Compañeros y Enemigos

Vantheway

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COMPAÑEROS Y ENEMIGOS

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-Y recuerde, Blanca -le dijo el Coronel Jerez- apréndase bien todo lo referente a su vida anterior. Rosa, la jefa de su célula, le estará esperando en la Estación de Tren de Algeciras. Ella le dará toda la información que necesita.

-Muy bien, coronel -le contestó Blanca pensando otra vez lo curioso que era que se apellidara Jerez y tuviese ese acento catalán tan cerrado- Seguiré lo que Rosa me indique. Me marcho ya, he de pasar por casa y recoger el equipaje.

-De acuerdo -le dijo el coronel extendiéndole la mano para despedirla- Le deseo un buen viaje y… ya nos irán informando.

Blanca salió del despacho del coronel, bajó las dos plantas y se acercó hasta su coche que estaba en el aparcamiento del edificio del siglo XIX en el que se hallaba camuflada su sección del CNI en Madrid. Mientras conducía hasta su casa, llamó a Raúl para que la esperase. Debía llevarla hasta la estación de Atocha para coger el tren que la trasladara hasta Algeciras.

-Raúl, voy para mi casa -dijo Blanca con un poco de nerviosismo en la voz- Acuérdate que tienes que llevarme hasta la estación de Atocha…

-Sí, tranquila -le contestó Raúl- Estoy en el portón esperándote…

-Vale, vale -le dijo medio riéndose- Estoy un poco nerviosa, es mi segunda operación y la primera fuera de Madrid…

-Ya lo sé -le cortó Raúl- Es normal que estés así, yo ya pasé por eso.

Raúl, era pareja de Blanca, llevaba 3 años trabajando para la organización haciendo trabajos de contraespionaje dentro de España. Blanca llevaba apenas un año en la organización y apuntaba maneras.

Dejó el coche en doble fila lamentándose por vigésima tercera vez de la dificultad para poder aparcar el coche en su barrio. Al ver a Raúl la cara se le iluminó, se acercaron y se besaron. Subieron las escaleras con rapidez, Blanca abrió la puerta y agarró el asa de la troley que ya estaba preparada en el salón, le dio una vuelta a la casa, por si se le pasaba algo.

-Hoy tienes el TOC más acentuado -le dijo Raúl conteniendo la risa- Llevas haciendo lo mismo desde anoche, ya he perdido la cuenta de las vueltas que le has dado a la casa.

-Calla y coge la maleta -le respondió Blanca fingiendo estar enfadada- Hemos de salir en 5 minutos.

-Vaya, ¿no nos da tiempo a echar uno aunque sea? -le preguntó Raúl acercándose a ella, cogiéndola por la cintura y besándola en los labios- Se me está poniendo como a ti te gusta…

-Uffff, sabes que tendría la cabeza en otra cosa -le respondió Blanca pasando la mano por la entrepierna de Raúl- Joder, ¡pero si ya la tienes dura! Hemos de irnos ya, sé que me voy a arrepentir todo el maldito viaje de lo que te estoy diciendo ahora pero, vámonos, el tren sale en 20 minutos.

Raúl sonrió acomodándose la polla en el pantalón, ella suspirando lo besó en los labios y abrió la puerta para salir. Bajaron por las escaleras hasta llegar a la calle, metieron la maleta en el coche. Raúl se sentó en el puesto del conductor y Blanca a su lado, el coche arrancó y se dirigieron hacia la estación de Atocha.

-No entiendo por qué no me mandan en AVE hasta Sevilla y después alquilo un coche hasta Algeciras… -dijo Blanca medio mosqueada- Por más que me lo digan no lo entiendo.

-Pero si ya lo sabes, Blanca -le contestó Raúl con un tono de voz de habérselo repetido varias veces- Si vas a trabajar en Gibraltar porque estás necesitada de dinero, no debes viajar en AVE, ni aparecer con un coche nuevo de gama media-alta, debes aparentar el papel de la persona que dices ser, no hay más. Verás lo maja que es Rosa, ya me dirás cuando la conozcas. Por cierto, dale muchos besos de mi parte, dile que te cuente nuestras vivencias cuando estuvimos en Líbano, pero que te cuente todas, jajaja.

-Vale, vale -dijo un poco amargada y colocándole la mano en la entrepierna- Veo que esto tiene vida propia… jajaja. No sabes cuanto la voy a echar de menos…. Uffff, creo que me estoy mojando, ya sabía yo que me iba a arrepentir de no haber echado uno. No me bastó con los dos de anoche…

-Tú sigue tocando por ahí que verás -le dijo Raúl riéndose- Con el calentón que llevo ya… Bueno, ya hemos llegado, tendré que dejarte aquí, como siempre es imposible aparcar.

Blanca se giró y lo besó con pasión, sus lenguas se enredaron, la temperatura de ambos cuerpos sufrió una fuerte subida… pero ahí se quedó la cosa. No había tiempo para nada más. Se bajó del coche, se dirigió hacia el maletero y sacó la maleta. Llegó hasta la acera, le tiró un beso con la palma de la mano y, acto seguido, cerrando un poco el puño movió la mano en el aire como si estuviese pajeando a alguien mientras sonreía. Raúl le lanzó un beso y poniendo la palma de la mano hacia arriba, con el dedo corazón imitaba el movimiento de acariciarle el clítoris. Blanca se rio, se giró y echó a andar hacia el andén que le correspondía. Raúl se reía mientras conducía hacia la Oficina Nacional de Seguridad.

Blanca se subió al tren, colocó la maleta en la zona destinada a ello en su vagón, y nada más acomodarse en su asiento comenzó a revivir lo acontecido la noche anterior. Esa noche habían dormido poco, entre los nervios y lo que no eran los nervios… Raúl no la dejó cerrar los ojos en ningún momento. Nada más acostarse, ella le dio el beso de buenas noches correspondiente y se giró para dormir, en ese momento Raúl comenzó a acariciarle las nalgas por encima de las braguitas que llevaba puestas, aquello la excitaba bastante y él lo sabía. Él se arrimaba para que notara lo excitado que estaba, ella echó su mano atrás buscando la entrepierna de Raúl cuando tocó su polla dura bajo los slips. Metió su mano por la parte superior del slip y notó el calor que emanaba de aquella zona, la tocó dura, caliente y palpitando es su mano. Le bajó el slip y aquella polla salió como un resorte, pasó la palma de la mano por la punta y se le mojó con el precum que soltaba la polla de su pareja. Ella se bajó las braguitas, necesitaba aquel cilindro de carne dura y caliente, lo necesitaba a todas horas, aquel u otro, pero prefería el de Raúl aunque no le hacía ascos a otras pollas, las necesitaba. Recordaba cómo Raúl le tiró hacia atrás de los pelos, y acercando su boca al oído la llamó puta, guarra, perra… Ese tipo de dominación la excitaba mucho, pero sin llegar a otros niveles que no la convencían. Con la cabeza hacia atrás, notaba como Raúl le ponía la punta de la polla entre las nalgas, su calor iba aumentando. Raúl, con la otra mano, le acariciaba el coño, que ya estaba más que empapado. Notó como el glande de Raúl topaba con su ojal, la entrada a su culo, ella lo relajó, sabía lo que venía a continuación y lo estaba deseando.

-Buenas tardes, ¿me permite? -preguntó un caballero de unos 55 años señalando el asiento que estaba junto a ella- Este es mi asiento.

-Sí, claro. Discúlpeme -le contestó Blanca- Estaba adormecida, esta noche no he dormido lo necesario.

-Lo lamento -le contestó el hombre que se estaba sentando a su lado- Le doy mi palabra que no la molestaré charlando.

-No, por Dios, no se preocupe -le dijo Blanca incorporándose en el asiento y con una sonrisa en la cara- Nos quedan 5 horas y media…

-Más los retrasos -le cortó el hombre- Los retrasos son a diario de una, dos o más horas.

-Uffff, no me diga eso que me da algo -le contestó Blanca- Habrá que tomárselo con paciencia.

-No me he presentado -dijo el hombre extendiendo su mano hacia Blanca- Me llamo Ernesto, voy a Algeciras a ver a mi hijo que está estudiando allí. Estudia una Ingeniería, y no me preguntes cuál que de eso no entiendo, jajaja.

-Yo soy Blanca -le contestó- Voy a Algeciras porque tengo una amiga allí, Rosa, que trabaja en Gibraltar y me ha conseguido un trabajo donde trabaja ella. Y no me pregunte de qué porque aún no lo sé, jajajaja.

-Así que los dos estamos empatados en el desconocimiento de nuestros seres más allegados -respondió Ernesto- No tenemos perdón, jajaja.

En ese momento el tren comenzó a moverse, avisaron que ya salía con destino a Algeciras y las paradas que haría en el camino…

Estuvieron charlando durante bastante tiempo, se enteró por él que era viudo, la mujer tenía una enfermedad mental y acabó de forma dramática con su vida, dejando a un chico de 11 años solo con su padre, y a un padre/marido, destrozado sin saber cómo sacar a su hijo adelante, hasta conseguirlo. Y estaba muy orgulloso de ello. Ella le contó lo que más o menos iba a contar cuando llegase a su “puesto de trabajo”, añadiendo algunas pinceladas ocres para que pareciera que su vida tenía un poco de dramatismo, obviamente no podía decir la verdad, y aquello le serviría de entrenamiento para lo que estaba por venir.

Se pasaron charlando buena parte del viaje, con sus momentos de silencios para asimilar las conversaciones y, en el caso de Blanca, para ver qué más contar de forma creíble y que pudiese aplicar en su nuevo destino. En uno de esos silencios Blanca aprovechó para, con la excusa del baño llamar a Rosa, ya que se conocían sólo de hablar por teléfono. Le contó por encima lo de Ernesto y decidieron mandarse una foto de sus caras, por si Ernesto la acompañaba hasta la salida de la estación, que no pareciera que no se conocían de nada.

-Bueno, pues parece que vamos llegando ya -dijo Ernesto con algo de tristeza en la voz- Te voy a dejar mi número de teléfono, por si en algún momento te apetece charlar o tomarte un café… Esto no es Madrid, y lo vas a notar. Apúntate mi número y no te cortes en llamarme para lo que sea. Voy a pegarme aquí unas semanas, me quedaré en la Residencia Militar… es la ventaja de haber sido Guardia Civil.

-Genial, te iba a decir lo mismo -le dijo Blanca sin haberlo pensado siquiera, aunque le gustó bastante la idea- No me habías dicho que eras Guardia Civil, mi padre ha sido militar también, ahora en coronel en la reserva.

En ese momento sonó la voz de la señorita de Renfe diciendo por la megafonía del tren que estaban entrando en la estación de Algeciras, destino final del viaje. Una vez detenido el tren, recogieron las maletas y se dieron un abrazo antes de bajar. Sin haberlo hecho queriendo, Blanca rozó el paquete de Ernesto, le pareció que la tenía medio empalmada o tenía una polla bastante grande. Aquello la dejó con la intriga, bajaron del tren y recorrieron el andén charlando, cuando salieron del andén, desde lejos vio a Rosa, que le hacía gestos con las manos.

-Aquella debe ser tu amiga Rosa, ¡no me habías dicho que era tan guapa! -le dijo Ernesto sonriendo- y el chaval que está junto a ella es mi hijo Ricardo. Ese también es guapo, menos mal que salió a la madre y no a mí, jajaja.

-Sí, es Rosa y es muy guapa -dijo asombrándose de la belleza de su “amiga” y saludándola con una mano- Tu hijo también es muy guapo, y se parece bastante a ti, eh.

Al pasar ya al interior de la estación, Blanca, y esta vez a conciencia, le dio un abrazo a Ernesto que éste no esperaba. Volvió a pasarle la mano por la entrepierna, para asegurarse de si era una gran polla o una polla morcillona. Por su experiencia con las pollas, llegó a la conclusión que era una buena polla, una señora polla.

Ya en el coche con Rosa pudieron hablar sin tapujos, Rosa conducía hacia la casa que la organización les había alquilado, en una barriada de chalecitos y casitas bajas bastante extensa, y entre la playa y el monte.

-Bueno Blanca, ya el coronel me informó de que es tu segunda operación, la primera fuera de Madrid -comenzó diciendo Rosa- Verás como va a ser fácil y lo vamos a disfrutar, ya lo verás. Lo primero, sabes que operamos junto con agentes del MI6 o SIS, que es lo mismo. No sé si te lo habrán comentado en Madrid, y si no te lo digo ya: se han detectado agentes de varias Agencias de Inteligencia de varios países en esta zona, según nos han informado miembros del MI6 británico y del BND alemán, se han detectado agentes del SVR ruso y KGB bielorruso. Pero, y esto es lo preocupante, agentes de nuestra organización han detectado, al menos, a dos agentes del VEVAK iraní entrevistándose con un agente del DGED marroquí, y con alguien más que aún no tenemos encasillado.

-Vale, ahora me pones al día de todo -contestó Blanca con una sonrisa en la cara, recordaba aún el tacto de su mano sobre la entrepierna de Ernesto- Me han dado información de lo de los agentes rusos y bielorrusos, pero no me han dicho nada de los iraníes ni los marroquíes.

-Bueno, es algo que me ha llegado esta mañana muy temprano. Primero nuestra organización debe comprobar bien la información y pasar a “nuestros amigos” lo que nos interese que tengan -le dijo Rosa levantando la mano derecha del volante y haciendo las comillas con los dedos índice y corazón en el aire- Y aún no se la hemos pasado ni al MI6 ni al BND. Tenemos que tener una cosa clara, si hay aquí agentes del VEVAK iraní, tenemos que sospechar que los agentes del Mossad israelí no están lejos, y deberíamos localizarlos para que no haya problemas. No nos interesa que tengan sus más y sus menos en nuestro país. Lo que nos faltaba ahora es que la prensa internacional pusiese el foco en esta zona, como está la cosa.

El coche se detuvo delante de una casa adosada, hacía esquina por lo que tenía un jardín bastante más grande que las del resto de la calle.

-Bueno, aquí es -dijo Rosa deteniendo el coche en la misma puerta de la casa- Ahora te la enseño por dentro y podemos salir a dar una vuelta si te apetece, mañana no “trabajamos”.

-De acuerdo -le contestó Blanca pensando en la enorme suerte que es eso de poder aparcar en la misma puerta de tu casa, cosa que a ella no le había pasado jamás desde que se mudó a su barrio de Madrid- Me ducho y llamo a Raúl, que por cierto te manda muchos besos, y me dijo que me contaras de cuando estuvisteis en Líbano.

-Ohh, sí -le dijo muy animada- Dale muchos besos cuando hables con él. Es un tipo estupendo… pero eso de que te cuente todo lo que pasó en Líbano… hay cosas que no se pueden contar. Pero bueno, dile que me diga qué puedo contar y que no, jajaja.

Rosa sonriendo le mostró la casa, dos plantas, la planta de abajo tenía cocina, salón, baño con plato de ducha, y una pequeña habitación que hacía las veces de cuarto de planchado. En la planta superior había 4 dormitorios, dos daban a la parte trasera de la casa, sobre el jardín, y los otros dos eran los dormitorios de ellas. Rosa dejó la maleta y abrió la persiana y la puerta de la terraza de su habitación.

-¡Santo Dios! -dijo alzando la voz asombrada- ¡Es increíble!

-Veo que te gusta -dijo Rosa detrás de Blanca- Me pasó lo mismo cuando salí a la terraza la primera vez, pero espera verlo desde la azotea. Tienes una vista de 360º, eso sí que impresiona.

La casa miraba hacia la bahía, con Gibraltar al frente, se veía casi toda la bahía, a la izquierda el complejo petroquímico, La Línea, San Roque en alto, y a la derecha se veía el resto de la Urbanización, parte de la playa de Getares y al fondo Ceuta.

-En los días de poniente se ve la Sierra de las Nieves, de Marbella -iba explicando Rosa- Y dicen que si el poniente es largo, a veces se divisa Sierra Nevada. Y si te asomas a las terrazas de la otra parte, verás la Sierra de Algeciras, que está dentro de Los Alcornocales, un parque Natural con un microclima que es una maravilla.

-Impresiona la vista, sí -contestó Blanca observando la vista de Gibraltar

Una vez vaciada la maleta y guardada toda la ropa, Blanca se preparó para ducharse. Mientras se desnudaba recordaba la entrepierna de Ernesto, no entendía por qué no se lo podía sacar de la cabeza. Al quitarse las braguitas, un olor a coño excitado le llegó hasta su olfato, tocó la parte interna de las braguitas, estaban mojadas. Se pasó un dedo por su raja y se empapó rápidamente. Salió del baño y se dirigió a uno de los cajones, sacó un consolador realístico muy parecido a la polla de Raúl con una ventosa por debajo de los huevos, y un patito amarillo de esos que tienen los niños pequeños para bañarse, se colocó el pico del patito en el clítoris y comenzó a vibrar. Se metió en la ducha con el patito-vibrador y mientras le caía el agua, el patito tenía el pico en el clítoris de su dueña. Ella, abierta de piernas, gemía y se acariciaba los pechos, se pellizcaba los pezones mientras el patito había dejado el clítoris y metía su pico en el coño de su dueña. Se imaginaba la polla de Ernesto, soltó el patito que se quedó en el suelo de la ducha vibrando. Blanca se frotaba el clítoris con dos dedos mientras otros dos dedos de su otra mano entraban y salían de su coño imaginando que eran la polla de Ernesto. Se agachó en la ducha con las rodillas en el suelo y las piernas abiertas, sus dedos seguían haciendo lo mismo, frotarse contra el clítoris y penetrando por el coño. A veces se metía un dedo por el culo haciéndola gemir más aún de lo que lo hacía. Se puso en pie, ya no aguantaba más, pegó el consolador en una de las paredes y, como si fuese un “Glory Hole”, hizo que el consolador la follase. Los movimientos de autopenetración se aceleraban como lo hacía la respiración de ella. Se agarraba los pechos mientras su cuerpo se pegaba y se separaba de la pared, se pellizcaba con fuerza los pezones, quería más, quería que la llamasen puta, quería que la polla de goma fuese la polla real de Ernesto. Metía sus manos entre sus piernas para agarrarse a los huevos de goma, tirando de ellos como si pudiese arrastrar a la persona que, figuradamente, la estaba follando, haciendo que llegase a lo más profundo de su cueva. Notaba que las corridas le venían. Como buena mujer multiorgásmica, sus piernas comenzaron a temblarle, notaba como algo se abría dentro de ella dándole un placer tremendo, sus ojos se pusieron en blanco, sus rodillas cedieron y cayó al suelo de la ducha saliéndose la polla de goma de su coño con violencia, lo que le provocó otro orgasmo nuevamente. De esa forma se le sucedieron varios orgasmos seguidos y rápidos, hasta que acabaron y poco a poco fue recobrando la respiración y la conciencia, y en ese momento se dio cuenta que no sabía si había gemido mucho, si había gritado, si había sido muy escandalosa… no tenía ni idea.

-Bueno, espero que te haya sentado bien la ducha -le dijo Rosa cuando Blanca bajó al salón ya arreglada y tendiéndolo un pequeño manojo de llaves- Aquí tienes las llaves de la casa. Si no estás cansada del viaje podemos salir a tomar algunas tapas, y hacer vida social sobre todo. Tengo que presentarte a una serie de personas con las que debemos tener un, digamos, intercambio de información…

-Sí, perfecto -le respondió Blanca- Tengo un poco de hambre, me parece una idea genial.


En media hora estaban camino al centro de la ciudad, aparcaron y se dirigieron al bar en el que Rosa, previamente, había quedado con un par de personas que quería presentarle a Blanca. Llegaron al bar y Blanca observó que dos hombres, apuestos hombres, se fijaban en ellas. Rosa se acercó hasta la mesa que ocupaban. Los hombres se levantaron y saludaron a Rosa dándoles dos besos en la cara.

-Bien, os presento a Blanca -dijo Rosa señalándola- Mira, este caballero de la izquierda, muy guapo él, es Siegward, del BND alemán. Es buena persona. El que está a su lado es Ethan, del MI6 británico, éste es un sinvergüenza, debes tener cuidado con él.

-Hola Blanca -la saludó Siegward dándole un beso por mejilla- Puedes llamarme Sieg, es como todos me llaman.

-Encantada de conocerte, Sieg -le respondió Blanca-

-Bienvenida Blanca -interrumpió Ethan- Nos alegra mucho conocerte.

-Vaya, muchas gracias Ethan -contestó Blanca- Sois muy amables.

-Bueno, ante semejantes señoritas no nos queda otra cosa -le dijo Sieg- Pero no le hagas caso al inglés, ya sabes cómo son… jejeje. Ahora vamos a comer algo, tengo mucha hambre.

-Genial, yo también me muero de hambre -dijo Blanca- Voy a hacernos unos selfies para tenerlos de recuerdo…

-No creo que sea lo más adecuado -le dijo Ethan-

-Créeme que lo es, Ethan -le contestó Blanca apoyando su cabeza en el hombro de él como si fuesen una pareja más y poniendo su mano en la parte interna del muslo de él- Y ahora sonríe.

-No sé qué decir -le dijo Ethan- Creo que te estás extralimitando…

-Calla y sonríe mientras les hago una foto a esta pareja tan entrañable -le dijo Blanca girando su móvil hacia Rosa y Sieg-

Tapearon, bebieron, conversaron sobre temas banales, y se fotografiaron. Llegó la hora de hablar sobre lo que les interesaba más y por lo que estaban allí. Decidieron entrar en un bar de copas, donde la música y el barullo de la gente amortiguarían sus palabras. Sería difícil que alguien los oyera sin tener que estar pegados a ellos. Acordaron que, con Blanca como agente más, podrían empezar a montar la vigilancia al par de agentes del KGB bielorruso y del SVR ruso.

-Según ha descubierto el MI6 -comenzó Ethan- es que podrían intentar ayudar a un Servicio de Inteligencia de otro país a…

De repente el bar se quedó a oscuras, la música dejó de sonar con lo que el agente británico decidió callar, se miraron entre los cuatro con la luz que aportaban las lámparas de emergencia. Sieg se levantó y se dirigió a la barra para hablar con las personas que trabajaban allí. A los 5 minutos regresó con una copa en la mano y mirando hacia la puerta de salida.

-Tenemos un problema -dijo con cara de preocupación- Me han dicho los camareros que la luz se ha ido porque un tipo ha vaciado un vaso de refresco en la caja de térmicos. La persona que lo ha hecho ha salido corriendo y no lo han podido pillar, lo han visto pero me dicen que era una persona normal, llevaba unos vaqueros, una camisa de cuadros azules y unas zapatillas casual. No sé qué pensar y no creo que sea una coincidencia. ¿Qué pensáis vosotros?

-Pues pienso igual que todos -dijo Rosa- Nos han seguido y no nos hemos dado ni cuenta, lo peor es que no sabemos quién, van un paso por delante nuestra.

-Bueno, eso está por ver -dijo Blanca sacando el móvil y buscando las fotos que había hecho- Vamos a ver si aparece alguno con una camisa de cuadros azules…

Tanto Rosa como Sieg y Ethan se miraron mientras Blanca buscaba en las fotos que había hecho.

-¡Bingo! -dijo mientras ampliaba una de las fotos y le pasaba el teléfono a Sieg- ¿puedes preguntarle si éste es el tipo que la ha liado?

-¡Qué tía! -dijo Ethan- ¿sabías que nos seguían?

Sieg cogió el teléfono de Blanca y fue a la barra nuevamente. Desde donde estaban vieron cómo se pasaban el teléfono entre los trabajadores que habían visto al saboteador, alguno de los trabajadores le hizo una foto a la pantalla para quedarse con la cara de la persona. Sieg regresó con una amplia sonrisa a la mesa en la que estaban sentados el resto.

-Me quito el sombrero ante usted -hizo el amago de quitarse un sombrero invisible, mientras le pasaba el teléfono- Ha sido él. ¿Cómo has sabido que nos seguían?

-Bueno, no lo sabía -comenzó explicando Blanca- Pero si nos citamos agentes de 3 agencias de inteligencia distintas, no es muy descabellado pensar que agentes de otras agencias pudiesen estar intentando saber qué hacemos cooperando… vamos, es lo que yo pensaría. Por eso hice las fotos.

Comenzó a enseñar las fotos, en la gran mayoría apenas se les veía a Blanca ni a Ethan, como tampoco se veían completamente a Rosa ni a Sieg. En casi todas aparecían las personas que estaban sentadas, o de pie, cerca de ellos. En una de ellas, se apreciaba claramente como el saboteador miraba directamente hacia el teléfono con seriedad.

-Pásanos las fotos, las mandaremos a nuestras agencias a ver si nos dicen quién puede ser y, sobre todo, a qué agencia pertenece -dijo Sieg con su terminal en la mano- Rosa, te felicito. Esto empieza bien… a ver qué podemos hacer para celebrarlo.

Decidieron pasear por el Boulevard junto al parque, así comprobarían también si los seguían. Usaron la técnica de las fotografías para comprobarlo, y como si fueran dos parejas de enamorados, se fotografiaban y se enseñaban unos a otros las fotos mientras caminaban. Pararon en otro bar de copas, esta vez se sentaron en la terraza, la calle estaba bastante transitada de gente. Se pidieron una copa cada uno.
-Yo no estoy tranquila con lo que ha pasado -dijo Rosa preocupada- Creo que hemos pecado de confianza, nos hemos confiado en que nadie iba a controlarnos y hemos cometido un fallo garrafal que no debe de volver a pasar.

-Así es -habló Ethan- nos hemos confiado y nos han localizado, al menos sabemos físicamente quien ha sido, ahora solo falta que las agencias averigüen a cuál pertenece.

-Bueno, ya está todo dicho -dijo Blanca- Ahora ¿qué hacemos?

-Cada mochuelo a su olivo -dijo Sieg- No sabéis las ganas que tenía de soltar ese dicho, jajajaja. Me encanta.

-Pues listo -dijo Rosa- Nos vamos a casa y mañana por la mañana nos vemos en casa de Ethan, por ejemplo. Como está muy callado…jajajaja

-De acuerdo, de acuerdo -dijo sonriendo- Me toca a mí poner el café e iré por churros antes. Lo advierto, sobre las 9:00 tendré los churros en casa, para quien quiera comérselos calentitos…

-Venga, pues hasta mañana entonces -dijeron a la vez, Rosa y Sieg-

Se levantaron todos y de despidieron, Rosa y Blanca se dirigieron hacia donde tenían aparcado su coche.

-Oye, ¿ese no es tu compañero de viaje? -le dijo Rosa a Blanca- es madurito pero es un cañón el tipo… jajajaja

-Ostras sí, es él, Ernesto -le contestó Blanca- Y sí, está muy bueno… jejejeje.

Ernesto iba mirando los bares para tomarse una copa, Blanca se chocó con él premeditadamente.

-Uy, usted perdo… -Ernesto intentó disculparse- Joder, pero si es Blanca y su amiga… ¿Rosa?

-Hola Ernesto -contestó Blanca- Sí, buena memoria, se llama Rosa. Ya vamos para casa.

-Vaya, qué pena -le contestó Ernesto- iba a tomarme una copa, pero solo es muy triste.

-Quédate con él si quieres, Blanca -le dijo Rosa- Yo estoy muy cansada y pretendo acostarme pronto.

-¿No te importa, Rosa? -le dijo Blanca con bastante alegría en la voz-

-Tranquila, no te preocupes por mí -le dijo guiñándole un ojo- Si lo acabamos de decir, ¿no?

Blanca lo pilló de inmediato, Rosa se refería a lo que acababan de hablar sobre Ernesto.

-Bueno, pues entonces en un rato iré a la casa -dijo Blanca cogiéndose del brazo de Ernesto y guiñándole un ojo a Rosa- No me esperes levantada…

-No te preocupes, jejejeje -le dijo Rosa- En cuanto llegue a la casa, te mandaré la ubicación para que te pilles un taxi.

Las “amigas” se despidieron con un beso, Rosa se alejaba mientras Blanca se afianzaba más del brazo de Ernesto. Siguieron andando hasta que Ernesto paró en uno de los bares del Boulevard y decidieron sentarse a una mesa.

-Bueno, qué alegría me ha dado encontrarme contigo -le dijo Ernesto- Precisamente pensaba en ti.

-Vaya… ¿y eso? -le preguntó Blanca- Espero que fuese para bien…

-Sí, tranquila. No te preocupes, es que eres una de las pocas personas que has dejado algo en mí -respondió Ernesto un poco apurado- Quiero decir, que he pensado en ti porque no podía quitarte de mi cabeza… pero no en el sentido que piensas… a ver si puedo explicarme…

-Eso, explícate -Blanca lo observaba divertida- quiero entenderte, pero no acabo de hacerlo.

-Ya, normal… Verás… -intentaba Ernesto que se le entendiera sin que pensara mal- Hace tiempo que no estaba con una mujer y… joder, no me refiero a eso…

-Vale, tranquilo -le dijo Rosa inclinándose hacia él y besándolo en los labios- No sabes las ganas que tenía de hacer esto, y ahora sigue diciéndome…

Ernesto se quedó perplejo, sin reaccionar. Se sentía extraño por primera vez desde hacía años. Su cabeza giraba a una velocidad de vértigo mientras intentaba razonar, interpretar y descifrar lo que había pasado.

-Joder, tienes las ideas muy claras, Blanca -le dijo un tanto nervioso- Con ese pequeño gesto, has descifrado lo que estaba intentando decirte, jajajaja.

-A ver si puedes descifrar tú este gesto -le dijo Blanca colocando su mano sobre la parte interna del muslo de Ernesto y llevándola hacia arriba, hasta dejarla pegada a los testículos, notando el calor que emanaba de ellos-

-Ostras, creo que nos vamos a ir ya a la Residencia Militar -dijo nervioso Ernesto- La cosa se está poniendo dura, nunca mejor dicho, jejejeje.

-Genial, me gusta mucho cuando la cosa se pone dura -le dijo ella con la boca pegada a la suya y subiendo la mano hasta tenerla donde ella quería- Y esta “cosa” está en un momento especial… Será mejor que nos vayamos ya…

Pagaron y se fueron hacia la Residencia Militar dando un pequeño paseo. Subieron a la habitación, una habitación con cama de matrimonio, moderna y que hacía poco tiempo que había sido reformada. Ella se abrazó a él nada más cerrar la puerta, se besaron con pasión, Ernesto se le notaba nervioso.

-Perdona mi torpeza, Blanca -le dijo separándose un poco de ella- Desde que falleció mi mujer, he estado solo dos veces con una mujer y he perdido práctica.

-Tú relájate y déjame hacer -le dijo Blanca- No sabes las ganas que tengo de ver lo que tienes entre las piernas.

Sus manos bajaron buscando el cinturón, lo desabrochó mientras sus lenguas se enredaban dentro y fuera de sus bocas. Metió su mano por dentro del slip, en cuanto su mano tocó el pene de Ernesto se separó de inmediato.

-No me digas que lo que tienes aquí es un monstruo -le dijo a media voz- necesito verlo.

Se separó, bajó el pantalón dejándolo caer hasta los tobillos de Ernesto y metió ambas manos por dentro del slip, palpó aquella polla sin que sus lenguas dejasen, de nuevo, de enredarse. Poco a poco fue bajando el slip, en un determinado momento la polla de Ernesto salió disparada como si fuese impulsada por un resorte. Blanca se detuvo a mirar aquel cilindro de carne caliente y dura que acababa en un capullo que, en su mano y agarrándolo, faltaban varios centímetros para que la punta de sus dedos tocasen su pulgar. Aquella polla mediría por encima de los 20 centímetros de largo, con un grosor algo más pequeño que una lata de refresco, y estaba totalmente empalmada, rígida, caliente y comenzaba a segregar el líquido preseminal del que se apreciaba ya una gota en la punta y un par de ellas que bajaban aún por el capullo. Toda la zona estaba completamente depilada, sus huevos, grandes y colgones, se notaban duros y cargados.

-Ahora me toca a mí observar semejante cuerpo -le dijo a Blanca-

Le desabrochó la blusa y, una vez abierta, acarició los pechos por encima del sujetador. Eran unos pechos grandes, le entraban a lo justo en la palma de la mano. Recordó lo que se decía en la Academia de la Guardia Civil cuando estudió en ella: “Teta que mano no cubre, no es teta es ubre”. Aquello le hizo esbozar una sonrisa. Levantó el sujetador y aparecieron dos hermosas tetas que tendían ligeramente a apuntar hacia arriba. Los pezones de punta y oscuros invitaban a jugar con ellos, las aureolas eran grandes, pero no excesivamente. Su boca besaba el cuello de Blanca y bajaba lentamente hasta encontrar aquellos pezones que le pedían estar en su boca. Los besaba, los chupaba y lamía, incluso los mordisqueaba con cariño, lo que hizo que Blanca comenzase a gemir mientras le aguantaba la cabeza y la presionaba contra sus pechos.

La mano de Ernesto desabrochó el vaquero de Blanca, lo bajó hasta las rodillas. Observó el tanguita blanco que llevaba puesto y su mano se acopló a su vagina con el dedo corazón golpeando muy levemente la entrada a su coño, haciendo que ella abriese las piernas más y sus gemidos aumentasen de volumen. Él comprobó que el tanga estaba mojado, bastante mojado, lo que le hizo sonreír nuevamente por su significado: aún era capaz de hacer que una mujer se calentara estando con él.

-Joder, vamos a desnudarnos -le dijo Blanca excitada separándose de él- Tengo que probar lo que tienes entre las piernas…

Se terminaron de desnudar y Blanca se tumbó sobre la cama, Ernesto se colocó sobre ella besándola con pasión. Su boca comenzó a bajar por el cuello de Blanca mientras su mano le acariciaba el clítoris haciendo que no parase de gemir. Ernesto siguió bajando sus labios hasta detenerse en los pezones, los mordisqueaba con suavidad notando como Blanca elevaba el cuerpo tensando sus músculos cada vez que lo hacía, lo que hizo que su polla se pusiese más dura aún de lo que estaba, segregando líquido preseminal en cantidades industriales. La boca de Ernesto siguió bajando por el vientre, mientras ella le agarraba con fuerza del pelo empujándolo hacia su entrepierna, queriendo que no retrasara más lo que estaba deseando que ocurriese. Los labios de Ernesto llegaron al monte de Venus, pasaba su boca entreabierta, sacando levemente la punta de la lengua, notaba en sus labios la suavidad extrema de su piel. Bajó en línea recta pero, justo antes de llegar al clítoris, giró hacia la coyuntura entre la pierna y el tronco de Blanca, lamiendo esa zona y besándola. Ella, por un momento, se decepcionó, pero seguidamente notaba como su coño se empapaba más aún, su cuerpo se tensaba con fuerza. Tiró del pelo de Ernesto guiándolo hacia su coño, él separó la cara y le sonrió.

-Vamos cabrón, hazlo -le dijo Blanca entre gemidos y jadeos- cómetelo, lo estoy deseando y no aguanto más…

Ernesto sonreía, su boca se pegó a los labios superiores y succionó suavemente mientras sus manos separaban las nalgas de Blanca y levantaban un poco el culo de ella. Con los dientes les daba pequeños bocados que hacían que Blanca apretase la cabeza de Ernesto contra su coño con mucha fuerza. Él se separó un poco y con su lengua empezó a masajear el clítoris de Blanca a la vez que dos dedos se adentraban dentro de ella provocándole la primera corrida.

-¡¡¡Dioooosssssss! Sigue, sigue, sigue, sigueee -jadeaba Blanca- Ufffffff, no te pares, NO TE PARESSS. Me estoy corriendooo.

Ernesto separó su boca del coño de Blanca, estaba empapado entre la saliva de él y los fluidos de ella. Él sonreía convencido de que no había perdido sus aptitudes ni su actitud a la hora de estar con una mujer en la cama, y ahora quedaba lo mejor, necesitaba follarla. Se tumbó junto a ella bocarriba, ella se giró hacia él.

-Dios mío… ¿porqué no nos hemos conocido antes? -le dijo Blanca mientras buscaba su boca con la suya y su mano agarraba la polla de Ernesto- Ahora me toca a mí…

Comenzó a bajar su boca por el cuerpo de Ernesto, parando en los pezones durante un breve periodo de tiempo, ella tenía la necesidad de catar aquella gigantesca polla que ya tenía en su mano. Su boca bajó por el vientre y, esquivando la polla, se dirigió directamente a los huevos, aquellas pelotas sin un solo pelo, gordas, duras y ligeramente colgonas, estaban deseando descargar y ella lo notaba. Se metió una en la boca y con la lengua le daba masajes en círculos mientras su mano se movía arriba y abajo por todo el largo del tronco de la polla. Lo sacó y, con la lengua fue recorriendo el tronco de la polla a todo lo largo hasta llegar al capullo. Blanca se acomodó y empezó a lamer y chupar el capullo, pasando su lengua por la punta recogiendo el líquido preseminal. Abrió la boca y se metió despacio el capullo en ella, su lengua se movía buscando frotarse contra el frenillo, haciendo que a Ernesto se le escaparan varios gemidos. El capullo entró totalmente en su boca, pero no podía trabajarla bien por las dimensiones de la polla. La sacó y, desde fuera, lamía, chupaba y besaba semejante cipote. Sin decir palabra, se sentó sobre los muslos de Ernesto y, mirándolo a los ojos y agarrando su polla, levantó sus caderas y colocó el nabo a la entrada de su coño. Se dejó caer lentamente, notaba como le abría el coño al máximo, sabía que las vaginas son tremendamente elásticas, pero le daba la sensación que la iba a reventar por dentro. Que ella recordase, nunca la había follado una polla igual a la de Ernesto y lo estaba deseando. Lentamente siguió bajando hasta conseguir sentarse sobre él, estaba completamente empalada, sentía un poco de dolor que se iba transformando en placer, un placer que le venía desde lo más profundo pero con mucha fuerza. Empezó a moverse arriba y abajo cada vez con más rapidez, por lo que el placer iba aumentando. Ernesto acariciaba las tetas de Blanca, las nalgas… aquella mujer lo ponía a mil desde que la conoció en el tren.

-Muévete más rápida -le dijo Ernesto- creo que no voy a aguantar mucho más…

-Shhhh -siseó Blanca poniendo un dedo índice sobre sus labios- aguanta lo que tengas que aguantar, por eso no te preocupes… Uffff que maravilla tienes entre las piernas, cabrón.

Blanca subía y bajaba más rápidamente, aún sentía una pequeña sensación de que la estaba rompiendo por dentro, le dolía pero a la vez le estaba dando un placer bastante grande… y quería acabarlo, necesitaba acabarlo.

-Sigue, sigue así… Dios, me queda poco -le dijo Ernesto entre jadeos- Ufffff, tienes el coño empapado…

-Jajajaja, para no tenerlo, con lo que tengo metido ahora mismo -le dijo Blanca- Ahora te vas a enterar…

Ernesto empezó a notar como ella movía los músculos internos masajeando su polla, algo que jamás había experimentado y que le estaba dando un plus en placer. De repente ella se sacó la polla y se tumbó sobre Ernesto.

-No pretendo que te corras aún -le dijo muy excitada Blanca y agarrándosela- Tengo que aprovechar esto al máximo.

-Pues yo creo que como te la vuelva a meter, me corro -le contestó Ernesto- Y lo estoy deseando, me estás volviendo loco, joder.

-¿En serio? Pues que no se diga nada más -le dijo medio riéndose Blanca- Ahora vas a vaciarte sobre mí, quiero sentir tu leche caliente sobre mi piel, lo necesito.

Se colocó a 4 patas, con las piernas abiertas y deseando que aquella polla volviese a introducirse en ella. Ernesto se puso de rodillas detrás de ella, colocó su polla en la entrada de su coño y fue apretando sus caderas contra ella. La polla volvía a entrar lentamente, notando el calor y la humedad de aquel coño hambriento y desesperado. Los dos gemían y jadeaban cuando ella se empezó a balancear logrando que la polla entrase y saliese de su coño con algo más de rapidez. Pegó su pecho a la cama, Ernesto aumentaba la velocidad de penetración, los gemidos se hicieron más potentes.

-Uffff, me corro, me corrooo -jadeó Ernesto notando como el placer le subía desde la base de sus testículos al vientre-

En ese momento empezó su polla a tener las contracciones típicas para sacar el semen y dispararlo al exterior, él se pegó a ella con fuerza. Blanca notó, como si lo viviera a cámara lenta, las contracciones de la polla, el primer trallazo entrando con mucha fuerza en ella. Ernesto se la sacó y los siguientes trallazos cada cual con menos intensidad, que ello no implica menos cantidad de semen, cayeron sobre la espalda de Blanca que gemía y todo su cuerpo convulsionaba.

Cuando acabaron, Ernesto se dejó caer junto a Blanca y con un kleenex le recogió el semen que había caído sobre ella.

-Joder… no sé qué decir -le dijo- creo que ha sido el mejor polvo de mi vida. Eres increíble.

-Gracias por lo que me toca pero… el mérito es tuyo por tener lo que tienes entre las piernas -le respondió Blanca- Voy a darme una ducha ligera, tardo un minuto.

Al cabo de los minutos, salió envuelta en una toalla que dejó caer a los pies de la cama, para subirse en ella y tumbarse junto a él.

-Ha sido magnífico -le dijo ella- Tenemos que hacerlo más veces… me encanta el sexo anal, pero eso que tienes ahí… es demasiado para mi culo. Habrá que ir preparándolo…jejejeje

-Vaya… no lo esperaba… jajajaja -le contestó Ernesto- Se hará lo que dices, ya tengo ganas de repetir… ah, por cierto, tu teléfono ha vibrado mientras te duchabas.

-Será la ubicación que Rosa dijo que me iba a mandar -dijo Blanca cogiendo el móvil desinteresadamente- Vamos a ver la calle…

-Quédate a dormir aquí -le prepuso él- la cama es de matrimonio, y yo no ronco…

-¡Mierda! Tengo que irme -le cortó Blanca levantándose rápidamente- Lo siento, pero he de irme. Ha pasado algo grave…

-Te acompaño -le dijo Ernesto levantándose y buscando su ropa-

-¡Noo! Quédate aquí -le dijo con un tono de imposición muy marcado- Pediré en recepción que me llamen un taxi, no podrás hacer nada. Mañana te cuento.

Cuando bajaba en el ascensor hacia recepción, volvió a mirar el WhatsApp que Sieg le había mandado: “Vente al hospital, Rosa atropellada y el coche se ha dado a la fuga, está fuera de peligro. Esto tampoco es una coincidencia” En ese momento se dio cuenta que Rosa no le había mandado ubicación ninguna…



Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos, Vantheway
 
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Buena historia, aunque los que me conocéis, no soy muy partidario de las infidelidades y no creo que Raúl se lo merezca.
Vaya, es todo un honor tenerte por estas lindes, Carlos. Como siempre, es un placer leerte.

Veremos como va discurriendo el tema, de todas formas y, como en la vida real, muchas veces no todo es lo que parece. Ya me dirás qué opinas del segundo capítulo. Quiero acabarlo entre hoy y mañana si las musas me bendicen con su presencia (y el trabajo me permite hacerlo también)
 
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COMPAÑEROS Y ENEMIGOS

Capítulo 2






En Madrid, mientras el tren de Blanca comenzaba su viaje hacia Algeciras, Raúl aparcaba el coche de Blanca en la plaza de aparcamiento que tenía destinada para él en el edificio de la Oficina Nacional de Seguridad. Aunque ahí se encontraba el Centro Criptológico Nacional, también se encontraba una célula del contraespionaje español. Nada más llegar, lo paró Virginia.

-Raúl, ven a mi despacho -le dijo Virginia señalándole la puerta- Tenemos que hablar.

-Por supuesto -le contestó- Ahora me cuentas.

Entraron al despacho de Virginia. Con 53 años se le notaba que era asidua de los gimnasios, su cuerpo bien proporcionado tenía los músculos bastante definidos. Pelirroja natural y con pecas, no era una belleza pero tampoco era fea, cuando reía se le marcaban dos hoyuelos en las mejillas que hacían que su expresión fuese muy agradable. De fácil trato, se caracterizaba entre sus subordinados por ser una persona empática, y quizás también por eso era muy apreciada por ellos.

-Bueno, hay novedades -empezó diciendo Virginia mientras señalaba el asiento para que Raúl se sentase- Blanca ya ha partido, ¿no? Esta mañana temprano uno de nuestros agentes ha detectado a un par de agentes del VEVAK iraní entrevistándose con un agente del DGED marroquí y otra persona más en Tarifa, camuflados entre los usuarios de la Operación “Paso del Estrecho”. Nuestros compañeros de archivos llevan un buen rato rastreando su imagen por si pudiésemos saber de quién se trata y, sobre todo, para quien trabaja.

-Y sería interesante conocer de qué hablaban los iraníes con el marroquí y el desconocido -añadió Raúl- Sobre todo usando el paso del estrecho como cortina para su reunión…

-Así es -le dijo Virginia- Imaginamos que no estarían negociando el precio de los pistachos…

El teléfono sonó con fuerza, Virginia contestó a él con semblante preocupado.

-¿Sí? Hola, dime -contestó Virginia- Bien… sí… ¿estáis seguros? Sí… de acuerdo, hazme el favor de contrastarlo con el MI6 o con… no con el Mossad no… esa gente seguro que lo sabían desde hace días y no nos han informado, contrastadlo con el MI6 y con el BND y me contáis en cuanto os contesten… de acuerdo… ah, y gracias. Venga un saludo.

-Bueno, la cosa no deja de sorprenderme -prosiguió Virginia haciendo aspavientos con las manos- Nos dicen que el famoso desconocido puede ser Abu Laiz Al Qurtubí cuyo nombre real es Muhammad Yasin Ahram Pérez, ¿a qué te suena su nombre? Aunque está cambiado, la verdad. Miembro del Dáesh, es el que hizo el vídeo después de los atentados de Barcelona de 2017 alabando a sus autores, y que amenazaba a España con la toma de Al-Ándalus y devolver a los cristianos la sangre que derramaron durante la Inquisición… un pirado más, vamos. De todas formas vamos a contrastarlo con otras agencias y si así fuese, tendríamos que informar al SIGC, de la Guardia Civil, que quizás ya lo sepan aunque tengo mis dudas.

-Bueno, podrían saberlo ya -le dijo Raúl- No me extrañaría nada…

-Permíteme que lo dude -le cortó Virginia- En el mismo momento que lo hubiesen sabido, nos lo hubiesen comunicado, no se suelen callar este tipo de cosas, no. Créeme, sé de lo que hablo.

-Vale, vale -le contestó Raúl levantando ambas palmas de las manos- tú eres la que sabe, además eres la jefa…

-Por supuesto -le dijo guiñándole un ojo- No te quepa la menor duda de las dos afirmaciones que has hecho…jejejeje. Bueno, a lo que íbamos, hará falta gente por el Campo de Gibraltar, pienso que con tres agentes más podríamos cubrir a los iraníes, en principio el DGED no me preocupa en exceso… podríamos hacer que el SIGC lo pusiese bajo vigilancia para que no lo perdamos. Y por otro lado, ahora voy a comunicarle al MI6 y al BND lo de los iraníes, el marroquí y el del Dáesh, ellos pondrán más agentes imagino, al menos el MI6 seguro que lo hace…

-Estupendo ¿has pensado a quién vas a mandar allí? -le preguntó Raúl algo nervioso-

-Aún no -le dijo Virginia- pero sé quién no va a ir, y no me preguntes porqué, porque lo sabes perfectamente. No puedo dejar que vayas estando allí Blanca. Y bueno, he pensado en Violeta, Coral y Jaime.

-Vale, valeee -dijo Raúl un poco molesto- Pero prométeme que si la cosa se complica, me mandarás allí. Este tipo del Dáesh no me preocupa, quien sí son los iraníes y el marroquí. No me gusta nada esa alianza de dos enemigos

-Aclarado entonces -le contestó Virginia- Ahora voy a llamar al Coronel Alfaya, del SIGC, para mandarle toda la documentación sobre lo que sabemos, para que nos eche una mano y, si hiciese falta, detener a ese fulano por cualquier motivo. Estamos en contacto, Raúl.









Ya en Algeciras, Blanca se bajó del taxi en la misma puerta de Urgencias del Hospital. Hablaba por el teléfono mientras vio a Ethan y a Sieg hablando entre ellos a un lado de la puerta de entrada a Urgencias. Sieg llevaba la pegatina de “Acompañante” pegada a la altura del pecho.

-Ahora te cuento cuando sepa algo -colgó Blanca su teléfono y lo guardó en el bolso-

Se dirigió hacia Sieg y Ethan con un paso ligero.

-¿Qué ha pasado? -preguntó nada más llegar a ellos- ¿Cómo está?

-Está mejor, aún le están haciendo pruebas -le dijo Ethan- Pero está mejor, al menos es lo que nos dicen los médicos. Con ella no hemos podido hablar aún.

-Pero…¿qué ha pasado? -interrumpió Blanca mirando a Ethan- ¿Cómo os habéis enterado?

-Me quedé un momento más en el bar en el que estábamos -comenzó diciendo Sieg con la voz temblorosa por los nervios- Recordé que tenía que quedar con ella para un tema de Gibraltar. Decidí salir detrás vuestra para hablar con ella, así daba un paseo. Callejeé algo mientras os buscaba cuando vi a un tipo con una camisa de cuadros azules dentro de un coche parado en doble fila en la Avenida de las Fuerzas Armadas. A unos 60 metros de mí vi a Rosa, se disponía a cruzar por el paso de peatones cuando el coche del tipo dio un acelerón y se lanzó contra Rosa que no lo pudo esquivar. No pude hacer nada, solo correr hacia ella, estaba inconsciente. Hubo gente que se aproximó para ayudarla, otros llamaban al 112, en nada aquello se llenó de policías, llegó la ambulancia… no recuerdo cuántas personas había con uniforme de médico… no recuerdo cuánto tiempo estuvieron con ella para reanimarla… no recuerdo como…

Ethan le puso una mano en el hombro, hizo que Sieg se calmara.

-Relájate Sieg, tenemos que esperar que nuestras agencias nos informen de quién es ese tipo y a qué agencia pertenece, quién o qué le está pasando información, y cuando sepamos lo que nos interesa… neutralizarlo. Se ha equivocado de bando ese hijo de…

-Shhhh, vamos a tranquilizarnos todos -le cortó Blanca frotándole un brazo a Sieg con su mano- Tenemos que ir paso a paso, solucionar un problema para pasar al siguiente escalón. Lo primero es saber cómo se encuentra Rosa, qué tiempo necesita de recuperación y qué posibles secuelas pueden quedarle. Sieg, déjame la pegatina de acompañante, voy a entrar a ver con quién se puede hablar.

-Nosotros esperaremos aquí -le dijo Ethan mientras le despegaba la etiqueta a Sieg y pasándosela a Blanca- Ahora preguntaré de nuevo a mi agencia si han llegado a descubrir algo del tipo ese. Pero una pregunta, Blanca. ¿Tú no ibas con ella?¿Cómo puede ser que estuviese sola?

-Cuando íbamos hacia el coche me encontré con un compañero del tren que me trajo hasta Algeciras -respondió Blanca un poco tensa por las sospechas que podían tener los dos hacia ella- Rosa me dijo que me quedase con él y eso hice. Fuimos a uno de los bares de la calle en la que estuvimos por último y de ahí a donde se hospeda.

-¿Y sabes quién es?¿Lo conocías de antes?¡Al menos dime que lo has investigado! ¡Pareces novata! -le preguntó Ethan dejando un breve tiempo en silencio observando a Blanca- Un momento…¡Oh, mierda!¡No me jodas! Eres novata, muy buena con lo de las fotos, pero eres novata.

-Bueno, ¡ya está bien! – dijo Sieg alzando la voz- No se trata de enfrentarnos entre nosotros, se trata de solucionar el problema que tenemos. Los errores que hayamos cometido tendremos que corregirlos y solucionarlos. Y ahora, hay que notificar lo que ha pasado a cada una de nuestras Agencias. Blanca, mira qué puedes saber sobre su estado, y tú Ethan, mira qué puedes averiguar del compañero de viaje de Blanca, yo voy a intentar hablar con alguno de los otros testigos del atropello, por si tienen alguna idea de la matrícula del coche. Blanca, ni que decir tiene que en cuanto sepas algo sobre como está, nos informes. Dale todos los datos que sepas sobre “tu amigo” a Ethan. Y ahora a moverse todo el mundo.

Blanca informó a Ethan sobre todo lo que sabía de Ernesto, lógicamente no le dijo todo, todo, pero sí todo lo que pudiese dar información a Ethan sobre quien era realmente Ernesto, si era quien decía ser u otra persona.

Blanca pasó a Urgencias, le preguntó a una celadora que la llevó hasta donde tenían a Rosa haciéndole radiografías. Al cabo de un buen rato se abrió la puerta y salió Rosa en una camilla acompañada por un celador y una enfermera.

-¿Cómo está? -preguntó Blanca cogiéndole la mano a Rosa, que parecía dormida- ¿Está bien?

-Sí, señora -le contestó la enfermera mirando la etiqueta de acompañante que Blanca llevaba pegada en el pecho- Usted es…

-Soy Blanca, su amiga y compañera de trabajo -respondió Blanca- somos de Madrid y estamos aquí por trabajo.

-Vale, como antes ha entrado con ella un chico… por eso lo pregunto -le dijo la enfermera esperando una contestación-

-Sí, perdone -le respondió Blanca algo más enfadada- Entiendo sus recelos, el chico que estaba antes con ella es un amigo que ha presenciado el accidente. En un rato volverá.

-Vale, vale -le dijo la enfermera- Es que después nos dan la grande con la ley de Protección de datos que no entiendo… antes teníamos guías de teléfono en la que venía tu dirección, teléfono… y ahora eso no se puede ver… pero la gente lo pone todo en las redes sociales pero nosotros no podemos comentar nada sobre nadie… esto es el mundo al revés…

-Claro, pero dígame ¿Cómo está ella? -cortó Blanca a la enfermera que no paraba de rajar- Tengo que llamar a sus padres.

-Perdone, discúlpeme -respondió la enfermera- Ahora el neurólogo que ha bajado para verla la llamará para hablar con usted, ella está un poco sedada, traía un fuerte dolor de cabeza producido por el fuerte golpe. De todas formas el doctor le informará de todo. Siéntese que en breve la llamaran por megafonía. A ella nos la llevamos a Observación.

Blanca se sentó a esperar que la llamaran, mientras tanto pensaba en lo que había pasado con Ernesto, como ella se había lanzado a por él, eso la hizo sonreír. Pensaba en la tremenda polla que tenía y lo dura que se le puso, nunca había estado con un hombre de esa edad, al menos no lo recordaba, pero él la puso a mil con aquella herramienta. Era un hombre educado, sereno, muy sexy, aseado, olía tremendamente bien… Pero era cierto lo que Ethan le había dicho, ahora que lo pensaba fríamente, le parecía mucha coincidencia que se lo encontraran cuando se recogían ellas. Es más, el vagón en el que venían llevaba a poca gente, y todas en asientos desperdigados. Los únicos que iban juntos eran ellos… Pensaba que había metido la pata, cada vez estaba más convencida de ello. Con los nervios de la misión, se había permitido el lujo de pensar que las coincidencias existen, a pesar de lo que le habían enseñado: “Todo pasa por una razón, las coincidencias no existen, todo está premeditado”.

-Familiar de Rosa Alarcón, consulta 5. Familiar de Rosa Alarcón, consulta 5. -Sonó por megafonía sacándola de sus pensamientos-

Se levantó y buscó la consulta 5, dio un par de golpes en la puerta y la abrió.

-Buenas noches -dijo el doctor señalándole una de las sillas que estaban delante de su mesa- Pase y siéntese, ahora mismo estoy con usted.

-Buenas noches -Blanca se sentó en la silla que le indicó el médico y se dispuso a esperar que él terminara de escribir en el ordenador-

-Vale -le dijo el médico- Usted es familia de Rosa Alarcón, ¿no?

-No, no soy familia -le respondió Blanca- Soy amiga y compañera de trabajo. Estamos aquí por trabajo, somos de Madrid…

-Vale, entiendo -le dijo el médico- Bueno, Rosa ha tenido suerte en parte, logró saltar antes de que el coche le golpeara las piernas, pero se llevó un fuerte golpe en la cabeza. Le hemos hecho radiografías de cuerpo y cabeza, en la cabeza hemos detectado un hematoma intraparenquimatoso o cerebral no muy grande por ahora, he decidido hacerle una resonancia para ver con más detalle el hematoma. En principio no parece, y remarco la palabra parece, que sea grave, pero debe permanecer en observación durante mínimo dos o tres días, veremos en cuanto pasen las primeras 48 horas, que son cruciales si se quedará algún día más en el hospital. Hemos empezado a suministrarle medicación para ir diluyendo el hematoma y no tener que proceder a hacerle un drenaje quirúrgico. ¿Alguna pregunta?

-Bueno, tengo muchas -le dijo Blanca nerviosa por lo que estaba escuchando- La principal, ¿cómo de grave es?

-Bien -le respondió el doctor- Tenemos que esperar unas 48 horas para ver las dimensiones del hematoma con claridad, y no podemos descartar que, pasada alguna semana, aparezca otro hematoma. Pero confío en que con la ayuda de la medicación que se le suministra por vena, consigamos que se vaya diluyendo y no aparezca ningún otro. Otra pregunta.

-¿Secuelas?

-En principio, como le digo, es muy pronto para saber nada -le dijo- En dos días volveremos a hablar. Y ahora si me permite, tengo que subir a dar las pautas a los compañeros de Observación para que la atiendan. Le doy el informe en el que viene todo. Buenas noches.

Blanca salió de la consulta algo más contenta de como estaba antes, al salir de Urgencias sacó el teléfono y llamó a Sieg.

-Hola Blanca, dime algo bueno -le dijo Sieg- Necesito algo que me alegre la noche.

-Hola Sieg -le dijo Blanca- Tranquilo, la pasan a Observación, tiene un hematoma inter… no sé qué, espera que te lo leo: Intraparenquimatoso o intracerebral. En una palabra, ha tenido suerte porque saltó antes de que el coche la embistiera, así que las piernas las tiene bien, el problema del hematoma es que puede aparecer otro, pero ya tiene medicación puesta en vena, el neurólogo que la está tratando confía en que irá a mejor. Debe pasar 2 días, como mínimo, en Observación.

-Sí, son buenas noticias –le dijo Sieg- ¿La has visto?¿Has hablado con ella?

-Sí, la he visto pero estaba adormilada -le contestó Blanca- La habían sedado un poco por el dolor de cabeza, me han dicho, pero se le veía muy bien, no tenía mal color siquiera.

-Bien, otra cosa -le dijo Sieg- Hemos hablado Ethan y yo, pensamos que deberías dormir en otro sitio por ahora. No sabemos si conocen vuestra dirección, pero no podemos arriesgarnos a que te estén esperando dentro de la casa o en los alrededores. Hemos pensado que te vengas a dormir a mi casa. Tú decides, además, a mí me vendría muy bien. Si quieres paso a recogerte.

-De acuerdo, estoy en el hospital, en la puerta de Urgencias, pásate por mí -le dijo Blanca- Ya mañana hablaremos y vemos qué podremos hacer.

Se sentó a esperar a Sieg y decidió llamar a Raúl.

Raúl acababa de “cenar” con Virginia, ella seguía en la cama, desnuda y recuperando el aliento cuando sonó su teléfono. Salió de la cama, su boca seguía sabiendo y oliendo a coño y a los fluidos de Virginia. Miró la pantalla, era Blanca. Se giró y se lo dijo a Virginia, ella asintió con la cabeza y él descolgó.

-Hola Blanca ¿cómo va la cosa? -le dijo Raúl- Imagino que bien, ¿has conocido a Rosa?

-Hola Raúl -le contestó Blanca muy seria- Te comento qué ha pasado, imagino que aún no sabéis nada. Esta noche han atropellado a Rosa, está en el hospital, yo voy en un taxi hacia allá. Sieg, un amigo alemán que tenemos lo vio todo pero no pudo impedirlo.

-¿Cómo ha sido? -preguntó Raúl- Entiendo que no puedes hablar, el taxista debe tener los oídos preparados. Te pregunto y si es afirmativo, me dices “claro”, si es negativo “tarde”, y si no lo sabes “a veces”, ¿has entendido?

-Claro.

-Vale -prosiguió Raúl- ¿Creéis que ha podido ser intencionado?

-Claro, claro.

-Imagino que Sieg ha visto al conductor -prosiguió Raúl-

-Claro que sí.

-Vale -prosiguió Raúl- ¿Ella está bien?

-A veces. Ahora te cuento cuando sepa algo -le contestó Blanca cuando el taxi estaba parándose en la puerta de Urgencias-

Seguidamente Blanca le colgó el teléfono, Raúl observó a Virginia con preocupación.

-Han atentado contra Rosa -soltó Raúl- La han atropellado, no sabe cómo está. Llamará en cuanto sepa algo.

La cara de preocupación de Virginia se hizo evidente, su preocupación era clara, lo primero era saber cómo se encontraba Rosa, lo segundo era saber si había sido fortuito o intencionado, lo tercero era saber hasta dónde sabían los que habían ido a por ella… Raúl regresó a la cama, desnudo. La mala noticia no le había quitado el sabor a coño de la boca.

-Ahora sí o sí debes dejarme ir -dijo Raúl acariciando uno de los pechos de Virginia- Cambia a Jaime por mí, él te lo agradecerá y yo también.

-Eso no se puede pensar a la ligera, Raúl -le contestó Virginia agarrándole la cabeza y presionándola contra sus pechos- Te prometo que lo estudiaré.

Metió la mano por debajo de la sábana buscando la polla de Raúl, la encontró ya medio empalmada. Con un par de sobeteos, se puso dura. Sin decir nada, se sentó sobre ella y empezó a cabalgarlo. Raúl acercó su boca a las tetas de Virginia y prosiguió a seguir cenando.



Blanca colgó el teléfono preocupado por todo lo que estaba pasando. La situación se estaba volviendo más compleja de lo que se había pensado.

En poco más de 15 minutos apareció Sieg con un todoterreno de una marca alemana con 4 anillos entrelazados, Blanca se subió a él y Sieg inició la marcha.

-Bueno, ¿qué tal? -le preguntó Blanca- ¿Estás mejor?

-Sí, ya sí, estoy mucho mejor -le contestó Sieg- ¿Y tú qué tal estás?

-Bueno, estoy bastante mejor también -le contestó Blanca- He estado pensando en lo que me dijo Ethan y tiene razón, he cometido un fallo imperdonable, que ha puesto en peligro la vida de una compañera…

-Vamos a ver Blanca -le cortó Sieg- No te comas la cabeza, tampoco se trata de eso, Ethan estaba nervioso como lo estamos todos, porque todos hemos cometidos unos fallos imperdonables, pero además nosotros, que llevamos ya algunos años en esto, y hemos bajado la guardia de una manera que no tenemos perdón. Tu fallo entra dentro del listado de fallos que un novato puede cometer, pero lo nuestro no tiene perdón alguno. Además, por ti sabemos la cara del fulano que la ha intentado matar. Algo que a nosotros se nos escapó desde un principio.

-Vale, lo entiendo -le dijo Blanca- Pero necesito una copa…o dos. ¿Tienes ginebra en tu casa?

-Jajaja, soy medio alemán y medio español, si no tuviese alcohol en casa, estaría faltando a la memoria de mis antepasados.

Al cabo de 20 minutos llegaron a casan de Sieg, era una casa en el campo, rodeada por una muralla alta, con tres perros que llegaron a saludarlos muy efusivamente.

-Deja que te huelan en cuanto te bajes del coche -le dijo Sieg- No hacen nada, pero se quedan tranquilos si les permites que te huelan, es una forma de identificarte… digo yo. Jajajaja. Son dos mastines españoles y un bóxer. Todos machos.

-Me encantan los perros -le dijo Blanca- Pero de todas formas, no te vayas muy lejos.

Abrió la puerta del coche y salió, los mastines llegaron acercándose lentamente a ella mientras que el bóxer saludaba a su dueño. En cuanto la olieron, se retiraron moviendo el rabo para saludar a Sieg, mientras que el bóxer se acercaba a saludar a Blanca, éste iba moviendo todo el cuerpo de lo contento que estaba. Una vez pasada la primera impresión, Sieg agarró de la mano a Blanca y se acercaron a la puerta, sacó una llave de su bolsillo y la abrió. Blanca se quedó impactada, la casa que por fuera parecía una casa de campo sin ningún detalle que la hiciese llamativa, por dentro era otra cosa. Era una casa moderna, con decoración moderna, minimalista, grandes ventanales que le proporcionaban abundante luz natural, paredes lisas, blancas y con una altura de techo bastante grande.

-Ven, pasa por aquí -le dijo Sieg- Vayamos a la cocina, yo también necesito una copa. ¿Quieres ginebra o prefieres vodka? Te aconsejo el vodka, es un regalo de un agente ucraniano con quien compartí una buena aventura al principio de la invasión rusa.

-Si me lo aconsejas, debe estar bueno -le contestó Blanca- Lo tomaré como tú lo tomes.

-Bueno, como soy un caballero -le dijo Sieg- lo tomaremos con un poco de Coca-Cola. No quiero que pienses que te emborracharé para aprovecharme de ti…

-Jajaja, igual puede ser al revés -le contestó Blanca- Y sea yo quien me aproveche de ti porque no aguantes mi ritmo…

Sieg la miró detenidamente, en silencio, se giró y sacó de uno de los muebles una botella de vodka que le faltaba muy poco. Sacó dos pequeños vasos y los puso sobre la mesa, con la mano invitó a Blanca a que se sentara frente a él.

-Tú lo has querido -le dijo Sieg- A ver quién se aprovecha de quién.

-Genial, espero que lleves los slips limpios -le dijo Blanca con una sonrisa en la boca- Me gustan las personas que son muy aseadas…

-A ver, soy medio alemán, medio español -le cortó Sieg- no soy inglés, que ya sabemos lo peleado que están con las duchas y las lavadoras, jajaja. Bueno, he de decir que Ethan es la excepción que confirma la regla. Doy fe que es una persona aseada.

Sirvió unos tres dedos de vodka en cada vaso, Blanca lo olió y se mojó los labios, estaba bastante bueno. Sieg sacó algunas cosillas para picar mientras bebían, frutos secos, patatas fritas, algunos caramelos de goma…

-Tienes que explicarme lo de que eres medio español y medio alemán -le dijo Blanca después de darle un pequeño sorbo al vaso de vodka- Me intriga eso.

-Bien, nací en Tarifa, aquí al lado -comenzó diciendo Sieg- Mi padre es alemán y fue a Tarifa por el viento, windsurf y demás deportes acuáticos…allí conoció a mi madre, tarifeña de pura cepa, se enamoraron y…

-Naciste tú -le cortó Blanca-

-Pues no listilla -le dijo Sieg con una sonrisa en la cara- Nació mi hermana, yo soy el segundo, después nos mudamos a Alemania, a Hamburgo… pero todos los años veníamos a Tarifa a ver a mis abuelos, a estar con la gente de aquí, con los amigos… es otra forma de vida, no digo que mejor o peor, pero es otra forma de entender la vida.

Siguieron bebiendo y hablando, al cabo de un rato, Blanca se levantó, tenía que ir al baño. Sieg la acompañó hasta el aseo, cuando Blanca fue a entrar en él, pasó pegada a Sieg, él contuvo la respiración y Blanca pasó su mano por su paquete. Los pechos de Blanca se pegaron al pecho de él, Blanca acercó su boca a los labios de Sieg quien aún contenía la respiración. Se mantuvo así un segundo hasta que entró al baño, cerró la puerta viendo como Sieg no paraba de mirarla. Cuando salió, Sieg estaba de pie en la cocina, ella se acercó hasta él.

-¿Qué? ¿Ya te rindes? -le preguntó ella con una media sonrisa- Yo aún no tengo ni sueño.

-¿Quién habla de rendirse?¿me ves mal? -le contestó Sieg- Lo que pasa es que usas armas que no están permitidas en la Convención de Ginebra, y ante eso… no sé qué armas sacar.

-Jajaja, prueba a ver qué armas son las que podrían hacer que me rindiese -le contestó Blanca- Te digo una cosa, no me gustan las pistolitas… es lo único. Por lo demás, todos los arsenales son de mi gusto, ahhh, los misiles tampoco me gustan, son de un solo uso y no me terminan de… digamos que de convencer.

-Bueno, no tengo pistolitas -soltó Sieg acercándose a Blanca- Tampoco uso misiles, soy más de la vieja escuela.

-Eso me agrada enormemente -le respondió Blanca mientras Sieg le pasaba las manos por la cintura y la atraía hacia él- a ver tu cuerpo diplomático qué dice.

Comenzó a soltarle el cinturón mientras él le quitaba la camiseta, sus labios se acercaban mientras la temperatura iba subiendo en aquella cocina sin tener ningún fuego encendido. Sieg le quitó el sujetador, se quedó observando las tetas de tamaño ideal para él, los pezones estaban ya duros, los pellizcó observando la reacción de Blanca, que suspiraba cada vez que lo hacía. Ella intentó quitarle el pantalón, él se lo impidió, quería verla totalmente desnuda, y eso iba a conseguir. A ella ese juego la estaba excitando mucho, cada vez que le intentaba desabrochar el pantalón, él se lo impedía. La cogió de la mano y la llevó hasta el salón, él le soltó el pantalón vaquero a Blanca, lo bajó hasta los tobillos y se quedó admirando el cuerpazo que Blanca lucía con su tanga. Ella se pisó el pantalón y lo sacó por los pies después de haberse descalzado. Él la cogió de una mano e hizo que girase 360º sobre si misma para observarla completamente. Se acercó por su espalda, pegando su paquete a sus nalgas, su pecho a su espalda… Comenzó a besarle el cuello mientras que con una mano iba comprobando como aquello ponía sus pezones más duros aún. Con la otra mano empezó a bajarle el tanga por delante y después por detrás hasta que consiguió hacer que cayera al suelo. Por delante metió un dedo en su raja para comprobar, con alegría, que se estaba mojando bastante, mojó uno de sus dedos en el fluido de Blanca y lo llevó a la boca de ella que lo lamió con mucha excitación, lamió el dedo como si de una polla se tratase. Él se fue desabrochando el pantalón, lo dejó caer una vez suelto y se bajó el slip, se pegó contra las nalgas de ella para que notase su polla empalmada y mojada en sus nalgas. Le abrió las nalgas y con un dedo acarició el ojal de Blanca, ella aceleró la respiración, notaba una polla entre sus nalgas y la excitaba mucho.

-Ahora vas a ser mi perrita, ¿verdad que sí? -le dijo Sieg mientras volvía a besarle el cuello- Mi buena y caliente perrita.

-Sí -le contestó Blanca en voz baja y muy excitada- seré lo que tú quieras que sea.

-Así me gusta, perrita -le dijo Sieg con una sonrisa, frotando su polla contra el coño de Blanca y acariciando su clítoris con un dedo- Me pones caliente con tu sola presencia, necesito clavártela ya.

-¿No prefieres que te la coma antes? -le preguntó Blanca con la respiración muy acelerada- Yo quiero tenerla en mi boca, saborearla.

Sieg la giró con un solo movimiento, cuando estuvieron cara a cara, la obligó a bajar y ponerse a la altura de su polla, se colocó en cuclillas. Blanca sonrió en cuanto le vio la polla, era más pequeña que la de Ernesto y más fina, también sin pelos ni en el tronco ni en los huevos. Entendía que encontrar una que superase a la de Ernesto sería bastante complicado, pero ya que tenía aquella, no le iba a hacer ascos. Abrió la boca y Sieg la introdujo en ella, Blanca apretó los labios y con la lengua frotaba el frenillo haciendo que Sieg acelerase el ritmo de su respiración. Ella masajeaba los huevos, mientras él comenzaba el movimiento de caderas. Ella aprovechaba la postura que tenía para, con una mano, masajear su clítoris, e introducirse algún dedo mientras de excitaba cada vez más teniendo la polla de su compañero en la boca.

-Uffff, sí que lo haces bien -le dijo entre gemidos- Era algo que tenía en mente, saber cómo la chuparías…

Así estuvieron unos minutos hasta que Sieg la levantó de una mano. La besó en la boca y fue bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos, lamía los pezones que ya se encontraban duros y en erección como su polla, su mano acariciaba el clítoris y el coño, entraba y salía de él con muchísima suavidad, en parte debido a la cantidad de fluido que lo mantenía totalmente mojado.

-Vámonos a la cama -le dijo Sieg- Me muero por metértela.

Subieron por la escalera, Sieg iba delante de ella por lo que Blanca observaba el culo de Sieg en movimiento. Fueron hasta el final del pasillo cogidos de la mano, Sieg abrió la puerta y le cedió el paso a Blanca. Entró a una habitación bastante grande, con una cama enorme en el centro de ella, la cama no tenía pared en ninguno de sus 4 lados. En la parte del cabecero y separado de éste un metro y algo, había una pantalla de cristal que hacía las veces de separador, y que no era otra cosa que la pared de la ducha, y junto a la ducha se encontraba el resto de piezas del cuarto de baño, incluida una bañera con jacuzzi.

Se echaron en la cama besándose y tocándose, Sieg se puso encima de Blanca, se colocó entre sus piernas. Su polla buscaba la entrada del coño, su capullo presionaba ya buscando la forma de penetrarla. Él cogió las piernas de Blanca y se las colocó sobre los hombros, en esa posición el coño de Blanca se encontraba abierto y a la altura de su polla, solo tuvo que dar un golpe de cadera para que su polla entrara provocando que Blanca dejase escapar un gemido. Notaba en su polla lo mojada que estaba, el calor de su coño calentaba la polla de Sieg más aún. Comenzó a mover sus caderas haciendo que su polla entrase y saliese de Blanca a un ritmo constante, mientras los gemidos y jadeos se mezclaban con el ruido que producían los fluidos de ella y la polla de Sieg penetrándola.

-¡Dios, cómo me gusta! -le dijo Sieg deteniendo el ritmo unos segundos para observarla detenidamente- Ahora te vas a poner a 4 patas, voy a hacer que me pidas polla cada vez que me veas.

Le sacó la polla y bajó las piernas de sus hombros, Blanca se giró con mucha decisión, parecía que sabía lo que vendría ahora y que lo deseaba. Se colocó a 4 patas insinuándose con un movimiento de culo lento y, agarrándose una de sus nalgas, abría su culo mostrándoselo a Sieg, que quedó hipnotizado ante aquella visión.

-¡Joder, pero qué putita tengo en mi cama! -dijo excitado y agarrándose la polla para apuntarla al ojal- Parece ser que estás deseando que te dé por el culito.

-Uffff, no sabes cuánto me gusta que me la metan por detrás -le contestó Blanca mientras seguía mostrándole su puerta trasera- Imagino que sabrás clavármela por ahí.

-Jajaja, ahora lo vas a comprobar, putita -le dijo Sieg mientras cogía un bote de lubricante de un cajón de la mesita de noche- Ahora voy a ponerte cremita en el culito… para que lo disfrutes más.

Se echó lubricante en la mano, con dos dedos se lo untó en el ojal mientras ella gemía pensando en lo que iba a suceder. El resto de lubricante se lo extendió por la polla, tronco y capullo. Se colocó entre sus piernas, bien centrado con ella, y puso su capullo en el ojal, lentamente se la fue metiendo mientras ella relajaba el culo para que entrase sin dificultad. Una vez tuvo el capullo dentro, esperó unos segundos y, empujando con tranquilidad pero sin pausa, el tronco fue entrando sin encontrar resistencia alguna hasta pegar el vientre en las nalgas de Blanca. Ésta gemía de placer, y sin esperar que él hiciese nada, empezó a moverse contra él, metiéndosela y sacándosela a un ritmo constante y rápido, mientras que de su garganta salían gemidos y jadeos cada vez más fuertes. Ella se acariciaba el clítoris mientras él la agarraba con fuerza por sus caderas y aceleraba el movimiento, pasando a ser él quien marcaba el ritmo en la penetración.

-Uffff, estaría dándote por el culo toda la noche -le dijo Sieg- tu culito lo han follado con anterioridad, ¿eh?, no aprieta la polla como un culito virgen…

-Ummm, ya te contaré qué hago con él -le dijo Blanca bastante excitada y sin dejar de acariciarse el clítoris- Dame fuerte cabrón, voy a correrme pronto.

En pocos minutos, Blanca gemía y resoplaba sintiendo como llegaba al orgasmo mientras la polla de Sieg seguía entrando y saliendo de su culito, cada vez a mayor velocidad. Su cuerpo temblaba por completo, tuvo que dejar caer su abdomen sobre la cama mientras sus piernas seguían temblando provocado por la corrida a la que estaba llegando.

-Ummm, me queda poco -le dijo Sieg acelerando aún más el movimiento de sus caderas- Voy a correrme, quiero llenarte las tetas con mi leche.

Le sacó la polla del culo, Blanca se giró rápidamente y se tumbó bocarriba mientras Sieg, de rodillas se acercaba a las tetas. Blanca le agarró la polla y comenzó a masturbarlo rápidamente, esperando con muchas ganas la lluvia de semen sobre su cuerpo. Sieg empezó a mover sus caderas al ritmo que marcaba la mano de Blanca, su respiración se aceleró y sus gemidos llenaron el dormitorio. El primer trallazo vino acompañado de un jadeo interminable, el semen salió disparado cayendo en la frente y la cara de Blanca, los siguientes trallazos cayeron sobre su pecho y su vientre mientras la mano de Blanca se movía muy rápidamente hasta que salieron las últimas gotas, que aprovechó para quitarlas de la punta del nabo con la palma de su mano, después la acercó a su boca y lamió con ganas.

-Bueno, una duchita me vendría de lujo -soltó Blanca mientras ambos se iban recuperando-

-Ahí la tienes -dijo Sieg señalando con el brazo por encima de su cabeza- Tienes gel y champú en la repisa de la derecha, y de las toallas colgadas, coge la de la izquierda, la otra es la mía.

-De acuerdo -le dijo Blanca girándose y besándolo en la boca- Ha estado bastante bien, te menosprecié, todo hay que decirlo.

-Jajaja, eso se lo dirás a todos -le dijo Sieg- Soy consciente de hasta dónde puedo llegar y hasta donde llego. Y sí, cuando follo me gusta jugar a ser un poco cabrón, me excita más. Y sé que a ti te pone.

-Ummm, ¿y cómo lo has adivinado? -le preguntó Blanca intrigada- No nos conocíamos hasta hace unas horas…

-Por cierto -dijo Sieg- ¿Has hablado con los tuyos? ¿Qué saben del tío de la camisa de cuadros azules?

-Mierda -dijo Blanca- Voy a llamar ahora a los jefes, quedé en hablar con ellos cuando supiese cómo estaba.

Se levantó y cogió el teléfono, marcó el número de Raúl, que se sabía de memoria y al quinto tono descolgó.

-Hola Blanca -contestó Raúl- ¿Cómo está Rosa?¿has hablado con ella?

-Hola Raúl -dijo Blanca mirándose al espejo de cuerpo entero que había frente a la ducha- Perdona que te llame tan tarde, he estado algo liada.

-Tranquila, no te preocupes, no tienes que disculparte -le contestó Raúl- Cuéntame cómo va todo.

-Rosa estaba sedada, por lo visto tenía un fuerte dolor de cabeza y decidieron sedarla -comenzó a explicar Blanca- Hablé con el médico, un neurólogo que me explicó todo detenidamente. Mañana os mandaré copia del informe médico. Ha tenido mucha suerte, parece ser que saltó antes del impacto, por lo que las piernas las tiene bien, pero su cabeza se llevó un fuerte golpe, lo que le ha producido un hematoma intraparenquimatoso, le han puesto medicación en vena para ir diluyéndolo, está en observación porque es posible que en dos o tres días pueda salirle otro y eso sería ya más peligroso. Mañana tiraré para el hospital para saber cómo ha pasado la noche.

-Oye, no vayas por la casa aún -le dijo Raúl-¿Dónde vas a pasar la noche?

-Estoy en la casa de Sieg, del BND -le respondió Blanca- En breve nos iremos a dormir.

-Genial, descansa -le dijo Raúl esbozando una sonrisa que Blanca no pudo ver- Y me cuentas todo lo que pase…

-Sí, claro -le dijo Blanca- Dejé mi número de teléfono en el hospital por si pasara algo, me llamarán si hay algún cambio-

-Por supuesto -le dijo Raúl- Me refiero también a lo otro, ya sabes…

-Sí Raúl, sí lo sé -le contestó Blanca un tanto contrariada- Sé a qué te refieres…

-Lo quiero con pelos y señales -dijo Raúl en voz baja- Sabes cuanto me gusta eso….







Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos, Vantheway
 
Pues quiero pensar que los dos, Blanca y Raúl, saben lo que hace cada uno de acostarse con otras personas, como se intuye, porque si no, mal van.
Pero vamos, que creo que es así que llevan una relación abierta y se acuestan con otras personas.
PD: Amigo , esa frase de supervitaminarse y mineralizarse me suena un montón de dibujos animados, pero ahora no caigo.
 
Pues quiero pensar que los dos, Blanca y Raúl, saben lo que hace cada uno de acostarse con otras personas, como se intuye, porque si no, mal van.
Pero vamos, que creo que es así que llevan una relación abierta y se acuestan con otras personas.
PD: Amigo , esa frase de supervitaminarse y mineralizarse me suena un montón de dibujos animados, pero ahora no caigo.
Vaya, pues no quiero hacerte spoiler, por eso te dije que "no todo es lo que parece"... o sí? Creo que mejor lo hablamos una vez suba el tercer capítulo, algo quedará claro en ese episodio... por ahora aquí no muere nadie (esto es un aviso a Ron_Artest, que no hay que matar así por las buenas...lo de Jordi no lo supero aún)
P.D.: Hasta el próximo programa amiguitos, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseee! Lo decía "Super Ratón" una vez acabado el último de todos los episodios que ponían ese día:

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Compañeros y Enemigos

Capítulo 3



Raúl colgó el teléfono con una erección bastante grande. Estaba en su casa, acababa de llegar de estar con Virginia y, a pesar de “haber cumplido” como un hombre, el imaginarse a Blanca con el agente del BND desnuda, caliente, hambrienta de sexo… hizo que su polla se pusiera dura nuevamente. Se quitó el slip y se sentó en la cama, su polla comenzaba a segregar el líquido preseminal de forma abundante. Abrió las piernas y empezó a acariciarse las pelotas con una mano mientras la otra agarraba el tronco de su polla y comenzaba un suave y lento movimiento arriba y abajo a lo largo de todo el tronco… Su teléfono volvió a sonar de nuevo, era Virginia.

-Oye, ¿te pillo mal? -le preguntó- He hablado con los de arriba…

-No, dime -dejo sin dejar de acariciarse la polla- no estaba haciendo nada…

-Bien, verás -prosiguió Virginia- He hablado con los de arriba como te decía, y al final te vamos a mandar a ti, mañana te lo diré de forma oficial, pero quiero que lo sepas ahora. Por otro lado, ya se ha informado al MI6 y al BND lo de Abu Laiz Al Qurtubí. Se pondrán a trabajar por ello, el MI6 me confirma que pondrán a un par de agentes más, no les interesa que se les cuelen en Gibraltar, aquello sería una ratonera como planeen hacer algo allí. El BND no me ha confirmado nada aún.

-Muy bien -le dijo acelerando el movimiento de su mano- mañana comentaremos todo en la oficina.

-Jejeje ¿qué estás haciendo? -preguntó ella intrigada- respiras como cuando me follas… ¿te estás pajeando?

-No… bueno… verás… -dijo en parte avergonzado y en parte más excitado- vale, sí… pensaba en lo de hoy y me he empalmado nuevamente, así que he empezado a meneármela recordándolo.

-Ummm eso me excita bastante -dijo ella abriendo las piernas y echándose el tanga a un lado. Los labios superiores salieron grandes, húmedos y calientes- Que sepas que me estoy tocando también, tengo el coño caliente y mojado, me acaricio el clítoris con un dedo…

-Ufffff Virginia, joder -le dijo Raúl- la tengo muy dura y mojada. Imagino que me la comes como hoy, pasando tu lengua por el frenillo mientras me acaricias los cojones…

-Me encantaría estar ahí ahora mismo -decía mientras se frotaba con más intensidad el clítoris- Comerte la boca mientras te voy pajeando cada vez con más velocidad… sentir como tu polla palpita en mi mano, notar las venas, la dureza, el calor que desprende mientras mi mano sube y baja por todo tu nabo…

-Sigue, sigue… -le dijo entre jadeos y acelerando el movimiento de su mano- Quiero comerte el coño como antes, quiero follarte, echarte mi corrida por la cara…

Virginia, ya con el tanga quitado, sus piernas totalmente abiertas, en la cama y con el teléfono en manos libres, se metía un consolador realístico y con la otra mano se frotaba el clítoris con más ímpetu. Disfrutaba de la polla de goma que entraba y salía de ella mientras oía a Raúl pajearse totalmente excitado, ella oía los gemidos de Raúl, mientras él podía oír el ruido de aquella polla de goma entrando y saliendo del coño mojado…

-Voy a correrme, jefa -le dijo Raúl entre gemidos- y quiero llenarla de mi lefa…

-Venga, cabrón -le decía ella mientras su coño segregaba fluidos en cantidades industriales- me voy a correr también…

El primer trallazo de Raúl cayó en el cabecero de la cama, los siguientes cayeron en su pecho, vientre… algunas gotas sobre la cama… recogió algunas gotas de su vientre con un dedo y se lo acercó a la boca.

-Uffff corridón, por dios! -dijo al teléfono Raúl- necesito follar de nuevo contigo…

-Ummm, me he corrido también… -le dijo pellizcándose los pezones- Como me pone esta polla de goma… jajajaja. Nos vemos mañana.

-Hasta mañana -le respondió Raúl-





Blanca salió del baño y se acercó a la cama, Sieg estaba despierto, le hizo sitio a su lado, al destapar la sábana Blanca vio que estaba desnudo, se quitó las braguitas que se había puesto y se metió en la cama con él. Se colocó dándole la espalda y se pegó a él hasta notar su polla contra sus nalgas.

-Hasta mañana, teutón -le dijo entre risas Blanca-

-Hasta mañana, hispana -le contestó Sieg medio riéndose y pegándose a ella más aún -

Se despertó cuando aún no eran las 7 de la mañana, estaba vuelta hacia Sieg, él estaba despierto y la observaba, le guiñó un ojo y le dio un pequeño beso en los labios.

-Buenos días, hispana -le dijo él-

-Buenos días, teutón -le contestó Blanca señalando la tienda de campaña canadiense que se había montado en la entrepierna de Sieg- parece que has dormido muy bien esta noche…

-Bueno sí -dijo él quitándose la sábana de encima- Es lo que tiene dormir junto a semejante diosa íbera.

La polla de Sieg apareció totalmente empalmada y con gotas de precum en la punta.

-Joder, ahora no tenemos tiempo -dijo Blanca levantándose de la cama- pero te prometo volver a tomarme un par de vasos de ese vodka que tienes, si vengo a dormir aquí.

-Ummm, genial -le contestó- Le rezaré a todos los dioses teutónicos e íberos

Se vistieron y salieron, Sieg llevó a Blanca al hospital, desayunaron en la cafetería que está en un edificio aparte. Sonó el teléfono de Blanca, era el coronel Jerez.

-Dígame coronel, buenos días -contestó Blanca-

-Buenos días, Blanca -le saludó el coronel- Tengo que hablar con usted. Nos han informado que a su compañera han intentado neutralizarla, y que se ha identificado a la persona que parece ser lo hizo.

Blanca se puso tensa mirando a Sieg que la observaba con mucha atención.

-Se trata de Abu Laiz Al Qurtubí cuyo nombre real es Muhammad Yasin Ahram Pérez -le dijo el coronel- Es miembro de Dáesh y la persona que felicitó a los autores del atentado de Barcelona en 2017, y que amenazó a España con invadir Al-Ándalus y alguna que otra cosa más.

-Bien -contestó Blanca- Imagino que mandarán a alguien para seguirlo y ver quien más hay implicado…

-Sí, todo está organizado -le cortó el coronel- En breve recibirá nuevas instrucciones, quiero decirle que a partir de ahora mismo, Virginia Navarro será la persona que estará entre usted y yo, hoy mismo bajarán tres agentes para hacer un seguimiento tanto a Abu Laiz como a los agentes iraníes y al marroquí. Se tratan de los agentes Coral, Violeta y Raúl. A este último lo conoce bien, ¿Verdad?

-Sí, sí claro -dijo Blanca forzando una risa- Estupendo, entonces imagino que Virginia me pondrá al día de todos los cambios.

-Sí, por supuesto –le contestó el coronel- Ella controlará la operación desde aquí, desde Madrid. Algo me han comentado de cómo se encuentra Rosa, imagino que hoy irá a verla. Hágame el favor, si habla con ella, decirle que estamos seguros que se va a recuperar pronto, y que tenemos ganas de verla trabajando de nuevo.

-Por supuesto coronel -le dijo Blanca- Precisamente estoy en el hospital esperando para poder verla. Está en Observación y la primera visita es a las 8:30, ya queda poco. Le diré lo que me ha dicho, seguro que se alegrará.

-Muchas gracias, Blanca -le dijo el coronel- Tenga mucho cuidado, protéjase bien. Un saludo.

-Por supuesto, coronel -le dijo Blanca- Soy la primera interesada en que todo vaya como la seda.

Miró a Sieg, y miró la hora en el teléfono.

-Vamos ya hacia Observación -le dijo Blanca- A ver cómo sigue Rosa.

-Venga, vámonos.

Llegaron a Observación del hospital cuando llamaban a los familiares de los pacientes que allí se encontraban, pasaron los dos a ver a Rosa. La encontraron despierta y con buen color.

-Hey, no sabes qué hacer para escaquearte de trabajar -le dijo Blanca- Jajaja, tienes buena cara, Rosa. ¿Cómo estás?

-Holaaa -la voz de Rosa era algo más comedida, más tranquila- Estoy bien, ayer me dolía bastante la cabeza… pero ya apenas me duele, me dicen que es normal después del “accidente”.

-Bueno, no te preocupes -le dijo Blanca cogiéndole las manos- Todo marcha bien, y en un par de días estarás fuera ya.

-Eso espero, Blanca -le dijo mirando a los dos- ¿Se sabe ya quién fue? Vi en un segundo como el tipo aceleraba hacia mí, lo único que se me ocurrió fue saltar para salvar las piernas…

-Bueno, ahora descansa tranquila, es lo que debes hacer -le dijo Sieg- Nos ocuparemos nosotros de ese tipo, se sabe que es uno de Dáesh, un tal Abu Laiz Al Qurtubí que hizo un vídeo felicitando a los que atentaron en Barcelona en 2017 y más tonterías.

-Vale, entonces ya lo han identificado -dijo Rosa- Bueno, y vosotros ¿qué tal?

-Pues nada, bien -le respondió Blanca- Jajaja

-Sí, eso, Bien -dijo Sieg- Trabajando…

-Uyyyy, ¿pasa algo? -preguntó Rosa- No me digáis que…

-Nada, no pasa nada… -le cortó Blanca- Estamos bien, he dormido en su casa por si tienen vigilada la nuestra… Por cierto, el coronel Jerez te manda un abrazo grande y desea verte pronto recuperada.

-Cómo has cambiado de tercio, Blanca -le dijo medio riéndose- Ya hablaremos… y agradécele al coronel de mi parte su preocupación.

Apareció una enfermera indicando a los familiares que la visita se acababa, que la siguiente sería a las 20:30 horas y, que si querían, podían esperar fuera a que los médicos hablasen con ellos. Blanca y Sieg decidieron esperar, en unos 10 minutos apareció el neurólogo que había tratado a Rosa. Reconoció de inmediato a Blanca y fue hacia ella.

-Buenos días -le dijo dirigiéndose a Blanca-

-Buenos días, doctor -le respondió Blanca- ¿Cómo ha pasado la noche Rosa? La hemos visto bastante bien de aspecto, hasta hablando la hemos visto bastante bien.

-Sí, bueno -respondió el médico- La noche la ha pasado muy bien, tranquila, el dolor de cabeza casi ha desaparecido y eso entra dentro de la normalidad si la cosa está bien. Anoche le repetimos un tac y una resonancia magnética con contraste. El TAC marcó algo raro, fue el motivo de hacerle la Resonancia Magnética. La duda que nos planteó el TAC, nos quedó claro que no era ningún problema. En la Resonancia no aparecía nada raro, todo iba normal. El hematoma ha bajado algo, se va disolviendo poco a poco y, por ahora no han aparecido más hematomas, que eso nos interesa. Pero como le dije ayer, tendrá aún que esperar 24 o 48 horas más para comprobar que todo va como debe ir. ¿Tienen alguna pregunta?

-Buenos días, soy Sieg amigo de Rosa -le dijo él- ¿Podría quedarle alguna secuela?

-Bien, aún es pronto para dar una respuesta con certeza -le dijo el doctor- pero como le dije a su amiga ayer, personalmente creo que no, hizo bien en saltar para salvar las piernas, aunque no solo le salvó las piernas sino la vida. El golpe hubiese sido mucho peor de haberle dado primero en las piernas. La hubiese mandado contra el parabrisas del coche o contra el techo, y girando como si fuese un diábolo. Pero, como les digo, tenemos que esperar entre 24 o 48 horas más para estar seguros.

El teléfono de Blanca sonó un par de veces, pero al tenerlo puesto en silencio no lo escuchó, en cambio Sieg se dio cuenta que el suyo se encendía, también lo tenía en silencio pero vio como su pantalla se encendió al recibir una notificación de Ethan. Miró a Blanca y con los ojos le señaló que debían irse ya.

-Bueno doctor, muchas gracias por todo -le dijo Blanca- Mañana estaremos nuevamente aquí, hasta mañana.

-Hasta mañana -respondió el doctor-







Ethan sacó su teléfono y marcó el número de Blanca, no contestaba al teléfono así que optó por dejarle un mensaje en el contestador.

-Blanca, en cuanto oigas este mensaje llámame -dejó en el contestador de ella- Estoy siguiendo a uno de los agentes iraníes del VEVAK, va con un agente del DGED marroquí, estaban en el “Ke de Sotogrande”. Ahora mismo vamos hacia Algeciras en caravana, los llevo dos coches por delante. Su coche es un Audi A5 azul oscuro con matrícula de Marruecos: 93879 ﭐ50, creo que corresponde a Nador, cerca de Melilla.

El vehículo perseguido se dirigió hacia El Corte Inglés, al aparcamiento subterráneo. El teléfono de Ethan comenzó a sonar, era Blanca.

-Oye, estoy entrando en El Corte Inglés -dijo Ethan sin esperar que Blanca le hablara- Voy detrás de ellos, veniros hacia aquí. En cuanto lleguéis me llamáis.

-De acuerdo -le contestó Blanca- Estoy con Sieg, vamos para allá. En 10 minutos estamos allí.

Ethan pasó por delante del Audi que ya estaba aparcado y con sus pasajeros dentro. Aparcó a unos metros de distancia de ellos, se bajó y, haciendo como el que mandaba un mensaje de audio por WhatsApp, les hizo un par de fotografías al pasar por delante del coche.

El teléfono de Ethan volvió a sonar.

-Hola -dijo nada más descolgar- ¿dónde estáis?

-Hola Ethan -respondió Blanca- Estamos en la primera planta del parking. ¿Ellos están en la zona de tienda o siguen en el parking?

-Siguen dentro del coche pero… -comenzó diciendo Ethan- Parece que salen del coche y se dirigen a la zona de tienda… Van a pasar cerca de mí…

Ethan sacó un cigarrillo para disimular, y se puso a buscar un mechero, el agente del DGED pasó junto a él, el agente del VEVAK que iba detrás se detuvo ante Ethan.

-Amigo, no debería fumar -le dijo- El tabaco mata.

-No creo que fume porque no encuentro el dichoso mechero -le contestó Ethan- Pero de todas formas hay tantas cosas que matan en este mundo, que por un cigarrillo no creo que pase nada…

-En eso tiene razón, amigo -le respondió el iraní- Pero lo mejor es no tentar la suerte.

Ethan vio como los dos subían por la pasarela mecánica hacia la zona de tienda. Avisó a Blanca, que vio como el iraní hablaba con Ethan. Se dispusieron a seguir a los dos mientras Etham se quedaba en el parking junto al Audi. Procedió a fijar un rastreador GPS en el arco de una de las ruedas traseras, colocándolo de forma que fuese difícil fijarse en él, aunque se buscase a conciencia.

Blanca y Sieg se acercaron a los dos agentes, ellos subían por las escaleras mecánicas, parecían que iban hacia la última planta.

- Spreek je Nederlands? (¿Hablas neerlandés?)-le preguntó Sieg mirando a Blanca y cogiéndole una mano-

- Ja, natuurlijk (Sí, por supuesto) -le respondió Blanca con una sonrisa-

Estaban bastante cerca de ellos, así que decidieron hacerse pasar por ciudadanos holandeses, para poder hablar entre ellos claramente, sin miedo a que los entendieran.

Sieg, a conciencia, tropezó en el escalón de la escalera mecánica golpeando al agente del DGED en la espalda que casi lo hace caer.

- Vergeef me, ik ben gestruikeld. Ik heb de stap niet gezien. Klootzak, Klootzak, Klootzak… (Perdóneme, me he tropezado. No he visto el escalón. ¡Gilipollas, gilipollas, gilipollas!)

El agente marroquí se giró y le sonrió asintiendo. Sieg, se ponía la mano en el pecho como disculpándose mientras una y otra vez le llamaba ¡Gilipollas!

-Don’t worry, I’m fine (No se preocupe, estoy bien) -le dijo el agente marroquí con una sonrisa-

Sieg le sonrió y se lo agradeció con la mano en el pecho, el agente iraní sonreía también.

-Spreek je Nederlands? (¿Habla holandés?) -le preguntó Blanca preocupada por la cara que él había puesto- Mijn partner kent geen Engels (Mi pareja no habla inglés)

-No, no… I speak French and Spanish, I don’t speak German (No, no… hablo francés y español, no hablo alemán)

- Deze klootzak heeft Nederlands met Duits verward (Este gilipollas ha confundido el holandés con el alemán) -le dijo Blanca a Sieg, como si le estuviera traduciendo lo que le había dicho-

Sieg y Blanca se miraron y sonrieron, le devolvieron la sonrisa al agente iraní.

Cuando llegaron a la planta superior, los agentes árabes se dirigieron hacia la cafetería. Se sentaron junto a dos personas más, otro agente iraní y Abu Laiz. Automáticamente, tanto Blanca como Sieg, se quedaron detrás de una de las estanterías de la sección de juguetes, que estaba antes de la entrada a la cafetería. Abu Laiz y el agente iraní que se encontraba con él, se levantaron y los saludaron. Blanca vio que, cerca de la mesa de ellos se encontraba Ernesto, dándole un suave toque a Sieg, hizo que mirase hacia él. Sieg se encogió de hombros.

-¿Quién es?¿Lo conoces? -le preguntó susurrando-

-Joder, sí -le dijo Blanca con un tono de voz normal- Es Ernesto, el que se vino conmigo en el tren desde Madrid.

-¿Ese es el famoso Ernesto…? Demasiadas coincidencias, ¿no crees? -le preguntó Sieg- Aparece donde menos te lo esperas…

Blanca asintió con la cabeza, se quedó pensativa. Eran demasiadas coincidencias ya. Lo observaba atentamente, parecía que intentaba oír la conversación que mantenían los tres agentes y el terrorista del Dáesh, o eso le parecía a ella… Se mantuvieron en esa posición hasta que se levantaron todos de la mesa. Rápidamente, tanto Sieg como ella, se dirigieron cerca de las escaleras mecánicas, se cogieron las manos y se entretuvieron a conciencia hasta que los iraníes comenzaron a bajar por las escaleras mecánicas, el agente marroquí se dirigió hacia la otra escalera mecánica y Abu Laiz se quedó mirando en la sección de deporte.

Sieg y Blanca se miraron encogiéndose de hombros, Blanca se dirigió hacia la otra escalera, siguiendo al agente marroquí, Sieg se quedó controlando a Abu Laiz sin que éste lo viera. Llamó por teléfono a Ethan.

-Escúchame -le dijo en voz baja- Los de la VEVAK bajan por la escalera norte, Blanca sigue al agente marroquí y yo me quedo controlando a Abu Laiz.

-Muy bien, artista -le dijo en tono sarcástico- Eso para las películas está muy bien pero… ¿Cuál de las dos putas escaleras es la escalera norte?

-Joder, pues sí que el MI6 se ha venido a menos, será por la falta de presupuestos -le dijo entre risas- Ya no sois lo que erais… jajajaja. Si te pones mirando al mar, la escalera que está a tu izquierda es la escalera norte.

-Vale capullo! -le dijo Ethan riéndose- No sé para qué carajo vale saber dónde está el norte o el sur en una ciudad…

Blanca bajaba detrás del agente marroquí cuando vio como Ernesto vigilaba a Abu Laiz, y como Sieg controlaba a los dos. El agente marroquí salió andando del Centro Comercial y se dirigió hacia el centro de la ciudad.





Ethan se metió en el coche esperando que los dos agentes iraníes hicieran lo mismo, cuando llegaron al parking se dirigieron hacia otro vehículo, un Jeep Avenger. Ethan cogió su teléfono y llamó a Sieg.

-Oye, han cogido otro vehículo, me dispongo a seguirlos -le dijo arrancando el coche- ¿Está Blanca contigo? ¿Dónde está Abu Laiz?

-Vale, ten cuidado -le respondió Sieg- Yo me quedo controlando a Abu Laiz y a ese tal Ernesto. Blanca está siguiendo al agente marroquí.

-Otra cosa -le dijo Ethan antes de cortar- Al Audi le he puesto un rastreador GPS. Lo controlaremos de igual forma.

Etham inició la marcha detrás de los iraníes, llamó a sus compañeros del MI6 en Gibraltar informándoles de todo lo que estaba pasando. Les comentó también lo del rastreador GPS que le había colocado al Audi, para que lo avisaran si el vehículo se movía. Mientras tanto, los iraníes se dirigían hacia Tarifa, los siguió hasta que entraron en un parking privado de una urbanización. Pensó que era uno de los mejores sitios para pasar desapercibidos, en una ciudad que, en verano, llega a multiplicar por más de cuatro el número de sus habitantes. Se quedó mirando la puerta de la urbanización, hizo unas fotos con el teléfono y llamó a Blanca.

-Oye, ¿qué tal te va? -le preguntó nada más descolgar- ¿Lo tienes controlado?

-Hola Ethan -le respondió Blanca- Lo he seguido hasta el Consulado de Marruecos, lo curioso es que ha abierto la puerta principal con llave… He hecho unas cuantas fotos y listo, ahora voy de vuelta al Centro Comercial, ¿sabes algo de Sieg?

-Estupendo Blanca -le dijo- De Sieg aún no sé nada, he hablado con los míos en Gibraltar, ya me irán informando.

-Bien, te dejo entonces -le dijo ella- Voy a preguntarle qué tal le va…





Sieg seguía a Abu Laiz y a Ernesto. Abu Laiz bajó hasta el parking, se dirigió hacia el Audi y se marchó en él. Se fijó en que Ernesto se maldecía por no haber previsto lo del coche, él lo siguió hasta El Corte Inglés a pie, no se esperaba lo del coche. Entre protestas se fue hacia el WC de caballeros, Sieg lo siguió. Cuando Ernesto entró, esperó unos minutos y entró, al cerrarse la puerta, alguien se le aproximó por detrás bloqueando la puerta para que nadie pudiese entrar. Notó como lo agarraban del cuello, con un golpe de talón, dio una patada, tipo coz, en la entrepierna de su agresor, que se dobló sobre sí mismo soltando un quejido, Sieg se volvió y vio a Ernesto, casi de rodillas, con sus manos en la entrepierna. Se acercó con la intención de derribarlo pero, Ernesto le bloqueó el brazo y, girándolo, logró poner a Sieg de rodillas delante de él, con un movimiento rápido, Ernesto sacó un estilete que colocó en el cuello de Sieg.

-Mierda -dijo entre jadeos de cansancio- Me rindo, me has ganado… seas quien seas…

-Bueno -le respondió Ernesto- Casi me vences tú. Ahora cuéntame quién eres, con quien trabajas y porqué nos seguías al moro ese y a mí.

-Si tú me dices quién eres y a quien perteneces -le respondió Sieg-

-Vale, voy a guardar el estilete y a soltarte -le dijo Ernesto- ¿Puedo confiar en ti?

-Eso mismo me estaba preguntando yo sobre ti -le respondió- Pero sí, puedes confiar en mí.

-Vale, te suelto -le dijo mientras lo soltaba lentamente- No me hagas tonterías, y empieza a hablar.

-Tranquilo, no estoy en posición de hacer gilipolleces -le dijo algo irritado Sieg- Empiezo, me llamo Siegward, puedes llamarme Sieg, como todos. Soy agente del BND alemán, el servici…

-Sé lo que es el BND -le cortó Ernesto- Alguna vez he trabajado con algún compañero tuyo. ¿Por qué me seguías?¿Con qué permiso estás trabajando en España? Tendré que detenerte…

-No te seguía a ti precisamente -le dijo Sieg- Seguía a Abu Laiz… ¿Cómo que tendrás que detenerme? ¿A qué viene eso?

-Soy coronel de la Guardia Civil, del SIGC -le dijo Ernesto mostrándole la placa-

-Vaaaleee, ahora entiendo -soltó Sieg- Habla con tus superiores, que hablen con el CNI, estamos en una operación conjunta con el CNI y con el MI6 británico.

Ambos se quedaron en silencio, Ernesto negaba con la cabeza mientras Sieg sonreía.

-Hemos perdido a Abu Laiz -dijo Ernesto girándose hacia la puerta para desbloquearla- A ver ahora… Contactaré con mis superiores, y que me den órdenes.

-Tranquilo, ¿el coche era un Audi A5 matrícula de Marruecos, de Nador? -preguntó Sieg mientras Ernesto asentía con la cabeza- No hemos perdido a nadie, un compañero del MI6 ha puesto un rastreador GPS en ese coche.

Salieron del WC y, juntos se dirigieron hacia una de las puertas que daban hacia el mar.

-Bueno, yo me marcho -le dijo Ernesto tendiéndole la mano- He de informar a los superiores de lo que está ocurriendo, a ver qué me cuentan. Sabíamos que el CNI estaba metido, es más, he conocido a una de sus agentes…

-Sí, Blanca -le dijo Sieg viendo como las gafas de sol se le habían roto en el rifirrafe tenido con Ernesto- Ya nos lo contó todo…

-¿Todo? -preguntó Ernesto un tanto molesto- Vaya…

-Sí, bueno -dijo Sieg un poco intrigado- Lo del tren y que te encontró cuando se recogía con otra compañera, que fue a la que Abu Laiz intentó atropellar minutos después de que Blanca se fuese contigo. ¿Debería habernos contado algo más?

-No, eso fue lo que pasó -dijo algo aliviado Ernesto- Salvo que el sentarnos en el “Marietta” a tomar una copa fuese importante para vosotros. En fin, me marcho. Como te he dicho, he de hablar con los superiores para que me den nuevas instrucciones… y perdona por lo de las gafas de sol.

Sieg encogió los hombros y movió la cabeza asintiendo, tiró las gafas en la papelera y cogió el teléfono para llamar.





Ernesto llamó a sus superiores desde la Residencia Militar, esperó hasta que le pasaron con el Coronel Martín Castillo.

-Hola Martín -saludó Ernesto- ¿Sabes que casi me cargo a un agente del BND?¿Por qué no me habéis dicho que hay varias agencias metidas en este tema?

-Hola Ernesto -le contestó Martín- Joder, fuerte has empezado… jejejeje. Ayer por la tarde-noche, CNI nos comunicó que estaban controlando a ese tipo, pero no nos han dicho nada de otras agencias. Voy a hablar ahora mismo con Virginia, del CNI, a ver qué me cuenta y ya te digo. ¿Tú estás bien?¿Qué tal tu hijo?

-Sí, sí, estoy bien -le contestó- con una patada en los huevos, pero estoy bien. Mi hijo está bien, liado con algunas asignaturas, dando clases particulares…

-Bien, que sea responsable es un punto a favor muy importante. Referente a lo de tus huevos… jajaja, para lo que los usas -se rio Martín- Si los usas como los uso yo… tampoco se pierde nada.

-Si yo te contara… -le respondió Ernesto- Pero no lo haré…

-¡Qué cabrón eres! -le soltó Martín- No te irás de putas, ¿no?

-Tranquilo, no soy tan necio -le dijo- Pero un caballero jamás habla de las damas con las que comparte lecho…

-¡Vete a la mierda! -le contestó entre carcajadas- Presionaré al Ministerio del Interior, a ver qué me dicen también, aunque estos están más preocupados en otros problemas que… mejor me callo. Te digo algo cuando me contesten los del CNI.





Blanca no se podía creer lo que Sieg le contaba, Ernesto es un agente de la Guardia Civil, del SIGC… Estaban en la casa de Ethan, un chalecito bastante grande en la otra punta de Algeciras, en la playa del Rinconcillo.

-¿Te puso un cuchillo en la garganta?¿En serio? -le preguntó Ethan poniéndole un vaso de té helado- Joder con el… ¿Cómo les dicen aquí a los Guardias Civiles?

-Picolo, picoleto… -le soltó Sieg algo encabronado con Ethan- Debería habérmelo callado…

-Jajaja, no te enfades Sieg -le contestó Ethan- nos podría haber pasado a cualquiera…

-Bueno, vale ya -soltó Blanca- Hablaré con Virginia y a ver qué órdenes me dan desde arriba. Con lo que me digan, hablaré con Ernesto. Mañana tengo que ir a Gibraltar, Ethan, tú estarás allí, ¿no? En el Arsenal.

-Sí, estaré allí -le contestó Ethan- Pero será por la tarde, la cosa estará más tranquila, han reforzado la vigilancia por si entrara Abu Laiz. No creo que sea tan tonto como para eso.

-Bien, ahora llamo a Virginia y esperaré instrucciones -dijo con prisas- Ya os informo con lo que me digan.

Lo de hablar con Ernesto lo tenía pensado desde que Sieg le contó la pelea que tuvieron en los baños del Centro Comercial. Con solo imaginar la situación, sus braguitas comenzaron a mojarse, necesitaba volver a ver a Ernesto y esto le había dado una buena razón. No se podía quitar aquella polla de su cabeza. Pero primero llamó a Virginia.

-Hola Blanca -contestó Virginia- iba a llamarte en un ratillo. Ya me han puesto al día de todo, decirte que mañana bajaremos Violeta, Raúl y yo. Llegaremos por la tarde.

-Genial -le contestó Blanca- Ahora quedo a la espera de instrucciones. He pensado entrevistarme con el agente del SIGC esta misma tarde para intentar entender qué ha pasado. Y qué es lo que saben sobre Abu Laiz.

-No, no hagas nada -le dijo Virginia- Ya he hablado con el coronel del SIGC que lleva el tema. Nos reuniremos con su agente mañana. Es lo primero que haremos en cuanto lleguemos.

Blanca habló con Ethan y Sieg, les contó la conversación que había mantenido con Virginia. Ethan se marchó a Gibraltar, les dijo que tenía que ultimar detalles en el arsenal y se marchó.

-Bueno -le dijo Sieg- ¿Salimos de tapas?

-Prefiero que me invites a un vodka en tu casa -le respondió notando como se mojaba cada vez más- Necesito un vodka urgentemente, mañana viene mi pareja… tenemos una relación un tanto atípica, y esta vez no me apetece verlo.

-Vaya, si te dijera que lamento oír eso te mentiría, en realidad me alegro de escucharlo. Para qué te voy a mentir, me alegro que no te apetezca verlo. Dicho esto, vámonos a casa, allí podremos comer algo y tomarnos unos chupitos de vodka.

Se marcharon en el coche de Sieg, cuando llegaron los perros se acercaron al coche, por el lado del copiloto. Cuando Blanca abrió la puerta y se bajó, los perros se acercaron a saludarla moviendo con ímpetu los rabos, el bóxer metió el hocico en la entrepierna de ella y no la sacaba de allí, a Blanca aquello la excitaba más aún, el perro le daba pequeños golpes con el hocico en sus partes y más se mojaba ella, hacía el intento de quitárselo de allí pero sin muchas ganas de que el perro parase. Sieg ordenó que se sentaran, en alemán, y que se estuvieran quietos. El bóxer sentado, no paraba de relamerse el hocico y Blanca notaba como su humedad había calado el pantalón.

-Lástima no haber venido con falda -pensó-

Entraron en la casa, Blanca se quedó de pie en el salón mientras Sieg se dirigió a la cocina.

-Pasa joder, ya conoces mi casa -le dijo- ¿Qué te apetece tomar?

-Vodka -le contestó sin pensarlo-

-Jajajaja, eso después -le dijo Sieg- Me refiero qué te apetece comer.

-Ah vale -dijo Blanca riéndose y dirigiéndose a la cocina, le agarró el paquete- Esto, me quiero comer esto.

Notó que la polla de Sieg estaba dura, él suspiró cuando notó su mano frotándose contra el pantalón. Abrazó a Blanca y pegó sus labios a los de ella, sus lenguas se enredaron. Las manos de Sieg acariciaban los pechos, haciendo que los pezones se marcaran bastante en la camiseta. Le quitó la camiseta y bajó su boca por el cuello hasta llegar a uno de sus pezones, lo metió en su boca, y, sujetándolo entre los dientes, tiraba de ellos con suavidad haciéndola suspirar. Por su parte, ella le soltaba el cinturón, desabrochaba el pantalón y metía su mano para acariciarle la polla, dura y mojada. Él le bajó los pantalones, pegó su mano al coño por encima de la braguita, buscando sus dedos la rajita por debajo de ellas. La braguita estaba empapada en esa zona, él metió sus dedos en el coño de ella apartando la braguita con cuidado, los sacó y los lamió mientras ella comenzaba a pajearlo. Sieg bajó las braguitas y se arrodilló, Blanca separó las piernas liberando uno de los pies del pantalón, Sieg metió su cara entre ellas emulando lo que había hecho el bóxer cuando Blanca se bajó del coche. Ella le agarró los pelos y apretaba son fuerza su cabeza contra su entrepierna, notaba la lengua recoger sus fluidos, subir hasta su clítoris para después bajar hasta su cueva mojada ahora tanto por sus fluidos como por la saliva de él. Mientras él le hacía aquello, ella se pellizcaba los pezones con la mano que tenía libre. Él paraba un momento para observarla, le excitaba verla tan caliente, acto seguido volvía a enterrar su cara entre los muslos de Blanca. Un teléfono comenzó a sonar de pronto, era el teléfono de Sieg.

-Mierda -dijo mirando quien llamaba- ¿Qué querrá éste ahora? Dime Ethan… ¿Cómo?... ¿Estás seguro?... ¿Cómo estás?... Sí, no te muevas de ahí, pasamos a recogerte, en 20 minutos estamos ahí… Sí, de acuerdo, Hasta ahora.

-¿Qué pasa? -preguntó Blanca sin parar de menearle la polla a Sieg-

-Era Ethan, lo han echado de la carretera -dijo Sieg acariciándole el clítoris a un ritmo elevado- Ha visto como el coche que lo estaba rebasando sacaba una pistola por la ventanilla del copiloto y apuntaba a su rueda, frenó y el disparo no ha alcanzado la rueda para lo obligó a dar un volantazo y se ha salido de la autovía. Está bien, nos espera para que lo recojamos. Dios, sigue así un poco más… Ufffff, si lo hicieras con la boca sería mejor.

-Joder, túmbate en el sofá, hagamos un 69 -le dijo Blanca muy excitada- si te la como, te correrás y nos tendremos que ir… y yo me quedaré con las ganas. Así que hagamos un 69, en la cama será mejor.

Subieron a la habitación y Sieg se tumbó en la cama, sobre él lo hizo Blanca que sentándose sobre la cara de él, le puso el coño en la boca, se fue tumbando sobre el cuerpo del alemán mientras notaba como su lengua entraba y salía de ella y como un dedo la penetraba por el culo. Agarrando en todo momento su nabo, se lo metió en la boca cuando ya estaba totalmente sobre él. El placer que estaba recibiendo con la lengua y el dedo la hacía jadear sin parar, con más ansias le comía la polla, su lengua jugaba con el frenillo mientras sus manos masajeaban los cojones, sus labios apretaban el capullo… Sieg estaba a punto de correrse, Blanca botaba sobre su cara, sus gemidos y jadeos lo ponían a mil, su dedo la penetraba por el culo hasta el fondo, saliendo y entrando sin encontrar resistencia alguna. Ella comenzó a gemir con fuerza y él notaba como su cara se mojaba más. Él no le dio tiempo o no quiso avisarla, el caso fue que toda la corrida se la echó en la boca, el primer trallazo la pilló desprevenida y casi se ahoga, los siguientes los recibió con muchas ganas, saboreando el elixir que él soltaba con fuerza por su polla. Ella lo tragó todo, hasta acabó limpiándole la polla con la lengua. Él se levantó y fue al baño a limpiarse la cara mientras ella se sentaba en el inodoro para orinar.

-Si no tuviéramos que irnos, esta noche habría sido espectacular -le dijo ella mientras él se lavaba la cara-

-La noche no ha acabado aún, hispana -le dijo Sieg volviéndose hacia ella- Aún queda noche…

-Esa es la actitud que me gusta -le dijo Blanca riéndose- Estoy pensando que voy a llamar a Ernesto, el coronel del SIGC, podría echarnos una mano ahora.

-No me hace mucha gracia -le dijo- Pero creo que llevas razón.

Blanca cogió su teléfono y llamó a Ernesto.

-Hola Ernesto, soy Blanca -le dijo con cierto nerviosismo en la voz que no pasó desapercibido para él- Perdona que te moleste, pero necesitamos tu ayuda. ¿Puedo pedirte un favor?

-Hola Blanca, que alegría me da oírte -le respondió con total sinceridad- Cuenta con ello, menos dinero puedes pedirme lo que quieras.

-Imagino que tus mandos ya habrán hablado contigo -le dijo Blanca- Nos acaba de llamar un agente del MI6 diciendo que le han intentado de disparar en la autovía cuando iba hacia Gibraltar, resumiendo, se ha salido de la calzada y vamos a ir a recogerlo. Quisiera que nos acompañaras para no tener que dar muchas explicaciones a las patrullas de tráfico…

-Vale, de acuerdo -le dijo sin dejarla acabar- pero tendrás que venir por mí, sabes que no tengo coche aquí.

-De acuerdo, vamos por ti a la Residencia Militar

Salieron de la casa para recoger a Ernesto, los dos iban serios, serios y calientes. Recogieron a Ernesto en la puerta de la Residencia.

-Hola Blanca -dijo Ernesto- Vaya, si está aquí "Hans" -emanaba sarcasmo de esas cinco palabras-.

-Hola Ernesto -le dijo Sieg- Tengamos la fiesta en paz, por favor.

-Sí, por favor Ernesto -le pidió Blanca- Que se respire tranquilidad, por favor.

Cuando llegaron al punto que les había dicho Ethan vieron a una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, la furgoneta de Atestados de la Guardia Civil y la grúa que comenzaba a sacar el vehículo de Ethan de la cuneta. Se pararon detrás de la furgoneta de Atestados, Ethan se acercó a ellos.

-Hola, siento haberos molestado -les dijo mirando a Sieg y señalando a la parte de atrás del coche añadió- ¿Qué hace este aquí?

-Tranquilízate, Ethan -le dijo Blanca- Ha venido a ayudarnos, para que no hagan muchas preguntas los agentes de tráfico.

Ernesto se dirigió hacia la furgoneta de atestados con su placa en la mano, los agentes se cuadraron delante de él y lo saludaron al estilo militar.

-No han sido los iraníes ni Abu Laiz -dijo Ethan mientras observaba a Ernesto hablando con los Guardias Civiles y señalando hacia ellos- Temo que la cosa se puede complicar aún más, si es cierto lo que me han dicho desde Londres, parece que Madrid ha informado que Abu Laiz se está codeando mucho con los clanes de la droga de Marruecos y de España.



Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: vantheway@hotmail.com



Saludos, Vantheway
 
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