PARTE 1: LA PLAYA
Mi nombre es Alex y tengo 24 años. Desde que era adolescente he sido consciente de que tengo un pene muy pequeño. En los vestuarios, cuando nos cambiábamos, ya observaba que la mayoría de penes que veía eran bastante más grandes que el mío. Esto me provocaba algo de envidia y de frustración, pero nada que no haya ido aprendiendo a gestionar con los años. Me ha causado alguna anécdota divertida o alguna reacción de sorpresa en mis primeras veces con alguna chica, pero nada que no haya conseguido sacar adelante haciendo uso de otras técnicas. Pero entiendo que mi tamaño pueda llamar la atención. Yo soy un chico alto (como 1,84 o así creo) y atlético, me gusta mucho hacer deporte y no tengo mal cuerpo. Pero mi pene es bastante pequeño, especialmente por el contraste con mi cuerpo. En momentos de erección puede llegar a 10-11 centímetros, pero cuando está flácido descansando a veces encoge hasta casi desaparecer. Puede medir unos 3 o 4 centímetros y se ve realmente minúsculo.
Esto no me ha impedido explorar mi sexualidad y llevar una vida plena. Aunque de adolescente si que me preocupaba más, ahora lo llevo con total naturalidad y me encanta normalizarlo. Tanto es así que alguna vez he llegado a hacer nudismo y a exponer mi cuerpo sin ninguna vergüenza, algo que hace unos años me hubiera costado mucho. Una de estas veces que hice nudismo (la primera de hecho) fue con un grupo de amigos y amigas de la universidad, hará un par de veranos. Eramos 3 chicos y 3 chicas, y estábamos de vacaciones en Almería en una casa de un familiar de una de ellas. Un día, no sé muy bien cómo ni por qué, apareció en el grupo la idea de ir a una playa nudista. Ninguno de nosotros habíamos ido nunca a ninguno y aunque estábamos de acuerdo en que nos daba vergüenza, también había algo en la idea que nos atraía un poco, como que nos picaba la curiosidad. Estuvimos varios días bromeando con la idea hasta que al final nos animamos a ir a una que encontramos en google y quedaba cerca de nuestra casa. Una vez allí me sorprendió el ambiente. Todo era bastante menos sexual de lo que imaginaba en mi cabeza. Estaba lleno de familias y de parejas mayores, diría que eramos los más jóvenes de la playa con mucha diferencia. Eso ayudó a tener menor vergüenza a la hora de despelotarnos, ya que los cuerpos que se veían allí no eran precisamente de modelos. Reconozco que ese primer momento de despelotarse delante de amigos (y amigas sobre todo) fue un poco un shock. Yo seguía teniendo bastante vergüenza de mi cuerpo pero tampoco quería ser el único friki que no se desnudase. Recuerdo que fue Sofía la que dio el primer paso quitándose toda la parte de arriba del tirón. Sofía era la chica más abierta del grupo, una chica muy extrovertida, ella ya había hecho topless en alguna casa rural con nosotros y no fue tanta sorpresa verla así. Tenía unas tetas pequeñas pero bonitas, con un piercing en un pezón. Cristina al ver el piercing le dijo una especie de piropo, y comentó que ella tenía intención de hacerse el mismo piercing, pero no se atrevía. Fue la siguiente en dejar su pecho al aire. (sin contar los chicos, que ya estábamos solo en bañador/calzoncillos). Sus tetas eran algo más grandes que las de Sofía, tenía los pezones bastante mas pequeños y como hundidos hacia dentro (pezón inverso creo que se llama). Eran bonitas y proporcionadas para su cuerpo, los tres chicos nos quedamos embobados mirando durante un segundo. La última en hacer lo propio fue Paula, que es la chica más grande del grupo. Ella es más alta que Sofía y Cristina y también más gordita, le sobran algunos kilos pero tiene un cuerpo proporcionado, es una mujer grande en resumen. De las amigas del grupo es quizá con quien mejor me llevo y con quien más confianza tengo, nos contamos de todo y hablamos de nuestra vida muy a menudo, es una chica muy guay. Quizá por aquello de ser la mas gordita es también la más insegura con su cuerpo y por tanto la última en quitarse el bikini, pero cuando lo hizo la verdad es que fue una sorpresa positiva para todos. Aunque ya imaginábamos que tenía los pechos grandes, como todo en su cuerpo, creo ninguno imaginábamos que fueran tan bonitos. Cuando las tetas son grandes tienden a caerse y eso hay gente a la que le puede parecer menos atractivo, pero os aseguro que sus tetas eran preciosas. Eran enormes, como todo en ella, y tenía unos pezones oscuros, con una aureola super grande. Tenían algo de caída, natural por su tamaño, pero todos nos deshicimos en elogios por lo exuberantes que eran. A juzgar por la reacción de las chicas, también debía ser la primera vez que ellas le veían el pecho a Paula, y creo que los comentarios positivos de todos le ayudaron a quitarse la vergüenza inicial. A mí me encantan las tetas grandes y no pude evitar quedarme pasmado un momento observando ese fenómeno, creo que hasta Paula se dio cuenta. Una vez pasado este momento de desnudez de las tres amigas, que no debió durar más de 30 segundos pero en mi cabeza fue un mundo, se hacía evidente que el segundo paso era quitarnos todos la parte de abajo, un pequeño paso quizá más difícil de dar. El primer valiente fue esta vez Martín, que se quitó el bañador sin pensárselo mucho dejando a la vista un pene bastante grande para estar flácido, diría que de unos 12 o 13 centímetros tranquilamente. Después de unos segundos, Cristina rompió el silencio incómodo con un simple “¡joder!” que hizo que todos estalláramos de risa por la espontaneidad de su reacción. La verdad es que era un pene bastante bonito, cualquier hombre en esa playa hubiera sentido envidia por lo que tenía Martín colgando y yo reconozco que en ese momento me acojoné pensando en lo ridículo que se me vería al desnudarme después de eso. Por ello me hice el ocupado, sacando cosas de la mochila y colocando la toalla sobre la arena para ganar algo de tiempo y posponer un poco más lo inevitable. Sofía y Cristina hicieron lo propio y se quitaron la parte de abajo rápidamente también, pero la verdad es que no había mucho que ver porque al estar de pie no se apreciaba nada y yo estaba más ocupado pensando en que tendría que quitarme mi bañador. Siempre he pensado que si fuera mujer me daría más vergüenza quitarme la parte de arriba que la de abajo, porque los genitales femeninos van casi todo por dentro y salvo que estés tumbada espatarrada, no enseñas nada. Julio fue el siguiente en quitarse la ropa, el directamente había venido en pantalones y calzoncillos porque no tenía intención de usar el bañador en todo el día. No fue nada espectacular, tenía una polla promedio bastante normal, lo que llamó la atención fue que estaba circuncidado. Esta vez fue Sofía la primera en hacer un comentario:
S: Uy, si la tienes descapotable jajaja
J: Sí, me tuvieron que operar de pequeño…
C: Yo estuve una vez con un chico que estaba operado también, la verdad es que no sabía muy bien como tocar
J: En realidad es bastante parecido, yo creo que es hasta más cómodo
S: Bueno bueno luego nos haces una demostración
Julio se puso rojo de la vergüenza al oír la broma de Sofía, que a veces se pasaba de extrovertida y nos encantaba. Yo no quise posponer más el momento e hice lo propio, quitándome el bañador sin darle mayor importancia. Las chicas esta vez no hicieron ningún comentario como habían hecho con los otros chicos, quizá por respeto o por miedo a hacerme sentir mal. Aunque la polla de Julio no era muy grande, mi pene era con diferencia el más pequeño de los tres. No hubo comentarios al respecto y eso me alivió, así que yo desvié la atención rápidamente comentando algo sobre un hombre que se veía a los lejos haciendo paddle surf.
Las chicas empezaron a echarse crema, dispuestas a tumbarse al sol y aprovechar la desnudez para coger un bronceado sin marcas. A nosotros lo de ponernos morenos nos daba bastante igual, así que decidimos ir directos al agua a darnos un baño y jugar con una pelota que había traído Martín. Cosas de chicos, supongo. El mar estaba bastante tranquilo y el agua, aunque estaba un poco fría, se veía casi cristalina; la verdad es que esa playa había sido todo un descubrimiento, mucho más tranquila que las que habíamos estábamos visitando los días anteriores. Estuvimos un buen rato en el agua, la mitad jugando a la pelota, la mitad comentando sobre las tetas de nuestras amigas, que nos habían dejado impresionados.
Como una hora después decidimos salir del agua y volver a las toallas, la idea de tumbarse un rato a descansar no pintaba mal después de haber salido la noche anterior. Cuando salimos de esa agua fresquita caí en la cuenta de algo: mi pene había encogido exageradamente. Ahora mismo ni siquiera colgaba nada, solo se podía ver un pequeño botoncito con un aspecto muy infantil, porque el enorme prepucio tenía forma de trompetita de elefante. Me fijé en Julio y Martín disimuladamente y me sorprendió lo que vi. Julio también había mermado su tamaño respecto a lo que había visto antes, y ahora se veía un pene tirando a pequeño aunque yo seguía viéndolo como algo dentro del promedio. Lo increíble era que la polla de Martín se mantenía exactamente igual que antes, ¡no había encogido nada! Si la diferencia antes ya era visible, ahora era directamente ridícula. Debía ser un espectáculo vernos salir a los tres del agua, con el pene de Martín balanceándose de lado a lado rodeado de dos chicos con la pilila como un cacahuete. Y vaya que si era un espectáculo. Cuando llegamos a las toallas las chicas no pudieron contener las risas y rompieron a hacer bromas ante ese cuadro:
S: Sí que estaba el agua fría sí, se me están quitando las ganas de meterme
C: Chicos tendríais que volver al agua, creo que os habéis olvidado la cola allí
S: Tened cuidado de que no pique ningún pez viendo ese gusano!
Paula, que hasta ese momento se había abstenido de decir nada sobre nuestros penes, levantó la vista para hacer un comentario con la mejor intención del mundo, intentando defendernos:
P: Oye pues son bien monas así recogiditas me parecen super cuquis
Pero solo consiguió las risas de todos
S: jajajaja bueno eso es verdad, son graciosas así aunque me recuerdan un poco a la de mi hermano
C: tu hermano la tiene así tía?
S: Bueno al menos la última vez que le vi desnudo, que tenía como 7 años o así
Todas se partieron de risa y Martín se unió a ellas, sabiendo de sobra que los comentarios no iban por él. Julio y yo seguíamos de pie, con los brazos en jarra y mirando nuestros penes constatando que las bromas eran completamente ciertas. Yo miré a Paula y la guiñé un ojo, agradeciendo que hubiera intentado sacar algo positivo de esa imagen, aunque no hubiera salido como ella imaginaba. Decidimos tumbarnos en la toalla a tomar el sol, a ver si ese calor nos hacía recuperar nuestro anterior tamaño y así un poco de dignidad. Pero las bromas ya estaban en el aire y las chicas no paraban de comentar y llorar de la risa:
C: Pues creo que no había visto ninguna como la tuya, Alex, cuando las veo suelen estar empalmadas
S: yo en adultos tampoco había visto ninguna así, pero es bonita
A: Bueno, cuando está empalmada cambia…
P: Claro, seguro que luego en el momento de la acción es diferente
C: Eso es que es de sangre!
S: Cómo de sangre
C: Pues de sangre, tía. Hay pollas de carne y de sangre. Las de sangre son muy pequeñitas y crecen mucho al empalmarse, y las de carne son grandes y luego empalmadas cambian poco
M: Yo creo que soy de carne
S: Pues espero que sí amigo porque como eso crezca mucho van a tener un problema las que follen contigo
M: Pues algo cambia, una vez me la medí empalmada y son 19 centímetros
C: venga ya!
M: Os lo juro
S: Bueno yo la verdad es que viendo eso me lo creo, solo las he visto así en el porno
P: Yo creo que nunca he follado con chico que la tenga tan grande
S: Yo tampoco
C: Yo sí y la verdad es que no os lo recomiendo, fue terrible
S: Tía! Eso no lo sabía yo, con quién?
C: Pues con un chico negro, que resulta que una es curiosa y quería comprobar los clichés…
P: Y fueron ciertos
C: Fueron ciertos
S: Pues que suerte tía, yo ya me he encontrado dos que la tenían diminuta
C: El polla lápiz!
S: Ese, que horror tía
Sofía se dio cuenta de que su comentario podía herir mi orgullo y rápidamente me miró para excusarse:
S: Que no pasa nada eh, el tamaño no lo es todo pero es que los muchachos no daban pie con bola.
P: pobrecillos…
C: Yo he tenido suerte en ese aspecto, ni mucho ni poco
En nuestro grupo era bastante habitual hablar de sexualidad abiertamente, pero la verdad es que nunca las había visto hablar tan abiertamente de pollas, ¡y menos con las nuestras delante! La verdad es que recuerdo ese día con mucho cariño porque fue tremendamente divertido.
CONTINUARÁ...
Mi nombre es Alex y tengo 24 años. Desde que era adolescente he sido consciente de que tengo un pene muy pequeño. En los vestuarios, cuando nos cambiábamos, ya observaba que la mayoría de penes que veía eran bastante más grandes que el mío. Esto me provocaba algo de envidia y de frustración, pero nada que no haya ido aprendiendo a gestionar con los años. Me ha causado alguna anécdota divertida o alguna reacción de sorpresa en mis primeras veces con alguna chica, pero nada que no haya conseguido sacar adelante haciendo uso de otras técnicas. Pero entiendo que mi tamaño pueda llamar la atención. Yo soy un chico alto (como 1,84 o así creo) y atlético, me gusta mucho hacer deporte y no tengo mal cuerpo. Pero mi pene es bastante pequeño, especialmente por el contraste con mi cuerpo. En momentos de erección puede llegar a 10-11 centímetros, pero cuando está flácido descansando a veces encoge hasta casi desaparecer. Puede medir unos 3 o 4 centímetros y se ve realmente minúsculo.
Esto no me ha impedido explorar mi sexualidad y llevar una vida plena. Aunque de adolescente si que me preocupaba más, ahora lo llevo con total naturalidad y me encanta normalizarlo. Tanto es así que alguna vez he llegado a hacer nudismo y a exponer mi cuerpo sin ninguna vergüenza, algo que hace unos años me hubiera costado mucho. Una de estas veces que hice nudismo (la primera de hecho) fue con un grupo de amigos y amigas de la universidad, hará un par de veranos. Eramos 3 chicos y 3 chicas, y estábamos de vacaciones en Almería en una casa de un familiar de una de ellas. Un día, no sé muy bien cómo ni por qué, apareció en el grupo la idea de ir a una playa nudista. Ninguno de nosotros habíamos ido nunca a ninguno y aunque estábamos de acuerdo en que nos daba vergüenza, también había algo en la idea que nos atraía un poco, como que nos picaba la curiosidad. Estuvimos varios días bromeando con la idea hasta que al final nos animamos a ir a una que encontramos en google y quedaba cerca de nuestra casa. Una vez allí me sorprendió el ambiente. Todo era bastante menos sexual de lo que imaginaba en mi cabeza. Estaba lleno de familias y de parejas mayores, diría que eramos los más jóvenes de la playa con mucha diferencia. Eso ayudó a tener menor vergüenza a la hora de despelotarnos, ya que los cuerpos que se veían allí no eran precisamente de modelos. Reconozco que ese primer momento de despelotarse delante de amigos (y amigas sobre todo) fue un poco un shock. Yo seguía teniendo bastante vergüenza de mi cuerpo pero tampoco quería ser el único friki que no se desnudase. Recuerdo que fue Sofía la que dio el primer paso quitándose toda la parte de arriba del tirón. Sofía era la chica más abierta del grupo, una chica muy extrovertida, ella ya había hecho topless en alguna casa rural con nosotros y no fue tanta sorpresa verla así. Tenía unas tetas pequeñas pero bonitas, con un piercing en un pezón. Cristina al ver el piercing le dijo una especie de piropo, y comentó que ella tenía intención de hacerse el mismo piercing, pero no se atrevía. Fue la siguiente en dejar su pecho al aire. (sin contar los chicos, que ya estábamos solo en bañador/calzoncillos). Sus tetas eran algo más grandes que las de Sofía, tenía los pezones bastante mas pequeños y como hundidos hacia dentro (pezón inverso creo que se llama). Eran bonitas y proporcionadas para su cuerpo, los tres chicos nos quedamos embobados mirando durante un segundo. La última en hacer lo propio fue Paula, que es la chica más grande del grupo. Ella es más alta que Sofía y Cristina y también más gordita, le sobran algunos kilos pero tiene un cuerpo proporcionado, es una mujer grande en resumen. De las amigas del grupo es quizá con quien mejor me llevo y con quien más confianza tengo, nos contamos de todo y hablamos de nuestra vida muy a menudo, es una chica muy guay. Quizá por aquello de ser la mas gordita es también la más insegura con su cuerpo y por tanto la última en quitarse el bikini, pero cuando lo hizo la verdad es que fue una sorpresa positiva para todos. Aunque ya imaginábamos que tenía los pechos grandes, como todo en su cuerpo, creo ninguno imaginábamos que fueran tan bonitos. Cuando las tetas son grandes tienden a caerse y eso hay gente a la que le puede parecer menos atractivo, pero os aseguro que sus tetas eran preciosas. Eran enormes, como todo en ella, y tenía unos pezones oscuros, con una aureola super grande. Tenían algo de caída, natural por su tamaño, pero todos nos deshicimos en elogios por lo exuberantes que eran. A juzgar por la reacción de las chicas, también debía ser la primera vez que ellas le veían el pecho a Paula, y creo que los comentarios positivos de todos le ayudaron a quitarse la vergüenza inicial. A mí me encantan las tetas grandes y no pude evitar quedarme pasmado un momento observando ese fenómeno, creo que hasta Paula se dio cuenta. Una vez pasado este momento de desnudez de las tres amigas, que no debió durar más de 30 segundos pero en mi cabeza fue un mundo, se hacía evidente que el segundo paso era quitarnos todos la parte de abajo, un pequeño paso quizá más difícil de dar. El primer valiente fue esta vez Martín, que se quitó el bañador sin pensárselo mucho dejando a la vista un pene bastante grande para estar flácido, diría que de unos 12 o 13 centímetros tranquilamente. Después de unos segundos, Cristina rompió el silencio incómodo con un simple “¡joder!” que hizo que todos estalláramos de risa por la espontaneidad de su reacción. La verdad es que era un pene bastante bonito, cualquier hombre en esa playa hubiera sentido envidia por lo que tenía Martín colgando y yo reconozco que en ese momento me acojoné pensando en lo ridículo que se me vería al desnudarme después de eso. Por ello me hice el ocupado, sacando cosas de la mochila y colocando la toalla sobre la arena para ganar algo de tiempo y posponer un poco más lo inevitable. Sofía y Cristina hicieron lo propio y se quitaron la parte de abajo rápidamente también, pero la verdad es que no había mucho que ver porque al estar de pie no se apreciaba nada y yo estaba más ocupado pensando en que tendría que quitarme mi bañador. Siempre he pensado que si fuera mujer me daría más vergüenza quitarme la parte de arriba que la de abajo, porque los genitales femeninos van casi todo por dentro y salvo que estés tumbada espatarrada, no enseñas nada. Julio fue el siguiente en quitarse la ropa, el directamente había venido en pantalones y calzoncillos porque no tenía intención de usar el bañador en todo el día. No fue nada espectacular, tenía una polla promedio bastante normal, lo que llamó la atención fue que estaba circuncidado. Esta vez fue Sofía la primera en hacer un comentario:
S: Uy, si la tienes descapotable jajaja
J: Sí, me tuvieron que operar de pequeño…
C: Yo estuve una vez con un chico que estaba operado también, la verdad es que no sabía muy bien como tocar
J: En realidad es bastante parecido, yo creo que es hasta más cómodo
S: Bueno bueno luego nos haces una demostración
Julio se puso rojo de la vergüenza al oír la broma de Sofía, que a veces se pasaba de extrovertida y nos encantaba. Yo no quise posponer más el momento e hice lo propio, quitándome el bañador sin darle mayor importancia. Las chicas esta vez no hicieron ningún comentario como habían hecho con los otros chicos, quizá por respeto o por miedo a hacerme sentir mal. Aunque la polla de Julio no era muy grande, mi pene era con diferencia el más pequeño de los tres. No hubo comentarios al respecto y eso me alivió, así que yo desvié la atención rápidamente comentando algo sobre un hombre que se veía a los lejos haciendo paddle surf.
Las chicas empezaron a echarse crema, dispuestas a tumbarse al sol y aprovechar la desnudez para coger un bronceado sin marcas. A nosotros lo de ponernos morenos nos daba bastante igual, así que decidimos ir directos al agua a darnos un baño y jugar con una pelota que había traído Martín. Cosas de chicos, supongo. El mar estaba bastante tranquilo y el agua, aunque estaba un poco fría, se veía casi cristalina; la verdad es que esa playa había sido todo un descubrimiento, mucho más tranquila que las que habíamos estábamos visitando los días anteriores. Estuvimos un buen rato en el agua, la mitad jugando a la pelota, la mitad comentando sobre las tetas de nuestras amigas, que nos habían dejado impresionados.
Como una hora después decidimos salir del agua y volver a las toallas, la idea de tumbarse un rato a descansar no pintaba mal después de haber salido la noche anterior. Cuando salimos de esa agua fresquita caí en la cuenta de algo: mi pene había encogido exageradamente. Ahora mismo ni siquiera colgaba nada, solo se podía ver un pequeño botoncito con un aspecto muy infantil, porque el enorme prepucio tenía forma de trompetita de elefante. Me fijé en Julio y Martín disimuladamente y me sorprendió lo que vi. Julio también había mermado su tamaño respecto a lo que había visto antes, y ahora se veía un pene tirando a pequeño aunque yo seguía viéndolo como algo dentro del promedio. Lo increíble era que la polla de Martín se mantenía exactamente igual que antes, ¡no había encogido nada! Si la diferencia antes ya era visible, ahora era directamente ridícula. Debía ser un espectáculo vernos salir a los tres del agua, con el pene de Martín balanceándose de lado a lado rodeado de dos chicos con la pilila como un cacahuete. Y vaya que si era un espectáculo. Cuando llegamos a las toallas las chicas no pudieron contener las risas y rompieron a hacer bromas ante ese cuadro:
S: Sí que estaba el agua fría sí, se me están quitando las ganas de meterme
C: Chicos tendríais que volver al agua, creo que os habéis olvidado la cola allí
S: Tened cuidado de que no pique ningún pez viendo ese gusano!
Paula, que hasta ese momento se había abstenido de decir nada sobre nuestros penes, levantó la vista para hacer un comentario con la mejor intención del mundo, intentando defendernos:
P: Oye pues son bien monas así recogiditas me parecen super cuquis
Pero solo consiguió las risas de todos
S: jajajaja bueno eso es verdad, son graciosas así aunque me recuerdan un poco a la de mi hermano
C: tu hermano la tiene así tía?
S: Bueno al menos la última vez que le vi desnudo, que tenía como 7 años o así
Todas se partieron de risa y Martín se unió a ellas, sabiendo de sobra que los comentarios no iban por él. Julio y yo seguíamos de pie, con los brazos en jarra y mirando nuestros penes constatando que las bromas eran completamente ciertas. Yo miré a Paula y la guiñé un ojo, agradeciendo que hubiera intentado sacar algo positivo de esa imagen, aunque no hubiera salido como ella imaginaba. Decidimos tumbarnos en la toalla a tomar el sol, a ver si ese calor nos hacía recuperar nuestro anterior tamaño y así un poco de dignidad. Pero las bromas ya estaban en el aire y las chicas no paraban de comentar y llorar de la risa:
C: Pues creo que no había visto ninguna como la tuya, Alex, cuando las veo suelen estar empalmadas
S: yo en adultos tampoco había visto ninguna así, pero es bonita
A: Bueno, cuando está empalmada cambia…
P: Claro, seguro que luego en el momento de la acción es diferente
C: Eso es que es de sangre!
S: Cómo de sangre
C: Pues de sangre, tía. Hay pollas de carne y de sangre. Las de sangre son muy pequeñitas y crecen mucho al empalmarse, y las de carne son grandes y luego empalmadas cambian poco
M: Yo creo que soy de carne
S: Pues espero que sí amigo porque como eso crezca mucho van a tener un problema las que follen contigo
M: Pues algo cambia, una vez me la medí empalmada y son 19 centímetros
C: venga ya!
M: Os lo juro
S: Bueno yo la verdad es que viendo eso me lo creo, solo las he visto así en el porno
P: Yo creo que nunca he follado con chico que la tenga tan grande
S: Yo tampoco
C: Yo sí y la verdad es que no os lo recomiendo, fue terrible
S: Tía! Eso no lo sabía yo, con quién?
C: Pues con un chico negro, que resulta que una es curiosa y quería comprobar los clichés…
P: Y fueron ciertos
C: Fueron ciertos
S: Pues que suerte tía, yo ya me he encontrado dos que la tenían diminuta
C: El polla lápiz!
S: Ese, que horror tía
Sofía se dio cuenta de que su comentario podía herir mi orgullo y rápidamente me miró para excusarse:
S: Que no pasa nada eh, el tamaño no lo es todo pero es que los muchachos no daban pie con bola.
P: pobrecillos…
C: Yo he tenido suerte en ese aspecto, ni mucho ni poco
En nuestro grupo era bastante habitual hablar de sexualidad abiertamente, pero la verdad es que nunca las había visto hablar tan abiertamente de pollas, ¡y menos con las nuestras delante! La verdad es que recuerdo ese día con mucho cariño porque fue tremendamente divertido.
CONTINUARÁ...