Compañeros

En contraposición a los otros. Si el comportamiento cambia pasaría de cabrito a cabron 😂
Pues en este caso veo más reprobable la actitud de la chiqueta que por ganas de polla accede a follarse al ligue de su amiga e incluso le come el coño ante el asombro, evidente al principio y olvidado después, de su amiga.
 

7​

Dos días después. Lunes por la mañana.
Cristina


Me bajé del autobús y me dirigí a la oficina. Recordé como hacía una semana, en este trayecto, mi ánimo estaba por los suelos y hoy era todo lo contrario. “Lo que pueden cambiar las cosas en unos días” pensé sonriendo. Incluso había vuelto a tener sexo aunque había sido un sexo extraño, muy extraño.

Volví a sonreír al acordarme del domingo por la mañana, cuando me desperté en la cama de Sara, desnuda, con Sara también desnuda a mi lado, pero sin rastro de Alberto. Intenté incorporarme para irme a mi habitación pero la cabeza me iba a estallar por la resaca. Preferí quedarme tumbada y observé a Sara. Me parecía increíble haber tenido sexo con ella. Jamás me había planteado tener sexo con una chica, las mujeres no me atraían nada. Y ahora la miraba y estaba guapa pero no sentía ningún deseo, ninguno.

En cambio, pensaba en Alberto y era todo lo contrario, me recorría un escalofrío por el cuerpo. Pensé “Ojala esté en el baño y vuelva, me lo follaría sin pensármelo”. Escuché atentamente pero no se oía ningún ruido dentro de la casa. Levanté con esfuerzo la cabeza y no vi su ropa. Entonces recordé que había dicho que el domingo había quedado temprano con sus compañeros de estudio. “Mierda, se ha ido y ni me he enterado”.

Esperé unos minutos y, con esfuerzo, me levanté con mucho cuidado. Me fui al baño, oriné y me di una ducha que me sentó de maravilla. Luego, en mi habitación, me puse ropa interior, unas mallas y una camiseta, y me fui a la cocina. Abrí el frigorífico que estaba lleno a rebosar ya que, durante la semana, habíamos ido de compras. Me hice un café cargado y cogí un bollito. Me lo tomé despacio, el dolor de cabeza había disminuido mucho.

Al rato apareció Sara con una camiseta. Dijo un lastimero “me estoy muriendo” y se llenó un vaso de agua diciendo “¿Me traes algo para el dolor de cabeza? Me va a estallar”. Me levanté y fui a mi habitación donde cogí un ibuprofeno. Se lo di y se lo tomó. Bebió agua y se echó en la mesa cubriéndose la cabeza con los brazos. Le dije:

- Date una ducha, a mí me ha despejado

- Ahora cuando pueda mover la cabeza

Al rato se levantó y escuché que se metía en el baño. Volvió media hora más tarde, con un pantalón corto y un sujetador deportivo. Traía mejor cara. Se sentó y me dijo:

- Menudo resacón

- Sí

- No vuelvo a mezclar tanta mierda

- Mejor que no

- Menuda forma de descontrolar ¿No?

- Sí, bastante

- ¿Has hecho café?

Me levanté y le serví uno. Ella empezó a beberlo y le pregunté si quería algo de comer pero negó con la cabeza diciendo:

- Como coma algo, lo vomito

Nos quedamos calladas, sin mirarnos. Las dos estábamos bastante cortadas. Entonces ella dijo:

- Menudo corte ¿No?

- ¿Qué?

- Que ni nos miramos, Cris

- Ah, ya

- Jo, tía, que anoche follamos ¿Te lo puedes creer?

Noté como me sonrojaba. Se empezó a reír y la secundé pero más que nada por no quedarme callada. Ella dijo:

- Creo que es mejor que lo hablemos, si no vamos a estar cortadas todo el día

- Mmmm, ya

- Que conste que la idea era follarnos a Alberto, eso es lo que hablé con él, no entre nosotras, eso se lo sacó de la manga

- Ah

- Pero esa puta pastilla… no sé a ti pero a mí me tenía cachondísima

- Sí

- Solo pensaba en follarme a Alberto pero cuando me besaste, no sé que pasó, se me fue la cabeza

- Sí, es que yo quería… no sé, no pensaba

- Eso, no pensábamos, y… tía, besas muy bien jajajaja

- Jeje

- Y lo otro… en fin, me corrí enseguida, no sé, fue…

Me miró abochornada. Dijo:

- No es que me vayan las tías, no es eso

- Ya

- Pero anoche… Tuvo que ser la pastilla ¿No?

- Sí, eso creo

- Y luego tú sobre Al, ufff, tía, pensaba que te iba a dar algo, como te pusiste

- No... no sé que me pasó

- Que forma de gritar y convulsionarte, me asusté y todo, y luego caíste redonda, no había quien te despertara

- ¿Me llamaste?

- Al quería seguir follando e intentó despertarte

- Ah, no me enteré

- Follamos un par de veces más, y luego se fue, que hoy madrugaba

- Ah

Nos callamos hasta que ella preguntó:

- ¿Te arrepientes?

- ¿De qué?

- De… del trío

- No

- Yo tampoco, fue una pasada jiji

La miré y le pregunté:

- ¿Y ahora qué?

- Quieres volver a follártelo ¿No?

- Sí ¿Puedo?

- Mmmmm No es mío

- ¿No?

- No, no somos… no sé lo que somos, la verdad

- Pero… es tuyo, si tú me dices…

- No es mío, te lo repito… Además, seguro que quiere repetir

- ¿Tú crees?

- Nena ¿Qué tío no se querría volver a tirar a dos tías buenas como nosotras?

Le sonreí. Ella dijo:

- No sé que hacer, la verdad

- ¿Por?

- Porque Al me gusta pero no sé si quiero algo serio

- Ah

- O si solo quiero sexo

- Ya

- No sé, hoy no tengo la cabeza para pensar en eso

- Claro

- ¿Por qué no salimos a dar una vuelta? Creo que nos vendría bien que nos de el solecito

- Vale

Y pasamos el día fuera. Yo tenía claro que quería seguir follando con Alberto pero si Sara no quería, no me iba a meter, no quería perderla.

Volví al presente al entrar en el edificio. Pensé en las tareas del día, y pensé en el dinero, mi recurrente preocupación. El adelanto que me había dado Carlos me había salvado. Habíamos comprado mucha comida, mucha, y había gastado demasiado saliendo. De los 600 me quedaban algo menos de la mitad para todo el mes. Ya me había despedido de todos mis otros empleos por las condiciones del contrato, y ahora me arrepentía, debería haberle pedido a Carlos este mes para poder seguir trabajando al menos en la hamburguesería por las noches. Y encima estaban los 100€ que le debía a Héctor por el móvil. Estaba claro que tenía que controlar mucho mi gasto, había sido demasiado díscola, demasiado.

Saludé a Carlos y luego a Héctor, siempre eran los primeros en llegar. Más tarde llegó Silvia, con mala cara y pensé que la niña le habría dado la noche. A las 10, Héctor me dijo de salir a desayunar, como hacíamos todos los días. Cogí el sándwich que traía de casa y nos echamos un café. Salimos al solecito y le pregunté:

- ¿Qué tal el finde, Héctor?

- Bien

Entonces recordé que me había contado algo de una competición de uno de sus jueguecitos. Le pregunté:

- ¿Fue bien la competición?

- Ah, sí, ganamos

- Genial

- ¿Y tu finde?

- Bien, bien, salí con Sara

- ¿Y tu novio?

Recordé mi mentira y reaccioné:

- Claro, y con Alberto

El asintió mientras masticaba. Le dije:

- Nos lo pasamos bien (mientras pensaba “No te haces una idea”)

- Me alegro

Terminé el sándwich y saqué mi cartera y le di los 100€. Él meneó la cabeza y dijo:

- Cris, no te los voy a aceptar

- ¿Cómo que no?

- Ya te dije que es un móvil viejo que tenía en un cajón

- Me da igual, me gusta y te lo quiero comprar

- Te lo regalo

- No

- ¿Por qué no?

- Porque no, toma

- No

- Pues te devuelvo el móvil

- Como veas, pero tal como me lo des, lo voy a tirar, no lo quiero para nada

- Pero si está bien

- ¿Y qué? No lo necesito

Lo miré enfadada. Era un cabezón. No quería aceptarle el regalo, no me merecía regalos y menos de él que tanta ayuda me daba siempre. Le iba a decir que podía hacer lo que quisiera con el puñetero móvil pero él me interrumpió:

- Por favor, Cris, no merece la pena enfadarse por eso, es que me parece deshonesto por mi parte colocarte un móvil viejo y ganar dinero, es solo eso

Lo miré. No me gustaba pero asentí y dije:

- Vale, gracias

Héctor, mirando hacia abajo dijo:

- Vale, pero no las merece, es una chorrada

“Para mí no, esos 100€ me vienen genial” pensé pero no dije nada. Me estaba aprovechando de él y me sentía mal.

En ese momento sonó una notificación en el dichoso móvil y lo miré. Era Sara. Lo abrí y leí el mensaje:

- Me acaba de escribir Al, esta noche se pasa por casa y quiere repetir lo del sábado ¿Qué le digo? ¿Te apuntas?

Sonreí pensando “menuda pregunta”. Le escribí:

- Sí

- Genial

Héctor me miraba y dijo:

- ¿Buenos noticias?

- Sí, era Sara

- Ah

- Haciendo planes para esta noche

- Bien

- Sí, muy bien

Recogimos y nos volvimos al trabajo. Me sentía muy feliz.

Carlos
En cuanto vi a los chicos irse fui al sitio de Silvia. La miré y dijo:

- No me mires así que me echo a llorar

- ¿Va todo bien?

- Va

- ¿Y Gema?

- Bien, no se ha quejado más de la barriguita pero sigue con sus noches difíciles. Esta tarde tenemos cita con el médico para revisar las pruebas que le hicieron el sábado, todo apunta que es lo que sospechaba Antonio, gases

- Ya ¿Y él como está?

Silvia suspiró. Dijo:

- Hablamos. Me disculpé pero está enfadado

- ¿Y tú?

- Yo bien

- Silvia, que solo hay que mirarte la cara

- ¿Qué quieres que te diga? Me comporté como una histérica, me pudo la presión y la aprensión, soy una madre de mierda y peor esposa

Me acerqué a ella y le puse una mano en el brazo. Le dije:

- Sabes que eso es mentira

- Como madre soy un desastre, y como pareja, aún peor

- No, estás estresada y con mucha carga, es solo eso

- No sabes como soy en casa

- No, pero te conozco, sé como eres… Mira, esto es una fase, una mala fase, pero sé que la aguantarás y todo irá a mejor

- A veces lo dudo mucho

- Eso es normal, estás mal de ánimo, pero confía en mí, sé como eres

- ¿Cómo soy?

- Luchadora y que no da su brazo a torcer

- Soy mandona y cabezona

- También, pero es parte de tu encanto

- Mi encanto… eres tonto

Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Entonces le dije:

- ¿Has pensado en lo que te dije?

- ¿El qué?

- Lo de tomaros los dos solos un fin de semana

- No puedo, Carlos, ya lo sabes

- A Gema no le va a pasar nada por una noche

- Pero mi madre no puede…

- ¿Y yo? ¿Por qué no me la dejas a mí?

- ¿A ti?

- Gema me conoce bien, habéis pasado una semana de vacaciones en mi casa y habéis venido casi todos los fines de semana para estar en la piscina

- Ya pero…

- Y sé cuidar a un niño a pesar de lo que ocurrió

- Oh, no quería decir eso

- Lo sé, pero se me dan bien los niños y para mí sería… sería divertido, de verdad

Ella se me quedó mirando. Entonces dijo:

- No conozco a nadie más a quien le dejaría a mi hija sin estar nerviosa

- Pues hecho, me la dejas un fin de semana y tú y Antonio os relajáis

- Mmmmm

- Tú me dices cuando y hago hueco en mi agenda, que ya sabes que la tengo llena de compromisos, citas con mujeres y esas cosas

- Que tonto eres

Silvia
Miré a ese maravilloso hombre que siempre estaba ahí y sabía hacerme sonreír. Confiaba totalmente en él, incluso para dejarle a mi hija. Sabía que se le daban genial los niños, lo había visto con Gema durante el verano, como ella no paraba de reír y llamarlo.

“El problema soy yo” pensé ¿No ver a mi hija durante un fin de semana? No me había separado de ella desde que nació, no podía ni pensar en hacerlo sin que me entrara ansiedad. Pero entonces pensé en Antonio, necesitaba acercarme a él, volver a conectar con él.

Miré a Carlos y recordé su historia. Como en EEUU formó una familia, y la mala suerte de un cáncer en su hijo, que acabó llevándoselo, al niño y a Carlos porque estaba segura que ahora era una sombra del hombre que había sido. Pensé en como la muerte de su hijo lo llevó a retrotraerse completamente, como dejó de lado todo, su trabajo y a su mujer que acabó abandonándole. Y como volvió a España sin ganas de vivir pero consiguió sacar un poco de ánimo y volver a trabajar. Todo eso me lo había contado una noche en esta oficina, los dos agobiados por un problema en los servidores. Él había estado tranquilo todo el tiempo, seguro, diciéndome lo que había que hacer, y cuando todo estuvo solucionado y ella lo felicitaba diciéndole que era el mejor, el estrés de casi 48 horas trabajando sin parar lo derrumbó y me contó su historia diciéndome que solo era una cáscara de hombre, una miserable piltrafa de hombre. Todo aquello me impactó muchísimo y me acercó aún más a él.

Tomé una decisión y le dije:

- Este fin de semana, necesito arreglar ya las cosas con Antonio

- Genial

- ¿Puedes?

- Sí, claro

- Gracias, Carlos, gracias (mientras me cogía la mano)

- A ti por confiarme a tu hija

- Sabes que me lo he pensado pero no por ti sino porque será la primera vez que no la vea dormir

Él asintió.

Héctor

Miré a Cris que trabajaba en su ordenador con una sonrisa en la cara. Se la notaba feliz, llevaba toda la mañana con una sonrisa en la cara. Pensé en la discusión por el móvil. No podía aceptarle el dinero porque la semana pasada me había enterado de casualidad que había tenido que pedir un adelanto de la primera nómina, tenía que estar muy mal de dinero, seguramente no le vendría nada bien gastarse esos 100€.

La volví a mirar, estaba guapísima tan contenta y eso me hacía sentirme bien.

Carmen

“Joder, Paco, 2 semanas de retraso en la puta habitación de mi hijo DOS PUTAS SEMANAS” le grité al asqueroso del responsable de la obra en mi casa. Él replicó:

- Nos hiciste cambiar el suelo y luego el color de la pared y luego rehacer las tomas y…”

- Déjate de putas excusas, estoy harta, no vas a ver ni un euro si no acabas ya la habitación

Me giré y me fui y escuché como decía por la bajo:

- Puta

Me volví y lo encaré:

- ¿Qué has dicho?

- Nada

- “Nada, señora”, joder, que soy la que pago

Y me quedé esperando. Paco me miró y dijo a regañadientes:

- Lo sé, señora

- Bien

Y me fui a mi habitación donde mi hijo jugaba con mi móvil. Entré y cerré. Al poco escuché que llamaban y abrí. Era Santi:

- Carmen, cuan…

- Ahora no

- Pero…

- Que ahora no, joder, luego te busco

Y le cerré la puerta. Me senté con mi hijo. Estaba harta de la obra, me estaban timando, ese gordo cabrón me estaba timando, estaba segura. Cuando me tranquilicé salí y busqué a Santi. Estaba en una habitación con otros. Le señalé y dije:

- Tú, ven y me ayudas a mover un mueble en mi cuarto

Santi me miró y entré en mi habitación gritando:

- Y cierra la puerta, que a mi hijo le duele la cabeza con tanto ruido

Santi entró y cerró la puerta. Mi hijo levantó la cabeza y le dije:

- Sigue jugando, cariño

Luego miré a Santi y le dije:

- No seas pesado con tanto mensajito, te he dicho que esta semana no podemos quedar

- Pero…

- Pero nada, coño ¿No ves como estoy? (señalando a mi hijo)

- Ya pero…

- Fóllate a tu novia y te esperas al fin de semana que viene, es lo que hay

Fue a darme un beso pero me aparté y le dije:

- No, delante de él no

Santi me miró malhumorado. Se iba a ir pero entonces pensé en otra cosa, podría sonsacarle información sobre la obra. El dinero, o más bien la falta de dinero, estaba empezando a preocuparme y si ese tío quería timarme no lo podía consentir. Le dije:

- Aunque…

Él me miró esperanzado. Continué:

- Si vienes cuando esté durmiendo, podríamos hacer algo rapidito, pero solo uno y sin ruido

- ¿A qué hora?

- A las 10

- A esa hora estoy con Yoli

- Si quieres un polvo estarás aquí a las 10, si no, nada

- Pero…

Lo miré sin darle más opciones y se fue de mi habitación. “Joder que tío más pesado con los peros…” pensé.

Cuando todos se fueron, le hice la cena a Daniel y luego lo acosté a las 9. Me di un baño y me puse solo un pantalón corto y una camiseta, algo de quitar y poner rápido, sin ropa interior. Me maquillé un poco, que en las cercanías era donde más se notaban los efectos de la edad. Noté lo excitada que estaba “Joder con el niñato, lo cachonda que me pone solo recordar su polla” pensé mientras terminaba de pintarme los labios.

Santi fue tremendamente puntual. Le abrí y lo llevé a la cocina. Cerré la puerta y nos besamos como locos. “Mierda, me lo estaría follando toda la noche” pensé mientras gemía por los chupetones de Santi a mis pezones. Lo desnudé y me arrodillé para chupársela. Me hubiera gustado picarlo hablándole de la novia pero tenía que ser un polvo rápido, demasiado riesgo por mi hijo.

Me levanté, me quité el pantalón y me incliné sobre la encimera, mostrándole mi culo. Santi me cogió de las caderas y me la metió de un empujón en mi coño totalmente mojado. Tuve que morderme la mano para no gritar de gusto cuando me corrí con sus embestidas. Él no tardó en correrse dentro de mí.

Nos sentamos en el suelo, exhaustos, pero me levanté rápidamente para limpiarme y vestirme. Fui a mi dormitorio y abrí despacio la puerta, seguía dormido. Volví a la cocina donde Santi me esperaba aún sentado y con el rabo flácido al aire. Dijo:

- Joder, que bien follas

- Fóllate más a tu novia

- No quiere, me cuesta convencerla para un mal polvo en el coche

- Pues ella se lo pierde… Anda, vístete y vete

- ¿No vamos a follar más?

- No

- Carmen, si tienes tantas ganas como yo

- ¿Y? Tengo a mi hijo aquí al lado y no quiero que le cuente nada al padre

Santi se levantó y se subió los calzoncillos y los pantalones. Busqué su camiseta que, al quitársela, la había tirado al suelo, pero me gustaban las vistas así que no se la di y le dije:

- Oye, te quería preguntar una cosa

- ¿El qué?

- El gordo ese ¿Me está timando?

Santi me miró sin comprender y preguntó:

- ¿Qué gordo?

- Paco, tu jefe

- Ah, es mi tío

Me reí y él me miró extrañado:

- Joder, no se parece en nada a ti

- Es el hermano menor de mi padre, en algo nos pareceremos

- En nada, si es un asqueroso

Santi me miró medio mosqueado. Le dije:

- Bueno, me está timando ¿No?

- ¿Timando el qué?

- Con la obra, coño, que pareces tonto

- ¿Pero con qué de la obra?

- Puffff, de verdad que…

Fui al frigorífico y saqué una lata de cerveza. La abrí y bebí un trago, luego se la di y él bebió. Entonces dijo:

- Bueno, yo no entiendo de esas cosas, solo trabajo con él en verano para sacarme algo de dinero

- Ah

- Pero algo le escuché de poner materiales más baratos

- Que hijo de puta… Pero te estoy preguntando por los plazos, que lleváis retraso ¿Lo está alargando para cobrarme más?

- Ah, eso creo que no

- ¿Por qué?

- Él… él te putea porque nos estás retrasando y tiene otra obra apalabrada para este mes

- ¿Que yo os estoy retrasando? Será cabrón

- Dice que no haces más que cambiar cosas

- Coño, pues que pregunte antes de hacerlas. Si no me gusta, claro que lo tiene que cambiar

- Pero dice que te pregunta y…

- Una mierda, es un inepto

- No, es bueno en su trabajo, gana pasta y…

- Es un inútil, que esto es una mierda de obra y lleva semanas

Le cogí la cerveza y bebí. Estaba cabreada, menudo gilipollas el gordo. “¿Me está hinchando los precios? Se va a enterar el puto gordo”. Le di la cerveza a Santi y le dije:

- ¿Me puedes conseguir lo de los materiales?

- No… no sé

- Tengo el presupuesto que me dio con las calidades, quiero ver lo que me ha colado

- Pero es que eso no… Está en su oficina y yo no…

Me acerqué a él y le sonreí. Le acaricié lentamente el torso y le dije:

- Anda, hazlo por mi

- No sé si podré

- Seguro que se te ocurre algo

Él me miró preocupado. Le dije:

- Imagínate lo contenta que me pondrás si me lo consigues y no sabes la de cosas que puedo hacer cuando estoy contenta

Mi mano bajó a su paquete y se lo acaricié, notando como se le ponía dura y pensé “Joder con el chaval, que pronto vuelve a estar listo”. Me metió una mano dentro de la camiseta y me agarró una teta. “Y lo pronto que me calienta, mierda, me lo voy a tener que follar otra vez” pero le dije:

- Anda, cariño ¿Me harás ese favorcito?

- Es que no sé si podré

- Pero si es solo un papelito

Le metí la mano dentro del pantalón y se la agarré. Le miré y le dije:

- Anda, dí que sí y ponme contenta

Intentó besarme pero me aparté. Se la saqué con trabajo por lo dura que ya la tenía y me agaché. Pasé su polla por mi cara y le dije:

- Entonces ¿Me harás el favor?

- S…. sí

- ¿Sí? ¿De verdad?

- Sí

- Gracias, cariño

Y le di un beso en la polla. Entonces le dije:

- ¿Ves lo fácil que es ponerme contenta?

Él me miró desde arriba. Continué:

- Y cuando estoy contenta me entran unas ganas locas de chupar y follar

Y me la metí en la boca. Tras un rato, lo tumbé en el suelo. Me desnudé y me puse encima, cabalgándolo. Me volví a correr rápido pero a él le costó un poco más. Aún tumbado, se la chupé rápido y cuando vi que estaba a punto, me la saqué de la boca y apunté a mis tetas y se corrió entre ellas.

Esta vez lo despedí rápido, que me conocía y si le daba tiempo, volvería a ponerme caliente. Cuando me acosté sonreí, me encantaba esa polla. Y me vendría bien saber si ese tío me iba a timar, así me ahorraría ir a llorarle a mi ex para que me diera dinero, no quería verlo ni en pintura.

Cristina
Miré la mano que estaba sobre mi muslo, muy cerca de mi sexo. Esa mano grande, fuerte, con esos dedos que habían estado dentro de mí hacía un rato. Dirigí mis ojos al brazo, musculoso y luego al cuerpo. Alberto dormía boca arriba. Observé con detenimiento su respiración tranquila, como su pecho subía y bajaba. Admiré ese pecho perfecto, y ese cuerpo grande y musculoso. Vi que Sara estaba apoyada en su hombro izquierdo, profundamente dormida. Estábamos los tres desnudos en la cama de Sara tras una sesión de sexo increíble.

Mi vista se dirigió al pene flácido de Alberto, ese pene que erecto era imponente y me había provocado dos grandes orgasmos y muchos minutos de placer hacía solo un rato.

El trío había sido muy diferente al primero. Esta vez Alberto no quería ver como Sara y yo follábamos entre nosotras. Esta vez quería que las dos le diéramos placer a la vez. Nos besaba a una y luego a otra. Y luego nos follaba a una mientras se besaba con la otra. Nos ordenó que se la chupáramos a la vez, y Sara y yo hicimos todo lo que nos pedía. A veces Sara y yo nos besamos y acariciamos, pero solo como algo secundario, las dos estábamos pendientes de él, queríamos que Alberto gozara al máximo.

Y esta vez no podía decir que era culpa de las drogas, solo habíamos bebido un par de cervezas antes de empezar. No, mis gritos y orgasmos, igual que los de Sara, solo se debían a Alberto.

Me moví un poco para que sus dedos tocaran mi sexo. Pasé suavemente mis dedos por su mano y brazo, acariciándolo, y apoyé mi cabeza en su hombro. Ahora era suya y haría cualquier cosa que me pidiera.​
 
Última edición:
Vayamos por partes, como diría Jack el Destripador.
No me gusta nada ni Sara ni Alberto, pero porque querría que Héctor se acercará más a Cristina, pero esto de momento está bastante difícil, porque Cristina se está encoñando de ese tío. No me gusta nada de nada está situación.
Por otra parte el buenazo me sigue pareciendo Carlos, y en ese fin de semana que van a tener Silvia y Antonio se va a ver si avanzan o se distancian definitivamente. Yo sigo viendo que se lleva bastante mejor con Carlos y quizás surja algo más que amistad.
Del Zorrón de Carmen poco voy a decir. Cada capítulo me gusta menos.
 
Del relato me caen muy bien Carlos, Silvia y Héctor.
Me empezó cayendo bien pero ahora mismo se está acercando a que me caiga mal sin ser una mala chica Cristina.
Me caen bastante mal tanto Sara como Alberto, que están pervirtiendo a Cristina.
Y fuera de categoría porque no la soporto está Carmen. A esta le deseo que el karma le pegue fuerte.
Aunque mirándolo bien, no estaría mal que tuviera algo con Héctor para que Cristina se de cuenta de lo que está perdiendo por las malas compañías.
 
A mi últimamente no me está gustando nada de nada su actitud. De los 4, es la que más me está decepcionando.
Pero si tan solo vemos a una mujer adulta e independiente que se divierte manteniendo relaciones sexuales consentidas y además se cuida mucho de maltratar o aprovecharse de Hector.
(Y me diréis lo del móvil pero eso es cosa de él. Si ella conociese el valor se lo devolvía en nada.)
 
Y fuera de categoría porque no la soporto está Carmen.
Carmen es una estupida manipuladora que no se da cuenta de la esencia de quien quiere ayudarle.
Pero también lo es Silvia.
Y casi es peor porque silvia maltrata a quien le quiere y pinta que acabará perdiéndolo. O eso o tendrá que tragar con alguna aventura de Antonio. Porque vamos, solo faltaría que la aventura la tuviese ella…hasta ahí podríamos llegar.
 
Carmen es una estupida manipuladora que no se da cuenta de la esencia de quien quiere ayudarle.
Pero también lo es Silvia.
Y casi es peor porque silvia maltrata a quien le quiere y pinta que acabará perdiéndolo. O eso o tendrá que tragar con alguna aventura de Antonio. Porque vamos, solo faltaría que la aventura la tuviese ella…hasta ahí podríamos llegar.
Mejor, así acaban juntos Carlos y Silvia.
Por cierto, Antonio puede tener una aventura, pero Silvia no. Joer....
 
A mi Cristina me está decepcionando. No le hubiera costado nada tener una cita con Héctor, aunque sea como agradecimiento por lo bien que se comporta con ella. Que tampoco tiene que acabar en la cama, si no quiere, pero creo que Héctor se merece es detalle.

Tampoco me gusta que Héctor se convierta en el pagafantas de Cristina. Que una cosa es estar enamorado y otra ser un pringado.

A ver como evoluciona la historia y los personajes, pero sigo sin tener un personaje favorito.
 

8​

Al día siguiente. Martes por la mañana.
Carlos


Al escuchar la llamada, miré al móvil y me alarmé al ver que era Silvia. Eran las 8:30 y no era nada normal que me llamara a esa hora ya que normalmente estaría camino de la oficina. Lo cogí rápidamente:

- Silvia ¿Qué ocurre?

La escuché respirar varias veces hasta que dijo:

- Hoy.. hoy no voy a trabajar

- Pero ¿Qué pasa?

- Es Gema

- ¿Está mala?

- Vamos… tenemos cita con el médico y…

- Pero ¿Está bien?

- Sí, está bien, está aquí en el coche. Tesoro, dile hola a Carlos

Escuché la voz infantil de Gema:

- Hola, Cajlos

- Hola, pequeña ¿Estás bien?

- Tengo sueño

Entonces escuché a Silvia decir:

- Cariño, mejor nos bajamos en la puerta mientras tú buscas aparcamiento ¿Vale?

- Sí, claro (escuché a Antonio)

Silvia se volvió a poner:

- Carlos, te dejo pero ¿Nos podemos pasar esta tarde por tu casa?

- Sí, claro pero me dejas…

- Sobre las 7 nos pasamos ¿Vale?

- Sí

Y colgó. Me dejó preocupadísimo. Iban los tres al médico y la voz de Silvia había estado super apagada ¿Qué habría pasado? Quise escribirle pero me lo pensé mejor, estaba claro que no estaba para charlas.

Me vino a la mente mi hijo. Era hablar de niños y médicos y me descomponía. “Dios, espero que no sea nada, por favor, por favor, a esa pequeña no”.

Carmen
Miraba a la gorda de Patri, que no paraba de hablar nunca, en otra de sus interminables historias, esta vez de sus últimas vacaciones. Le sonreí aunque me tenía harta y casi no le prestaba atención. Entonces, me llegó una notificación al móvil y lo miré.

Era Jamal, mi camello. Me decía:

- Hola, preciosa ¿Te viene bien que te llame?

Inmediatamente me imaginé que querría, liarme para otra de sus fiestas-orgías. Jamal y yo teníamos nuestra historia desde hacía muchos años. Posiblemente, Jamal era el tío que más había incrementado la cornamenta de mi ex, y no era de extrañar, un negro alto, fuerte, con una polla enorme y que follaba como nadie, la fantasía de cualquier mujer.

Tenía claro que le iba a decir que pasaba de sus orgías. Me había metido en eso por curiosidad y ganas de hacer cosas locas tras el divorcio, pero ya está, no más. Él era un chulo que organizaba esas fiestas para clientes y un día me lo propuso y acepté ir pero sin cobrar, que yo era muy zorra pero no puta. Y la segunda vez que fui a una de sus orgías, fue porque me coloqué un montón.

Pensé en escribirle que pasaba pero entonces recordé que me estaba quedando sin porros, fumaba demasiado últimamente, sobre todo con Santi tras follar. Tenía que ir a hacerle una visita. Le escribí “Te llamo yo en unos minutos”. Seguí haciendo como que escuchaba a la gorda, y cuando se cansó comentó de volvernos a la oficina y le dije:

- Ahora voy, Patri, que tengo que hacer una llamada

Y me desvié para llamar en un sitio menos concurrido. Jamal descolgó de inmediato:

- Carmen, preciosa, que alegría

- Déjate de historias, Jamal

- ¿Historias?

- Te dije que no más fiestas de ese tipo

- Pero cariño, si no es eso

- ¿No?

- No, no ¿Por qué no te vienes esta tarde?

- ¿Para qué?

- Tengo una mercancía que me acaba de llegar buenísima

- Ah ¿Sí?

- Sí, primera calidad, te lo digo yo

- Pues mira, estaba pensando que me hacía falta reponer mi abastecimiento

- Perfecto, perfecto, te espero

- Está bien, pero no me vas a liar para otra fiesta de esas

- Que no, mujer, que no es eso

- Ya

Me despedí y colgué. Volví a la oficina y entré en el despacho de Patri:

- Patri, guapa, me ha surgido algo esta tarde

- ¿El qué?

- Cosas del cole de mi hijo ¿Te molesta si salgo un poco antes?

- No, claro que no

- Gracias, eres un cielo

Un poco antes fue salir 3 horas antes. Quería aprovechar para hacer algunas compras. Fui a una tienda de lencería y me gasté demasiado dinero en varios conjuntitos que me iban a quedar de muerte. Luego, fui a una perfumería y también gasté más de la cuenta. Finalmente, llegué al local de Jamal.

Me recibió con piropos y besos. Me llevó a una sala llena de cojines y nos sentamos. Llamó para que nos trajeran un té. Vino una chica alta y rubia y la reconocí de la última orgía, una de sus putas. Muy guapa y tetona pero muy lánguida. Había follado con ella pero nada memorable ni de lejos.

Nos sirvió el té y se fue. Entonces Jamal empezó a liar un porro y lo fumamos. Le dije:

- No me vas a convencer con un porro

- ¿Convencer?

- Para la fiesta que tienes en mente

- Ayyy, cariño, pero si te he dicho que no…

- No me engañes, guapo, que te conozco

El porro estaba de muerte. Cerré los ojos notando sus rápidos efectos. Me descalcé y le puse los pies en su regazo. Rápidamente empezó a masajeármelos. Entonces dijo:

- ¿Sabes? Muchos de mis clientes han preguntado por ti

- Ajá (dije con los ojos cerrados y disfrutando del masaje)

- Sabes que podrías ganar muchísimo dinero si…

- Y tú sabes que no soy una puta

- Pero, cariño, cobrar por lo que te gusta es un plus

- No

- Algunos pagarían una pequeña fortuna por una noche contigo

- ¿Cuánto?

- 1000

- Pufff, valgo más que eso y lo sabes

Él se rio. Intentó convencerme para una fiesta, como ya imaginaba, pero me negué. Entonces dijo:

- ¿Te acuerdas de Jean?

Negué con la cabeza, sin abrir los ojos. Él continuó:

- Sí, el francés con el que te fuiste en la primera fiesta que viniste

- Ah, sí

Me vino a la memoria. No estuvo mal, un buen polvo. Jamal continuó:

- Ha preguntado por ti

- Ajá

- ¿No te interesa?

- No

- Tiene mucha pasta

- Que no soy puta

- Ahí está la cosa, él no se va con putas, nunca

Abrí los ojos extrañada. Él sonrió al ver que había captado al fin mi interés. Dijo:

- Como no eres puta, le interesas

- Ya me ha follado

- Por eso, le gustaste

- Normal

- jajajaja

Tenía las bragas mojadas por las manos de Jamal, me lo iba a tirar, lo tenía claro. Entonces dijo:

- Ese tío tiene mucha pasta

- Ya lo has dicho

- ¿No te interesa?

Me quedé mirándolo. Ahora entendía todo. Le dije:

- ¿Está soltero?

- No lo sé bien, es un poco misterioso

- ¿Y eso?

- Vino a través de otro cliente y ahora no para de insistirme por ti

- Y te va a pagar por ponerme en contacto con él ¿No?

- Un poco

- ¿Un poco? Jajajaja

- ¿Le doy tu móvil?

Lo pensé un poco. El tío no estaba mal, y no follaba mal. Podría ser interesante. Entonces me dijo:

- Aunque te advierto de una cosa

- ¿El qué?

- Corren rumores sobre él

- ¿Qué rumores?

- De que le gusta el sexo un poco….

- ¿Un poco qué?

- Extraño

Hice memoria y no recordaba nada extraño. Me folló por el culo pero eso no era raro. Le dije:

- No me pidió nada raro

- ¿No?

- No, estaba algo colocada pero lo recuerdo bien

- Ah

- No será un asesino o algo así ¿No?

- Noooo, cariño, te paso su contacto y lo llamas tú ¿Vale?

- Mmmm, vale

Él sonrió, estaba guapísimo. Le sonreí y dijo:

- No me has dicho nada de la hierba

- Es buena

- ¿Solo buena? Jajaja

- Vale, es muy buena

- ¿Te vas a llevar?

- Claro, lo de siempre

- Bien

Entonces moví mi pie y le acaricié el paquete, lo tenía duro. Sonreí y dije:

- Y también me voy a llevar lo de siempre de esto

Él sonrió y se echó sobre mí. Nos besamos largamente. Luego se incorporó y se desnudó. Me preguntó:

- ¿Quieres que llame a Dina?

- ¿La rubia tetona?

- Sí

- Mmmm no, es muy sosa

- Pero sabe comer muy bien un coño

- ¿Qué pasa? ¿Tú no quieres comérmelo?

- Jajaja, claro, nena

- Pues empieza

Tras terminar el polvo, un polvazo como siempre, nos vestimos y le pedí la hierba. Me trajo dos bolsas diciendo:

- Mejor te llevas dos, esto va a volar

- Mmmm, vale, pero tengo que ir al cajero

- Venga, te espero

- ¿Cuánto es?

Me dijo el precio y le dije:

- Joder, te estás pasando

- Te estoy haciendo un precio de amigo

- No me jodas, Jamal

- Lo acabo de hacer

- ¿En serio me vas a cobrar eso?

- Ya te he dicho que es un precio de amigo

Sopesé si llevarme solo una bolsa o dos. Salí a buscar el cajero. Vi el estado de mi cuenta y era lamentable, con la droga y mis compras, hoy me había pasado mucho, dejaba mi cuenta temblando, y aún tenía que pagar la obra y los muebles del dormitorio de Daniel. Dudé pero luego pensé “A la mierda, hay que disfrutar de la vida, le lloraré a mi ex para que me dé dinero para Daniel” y saqué el dinero.

Cuando se lo di a Jamal le dije:

- Y me pondrás unas pastillitas ¿no?

- ¿Además del precio de amiga?

- Cariño, no te vas a arruinar, y te vas a embolsar dinero por hacer de celestino con el francés… Dale mi móvil

- Jajajaja

Y me dio una bolsita de pastillitas. Me fui contenta, polvazo y un buen surtido para una temporada.

Recogí a Daniel y fuimos para casa donde tuve otro encontronazo con el responsable de la obra aunque ya se veía el final de la jodida obra. Revisé todo y tuve que callarme algunas cosas por las ganas que tenía de que acabaran, pero se iba a enterar cuando me pasara la factura.

Y Santi volvió a ponerse pesado, y como yo ya había follado y muy bien, no le di ninguna opción. O me traía lo que le había pedido o se quedaría sin sexo por una temporada.

Carlos
Escuché el timbre de la puerta y corrí a abrir. En la puerta vi a una Silvia con una cara que me dio miedo. A su lado estaba Gema que corrió a darme un abrazo en las piernas y me miró diciendo:

- Cajlos, Cajlos, besito

Me reí al escucharla hablar sin saber pronunciar la erre. La aupé, le di un beso y un abrazo. La niña era super cariñosa. Le dije:

- Gema, cuanto has crecido

- ¿Sí?

- Sí, por lo menos 2 centímetros desde que estuviste en mi piscina hace dos semanas

- ¿Y eso es mucho?

- Un montón

- Halaaaaa

La niña se quedó con la boca abierta y miró a su madre:

- Mami, mami ¿Has escuchado?

- Sí, cariño

- Ya soy una niña grande

Silvia me miró con una sonrisa triste. No entendía nada, veía a Gema como siempre, simpática y vivaracha. Me dijo:

- Enséñame tus muñequitos

Se refería a una colección de legos que tenía en casa. La llevé en brazos y le hice el recorrido que siempre le hacía, explicándole todo y poniendo voces a los personajes. Me moría de ganas por hablar con Silvia pero la niña no me dejaba. Cuando terminamos, la dejé en el suelo y le llevé una bolsa que tenía siempre preparada para ella con piezas grandes. En cuanto la dejé a su lado, se puso a construir. Entonces me senté al lado de Silvia y pregunté:

- ¿Y Antonio?

- No… No tenía ganas de hablar más del tema, hemos estado todo el día de médicos y…

Noté como se le llenaban los ojos de lágrima y dije:

- Tranquila ¿Quieres algo?

- Un té, por favor

Nos levantamos y fuimos a la cocina. Entonces ella se me echó encima y se puso a llorar en silencio en mi pecho mientras yo la abrazaba. Me temblaban las piernas pensando en lo peor, pensando en mi hijo y su cáncer. Entonces, cuando se calmó, me dijo:

- Gema es diabética

Sabía que eso era importante pero que no fuera un cáncer me alivió tremendamente. Ella me miró sin entender mi expresión y le dije:

- Perdona, perdona, sé que es grave pero me estaba imaginando…

Ella comprendió y dijo:

- Por dios, no, lo siento, siento haberte hecho pensar en tu hijo

- No… no pasa nada… Venga, cuéntame

Preparé el té mientras ella me contaba el mazazo de la tarde anterior con los resultados y las nuevas pruebas y consultas. Que llevaba desde ayer sin comer y sin dormir, que se echaba la culpa de todo porque sería algo que hizo durante su embarazo, que era una enfermedad para toda la vida y con muchas contraindicaciones alimentarias y de insulina. La tranquilicé en todo lo que pude, diciéndole que hoy en día esas cosas eran mucho más fáciles de controlar, que ella no tenía culpa de nada.

Me dijo que aún no tenían el 100% de seguridad porque faltaban algunos resultados pero todo apuntaba a ello. Estuvimos una hora en la cocina, ella se echaba a llorar constantemente, tenía los nervios destrozados. Se me abrazaba y lloraba contra mí intentando no hacer ruido por la niña.

Gema me llamaba cada dos por tres para que la ayudara o mostrarme su obra pero intentaba estar todo el rato con Silvia. Le dije:

- Silvia, te preparo algo de comer

- No puedo comer nada

- Pero tienes que comer, y dormir, te va a dar algo

- No puedo, no puedo

Y no había forma. Le dije:

- Esta semana no vengas a trabajar

- Pero…

- Lo arreglo yo todo, no te preocupes pero te quedas en casa con tu niña e intenta dormir y tranquilizarte ¿Vale?

- Gracias, Carlos

Cogiéndome la mano y apretándomela. Entonces le dije:

- ¿Por qué no os vais los 3 a mi casa en el campo?

- Antonio no podrá

- Se lo arreglo también

- Pero…

- Ya sabes que soy de recursos humanos, no te preocupes, no constará como baja ni nada, de eso me encargo yo

- No sé si querrá

- Díselo

- Espera

Y lo llamó delante mía. Le dijo:

- Cariño, sigo en casa de Carlos

Le pedí el móvil y hablé un poco con él, tranquilizándolo también. Se le notaba abatido. Entonces le pasé el móvil a Silvia que dijo:

- Carlos nos ofrece su casa del campo para esta semana

- Pero está lejos para ir y venir todos los días

- Dice que esta semana no trabajemos

- No me quedan vacaciones

- Dice que no nos preocupemos por eso

Se quedó callado. Silvia preguntó:

- ¿Qué te parece?

- No sé, Silvi

- Creo que nos vendrá bien, y a la niña le encanta aquello

- Ya

Le pedí el móvil y le dije:

- Antonio, no hay problema, necesitáis estar tranquilos, y ya sabes que allí de eso sobra

- Lo sé, Carlos pero…

- No te preocupes por el trabajo

Se calló y luego dijo:

- Gracias, Carlos

- Le doy las llaves a Silvia y la clave de la alarma, os vais esta noche o mañana, como veáis, y os quedáis todo el tiempo que necesitéis

- Bien

Le devolví el móvil y me fui con Gema. Tras un rato, llegó Silvia y dijo:

- Nos vamos a ir ahora, si te parece bien

- ¿A la casa?

- Sí

- Fenomenal

- ¿No vienes con nosotros?

- No, es momento de estar en familia, no con un viejo pesado

- Eres de la familia, para mí lo eres, no sabes lo bien que me ha venido venir aquí. Como siempre eres mi gran apoyo

Y me cogió de la mano. Entonces, cambiando la voz a una alegre dijo:

- Gemita, nos vamos a ir

- ¿Tan pronto?

- Sí, papá y yo tenemos una sorpresa para ti

- ¿Cuál? ¿Cuál?

- Pero entonces no sería una sorpresa

- Ohhhh

- ¿Nos vamos?

- Pero yo quiero estar con Cajlos

- Lo verás en unos días

La cogí y le dije:

- Claro que sí, pequeñaja

- Pero si me has dicho que ahora soy grande

- Jajaja, es verdad, pero sigues siendo mi pequeñaja ¿no?

- Noooooo, soy grande

Y estalló en risas cuando le empecé a hacer cosquillas. Luego la dejé en el suelo y las acompañé a la salida. Antes le di a Silvia las llaves y la clave. Cogí a Gema y le di un sonoro beso en la mejilla y ella se partió de risa. Luego, miré a Silvia que me dio un abrazo largo y me dijo muy flojito:

- Gracias por estar siempre para mí

Y me dio un beso en la mejilla. Las dos se fueron dejándome preocupado, muy preocupado.​
 
Bueno, la diabetes es una enfermedad que se puede tratar, pero entiendo la tristeza de Silvia.
Yo sigo viendo mejor relación de Silvia con Carlos que con su Marido a los que no termino de ver felices. No me extrañaría que eso termine explotando .
Carlos ya es mi personaje favorito del relato. De todas formas no detecto que vea en Silvia más que una gran amiga. Quizás mas adelante surjan otros sentimientos, pero de momento parece que no va más allá de una grandísima amistad.
 
Me está gustando mucho, como casi todas las historias de @FranRel

Eres un maestro en el arte del diálogo ... y lo sabes.

Me gusta cómo consiguen expresarse los personajes a través de tus magníficos diálogos, y me gusta el enorme esfuerzo para que sean sus propias palabras las que definan a los personajes. Me explico, en muchas lecturas encontramos diálogos plagados de anotaciones del tipo:

- Me ha encantado la velada - dije cogiéndole la mano y levantando la mirada mientras sonreía.
- A mi también - contestó parcamente

En cambio, en los relatos de @FranRel es la propia conversación la que nos va aportando ciertos indicios y es nuestra imaginación la que pone todo el resto. Por eso me gustan tanto, porque descubro, conforme avanzo en cualquier diálogo suyo, que mi imaginación está componiendo una escena a partir de las palabras que "oigo" de los personajes.

Felicidades por poder expresar tus buenas cualidades y gracias por compartirlas.

Curiosamente, hoy un lector de TR también ha comentado sobre mis diálogos ¿Eres tú con otro nick? jeje. La cosa es que a mí me parecen muy simples, demasiado, pero es que soy parco en descripciones normalmente ¿No? De ahí esos diálogos simples. Tiene su parte buena que es que son fáciles de leer pero, en contra, está lo que dices, quizás dejo demasiado a la imaginación del lector. La verdad que es una forma de escribir, la que tengo, y me cuesta cambiar de estilo, es lo que me sale cuando me pongo a ello.

Gracias por comentar.
 
Curiosamente, hoy un lector de TR también ha comentado sobre mis diálogos ¿Eres tú con otro nick? jeje. La cosa es que a mí me parecen muy simples, demasiado, pero es que soy parco en descripciones normalmente ¿No? De ahí esos diálogos simples. Tiene su parte buena que es que son fáciles de leer pero, en contra, está lo que dices, quizás dejo demasiado a la imaginación del lector. La verdad que es una forma de escribir, la que tengo, y me cuesta cambiar de estilo, es lo que me sale cuando me pongo a ello.

Gracias por comentar.

No cambies de estilo porque es lo que te identifica como escritor. Y A mi me encanta.
 
Al jaleo.
Pues el amigo Carlos o cambia de actitud o tiene todos los números de ser el coñazo de la historia.
Al que al final deseas no tenerlo frente a ti para no darle dos collejas. Vamos de los que cargan.

Carmen y Cristina, sin duda, las mejores.
Carmen en el puesto número uno y la joven Cristina a la zaga.
Cuanto juego va a dar cristina!!!
Y al tiempo con hector. Que tonto, tonto, mierda, mierda.
 

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