53
Al día siguiente. Jueves.
Carlos
Miré de reojo a Cris mientras conducía de vuelta a casa tras haber almorzado los dos juntos. Ella miraba su móvil distraída. Bajé el volumen de la radio y dije:
- Oye, Cris, estaba pensando una cosa
- Dime
- Estamos en verano y, no sé, eso de estar en el campo ¿No te pesa?
- ¿Cómo?
- Es que, bueno, una chica joven como tú imagino que querrá salir, divertirse,… y en el campo no hay nada de eso
- Ah, pero yo me lo paso bien contigo
- Ya, bueno, jeje, pero me refiero a salir a beber, bailar, esas cosas que hacéis los jóvenes
- Ah, no, tampoco es que saliera durante la semana cuando vivía con mis… con mi novio
- Pero, mmm, es que he pensado, te podría dejar las llaves de mi casa de la ciudad para los fines de semana, o para la semana, como quieras, e ir a tu bola, ya sabes
- No… mmmm ¿Te quieres deshacer de mí?
- Noooo, mujer, como si molestaras algo, si me haces compañía, pero es por ti, es que no veo normal que no salgas, que tienes ¿21 años?
- 22, los cumplí en marzo ¿No te acuerdas?
- Sí, claro, aquellos dulces tan ricos que trajiste hechos por ti
- Eso jeje
- Pero da igual, 22 años y metida en una casa en el campo, con un viejo y una familia con niña… no me parece el mejor plan para ti
- Ah, pero si me encanta, es algo que echo mucho de menos, estar como en familia, y con vosotros me siento así
- Ya, pero te puedes venir los domingos para eso, y el sábado estar en la ciudad, salir…
- No, no, no tengo ganas de salir en ese plan
- ¿No?
- Te refieres a salir y ligar ¿No?
- Bueno, entre otras cosas, pero sí
- No, no me apetece ahora
- Cris, que tienes 22 años y…
- Ya, ya, pero no es lo que me apetece, de verdad
- Bueno, pero si algún fin de semana te apetece, me lo dices y te dejo mi casa, no hay problema
- Gracias, eres un sol, pero no. Pienso aprovecharme de tu piscina todo el tiempo, jeje, mira, estoy cogiendo color, que hacía siglos que no me ponía morenita
Seguimos charlando y cuando llegamos a la casa, Cris subió rápidamente para bajar al poco e irse a la piscina, mientras yo revisaba algunas cosas en el despacho. Cuando terminé, subí y me cambié para ir a la piscina. Cuando llegué, Cris nadaba en la piscina. Me dijo:
- Vente, está buenísima
- Ahora después, voy a tomarme un café ¿Quieres?
- No, gracias
Me fui a la cocina y luego salí con la taza. Me senté y me puse a leer mientras me tomaba el café tranquilamente. Al poco, Cris salió de la piscina y vino hacia mí. Me dijo:
- ¿Te gusta?
- ¿El qué?
- El bikini, me lo compré ayer
Ya me había fijado pero la miré mientras ella esperaba sonriente. La verdad es que lo veía parecido al que tenía antes, no tan clásico pero era del mismo corte, y pensé “No sé porqué me dijo eso Silvia ayer, le sienta genial pero no le veo nada especial”. Le dije:
- Claro
- Es bonito ¿no?
- Sí
Aunque no me estaba fijando en el bikini en sí. Ella dijo:
- Pero es parecido al otro, o eso decía Silvia
- Ah
- Por detrás también ¿No?
Y se volvió para enseñarme el culo. Y sí, era igual, mostraba el mismo culito redondito. Miré a otro lado incómodo y ella se volvió a girar. Entonces me dijo:
- Me compré otros dos más
- Ah, genial, así tienes de sobra
- Ya, pero es que son un poco mmmm
- ¿Qué?
- No sé si son para ponérselos aquí
- ¿Cómo?
- Bueno, es que son más mmmm atrevidos
- Ah
- Y me da corte aquí con Antonio o… contigo
- Jajaja, vale, entiendo
Ella me miró sonriendo, algo cortada. Entonces dijo:
- ¿Los quieres ver?
- Eeeeee
- Para ver que opinas ¿Vale?
- Pero es que…
- Espera, ahora vengo
Y se fue rápido. Al poco volvió y, en efecto, el bikini era bastante más atrevido. Ella se plantó delante mía y dijo:
- ¿Ves? Muestra demasiado ¿No?
- Puesss…
- Se ve demasiado aquí y aquí ¿Verdad? (señalándose los laterales de los pechos y entre ellos) Jo, mira que feo, se ve el blanco del otro bikini, está horrible ¿No?
No dije nada. Precisamente horrible no es lo que estaba pensando. Ella continuó:
- Y aquí, me gustan los laterales, tan finitos pero esta zona (señalándose el triángulo de las bragas) tapa todo pero ¿es demasiado pequeño? Los he visto más pequeños, mucho más, pero esos jamás me los pondría. Silvia me dijo que estos se llaman braga semi brasileña ¿Qué te parece?
- B… bien
- Jo, mira todo esto, tan blanco (señalándose los costados de la braga) ¿Y por detrás? ¿se ve blanco?
Y se dio la vuelta. Y sí, por detrás era un poco más pequeño que el anterior y mostraba un dedo o dos de blanco en cada nalga. Le dije que sí y ella se quejó. Luego se giró de nuevo y me miró:
- ¿Entonces?
- ¿Qué?
- ¿Crees que es para ponérselo en una piscina o mejor para la playa?
- Yo… no sé, Cris, no entiendo de estas cosas
- Ya, pero ¿Qué opinas…?
Entonces me levanté. Estaba muy nervioso, ¿Esta niña no sabía lo buena que estaba o qué? ¿No sabía el efecto que producía en un hombre? Le dije:
- Perdona, Cris, es que tengo ahora una reunión y…
- ¿Qué? ¿Ahora?
- Sí, por video… Ahora vengo cuando… cuando acabe
Y entré rápido en casa y me encerré en mi despacho. Allí me tranquilicé. Había estado a punto de entrarle, menuda locura. Todo culpa de Silvia, que me metía esas ideas en la cabeza “Éntrale, éntrale, está receptiva”. Lo que estaba era demasiado buena, y demasiado joven. Pero ¿En qué cabeza cabía la idea de que una chica así quisiera algo con un tipo como yo? “Voy a matar a Silvia, la mato por sus ideas” pensé mientras encendía el portátil, no tenía reunión pero trabajaría un buen rato hasta tranquilizarme.
Cristina
Me senté en el bordillo y esperé a que volviera. Se lo había puesto a huevo, como decía Alberto. Más señales no podía hacerle ¿No? Pero estaba claro que no quería nada conmigo. “No soy su tipo, tiene que ser eso, porque mira la de marketing con la que salía, una mujer de verdad, con unas curvas de infarto y un estilo elegante y sensual a tope, una mujer con clase, y yo… yo una cría delgaducha y poca cosa. Tiene que ser eso, seguro, no soy su tipo”.
Tras un rato esperando, me volví a meter en la piscina y luego salí a tomar el sol. Sobre las 8 de la tarde entré en la casa y llamé a la puerta de su despacho. Escuché:
- ¿Sí?
Abrí y dije:
- ¿Aún sigues trabajando?
- Sí, es que tenía lío y…
- Ya… Me voy a duchar y luego hago la cena ¿Vale?
- Bien, sí, ahora salgo…
Cerré la puerta y me fui al baño. Tras ducharme, me puse un tanga, un pantalón corto ceñido y una camiseta sin sujetador, la ropa que siempre me ponía cuando quería estar cómoda y que ni me planteé. Luego bajé. Carlos estaba en la cocina y preparamos la cena bastante callados. Cenamos sin casi charlar, él intentó conversar pero yo no tenía ganas, me sentía mal.
Tras cenar, salí fuera y me senté en el bordillo de la piscina, mirando el cielo negro, mientras chapoteaba con mis pies en el agua. Allí se veían las estrellas, era muy bonito. Al rato llegó Carlos y me dijo:
- ¿Qué te pasa, Cris?
- Nada
- Algo te pasa
- No, nada
- ¿Estás… pensando… en tu novio?
- ¿Qué? No
- Yo, cuando rompí, no paraba de darle vueltas a…
- No, no pienso en eso, te lo aseguro
- No pasa nada, Cris, es normal
Lo miré y me sorprendí en lo poco que pensaba en mi novio, novios. Había pasado página totalmente. La hostia de realidad que me habían dado era tan grande que me había servido para eso.
Carlos
Cris me miró y dijo:
- ¿Te puedo contar una cosa?
- Claro
- ¿Te sientas aquí?
Dijo dando unas palmadas a su lado. Me senté metiendo también mis pies en el agua. Dijo:
- Se está muy bien aquí
- Sí, ya te dije que es muy tranquilo
Se quedó callada casi un minuto antes de decir:
- Me da vergüenza contártelo
- Bueno, no me lo cuentes
- Ayer se lo conté a Silvia, y Héctor también lo sabe. De mis amigos, solo tú no lo sabe
- Ah
Respiró hondo y dijo:
- Mmmmm Verás, es que mi relación con Alberto era complicada
- ¿Complicada?
- Sí, no era mmmm tradicional
Cris no me miraba, solo miraba al agua. La observé imaginando por donde iba la cosa. Eran liberales o algo así, es decir, se acostaban con otros. Pero entonces no me cuadraba lo de los cuernos. Esperé y dijo:
- Alberto no era mi pareja, bueno, lo era pero es que también lo era de Sara, y Sara era mi pareja también
- ¿Cómo?
- Éramos un trío, no una pareja
- Ah
La miré sorprendido, no lo entendía bien. Dije:
- ¿Quieres decir que las dos compartíais a… a Alberto?
- No, que mmmmm nos acostábamos los tres juntos
- Ah
- Y ella y yo también mmmm también teníamos sexo
- Ah, vale, entiendo
La miré sorprendido. Vaya con Cris, a esto se refería Silvia con que sabía de sexo. Le sonreí y le dije:
- No tenía ni idea
- Ya, Héctor sí lo sabe, un día nos pilló a Sara y a mí besándonos y se lo conté, y a Silvia se lo conté ayer
- Ya
- Y lo que vi el viernes pasado cuando llegué a casa fue a ellos dos con otra pareja en la cama
- Vaya
- Y el otro día me dijeron que fue porque se colocaron y ocurrió, pero no la creo, Sara es… miente mucho y siempre tiene otro la culpa de todo, nunca ella
- Ya veo
- Querían que volviera, pero no quiero, me he dado cuenta que no los quiero, solo estaba con ellos porque el sexo estaba bien y odio estar sola, y, además, Alberto me… me gustaba mucho, era muy bueno en la cama
La miré incómodo. Era demasiada información para mí. No sabía que decir y pregunté:
- ¿Y qué te dijeron para intentar convencerte?
- Que me quieren y esas cosas, pero tampoco la creo porque la realidad es que me he dado cuenta que no somos novios ni nada de eso, somos más compañeros de piso con sexo, solo eso
- Ya
- Pero Sara no se lo tomó bien, me ha echado la culpa de la ruptura
- ¿Tú tienes la culpa de que se acostaran con otros?
- Sí, porque dice que yo les puse antes los cuernos
- Ah ¿Y es verdad?
- No, pero a Sara se le ha metido en la cabeza que me acosté contigo en Navidad
Di un respingo involuntario y la miré totalmente sorprendido. Me reí y le dije:
- ¿Qué? ¿Conmigo? Jajaja
- Sí
- Pero, menuda tontería ¿Y Alberto no le ha dicho lo viejo que soy?
- No sé que le habrá dicho Alberto pero ella está convencida
- Pero diles eso, que te llevo más del doble de años y…
- Da igual, Carlos, me da igual lo que piense, pero además es que ella es así, para ella todo es mi culpa porque soy una guarra y así ella está fuera de culpa porque yo lo empecé ¿Entiendes?
- Mmmm ya ¿Te sientes mal por eso?
- Al principio consiguió que me sintiera mal, pero no, ahora no, he estado pensando y es que siempre hace ese tipo de cosas, es así
- Bueno, entonces ¿Has roto definitivamente?
- Sí, no tengo dudas. Además, ayer hablé con Alberto, a solas
- Ah
- Antes de quedar con Silvia
- ¿Y?
- Es un capullo, se creía que me iba a engatusar otra vez diciéndome que era a mí a quien quería y esas cosas
- Ya
- Pero es todo mentira ¿Y sabes que me contó?
- No
- Que me han puesto los cuernos más veces, serán capullos
- Vaya
- Pero me da igual, yo no lo quiero, lo tengo claro, por eso no pienso ya en ellos, he pasado página totalmente
- ¿Y estás bien?
- Me siento bastante liberada, triste pero liberada, se estaban aprovechando de mí
- ¿Por?
- Porque no trabajan y yo corría con todos los gastos, y no ayudaban casi nada en casa, me siento muy idiota al no darme cuenta de nada
Me reí por dentro. A idiota nadie me ganaba con lo de Carmen y como me había engañado. Le dije:
- Tranquila, no eres idiota. Lo que pasa es que ellos son unos cabrones
- Sí
Y me miró sonriendo tristemente. Nos callamos un rato hasta que dijo:
- Ahora tendrás una opinión malísima de mí
- ¿Por que te engañaron?
- No, por mi relación
- Ah, que va, cada uno vive su vida como quiere, te tiene que importar una mierda lo que pensemos los demás
- Pero me importa ¿Qué piensas tú?
- Nada malo, Cris, de verdad, has vivido una experiencia distinta y seguro que aprendes de ella, sacando lo bueno y lo malo
- Sí, eso espero
Nos volvimos a callar. Yo jamás había hecho un trío y esta niña, con 22 años, había hecho un montón, que cosas. Entonces dijo:
- Y no estaba pensando en mis ex cuando has llegado, te lo aseguro, es que estoy hasta sorprendida de lo poco que pienso en ellos, con lo mal que me puse los primeros días, pero fue hablar con ellos y escuchar sus mentiras, y lo tuve claro
- Me alegro
- ¿Sabes en qué pensaba?
- No
- En la intuición de Sara
- ¿Cómo?
- Sobre Nochebuena, porque esa noche, si hubieras intentado algo conmigo creo que no me hubiera podido resistir, a pesar de que estoy en contra de ser infiel, pero estaba enfadada con ellos y muy contenta contigo
La miré con la boca abierta, como un estúpido. Ella dijo:
- Pero tú no intentaste nada, ni ese día ni estos días, ni siquiera hoy que te lo he dejado muy claro antes con la tontería del bikini
- Pero…
- No te gusto ¿No? No soy tu tipo, y me siento mal porque tú sí me atraes de forma sexual, mucho
- Pero Cris, eso no puede ser, te doblo la edad y soy tu jefe
- No quiero acostarme contigo en la oficina, me quiero acostar contigo aquí, Carlos
Me quedé callado, impactado. Balbuceé.
- Cris, es mm es que no… no estaría bien, tú…
- Estoy quedando en ridículo, lo sé, pero es lo que siento y deseo
Nos volvimos a quedar callados. Luego, la miré y le dije:
- Claro que me pareces atractiva y me gustas, dudo que haya un hombre al que no le gustes, Cris
- ¿Entonces?
- Que es una locura
- Me gusta esta locura
Y me miró expectante. Me levanté, nervioso, pensando “es una locura, es una locura”. Ella también se levantó y se acercó a mí pero se paró, esperando. Le dije:
- A ver, Cris, estás en un momento difícil, una ruptura, sin casa, agobiada… y te sientes agradecida y acompañada, pero de ahí a lo otro...
- Ya me sentía atraída por ti antes de todo esto
- Pero… Cris, vienes de estar con un chico que es todo lo contrario a mí, es joven, guapo, fuerte… y yo soy lo contrario en todo
- Tú eres guapo, y me atrae lo distinto que eres a Alberto, eso hace que me gustes más
- Pero…
- Carlos, ayer Alberto intentó convencerme con el sexo, me acarició y antes eso me habría calentado muchísimo, porque el sexo con él ha sido magnífico, pero ayer me produjo repulsión, no atracción, y ahora, junto a ti, estoy casi temblando de ansiedad, deseando que me toques ¿No crees que sé perfectamente con quien estoy y lo que quiero?
La miré asustado, sabía que iba a ser una malísima idea, pero ahí estaba, tan atractiva y receptiva. Le iba a decir que no era buena idea pero ella dio un paso casi pegándose a mí y dijo:
- Carlos, esta vez no analices y preguntes, actúa
Nos miramos unos segundos y me abandoné. La besé tiernamente. Y cuando me iba a separar de sus labios, ella puso una mano en mi nuca para impedírmelo y me devolvió el beso abriendo ligeramente su boca, y poco a poco ambos fuimos abriendo nuestras bocas mientras nos besábamos en los labios, para luego buscar respectivamente nuestras lenguas. Fue un beso largo, tierno, algo tímido tocándonos solo con la punta de la lengua. Luego nos separamos y ella, sonriendo dijo:
- ¿Ves como no era tan difícil?
Y nos volvimos a besar, esta vez con pasión, muy húmedo con nuestras lenguas entrelazadas. Ella se pegó a mí mientras yo ponía mis manos en su espalda. Notaba sus manos en mi espalda, acariciándome. Bajé una mano a su culo y se lo apreté, ese pequeño culo tan redondo. Mi erección no tardó en aparecer, presionando mi pantalón corto y presionándola a ella que pegada a mí, la tenía que estar notando.
Nos volvimos a separar para recuperar el aliento pero sin dejar de darnos besos entre respiración y respiración. Sin soltarle el culo, mi otra mano fue a su pecho y se lo apreté. Tras un rato de magreo y morreos, nos separamos y la cogí de la mano para llevarla dentro. Fuimos a la escalera, pero antes de subir, nos volvimos a besar ardientemente. Esta vez metí mis manos por dentro de su camiseta y su pantalón, cogiéndole directamente el pecho y el culo. Ella hizo lo mismo y metió su mano en mi pantalón, cogiéndomela.
De lo cachondo que estaba, estuve a punto de desnudarla allí mismo para follarla, pero me lo pensé y preferí hacerlo en la cama. Tras un buen rato de magreo, nos calmamos y conseguimos subir y entrar en mi dormitorio. Allí sí que la desnudé rápidamente, y observé sobre excitado sus magníficos pechos, firmes y grandes. También vi que estaba totalmente rasurada. La tumbé en la cama besándole el cuello y sin parar de tocar esos pechos que me parecían una locura.
Carmen
Me tumbé en la cama, sola. Esa noche me había fallado Santi con una excusa familiar. Me fastidiaba enormemente, tenía ganas de follar. Me pasaba el día sin hacer nada más que ir al gimnasio y estar con mi hijo. Podría haber llamado a Yolanda pero dos días seguidos de coñito no me apetecía.
Suspiré y me encendí un porro. Me quedaban pocos, tendría que buscarme otro camello. Por ahora, el dinero no era problema, entre lo que tenía ahorrado del puterío y lo que me había dado el cabrón de Carlos por irme de la empresa, me llegaba para unos meses, pero no me podía descuidar, tenía que ir pensando en buscarme un trabajo o algo. Por mí volvería a hacer de puta pero no sabía como conseguir clientes del tipo que me conseguía Jamal, y seguía cabreada con ese hijo de puta.
Terminé el porro y me planteé si fumarme otro o hacerme una paja. Entonces, me levanté, fui a por el portátil y saqué un par de consoladores. Vería mi película con la vieja, me ponía muchísimo. Me puse unos auriculares para darle volumen a mis gritos. Puse el video mientras me desnudaba y me tumbaba. Ya me notaba excitada. Me empecé a acariciar suavemente mientras veía como la perra me daba un guantazo.
Cerré los ojos por un momento. Con lo bien que iba todo, divirtiéndome con esas cosas y follando bien con Carlos. Carlos, ese cabrón, hubiera sido su puta sin pensármelo, hubiera hecho lo que le apeteciera, pero el gilipollas no le echó huevos, no tuvo cojones, aunque tenía que reconocer que físicamente los tenía grande, igual que su polla que no estaba nada mal. Una pena porque ese desgraciado no la usaría en mucho tiempo, eso seguro, era un memo y se quedaría solo llorando la pena por haberme perdido.
Abrí los ojos y sonreí con ese pensamiento. Entonces seguí mirando el video donde, en el comedor, empezaba a comerme las pollas de los dos tíos mientras la vieja nos miraba ceñuda.
Cristina
Me incorporé para ponerme encima de Carlos. Estaba disfrutando mucho de sus besos y lengua, y sus manos por mi cuerpo, pero él aún seguía sin estar desnudo y quería verlo, necesitaba verlo desnudo. Le quité la camiseta y luego bajé despacio lamiendo su cuerpo. Le quité el pantalón y el calzoncillo y su polla saltó, erguida. Se la agarré rápidamente, agradablemente sorprendida ya que era bastante grandecita. Lo miré sonriendo y con la otra mano le acaricié los huevos, también grandes, algo peludos pero grandes. Me moría de ganas de meterme su polla en la boca, pero antes saqué la lengua y le lamí el tronco, y luego el glande. Le di un beso en el glande y me lo metí en la boca. Comencé a chupársela pero estaba demasiado ansiosa y le dije:
- ¿Puedo ponerme encima?
- Cl… claro, pero espera… un condón
- No, da igual, tengo protección, y me fio de ti
- Mejor, porque no tengo
Nos reímos y me puse encima, metiéndomela despacio. Comencé a moverme despacio, sin dejar de mirarlo y pensé “Mierda, me voy a correr ya pero no quiero tan pronto”. Me mordí el labio inferior intentando controlarme. Entonces él me cogió las tetas y supe que no iba a aguantar nada, así que le dije:
- Mejor me follas tú
Y me eché sobre él besándolo y girando para que se pusiera encima. Se empezó a mover rápido y vi que él estaba igual que yo, aguantando las ganas. Comencé a gemir fuerte y en cuanto se corrió, le clavé los dedos en la espalda y me corrí gritando.
Le tuve agarrado unos segundos mientras me convulsionaba y luego lo liberé. Carlos se tumbó a mi lado. Me giré y le abracé notando aún los efectos de orgasmo y pensé “Quiero follar más, vamos a descansar y me lo follo otra vez”. Y cerré los ojos para descansar un momentito.
Carmen
Me convulsioné sin parar durante unos segundos mientras mis gritos en el video resonaban en mis oídos. Era el tercer orgasmo que tenía en unos pocos minutos mirando el video. Saqué el consolador de mi coño y me quedé tumbada boca arriba, exhausta. Luego, cerré el portátil, ya había tenido suficiente por hoy.
“Joder, necesito follar de esa manera” pensé. Follar con los críos estaba bien pero no se acercaba a las sensaciones, excitación y morbo que me producía ese video y recordar lo vivido. Necesitaba más morbo en mi vida sexual, tenía que pensar en algo. Cerré los ojos y me dormí rápidamente.
Carlos
Me levanté con cuidado. Cris se había quedado dormida casi de inmediato tras terminar el polvo. Salí fuera y bajé para cerrar y apagar todo. Me bebí un vaso de agua, estaba sediento. Luego, subí y me metí en el baño para asearme antes de dormir. Cuando volví a mi cuarto, Cris dormía boca abajo y vi su espalda y culo desnudos, excitantes. Meneé la cabeza “¿Cómo es posible que tenga a una chica de 22 años desnuda en mi cama?”, me parecía increíble, y una locura.
Mientras la miraba, noté como me volvía la excitación ¿La despertaba para volver a follar? ¿Querría? Porque tenía claro que yo sí. Dudé pero al final me tumbé a su lado y cerré los ojos pensando que me iba a costar dormirme pero caí rendido.