Confesiones

Confieso que hoy estoy más como el pingüino.

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Confieso que a pesar del tiempo transcurrido desde que decidí retirarme, todavía hay noches en las que me despierto sobresaltado, sintiendo el latir desaforado del corazón en mi pecho y la respiración agitada. Con suavidad pongo los pies sobre suelo de madera, procurando evitar sus crujidos y conteniendo la respiración me asomo a la ventana. Entonces me doy cuenta de que los fantasmas del pasado, mal enterrados o sin enterrar, siguen vivos dentro de mi.
Confieso que en la búsqueda de redención, mis demonios están siendo una inmensa contrariedad.
 
Confieso que tengo unaas ganas terribles de que lleguen las vacaciones para perder de vista a mi jefa durante unas seamanas, y eso que esta muy buena
 
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