me pidió sobre el club… - Blanca le entregó una hoja con la localización del ‘Vercettis’
  • Perfecto Blanca! - por cierto, añadió antes de entrar con la venezolana - Cuando termine con Kimberly, necesito que vengas un momento a mi oficina…
  • Con o sin? - preguntó ella jugueteando.
  • Sabes que me gusta que no las lleves puestas, es más, a partir de ahora no quiero que las lleves nunca más, entendido?
  • Por supuesto - sonrió Blanca mientras empezaba a quitarse las bragas por debajo de la apretada falda.
Diego se acarició la poya mientras entraba en su despacho. Se le estaba poniendo muy dura. Y aún se le puso más cuando se quedó a solas con esa impresionante mujer.
  • Bueno… tu dirás Kimberly… que sucede?
  • Verá doctor…
  • Vengaaaa vamoooos Kim!, llamame Diego… que soy el mejor amigo de tu esposo, recuerdas?
  • Sí, perdona Diego. Es la costumbre. Verás es que desde la última operación he perdido sensibilidad en… ya sabes…
  • En los pezones… ya. Es normal. - Diego se puso unos guantes de goma - A ver dejamelas ver…
La mujer, un tanto cohibida, empezó a bajarse los tirantes. Deslizó su vestido hasta la cintura y se desabrochó el sosten que debía ser la talla más grande que había en el mercado.
  • Notas algo si hago esto - preguntó el doctor acariciando sus dos enormes globos.
  • Si… el problema lo tengo en los pezones… - dijo ella un pelín excitada.
  • A ver… - Diego agarró ambos pezones con sus dedos y empezó a estimularlos - notas algo?
  • Si… la verdad que si… - su vagina empezó a mojarse poco a poco.
  • Yo creo que no es un problema de sensibilidad - sonrió Diego con malícia.
  • Entonces? Que es?
  • El problema es el patata de tu marido Kimberly, jajaja. En cuanto lo vea ya le daré un par de clases de cómo se hace… no te preocupes - dijo él parando de tocarla y quitandose los guantes mientras le daba la espalda haciendo unas anotaciones en su ficha. - Como vas con el resto de operaciones? Algun problema?… pero… Kimberly! Que demonios… otra vez?
Cuando Diego se giró, la plastificada venezolana estaba completamente desnuda delante de él. Se acariciaba el coño mientras lo miraba con deseo. Cualquier otro profesional habría parado ahí. Además de estar trabajando, era la mujer de su mejor amigo. Pero Diego estaba hecho de otra pasta. No era la primera vez que se la follaba, ni tampoco sería la última.
  • Así que quieres polla… eh? - dijo el desabrochandose el cinturón mientras ella asentia. - Todas las latinas soys iguales, lo sabías?
Diego la agarró y la tiró sobre la mesa. Mientras se bajaba los pantalones, empezó a darle latigazos con su cinturón. Se escupió en la mano, se frotó la polla y se la metió mientras ella gemía a cuatro patas.
  • Te gusta zorra? Eh? - le preguntaba mientras le daba más fuerte con el cinturón.
  • Si papi! Dame más duro! - gritaba ella mientras sus tetas de plástico se movían artificialmente hacía delante y hacía atrás.
  • Joder me corro… aaaaah!
Ni dos tristes minutos. Eso es lo que duró el malvado ‘Dos Balas Padre’. Tenía todo lo que cualquier hombre pudiera desear, excepto las cualidades para ser un buen amante.

Diego era el típico perfil de ‘hombre de la alta sociedad’. De puertas hacía fuera, su vida era ejemplar y despertaba envidias por allí donde pasara. Era rico y tenía todos los lujos que uno pudiera imaginar, vivía en una casa espectacular en la mejor zona de la ciudad, era respetado y admirado por su trabajo. Estaba casado con una preciosa mujer y tenían juntos un hijo estudioso y responsable. Pero de puertas para adentro y exceptuando la parte económica, su vida era miserable. Su mujer no lo amaba y se acostaba con cualquier hombre que mínimamente la supiera tratar con cariño y su hijo, en fin, una decepción. No solo había tenido que abonar sus estudios en las escuelas privadas más caras de la ciudad, sino que también había tenido que pagar un extra para que pudiera aprobar.
Hablando de él, vayamos a ver que hacía ‘Dos Balas hijo’ en esos momentos.
  • Andrés? - preguntó sujetando el móvil en manos libres.
  • Quien eres? - respondió Andrés muy serio.
  • Soy… Diego… no sé si te acuerdas? Del padel…
  • Esto… si… si. El amigo de mi hermano. No?
  • Si… te llamaba precisamente porque no consigo contactar con él. Estoy muy preocupado. Llevo ya un par de días llamándolo y no hay manera…
  • Ya… escucha me pillas ahora en mal momento…
  • Perdona, no quería molestar. Es solo que… no se como contarte esto…
  • Oye Diego. Se lo que ha pasado… siento lo de tus… piernas.
  • Cómo… como sabes eso?
  • Escucha! Mejor quedamos y charlamos. Te parece? En la cafetería que hay al lado del Padel? En… una hora más o menos?
  • Vale! Te veo allí… - Diego colgó e intentó ponerse en pie, pero no podía hacerlo solo - Mamáaaaaa… - nadie contestó - Mamáaaaaa veeeeen! - pero nada.
A dos habitaciones de distancia, sentada en la taza del vater, su madre curaba con delicadeza las heridas del cubano. Mirad si era buena persona que incluso le pidió perdón por los malvados actos de su marido. Cómo? Pues de la mejor manera posible, acariciadole las pelotas negras mientras se metía todo su rabo tropical dentro de la boca.

Diego hijo tuvo que hacer un esfuerzo inhumano por llegar a la calle. Tardó tanto en bajar, que el Uber casi se larga sin él, cansado de esperar. Almenos aquel risueño conductor pakistaní lo ayudó a subirse. El primer ser humano que le prestaba atención y era amable con él, aquella mañana. Cuando llegó a la cafeteria, el jóven hermano de su amigo ya lo esperaba.
  • Joder Diego! Seguro que estás bien? Si lo llego a saber quedamos en tu casa y no te hago venir hasta aquí…
  • No te preocupes… estoy bien - mintió el lisiado - además necesitaba salir a que me diera un poco el aire…
  • Quieres tomar algo? - preguntó Andrés llamando al camarero.
  • Traeme una limonada… bien fresca - el camarero asintió y se largó rapidamente - bueno… y qué? Sabes algo de tu hermano?
  • Mi herma… - Andrés volvió a notar ese nudo en su garganta, la sudor fría y la rabia en sus puños cerrados.
  • Que coño pasa Andrés? Me estás asustando - el camarero volvió con la limonada y preguntó si necesitaban algo más. ‘Dos Balas’ le indicó con la mano que se podía retirar.
Cuando recibió la noticia, se quedó blanco y paralizado. No se lo podía creer. No podía ser cierto. Se lo tuvo que preguntar varias veces para poder empezar a asumir que jamás volvería a ver a su amigo.
  • Quien fué? - preguntó al fin.
  • El mismo que te disparó a las piernas - contestó Andrés sin vacilar. Recordemos que Marc le había mentido acerca de quien apretó el gatillo.
  • Quiero hablar con él…
  • No creo que acepte Diego y en caso de que fuera así, jamás quedaría contigo a solas…
  • Lo imagino, por eso yo tampoco iré solo! Podrás hacerlo?
  • Concertarlo dices? Puedo intentarlo… sí.
  • Perfecto…
El vínculo de sangre que unía a Andrés con su difunto hermano acabó pesando más que la amistad que tenía con los ‘Custodes’ y más que el amor que había empezado a sentir por su ex cuñada. Podía llegar a entender por qué lo habían hecho, era simple supervivencia en el fondo. Además Martin no ofreció más opciones, al final eran ellos o él. La ley de la jungla y ganó el más fuerte. No obstante y aunque no buscara venganza personal, no iba a detener a quien sí la estuviera buscando.

Diego, el hijo no, sino el que follaba como un conejo; terminó su jornada laboral. Después de la venezolana, atendió a un par de clientas más que acudieron en su ayuda y pidieron presupuesto para hacerse una liposucción. Despúes disfrutó durante unos pocos minutos de una buena mamada por parte de Blanca, su secretaria y se largó. Tenía que ver con sus propios ojos el club que le había dicho su hijo.

Cuando llegó ya era de noche y tal y como esperaba el local estaba cerrado. Bajó del coche y se acercó hasta quedarse enfrente de la puerta. Observaba el cartel y la persiana pintada preguntandose cuando abririan. En internet no había información al respecto y tampoco en la entrada del local.
  • Ostras el famoso ‘Vercettis’…
  • Has venido alguna vez o qué? Me han dicho que es la poya! - dos desconocidos paseaban por la calle y ‘Dos Balas’ puso la oreja al escuchar que hablaban del local.
  • No… está guapo o qué? - preguntó el otro jóven chaval.
  • Buah! Un compañero del curro estuvo el sábado pasado y no veas… Por lo que me contó, guapo es poco. El que viene nos tenemos que venir como sea… vas a flipar colega!
  • Chicos… perdonad! Eh Chicos! Un segundo! - Diego se acercó corriendo hacía ellos.
  • Te podemos ayudar en algo? - dijo el más alto.
  • He escuchado que hablabais del ‘Vercettis’… sabéis cuando abren? - preguntó intentando parecer simpático.
  • Si… pero no sé si será mucho tu royo, colega… - contestó el chaval mientras observava las pintas del pijo. Su colega más bajito no pudo evitar empezar a reir.
  • Cómo dices? - la aparente simpatía de ‘Dos Balas’ se desvaneció de golpe.
  • Digo que no es tu royo tío! Es que no te has visto las pintas o qué? No serás un puto madero, no?
  • No… - Diego tuvo que contenerse, deseaba golpear a ese cretino con todas sus fuerzas. Chusma de barrio. - Solo estoy interesado en averiguar cuando abren…
  • Vale… dame el peluco y te lo digo… - el chaval alto hizo un amago como si buscase algo en su bolsillo.
  • Eh tranqui! No quiero problemas… mejor me largo vale?
  • Eso largate pijo… - empezó a gritarle mientras Diego se alejaba - Puto maricón de mierda jaja
Algo en el cerebro de Senior hizo click. A su mente vinieron antiguos y crudos recuerdos de su infancia. ‘Maricón de mierda’ eso es lo que decía siempre su padre cuando quería humillarlo. Palabras que siempre iban acompañadas de una paliza. Apretó los puños con fuerza, recordando la hevilla de su padre marcandose a la fuerza sobre su piel, el olor a alcohol de su aliento, sus horribles y fuertes carcajadas. El sonido de su cremallera bajandose.
  • Pero que te pasa… buscas bronca o qué? - el jovén alto sacó una navaja y se la mostró al viejo que venía decidido hacía él.
‘Dos balas’ no dijo absolutamente nada. Agarró con determinación la muñeca donde sujetaba el arma y con la otra mano lo agarró del cuello.
  • Pero que haces hijo de puta? - dijo el chico mientras sus pies no tocaban el suelo y su espalda golpeaba con fuerza la pared de la calle.
  • Cuando abren? - volvió a preguntar esta vez asegurandose una respuesta. El chaval más bajito salió corriendo por patas.
  • Vale vale joder! Relajate… - el vacilón ahora estaba acojonado. Tuvo que soltar la navaja ya que la presión que ejercia sobre su muñeca le estaba cortando la circulación.
  • Cuando abren? - volvió a repetir él empezando a ponerse cachondo. Su inconsciente atormentado había conseguido, con el tiempo, asociar la violencia con la excitación.
  • Los sábados… - el chaval se estaba ahogando - Abren los sábados… suelta… no… no puedo respirar.
  • Así que maricón eh? - susurró Diego mientras acercaba su boca a la del tembloroso chico.
Miró a ambos lados de la calle, no pasaba nadie. A la izquierda del chaval que empezaba ya a tener la cara morada, había un viejo portal. Empujó con la mano y vió que estaba abierto. Volvió a mirar a ambos lados asegurandose que nadie lo viera y lo empujó dentro. Se agachó, cogió la navaja y entró tras de él.

No vamos a explicar lo que sucedió tras la puerta de aquel viejo edificio. No fué agradable, ni lo más mínimo. Como una historia contada en bucle hasta la eternidad, el hijo repitió los mismos errores que su padre había cometido en el pasado. No era la primera vez que hacía algo así y desgraciadamente era muy probable que tampoco fuese la última. La noche era oscura y solitaria. Las silenciosas calles un desierto de asfalto. Nadie vendría al rescate de ese pobre chico, cuyo destino estaba a punto de ser marcado de por vida. La pregunta estaba clara. Sería lo suficientemente fuerte como para superarlo? O por el contrario sucumbiría y se volvería malvado? Acaso había tenido la opción de elegir? No.
No se puede, al menos el 95% de las veces.
  • Quien es? - preguntó Mónica descolgando el interfono - Holaaa! Si sube… por supuesto!
  • Que pasa Sister? Quien es? - Noe acababa de levantarse, como lo haces cuando te levantas de una larga siesta, sin saber que día és, ni dónde estás, ni como te llamas.
  • Es Andrés… - sonrió ella mientras se peinaba delante del espejo y se limpiaba los dientes con el dedo - me huele el aliento?
  • Noooo… - contestó la hermana mayor bostezando.
Andrés picó a la puerta y entró dentro del piso. Recibió el ilusionado abrazo de Mónica sin mucho ánimo, pero sin despreciarlo.
  • A que vienes? - preguntó Noe que hacía mucho tiempo que había decidido que era mejor parecer borde a ser una falsa.
  • Tengo que hablar con…
  • Andrés? Que coño haces aquí? - Marc apareció en ropa interior. Igual de sobado que su novia. Se rascaba la cabeza extrañado por la presencia del jóven chaval.
  • Podemos hablar en privado? - preguntó el chico intentando quitarse amablemente de encima a Mónica.
  • Si… supongo que sí. Vamos a la cocina, necesito un puto café.
Mientras los dos chicos entraban en la cocina, la hermana mayor aconsejó sabiamente a la menor de que no se hiciera ilusiones. No sirvió de mucho la verdad. Aunque Noe tenía una especie de sexto sentido para aquellas cosas, su hermana era demasiado inocente como para ver la realidad. Se la podían estar meando encima y diciendole que llovía mientras ella desplegaba el paraguas esperando tranquilamente a que escampara.
  • Tú dirás… - dijo Marc sentandose en la silla y soplando la taza que sacaba humo del café recíen hecho.
  • Hoy he visto a Diego… quiere hablar…
  • Estarás de coña verdad?
  • No… está muy jodido Marc. A duras penas se mantiene en pié.
  • Que pena no? Se lo preguntamos a Cisco a ver que opina? Te parece?
  • No he venido a discutir…
  • Entonces a que has venido?
  • Solo intento acabar con esta puta locura. Evitar que haya más muertos, ya está bien joder!
Marc observó al jóven chaval. No podía evitar sentir pena por él. Si supiera que habían robado el cuerpo de su hermano de la morgue y que ahora dormía el sueño eterno recubierto de cemento entre dos paredes. Quizás tenía razón. Quizás había llegado el momento de parlamentar.
  • Mira Andrés… no quiero desconfiar de tí. Pero no soy idiota sabes? Hasta un puto ciego vería la encerrona a kilometros de distancia.
  • Acaso crees que el se fía de tí?
  • No debería… hace bien - dijo Marc hablando en serío mientras le daba un sorbo a su café. Se quemó la lengua.
  • Ya. Si te soy sincero, no esperaba que dijeras que sí…
  • Tú o él?
  • Los dos…
  • Sabe lo de tu hermano?
  • No… - mintió Andrés
  • Pues nada… supongo que no tenemos nada más que hablar.
Marc se levantó e invitó educadamente a que la inesperada visita se largara de su casa. Cuando abrió la puerta, las dos chicas casi caen al suelo, estaban pegadas a la madera intentando escuchar de que hablaban.
  • Piensatelo almenos… - insistió Andrés antes de que el ‘Irlandés’ cerrase la puerta.
  • Dile a ese bastardo que si lo vuelvo a ver solo dispararé una vez y ya no me quedan más rodillas sanas que joder de por vida - dijo Marc intentandose hacer el duro.
  • Ya… mensaje captado… adiós - Andrés se fué con la misma energía que había entrado.
Mientras el jóven chico bajaba las escaleras en silencio y los puños apretados. Marc tuvo que dar explicaciones urgentemente a las dos nerviosas chicas.
  • Ni de coña vas a ir… que se ha pensado ese hijo de puta? Qué somos idiotas o qué? - Noe observó a su novio meditaba alguna cosa mientras bebía café - No me jodas que te lo estás pensando?
  • Y si Andrés no miente? Y si realmente quiere terminar con todo esto?
  • No me jodas vida! No me creo que puedas ser tan inocente, pero no ves lo que está intentando? No valemos nada para esa gente, está claro que están tramando una encerrona. Dime por favor que no estás pensando en…
Marc no escuchaba nada. Desconectó por completo. Se quedó solo con su café y sus pensamientos. Entendía la preocupación de su novia y no le quitaba la razón. Pero por otro lado, era el primero que deseaba terminar con aquella espiral de violencia. Ya había provocado demasiado daño, dos heridos y un muerto ni más ni menos. Suficiente condena que llevar a la espalda para un chico de barrio.

No había decidido nada aún, pero sin duda una duda se instauró sin permiso y sin avisar en su cabeza. Era posible que pudieran zanjar el conflicto para siempre sin derramar más sangre? Ojalá fuera cierto.
  • Rubia… acabo de ver tus llamadas. Que te cuentas? - Laia se levantó de la cama sin saber muy bien si desayunar o cenar.
  • Hola amiga! Sí… es que quería pedirte un favor - Miare hablaba por teléfono delante de la nevera abierta, con la misma duda que la amazona.
  • Por supuesto dime… - dijo Laia mordiendo una manzana y sirviendose una copa de vino.
  • Es sobre el ‘Swap Society’, tu conoces a los dueños verdad?
  • Siiii… el que lleva el local es un viejo amigo. Por qué lo preguntas?
  • ‘Cilencio… Eztoy cazando conejos!’ Je je
  • ‘Qué hay de nuevo viejo?’ Jajajajaja
  • Que son esos ruidos? Va todo bien?
  • Sí tranquila… solo son Gemma y Guille con uno de sus jueguezitos… - contestó Laia emitiendo un suspiro lleno de cansancio.
Mientras la amazona tomaba un trago de vino blanco e intentaba hablar con Miare, detrás suyo sus dos compañeros de piso montaban un escándolo de campeonato. Gemma tan solo vestida con unas braguitas que llevaban una cola de conejo de mentira cosida en la parte posterior, llevaba puestas unas orejas igualitas a las de Buggs Bunny. Corría por toda la casa entre risitas y gritos mientras Guille la perseguía totalmente en pelotas y sujetando una escopeta de juguete.
  • Callaos putos locos! Qué no oigo nada… - Laia reía viendo a sus amigos hacer el gilipoyas, al parecer Elmer había acorralado al conejo y parecía que al fin iba a cazarlo por primera vez en su vida - Escucha… con estos dos es imposible. Quedamos mañana y hacemos un café?
  • Vale. A las diez en el bar del mercado? Va bien?
  • Perfecto… - dijo Laia - y si no te importa, te voy a colgar. Buggs Bunny necesita mi ayuda…
Miare se quedó mirando su movil sin entender muy bien que diablos pasaba en aquella casa. Al final se decidió por servirse un baso hasta arriba de leche semi desnatada y se sentó a tomarla en el taburete enfrente de la cocina americana.
  • Ensayando pa’ mañana o qué? - rió Masi mientras se sentaba a su lado.
  • Jajajaja que burra eres - dijo la rubia con la comisura de sus labios blancos, llenos de leche.
Pasada la Avenida Diagonal, frontera física que divide la ciudad entre pobres y ricos. ‘Dos Balas’ llegó a casa. Era ya de madrugada cuando intentaba poner la llave dentro de la cerradura. Su boca apestaba a alcohol, su entrepierna lo hacía a verguenza. Despúes de cada acción siempre llega una reacción. Por eso bebía tanto.
  • Otra vez igual… estoy harta me oyes? - Inés abrió la puerta y se quedó mirando aquel despojo humano que no podía apenas mantenerse en pié.
  • Déjame en paz… - balbuceó Diego que entró dentro de su casa dándo tumbos.
  • Se puede saber dónde diablos estabas? Crees que estas son horas de llegar a casa? Joder Diego! Tienes una família o es que lo has olvidado?
  • Callateeee! - gritó él tirandose en el sofá.
  • Si sigues así no me dejas otra opción eh! Acabaré pidiendo el divorcio.
  • Eso… vete de mi casa, joder… vere con el muerto de hambre del mulato ese y déjame en paz de una puta vez, zorra come pollas!
Inés se fué llorando escaleras arriba a encerrarse en su habitación. Mientras su hijo, en la cama escuchaba la bronca y rezaba para que su padre estuviera lo suficientemente hebrío como para que no pudiera subir a zurrarlo.

Como dijimos al principio, de puertas para adentro, su vida era miserable. Era un ser despreciable, un lobo con piel de cordero. Un monstruo despiadado disfrazado de Armani.

Un psicópata que ya había fijado cúal sería su siguiente objetivo. Algo terrible estaba a punto de golpear la puerta de nuestros amigos que pondría a prueba los límites de su entereza y su instinto de supervivencia.

Continuará…
 
Muy bueno, a pesar de no haber sexo se lee con muchas ganas por querer saber como se mantienen juntos. Lo de ellos no es una relación solo de sexo como sería fácil pensar, hay mucho más que sexo y amistad. Pero el sexo gusta y es el nexo de unión de esta historia.
Había que hacerlo y se hizo gran relato y sin sexo, cosas normal para esta entrega, muy bueno como siempre
 
A mí me está gustando más la historia ahora que antes, ya que me gusta que la haya dotado de intriga, suspense y estás cosas.
Por lo visto en esta historia hay varios traidores como Andrés ahora, aunque creo que acabará bien.
Menuda pieza es el tal Diego Padre, un mal amante, peor marido y todavía peor Padre. Acabará mal o eso espero.
Por cierto, el recuerdo de Emmanuel Kant me ha llevado a mi época de COU y selectividad. Se me daba bien Filosofía, con los Locke, Hume, Platón, Aristóteles y Descartes entre otros.
 
A mí me está gustando más la historia ahora que antes, ya que me gusta que la haya dotado de intriga, suspense y estás cosas.
Por lo visto en esta historia hay varios traidores como Andrés ahora, aunque creo que acabará bien.
Menuda pieza es el tal Diego Padre, un mal amante, peor marido y todavía peor Padre. Acabará mal o eso espero.
Por cierto, el recuerdo de Emmanuel Kant me ha llevado a mi época de COU y selectividad. Se me daba bien Filosofía, con los Locke, Hume, Platón, Aristóteles y Descartes entre otros.
Y no te olvides de Nietsche....me daba dolor de cabeza, jajajaja. De todas formas, y siguiendo el patrón de la filosofía sobre el bien y el mal, habría que perdonar a Diego Padre por todos lo abusos cometidos por su padre hacia él, pero que no comparto puesto que delante de la gente, vida social, se comporta de una manera y cuando está a solas con la persona se comporta de otra. Si va al Club de Polo con el marido de Bekerley, se comportará como la sociedad quiere...

Por otro lado, Marc está asumiendo un rol que le viene bastante grande, el de ser el cabecilla del grupo. Creo que hay gente en él que están más preparados para ello, Fran, Noe, Laia, Guille..., no veo a Jordi, por ahora, como el líder del grupo, bajo mi punto de vista tiene el mismo fallo que Marc, Jordi pierde la cabeza si ve una polla empalmada y Marc la pierde si ve un culo grande...
 
Y no te olvides de Nietsche....me daba dolor de cabeza, jajajaja. De todas formas, y siguiendo el patrón de la filosofía sobre el bien y el mal, habría que perdonar a Diego Padre por todos lo abusos cometidos por su padre hacia él, pero que no comparto puesto que delante de la gente, vida social, se comporta de una manera y cuando está a solas con la persona se comporta de otra. Si va al Club de Polo con el marido de Bekerley, se comportará como la sociedad quiere...

Por otro lado, Marc está asumiendo un rol que le viene bastante grande, el de ser el cabecilla del grupo. Creo que hay gente en él que están más preparados para ello, Fran, Noe, Laia, Guille..., no veo a Jordi, por ahora, como el líder del grupo, bajo mi punto de vista tiene el mismo fallo que Marc, Jordi pierde la cabeza si ve una polla empalmada y Marc la pierde si ve un culo grande...
No lo había puesto porque el nombrecito se las trae 😂😂😂
 
Última edición:
Creo que me cargué a Martin demasiado pronto jajaja. Necesitaba un villano para crear una tensión en el grupo, por eso me inventé ese personaje. Pero me dió tanta rabia y asco que me lo cargué muy rápido. Y me parece a mí que Diego padre va por el mismo camino jajaja
Yo también soy muy fan de la filosofia, quizás más de los grandes pensadores en sí que de la propia disciplina.
Bueno, os dejo que ando liado con el siguiente capítulo. Un abrazo y muchas gracias por los comentarios!
 
Creo que me cargué a Martin demasiado pronto jajaja. Necesitaba un villano para crear una tensión en el grupo, por eso me inventé ese personaje. Pero me dió tanta rabia y asco que me lo cargué muy rápido. Y me parece a mí que Diego padre va por el mismo camino jajaja
Yo también soy muy fan de la filosofia, quizás más de los grandes pensadores en sí que de la propia disciplina.
Bueno, os dejo que ando liado con el siguiente capítulo. Un abrazo y muchas gracias por los comentarios!
Pero es que siempre hace falta un malo, si no lo hubiera obligatoriamente habría que inventarlo. Esto es el "Ying y el Yang". La luz necesita a la oscuridad, EE.UU. necestió a la Unión Soviética durante la Guerra Fría, el franquismo necestió al comunismo para seguir viviendo, el bien necesita al mal.... Es así y siempre ha sido así. Eso sí, para el siguiente relato que voy a escribir, igual te pido prestado un personaje...ya tengo la trama medio pensada y uno de tus personajes me vendría como anillo al dedo.

Si eliminas a Diego Padre, tendrás que crear a otro malo... (Gemma sería una buena opción, jajaja, no la trago), de lo contrario esto se parecerá a "La Casa de la Pradera" (serie de Tv con bastantes años, que el personaje más malo era la que tiraba de las trenzas en el cole a las hijas de los protagonistas)
 
Pero es que siempre hace falta un malo, si no lo hubiera obligatoriamente habría que inventarlo. Esto es el "Ying y el Yang". La luz necesita a la oscuridad, EE.UU. necestió a la Unión Soviética durante la Guerra Fría, el franquismo necestió al comunismo para seguir viviendo, el bien necesita al mal.... Es así y siempre ha sido así. Eso sí, para el siguiente relato que voy a escribir, igual te pido prestado un personaje...ya tengo la trama medio pensada y uno de tus personajes me vendría como anillo al dedo.

Si eliminas a Diego Padre, tendrás que crear a otro malo... (Gemma sería una buena opción, jajaja, no la trago), de lo contrario esto se parecerá a "La Casa de la Pradera" (serie de Tv con bastantes años, que el personaje más malo era la que tiraba de las trenzas en el cole a las hijas de los protagonistas)
Jajajaja buena referencia. Coge lo que quieras compañero, compartir es vivir!
 
Pues a mi me ha venido a la cabeza una buena película de mafia y gastéis, uno de los nuestros de Robert de Niro, me sigue gustando el relato pero intrigado de cómo irá su desarrollo
 
Feliz fin de semana gente e hidratense por el amor de vuestras madres!

COLEGAS DE PAJAS Y SUS ARDIENTES NOVIAS
Capítulo 37 - Trofeos

  • Te digo que es ella… estoy seguríssima.
  • No sé tía… que hace aquí?
  • Pues comprar ropa… no lo ves?
  • Ya joder… me refiero a que hace en Barcelona. No era Gallega? Si no recuerdo mal leí que era de Pontevedra
  • No te enteras…
  • Además no se parecen en nada, mira la foto…
  • Que noooo… que yo no hablo de la real, hablo de la otra, la del porno…
  • Aaaaah! Valeeee… déjame ver…ostia sí! Es ella, que fuerte…
Marta tarareaba dulcemente una canción mientras pasaba con sus suaves dedos los vestidos colgados en los percheros, buscando con parsimonia su talla.
  • Vamos a tardar mucho? - preguntó Guille detrás de ella aguantandose las ganas de mear.
  • A tí que te parece cariño? - sonrió Marta poniendo el decimoctavo vestido encima de la gran montaña que el chaval sostenía con sus dos rechonchos brazos.
Podrían haber empezado primero buscando un traje para él y a partir de ahí decidir cúal llevaría ella. Así se hubieran ahorrado mucho tiempo. Pero para llegar a la planta de hombres, debían pasar antes por la de mujeres. Así era en todos y cada uno de los centros comerciales del mundo. Pura y simple estrategia de marketing.
  • Perdona…
  • Dime? - Marta miró sonriendo a las dos empleadas que se habían acercado a ella, mientras seguía añadiendo más ropa a la larga columna.
  • Eres Roro… verdad?
  • Lo siento, pero creo que te confudes - contestó dejando el tema por zanjado.
Pasó por enfrente de las dos chicas y se alejó unos metros sin dejar de chafardear el género. Guille la siguió transportando la cada vez más pesada carga. Su nariz apenas era visible detrás de la innumerable pila de vestidos.
  • No queremos molestarte, pero… te importaría hacerte un par de fotos con nosotras? Nuestros novios son muy fans… - la uniformada empleada intentaba ser amable, pero empezaba a ser bastante molesta. Como un grano en el culo.
  • Ya te he dicho que no se de quien me hablas… si me permites.
Marta apartó a la chica lo más amablemente que pudo y pasó por entre medio de las dos. Seguía sonriendo, pero empezaba a sentirse agobiada. No era por ellas en sí, sinó por el peso de la fama. Era incapaz de salir de casa sin que se sintiera observada. No podía entrar en lugares públicos sin pasar desapercibida. Cuchicheos, susurros, miradas, gente señalandola con el dedo. Estaba harta.
  • Oye! Son solo un par de fotos y te dejamos en paz, lo prometo…
  • Jodeeeeer! Que noooooo! - el grito de ‘Dulce Dolor’ retumbó por toda la planta.
Si ya era dificil no llamar la atención sin hacer nada fuera de lo común, aquel grito lleno de desesperación avisó a los despistados que aún no la habían visto de que la ‘PornoRoro’ había hecho acto de presencia.

Las dos chicas se la quedaron mirando, moviles en mano, sorprendidas por su reacción, sin saber muy bien que decir.

A Marta le entró la paranoia, miró a su alrrededor y volvió a sentir aquella horrible sensación de nuevo. Gente escudriñandola con la mirada, comentarios susurrados, miradas furtivas al movil verificando si realmente era ella, fotos sin permiso realizadas desde la distancia, risas… agobio.
  • Vámonos Guille… - murmuró ella empezando a sentir los primeros indícios de un ataque de pánico y buscando la salida de emergencia más cercana.
  • Y que hago con esto? - preguntó él siguiendola. Sus gafas de pasta asomaban a duras penas por encima de la última prenda apilada, intentando ver por dónde pisaba.
  • Dame… - Marta agarró el variado y numeroso conjunto de vestidos y los tiró con rabia sobre el suelo del establecimiento.
‘Hazle fotos a esto, gilipoyas’ pensó mientras lanzaba una última mirada de desprecio a las dos empleadas. Agarró de la mano al elfo doméstico y desaparecieron.
  • Vaya tela con la famosita…
  • Se le ha subido a la cabeza. Como a todos.
Mientras las dos trabajadoras recogían la ropa tirada, Marta lloraba sentada en uno de los peldaños de las escaleras de emergencia del centro comercial. Su fiel amigo la observaba preocupado, pensando cómo la podía ayudar.
  • No sé que voy a hacer Guille… - sollozaba la dulce chica - Es que no puedo dar ni dos pasos sin que alguien me reconozca. Es en todos lados, en todos momentos… ya no puedo más…
  • Ahora vuelvo…
  • A dónde vas?
  • Tú espera aquí vale? Solo serán un par de minutos.
Guille le ofreció un pañuelo para que ella se secara las lágrimas y la dejó sorbiendo mocos en mitad de la desolada escalera. Como prometió no tardó demasiado en volver.
  • Ten… - sonrió mientras le entregaba una bolsa.
  • Que es esto? - preguntó Marta mientras miraba su interior con sus ojos vidriosos - Guilleeee, en serio? Eres un encanto...
Nuestro amigo empujó el puente de sus gafas contra su cara antes de que calleran al suelo, recibiendo con mucho gusto el sincero abrazo de su amiga. Miró a cámara y nos sonrió, haciendo el simbolo del ‘Ok’ con el dedo pulgar.

Ahora, Marta andaba por la calle pisando fuerte y con una gran sonrisa en la cara. Parecía Audrey Hepburn en ‘Desayuno con Diamantes’, pañuelo de seda cubriendo su cabeza y unas gafas de sol grandes y oscuras. A su lado Guille la observaba desde abajo con ojitos de enamorado. No sabemos si contento por su amiga o por haber podido salir al fin de aquel infierno de tallas, modelos y colores.
  • Hay por Dioooos!… pero has visto que preciosidad? - Marta le soltó de la mano y salió corriendo hacía un escaparete iluminado.
‘Ah shit, here we go again’ murmuró Guille encogiendose de hombros e imitando la voz de CJ en Grand Theft Auto San Andreas. Mientras… a varios kilometros de distancia…
  • Qué te parece la idea? - preguntó Miare nerviosa esperando la respuesta de Laia.
Como habían hablado la noche anterior, quedaron para desayunar juntas, las tres. Miare, Masi y Laia tambíen llamaban la atención aunque no fueran famosas. Como era posible reunir tanta belleza y sensualidad en un espacio tan reducido? Aquel cuadro debía estar colgado en un museo, junto a la obra de Caravaccio, por lo menos.
  • No te convence verdá’? - preguntó Masi al no recibir respuesta por parte de la amazona.
  • No. No es eso… solo estaba pensando si se puede hacer en el ‘Swap’
  • Demasiao’ guarro?
  • Que va, para nada… - Laia le dió un mordisco a su croassant - Si tu supieras las cerdadas que se hacen ahí, hermana! - rió con la boca llena.
  • Entonces? - Miare le dió un sorbo a su café con leche.
  • No sé si tienen las instalaciones adecuadas para vuestra idea. Estoy intentando recordar… - Laia cogió una servilleta de papel y se limpió las manos - Mira, vamos a hacer una cosa… - sacó su movil y lo desbloqueó - Llamo a Gery directamente y salimos de dudas, os parece? - Las dos rubias estuvieron de acuerdo.
  • Homeeeeee! Benditos los ojos que te ven! - contestó un hombre canoso en la pantalla de su móvil. - Com està la meva fruitera preferida?
  • Que burro ets jajajaja! Com va Gery? On pares? - Laia sonreía sujentando el movil enfrente de la cara.
  • Qui es vida? - preguntó su mujer apareciendo en pantalla - Ostres Laia, quan de temps! Com va tot guapa?
  • Hola Maiteeeee! Molt bé la veritat… y tú com…
  • Poooool! Deixa això… no corris, eh! Sapastre, vine cap aquí…
La encantadora mujer desapareció de la llamada persiguiendo al diablo de medio metro de su hijo. Laia preguntó a su viejo amigo si les pillaba en mal momento.
  • Tranqui nena, estem al super comprant… Pooool! Fes cas a t’ha mare… qué volies?
Laia se levantó de la silla y se puso entre las dos rubias, para que aparecieran en la videollamada. Ellas se presentaron y sin perder el tiempo preguntaron al dueño del local si era factible la idea que habían pensado. A dos mesas de distancia, un viejo empezó a llorar a causa del sindrome de Stendhal, abrumado por esa indescriptible belleza.
  • A ver… - contestó Gery - tengo algo muy parecido, pero no es exactamente lo mismo…
  • Ya… - Masi esbozó una mueca de decepción.
  • Pero no os preocupéis, hablo con los chicos y os apañamos algo en un momento. Cuantos necesitais y de qué tamaño?
  • Dos y de este tama… - empezó a decir Masi.
  • Que sean cuatro mejor - rió Laia - nunca se sabe rubia…
Ciertamente era así. Lo que si se sabía era que las horas en el despacho no pasaban para ‘Dos Balas padre’. El tic- tac del reloj emitía un sonido constante y monótono, recordandole sin cesar lo aburrida que estaba siendo aquella mañana de jornada laboral.

Blanca, su secretaria, igual de aburrida, se le insinuó varias veces. Pero él no estaba de humor. Llevaba una resaca de campeonato, se sentía mareado y además le dolía la espalda por haber dormido la noche anterior en el sofá.

No habían clientas que atender, ni citas previstas para hoy, así que decidió pasar el rato viendo videos porno por internet. En cualquier otra ocasión se hubiera ido a casa, total, él era el jefe, podía hacer lo que le diera la real gana. Pero no. Sabía que ir a casa significaría empezar de nuevo otra bronca con su mujer, así que decidió perder el tiempo en su despacho.

Abrió el navegador y escribió ‘BDSM’, buscó imagenes y fué bajando con la ruedecita del medio del ratón mientras se acariacaba la polla. Nada le convencía, demasiado suave, necesitaba algo más duro. Más potente.

De repente en uno de los videos que pinchó, en el que una jóven atada con cuerdas era follada brutalmente por diez tios, vió algo que le llamó la atención. Abajo, en uno de los videos recomendos había una foto de una jóven con gafas enormes que estaba de rodillas, rodeada por varios rabos erectos. Aunque no era eso lo que realmente le sorprendió, en realidad, fué la camiseta que llevaba puesta, donde se podía leer claramente la palabra ‘Vercettis’ serigrafiada en el centro.

Hizo ‘Click’ en el video y se fué directamente a los comentarios. En un periquete había abierto otra pestaña y navegaba por la cuenta de Onlyfaps de Marta. Poco a poco fué tirando del hilo y encontró el canal de Noe, el de Gemma, la cuenta de Mónica, la de Laia y el de todas las chicas que promocionaban el local en sus publicaciones.

Hizo capturas de pantalla de sus caras y se las pasó a su teléfono movil. No sabía realmente quien eran aquellas chicas pero sin duda tenían algo que ver con los dos agresores de su hijo. Quedaban aún tres días para que abriera el club y no podía quedarse sentado de brazos cruzados sin hacer nada.
  • La ‘Roro’ del porno? Qué diablos es esto? - murmuró mientras consultaba en google.
Diego Senior empezó a leer acerca de Marta y de sus videos virales. De repente una sonrisa malvada se dibujó en su rostro. Aquella chica aparecía en un selfie con cara de incomodidad, rodeada por dos gordos y felices pajilleros. Detrás de ella el cartel de una parada de metro, en el pié de la foto un simple e inocente Hashtack “#Vecinos”
  • Blanca… - dijo ‘Dos Balas’ saliendo con prisa de su despacho - Tengo que marcharme, me ha salido una urgencia. No creo que vuelva, así que cualquier cosa me llamas. Ok?
  • Entendido señor - dijo la secretaría esbozando una bonita sonrisa. Otro día que podría salir antes del trabajo. Genial!
Al mismo tiempo que el malvado cirujano plástico conducía dirección al barrio de los ‘Custodes’. Los dos colegas se machacaban el cuerpo en el gimnasio. Esta vez lo hacían solos, pues Guille estaba de compras y Lisa tenía ensayo con los ‘Crossroads’.

Un poco de cinta, un poco de bici, pesas, parón para hidratarse y vuelta a empezar. Se habían marcado objetivos sencillos que cumplir y poco a poco, cuando veían que podían con más, iban aumentando la intensidad gradualmente.
  • Uffff! Estoy reventado! - exclamó un sudado Jordi mientras se desnudaba en el vestuario.
  • Ya ves colega! Hoy le hemos dado duro… - Marc con la toalla alrrededor de la cintura esperaba a que el estuviera listo - Para qué te llevas el móvil?
Jordi le dió una palmadita en la espalda mientras le regalaba una gran sonrisa a su amigo. Para él, entrenar y ponerse en forma era algo secundario. Lo importante y divetido empezaba ahora, en las duchas.

Entraron juntos dentro y se metieron en las dos últimas. Las que estaban tocando a la pared del fondo. Jordi escogió la de la derecha y Marc entró en la de la izquierda, justo enfrente. Masturbarse estaba bien, era satisfactorio. Masturbarse en compañia aún estaba mejor, era morboso. Pero sin duda, hacerlo en lugares públicos era lo máximo. Esa sensación de peligro por poder ser descubiertos en cualquier momento era… indescriptible.

El ‘bilingue’ sacó el teléfono y empezó a grabar. Primero enfocando a su amigo que se masturbaba de perfil, luego un primer plano de su propia polla empalmada, luego otra vez a Marc que mostraba su polla erecta de frente mientras la movía de izquierda a derecha.

Escucharon un ruido y un hombre asomó la cabeza para ver si estaban disponibles las duchas. Los dos se dieron la vuelta rápidamente para que no se diera cuenta de lo que estaban haciendo.

Cuando pasó el peligro, siguieron. Jordi apoyó el teléfono contra la pared y asomó la cabeza mirando hacía la izquierda, asegurandose de que no viniera nadie. Cruzó el estrecho pasillo con tres pasos largos y entró en la ducha de Marc. Los dos empezaron a masturbarse mutuamente mirando a cámara, bajo el chorro de agua que los mojaba por completo. Se miraban las pollas con caras morbosas y lanzaban miradas igual de sensuales hacía el móvil que seguía grabando.

Otro ruido más. Jordi salió de la ducha de su amigo lo más veloz que pudo. Su corazón palpitaba de emoción, su polla igual, pero de excitación. Un hombre distinto asomó la cabeza otra vez, vió que las duchas estaban ocupadas y se fué. Los dos chicos no perdieron el tiempo y siguieron masturbandose.

Justo cuando Marc se disponía a entrar en la ducha de su amigo, el mismo hombre volvió a aparecer. Lo enganchó de pleno, mojado y con la polla empalmada. Jordi se giró rápidamente y no pudo evitar empezar a reirse. Recogió el móvil del suelo y entonces se dió cuenta.
El hombre no se largaba. Era un señor maduro, de unos cincuenta y tantos. Canoso, belludo y con barriguita. Estaba ahí de pié, mirando la polla de Marc mientras se acariciaba la suya por encima de la toalla.

‘Qué hago?’ le preguntó Marc con la mirada. Jordi, feliz, se limitó a encogerse de hombros y volvió a enfocarlo con el móvil sin que el desconocido se diera cuenta. Su amigo empezó a masturbarse delante de él, dándolo todo. El hombre, inmóvil en mitad del estrecho pasillo, no podía quitarle la vista de encima. De repente miró hacía atrás, se aseguró que nadie lo veía y entró en la ducha. Su mano fué directa a la polla del ‘irlandés’ que se puso muy cerdo y le quitó la toalla sin pensarselo dos veces.

Jordi desde su ducha empezó a masturbarse más rápido contemplando aquella escena. Por la forma en que actuaba el desconocido, no era la primera vez que hacía algo así. Controlaba bastante la situación. Posiblemente sería otro hombre casado con vida sexual aburrida en busca de nuevas experiencias. Tenía buena polla y un culo redondo y bastante grande para ser masculino.

Cuando el intruso se puso contra la pared y se abrió de piernas para que Marc se lo follase. Jordi no aguantó más. Volvió a apoyar el telefono contra la pared y salió disparado a unirse al festival. Se puso delante del señor, abrió las piernas y dejó que le follase el culo. Haciendo un trenecito. Se dieron duro durante un buen rato y se corrieron formando un semicírculo, lefandose las pollas y las barrigas.
  • Lo has grabado? - preguntó Marc bajo el agua observando como el casado curioso se marchaba del mismo modo en que llegó, sin decir nada.
  • Lo vamos a reventar con este video jaja - contestó Jordi volviendo a su ducha con una gran sonrisa.
Noe había salido a correr con su hermana. Decidió hacer el mismo trayecto que hacía siempre con Marta. Paseo abajo, parón para descansar y paseo arriba de vuelta a casa. Como era de esperar atrajeron las miradas de muchos hombres y algunas mujeres. Cuando una se acostumbra a ser el centro de atención, ya no repara en ello. Simplemente lo acepta y sigue su camino sin darle importancia. Justo en ese momento se cruzaron con dos chicos que corrían en dirección contraria, sudados y sin camisetas. Se saludaron con un leve movimiento de cabeza y cruzaron sonrisas.
  • Uy! Perdona… no te había visto. - Dijo Noe con la respiración agitada. Había chocado con alguien.
  • No es nada mujer! Culpa mía - contestó un hombre mayor muy educado, recogiendo su teléfono del suelo.
  • Estás bien? - se preocupó la ‘reina caída’
  • Si si, tranquila. De verdad que no ha sido nada.
  • Lo siento… Que tenga buen día!
  • Igualmente jóven!
Las dos hermanas sonrieron al señor y siguieron su camino, intentando no perder el ritmo ni bajar pulsaciones. Él en cambio se quedó parado en mitad del paseo, contemplando como ellas se alejaban. Pasó unas fotos en su móvil y encontró lo que buscaba. Sin duda eran ellas, así que empezó a seguirlas.

Pasó el día de aquel miércoles húmedo y caluroso. Y al caer el sol los ‘Custodes’ se reunieron de nuevo. El lugar de encuentro escogido fué la misma esquina en la que quedaron cuando Laia realizó su primera fantasía. Los primeros en llegar fueron Fran y Cisco, al cabo de pocos minutos llegaron juntos: Masi, Miare, Laia, Gemma y Guille.
  • Tiene que ser una putada… - susurró Gemma mientras observaba a Cisco.
  • Tú crees que… ya no puede…?
  • No lo sé Guille, no se lo he preguntado y tampoco creo que lo haga nunca.
Mientras los dos amigos debatían si el gemelo silencioso había perdido también la sensibilidad de su miembro, aparte de sus piernas. Llegaron Manolo y Rosa, seguidos de Jordi, Marta, Noe, Mónica y Marc.
  • Ya estamos todos no? - preguntó Miare muy animada cuando todos se hubieron saludado.
  • Creo que sí - contestó Marta contando uno por uno todos los ahí presentes.
  • Eh! Esperad! Falta Lisa… - corrigió Noe avisando a los demás cuando se disponían a ponerse en marcha.
Cómo no tenían prisa, decidieron esperar sentados en unos bancos mientras la saxofonista llegaba. Marc entró en un 24/7 cercano y compró un par de packs de seis cervezas.
  • Que fresquitaaa! Gracias encanto - sonrió Miare mientras abria la suya.
Mientras charlaban tranquilamente y compartian tragos y un par de canutos que iban rulando sin parar. Alguien les observaba desde la distancia. Un hombre mayor, bien vestido. El mismo que esta mañana había chocado con Noe en el paseo. Correcto, lo que estáis pensando es cierto, ‘Dos Balas’ había localizado a sus presas. En la acera de enfrente, detrás de un árbol y sin llamar la atención; miraba a los ‘Custodes’ como lo hace un depredador oculto tras la hierba alta de la sabana.
  • Seguro que viene? Ya ha pasado casi media hora -dijo Jordi consultando su reloj.
  • Que yo sepa sí… - contestó Noe - y si no ha podido por lo que fuera, nos habría dicho algo no?
  • Voy a llamarla… - dijo Marc agarrando su móvil.
  • Chicooooos! Perdonad… - Lisa llegó corriendo y con prisas o almenos eso se apreciaba por su frente sudada y su pelo alborotado - Ostia! Me estabas llamando?
  • Si… es que pensabamos que no ibas a venir… - contestó Marc guardando su móvil.
  • Lo siento de verdad… el ensayo se ha alargado más de lo mormal y he perdido la noción del tiempo.
Los amigos le dijeron que no se preocupara. Le dejaron sitio en el banco y le ofrecieron de beber y de fumar. Cuando ella recuperó el aliento, se fueron todos a cenar al mismo restaurante que la última vez.

Hicieron tiempo hasta que abriera el ‘Swap Society’ entre tapas, alcohol, cafés y copas. Cuando llegó la hora se fueron hacía el local de intercambio de parejas, bastante más efusivos y mucho más borrachos de como empezaron.
  • Yo ya no aguanto más… necesito saber que vamos a hacer esta noche! - dijo Jordi nervioso sujetando su cubata.
  • Qué dices? - gritó Marc sin dejar de bailar.
El local estaba a reventar y la música sonaba a todo trapo. Manolo y Rosa no daban abasto. Desde que pusieron un pié dentro del local fueron el centro de atención, sin ninguna duda. En ese justo momento, hablaban animadamente con otro matrimonio. Solo por el lenguaje verbal estaba claro que buscaban hacer un intercambio de parejas. El hombre no dejaba de filtrear con Rosa, repansadole el enorme culo de arriba abajo cuando creía que ella estaba distraída.
  • Voy a ver que hacen… - volvió a decir Jordi.
  • No te oigo colega! - gritó Marc que intentaba bailar salsa con su novia y su cuñada a la vez.
El ‘bilingue’ se dirigió hacía la puerta por donde había visto que habían entrado, hacía un buen rato, Miare, Masi y Laia.
No fué fácil llegar, pues tuvo que atravesar una multitud de cuerpos en movimiento. Tras varios ‘Disculpa’ y ‘Me permites’ acabó enfrente de la puerta que estaba al lado de la barra, donde dos camareros servían copas sin parar.
  • No se puede entrar aún - le dijo Gery amablemente mientras preparaba un Ron con Cola.
  • Soy amigo de Laia! - Gritó Jordi acercándose a la barra.
  • Aaahhh! Vas a participar entonces? - preguntó él con una amplia sonrisa.
  • Eeeh… Si, claro…
  • Vale! Pues pasa entonces… - Gery le tendió la mano - Por cierto, soy Gery, un viejo amigo de Laia.
  • Encantado, yo soy Jordi…
  • Venga pasa, no pierdas tiempo que seguro ya están listas - se dispidió giñandole el ojo.
Jordi sonrió y se dirigió a la puerta. No sabía de que iba todo eso, pero sentía una gran curiosidad por ver que estaban tramando detrás de esa puerta.
  • Cariiiii! Pero dónde te metes? Llevo un buen rato buscandote - Marta le agarró del hombro, justo cuando iba a entrar.
  • Eeeh! Pero que hacéis aquí? Impacientes! - Laia abrió la puerta y se quedó mirando a sus dos amigos. La ajustó rapidamente para no desvelar el secreto antes de tiempo.
Aunque fué suficiente para que nuestro colega viera lo que se cocía tras aquella puerta. Su rostro cambió de repente. De curiosidad pasó automáticamente a deseo. Laia se lo quedó mirando, escudriñandole con la mirada. Sabía perfectamente lo que le pasaba por la mente.
  • Aún quedan dos agujeros… - dijo entre risas - yo iba a participar, pero si quereis os cedo mi puesto…
  • Si… - fué lo único capaz de decir.
  • Pero… de que va todo esto? - gritó Marta con curiosidad.
  • Pasad venga! - La amazona volvió a abrir la puerta y los dejó que entraran dentro de la sala oscura.
Aquella habitación tenía un objetivo muy claro. Estaba diseñada para que las parejas tuvieran un sitio apartado y lejos de miradas indiscretas, donde poder intimar y ‘conocerse mejor’. Era bastante amplia, iluminada por una tenue luz, casi inexistente. Rodeada por varios reservados dónde habían sofás amplios y cómodos en su interior. Un par de cuartos pequeños con un par de sillas y agujeros en las paredes, para los amantes de los ‘Glory Holes’ y una zona común con una gran cama redonda en el medio. Aunque lo que más llamaba la atención era la pared con cuatro grandes agujeros que había justo en el fondo. Dónde Masi y Miare charlaban nerviosas.
  • Hey! Qué hacéis aquí? - preguntó Miare cuando la pareja se acercó.
  • Él no sé - rió Marta - pero yo no tengo ni idea - añadió investigando los agujeros.
  • Les he cedido mi puesto! - dijo Laia que volvía sujetando varias cervezas. - Tomad! Bebedlas rápido que esto está a punto de empezar.
Mientras Masi abría una puerta al final de los cuatro agujeros, Miare les invitó a pasar a la pequeña habitación que había en la parte posterior. Jordi entró casi seguro de saber lo que iba a pasar, en cambio su novia se limitaba a sonreir, llena de nervios y curiosidad.

En la sala de baile, no pasó demasiado tiempo en que activaran la alarma. Un fuerte sonido de aviso sonó por encima de la música y la gente asidua al local lo celebro efusivamente con gritos y brindis.
  • Qué significa la bocina? - preguntó Lisa observando la reacción de la gente sin entender nada.
  • Creo que ya se puede entrar… - contestó Guille dando saltitos para poder ver algo
  • Entrar dónde?
  • En esa sala de ahí! Al lado de la barra…
Lisa se puso de puntillas y vió la puerta que decía Guille. Justo en la parte superior se había encendido una luz verde que brillaba llamativa en esa oscura y abarrotada discoteca. Algunas parejas ya empezaban a cruzarla. Entre ellas, por supuesto, estaban los padres de Jordi.

Como insectos suicidas atraídos por la luz que los acabaría friendo, los custodes se pusieron en marcha hacía aquella luz verde. Llenos de curiosidad por saber que sucedía tras esa puerta.
  • Que no venís? - pregunto Gemma cuando se dió cuenta que Fran y Cisco no se unían a ellos.
  • Noooo… de momento no - Fran intentó sonreir, pero no podía evitar expresar lo contrario - Nos quedaremos un rato más aquí…
  • Nos vemos luego entonces?
  • Si… luego nos vemos…
Gemma sonrió y siguió a sus compañeros. No sin antes volverse a girar para verlos de nuevo. Fran la saludó moviendo su mano mientras apollaba la otra sobre el hombro de un serio y cabizbajo Cisco. No era necesario preguntar nada, a veces hay cosas que no necesitan ser explicadas, tan solo se dan a entender.

Cuando el grupo estuvo dentro de la habitación oscura se quedaron totalmente desconcertados. No fué por la bacanal que había en la cama redonda del centro. Ni por la mujer que chupaba dos pollas que salían de dos agujeros de la pared. Ni tan solo por Rosa y Manolo que se estaban sobando con aquella pareja de desconocidos en un reservado, semidesnudos y excitados.

En la pared agujereada del fondo, estaban sus cuatro amigos. No en cuerpo entero, solamente la parte superior. De izquierda a derecha, Marta, Masi, Miare y Jordi sobresalian de la pared como si fueran trofeos de caza. Estaban desnudos, inmoviles y con la boca abierta.

Varios hombres y mujeres los observaban de cerca, comentando la escena y debatiendo cúal de esos trofeos era el más bonito. Los cuatro ‘Custodes’ no decían nada. Tan solo miraban enfrente, con las bocas muy abiertas y sin moverse, como si estuvieran disecados.
No lo estaban, claro está. Salieron de dudas cuando uno de los hombres se sacó la polla y se la metió dentro de la boca de Marta. Cuando empezó a follarsela, las tetas de la chica empezaron a moverse por los empujones. Hacía adelante y hacía atrás. Ella gemía de placer sin poder hacer nada por detener a ese desconocido, pues tenía los brazos dentro del agujero. Se agarraba a dos asas de metal para no perder el equilibrio, mientras tragaba polla obdedientemente.

Una vez alguien hubo roto el hielo, los demás hombres empezaron a sacarse tambíen las pollas, escogieron que trofeo les gustaba más y empezaron a hacer cola, esperando su turno pacientemente.

Jordi, al que nadie había escogido, observaba a Miare que estaba a su lado con cierta expresión de envidia. Se sentía como el chico gordito y torpe que nadie quiere en su equipo durante el partido de fútbol del recreo.
  • Pobrecito… - dijo Mónica entre risas poniendo cara de pena.
  • Anda vamos Sister! - Noe la agarró del brazo y se la llevó hacía Jordi. - Ostia! Espera… se nos han adelantado jaja…
Justo cuando se acercaban a él, bajandose las bragas. Un hombre con el rabo fuera se interpuso. Miró a Jordi a los ojos y empezó a menearsela delante de su boca para ponerla erecta.
  • Ei! Os venís al reservado? - preguntó Gemma - estamos todos ahí…
  • Será mejor - respondió Noe viendo que las colas iban en aumento y había cada vez más gente esperando su turno.
Mientras Guille y Marc se aseguraban que el resto de las ‘Custodes’ no les faltara de nada. Los otros cuatro seguían chupando rabos clavados en la pared. Miare, polla en los labios, miró de reojo a Masi mientras un desconocido le follaba rápido la boca y le manoseaba las tetas. Sin duda había sido una gran idea. En el vídeo que habían visto parecía excitante, pero hacerlo en la vida real era mucho mejor.
  • Joder, que bien lo haces! - gimió el desconocido que estaba delante de la cabeza de Jordi, dando fuertes empujones.
El ‘bilingue’ le miraba a los ojos mientras recibia las embestidas salvajes. De repente recibió una bofetada, demasiado suave. Pero le gustó.
  • Así que te gusta eh? - dijo el hombre mayor con sonrisa malvada. - Quieres otra? - Jordi asintió lleno de placer.
La segunda bofetada fué más fuerte. Pero la encajó de buen gusto. Entonces, sin previo aviso, lo agarró del pelo con rabia y empezó a pegarle cada vez más fuerte. El dolor y el placer empezaron a mezclarse, desdibujando la fina línea que había entre ellas.
  • Oooh! Me corroooo jodeeeer! - con voz casi gutural, el hombre se corrió dentro de su boca, tirándole del pelo y sin dejar de darle duras y violentas bofetadas. Fué muy rápido pero muy intenso.
Mientras su novia y sus dos amigas, cubiertas por completo de lefa, seguían mamando rabos sin parar. En uno de los reservados se follaban a Rosa a cuatro patas mientras ella le comía el coño a una mujer. Esta, al mismo tiempo, le mamaba la polla a Manolo que disfrutaba lleno de placer del fantástico mundo del intercambio de parejas. En otro de los reservados Lisa y Laia cabalgaban las pollas de Guille y Marc, mientras Noe, Mónica y Gemma se masturbaban, esperando con impaciencia su turno.
  • Puedes hablar? - dijo el hombre que acababa de correrse dentro de la boca de Jordi.
  • Si claro… - sonrió él con ese particular sabor aún en su garganta.
  • Mira… - el hombre se agachó y buscó algo en su cartera - te apunto mi número de teléfono…
  • Para? - preguntó nuestro amigo intrigado.
  • Es tu novia verdad? - dijo señalando con un movimeinto de cabeza a Miare.
  • No, es la última. La que está en la otra punta.
  • Vaya! Eres un tipo afortunado… - rió mientras miraba a Marta con dos enormes pollas dentro de su boca - ten!
Jordi sacó uno de sus brazos y cogió el papel. Luego lo volvió a meter dentro del agujero y se lo guardó en el bolsillo.
  • Aún no me has dicho…
  • Sí. Perdona… verás… Formo parte de un club, digamos, selecto. Por decirlo de algún modo. Creo que tanto tu novia, cómo tú… podríais ganar mucho dinero si dejarais que… bueno, me entiendes verdad?
  • Me hago una idea… - sonrió Jordi
  • Te interesa entonces?
  • Disculpa… vas a tardar mucho? - dijo otro desconocido. Por fin la cola de Jordi empezaba a llenarse poco a poco.
  • Tienes prisa? - preguntó el trofeo - Si quieres esperar a que terminemos… podemos hablarlo tranquilamente.
  • Perfecto… te espero entonces.
El hombre le dió una última bofetada y le lanzó una mirada llena de deseo. Se levantó y se fué andando tranquilamente de la sala oscura, ahora llena de cuerpos desnudos y gritos de placer.

Pasaron varias horas antes de que todos los ahí presentes hubieran cumplido sus fantasías más oscuras y desahogado sus aridentes y livinidosos corazones. Pero como todo en la vida, la noche llegó a su fin.
  • Creo que se me ha metio’ en el ojo! - Masi daba saltitos y movía las manos por el escozor en su ojo derecho.
  • Anda trae! - sonrió Miare mientras ayudaba a su amiga a limpiarse la cara.
  • Vidaaaa… cómo ha ido? - preguntó Marta con una gran sonrisa acercandose a su novio.
  • Madre mía! - exclamó él al ver su novia completamente llena de semen.
Los cuatro amigos se limpiaban detrás de la pared y comentaban lo excitante que había sido aquella experencia. Cuando estuvieron listos, salieron fuera y se reunieron con los demás. Decidieron tomarse la última antes de irse para casa.
  • Qué? Cómo ha ido? - preguntó amablemente Gery sirviendoles la última ronda mientras los demás trabajadores limpiaban el local.
  • Brutaaaaal - dijeron a la vez las tres chicas empezando a reir a carcajadas.
  • Con quien hablan Jordi y Marta? - preguntó Marc mientras brindaba con su novia.
  • No tengo ni idea… Salut! - respondió Noe, observando a aquel señor que aunque estuviera de espaldas y no lo viera muy bien, no sabía el porque, pero le resultaba particularmente familiar.
Cerca de la puerta de salida, sin saberlo, la simpática y enamorada pareja estaba hablando con el mismisimo diablo. De tú a tú. Sin duda, Diego tenía tablas, se sabía desenvolver bien en cualquier situación, ante cualquier persona. Se los ‘cameló’ sin problemas, sin tener que afrontar resistencia alguna. Mientras los ‘Custodes’ se resignaban a terminar la fiesta, levantando sus copas enfrenfe de la barra del local. ‘Dos Balas’ les explicaba a los dos jóvenes como de fácil era ganar mucho dinero.
  • En serio? Solo por una noche? - preguntó Jordi imaginando que nadaba en una piscina llena de billetes.
  • Ya te dije antes que era un club muy selecto… - la sonrisa de Diego era un lobo con piel de cordero.
  • Demasiado bonito para ser cierto… - Marta creía que había gato encerrado en todo aquello - Que deberiamos hacer? Es demasiado dinero solo por…
  • Eh eh! No os imaginéis nada raro, por favor - Diego volvió a sonreir - este viernes nos vamos a reunir… por qué no os pasáis y veis el ambiente? Sin compromiso… de verdad. Si no os gusta lo que hay, soys libres de iros en cualquier momento.
  • Nos lo pensaremos… - se dió prisa en responder Marta antes de que su novio con el símbolo del dolar dibujado en sus pupilas pudiese confirmar su asitencia.
  • Perfecto! Pues… nada… ya tenéis mi número, así que espero recibir vuestra llamada. Hablamos…
  • Hablamos…
Marta le dió la mano a aquel intrigante individuo. La oferta era, ciertamente, muy tentadora. Aunque no era precisamente el dinero lo que la motivava, afortunadamente no le hacía falta en ese momento. Más bien era esa sensación de intriga que le corría por dentro. Se moría de ganas de saber como eran esas fiestas de la alta sociedad, ver con sus propios ojos que perversiones y locuras hacían los ricos cuando nadie les observaba. Y por supuesto, formar parte de ello, aunque solo fuese por un día. Pero mujer precavida vale por dos, así que mantuvo la calma y optó por la reflexión antes que por la acción.

Justo cuando Noe se disponía a preguntarle a su amiga que quería ese hombre, Gemma se interpuso.
  • Oye! Antes de irnos tenemos que hacer algo…
  • El qué? - preguntó ella sin mirarla.
Gemma le susurró algo al oído mientras Laia se acercaba sonriendo con su jarra de cerveza medio vacía. Cuando terminó de hablar las tres se miraron, estaban de acuerdo así que se fueron directamente hacía los dos gemelos.
  • Que pasa? - preguntó Fran sentado en un sofá al lado de su inseparable hermano.
  • Pasa que no os vais a ir a casa sin echar un buen polvo… - rió Laia terminandose de un trago su jarra.
Fran no supo que contestar. Miró a su hermano durante un largo rato. En su rostro se podía apreciar claramente la lástima que sentía por él.
  • Puedo hablar un momento con vosotras en privado? - cuando se disponía a levantarse, Cisco le agarró del brazo y le susurró algo a la oreja - Estás seguro?… Vale… veréis chicas… no sé como decir esto, pero mi hermano no… no puede…
  • Eh! Cisco… mírame - dijo Gemma sin dejar de sonreir - Hay muchas maneras de sentir placer… no todo es meter y sacar, sabes?
  • En serio? - respondió Fran por su propia cuenta.
  • Hombres! - suspiró sarcasticamente Noe. Se puso detrás de la silla del silencioso y empezó a empujarla hacía la puerta.
  • Pero… dónde vamos? - dijo Fran mientras era levantado por Laia y Gemma del sofá.
  • Gery! Te sabe mal si tardamos un rato más en salir? - Preguntó Laia sin pararse.
El canoso dueño del local sonrió y les indicó amablemente que podían pasar. Luego se volvió hacía los demás amigos y les preguntó que querían tomar. ‘La penúltima corre a cuenta de la casa’ exclamó provocando vitores y gritos de alegría.

Dejaremos que las tres amigas le hagan al gemelo lo que habían planeado, respetando su intimidad. Tan solo diremos que fué más bonito que pasional, más tierno que salvaje, más sensorial que físico. Pero, viendo la sonrisa de nuestro paralítico amigo cuando salió de aquella habitación, estaba más que claro de que había sido espectacular.
  • Se puede saber dónde has estado todo el día? - Inés esperaba a su marido en la puerta de casa, no como una entregada y obediente esposa. Estaba furiosa - He llamado a la oficina sabes? Blanca me ha dicho que te has ido esta mañana. Que horas son estas? Dónde has estado? Dime…
Diego no contestó ninguna pregunta de aquel interrogatorio de altos decivélios. Tan solo colgó su americana de verano en el perchero, se desató el nudo de la corbata, se quitó los zapatos y subió las escaleras. Estaba como ausente, absorto en sus pensamientos, como si estos le impidieran notar la presencia de su mujer.

Inés, como un fantasma atrapado en otra dimensión, lo siguió, con más preguntas, con más gritos. No obtuvo nada a cambio. Ni una palabra, ni tan solo una triste mirada de desprecio. Se quedó quieta y apretando los puños ante la puerta de la habitación de su hijo, cuando su marido se la cerró de golpe en sus narices.
  • Papá? Qué… que sucede? - Diego junior se puso nervioso. Cuando su padre encendió la luz de golpe, paró de pajearse y cerró el portátil donde estaba viendo porno amateur.
  • Sabes a quien he conocido hoy? - preguntó sin mirarlo mientras se paseaba por la habitación.
  • A quien? - contestó el hijo intentando disimular su erección.
  • A los hijos de puta que te hicieron eso…
‘Dos Balas Senior’ observaba un trofeo en su mano. Una pequeña estatua dorada dónde un hombre atlético sujetaba una pala firmemente. Fuerte, decidido, sano, de píe. Lo había ganado su hijo dos años atrás en un campeonato de Padel, probablemente el último que jugaría en su triste y patética vida.
  • Cómo dices? Dónde? Cómo? - Junior se incorporó sin levantarse de la cama. Sus dos rodillas crujieron como la corteza del pan recién hecho.
  • No te importan los detalles. Solo quería que supieras que ya son míos…
  • Qué… qué vas a hacer papá? - el cojo quería venganza, no nos vamos a engañar. Pero por otro lado no podía evitar sentir miedo. Nadie mejor que él sabía lo desalmado y aterrador que podía llegar a ser su padre.
El cirujano, de espaldas, no contestó. Separó con el pié la silla del escritorio y tiró el trofeo de su hijo en la papelera. Se la quedó mirando, ahí dentro, dorada y reluciente entre envoltorios de chocolatinas y pañuelos de usar y tirar. Luego levantó la cabeza y se quedó observando la estantería repleta de medallas, diplomas y más trofeos. En un ataque de ira incontrolable empezó a tirarlo todo al suelo. Lo hizo con violencia, pero sobretodo con desprecio.

El hijo, un ser tan humillado y tan lástimado que ya no era ni capaz de revelarse; contemplaba como su padre intentaba arrebatarle los pocos recuerdos que habían tenido un significado positivo en su vida.

Como ama alguien que jamás fué amado? Claramente, lo hace mal. Diego no odiaba a su hijo, al contrario, lo amaba profundamente. Pero era un auténtico analfabeto, así que jamás tuvo los medios necesarios para decirselo.

Se lo podía demostrar al menos? Pensaréis. Pues claro y precisamente eso es lo que hacía en esos momentos. Estaba dispuesto a matar por él. Dispuesto a luchar en su nombre y acabar con sus enemigos; uno a uno, hasta el último, sin dudar, sin pensar en las consecuencias. Descargaba su furia contra todo aquello que le pudiera recordar a su hijo quien fué algún día y que jamás volvería a ser. Lo amaba, a su manera por supuesto. Una macabra y tenebrosa forma de decir…

‘Te quiero’

Continuará…
 
Feliz fin de semana gente e hidratense por el amor de vuestras madres!

COLEGAS DE PAJAS Y SUS ARDIENTES NOVIAS
Capítulo 37 - Trofeos

  • Te digo que es ella… estoy seguríssima.
  • No sé tía… que hace aquí?
  • Pues comprar ropa… no lo ves?
  • Ya joder… me refiero a que hace en Barcelona. No era Gallega? Si no recuerdo mal leí que era de Pontevedra
  • No te enteras…
  • Además no se parecen en nada, mira la foto…
  • Que noooo… que yo no hablo de la real, hablo de la otra, la del porno…
  • Aaaaah! Valeeee… déjame ver…ostia sí! Es ella, que fuerte…
Marta tarareaba dulcemente una canción mientras pasaba con sus suaves dedos los vestidos colgados en los percheros, buscando con parsimonia su talla.
  • Vamos a tardar mucho? - preguntó Guille detrás de ella aguantandose las ganas de mear.
  • A tí que te parece cariño? - sonrió Marta poniendo el decimoctavo vestido encima de la gran montaña que el chaval sostenía con sus dos rechonchos brazos.
Podrían haber empezado primero buscando un traje para él y a partir de ahí decidir cúal llevaría ella. Así se hubieran ahorrado mucho tiempo. Pero para llegar a la planta de hombres, debían pasar antes por la de mujeres. Así era en todos y cada uno de los centros comerciales del mundo. Pura y simple estrategia de marketing.
  • Perdona…
  • Dime? - Marta miró sonriendo a las dos empleadas que se habían acercado a ella, mientras seguía añadiendo más ropa a la larga columna.
  • Eres Roro… verdad?
  • Lo siento, pero creo que te confudes - contestó dejando el tema por zanjado.
Pasó por enfrente de las dos chicas y se alejó unos metros sin dejar de chafardear el género. Guille la siguió transportando la cada vez más pesada carga. Su nariz apenas era visible detrás de la innumerable pila de vestidos.
  • No queremos molestarte, pero… te importaría hacerte un par de fotos con nosotras? Nuestros novios son muy fans… - la uniformada empleada intentaba ser amable, pero empezaba a ser bastante molesta. Como un grano en el culo.
  • Ya te he dicho que no se de quien me hablas… si me permites.
Marta apartó a la chica lo más amablemente que pudo y pasó por entre medio de las dos. Seguía sonriendo, pero empezaba a sentirse agobiada. No era por ellas en sí, sinó por el peso de la fama. Era incapaz de salir de casa sin que se sintiera observada. No podía entrar en lugares públicos sin pasar desapercibida. Cuchicheos, susurros, miradas, gente señalandola con el dedo. Estaba harta.
  • Oye! Son solo un par de fotos y te dejamos en paz, lo prometo…
  • Jodeeeeer! Que noooooo! - el grito de ‘Dulce Dolor’ retumbó por toda la planta.
Si ya era dificil no llamar la atención sin hacer nada fuera de lo común, aquel grito lleno de desesperación avisó a los despistados que aún no la habían visto de que la ‘PornoRoro’ había hecho acto de presencia.

Las dos chicas se la quedaron mirando, moviles en mano, sorprendidas por su reacción, sin saber muy bien que decir.

A Marta le entró la paranoia, miró a su alrrededor y volvió a sentir aquella horrible sensación de nuevo. Gente escudriñandola con la mirada, comentarios susurrados, miradas furtivas al movil verificando si realmente era ella, fotos sin permiso realizadas desde la distancia, risas… agobio.
  • Vámonos Guille… - murmuró ella empezando a sentir los primeros indícios de un ataque de pánico y buscando la salida de emergencia más cercana.
  • Y que hago con esto? - preguntó él siguiendola. Sus gafas de pasta asomaban a duras penas por encima de la última prenda apilada, intentando ver por dónde pisaba.
  • Dame… - Marta agarró el variado y numeroso conjunto de vestidos y los tiró con rabia sobre el suelo del establecimiento.
‘Hazle fotos a esto, gilipoyas’ pensó mientras lanzaba una última mirada de desprecio a las dos empleadas. Agarró de la mano al elfo doméstico y desaparecieron.
  • Vaya tela con la famosita…
  • Se le ha subido a la cabeza. Como a todos.
Mientras las dos trabajadoras recogían la ropa tirada, Marta lloraba sentada en uno de los peldaños de las escaleras de emergencia del centro comercial. Su fiel amigo la observaba preocupado, pensando cómo la podía ayudar.
  • No sé que voy a hacer Guille… - sollozaba la dulce chica - Es que no puedo dar ni dos pasos sin que alguien me reconozca. Es en todos lados, en todos momentos… ya no puedo más…
  • Ahora vuelvo…
  • A dónde vas?
  • Tú espera aquí vale? Solo serán un par de minutos.
Guille le ofreció un pañuelo para que ella se secara las lágrimas y la dejó sorbiendo mocos en mitad de la desolada escalera. Como prometió no tardó demasiado en volver.
  • Ten… - sonrió mientras le entregaba una bolsa.
  • Que es esto? - preguntó Marta mientras miraba su interior con sus ojos vidriosos - Guilleeee, en serio? Eres un encanto...
Nuestro amigo empujó el puente de sus gafas contra su cara antes de que calleran al suelo, recibiendo con mucho gusto el sincero abrazo de su amiga. Miró a cámara y nos sonrió, haciendo el simbolo del ‘Ok’ con el dedo pulgar.

Ahora, Marta andaba por la calle pisando fuerte y con una gran sonrisa en la cara. Parecía Audrey Hepburn en ‘Desayuno con Diamantes’, pañuelo de seda cubriendo su cabeza y unas gafas de sol grandes y oscuras. A su lado Guille la observaba desde abajo con ojitos de enamorado. No sabemos si contento por su amiga o por haber podido salir al fin de aquel infierno de tallas, modelos y colores.
  • Hay por Dioooos!… pero has visto que preciosidad? - Marta le soltó de la mano y salió corriendo hacía un escaparete iluminado.
‘Ah shit, here we go again’ murmuró Guille encogiendose de hombros e imitando la voz de CJ en Grand Theft Auto San Andreas. Mientras… a varios kilometros de distancia…
  • Qué te parece la idea? - preguntó Miare nerviosa esperando la respuesta de Laia.
Como habían hablado la noche anterior, quedaron para desayunar juntas, las tres. Miare, Masi y Laia tambíen llamaban la atención aunque no fueran famosas. Como era posible reunir tanta belleza y sensualidad en un espacio tan reducido? Aquel cuadro debía estar colgado en un museo, junto a la obra de Caravaccio, por lo menos.
  • No te convence verdá’? - preguntó Masi al no recibir respuesta por parte de la amazona.
  • No. No es eso… solo estaba pensando si se puede hacer en el ‘Swap’
  • Demasiao’ guarro?
  • Que va, para nada… - Laia le dió un mordisco a su croassant - Si tu supieras las cerdadas que se hacen ahí, hermana! - rió con la boca llena.
  • Entonces? - Miare le dió un sorbo a su café con leche.
  • No sé si tienen las instalaciones adecuadas para vuestra idea. Estoy intentando recordar… - Laia cogió una servilleta de papel y se limpió las manos - Mira, vamos a hacer una cosa… - sacó su movil y lo desbloqueó - Llamo a Gery directamente y salimos de dudas, os parece? - Las dos rubias estuvieron de acuerdo.
  • Homeeeeee! Benditos los ojos que te ven! - contestó un hombre canoso en la pantalla de su móvil. - Com està la meva fruitera preferida?
  • Que burro ets jajajaja! Com va Gery? On pares? - Laia sonreía sujentando el movil enfrente de la cara.
  • Qui es vida? - preguntó su mujer apareciendo en pantalla - Ostres Laia, quan de temps! Com va tot guapa?
  • Hola Maiteeeee! Molt bé la veritat… y tú com…
  • Poooool! Deixa això… no corris, eh! Sapastre, vine cap aquí…
La encantadora mujer desapareció de la llamada persiguiendo al diablo de medio metro de su hijo. Laia preguntó a su viejo amigo si les pillaba en mal momento.
  • Tranqui nena, estem al super comprant… Pooool! Fes cas a t’ha mare… qué volies?
Laia se levantó de la silla y se puso entre las dos rubias, para que aparecieran en la videollamada. Ellas se presentaron y sin perder el tiempo preguntaron al dueño del local si era factible la idea que habían pensado. A dos mesas de distancia, un viejo empezó a llorar a causa del sindrome de Stendhal, abrumado por esa indescriptible belleza.
  • A ver… - contestó Gery - tengo algo muy parecido, pero no es exactamente lo mismo…
  • Ya… - Masi esbozó una mueca de decepción.
  • Pero no os preocupéis, hablo con los chicos y os apañamos algo en un momento. Cuantos necesitais y de qué tamaño?
  • Dos y de este tama… - empezó a decir Masi.
  • Que sean cuatro mejor - rió Laia - nunca se sabe rubia…
Ciertamente era así. Lo que si se sabía era que las horas en el despacho no pasaban para ‘Dos Balas padre’. El tic- tac del reloj emitía un sonido constante y monótono, recordandole sin cesar lo aburrida que estaba siendo aquella mañana de jornada laboral.

Blanca, su secretaria, igual de aburrida, se le insinuó varias veces. Pero él no estaba de humor. Llevaba una resaca de campeonato, se sentía mareado y además le dolía la espalda por haber dormido la noche anterior en el sofá.

No habían clientas que atender, ni citas previstas para hoy, así que decidió pasar el rato viendo videos porno por internet. En cualquier otra ocasión se hubiera ido a casa, total, él era el jefe, podía hacer lo que le diera la real gana. Pero no. Sabía que ir a casa significaría empezar de nuevo otra bronca con su mujer, así que decidió perder el tiempo en su despacho.

Abrió el navegador y escribió ‘BDSM’, buscó imagenes y fué bajando con la ruedecita del medio del ratón mientras se acariacaba la polla. Nada le convencía, demasiado suave, necesitaba algo más duro. Más potente.

De repente en uno de los videos que pinchó, en el que una jóven atada con cuerdas era follada brutalmente por diez tios, vió algo que le llamó la atención. Abajo, en uno de los videos recomendos había una foto de una jóven con gafas enormes que estaba de rodillas, rodeada por varios rabos erectos. Aunque no era eso lo que realmente le sorprendió, en realidad, fué la camiseta que llevaba puesta, donde se podía leer claramente la palabra ‘Vercettis’ serigrafiada en el centro.

Hizo ‘Click’ en el video y se fué directamente a los comentarios. En un periquete había abierto otra pestaña y navegaba por la cuenta de Onlyfaps de Marta. Poco a poco fué tirando del hilo y encontró el canal de Noe, el de Gemma, la cuenta de Mónica, la de Laia y el de todas las chicas que promocionaban el local en sus publicaciones.

Hizo capturas de pantalla de sus caras y se las pasó a su teléfono movil. No sabía realmente quien eran aquellas chicas pero sin duda tenían algo que ver con los dos agresores de su hijo. Quedaban aún tres días para que abriera el club y no podía quedarse sentado de brazos cruzados sin hacer nada.
  • La ‘Roro’ del porno? Qué diablos es esto? - murmuró mientras consultaba en google.
Diego Senior empezó a leer acerca de Marta y de sus videos virales. De repente una sonrisa malvada se dibujó en su rostro. Aquella chica aparecía en un selfie con cara de incomodidad, rodeada por dos gordos y felices pajilleros. Detrás de ella el cartel de una parada de metro, en el pié de la foto un simple e inocente Hashtack “#Vecinos”
  • Blanca… - dijo ‘Dos Balas’ saliendo con prisa de su despacho - Tengo que marcharme, me ha salido una urgencia. No creo que vuelva, así que cualquier cosa me llamas. Ok?
  • Entendido señor - dijo la secretaría esbozando una bonita sonrisa. Otro día que podría salir antes del trabajo. Genial!
Al mismo tiempo que el malvado cirujano plástico conducía dirección al barrio de los ‘Custodes’. Los dos colegas se machacaban el cuerpo en el gimnasio. Esta vez lo hacían solos, pues Guille estaba de compras y Lisa tenía ensayo con los ‘Crossroads’.

Un poco de cinta, un poco de bici, pesas, parón para hidratarse y vuelta a empezar. Se habían marcado objetivos sencillos que cumplir y poco a poco, cuando veían que podían con más, iban aumentando la intensidad gradualmente.
  • Uffff! Estoy reventado! - exclamó un sudado Jordi mientras se desnudaba en el vestuario.
  • Ya ves colega! Hoy le hemos dado duro… - Marc con la toalla alrrededor de la cintura esperaba a que el estuviera listo - Para qué te llevas el móvil?
Jordi le dió una palmadita en la espalda mientras le regalaba una gran sonrisa a su amigo. Para él, entrenar y ponerse en forma era algo secundario. Lo importante y divetido empezaba ahora, en las duchas.

Entraron juntos dentro y se metieron en las dos últimas. Las que estaban tocando a la pared del fondo. Jordi escogió la de la derecha y Marc entró en la de la izquierda, justo enfrente. Masturbarse estaba bien, era satisfactorio. Masturbarse en compañia aún estaba mejor, era morboso. Pero sin duda, hacerlo en lugares públicos era lo máximo. Esa sensación de peligro por poder ser descubiertos en cualquier momento era… indescriptible.

El ‘bilingue’ sacó el teléfono y empezó a grabar. Primero enfocando a su amigo que se masturbaba de perfil, luego un primer plano de su propia polla empalmada, luego otra vez a Marc que mostraba su polla erecta de frente mientras la movía de izquierda a derecha.

Escucharon un ruido y un hombre asomó la cabeza para ver si estaban disponibles las duchas. Los dos se dieron la vuelta rápidamente para que no se diera cuenta de lo que estaban haciendo.

Cuando pasó el peligro, siguieron. Jordi apoyó el teléfono contra la pared y asomó la cabeza mirando hacía la izquierda, asegurandose de que no viniera nadie. Cruzó el estrecho pasillo con tres pasos largos y entró en la ducha de Marc. Los dos empezaron a masturbarse mutuamente mirando a cámara, bajo el chorro de agua que los mojaba por completo. Se miraban las pollas con caras morbosas y lanzaban miradas igual de sensuales hacía el móvil que seguía grabando.

Otro ruido más. Jordi salió de la ducha de su amigo lo más veloz que pudo. Su corazón palpitaba de emoción, su polla igual, pero de excitación. Un hombre distinto asomó la cabeza otra vez, vió que las duchas estaban ocupadas y se fué. Los dos chicos no perdieron el tiempo y siguieron masturbandose.

Justo cuando Marc se disponía a entrar en la ducha de su amigo, el mismo hombre volvió a aparecer. Lo enganchó de pleno, mojado y con la polla empalmada. Jordi se giró rápidamente y no pudo evitar empezar a reirse. Recogió el móvil del suelo y entonces se dió cuenta.
El hombre no se largaba. Era un señor maduro, de unos cincuenta y tantos. Canoso, belludo y con barriguita. Estaba ahí de pié, mirando la polla de Marc mientras se acariciaba la suya por encima de la toalla.

‘Qué hago?’ le preguntó Marc con la mirada. Jordi, feliz, se limitó a encogerse de hombros y volvió a enfocarlo con el móvil sin que el desconocido se diera cuenta. Su amigo empezó a masturbarse delante de él, dándolo todo. El hombre, inmóvil en mitad del estrecho pasillo, no podía quitarle la vista de encima. De repente miró hacía atrás, se aseguró que nadie lo veía y entró en la ducha. Su mano fué directa a la polla del ‘irlandés’ que se puso muy cerdo y le quitó la toalla sin pensarselo dos veces.

Jordi desde su ducha empezó a masturbarse más rápido contemplando aquella escena. Por la forma en que actuaba el desconocido, no era la primera vez que hacía algo así. Controlaba bastante la situación. Posiblemente sería otro hombre casado con vida sexual aburrida en busca de nuevas experiencias. Tenía buena polla y un culo redondo y bastante grande para ser masculino.

Cuando el intruso se puso contra la pared y se abrió de piernas para que Marc se lo follase. Jordi no aguantó más. Volvió a apoyar el telefono contra la pared y salió disparado a unirse al festival. Se puso delante del señor, abrió las piernas y dejó que le follase el culo. Haciendo un trenecito. Se dieron duro durante un buen rato y se corrieron formando un semicírculo, lefandose las pollas y las barrigas.
  • Lo has grabado? - preguntó Marc bajo el agua observando como el casado curioso se marchaba del mismo modo en que llegó, sin decir nada.
  • Lo vamos a reventar con este video jaja - contestó Jordi volviendo a su ducha con una gran sonrisa.
Noe había salido a correr con su hermana. Decidió hacer el mismo trayecto que hacía siempre con Marta. Paseo abajo, parón para descansar y paseo arriba de vuelta a casa. Como era de esperar atrajeron las miradas de muchos hombres y algunas mujeres. Cuando una se acostumbra a ser el centro de atención, ya no repara en ello. Simplemente lo acepta y sigue su camino sin darle importancia. Justo en ese momento se cruzaron con dos chicos que corrían en dirección contraria, sudados y sin camisetas. Se saludaron con un leve movimiento de cabeza y cruzaron sonrisas.
  • Uy! Perdona… no te había visto. - Dijo Noe con la respiración agitada. Había chocado con alguien.
  • No es nada mujer! Culpa mía - contestó un hombre mayor muy educado, recogiendo su teléfono del suelo.
  • Estás bien? - se preocupó la ‘reina caída’
  • Si si, tranquila. De verdad que no ha sido nada.
  • Lo siento… Que tenga buen día!
  • Igualmente jóven!
Las dos hermanas sonrieron al señor y siguieron su camino, intentando no perder el ritmo ni bajar pulsaciones. Él en cambio se quedó parado en mitad del paseo, contemplando como ellas se alejaban. Pasó unas fotos en su móvil y encontró lo que buscaba. Sin duda eran ellas, así que empezó a seguirlas.

Pasó el día de aquel miércoles húmedo y caluroso. Y al caer el sol los ‘Custodes’ se reunieron de nuevo. El lugar de encuentro escogido fué la misma esquina en la que quedaron cuando Laia realizó su primera fantasía. Los primeros en llegar fueron Fran y Cisco, al cabo de pocos minutos llegaron juntos: Masi, Miare, Laia, Gemma y Guille.
  • Tiene que ser una putada… - susurró Gemma mientras observaba a Cisco.
  • Tú crees que… ya no puede…?
  • No lo sé Guille, no se lo he preguntado y tampoco creo que lo haga nunca.
Mientras los dos amigos debatían si el gemelo silencioso había perdido también la sensibilidad de su miembro, aparte de sus piernas. Llegaron Manolo y Rosa, seguidos de Jordi, Marta, Noe, Mónica y Marc.
  • Ya estamos todos no? - preguntó Miare muy animada cuando todos se hubieron saludado.
  • Creo que sí - contestó Marta contando uno por uno todos los ahí presentes.
  • Eh! Esperad! Falta Lisa… - corrigió Noe avisando a los demás cuando se disponían a ponerse en marcha.
Cómo no tenían prisa, decidieron esperar sentados en unos bancos mientras la saxofonista llegaba. Marc entró en un 24/7 cercano y compró un par de packs de seis cervezas.
  • Que fresquitaaa! Gracias encanto - sonrió Miare mientras abria la suya.
Mientras charlaban tranquilamente y compartian tragos y un par de canutos que iban rulando sin parar. Alguien les observaba desde la distancia. Un hombre mayor, bien vestido. El mismo que esta mañana había chocado con Noe en el paseo. Correcto, lo que estáis pensando es cierto, ‘Dos Balas’ había localizado a sus presas. En la acera de enfrente, detrás de un árbol y sin llamar la atención; miraba a los ‘Custodes’ como lo hace un depredador oculto tras la hierba alta de la sabana.
  • Seguro que viene? Ya ha pasado casi media hora -dijo Jordi consultando su reloj.
  • Que yo sepa sí… - contestó Noe - y si no ha podido por lo que fuera, nos habría dicho algo no?
  • Voy a llamarla… - dijo Marc agarrando su móvil.
  • Chicooooos! Perdonad… - Lisa llegó corriendo y con prisas o almenos eso se apreciaba por su frente sudada y su pelo alborotado - Ostia! Me estabas llamando?
  • Si… es que pensabamos que no ibas a venir… - contestó Marc guardando su móvil.
  • Lo siento de verdad… el ensayo se ha alargado más de lo mormal y he perdido la noción del tiempo.
Los amigos le dijeron que no se preocupara. Le dejaron sitio en el banco y le ofrecieron de beber y de fumar. Cuando ella recuperó el aliento, se fueron todos a cenar al mismo restaurante que la última vez.

Hicieron tiempo hasta que abriera el ‘Swap Society’ entre tapas, alcohol, cafés y copas. Cuando llegó la hora se fueron hacía el local de intercambio de parejas, bastante más efusivos y mucho más borrachos de como empezaron.
  • Yo ya no aguanto más… necesito saber que vamos a hacer esta noche! - dijo Jordi nervioso sujetando su cubata.
  • Qué dices? - gritó Marc sin dejar de bailar.
El local estaba a reventar y la música sonaba a todo trapo. Manolo y Rosa no daban abasto. Desde que pusieron un pié dentro del local fueron el centro de atención, sin ninguna duda. En ese justo momento, hablaban animadamente con otro matrimonio. Solo por el lenguaje verbal estaba claro que buscaban hacer un intercambio de parejas. El hombre no dejaba de filtrear con Rosa, repansadole el enorme culo de arriba abajo cuando creía que ella estaba distraída.
  • Voy a ver que hacen… - volvió a decir Jordi.
  • No te oigo colega! - gritó Marc que intentaba bailar salsa con su novia y su cuñada a la vez.
El ‘bilingue’ se dirigió hacía la puerta por donde había visto que habían entrado, hacía un buen rato, Miare, Masi y Laia.
No fué fácil llegar, pues tuvo que atravesar una multitud de cuerpos en movimiento. Tras varios ‘Disculpa’ y ‘Me permites’ acabó enfrente de la puerta que estaba al lado de la barra, donde dos camareros servían copas sin parar.
  • No se puede entrar aún - le dijo Gery amablemente mientras preparaba un Ron con Cola.
  • Soy amigo de Laia! - Gritó Jordi acercándose a la barra.
  • Aaahhh! Vas a participar entonces? - preguntó él con una amplia sonrisa.
  • Eeeh… Si, claro…
  • Vale! Pues pasa entonces… - Gery le tendió la mano - Por cierto, soy Gery, un viejo amigo de Laia.
  • Encantado, yo soy Jordi…
  • Venga pasa, no pierdas tiempo que seguro ya están listas - se dispidió giñandole el ojo.
Jordi sonrió y se dirigió a la puerta. No sabía de que iba todo eso, pero sentía una gran curiosidad por ver que estaban tramando detrás de esa puerta.
  • Cariiiii! Pero dónde te metes? Llevo un buen rato buscandote - Marta le agarró del hombro, justo cuando iba a entrar.
  • Eeeh! Pero que hacéis aquí? Impacientes! - Laia abrió la puerta y se quedó mirando a sus dos amigos. La ajustó rapidamente para no desvelar el secreto antes de tiempo.
Aunque fué suficiente para que nuestro colega viera lo que se cocía tras aquella puerta. Su rostro cambió de repente. De curiosidad pasó automáticamente a deseo. Laia se lo quedó mirando, escudriñandole con la mirada. Sabía perfectamente lo que le pasaba por la mente.
  • Aún quedan dos agujeros… - dijo entre risas - yo iba a participar, pero si quereis os cedo mi puesto…
  • Si… - fué lo único capaz de decir.
  • Pero… de que va todo esto? - gritó Marta con curiosidad.
  • Pasad venga! - La amazona volvió a abrir la puerta y los dejó que entraran dentro de la sala oscura.
Aquella habitación tenía un objetivo muy claro. Estaba diseñada para que las parejas tuvieran un sitio apartado y lejos de miradas indiscretas, donde poder intimar y ‘conocerse mejor’. Era bastante amplia, iluminada por una tenue luz, casi inexistente. Rodeada por varios reservados dónde habían sofás amplios y cómodos en su interior. Un par de cuartos pequeños con un par de sillas y agujeros en las paredes, para los amantes de los ‘Glory Holes’ y una zona común con una gran cama redonda en el medio. Aunque lo que más llamaba la atención era la pared con cuatro grandes agujeros que había justo en el fondo. Dónde Masi y Miare charlaban nerviosas.
  • Hey! Qué hacéis aquí? - preguntó Miare cuando la pareja se acercó.
  • Él no sé - rió Marta - pero yo no tengo ni idea - añadió investigando los agujeros.
  • Les he cedido mi puesto! - dijo Laia que volvía sujetando varias cervezas. - Tomad! Bebedlas rápido que esto está a punto de empezar.
Mientras Masi abría una puerta al final de los cuatro agujeros, Miare les invitó a pasar a la pequeña habitación que había en la parte posterior. Jordi entró casi seguro de saber lo que iba a pasar, en cambio su novia se limitaba a sonreir, llena de nervios y curiosidad.

En la sala de baile, no pasó demasiado tiempo en que activaran la alarma. Un fuerte sonido de aviso sonó por encima de la música y la gente asidua al local lo celebro efusivamente con gritos y brindis.
  • Qué significa la bocina? - preguntó Lisa observando la reacción de la gente sin entender nada.
  • Creo que ya se puede entrar… - contestó Guille dando saltitos para poder ver algo
  • Entrar dónde?
  • En esa sala de ahí! Al lado de la barra…
Lisa se puso de puntillas y vió la puerta que decía Guille. Justo en la parte superior se había encendido una luz verde que brillaba llamativa en esa oscura y abarrotada discoteca. Algunas parejas ya empezaban a cruzarla. Entre ellas, por supuesto, estaban los padres de Jordi.

Como insectos suicidas atraídos por la luz que los acabaría friendo, los custodes se pusieron en marcha hacía aquella luz verde. Llenos de curiosidad por saber que sucedía tras esa puerta.
  • Que no venís? - pregunto Gemma cuando se dió cuenta que Fran y Cisco no se unían a ellos.
  • Noooo… de momento no - Fran intentó sonreir, pero no podía evitar expresar lo contrario - Nos quedaremos un rato más aquí…
  • Nos vemos luego entonces?
  • Si… luego nos vemos…
Gemma sonrió y siguió a sus compañeros. No sin antes volverse a girar para verlos de nuevo. Fran la saludó moviendo su mano mientras apollaba la otra sobre el hombro de un serio y cabizbajo Cisco. No era necesario preguntar nada, a veces hay cosas que no necesitan ser explicadas, tan solo se dan a entender.

Cuando el grupo estuvo dentro de la habitación oscura se quedaron totalmente desconcertados. No fué por la bacanal que había en la cama redonda del centro. Ni por la mujer que chupaba dos pollas que salían de dos agujeros de la pared. Ni tan solo por Rosa y Manolo que se estaban sobando con aquella pareja de desconocidos en un reservado, semidesnudos y excitados.

En la pared agujereada del fondo, estaban sus cuatro amigos. No en cuerpo entero, solamente la parte superior. De izquierda a derecha, Marta, Masi, Miare y Jordi sobresalian de la pared como si fueran trofeos de caza. Estaban desnudos, inmoviles y con la boca abierta.

Varios hombres y mujeres los observaban de cerca, comentando la escena y debatiendo cúal de esos trofeos era el más bonito. Los cuatro ‘Custodes’ no decían nada. Tan solo miraban enfrente, con las bocas muy abiertas y sin moverse, como si estuvieran disecados.
No lo estaban, claro está. Salieron de dudas cuando uno de los hombres se sacó la polla y se la metió dentro de la boca de Marta. Cuando empezó a follarsela, las tetas de la chica empezaron a moverse por los empujones. Hacía adelante y hacía atrás. Ella gemía de placer sin poder hacer nada por detener a ese desconocido, pues tenía los brazos dentro del agujero. Se agarraba a dos asas de metal para no perder el equilibrio, mientras tragaba polla obdedientemente.

Una vez alguien hubo roto el hielo, los demás hombres empezaron a sacarse tambíen las pollas, escogieron que trofeo les gustaba más y empezaron a hacer cola, esperando su turno pacientemente.

Jordi, al que nadie había escogido, observaba a Miare que estaba a su lado con cierta expresión de envidia. Se sentía como el chico gordito y torpe que nadie quiere en su equipo durante el partido de fútbol del recreo.
  • Pobrecito… - dijo Mónica entre risas poniendo cara de pena.
  • Anda vamos Sister! - Noe la agarró del brazo y se la llevó hacía Jordi. - Ostia! Espera… se nos han adelantado jaja…
Justo cuando se acercaban a él, bajandose las bragas. Un hombre con el rabo fuera se interpuso. Miró a Jordi a los ojos y empezó a menearsela delante de su boca para ponerla erecta.
  • Ei! Os venís al reservado? - preguntó Gemma - estamos todos ahí…
  • Será mejor - respondió Noe viendo que las colas iban en aumento y había cada vez más gente esperando su turno.
Mientras Guille y Marc se aseguraban que el resto de las ‘Custodes’ no les faltara de nada. Los otros cuatro seguían chupando rabos clavados en la pared. Miare, polla en los labios, miró de reojo a Masi mientras un desconocido le follaba rápido la boca y le manoseaba las tetas. Sin duda había sido una gran idea. En el vídeo que habían visto parecía excitante, pero hacerlo en la vida real era mucho mejor.
  • Joder, que bien lo haces! - gimió el desconocido que estaba delante de la cabeza de Jordi, dando fuertes empujones.
El ‘bilingue’ le miraba a los ojos mientras recibia las embestidas salvajes. De repente recibió una bofetada, demasiado suave. Pero le gustó.
  • Así que te gusta eh? - dijo el hombre mayor con sonrisa malvada. - Quieres otra? - Jordi asintió lleno de placer.
La segunda bofetada fué más fuerte. Pero la encajó de buen gusto. Entonces, sin previo aviso, lo agarró del pelo con rabia y empezó a pegarle cada vez más fuerte. El dolor y el placer empezaron a mezclarse, desdibujando la fina línea que había entre ellas.
  • Oooh! Me corroooo jodeeeer! - con voz casi gutural, el hombre se corrió dentro de su boca, tirándole del pelo y sin dejar de darle duras y violentas bofetadas. Fué muy rápido pero muy intenso.
Mientras su novia y sus dos amigas, cubiertas por completo de lefa, seguían mamando rabos sin parar. En uno de los reservados se follaban a Rosa a cuatro patas mientras ella le comía el coño a una mujer. Esta, al mismo tiempo, le mamaba la polla a Manolo que disfrutaba lleno de placer del fantástico mundo del intercambio de parejas. En otro de los reservados Lisa y Laia cabalgaban las pollas de Guille y Marc, mientras Noe, Mónica y Gemma se masturbaban, esperando con impaciencia su turno.
  • Puedes hablar? - dijo el hombre que acababa de correrse dentro de la boca de Jordi.
  • Si claro… - sonrió él con ese particular sabor aún en su garganta.
  • Mira… - el hombre se agachó y buscó algo en su cartera - te apunto mi número de teléfono…
  • Para? - preguntó nuestro amigo intrigado.
  • Es tu novia verdad? - dijo señalando con un movimeinto de cabeza a Miare.
  • No, es la última. La que está en la otra punta.
  • Vaya! Eres un tipo afortunado… - rió mientras miraba a Marta con dos enormes pollas dentro de su boca - ten!
Jordi sacó uno de sus brazos y cogió el papel. Luego lo volvió a meter dentro del agujero y se lo guardó en el bolsillo.
  • Aún no me has dicho…
  • Sí. Perdona… verás… Formo parte de un club, digamos, selecto. Por decirlo de algún modo. Creo que tanto tu novia, cómo tú… podríais ganar mucho dinero si dejarais que… bueno, me entiendes verdad?
  • Me hago una idea… - sonrió Jordi
  • Te interesa entonces?
  • Disculpa… vas a tardar mucho? - dijo otro desconocido. Por fin la cola de Jordi empezaba a llenarse poco a poco.
  • Tienes prisa? - preguntó el trofeo - Si quieres esperar a que terminemos… podemos hablarlo tranquilamente.
  • Perfecto… te espero entonces.
El hombre le dió una última bofetada y le lanzó una mirada llena de deseo. Se levantó y se fué andando tranquilamente de la sala oscura, ahora llena de cuerpos desnudos y gritos de placer.

Pasaron varias horas antes de que todos los ahí presentes hubieran cumplido sus fantasías más oscuras y desahogado sus aridentes y livinidosos corazones. Pero como todo en la vida, la noche llegó a su fin.
  • Creo que se me ha metio’ en el ojo! - Masi daba saltitos y movía las manos por el escozor en su ojo derecho.
  • Anda trae! - sonrió Miare mientras ayudaba a su amiga a limpiarse la cara.
  • Vidaaaa… cómo ha ido? - preguntó Marta con una gran sonrisa acercandose a su novio.
  • Madre mía! - exclamó él al ver su novia completamente llena de semen.
Los cuatro amigos se limpiaban detrás de la pared y comentaban lo excitante que había sido aquella experencia. Cuando estuvieron listos, salieron fuera y se reunieron con los demás. Decidieron tomarse la última antes de irse para casa.
  • Qué? Cómo ha ido? - preguntó amablemente Gery sirviendoles la última ronda mientras los demás trabajadores limpiaban el local.
  • Brutaaaaal - dijeron a la vez las tres chicas empezando a reir a carcajadas.
  • Con quien hablan Jordi y Marta? - preguntó Marc mientras brindaba con su novia.
  • No tengo ni idea… Salut! - respondió Noe, observando a aquel señor que aunque estuviera de espaldas y no lo viera muy bien, no sabía el porque, pero le resultaba particularmente familiar.
Cerca de la puerta de salida, sin saberlo, la simpática y enamorada pareja estaba hablando con el mismisimo diablo. De tú a tú. Sin duda, Diego tenía tablas, se sabía desenvolver bien en cualquier situación, ante cualquier persona. Se los ‘cameló’ sin problemas, sin tener que afrontar resistencia alguna. Mientras los ‘Custodes’ se resignaban a terminar la fiesta, levantando sus copas enfrenfe de la barra del local. ‘Dos Balas’ les explicaba a los dos jóvenes como de fácil era ganar mucho dinero.
  • En serio? Solo por una noche? - preguntó Jordi imaginando que nadaba en una piscina llena de billetes.
  • Ya te dije antes que era un club muy selecto… - la sonrisa de Diego era un lobo con piel de cordero.
  • Demasiado bonito para ser cierto… - Marta creía que había gato encerrado en todo aquello - Que deberiamos hacer? Es demasiado dinero solo por…
  • Eh eh! No os imaginéis nada raro, por favor - Diego volvió a sonreir - este viernes nos vamos a reunir… por qué no os pasáis y veis el ambiente? Sin compromiso… de verdad. Si no os gusta lo que hay, soys libres de iros en cualquier momento.
  • Nos lo pensaremos… - se dió prisa en responder Marta antes de que su novio con el símbolo del dolar dibujado en sus pupilas pudiese confirmar su asitencia.
  • Perfecto! Pues… nada… ya tenéis mi número, así que espero recibir vuestra llamada. Hablamos…
  • Hablamos…
Marta le dió la mano a aquel intrigante individuo. La oferta era, ciertamente, muy tentadora. Aunque no era precisamente el dinero lo que la motivava, afortunadamente no le hacía falta en ese momento. Más bien era esa sensación de intriga que le corría por dentro. Se moría de ganas de saber como eran esas fiestas de la alta sociedad, ver con sus propios ojos que perversiones y locuras hacían los ricos cuando nadie les observaba. Y por supuesto, formar parte de ello, aunque solo fuese por un día. Pero mujer precavida vale por dos, así que mantuvo la calma y optó por la reflexión antes que por la acción.

Justo cuando Noe se disponía a preguntarle a su amiga que quería ese hombre, Gemma se interpuso.
  • Oye! Antes de irnos tenemos que hacer algo…
  • El qué? - preguntó ella sin mirarla.
Gemma le susurró algo al oído mientras Laia se acercaba sonriendo con su jarra de cerveza medio vacía. Cuando terminó de hablar las tres se miraron, estaban de acuerdo así que se fueron directamente hacía los dos gemelos.
  • Que pasa? - preguntó Fran sentado en un sofá al lado de su inseparable hermano.
  • Pasa que no os vais a ir a casa sin echar un buen polvo… - rió Laia terminandose de un trago su jarra.
Fran no supo que contestar. Miró a su hermano durante un largo rato. En su rostro se podía apreciar claramente la lástima que sentía por él.
  • Puedo hablar un momento con vosotras en privado? - cuando se disponía a levantarse, Cisco le agarró del brazo y le susurró algo a la oreja - Estás seguro?… Vale… veréis chicas… no sé como decir esto, pero mi hermano no… no puede…
  • Eh! Cisco… mírame - dijo Gemma sin dejar de sonreir - Hay muchas maneras de sentir placer… no todo es meter y sacar, sabes?
  • En serio? - respondió Fran por su propia cuenta.
  • Hombres! - suspiró sarcasticamente Noe. Se puso detrás de la silla del silencioso y empezó a empujarla hacía la puerta.
  • Pero… dónde vamos? - dijo Fran mientras era levantado por Laia y Gemma del sofá.
  • Gery! Te sabe mal si tardamos un rato más en salir? - Preguntó Laia sin pararse.
El canoso dueño del local sonrió y les indicó amablemente que podían pasar. Luego se volvió hacía los demás amigos y les preguntó que querían tomar. ‘La penúltima corre a cuenta de la casa’ exclamó provocando vitores y gritos de alegría.

Dejaremos que las tres amigas le hagan al gemelo lo que habían planeado, respetando su intimidad. Tan solo diremos que fué más bonito que pasional, más tierno que salvaje, más sensorial que físico. Pero, viendo la sonrisa de nuestro paralítico amigo cuando salió de aquella habitación, estaba más que claro de que había sido espectacular.
  • Se puede saber dónde has estado todo el día? - Inés esperaba a su marido en la puerta de casa, no como una entregada y obediente esposa. Estaba furiosa - He llamado a la oficina sabes? Blanca me ha dicho que te has ido esta mañana. Que horas son estas? Dónde has estado? Dime…
Diego no contestó ninguna pregunta de aquel interrogatorio de altos decivélios. Tan solo colgó su americana de verano en el perchero, se desató el nudo de la corbata, se quitó los zapatos y subió las escaleras. Estaba como ausente, absorto en sus pensamientos, como si estos le impidieran notar la presencia de su mujer.

Inés, como un fantasma atrapado en otra dimensión, lo siguió, con más preguntas, con más gritos. No obtuvo nada a cambio. Ni una palabra, ni tan solo una triste mirada de desprecio. Se quedó quieta y apretando los puños ante la puerta de la habitación de su hijo, cuando su marido se la cerró de golpe en sus narices.
  • Papá? Qué… que sucede? - Diego junior se puso nervioso. Cuando su padre encendió la luz de golpe, paró de pajearse y cerró el portátil donde estaba viendo porno amateur.
  • Sabes a quien he conocido hoy? - preguntó sin mirarlo mientras se paseaba por la habitación.
  • A quien? - contestó el hijo intentando disimular su erección.
  • A los hijos de puta que te hicieron eso…
‘Dos Balas Senior’ observaba un trofeo en su mano. Una pequeña estatua dorada dónde un hombre atlético sujetaba una pala firmemente. Fuerte, decidido, sano, de píe. Lo había ganado su hijo dos años atrás en un campeonato de Padel, probablemente el último que jugaría en su triste y patética vida.
  • Cómo dices? Dónde? Cómo? - Junior se incorporó sin levantarse de la cama. Sus dos rodillas crujieron como la corteza del pan recién hecho.
  • No te importan los detalles. Solo quería que supieras que ya son míos…
  • Qué… qué vas a hacer papá? - el cojo quería venganza, no nos vamos a engañar. Pero por otro lado no podía evitar sentir miedo. Nadie mejor que él sabía lo desalmado y aterrador que podía llegar a ser su padre.
El cirujano, de espaldas, no contestó. Separó con el pié la silla del escritorio y tiró el trofeo de su hijo en la papelera. Se la quedó mirando, ahí dentro, dorada y reluciente entre envoltorios de chocolatinas y pañuelos de usar y tirar. Luego levantó la cabeza y se quedó observando la estantería repleta de medallas, diplomas y más trofeos. En un ataque de ira incontrolable empezó a tirarlo todo al suelo. Lo hizo con violencia, pero sobretodo con desprecio.

El hijo, un ser tan humillado y tan lástimado que ya no era ni capaz de revelarse; contemplaba como su padre intentaba arrebatarle los pocos recuerdos que habían tenido un significado positivo en su vida.

Como ama alguien que jamás fué amado? Claramente, lo hace mal. Diego no odiaba a su hijo, al contrario, lo amaba profundamente. Pero era un auténtico analfabeto, así que jamás tuvo los medios necesarios para decirselo.

Se lo podía demostrar al menos? Pensaréis. Pues claro y precisamente eso es lo que hacía en esos momentos. Estaba dispuesto a matar por él. Dispuesto a luchar en su nombre y acabar con sus enemigos; uno a uno, hasta el último, sin dudar, sin pensar en las consecuencias. Descargaba su furia contra todo aquello que le pudiera recordar a su hijo quien fué algún día y que jamás volvería a ser. Lo amaba, a su manera por supuesto. Una macabra y tenebrosa forma de decir…

‘Te quiero’

Continuará…
A ver si le va a salir el tiro por la culata? Es un chulo piscinas y me gustaría que recibiera un par de kg de humildad
 
A ver si le va a salir el tiro por la culata? Es un chulo piscinas y me gustaría que recibiera un par de kg de humildad
A ver por dónde va a salir Ron_Artest, pero me huele que va a causar un gran daño, o al menos va a conseguir asustar a más de uno o una... tendremos que esperar hasta la siguiente entrega...
 
Me temo que nos hará pasar algún mal rato, hasta que aparezca el estratega de Jordi, en general a mi los chaval@s me caen bien y no me gustaría que les pasara nada, bueno Gemma tiene su aquel pero tiene sus momentos de lucidez
 
Una história feliz al estilo película americana promedio, típica de las tardes de domingo o una despiadada tragicomedia al más puro estilo Juego de Tronos, dónde muere hasta el apuntador? Mmmm…. Difícil elección! Jajajaja
 
Una história feliz al estilo película americana promedio, típica de las tardes de domingo o una despiadada tragicomedia al más puro estilo Juego de Tronos, dónde muere hasta el apuntador? Mmmm…. Difícil elección! Jajajaja
Sorprendernos, aunque como supongo ya lo tienes decidido, sea como sea seguro que me gustara
 
Sorprendernos, aunque como supongo ya lo tienes decidido, sea como sea seguro que me gustara
Gracias por las palabras. Aunque he de confesarte que no tengo nada decidido aún. La verdad que estoy planteando el relato como un ejercicio de improvisación. Puedo pensar un poco sobre el próximo capítulo, como una idea general. Pero cuando me pongo a escribir me dejo llevar, incluso cambiando la idea de inicio. Muchas de las situaciones que se han generado, incluso la mayoría de personajes, han surgido de esta forma, por casualidad. Nunca antes lo había planteado de este modo. Siempre he escrito sabiendo como quería terminar la historia y he dejado un montón de ideas y proyectos en el tintero precisamente por eso. Me agobía y me limita creativamente saber que tengo que enfocar la historia hacía un destino en concreto. Con este método me siento más libre, más agusto. Como si no tuviera ataduras o compromisos con nadie… no se si me explico. Supongo que tendrá algo que ver con el caracter de cada uno… perdón que me enrollo demasiado jajaja. Capítulo 38 en camino, por cierto. Un abrazo.
 
‘Dame un punto de apoyo y moveré el mundo’ dijo Arquímedes. Pues yo digo ‘Dame tiempo libre y te escribiré un libro’ jajajaja. Benditos sean por siempre los fines de semana. Aquí tenéis otro capítulo de…

COLEGAS DE PAJAS Y SUS ARDIENTES NOVIAS
Capítulo 38 - Madres

  • No hablo de la música como concepto, estoy hablando de la industria musical. Es muy diferente… y estoy de acuerdo contigo en que la música es un arte. Posiblemente sea la representación artística más pura que existe, haya existido y pueda llegar a existir en un futuro. Pero la ‘industria’ es otra cosa, es… perversión.
  • Perversión? En serio? Que hay de malo en crear un negocio alrededor del arte? Yo no veo donde está el problema la verdad. Si yo fuera, por ejemplo, no sé… una pintora, digamos. Me sentiría afortunada de poder vivir de lo que me apasiona.
  • Por supuesto, no te digo que no. A mí también me gustaría poder ganarme la vida haciendo lo que se me da mejor hacer.
  • Disparando rodillas dices? - Guille dejaba que el viento acariciase su pelo grasiento en el asiento de atrás del coche.
  • Jajajajajaja… pasame el mechero anda! - le pidió Noe a su novio.
  • Ten! Y Guille, hermano… haz el favor que el tema es muy serio…
Él y Miare se miraron y se sonrieron con conplicidad. Aquella discusión intrascendental había pasado de amenizar el viaje a empezar a hacerse realmente pesada.

- Venga Noe. No ves donde está el problema, de verdad? Es que acaso no escuchas esta mierda? - Marc subió el volumen y espero a que ella se diera cuenta y le diera la razón. Pobre iluso.

En la radio del coche sonaba una banal canción de ritmo repetitivo. Identica a la anterior, seguramente bastante parecida a la siguiente.
  • Pues a mi me gusta… - dijo ella moviendo la cabeza y tarareando el estribillo - es muy pegadiza, que quieres que te diga?
  • No te gusta, simplemente la han puesto tantas veces y tan insistentemente que te han acabado lobotomizando el cerebro. Pero tu escuchas lo que dice? Que mierda de mensaje es ese? Y además no es ni su voz de verdad, joder. Es todo autotune y postproducción.
  • No a todo el mundo le tiene que gustar lo mismo Marc. Y si la gente solo quiere escuchar música para bailar un rato y pasarlo bien? No todo tiene que ser siempre tan… profundo, ostias!
  • Yo no estoy diciendo eso…
  • El semáforo.
  • No se trata de gustos…
  • Está en rojo.
  • Ni tampoco de que todo sea profundo…
  • El semáforoooooo, está en rojooooo.
  • Se trata de una cuestión de calidad.
  • El semáforooooo! - gritó Guille antes de que un fuerte frenazo le estampara su cara contra el reposacabezas del asiento del conductor.
  • Estáis bien! Joder lo siento… - Marc se giró asustado.
Detrás Miare reía sin poder parar, viendo la cara de Guille aplastada contra el asiento. Él se colocó las gafas bien y emitió un leve suspiro. Deseando llegar de una vez al destino, pero sobretodo, rezando porque aquella insufrible discusión llegara a su fin.
  • Está en verde…
  • Qué dices?
  • El semáforo…
  • Ah sí!… bueno… como te iba diciendo…
  • Nooo… otra vez no… - sollozó Guille para sus adentros.
  • Cuando escucho la palabra industria, me vienen a la cabeza imagenes de grandes fábricas produciendo en masa, obreros trabajando en largas líneas de producción… productos homogéneos, todos envasados igual, sin diferencias o particularidades. Banalidad.
  • Entiendo por dónde vas… pero no siempre todo es tan malo. Eres demasiado extremista aveces. Acaso no han salido grandes artistas de esa ‘maligna’ industria que dices? - dijo Noe haciendo el gesto de las comillas con los dedos.
  • Si… bueno... Pero cuantos en realidad? Muy pocos si te paras a pensar. Y el fin jamás justifica los medios. Es decir, por un Elvis Presley que haya sido descubierto, nos tenemos que tragar toda la gran mierda con la que nos bombardean constantemente?
  • Pero Elvis fué un producto también, no?
  • Por supuesto…
  • Y no te estás quejando de eso todo el rato?
  • No me quejo de alguien en particular… de lo que me estoy quejando es de que intenten banalizar el arte. Crean productos, los producen en masa, te obligan a consumirlos hasta vencerte y te obligan a tragar constantemente esa mierda. Sin escrúpulos. Quizás al principio descubrieron a grandes talentos, no lo voy a negar, pero hoy en día solo escucho a ‘obreros de la música’, personas con buena voz, incluso aveces ni eso, solamente una cara bonita que canta sin alma, sin corazón, sin arte… No componen ni sus propias letras, ni las melodías y el arte se basa precisamente en lo contrario. Es comunicar tus ideas, es expresar tus semtimentos… se basa en abrir tu interior hacía los demás. Es personal, profundo y ellos lo han convertido en superficial. No sé… me pone triste, la verdad.
Noe suspiró mirando al cielo. Ya había tenido suficiente por hoy. Abrió la guantera, sacó el porta CD’s y colocó el disco ‘Samba Esquema Novo’ de Jorge Ben Jor.
  • Contento?
  • Esto sí es música… - sonrió el ‘irlandés’ de nuevo al escuchar las primeras notas.
  • Entiendo lo que dices Marc - dijo Miare de repente - Aunque veo un pequeño problema…
  • Cúal?
  • El día que quieras ir a un concierto de alguno de tus artistas preferidos tendremos que hacer una ‘ouija’, porque están todos muertos.
Todos empezaron a reir menos Marc que reflexionaba sobre lo que acababa de decir la rubia. Pues tenía toda la razón del mundo. Ahora que en el coche ya se escuchaba música de verdad, todos se pudieron relajar y disfrutar en silencio del agradable airecito que entraba por las ventanas bajadas.

Los cuatro se dirigían hacía Copóns, un pequeño pueblecito rodeado de naturaleza en el valle del Noya. Noe había alquilado por unos días una casa de estilo moderno con piscina y jardín. La idea era grabar el video ese mismo jueves y luego disfrutar de la casa a solas con su novio, antes de que terminasen las vacaciones y tuvieran que volver a la rutina.

Mientras conducían a toda velocidad, a pocos metros de distancia. Masi les seguía atentamente, acompañada de Freddy y tres amigos suyos del ‘Afrobeat’.
  • Pero no hablan na’ de españó’?
  • No… hace poco que han llegado de Guinea Ecuatorial. Entienden lo básico, pero no lo suficiente como para mantener una conversación - sonrió Freddy en el asiento del copiloto
  • Pero les has contao’ lo que vamo’ hacé’ al meno’?
  • Wa dzon ah dzeh Freddy? - preguntó uno de los chicos en Fang, su lengua materna.
  • Bia jom ma ke ândá nggogo - respondió Freddy mirando por el espejo retrovisor a su amigo.
  • Bia ma ke mbe ma ngän… Cho…Choco…late Blanco - rió el chico mirando a Masi y asintiendo con la cabeza.
La andaluza le devolvió la sonrisa. No entendía nada de lo que decían esos tres chicos pero se sentía obligada moralmente a ser agradable con ellos. Pues ella se había sentido igual al llegar a Cataluña, sobretodo al principio, durante los primeros meses, cuando estuvo viviendo en un pueblecito cerca de Gerona. Aún recordaba lo mal que lo pasó cuando no podía comunicarse con nadie.
  • Pues al menos tu tuviste suerte que aquí todo el mundo habla castellano… - reía Freddy - Yo cuando llegué solo hablaba Fang y algo de Francés.
  • Pero si el francé’ y el catalán son casi lo mismo…
  • Que no te oiga ningún catalán decir eso porqué vas a meterte en un buen lío…
  • O be ame ma ke ândá nggogo? O y’eti abelá - dijo otro chico dándole un repaso a la conductora.
  • Qué ha dicho? - sonrió Masi.
  • Jajaja… pregunta si tú también participarás. Cree que eres muy guapa.
  • NO! YO SOLO GRABÁ’ SOLO CÁMARA… GRABÁ’
Masi gritaba como si eso fuera a solucionar le problema de comunicación. Los chicos reían con amplias sonrisas que parecían aún más blancas rodeadas de esa piel tan oscura.
  • Por qué no lo cojes? - Miare se fijó en que Guille miró su movil cuando empezó a vibrar y luego lo dejó boca abajo sobre su muslo volviendo a contemplar el paisaje.
  • Es mi madre… no me apetece hablar.
  • Cuanto hace que no hablas con ella? - preguntó Noe
  • Desde que me fuí de casa.
  • Joder Guille! Que han pasado… dos semanas?
  • Sí. Más o menos.
  • Deberías llamarla hermano. - añadió Marc - Que madre no hay más que una.
  • Y menos mal que es así… creeme.
Miare, con sus ojos de elfo, se fijó en una señal que indicaba que a pocos kilometros había una estación de servicio. Pensó que sería buena idea hacer un pequeño parón para estirar las piernas, tomar un café, echar una meada o llamar a una madre preocupada. Así que pararon.
  • Deberías llamarla… - insitió la rubia al bajar del coche.
  • Va a ser que no…
  • Pero y si ha pasado algo grave?
  • Cómo qué? - preguntó nuestro jóven amigo un pelín cansado de aquella conversación.
  • No sé Guille. Quizás no haya pasado nada. Pero estará preocupada por tí… no te cuesta nada coger el teléfono y decirle que estás bien.
  • Está bieeeen… - acabó aceptando a regañadientes.
Miare lo dejó solo en el parking para que tuviera intimidad y entró dentro de la cafetería junto a los demás. Localizó a Marc, sentado en una mesa, solo y ensimismado, esperando a que su novia y Masi volvieran con los cafés. Se sentó a su lado sin decir nada y se fijó en cómo miraba a Noe que en ese justo momento hablaba con Freddy a unos metros de distancia.
  • Va todo bien?
  • Siiii… solo estaba pensando… - contestó él volviendo al mundo real.
Noe estaba tonteando descaradamente con los africanos. Su forma de sonreir, su lenguaje corporal, estaba claro que se sentía atraída sexualmente por aquellos fuertes, altos y oscuros chicos. Cualquier otro hombre se hubiera violentado ante tal situación, se hubiera sentido inferior ante tales competidores sexuales mucho mejor preparados que él. Se hubiera molestado por ver que su pareja les prestaba tanta atención y demostraba claro interés en sus ‘habilidades’ especiales. Pero no era el caso de Marc. Él no podía evitar excitarse al imaginarsela desnuda rodeada de sus cuatro pollones enormes.

Fuera, entre los coches aparcados, Guille andaba nervioso de un lado a otro. Sujetaba el teléfono en su oreja, aguantando con la mayor entereza posible el chaparrón que le estaba cayendo. Su madre, al otro lado de la línea, mantenía una conversación que parecía más bien un monólogo. El tono era severo, las palabras puñales, la duración innecesariamente larga. Guille no hablaba, por lo visto aún no había llegado su turno.
  • Tú sabes lo preocupados que hemos estado tu padre y yo Guillermo? Te vas de casa, no coges las llamadas, no das señales de vida. Tampoco pedimos demasiado, creo yo. Que te costaba llamar? Aunque solo fuera un momento. Decir, no sé… algo… solo para saber que estás vivo… Estabamos tan preocupados que casi llamamos a la policia, sabes? Si eres lo bastante adulto como para vivir tu vida, también lo eres para ser responsable. Es que no piensas nunca en tus padres? No entiendes lo duro que es para nosotros no saber de tí?
  • Estoy bien mamá…
  • Y ya? Eso es todo? Después de dos semanas sin saber nada de tí, eso es todo lo que nos tienes que decir?
  • Como está papá?
  • No cambies de tema Guillermo. Dónde has estado todo este tiempo? Con quien has estado?
  • En casa de unos amigos…
  • Qué amigos? Cómo se llaman? Los conocemos?
  • No… no los conocéis…
  • Ya… espero que almenos ellos sí llamen a sus padres. Madre del amor bendito Guillermo, por qué nos haces esto? Tanto nos odías? Eh? Es eso?
  • No mamá, no es eso….
  • Cuando vas a volver?
  • No voy a volver, ya te lo dije. Necesito hacer mi camino…
  • Aaaah! Entiendo. Y mientras lo haces, no has tenido ni un segundo para llamar a tu madre? Es que no hay cobertura en ese camino tuyo acaso?
  • Lo siento mamá… llamaré más a menudo, lo prometo.
  • Ni te molestes hijo, me has roto el corazón, lo sabes?
Los llantos desolados de su madre se acoplaban a su respiración agitada y entrecortada. Aunque detrás de toda aquella reprimenda había algo de verdad, el propósito de Norma seguía siendo el mismo de siempre. Manipularlo para que volviera a casa y tenerlo sometido bajo su estricto control. Pero ya era demasiado tarde para eso, pues su hijo ya no era aquel chaval introvertido, inexperto y frágil. Ahora era un hombre y caminaba solo, forjando su destino con sus propios pasos. No obstante, Guille entendió que su madre tenía razón en un aspecto. No costaba nada llamarla de vez en cuando y evitar que se preocupara innecesariamente.

Mientras el grupo reprendía la marcha hacía su destino. A decenas de kilometros, en el barrio, dos madres preocupadas mantenían una larga conversación. La que realizó la llamada preguntaba por su hijo, la que escuchaba temía por el suyo.
  • Me sabe mal no poder ayudarte Antonia, de verdad… pero es que no sé nada de Martin.
  • Y los chicos? Te han dicho algo?
  • No… la verdad es que no…
Manolo, que fregaba los platos en ese momento, miró a su mujer preocupado, indicandole con gestos que mantuviera la boca cerrada. Rosa asintió, por ningún motivo iba a poner en riesgo el futuro de su hijo. Pero por otro lado no podía evitar ponerse en la piel de la otra madre.
  • Andrés dice que tampoco sabe nada, pero… oculta algo. Estoy segura… las madres sabemos esas cosas.
  • No te preocupes mujer, estará por ahí de fiesta… Es verano, está de vacaciones… estará disfrutando de la vida o durmiendo la mona… Vete tú a saber… ya sabes cómo son los jóvenes…
  • No… ya han pasado varios días y Martin es un chico muy responsable. Además… lo del golpe en la cabeza… me tiene muy preocupada… y sí se ha metido en algún lío?
A Rosa se le acaban las excusas. Como madre protegería a su hijo hasta las últimas consecuencias. Pero también como madre podía sentir la angustia y la desesperación de Antonia como si fueran propias. Manolo se dió cuenta al momento que su mujer empezaba poco a poco a desmoronarse, así que se vió obligado a interceder antes de que todo se desmadrara.

Él era padre y por supuesto también sufría por su hijo, pero entendía la paternidad de otra forma. Una madre no es racional, no puede serlo jamás. Existe un vínculo poderoso e inexplicable entre ella y su hijo, es algo que roza casi lo paranormal. Un hilo invisible que los une de por vida y que solo se rompe cuando la dadora de vida muere. En cambio, un padre es más bien como un arquero. Levanta su arco, con firmeza y templanza, lo tensa con fuerza y determinación, apunta lo mejor que puede y dispara. Su hijo es la flecha y sabe que desde el mismo momento en que él suelte la cuerda, ya no podrá hacer nada más, tan solo esperar que su disparo haya sido lo más preciso posible.
  • Antonia… soy Manolo. Perdona que me entrometa pero es que no he podido evitar escuchar la conversación…
  • Hola Manolo… tranquilo… no hay problema…
  • Entiendo tu preocupación de veras… pero ni Rosa ni yo podemos ayudarte… déjame que hable con mi hijo y sus amigos, a ver si ellos saben algo de Martin. Te parece?
  • Sí por favor… te lo ruego. Roger y yo estamos muy preocupados…
  • Lo entiendo. Hoy viene Jordi a comer a casa… déjame que le pregunte y luego te llamamos.
  • Gracias de verdad… muchíssimas gracias Manolo.
  • No es mada mujer, cuidate…
‘Pater Familiae’ colgó la llamada y le devolvió el teléfono a su abatida mujer. Se sentó en la silla junto a la mesa de la cocina y empezó a pensar un plan. Sin duda era él quien había regalado en herencia esas cualidades a su hijo. Pero por muy bueno que fuera planificando, sabía perfectamente que iba a necesitar ayuda.
  • Qué vamos a hacer? - preguntó Rosa preocupada.
  • A qué hora vienen los niños a comer? - contestó su marido sin mirarla, absorto en sus pensamientos.
  • Les dije que vinieran sobre la una…
  • Llámalos y que vengan ya! Tenemos que pensar un plan…
Marta sujetaba con las dos manos la cabeza de su novio entre sus piernas cuando sonó el teléfono. Lo cogió de la mesita de noche y miró quien llamaba.
  • Quien es? - preguntó él con la cara llena de saliba y las fosas nasales inpregnadas de aquel suculento aroma.
  • Tu madre… no pares mi vida… no pares - Marta volvió a dejar el teléfono en la mesita y acercó la cabeza de su novio contra su mojada y húmeda vagina.
  • Cógelo… quizás sea importante - dijo él sin dejar de mover la lengua tal y como su novia le había pedido que hiciera, cuando el teléfono volvió a sonar de nuevo.
  • Siiiii? - respondió Marta intentando evitar que se le escapara un gemido de placer - Hola Rosa… sí… pero ahora no se puede poner… está ocupado…
Mientras la madre le explicaba lo que sucedía, Marta acercó el teléfono contra su pecho para que no pudiera oir sus gemidos. Sus muslos empezaban a temblar, vaticinando el cercano orgasmo que estaba a punto de llegar, por segunda vez, esa misma mañana.
  • Ahora méteme los dedos - susurraba llena de placer - así… muy bien… y chúpame el ojete… Oooooh! Joder… si. Siii. No pares, no pares…
  • Marta? Hola? Estás ahí?
  • Si Rosa, perdona… te escucho - Marta se mordia el labio inferior mientras agarraba con fuerza el pelo de su novio. Levantó el culo de la cama para que él pudiera trabajar mejor y empezó a frotar su entrepierna contra su cara.
  • Así que necesitamos que vengais ya… es urgente. Me estás escuchando?
  • Ooooh! Siiiii… - Marta se tapó la boca mientras se corría sobre la cara de Jordi.
  • Marta? Va todo bien?
  • Si Rosa, disculpa… vamos para ahí.
  • Cuanto tardaréis?
Ella miró primero la hora en el despertador. Seguidamente a su novio que seguía amarrado a su ano sin parar de lamer. Notó la punta de su lengua entrando y saliendo mientras sus dos dedos se la follaban cada vez más rápido. Lo supo al momento, un tercero estaba por llegar.
  • En media hora estamos ahí… Ciao!
  • Qué han dicho? - preguntó Manolo en una pose muy parecida a la escultura de Auguste Rodin, ‘El pensador’
  • Yo no sé que le ve tu hijo a esta chica, la verdad. Parece siempre taaaaan distraída…
Mientras ‘Dulce Dolor’ conseguía el triplete aquella ardiente mañana de jueves. La expedición multicultural había llegado ya a su destino. La casa que Noe había alquilado estaba en mitad de la completa nada. Una pequeña urbanicación aún en desarrollo, con apenas cuatro casas en pié y llena de naturaleza salvaje por los cuatro costados. Aparcaron los dos coches en frente, recogieron el equipaje y el set de grabación de los maleteros y entraron todos dentro.

Era una casa moderna, de líneas rectas y finas, de tonos neutros y con muchas cristaleras. Estaba rodeada de un jardín muy bien cuidado, el césped recién cortado, las flores y arbustos impolutos. En la parte posterior había una gran piscina de aguas cristalinas que invitaban a tirarse de cabeza.

El día era soleado y sofocante, con lo que el grupo no tardó mucho en probarla.

Los chicos guineanos fueron los primeros en ponerse los bañadores y tirarse al agua. Marc y Guille salieron justo despúes y se sentaron en el borde de la piscina mientras compartian un canuto y observaban el gran alboroto que estaban montando los cuatro amigos.
  • No gracias, no puedo fumar hermano. El asma…
  • Es verdad… perdona…
  • No es nada…
  • Hablaste con tu madre al final?
  • Si… al final la llamé.
  • Por cómo lo dices hermano, entiendo que no fué muy bien - sonrió Marc mientras pasaba la llama del mechero sobre la punta del porro.
  • No es eso, es que… digamos que es una relación… complicada.
  • Ya… te entiendo. No debe ser fácil…
  • El qué?
  • Ser padre digo… no debe ser nada fácil.
  • A veces ser hijo, tampoco lo es.
  • Cierto… no te falta razón. - Marc observaba a los cuatro africanos divertirse a través del humo que salía de su boca. Físicamente eran un portento, no tenía nada que hacer contra ellos y eso que aún no se habían quitado los bañadores.
  • No habéis pensado nunca en tener hijos? Noe y tú?
  • Bueno… lo hemos hablado algunas veces, pero no en plan serio, sabes? Solo suposiciones…
  • Y no te gustaría?
  • No lo sé… por un lado creo que un hijo es como la culminación del amor entre dos personas, no? Almenos eso dicen… pero por otro lado… a nivel filosófico y moral no estoy de acuerdo.
  • Sé que me voy a arrepentir de preguntar esto, pero… - sonrió Guille mientras miraba sus piernas moverse dentro del agua - por qué no estás de acuerdo?
  • Creo que el ser humano es una plaga. Estamos en la cúspide de la escala evolutiva, no tenemos depredadores que amenacen nuestra especie, nos reproducimos sin parar, nuestra esperanza de vida no deja de aumentar, arrasamos con todo a nuestro paso, agotando los recursos del planeta sin medida, extinguiendo a otras especies, destruyendolo todo…
  • Pero… es ley de vida no? Quiero decir, solo prevalece el más fuerte… Siempre ha sido así…
  • No. Nosotros hace tiempo que dejamos el círculo de la vida. Nuestra existencia es artifical, hemos modificado el planeta para asegurar nuestra supervivencia… pero bueno, no quiero darte la ‘chapa’ otra vez.
  • Jajaja… que va… sigue hermano, me parece interesante tu punto de vista. Aunque no entiendo que tiene que ver lo que dices con no querer tener hijos…
  • ‘Save the world, Kill yourself’ como dijo Marilyn Manson.
  • Eso suena muy tétrico…
  • Si, no te lo voy a negar. Pero tiene sentido… resumiendo hermano! No quiero tener hijos por una cuestión ética. Conoces el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria?
  • Primera noticia…
  • Promueve que los seres humanos dejen de reproducirse voluntariamente para dar paso a la recuperación del planeta y el bienestar de otras especies. No es suicida ni violento, al contrario. Es completamente pacífico y propone una salida voluntaria, gradual y ética de la humanidad.
  • Entonces crees que debemos ser extinguidos?
  • No en plan genocidio de masas ni nada por el estilo, no hay que forzarlo pero sí… creo firmemente que es necesario. Hasta que se consiga, de momento y por mi parte, no quiero contribuir a que crezca nuestra especie. Me niego.
  • Tu granito de arena… - sonrió Guille
  • Exacto! Mi puto e insignificante granito de arena…
Freddy y sus amigos pararon de hacer el imbécil y se quedaron como bobos mirando a las tres chicas que jusgo salían de la casa. Sus enormes pollas de chocolate tensaron las telas de sus bañadores, poniendo a prueba la elasticidad y resistencia de la que presumia constantemente la marca.

Marc y Guille se percataron de sus ocho ojos abiertos como platos y se giraron par ver que sucedía. Sus pollas blancas se pusieron duras de repente. Aunque sin llegar a realizar ningún control de calidad como sus compañeros africanos.
  • Está buena? - preguntó Noe acercandose a la piscina, cubierta por un diminuto bikini que parecía haber olvidado el objetivo principal por el que había sido fabricado.
  • No tanto como tú! - sonrió Freddy flotando dentro del agua. Ese maldito bañador mostraba más que tapaba.
La ‘reina caída’ sonrió traviesamente y se tiró de cabeza dentro de la piscina. Buceó unos pocos metros y cuando salió a la superficie lo hizo justo en medio de los cuatro chicos.

Se secó la cara y les ofreció una sonrisa enorme. Era preciosa. Su pelo largo y mojado cayendo sobre su piel blanca y suave. Su cuerpo jóven y terso pidiendo sexo a gritos. El círculo cada vez se iba estrechando más. Las pollas erectas como rifles cargados a punto de disparar peligrosamente contra ella.
  • Podríamos aprovechar para grabar, hace un día perfecto! - Interrumpió Miare mientras se sentaba en el borde de la piscina al lado de Marc.
Por un momento, él dejó de vigilar a su novia y su mirada fué directa a los muslos de la rubia. Deseaba manosearla, lamerle todo el cuerpo, restregarse contra ella, penetrarla.

La idea de adelantar la grabación fué bien recibida por todos. Así que se pusieron manos a la obra. Para realizar la fantasía de Noe iba a ser necesaria la participación de todos, excepto la de su novio. Él se había quedado, casualmente, sin papel.

Noe haría de madre caliente, Guille de hijo pajillero y los cuatro guineanos interpretarían el papel de operarios de una compañia telefónica.
  • Es necesario que grabéis las dos? - le susurró Marc a Miare mientras esta preparaba su cámara con cierta devoción.
  • Cuando entren dentro, esperame fuera vale? - sonrió ella sabiendo perfectamente lo que él andaba tramando.
  • Todos listos? Sí? Pues empezemo’! - ordenó Masi cámara en el hombro.
‘Ding Dong’

En la calle cuatro hombres negros vestidos con monos grises de trabajo esperaban a que alguien les abriera la puerta.
  • Buenos días… - Guille les abrió la puerta amablemente.
  • Somos del cable. Venimos para arreglar la avería. Está tu madre en casa?
  • Si… está ahí detrás en la piscina. Pasad porfavor, adelante.
Los cuatro negros pasaron uno a uno por delante del muchacho. La diferencia de estatura era bastante evidente, por no hablar de la forma física.
Al lado de la piscina, estirada sobre una tumbona. Noe sujetaba una tablet donde se reproducía un video porno de sexo interracial, mientras con la otra mano se masturbaba el clítoris por debajo del diminuto bikini.
  • Mamá… han venido los de la compañia telefónica…
  • Hay! Perdón… - dijo ella nerviosa escondiendo la tablet y retirando su mano de su entrepierna, mientras era rodeada por los cuatro negros.
Los operarios se la quedaron mirando con deseo. Ella, tumbada y con las piernas cruzadas, intentaba esconder su coño lujurioso. Estaba alterada y se tocaba el labio inferior con un dedo mientras sonreía coquetamente a los cuatro desconocidos.
  • Tiene usted problemas con la conexión verdad? - preguntó Freddy consultando unas hojas en su carpeta.
  • Ajá! - exclamó ella que detrás de sus gafas de sol no podía dejar de mirar sus entrepiernas.
  • Le parece si vamos dentro y lo revisamos?
  • Por supuesto… siganme…
Noe se levantó y paso entre medio los altos operarios, con toda la intención de calentarles las pollas. Ellos la desnudaron con la mirada y empezaron a seguirla. Incluso un par empezaron a sobarse el paquete contemplando ese culo blanco moverse de aquella forma tan sensual.
  • Hace calor verdad? - dijo ella girandose y poniendose las gafas de sol encima de la cabeza.
  • La verdad que sí señora…
  • Les apetece tomar algo? - preguntó mientras sujetaba la puerta corredera de cristal que daba paso al interior de la casa.
  • Tenemos mucho trabajo hoy, si no le importa… nos gustaría ir al grano! - contestó Freddy con sus ojos clavados en sus tetas.
  • Por supuesto, entrad… adelante! Cómo si estuvierais en vuestra casa - sonrió traviesa mientras se abanicaba con la mano y miraba con deseo los negros que iban entrando dentro.
Guille, su hijo, entró el último. No pudo evitar lanzar una mirada de desaprobación cuando pasó enfrente de su madre. Ojalá se comportara decentemente alguna vez y fuera como las madres de sus amigos. Estaba desatada ultimamente, como si no pudiera dejar de follarse a todo lo que tuviera dos patas y andase herguido. Pero por otro lado, le ponía muy cachondo saber que su propia madre era una zorra caliente adicta a chupar pollas.
  • Sigues tú? - le dijo Miare con señas a Masi.
  • Yo te cubro, tranquila! - contestó su amiga.
Miare corrió la puerta cuando ella hubo entrado y apagó la cámara. Marc que se acababa de dar un baño la estaba esperando, tumbado en el mismo sitio donde hace pocos minutos estaba su novia masturbandose.
  • Así que me echabas de menos? - susurró la rubia mientras se tumbaba encima del cuerpo mojado de él.
  • Tú que crees? - sonrió Marc agarrando con fuerza sus dos nalgas y estrujandolas.
  • Llevas un arma o es que te alegras de verme? - Miare empezó a besarle con pasión mientras deslizaba su mano por debajo del bañador del chico, llevaba muchos días pensando en esa polla.
  • Joder rubia! Cómo me pones… - Marc metió sus manos por debajo de su bikini y empezó a buscar con sus dedos su ojete.
  • Me vas a follar duro? Eh? Dímelo! - Miare le metía la lengua hasta la campanilla.
  • Siiii… quieres que te folle?
  • Si, hazlo! Follame, lo necesito!
Mientras los dos amantes se quitaban la poca ropa que llevaban y empezaban a follar al aire libre como dos putos animales en celo. La grabación seguía su curso en el gran comedor de la casa.
  • Que es esto? - preguntó Freddy al ver una barra de metal que iba del suelo al techo, cerca de los sofás.
  • Ah! Es una barra… la uso para practicar.
  • Practicar? el qué? Si puedo preguntarlo…
  • No hay problema, jeje. Me gusta el Pole Dance, llevo unos seis meses entrenando…
  • Y se le da bien! - Añadió Guille sentandose en el reposacabezas del sofá.
  • En serio? Curioso… - rió el operario africano.
  • Os gustaría ver una demostración? - preguntó Noe sonriendo mientras agarraba la dura barra metálica y dejaba caerse.
Los cuatro trabajadores asintieron y se sentaron espectantes en el largo sofá, deseosos de que empezara el espectáculo. La fogosa madre sacó unos tacones altos de debajo de una mesa cercana y se los ató. Sin perder tiempo, empezó a moverse sensualmente delante de ellos. Los negros empezaron a celebrarlo y se miraban con incredulidad, se sentían contentos y afortunados por tener la suerte de poder contemplar aquel espectaculo privado.
  • Joder! No aguanto más - exclamó el hijo.
Guille se desabrochó el pantalón corto y junto a sus calzoncillos se los bajó hasta los tobillos. Se abrió de piernas y empezó a masturbarse su polla erecta sin dejar de mirar como bailaba su madre. Noe tenía la barra entre medio de su nalgas, bajaba y subía frotandose contra ella, al mismo tiempo que empezaba a desabrocharse los dos nudos en los laterales de su diminuto bikini. Antes de sacarselo, se lo frotó varias veces contra su coño húmedo, agarrandolo de ambos extemos.
  • Joder! Me encanta como huele señora - exclamó Freddy cuando ella le tiró la parte inferior del bikini sobre su cara.
Noe sonrió y se dió la vuelta. Se puso de rodillas sin dejar de mirarlos y empezó a lamer la barra donde antes había frotado su culo. Comenzó a subir lentamente, pasando la lengua por toda la superficie y agarrandose las tetas con ambas manos.
  • No sabes la suerte que tienes chaval! - rió Freddy mientras bajaba la cremallera de su mono gris.
Los operarios no podían más. Así que decidieron hacer lo mismo que el hijo de aquella zorra lasciva. Se pusieron de pié y empezaron a quitarse los monos de trabajo. No llevaban ropa interior, así que cuando el uniforme pasó de sus cinturas, sus cuatro pollas descomunalmente enormes, salieron disparadas.
  • Madre mía! - exclamó Noe con los ojos bien abiertos y tapandose la boca.
Los africanos se quedaron desnudos, solo se dejaron puestas las botas de seguridad y los calcetines. Se miraron con complicidad entre ellos y lo tuvieron claro. Mientras Freddy se acercaba a Noe y la agarraba del brazo los otros tres formaron un semicirculo. Él la puso en medio y empezó a quitarle la parte superior del bikini.

Noe agarró dos pollas con ambas manos y empezó a sopesarlas. Las acariciaba, palpaba sus enormes testículos, inspiraba hondo para sentir aquel olor que la ponía tan cerda. Mientras, dejaba que las manos grandes y negras de aquellos hombres empezaran a manosearla por todas partes.
  • Ponle esto! Ten! Le encanta ser una perrita… ya verás - Guille le lanzó desde la distancia un collar a Freddy, sin dejar de pelarsela como un mono.
El chico negro la agarró al vuelo y se lo ató a la madre alrededor del cuello. Entonces empezó a tirar con fuerza de la correa. Noe gemia de placer mientras notaba como él la trataba como una esclava y rozaba su monstruosa polla entre las nalgas de su culo.

El guineano al que no estaban masturbando se impacientó. Así que agarró de la cabeza a la madre y la obligó a ponerse de rodillas. Noe sin dejar de masturbar los otros dos pollones, abrió la boca lo más grande que pudo y dejó que se la meteria hasta el fondo.
Masi se estremeció al ver ese enorme y duro miembro dentro de la boca de su amiga. Hizo un primer plano de como ella se ahogaba mientras le sujetaban con firmeza la cabeza y la barbilla y se le follaban violentamente la boca. Freddy desde atrás, tiraba cada vez más de la correa. Estaba tan excitado que no controlaba la fuerza que hacía. Miraba a ‘chocolate blanco’ chupar las tres pollas de sus compatriotas mientras el sujetaba su enorme rabo y le daba golpes sobre su cabeza.

En el exterior, a pocos metros. Su novio tenía la cara metida entre las tetas llenas de saliba de Miare. Le agarraba el culo con las dos manos y hacía fuerza mientras ella cabalgaba su polla gritando y con los ojos cerrados mirando hacía arriba. La tumbona se movía, cada vez más, acompañando los movimientos repetitivos de los dos jóvenes amantes. Las patas estaban muy cerca del borde de la piscina. Al final acabó volcando.
  • Ostiaaaa! - gritó la rubia al ver que caían al agua.
  • Mierda! - Marc intentó agarrarse a algo, pero solo encontraba la piel suave y sudada de ella.
‘Splaaaaash!’ Los dos calleron dentro del agua.
  • Estás bien? - preguntó Marc con cierta preocupación.
Miare no podía contestar. Le había entrado un ataque de risa por lo ridiculo de la situación.
  • Jajajaja… Sa matao Paco! - gritó Marc sin poder dejar de reir.
Entre risas, los dos se miraron de nuevo. Estaban desnudos, mojados, excitados. Se abrazaron y la diversión volvió gradualmente a la pasión. Ahora follaban en gravedad cero, total libertad de movimiento, total libertad de pensamiento.

Dentro, en el salón. Los operarios tiraron a Noe sobre el sofá. Ella se abrió de piernas y dejó que Freddy le frotara su hinchado y caliente prepucio por su clitoris. Se la metió de golpe, con un fuerte empujón. La agarró de los tobillos y empezó a penetrarla duro mientras chupaba una de las puntas de sus tacones. Noe gemia de placer mientras masturbaba dos pollas con ambas manos y mamaba una tercera con desesperación.

Su hijo, se acercó para ver mejor la escena, masturbandose cada vez más fuerte. Con el precum asomando por la punta de su rabo erecto. Sus huevos llenos de lefa danzaban al ritmo de su mano, alegres y deseosos por descargar.
  • Mierda… no puedo más… - Gritó Freddy cubierto de sudor. Sus empotradas eran cada vez más fuertes y rápidas.
  • Damelo todo! Correte en mi cara… vamos! - Noe gritaba mientras tres enormes pollas se peleaban por entrar dentro de su boca.
Freddy, siguió penetrandola, hasta que notó que había llegado el momento, se agarró el pollón y lo sacó fuera de ese coño húmedo y caliente. Se puso encima de ella temblando, apunto de correrse. Mientras sus tres amigos se apartaban un poco para que no los salpicase. Noe levantó un poco la cabeza tirada por la correa atada a su cuello y abrió la boca. Empezó a masturbar con las dos manos aquel kilometrico pollón africano y dejó que la cubriera de lefa toda la cara.
  • Joder mamá! Pero por qué eres tan zorra? - gritó Guille mientras los chorretones de semen salían disparados de su rabo manchandolo todo.
Noe sonrió a cámara con la polla negra aún palpitando cerca de su cara. Estaba satisfecha por su gran actuación y chupaba el capullo de los tres rabos negros que aún seguían con ganas de más.

Uno de los guineanos se sentó en el sofá, al lado de Guille. Cogiendo a Noe del brazo se la sentó encima y empezó a introducirle el enorme miembro dentro de su coño. Noe gritó de dolor, pero en pocos segundos empezó a cabalgar como si no hubiera un mañana. Los otros dos chicos se pusieron cada uno a un lado, locos porque ella se girara en su dirección y abriera la boca. La ‘reina cáida’ no daba abasto, recibía cachetadas en las nalgas mientras se la follaban cada vez más duro. Cuando chupaba la polla de su derecha, notaba como el negro de la izquierda le agarraba la cabeza par que se girase y le ofreciera su boca.
  • Aaaaaaaah! - gritó de repente el operario que se la follaba. Empezó a maldecir como si estuviera poseído, en un idioma desconocido.
Sacó su polla del coño dolorido de ella y empezó a masturbarse compulsivamente entre sus nalgas. Noe podía notar la mano de él golpear ritmicamente sobre su culo. Sin dejar de masturbar los otros dos rabos, giró la cabeza para ver como ese pollón negro le lanzaba chorretazos inmensos de lefa que llegaron hasta bastante arriba de su espalda.

‘Uno menos’ pensó muy cachonda y cada vez más más sucía. De repente el negro de su derecha la agarró por debajo de sus axilas y la levantó. Su camarada se quedó tirado en el sofá, con su polla aún moviendose a espasmos y con los ojos en blanco.

Noe se sintió como si fuera una acróbata. El negro la levantó en el aire. Le pasó sus brazos fuertes por debajo las rodillas y le agarró con ambas manos las nalgas. Sin decir nada, empezó a follarsela como un animal fuera de control. Masi se agachó para hacer un plano desde abajo, filmaba el culo de su amiga rebotar contra la cintura de aquel chico, cada vez más rápido y más fuerte. Sus huevos negros y enormes golpeaban contra su coño mojado y caliente sin parar.

El otro guineano que esperaba no pudo evitar acercar su rabo a la rubia que seguía grabando profesionalmente sin perder detalle. Era el mismo que le había preguntado en el coche si ella también iba a participar. Masi miró como aquel mástil enorme de ebano se acercaba hacía su boca y se alejó rápidamente. No le faltaron ganas de soltar la cámara y entregarse en cuerpo y alma a la madre África, pero estaba sola y debía seguir trabajando, pasase lo que pasase.

Menos mal que el fibrado chaval que se follaba a Noe no aguantó mucho más. Después de emitir un fuerte grito. Movió la pelvis hacía atrás y su polla salió del coño de Noe como quien descorcha una botella de champán. Masi desde abajo, grabó como ese enorme pollón se movía espasmodicamente soltando litros de esperma sobre el suelo mientras Noe, abrazada a su cuello, miraba hacía abajo y su coño chorreaba por los muslos sudados de aquel negro.

El último de ellos no tardó en agarrarla cuando su amigo la dejó de nuevo en el suelo. Recibió una cachetada en el culo y la volvieron a levantar en el aire de nuevo. Pero está vez le dió la vuelta, dejándola boca abajo. Noe se sentía como si estuviera en un circo haciendo un espectaculo de trapezistas. Nunca en su vida había hecho un ‘69’ en posición vertical. Mientras el fornido negro le comia el coño con sus gruesos y carnosos labios, ella se aferraba a su polla, mamando llena de placer y con la sangre subiendole a la cabeza.
  • Mmmmmphhhh - abrió los ojos de par en par cuando el negro empezó a correrse sin avisar. Por la cara sudada y roja de la chica empezó a escurrirse la lefa que empezaba a ser demasiada para mantenerla dentro de su boca.
Se corrió como una loca mientras esa lengua ancha y larga le chupaba al mismo tiempo el coño y el ojete. Con sus dos manos se agarraba a los fuertes y sudados muslos del africano mientras intentaba respirar por la nariz con su boca completamente llena de semen. Su cuerpo sudado apretado contra el de ella. Sus fuertes brazos agarrandola de la cintura para que no cayera. Su polla corriendose dentro de su boca, su cuerpo negro y caliente temblando de placer.

Al mismo tiempo que ella llegaba al orgasmo. Su novio también lo hizo, pero con otra mujer.
  • Me corro… joder… me corro - gemía Miare abrazada a Marc y besandolo sin parar.
  • Yo también… oooooh!
  • No la saques… correte dentro… siiii asíiii - Miare sonrió mientras sujetaba el culo de Marc. Quería sentirlo dentro, todo el rato, sin parar.
Se quedaron así durante un largo rato. Abrazados dentro de la piscina mientras se besaban apasionadamente.
  • Ya han terminado! - dijo Guille acercandose a la piscina cuando los vió desnudos y abrazados dentro del agua - Ostias! Perdón, siento interrumpir…
  • Al aguaaaa patooooos! - Masi salió corriendo de la casa. Agarró a Guille por la cintura y se tiraron a la piscina.
  • Y Noe? Está bien? - preguntó Marc mientras la rubia seguía dandole besitos en la mejilla, abrazada a él.
  • Que si está bien? - rió Masi sujetandose a Guille que no veía nada tras sus cristales mojados - Yo creo que está mejó’ que bien… aunque no sé si tanto como tú. Eh amiga!
  • Haaaay! Para tonta!
Masi se abalanzó sobre Miare intentando hundirla, mientras Guille y Marc sonreían viendolas pelear amistosamente.
Pasaron una agradable mañana todos juntos, hasta que llegó la hora de comer y de desperdirse.
  • Ah! Pero vosotros os quedáis aquí? - preguntó Freddy un tanto apenado cuando se enteró que Noe y su novio no volvían con ellos a Barcelona.
  • Si! - dijo Marc pasando el brazo por encima de los hombros de su novia. El lenguaje no verbal era claro. No te atrebas a mear en mi esquina porqué te vas a llevar un mordisco.
No es que estuviera celoso, ni mucho menos. No le importaba que su novia acabara de follarselo y por supuesto estaría encantando de que volviera a hacerlo en un futuro. Incluso le gustaría estar presente y mirar. Pero el acuerdo era claro entre ellos dos. Mucho sexo - Cero sentimientos. Y al parecer, ese tal Freddy no acababa de comprenderlo. Era bastante evidente que sentía algo más por Noe que simple deseo sexual. Llevaba toda la mañana demostrandolo descaradamente. Mimítos, caricias y palabras cariñosas. Marc, lúcido y atento por una vez en su vida, se dió cuenta al momento.
  • Yo pensaba que bajariamos juntos… - volvió a insitir Freddy dirigiendose solamente a Noe.
  • Me voy a quedar unos días aquí con Marc. - dijo Noe dandole un tierno beso en la mejilla a su novio - Queremos estar solos y disfrutar de unos días románticos antes de que terminen las vacaciones.
  • Freddy, me ke? Ayiñ? - preguntó uno de sus amigos sin entender muy bien que estaba sucendiendo.
  • Ayoñ me, mbañe. Bíañ meñ - contestó - Pero… como vamos a volver? No tenemos coche y no cabemos todos en el de Masi.
  • Nosotros tenemos que bajar al pueblo a comprar provisiones, venga chaval! - Marc agarró por el hombro a Freddy y se lo llevó hacía la calle - Os dejo en la estación de tren! Va bien? Si? Pues Vamos!
Noe miró a su novio y no pudo evitar sonreir. Le gustaba cuando se ponía celoso. Aunque no tuviera motivos. Para ella Freddy solo era una polla grande y exótica, nada más. No es que le gustaran los tipos posesivos y dispuestos a romperse la cara con cualquier otro hombre a la mínima que su mascunilidad estuviera en entredicho. Para nada. Pero es que Marc no era así. Jamás usaba la violencia, era más bien… sutíl. Pero quien sabe! Últimamente había demostrado ser de gatillo fácil, así que mejor andarse con ojo.

Masi, Miare y Guille volvieron juntos a la gran ciudad. Y tal y como había prometido ‘el irlandés’ dejó a los cuatro africanos en la estación de tren.
  • Bueno Noe, hablamos cuando vuelvas a Bar…
Marc arrancó el coche sin dejar que Freddy terminase la frase. Lo dejó ahí de pié, en mitad de la calle, saludando con la mano, cada vez más lejos, cada vez más pequeño.
  • Te has puesto celoso, verdad? - sonrió Noe dentro del supermercado mientras hacían la compra para los siguientes tres días.
  • Yo? Que va!… por qué lo dices? - preguntó Marc disimulando de forma lamentable.
  • Ah! Por nada, por nada… me había dado esa sensación…
  • En serio? Es que debería preocuparme por algo?
  • No seas tonto cariño! Ya sabes que no… - rió Noe mientras metía en el carro media sandía ya cortada.
  • Tenemos un trato no?
  • Por supuesto! Y puedes estar seguro que lo voy a cumplir…
  • Eso espero…
  • Cómo? Me estás amanezando quizás? - volvió a sonreir Noe con ganas de jugar.
  • No es una amenaza… pero si te portas mal ya sabes lo que te va a pasar…
  • Ah sí? El qué? - coqueteó descaradamente mientras empezaba a sobarle el paquete.
  • Voy a tener que darte unos azotes! - sonrió Marc mientras le hacía cosquillas a su novia
  • A lo mejor te los doy yo a tí sabes? - Noe alzó los puños como si quisiera pelear.
  • Atrévete! Venga!
Un matrimonio de viejos observaba alegremente a la pareja desde la sección de lacteos. Se agarraron de la mano con amplias sonrisas en sus arrugados rostros, mientras Marc y Noe se perseguían por el super y jugaban al gato y al ratón. Aquella jóven y enamorada pareja les trajo viejos recuerdos a sus cansadas memorias. Recuerdos bonitos y tiernos, cuando aún tenían toda una vida por delante de la que poder disfrutar.

Quien realmente disfrutaba en esos momentos, era Jordi. Observaba babeando las deliciosas croquetas de jamón que había hecho su madre. Sujetaba una entre sus dedos, como si fuera Saturno, antes de empezar a deborar a sus hijos.
  • Mama! No sé como lo haces… pero estas croquetas… joder! Están de muerte…
  • No digas tacos en la mesa y come hijo - respondió Rosa - Si quieres te puedo pasar la receta Marta…
  • El qué? - contestó la chica que andaba un pelín distraida aquella mañana.
Rosa miró a su marido como diciendo ‘lo vés! Esta niña no se entera de nada’, pero Manolo le pidió con la mano que se calmara. No era momento de empezar una discusión.
  • Entonces hijo… Cómo crees que podemos afrontar el tema? - preguntó el padre. Llevaban toda la mañana dándole vueltas y no habían llegado aún a una solución.
  • A ver… tal y como yo lo veo tenemos dos grandes problemas - dijo Jordi pasando la mano por encima del plato de croquetas, escogiendo cúal iba a comerse a continuación - Por un lado hay que mentir a los padres de Martin…
  • Mentir? - preguntó Rosa.
  • Pues claro mama! Por Dios, como pueden estar tan buenas? - esclamó Jordi com media croqueta mordida entre sus dedos grasientos.
  • No blasfeeeemes… - Rosa se sentía orgullosa de que su hijo admirara sus habilidades culinarias. Miró a Marta para restregarselo por la cara, pero esta seguía pensando en las musarañas.
  • Como decía… tenemos que mentirles. No vamos a decirles que nos lo hemos cargado… lo entendéis verdad?
  • Y porqué no nos limitamos a mantener la boca cerrada? Decimos que no sabemos nada y punto…
  • No Papa! Eso no servirá… ellos no pararán hasta localizarlo. Así que tenemos que conseguir lo que quieren. Es decir, que Martin los llame…
  • Cómo? - exclamó Rosa asustada. Incluso para una mujer indecente como ella, la necromancia era ir demasiado lejos.
  • Eso hijo! Recuerdas que está muerto verdad? Cómo vamos a…
  • Tranquiloooos! - Jordi cogió otra croqueta. Parecía que pretendía acabar con todas él solo - Hablaré con Guille, seguro tiene algún programa para modificar la voz… - Jordi se quedó observando a sus dos padres que lo miraban fijamente sin entender nada.
El plan era muy sencillo. Primero recuperar algunos audios de Martin, seguro que Mónica los podía conseguir. Luego programar un modificador de voz, Guille o los gemelos debían tener conocimientos sobre el tema. Y por último obtener una VPN libre de rastreo para llamar a los padres del malvado y difunto cuñado.
  • No entiendo nada de lo que dices, pero vale! - dijo Manolo sujetando su copa de vino - Pongamos que todo eso sirve y se tragan que eres su hijo… qué carajos les vas a decir?
  • No sé… ya pensaremos algo papa. Un discurso de despedida quizás? O yo que sé… que se ha unido a una secta o se va de viaje espiritual a la India. Ya pensaremos en eso más tarde, es lo de menos.
Rosa negó con la cabeza. Estaba claro que su hijo no era padre ni estaba preparado para serlo. Si se creía que Antonia y Roger desistirian de buscar a su hijo con esas estúpidas escusas, es que no sabía nada acerca de lo que significaba ser padre.
  • Tranqui mama, funcionará. Hazme caso. Pero… aún tenemos un problema… - meditó Jordi mirando el plato medio vacío de croquetas e intentando sacarse un paluego de entre sus dientes.
  • Andrés…
  • Correcto papa! Lo de ese chico es un misterio. Marc me dijo que ahora estaba tramando algo con Diego. No se qué de una reunión…
  • Quien es Diego? - preguntó su madre.
  • El cabrón que dejó en silla de ruedas al gemelo - contestó de forma cruda Manolo mientras le daba un sorbo largo a su copa.
  • Que es eso de una reunión? - preguntó Marta dejando de repente el mundo de las ideas.
  • Se presentó en su casa, ayer o antes de ayer. Ahora no recuerdo. Según me comentó Marc vino como intermediario. Quería que él y Diego se reunieran para firmar un tratado de paz…
  • Huele a trampa desde lejos!
  • Yo pienso lo mismo mi vida. Lo mismo que acabas de decir es justamente lo que le dije a él - Jordi vació su copa de vino de un trago - No sé que estará tramando ese chaval, pero no me gusta ni un pelo…
  • Entonces… solo queda una opción. Plomo… - susurró su padre con expresión seria, disparando un revolver imaginario con su mano.
  • Pero que dices Manolo! Desde cuando estoy casada con el maldito Pablo Escobar? - Rosa se levantó de la mesa mosqueada.
  • No te alteres mama!
  • Que no me altere? Que no me… Me cago en Dios! - Rosa se santiguó después de gritar aquellas palabras y pidió perdón a un ser superior igual de imaginario que la pistola de su marido.
  • Rosaaaa, cariñoooo… relájate!
  • Que no Manolo! Que no… - la gorda madre empezó a recoger la mesa, echa un manojo de nervios - Que no somos un cártel colombiano joder! Que esto es Barcelona, no Medellín…
  • Ahora mismo el peso del narcotráfico está en Méjico mama, no en Colombia…
  • Me importa una mierda de dónde venga la jodida cocaína hijo!

Manolo se levantó también de la mesa pidiendo calma. Con esos gritos se iba a enterar todo el bloque de la conversación.
Rosa no quería escuchar nada más, así que se fué a la cocina a por el postre y preparar los cafés.
  • Voy a ver cómo está… - dijo Marta dejando la servilleta encima de la mesa.
  • Perdona a tu madre hijo… esta mañana la ha llamado Antonia muy preocupada y… todo esto de Martin le está pasando factura.
  • No te preocupes papa. Lo entiendo… - Jordi se quedó mirando a su padre y sonrió.
  • De que te ries? - sonrió también Manolo mientras le llenaba la copa a su hijo.
  • Así con que ‘Plata o Plomo’ eh?
  • Pero Parcero! - Manolo se levantó de nuevo y empezó a hablar con claro accento ‘paisa’ - Si vos creés que yo voy a dejá’ que algún hijueputa venga a hacerle daño a mi familia, entonces no tenés ni puta idea de quién soy yo, gonorrea… Yo soy Pablo Emilio Escobar Gaviria, el patrón del mal…
Padre e hijo empezaron a reirse ante aquella magnifica interpretación. Chocaron sus copas y terminaron sus vinos de un solo trago. Los dos aún sonreían mientras deslizaban el cálido brebaje por sus gargantas, pero sus mentes seguían preocupadas. Qué debían hacer con Andrés? Realmente era un peligro a tener en cuenta? Estaba la integridad del grupo en peligro? Era verdad lo que decían? Que una vez has matado a tu primera víctima, los siguientes no suponen tanto dilema moral?

Lo de Manolo fué un simple chascarrido. Una broma. Simple y llanamente humor negro. Pero ‘Morfeo’ la hábil y perspicaz mente criminal no descartaba la idea de tener que volver a cavar una segunda tumba.

Continuará…
 
Hola de nuevo. Mientras escribía este capítulo se me ocurrió una idea. No se si recordaréis aquellos libros de los 90 que se llamaban ‘Escoge tu propia aventura’ o algo parecido. Era unos libros que podías tomar decisiones y la historia que leías era diferente cada vez que abrías el libro. Pues bien, este capítulo se llama 13 Supersticiones y he escondido, valga la rebundancia, 13 supersticiones en su interior. Son comunes, pertenecientes a la tradición popular española. El primero que los descubra todos, ganará un premio. Es más, dejaré que él mismo lo escoja. Aunque debe estar relacionado con el relato, por supuesto. No voy a ir a vuestra casa a haceros la colada. Por ejemplo: podéis añadir un nuevo personaje, quizás una fantasía sexual con alguno de ellos, o un capítulo que rebusque en el pasado de uno de los ‘Custodes’… son solo ideas, os lo dejo en vuestras manos. Quizás os parezca una tontería, pero a mí me ha hecho grácia. No sé. Sin más dilación os dejo con un nuevo capítulo de…

COLEGAS DE PAJAS Y SUS ARDIENTES NOVIAS
Capítulo 39 - 13 Supersticiones


Viernes. 7:30 de la mañana. El mercurio del termómetro es incapaz de medir el calor sofocante de la ciudad. Una mujer mayor examina una pequeña jaula en el balcón de su piso. Su amado canario ha estirado la pata.
  • Mamá! Me voy que llego tarde!
  • Pepito ha muerto…
  • Ostras! Lo siento… pero me tengo que ir… lo siento mucho de verdad…
Julían tropezó en la puerta de su casa antes de salir, pulsó el botón del ascensor, pero no respondía, seguramente estuviera estropeado. Decide bajar por las escaleras a toda prisa y sale a la calle con los nervios a flor de piel. Es estudiante de segundo año de Bellas Artes y es un día muy importante para él. Hoy debe realizar una exposición enfrente de toda la clase. El tema elegido? Marcel Duchamp y lo que pasó con su famoso retrete. Sin duda uno de los momentos más revolucionarios e influyentes del arte moderno.

El futuro licenciado corre más que anda por la calle, con su cabeza metida dentro de sus apuntes. ‘En 1917, Marcel Duchamp tomó un urinario de porcelana común, como el que podría haber en cualquier baño público y lo giró 90 grados, lo firmó con su nombre y lo tituló. Luego lo presentó como obra de arte a una exposición de la Society of Independent Artists en Nueva York’, se repitió para si mismo intentando memorizarlo a la perfección.

‘1917 - Duchamp - Urinario - Nueva York’ murmuró mientras un gato negro con la piel erizada le bufó antes de cruzar ágilmente por delante suyo y ocultarse bajo un coche aparcado en la acera.

Julián cruzó sin mirar un paso de peatones, absorto en sus pensamientos. Un taxista cabreado le propinó varios insultos recordándole que debía prestar más atención. Él ni se inmutó, seguía leyendo. ‘El artista quería burlarse del sistema del arte y de sus espectadores, aunque no era una burla sin contenido. Era una provocación muy calculada y filosófica’ el ejemplar alumno se repetía esas palabras intentando grabarlas en su cerebro ‘calculada y filosófica, calculada y filosófica’

Una vieja gitana con cara de bruja lo maldició porque casi la tira al suelo al pasar rápidamente muy cerca de ella. El aplicado estudiante no se disculpó. ‘Duchamp no solo quería escandalizar… quería hacer pensar. Con el urinario, se rió del arte como institución, al presentar algo tan vulgar como un retrete en una exposición supuestamente seria. Puso a prueba al público, ¿seguirían considerando “arte” cualquier cosa si es firmada por el artista correcto o si está en la galería adecuada? Cuestionó la obsesión con la belleza y la técnica en el arte clásico. En sus propias palabras, Duchamp dijo: “El arte debe servir a la mente, no solo al ojo.” Así que sí, había una intención irónica, incluso burlona, pero no vacía. Era una crítica muy lúcida a la idea de que el arte tenía que ser bello, técnico o elevado, para tener valor’

Una moto casi lo arrolla cuando intentó cruzar otro paso de peatones con el semáforo en rojo. Llegaba tarde, debía darse prisa. Hoy tenía que salir todo bien. Era muy importante ‘Se podría decir que Duchamp fue el primer ‘troll’ del arte moderno. Pero era un ‘troll’ con contenido, con una propuesta filosófica detrás: liberar el arte del artista. El urinario no es solo un chiste: es un manifiesto silencioso. La obra funciona solo si el espectador se escandaliza o se ríe: ahí está su poder. En resumen: Duchamp sí se reía del público, pero más bien del público que no cuestiona nada. No buscaba simplemente ofender: quería provocar pensamiento a través del absurdo.

Su “broma” terminó siendo tan potente que cambió la historia del arte’… Julián sonrió complacido por su trabajo. Estaba orgulloso de lo que había redactado.

Miró su reloj de muñeca, no iba a llegar a tiempo. Volvió a cruzar sin mirar y ahí mismo, en ese justo momento, al igual que Gaudí, otro compañero de profesión, murió atropellado por un transporte público. Bonita muerte para un artista y bastante recurente, por lo visto.
  • Qué son esos gritos? - Jordi salió al balcón de su casa recíen duchado y asustado por el escandolo proviniente de la calle.
  • El qué? - preguntó Marta a su lado. Estaba apoyada en la barandilla dando un pequeño sorbo a su café.
  • Joder! Pero que cojones ha pasado? - Jordi observaba el autobús parado en mitad de la calle y la multitud acercandose hacía el cuerpo inmóvil de un chico.
  • Qué pasa cari? - preguntó ella mirando hacía abajo.
  • No sé! Parece que han atropellado a alguien. Tu estabas aquí… no has visto nada?
  • No… - por lo visto aquella mañana alguien se había levantado más despistada que el pobre Julián, en paz descanse.
La pareja volvió a entrar dentro de casa. Jordi se preparaba un bocata en el mármol de la cocina mientras observaba de reojo a su novia. Llevaba un par de días comportandose de forma extraña, como si estuviera ausente. Parecía distraida como si andase sonánbula, con la cabeza en otra parte.
  • Mierda… - exclamó él derramando el salero sin querer - Estás bien cariño? - preguntó realmente preocupado mientras recogía la sal esparcida por todas partes.
Marta no contestó. Se quedó de pié delante de la nevera. Parecía un ‘NPC’ de un videojuego que se había quedado encallado en alguna textura a causa de un fallo de programación.
  • Vida? - Jordi posó su mano sobre su hombro, intentando que ella volviera de su viaje astral.
  • Dime… - contestó al fin.
  • Que te pasa? Estás como… ausente.
  • Ya… lo siento. Es que… no dejo de darle vueltas a la oferta que nos hizo aquel señor en el ‘Swap’. Deberíamos ir? Tú que opinas?
  • Ostras… casi lo había olvidado. A ver… era mucho dinero la verdad. - Jordi recordó la cantidad y se emocionó de nuevo. Pero no por él, sus intenciones eran altruístas - Si aceptamos… podríamos usarlo para dar la entrada de una casa…
  • Cómo? - Marta miró a su novio intrigada mientras poco a poco se dibujaba una sonrisa en su cara.
  • Dijistes que querías ir a vivir fuera no?
  • Sí…
  • Pues ese dinero nos ayudaría a empezar de nuevo… no crees? - Jordi abrazó a su novia que se abalanzó contra él con lágrimas en sus ojos - Eh! Amor… qué pasa?
  • Te quiero… - sollozaba ella con su corazón encogido en un puño.
Habían hablado del tema de pasada, como quien habla del tiempo o de la situación sociopolítica del Oriente Medio. Sin darle demasiada importancia. Pero Marta se dió cuenta que despúes de muchos años de indiferencia y frialdad, su novio le prestaba atención y deseaba que fuera feliz. Sus lágrimas eran de alegría.

Dentro de ese comedor, la pareja se abrazaba llena de amor. Arropados entre sus brazos, felices y llenos de esperanza. Mientras, en la calle, los paramédicos recogían el cuerpo sin vida de un jóven. Unos terminaban el camino, otros apenas acababan de emprender el suyo. Una de cal y otra de arena, así era la vida, así sería por siempre.

A varias decenas de kilometros. Noe repetía las mismas palabras que su amiga. Probablemente el ‘Te quiero’ más sincero que sus cuerdas vocales habían emitido jamás. Reposaba su cabellera mojada sobre el torso desnudo de su novio, los dos tumbados sobre el cesped del jardín. Un solitario cuervo los observaba con curiosidad desde la distancia, apollado sobre una reja metálica.

La pareja no hacía nada en especial, no tenían planes, ni obligaciones. Tan solo se limitaban a observar las nubes tras sus gafas de sol, mientras se rulaban un cigarrillo de la risa. El tiempo parecía haberse detenido y el alegre canto de los pájaros llenaba sus almas libres y relajadas. Su techo eran las estrellas que estaban en el firmamento, su manta el agua del mar y su respiración el viento.

Habían decidido poner sus teléfonos en modo avión y los guardaron en las maletas, bien escondidos. Tan solo querían estar solos, alejados de todo y de todos. Reducir el inmenso universo en una gota de sudor, apagar el ruido del mundo exterior con sus besos, olvidarse de todo y centrarse solamente en amar. Empezaron poco a poco a volar y a descivilizarse. Aprendieron a querer sus ‘taras’, sus turbulencias. Descubrieron poco a poco sus carencias y cuidaron al otro del mismo modo en que le cuidaban a uno.

Por las noches se contaban las miserias acompañadas de queso, pan y vino. Esnifaban la vida con ‘canuto’ compartido. Marc viajaba a través del valle que tenía ella entre sus pechos. Todo por la patría de su cuerpo, arrugas, pecas, riconcitos ocultos, cicatrizes y tatuajes.

La feliciad es fugaz, como una estrella o como un subidón provocado por alguna droga ilegal. Pero la paz interior es eterna. Benditos aquellos que logran encontrar la felicidad en ella, pues jamás podrán ser vencidos por la tristeza.
  • Podría vivir en este preciso momento por el resto de mi vida - dijo Noe escuchando los latidos del corazón de su novio.
  • No te aburririas? Hacer siempre lo mismo?
  • La rutina no es mala siempre que puedas decidir como quieres que sea.
  • Profundo… y muy cierto - meditó mientras le daba un tierno beso sobre la frente.
  • Deberíamos pensar seriamente lo de irnos a vivir fuera.
  • Lo dices en serio? - preguntó Marc levantando la cabeza buscando la mirada de su novia.
  • Sí… últimamente lo he estado pensando muy seriamente… es que… Escucha!
  • No se escucha nada mi vida… - sonrió Marc volviendo a apoyar su cabeza sobre el césped.
  • Precisamente por eso. No se escucha nada… pero siento que puedo oirlo todo… entiendes lo que digo?
  • Lo que entiendo es que has cargado demasiado el canuto - Marc empezó a reir a carcajadas
  • Venga no seas capuyo! - Noe le dió un puñetazo cariñoso en el vientre - Hablo en serio…
  • Comprendo lo que dices vida mía y sí… creo que podríamos ser felices así. Sabes que siempre lo he creído.
Los dos enamorados siguieron mirando el cielo, perdiendo el tiempo, siendo inproductivos, unos parias del sistema. El mundo seguía girando, jóvenes con sueños morían súbitamente atropellados por autobuses, la industria musical seguía promocionando basura infumable, ciertos imbéciles seguían considerando el retrete de Duchamp una auténtica obra de arte. Pero a ellos les importaba una mierda. Habían encontrado su particular lugar en el universo y no querían abandonarlo jamás. Eran felices, sin nada y con todo al mismo tiempo.

De vuelta a la gran ciudad, dentro del ‘Vercettis’ Fran meditaba la idea que Laia acababa de presentarle. Junto a él, Cisco y Miare lo observaban esperando una respuesta impacientemente.
  • No lo veo Laia… enmierdarnos en esto ahora que las cosas van tan bien? No sé…
  • Venga Fran! Intenta tener un poco más de perspectiva por favor. Aumentariamos el aforo del club, incluso podríamos ampliar el sótano. Más mesas de juego, un cine más grande o varias salas, incluso podríamos montar algo parecido al ‘Swap’… nos haríamos de oro.
  • A mi me gusta tal y como está… además… - Fran enmudeció de golpe - Bah! Déjalo… da igual…
  • No joder! Dímelo! Habla conmigo. Cúal es el problema?
Cisco se acercó a su hermano lentamente empujando las dos ruedas de su silla. Le susurró algo al oído pero este se negó rotundamente a traducirlo.
  • Que te ha dicho? - preguntó Miare intrigada.
  • Nada…
  • Venga Fran! No me jodas! - Laia empezaba a cabrearse. No entendía porqué se negaba a comprar la propiedad adyacente al club - Mira… me da igual, voy a llamar ahora mismo.
  • No! Espera…
Fran se levantó de la mesa antes de que su amiga acabase de marcar el número que aparecía en la parte inferior del cartel de se vende. Su cara era un poema, estaba claro que escondía algo.
  • Vale! Qué coño está pasando aquí?
  • No pasa nada… ya te lo he dicho. Simplemente creo que el ‘Vercettis’ está bien tal y como está. Vale? No es necesario cambiarlo.
Laia dió un golpe de puño sobre la mesa y la vela que estaba justo en el centro se apagó de golpe. Su intuición le decía constantemente que su socio estaba ocultando información. No entendía el motivo, antes de que empezaran con el negocio habían acordado ser transparentes, pactando un acuerdo de sincerdidad total por ambas partes.

De repente Cisco agarró el papel de ‘se vende’ de la mesa, le dió la vuelta y empezó a escribir algo.
  • Para Cisco… por favor - le repetía Fran intentando quitarle el lápiz, evitando que su secreto saliera a la luz. Pero el inválido y silencioso hermano no hizo caso. Levantó el papel y se lo enseñó a Laia.
  • El local que quieres comprar es propiedad de… - leyó Laia en voz alta - Quíen cojones es el ‘El Lobo de los Cárpatos’?

Vlad Draganescu, conocido también como ‘El lobo’, ‘El Lobo Gris’ o ‘El lobo de los Cárpatos’, nació el 3 de octubre de 1972 en los suburbios de Constanța, Rumanía. Una ciudad portuaria del Mar Negro. Se crió en el seno de una familia empobrecida y sin demasiadas perspectivas de futuro. Su padre un borracho marinero gastaba su sueldo al completo en alcohol, mientras su madre, invisible y temerosa pasó toda la vida esquivando bofetadas. Desde joven, Vlad mostró un talento precoz para la manipulación, el chantaje y la intimidación. A los 16 ya dirigía una pequeña banda que cobraba "protección" a varios comerciantes del mercado local.

Durante los años 90, con la caída del régimen comunista y la explosión del crimen organizado en Europa del Este, Vlad trabajó como matón y cobrador de deudas para mafias rumanas, búlgaras y albanesas. Rápidamente aprendió los códigos del poder: la deuda, el miedo y la lealtad forzada. Y se forjó un nombre en los bajos fondos del mundo criminal.

En 1998, aprovechando el desorden migratorio y la creciente demanda de mano de obra, Vlad se instaló en Barcelona con documentación falsa y un contacto en el barrio del Raval. Empezó en trabajos menores, seguridad en discotecas, cobro de favores, pero pronto vio un vacío de poder en la escena de los pequeños prestamistas ilegales.

Aprovechó la necesidad de músicos, hosteleros y pequeños empresarios sin acceso a crédito legal para ofrecer dinero rápido con intereses abusivos. Su red creció como una infección silenciosa: contratos verbales, amenazas apenas veladas y violencia selectiva.

A día de hoy Vlad maneja una red informal pero eficiente de prestamistas, cobradores y soplones, repartida por barrios como Sant Antoni, Raval y El Born. Tiene varios locales comprados como inversión y tapadera. Y prescisamente, uno de ellos es el local anexo al ‘Vercettis’ al que ayudó a financiar y Laia se empeña en comprar
  • Se rumorea que lo usa para reuniones, almacenamiento… o castigos, vete tú a saber… - dijo Fran con la cabeza agachada.
  • No me lo puedo creer - exclamó Miare.
  • Me estás diciendo que le debes dinero a una mafia de Europa del Este? En serio colega? - Laia no podía creerselo, miró a la rubia buscando respuestas.
  • A mí no me mires, yo no sabía nada… - contestó Miare mientras detrás de la barra ser servía un chupito de Bourbon que se tomaría de un solo trago.
  • Cuanto?… Fraaaan! Mírame joder! - Laia volvió a dar un golpe en la mesa - Cuanto dinero debes?
  • Demasiado… - contestó él sin poder mirarla a los ojos.
  • Estoy flipando! Por qué cojones no nos lo contaste? Te podríamos haber ayudo, ostias! Es más, todos nos ofrecimos a colaborar economicamente para montar el ‘Club’. Por qué diablos pediste dinero a unos putos prestamistas?
  • No fué por el ‘Vercettis’. Se lo pedímos mucho antes, justo cuando abrimos el ‘Copy & Paste’. Mira Laia… Nuestro padre se largó cuando eramos unos críos y nuestra pobre madre hizo… bueno, lo hizo lo mejor que pudo. Estabamos pelados, sin ‘blanca’. No teníamos de dónde sacar el dinero en ese momento y todos los bancos se negaban a financiarnos, así que no tuvimos otra salida.
La amazona se desplomó sobre la silla y se tomó de un trago el ‘shoot’ que la rubia le había acercado a la mesa. Escuchaba a su socio hablar mientras incrédula se preguntaba como se podía ser tan estúpido.
  • Deja la botella! - le pidió a Miare sujetándola de la muñeca.
  • Mi hermano y yo pensamos que podríamos devolver el préstamo sin problemas. Más cuando los primeros meses el negocio marchaba como una rueda. Pero… bueno… luego todo se torció. Ya conoces la história. Nos estancamos y no cubriamos gastos. Empezamos a fallar con los pagos y la deuda fué aumentando cada vez más y más…
  • Pero… ahora nos van bien las cosas, no? Por qué no arreglaís las deudas con ellos? - preguntó la rubia, preparando otra ronda de chupitos.
Quien empieza a beber desde tan pronto por la mañana puede ser por dos motivos, o bien aún sigue de fiesta o está metido en un problemón de tamaños estratosféricos. Miare se sentía mal, había pasado años trabajando en la tienda de los gemelos, cobrando su salario mensuamente, sin retrasos y sin saber que sus dos jefes, estaban ahogados hasta el cuello por las deudas.
  • No van así las cosas Miare… almenos no con ‘El Lobo’. Aunque les entregaramos la recaudación completa de cada semana, durante varios años, seguiríamos debiendole mucho dinero. Además…
Vlad era inteligente, metódico y absolutamente carente de empatía. Hablaba siempre con un tono bajo y pausado, lo que hacía sus amenazas aún más inquietantes. Su reputación se basaba no solo en lo que había hecho, sino en lo que se sospechaba que había hecho.
No confíaba en nadie, ni siquiera en sus propios hombres. Creía que el miedo es más eficaz que la amistad, y que todos los humanos tienen un precio. Si no es en dinero, es en miedo, venganza o vergüenza.
  • Y yo que pensaba que hoy iba a ser un día tranquilo… - sonrió Laia con una mueca, sujetandose la frente y jugueteando con el pequeño vaso vacío entre sus dedos.
Hoy le tocaba a ella cumplir su fantasía. Precisamente por eso estaba aquella mañana en el ‘Vercettis’. Para prepararlo todo. Lo siento jóven amiga, ya puedes irte olvidando. Tu gran noche ya es cosa del pasado.
  • Por eso no podemos hacerlo. Lo entiendes verdad? Como me presente ante ‘El Lobo’ queriendole comprar su local con toda la pasta que aún le debo… acabaré durmiendo con los peces.
  • Os ha amenazado? - preguntó preocupada Miare
  • … - Cisco asintió con la cabeza.
  • Maldita sea el momento en que arranqué este puto cartel de la pared… - Laia arrugó el papel de ‘se vende’ haciendo una bola y lo tiró por detrás de su espalda, luego golpeó tres veces el vaso sobre la mesa y la rubia se lo volvió a llenar rápidamente.
  • Lo siento Laia… - masculló Fran entre dientes.
  • Me jode muchissimo que no tuvieras la confianza de explicarnos que estabas metido en problemas…
  • A mí también, la verdad… somos amigos Fran! - dijo Miare sirviendose otro trago para ella.
  • No quería meteros en este ‘fregao’, no es vuestra guerra.
  • Despúes de todo este tiempo… sigues sin entender nada, verdad?
Fran levantó la cabeza y se quedó mirando fijamente a la Amazona. Estaba tirada sobre la silla, como la chica mala del final de la clase en una película americana de instituto. Jugueteaba con su vaso que no dejaba nunca de rellenarse. Su pelo ondulado la hacía parecer salvaje, como una leona antes de cazar a su presa. Cruzaba las piernas y movía su pié izquierdo con tranquilidad, como si siguiera un ritmo imaginario. Sus ojos lo miraban con intensidad y dureza. El gemelo juraría haber visto dos ardientes llamas bailando dentro de sus púpilas.
  • Sí es nuestra guerra… - dijo solemnemente - Si crees que vamos a dejarte en la estacada… estás muy equivocado amigo, pero que muy equivocado… - parecía que aquella mujer no le temía ni a la mismíssima muerte.
  • Eso hermana! Así se habla - Miare alzó el chupito y brindó con su amiga.
  • Hay que quitarte esa deuda como sea… pensar algo… hay llamar a los demás… Rubia! tú llama a Noe, yo llamaré a Marta…
Cisco buscó su móvil y escribió un mensaje por el grupo de wasap, avisando de que los ‘Custodes’ debían volver a reunirse.
  • Apagado o fuera de cobertura… - exclamó Miare - Y… Marc igual… no da señal.
  • Joder! Jordi y Marta tampoco contestan - se quejó Laia tirando el movil de mala manera sobre la mesa.
Fran seguía sentado en su silla, mirando a sus dos amigas sin decir absolutamente nada. En ese momento era imposible distinguir que gemelo era quien. Quería avisarlas de que se estaban metiendo en terrenos pantanosos. Esto no era como lo de Martin, un niño pijo con menos luces que una carretera secundaria. Esta vez, estaban hablando de un auténtico criminal. Uno, especialmente, sanguinario y despiadado. Pero sabía que no serviría de nada, por mucho que insistiera.
Sus nuevos amigos no conocían el miedo.

Viernes. 16:58 de la tarde. Sigue siendo un día sofocante, aunque parece que el sol poco a poco está aceptando una pequeña tregua eventual con la humanidad. Blanca apaga el ordenador y recoge sus cosas. Se siente feliz, pues el fin de semana está llamando a su puerta. Se levanta de su escritorio y pasa por debajo de la escalera que los chicos de mantenimento han dejado apoyada contra la pared.
  • Señor… son las cinco, es hora de plegar… - dijo la secretaria con una sonrisa de oreja a oreja entrando en el despacho de su jefe.
  • Muy bien Blanca, que tengas un buen fin de semana - contestó ‘Dos Balas padre’ sin mirarla. Estaba demasiado concentrado escrbiendose con alguien por el movil.
  • Igualmente señor! - contestó ella ajustando la puerta mientras salia del despacho.
  • Blanca! Espera! - ordenó antes de que cerrara del todo.
La secretaría miró hacía el techo resoplando. Estuvo tan cerca. La miel en los labios, que pena.
  • Necesita algo más señor? - preguntó intentando parecer lo más simpática posible. Tenía medio cuerpo fuera, indicandole a su jefe que se iba.
  • Aún faltan dos minutos para las cinco - contestó Diego dejando el móvil boca abajo.
El jefe sonrió, apoyó sus brazos sobre la mesa y juntó sus manos, entrelazando sus dedos. Blanca no dijo nada. Ya sabía que debía hacer. Entró dentro, dejó su bolso al lado de la puerta y la cerró. Mientras su jefe se sacaba el rabo de los pantalones ella se ponía de rodillas enfrente de él. Menos mal que solo iban a ser un par minutos.

Mientras aquella jóven muchacha le comía la polla, del mismo modo que una funcionaría sella una solicitud. El teléfono de Diego volvió a sonar. Lo giró y vió que era un número desconocido. Así que lo dejó de nuevo sobre la mesa.
  • No contesta - dijo Jordi sujetando la tarjeta que aquel desconocido les había dado en el club de Gery.
  • Déjame probar a mí… - Marta marcó el número y esperó varios tonos, hasta que saltó el buzón de voz.
  • Qué? No hay manera… verdad?
  • Que va… - negó con la cabeza la dulce chica - Quizás sea una señal…
  • Venga Cari! No digas tonterías… no creerás en esas bobadas verdad?
Marta rió y dijo que no. Por supuesto que no creía en esas cosas. Pero las supersticiones son como el cambio clímatico, le sudan los cojones que tú creas en él o no. Los polos seguirán derritiendose igualmente. Si no es así, que se lo pregunten al difunto Julián, el artista atropellado de aquella misma mañana. Un canario muerto, un gato negro, una maldición gitana…

Las señales están ahí amigos, siempre lo han estado. Si no las podéis ver, es vuestro puto problema.
  • Hola?
  • Hola… quien es?
  • Tengo una llamada tuya de hace… un minuto… Quien eres?
  • Ah! Soy Marta… supongo que serás… ostras… no nos dijistes como te llamabas - rió la chica mirando a su novio - lo siento…
  • Eres la chica del club? Con la que estuve hablando la otra noche? Y con tu novio, verdad?
  • Si exacto! Te acuerdas que nos hablaste de un negocio?
Diego sonrió antes de contestar. Se inclinó sobre su silla y apoyó los pies encima de la mesa. Miró el culo de su secretaría mientras se marchaba y se relamió los labios. Esos dos pescaditos indefensos habían picado el anzuelo.
  • Sí claro… cómo no me voy a acordar? Y bien? Os lo habéis pensado? Espero que sean buenas noticias… je je
  • Pon el manos libres… el manos libres… - susurró Jordi
  • Pues si! - sonrió Marta sujetando el móvil en la mano enfrente de su novio - Queremos hacerlo!
  • Así me gusta…
  • Pero… verás, no queremos cosas raras, de acuerdo?
  • Cosas como qué? A qué te refieres preciosa…
  • Nada raro, ya me entiendes…
  • Y además… - Jordi se acercó al teléfono para dejar claras las condiciones - Queremos que nos pagues por adelantado… Todo! Si no, no hay trato…
Diego empezó a reir a carcajadas. Estaba claro que aquellos dos chavales de barrio no entendían como funcionaban los negocios.
  • Perdón que me ría… pero las cosas no funcionan así, chicos. Se os pagará una vez que hayaís finalizado el trabajo. Sin peros…
Jordi y Marta se miraron sin saber muy bien que decir. La única vez que habían regateado fué en el mercado de Jemaa el’Fna cuando hicieron el viaje a Marrakech, unos años atrás. Y la verdad no se les dió muy bien, que digamos.
  • Qué hacemos? - susurró Marta mientras su novio pensaba a marchas forzadas.
  • Hay trato o no? - preguntó Diego inpaciente.
  • 10.000 por adelantado y los otros 10.000 al terminar el trabajo. En efectico. Es nuestra última oferta. O lo tomas o lo dejas.
  • Vaya! Te había subestimado muchacho… ja ja - Diego quitó los pies de la mesa y se puso de pié - Está bien! Trato hecho!
  • Perfecto! - sonrió Jordi mientras celebraba en silencio con su novia la gran cantidad de pasta que iban a ganar.
Diego les dió los detalles. Dónde debían estar y a la hora que debían estar. La pareja estuvo de acuerdo, así que colgaron la llamada y empezaron a gritar de emoción mientras se abrazaban y daban saltos sobre el piso.
  • Cuidado vidaaa jajajaja - Marta chocó contra la estantería al lado del televisor y un pequeño espejo cuadrado con una foto de Jordi incrustada en uno de sus vértices cayó al suelo, rompiendose en mil pedazos.
Mientras su novio, escoba en mano, barría los pedacitos esparcidos por todas partes. Marta contemplaba la foto con nostálgia. La hizo ella misma y recordaba el momento exacto en que fué tomada. Era cuando su novio condució por primera vez, con el carnet recién sacado y se fueron con el coche de Manolo hasta la playa.
  • Qué guapo estabas aquí! - dijo ella enamorada.
  • Sigo estandolo mi vida! - sonrió Jordi recogiendo los cristales.
Siento ser pesado amigos, pero las señales están ahí, esperando ser descubiertas. Abrid los ojos por favor, abridlos antes de que sea demasiado tarde.

Viernes. 22:45 de la noche. Alfredo se pone las manos en la cabeza sin dar credito a lo que acaba de suceder. El máximo goleador de su equipo acaba de fallar un tiro, completamente solo, frente a la portería. Se levanta gritando y pasa por enfrente de una mesa dónde hay trece personas sentadas. Sale a la calle y se enciende un cigarro. El murmullo dentro del bar no evita que pueda escuchar el canto lejano de una lechuza.
  • Quien juega? - preguntó Marta apoyada contra la pared, en la esquina de la calle donde habían quedado.
  • No tengo ni idea vida, ya sabes que no me gusta el fútbol - Jordi miraba su reloj, faltaba un cuarto de hora para ser 10.000 euros más ricos.
Ella lo miró incrédula. Es que acaso no venían cada dos por tres sus amigotes a ver los partidos a casa? Quizás no era para ver el fútbol precisamente, dulce amiga. Lo más seguro es que quedasen para verse las pollas entre ellos.

Mientras esperaban a que aquel misterioso hombre, del que aún no sabían ni su nombre, los recogiera. Una brutal y violenta tormenta de verano estalló de golpe. La jóven pareja se resguardó en un portal cercano.
Alfredo tiró la colilla al asfalto y entró rápidamente dentro del bar. Menos mal que aquella mañana había visto la previsión del tiempo en las noticias. Miró el televisor colgado en la pared, no había nada que hacer. Este año no se salvaban del descenso.
  • Conchi! Me voy… que te debo? - preguntó buscando en su bolsillo un puñado de monedas.
  • Doce con setenta cariño - contestó la camarera dejando de preparar un bocata de lomo.
  • Aquí tienes guapa!
  • Menuda está cayendo! - contestó mientras se agachaba para recoger el cuchillo que se le había caído al suelo.
  • Tienes que mirarte lo de la espalda Conchi! No te lo dejes… - insitió Alfredo mientras ella se frotaba las lumbares esbozando en su rostro muecas de dolor.
El viejo abrió el paraguas dentro del bar. Miró al cielo enfurecido y salió corriendo hacía su casa. Pasó por enfrente de nuestra pareja sujetandose el cuello abierto de su camisa y se perdió en la lejanía.
  • Señor! Eh Señor! - gritó Marta. Pero ya era demasiado tarde.
  • Qué pasa amor? - preguntó Jordi mientras observaba como su novia recogía algo del suelo.
  • Se le ha caído la cadena… mira.
El ‘Bilingue’ sintió un escalofrío repentino mientras observaba la cadena de oro con un cruzifijo que ella le estaba mostrando. Pensaron en dejarlo en el bar de donde acaba de salir aquel apresurado hombre, pero…

‘Piiiip - Piiiip’
  • És él! Vamos! - dijo Jordi agarrando de la mano a su chica.
Corrieron hacía el coche, abrieron la puerta trasera y entraron lo más rápido que pudieron. No lo suficiente como para no acabar completamente empapados.
  • Te vamos ha dejar los asientos hechos un cristo! - exclamó él mientras acariciaba el cuero negro y suave con sus manos mojadas.
  • No os preocupéis! - contestó Diego girando la cabeza desde el asiento del conductor.
  • Menudo cochazo te gastas por cierto, que modelo es?
  • Mercedes-Maybach Clase S - sonrió ‘Dos Balas’ - Motor V12, acabados artesanales, aislamiento acústico total, suspensión inteligente…
  • Buah! Vendería a mi madre por uno de estos jajaja
  • No me digas? - Diego abrió la guantera y sacó algo de ella - Coged! Os las tenéis que poner sobre los ojos.
Marta cogió las dos cintas de tela negra y le dió una a su novio. Mientras ella se tapaba los ojos. Jordi mantuvo una tensa mirada con el conductor.
  • No puedo dejaros ver dónde vamos, lo entiendes verdad? Nos tomamos muy en serio la discreción. Cómo os dije es un club muy selecto…
  • Y el dinero? Acordamos que la mitad ahora y…
  • Si claro! - contestó Martin metiendose la mano dentro del bolsillo - Ten! Puedes contarlo si quieres, adelante.
Jordi agarró el fajo de billetes y empezó a sumar. Mientras lo hacía miraba de reojo a aquel desconocido.
  • No nos has dicho tu nombre aún… - dijo Marta tirando del trozo de tela hasta quedar por debajo de sus ojos.
  • Es mejor que no sepamos nuestros nombres, menos complicaciones… no crees? Marta.
La chica se estremeció cuando él dijo su nombre. Por qué demonios se lo habría dicho por teléfono? No fué el hecho de que el lo supiera, fué la forma en que lo dijo. Aquellos ojos que la miraban a través del retrovisor no eran los de un hombre cualquiera, era la mirada de un depredador.

Estuvo a punto de decirle a su novio que lo quería dejar correr. Que no se sentía cómoda con lo que iban a hacer. No sabía exactamente que era, pero estaba claro que no iban a jugar al parchís. Era mucho dinero, estaba claro, pero vender su cuerpo a cambio de una recompensa económica? Eso era prostitución.
  • Cari… creo qué… - empezó a susurrar acercandose al oído de su novio.
  • Está todo! - sonrió Jordi mirandola directamente a los ojos - Mira que fajo mi amor… mañana mismo empezamos a mirar casas… Estás contenta?
Marta asintió intentando sonreir. Besó en los labios a su ilusionado novio y se pusieron a la vez la venda sobre los ojos.
Tenía una sensación extraña. Por un lado algo no olía bien, como un mal presentimiento que flotaba en el ambiente. Pero como iba a dejar pasar esa oportunidad? Podría dejar de una vez por todas la ciudad atrás, irse lejos, dónde nadie la reconociese. Ser libre al fin.

Diego arrancó el coche cuando vió que ellos estaban totalmente a ciegas. Viajaban en silencio, sin hablar, sin música. Tan solo la violenta tormenta golpeando los cristales los acompañaba hacía lo desconocido. La pareja se cogía de la mano, nerviosos, expectantes. Sus pulsaciones acceleradas.

Después de varios minutos que parecieron horas, el coche se detubo fentre a la entrada de una gran mansión. Escucharon el motor de la verja ponerse en funcionamiento. Recorrieron unos cuantos metros más y oyeron como Diego ponía el freno de mano y sacaba las llaves del contacto.
  • Ya hemos llegado - dijo seriamente saliendo del coche - No os saquéis las vendas aún. Y estad tranquilos… no os va a pasar nada malo, os lo prometo.
Marta escuchó como se abrían las dos puertas de atrás. Unas manos desconocidas la ayudaron a salir del interior del vehículo. Debían estar a cubierto, pues no se mojaban. Pero estaban aún en el exterior, podía oler la hierba mojada y oir las gotas de la lluvía golpeando contra el suelo.
  • Por aquí - dijo una voz femenina mientras la acompañaba del brazo - cuidado con los escalones… muy bien, uno máaaas… muy bien preciosa.
Andaron por lo que parecía un pasillo muy largo. A lo lejos se podía escuchar el murmullo de una conversación entre varias personas y una leve sinfonía de música clásica. La desconocida abrió una puerta y la hizo pasar dentro.
  • Esperad aquí, el maestro llegará pronto - dijo la voz femenina. - Y no os quitéis las vendas aún, él os dirá cuando podéis hacerlo, entendido?
Los dos asintieron con la cabeza. Y escucharon como se cerraba la puerta. Volviendo a quedarse en silencio.
  • Vida… estás bien? - dijo Marta girando su cabeza hacía la derecha.
  • Sí y tú? - contestó Jordi desde la izquierda.
  • Sí… nerviosa la verdad. Quien crees que será ese tal maestro?
  • No tengo ni idea… pero estoy un pelín acojonado - Jordi rió de forma nerviosa.
  • Espero que no nos hagan esperar mucho…
La puerta se volvió a abrir y a cerrar de nuevo. Escucharon los pasos de alguien acercarse. Se detubo enfrente de ellos y se quedó en silencio. Marta supo que era un hombre por el olor de su perfume.
  • Podéis quitaros las vendas - la voz del maestro sonaba como distorsionada, no era natural.
La pareja se desató los nudos en su nuca y parpadearon varias veces intentando enfocar la vista. La luz les molestaba. Jordi se frotó los ojos y entonces lo vió. Un hombre vestido con una túnica de tonos verdes oscuros estaba de pié observandolos. Llevaba una máscara de serpiente cubriendo su rostro.
  • Desnudaros - ordenó sin apenas moverse. No podían ver sus brazos, porque estaban ocultos bajo la túnica.
Marta y Jordi se miraron y empezaron a desnudarse lentamente. Se quedaron en ropa interior en frente de aquel hombre misterioso.
  • Todo, los zapatos también - ordenó haciendo un movimiento leve de cabeza.
Marta pudo notar como los ojos del maestro se clavaban sobre su cuerpo mientras se quitaba el sujetador y se bajaba las bragas. Se descalzaron y se quedaron esperando la siguiente orden, tampandose con las manos y los brazos sus partes íntimas.
  • Detrás vuestro encontraréis vuestras ropas ceremoniales. Vestiros y salid fuera. Os estaré esperando. - el maestro se giró y salió de la habitación.
  • Amor… esto me da muy mal royo - dijo Marta asustada
  • Venga cariño… Son solo cosas de ricos, ya sabes que les encanta hacer este tipo de fiestas excentricas - contestó su novio examinando la máscara de toro encima de la túnica que le habían dejado para él.
  • Excentricas? A mí me parece que esto es una secta… - Marta sujetaba su máscara de cierva sobre la cara - En serio que no te dá mala espina?
  • Tú solo piensa en los 20.000 que nos vamos a llevar a casa cuando termine todo este teatro. Relájate mi vida… relájate y disfruta. Ah! Y por si acaso, no tomes nada que te ofrezcan esta panda de pirados…
Marta empezó a vestirse sin estar muy convencida, rezando porque no estuvieran a punto de ser los elejidos en sacrifício para completar un sanguinario ritual satánico. Se ataron las túnicas, se cubrieron con las capuchas y se pusieron las máscaras. Toro y Cierva estaban listos, así que salieron de la habitación. Fuera los esperaba el maestro, acompañado a ambos lados por dos mujeres, una con máscara de gata y la otra con una que representaba una mariposa.

Andaban por el frío pasillo descalzos, siguiendo a los tres encapuchados. Cuando llegaron al final, el maestro abrió una gran puerta doble y entraron en el gran salón. Los dos chavales de barrio alucinaron cuando lo vieron. Se abría como un escenario, vasto y silencioso, cubierto por un techo altísimo y coronado por una lámpara de araña de cristal tallado que parecía latir con cada destello. Las paredes, cubiertas por paneles de madera oscura con vetas profundas, exhalaban ese aroma dulzón de roble antiguo y cera vieja. Grandes cortinas de terciopelo color vino caían desde alturas imposibles hasta besar el suelo de mármol negro veteado en blanco, que reflejaba apenas los contornos difusos de los muebles.

En el centro, un sofá de cuero granate parecía una trinchera para reuniones íntimas y conspiraciones de la alta sociedad. A su alrededor, sillones tapizados con seda francesa, cada uno orientado como si esperara al invitado adecuado. Una chimenea inmensa dominaba la pared norte, con un retrato ecuestre colgado encima. No estaba encendida, pero aún olía a leña vieja y humo de otro siglo. A un lado, un piano de cola Steinway negro brillante descansaba como un animal dormido, con una copa solitaria de coñac medio vacía sobre su tapa. Al otro, un mueble bar con incrustaciones de nácar exhibía licoreras talladas y copas de cristal tan finas que un suspiro las habría roto. Todo tenía algo de teatro, de templo privado, de lugar donde las decisiones importantes no se gritaban, se susurraban.
El aire estaba quieto, como si el tiempo aquí pasara más lento, o simplemente no pasara en absoluto.

Alrrededor del sofá del centro, esperaban unas treinta personas. Todas vestidas con las mismas túnicas, ocultando sus rostros tras máscaras de distintos animales. Cuando el maestro se acercó, el círculo se abrió para dejarle paso. Jordi y Marta pasaron entre esos desconocidos, sintiendo sus miradas furtivas y lujuriosas mientras hacían reverencias a la Serpiente.

El maestro de ceremonias los invitó amablemente a sentarse en el sofá. En cuanto la pareja lo hizo, el círculo se cerró de nuevo y empezó el ritual.
  • La noche se ha cerrado sobre nosotros no como un velo, sino como un umbral. Y en este umbral, entre lo profano y lo sagrado, ahora se alzan dos elegidos - Marta y Jordi se levantaron cuando el maestro les indicó con la mano que lo hicieran. - El Toro. La Cierva. Fuerza y Gracia. Instinto y Magia.
Los fieles seguidores hincaron una rodilla al suelo y agacharon las cabezas, todos al mismo tiempo en cuanto ellos se pusieron en pié.
  • Desde los albores de la humanidad, desde los tiempos antes del tiempo, cuando los hombres aún hablaban con los árboles y las mujeres con la luna, la unión del cuerpo no fue un simple juego, sino un conjuro. Un rito de sangre y tierra. Una llamada al poder que duerme en lo más profundo y misterioso de nuestras almas infinitas.
El maestro realizó una pausa dramática y muy ensayada. Luego se giró y se acercó a Jordi. Sin dejar de hablar, empezó a desatarle el nudo de su túnica.
  • Tú, portador del cuerno y la furia, símbolo del fuego que embiste. Representas la semilla, el pulso, el ímpetu creador. No eres solo cuerpo, eres voluntad. Dominio. Temblores de guerra.
La túnica del chico cayó sobre el suelo quedandose completamente desnudo. El maestro observó su terrible erección y pasó a ponerse delante de la chica.
  • Y tú, hija de la rama y la sombra, que portas la máscara de la cierva. Eres la tierra fértil, el bosque oculto, la danza que esquiva, que atrae, que transforma. Eres el templo donde lo salvaje se vuelve destino.
El vestido de Marta cayó al suelo. Su piel de gallina, sus pezones erectos. Su vagina empezando a humedecerse. El maestro se giró hacía sus discípulos.
  • Levantaros hermanos. Pues aquí y ahora, bajo la mirada de los ancestros, los del norte y del este, los del río y la sal; invocamos la fusión de opuestos sagrados. La carne se hará verbo. La respiración, conjuro. El deseo, nuestro puente.
Los adeptos se levantaron de golpe y dieron tres pisotones fuertes sobre el suelo. Todos al unísono. La mujer con máscara de gata se puso detrás de Jordi y la de mariposa detrás de Marta.
  • Que caigan las máscaras, pero no los símbolos - las dos mujeres dejaron ver los rostros de la excitada pareja - Que el aliento sea puro y el acto, eterno. No hay vergüenza donde hay rito. No hay pecado donde hay verdad. Y tan solo existe una verdad. La energía que habita en ellos, al despertar, nos despertará a todos.
Tal y cómo habían entrado en la casa, las dos mujeres acompañaron a los dos chicos y les obligaron a ponerse de rodillas enfrente de su maestro. El alzó los brazos y miró hacía el cielo, mientras sus dos discípulas le ayudaban a quitarse la túnica.
  • Que se inicie el ritual. Que la llama se eleve. Y que los dioses, los antiguos y los olvidados, vuelvan a respirar entre nosotros.
La túnica de Serpiente cayó al suelo. Y Jordi no pudo evitar abrir los ojos como platos. Aquel pene grande y vigoroso no concordaba con el resto de su cuerpo. Era un hombre viejo, estaba claro por las arrugas y el bello canoso de su cuerpo. Pero aquella polla, no era de este mundo. No sabía que tipo de magina negra había usado aquel misterioso líder pero no dudó ni un segundo en metersela dentro de su boca.

Su novia no se quedó atrás. Las parejas deben estar juntas, tanto para la bueno como para lo malo. Así que empezaron a chupar juntos, dejándose llevar. Los discípulos imitaron a su maestro y dejaron caer sus túnicas. Marta observó con los huevos de Serpiente dentro de su boca aquellos cuerpos arrugados y viejos que se acercaban lentamente hacía ellos. Sin decir nada, empezaron a acaricarlos, a besarlos, a tocar sus partes íntimas.

Al cabo de pocas horas Marta y Jordi habían perdido la cuenta de cuantos animales se habían follado. No tuvieron piedad con ellos, pero fueron amables. Parecía como si les mostraran respeto. Les hacían el amor, no los usaban como dos trozos de carne. Eran todos viejos, así que no aguantaban demasiado tiempo. Follaban con el ímpetu de un león, tanto los hombres como las mujeres, pero con la duración de un conejo.

Jordi no recordaba que alguna vez hubiera sido capaz de llevar al orgamso a tantas mujeres en una sola sesión. Aunque a él le gustaban más jóvenes y prietas, se lo gozó igual. El único fallo, quizás, es que era un ritual heterosexual. Algún fallo debía tener, no?. Marta por su lado, comprendió al fin el significado de la expresión ‘la experiencia es un grado’. Aquellos viejos usaban herramientas desgastadas y de poca duración, pero sabían como manejarlas. Resumiendo, el ritual duro más bien poco.

Mariposa y Gata volvieron a vestir a la pareja y se los llevaron otra vez hacía el cuarto. Les dejaron tiempo para que se asearan y se pusieran sus ropas.
  • Lo ves como no era para tanto? - sonrió Jordi bajo el agua de la ducha.
  • Estuvo bien la verdad… divertido no? Lo que no entiendo es… por qué montan todo este circo si lo único que quieren es follarse a gente jóven?
  • Yo que sé vida! Los ricos son así. Tienen tanto de todo que al final se aburren y hacen estas cosas tan raras.
Del mismo modo que entraron en la mansión, salieron de ella. Con los ojos tapados para que no vieran en ningún momento donde estaban, volvieron a entrar en el coche. Aunque esta vez andaron un poco más, pues el vehículo estaba aparcado en la calle. Ya no llovía y el ambiente era fresco y agradable.
  • Bueno… qué os ha parecido? - preguntó Diego mientras empezaba a conducir.
  • Ha sido… diferente - sonrió Marta con los ojos vendados.
  • Al principio se os veía muy nerviosos…
  • Tú estabas? Qué animal eras?
  • El Carnero, con los cuernos retorcidos… espero que me guardéis el secreto.
  • No te preocupes - contestó Jordi sabiendo que no iban a volver jamás con esa panda de viejos locos místicos y ocultistas - Cambiando de tema… qué hay del resto del dinero?
  • Os lo daré cuando lleguemos… Tranquilo chaval! Un trato es un trato…
Jordi no contestó, pero algo le perturbó por dentro poniendolo en alerta. Era el tono de voz de aquel hombre. Marta por su lado solo pensaba en coger el dinero, bajarse de ese coche y empezar de nuevo.
De repente los chicos notaron que se habían metido en un camino de tierra. El coche redució su velocidad y perdía ahderencia. El ruido de las piedrecitas golpeando en el guardabarros, la tracción les hacía tambalearse levemente sobre los asientos.
  • Dónde coño nos llevas? - preguntó Jordi con la mosca detrás de la oreja.
  • Eh! Ni se te ocurra! - gritó Diego mirando por el retrovisor - si te quitas la venda no hay trato.
  • Vale vale! - contestó Jordi retirando sus manos de detrás de su nuca - Pero dinos dónde nos estás llevando…
  • Tranquilizate muchacho… solo estoy cogiendo un camino distinto, por seguridad… entendido?
  • De acuerdo… pero date prisa.
La noche estaba cerrada. Y ‘Dos Balas padre’ también conocido como ‘El Josef Menguele de la cirujía plástica’ o ‘El Carnero’ se alejaba cada vez más de la civilización. Adentrándose más y más en el profundo bosque.
  • Tranquilizate cariño - le susurró Marta a su novio. Tenía la mano posada sobre su muslo y notaba como se movía, nerviosa, sin poder controlarla.
  • Por qué tardamos tanto? Dónde nos llevas? … Contesta joder!
Silencio absoluto como respuesta. Seguían alejandose de todo y de todos. El ‘Bilingue’ ya no podía aguantar más. Estaba claro que no se dirigían hacía la ciudad. Sabiendo que iba a perder mucho dinero, se quitó la venda de los ojos. En el asiento del copiloto alguien le estaba apuntaba con un revolver.
  • Me cago en Dios! - gritó poniendose más tenso que un gato cayendo de un quinto piso.
  • Que pasá? - gritó Marta asustada.
  • Tranquilo… vale? Tranquilo… - Jordi mostraba las dos palmas de sus manos, pidiendo calma. Como si pudiera parar las balas con ellas.
  • Pero qué pasaaa? - volvió a gritar su novia.
‘El Carnero’ hizo un leve movimiento de cabeza. Y su hijo movió el arma sin dejar de apuntarlos, indicando que la chica podía quitarse la venda de los ojos.
  • Vida… será mejor que te quites la venda… despácio… sin hacer movimientos bruscos…
  • Joder! - exclamó ella echandose hacía atrás en su asiento, cuando vió el cañón del arma tan cerca - Que pasa aquí… quien es este?
Jordi no dijo nada. Simplemente la agarró y se puso delante de ella, protegiendola. El pistolero tenía sus ojos clavados en él, pero no resultaban amenazantes o peligrosos. Era la mirada de alguien que actua bajo coacción, alguien que siente una gran presión.
  • Ya hemos llegado - dijo el padre parando el coche enfrente de una pequeña casa en mitad de la nada en ninguna parte.
Los dos Diegos salieron al mismo tiempo. El conductor salió rápido, el copiloto tardó una eternidad en incorporarse. Jordi probó de abrir la maneta de su izquierda y luego probó de hacer lo mismo con la del lado de su novia.
  • Mierda… - exclamó. Las dos tenían puestas el bloqueo.
Los secuestradores abrieron las dos puertas traseras al mismo tiempo. Y tiraron un par de cuerdas sobre sus piernas.
  • Atale las muñecas, por detrás de la espalda… que los nudos sean fuertes… venga! Y sin trampas! Si no queréis lamentarlo… - ordenó Diego padre.
  • Estás loco si crees… - empezó a gritar Jordi.
No pudo terminar la frase, un fuerte puñetazo le cruzó la cara de repente. Haciendo que su visión se volviera borrosa y su boca se llenara de sangre, con un fuerte sabor metálico.
  • Cari… - Marta lloraba pero no se movía. Podía notar el cañón de la pistola en su cabeza. La mano que la sujetaba temblava igual que ella.
  • Vale vale! Tranquilos - dijo Jordi limpiandose la sangre de sus labios cuando vió a su novia - Átame! Vamos! - se giró y puso sus dos manos detrás de la espalda, mirando con desprecio al ‘Carnero’
  • Pero cari! - Marta sujetaba la cuerda entrando en pánico. No podía hacerlo.
  • Hazlo Joder! - gritó Jordi dándole la espalda.
Marta ató las muñecas de su novio entre lágrimas y lamentos. Cuando terminó, el padre le pidió el arma a su hijo y encañonó a su novio. Diego hijo, cumpliendo ordenes empezó a atar a la asustada chica.
  • No lo hagas… te lo ruego… no lo hagas - susurraba ella mientras el cojo realizaba el nudo alrrededor de sus muñecas.
Mientras Jordi le repetía constantemente al cirujano que se iba a arrepentir de aquello. Diego hijo le susurró algo a la oreja de la chica disimuladamente. El nudo no era bueno, pero le advirtió que no lo deshiciera.

Los obligaron a bajar del coche a punta de pistola y se encaminaron hacía la solitaria casa. Los novios se miraron por un segundo. No hubieron palabras, ni gestos, pero Marta asintió con la cabeza.

En un rostro se dibujaba tristeza y gratitud, en el otro solo existía el deber. El deber de proteger lo más amado. Jordi sabía perfectamente que no iban a salir vivos de ahí. Tanto padre como hijo llevaban sus rostros al descubierto. No querían asustarlos. Iban a matarlos. No había escapatoría, al menos para los dos. La dedisión estaba tomada, incluso antes de ser planteada. Nuestro jóven amigo alzó la vista al cielo, había luna llena y un precioso cielo estrellado. Respiró hondo, como si quisiera llenar por última vez sus pulmones de aquel aire fresco y puro. Entonces cerró los ojos como si entregara su alma a los Dioses antiguos, decidido a poner el destino en sus manos. No sentía miedo, no albergaba duda. Su camisa le sofocaba, le estrechaba los movimientos. Y el debía ser rápido. El fajo de billetes era pesado. Lo desequilibraba. Y su obetivo estaba lejos.
  • Ahoraaaaaaa! - Jordi no gritó. Rujió como un león. Su torrente de voz era incesante, poderoso, inquebrantable.
Al mismo tiempo que Marta se giraba y empezaba a correr. Jordi se abalanzó sobre Diego padre y calleron los dos sobre el duro y firme suelo. La pistola disparó dos veces durante el forcejeo, antes de ser soltada y empezar a rodar por la tierra húmeda, quedandose cerca de los pies del cojo de Diego.
  • Dispara imbécil, que no se escape… Disparaaaa! - Gritaba el padre intenando despegarse la mandíbula de Jordi que le mordía la yugular con la fuerza del rey de la jungla.
Diego hijo intentaba agacharse para recoger el arma, pero ya no era aquel chico ágil y atlético. Sus rodillas maltrechas lo habían convertido en un inútil, torpe y lento desecho humano.

Marta cada vez estaba más lejos. Dejó sus tacones atrás y corría descalza con todas sus fuerzas por el camino de tierra. No sabía dónde iba, tan solo seguía las luces lejanas de la ciudad. Su pelo ondeaba al viento, sus lágrimas se escurrían sobre sus mejillas como las gotas de lluvia sobre el parabrisas de un coche en movimiento. No podía mirar atrás, no tras escuchar los dos disparos. El amor de su vida se había sacrificado por ella, debía honrar su último deseo, costase lo que costase.

Cuando el cojo tuvo el arma en sus manos, ella ya no estaba al alcanze. Su padre le dió un duro codazo en la cabeza a Jordi que lo dejó incosnciente. Se tocó el cuello lleno de sangre y se levantó del suelo con la furia de mil demonios.
  • Maldito trozo de mierda! - empujó a su hijo con violencia. Haciendolo caer al suelo junto a sus muletas - La has dejado escapar inútil!
Diego hijo se tapaba la cara mientras recibía las fuertes patadas de su padre. Parecía no tener nunca suficiente. Sus costillas crujían, su boca sangraba, su dignidad se destruía en mil pedazos.

Después de escupirle a su hijo y propinarle varios insultos denigrantes más. Diego se dirigió hacía el coche, dispuesto a hacer lo que su hijo fué incapaz de conseguir. Agarró el revolver del suelo, comprobó que aún quedaban balas y entonces se dió cuenta.

Uno de los disparos había inpactado contra el motor del coche, del que salía un humo gris y espeso. Intentó arrancarlo, pero no hubo manera. Su mente pensaba rápido, su furia aumentaba incluso a más velocidad.

Se acercó a Jordi y lo giró sobre el suelo. El segundo disparo había impactado en su vientre y estaba perdiendo mucha sangre. Le tomó las pulsaciones, seguía respirando. Mientras su hijo se retorcía de dolor, levantó el cuerpo de su victima él solo y lo metió dentro de la casa. Luego volvió a salir, puso el coche en punto muerto y lo empujó hasta ocultarlo tras unos matorrales, cerca de la puerta trasera del jardín.

Necesitaba encontrar a la chica antes de que volviera con los suyos y su plan se fuera a la mierda. El objetivo de aquella noche no era matar a nadie. Esos dos pececitos eran solamente rehenes, una simple moneda de cambio. Para que perder el tiempo matandolos a ellos dos, cuando podía matarlos a todos?

Necesitaba ayuda para acabar con los ‘Custodes’ y el idiota de su hijo acababa de dejar muy claro que no servía para nada. Pero quien? A quien podía llamar? Alguien que le debiera algún favor, quizás? No. Sus amigos eran una panda de cobardes, no tenían suficientes pelotas. Quizás a un asesino a sueldo? No. Demasiado frío, él quería disfrutar de su venganza.

Quien entonces? Quien tenía los cojones para hacerlo y quería al mismo tiempo verlos sufrir igual que él?
Quien?

Continuará…
 

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