Dos Hermanas

Creo, nos hemos centrado demasiado en criticar a Rocío, distrayéndonos en el proceso de algo importante.
Llega un momento en que, aún siendo responsable de mucho, Rocío deja de ser "el problema", pasando Juan, a ser "el verdadero problema" a solucionar.
No un problema él en si mismo, pero sí su actitud demasiado indulgente y permisiva, que ha complicado la armonía de su matrimonio, probablemente siendo dominado por el deseo de vivir sus fantasías.
El propio Juan tiene las herramientas para definir lo que desea a continuación en su relación, seguir en alguna versión de matrimonio abierto, pasar a uno tradicional, o el más improbable divorcio.
No creo que acabe en divorcio,.... A Juan se le ve muy enamorado y la perdonará después de hablar.
 
-Bueno... a mí me parece que fue muy normal.

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Su mensaje llegó cerca de las cuatro de la tarde.

Era breve.

-Nos hemos parado a comer por el camino. Llegaré sobre las 10 de la noche.

Estaba muy atento a los mensajes, pude responderle de inmediato, cuando todavía estaba en línea.

-¿Estáis todavía en carretera?- se me ocurrió preguntarle, sabiendo que era imposible que tardaran tanto en llegar desde la capital hasta nuestra ciudad, incluso si todavía estuvieran en Madrid.

La respuesta no se hizo esperar.

-No. Ya estamos aquí. Estoy en su casa.

Preparé el escenario de su llegada. No quería esperarle en la puerta, ni verla bajar del coche de su compañero de trabajo cargando su “fin de semana” para entrar en nuestra casa. La esperé en nuestra cama, sentado como acostumbro, la espalda en el cabecero y un libro en las manos. Quería hacer como si nada fuera importante, como si nada me importara de aquello que hubiera vivido a lo largo de los dos días de ausencia.

Escuché el ruido del coche que llegaba a nuestra puerta, apenas unos segundos después el sonido de la puerta de entrada al abrirla y el golpe al cerrarla, sus pasos en la escalera hasta el dormitorio, su mano girando el pomo y, finalmente, la vi entrar en nuestra habitación.

Su aspecto era normal, no parecía siquiera cansada tras dos días de agitación -suponía yo- y desenfreno.

No vestía igual que al salir. Unos tejanos muy ceñidos (para mí que nuevos, al menos no recordaba haberlos visto antes), una camiseta roquera con inscripción de Los Ramones, tampoco vista antes, y una cazadora de piel corta y también ceñida, al estilo de la malograda Olivia Newton Jones en Grease, una cazadora que, todo hay que decir, le sentaba de maravilla y también parecía nueva.

La pequeña maleta “fin de semana” debía haberla dejado antes de entrar en nuestra habitación, porque nada llevaba en las manos.

Se acercó para estamparme un beso de trámite, un pequeño pico en los labios, mientras me hacía una pregunta, también de trámite.

-¿Ya estás acostado?

Farfullé una leve excusa.

-Sí, mañana tengo trabajo.

Y también realicé una pregunta de trámite.

-¿Cómo ha ido?

-Uy… ya te contaré, ahora estoy agotada. Pero vamos… ha sido todo muy normal.

Salió de la habitación sin mayor comentario, dejándome con la incógnita de qué había hecho durante todo el fin de semana con su compañero en Madrid y con la espina clavada de una respuesta que iba más allá de su contenido, que reproducía mi propia expresión para justificar una noche inigualable con mi cuñada.

**********

-Vaya… tienes una idea muy rara de la normalidad.

Su tono era duro, acerado. Pronunciaba las sílabas conteniendo la emoción, pero sin evitar que apareciera la rabia en sus palabras.

-O sea, que tener una aventura con mi hermana, follártela en mi casa, en mi cama, en mi cocina, vestida con mi ropa, mientras su marido cuida de su hija y mientras yo estoy cuidando de los nuestros, es algo normal, ¿no?

No sabía por dónde escaparme, y pensaba con celeridad qué podía decir para frenar aquella sucesión de reproches, por otra parte tan merecidos.

Estuve durante un rato balbuceando justificaciones sin demasiado sentido, intentando que se diluyera su mal humor, como tantas otras veces se ha diluido, anegado de palabras y explicaciones. Esa cualidad habla de las bondades de mi Rocío, incapaz de mantener sus enfados durante mucho tiempo, pero también capaz de vitalizarlos ante el silencio, mucho más dañino para ella que las palabras huecas.

-Sólo fue sexo, nada más- le dije.

Sin sexo me tuvo una semana después de mi llegada. Hacíamos una vida de lo más normal. Nos relacionábamos con conocidos, amigos y familiares, hacíamos una vida social normal, comentábamos las cosas banales de cada día, en una apariencia de normalidad absoluta para una pareja de media edad en vacaciones.

Íbamos a la playa y allí la veía en su esplendorosa belleza, unas veces con bikini, otras con bañador, algunas en topless si nos desplazábamos a playas más alejadas y solitarias. En casa, en nuestra habitación, la veía cambiarse, ducharse, aplicarse cremas, en su desnudez bicolor de morena clara y morena tostada, según las zonas de su cuerpo. Por las noches, durmiendo a mi lado apenas cubierta la zona genital con unas braguitas muy finas, el resto del cuerpo desnudo sobre nuestra cama.

Pero sin sexo.

No me atreví a tocarla hasta pasados unos días. La primera vez, en la cama, recién despiertos. Subí lentamente la mano por una de sus piernas, rodeé su cadera y alcancé el vientre, a escasos centímetros del volumen de sus pechos.

Me retiró la mano, sin aspavientos ni brusquedad, pero mostrando de aquella forma su rechazo a mi caricia.

Insistí en otro momento, esta vez vestidos, mientras pasaba a su lado, dejando deslizar la mano por su trasero provocador, enfundado en una falda ajustada que llamaba a gritos a ser tocada de aquella forma. No hizo ningún ademán, ni de aceptación ni de rechazo, lo que ya era un triunfo.

En la tercera, después de una cena y subsiguiente ronda de bebidas con amigos, al volver a casa, solos, los niños ves a saber en casa de qué familiares, y Rocío envuelta en un vestidito corto muy fino, blanco, ajustado a su cuerpo como una funda, moreno caribeño en la piel y brillo de fuego en los ojos.

No pude contenerme y la asalté sin aviso previo.

Huyó de mi boca, negándome el beso, pero dejó que acariciara su cuerpo entero, desde el culo que abarqué por encima del vestido, apretando su cuerpo contra el mío, hasta las tetas, que acabé descubriendo de la tela para acceder a ellas sin obstáculo.

No llevaba sujetador… y cuando metí la mano debajo de aquella falda cortísima, subiendo hasta la entrepierna, comprobé que tampoco bragas.

Había estado ahí, con su cuerpo desnudo toda la noche. Recordé como en un flash su forma de sentarse durante la cena y después mientras nos tomábamos algunas copas. Lo hacía con las piernas muy juntas, pasando la mano por detrás, desde la cintura hasta los muslos, como estirando la tela para que no se arrugara al sentarse, o asegurándose que no se levantaba la falda por detrás para dejar al descubierto su desnudez. Sentada en aquella terraza, piernas cruzadas exponiendo sus muslos a la vista de cualquiera que quisiera fijarse y, de vez en cuando, descruzando las piernas y quién sabe si exponiendo algo más que sus muslos.

Toda su capacidad sexual, su inmensa potencia para el deseo y el placer, habían estado activadas, desnuda bajo el vestido, durante toda la noche.

Dejó que sobara bajo la faldita su coño desnudo, recreándose en el contacto y en el efecto que ese contacto estaba produciendo en mi deseo. Incluso abrió algo las piernas para que pudiera hacer algo más que sobar por fuera aquella deliciosa piel perfectamente depilada desde hacía, concluí por el tacto, no más de unas horas.

Forcé, colocando una mano tras su nuca y venciendo cualquier resistencia, que su boca se juntara a la mía, que sus labios se abrieran para frotarse con fuerza contra los míos, finalmente que su lengua se enredara con la mía, mientras mis dedos se abrían paso en su sexo.

El alcohol seguramente le había aflojado su voluntad de resistencia, pero no su memoria.

-Fóllame… pero no te perdonaré nunca la fiestecita con mi hermana, cabronazo- me dijo en un momento en el que consiguió separarse de mi boca.

*************************
 
Ok. Es que me dio la sensación, de que Ella ya se vio con Ernesto cuando el estuvo con su hermana. Quizás me confundí
Ahora la clave está en como van a estar tras su vuelta de estar con ese tipo. Perdona, pero es que Ernesto me cae muy mal.
 
Ok. Es que me dio la sensación, de que Ella ya se vio con Ernesto cuando el estuvo con su hermana. Quizás me confundí
Ahora la clave está en como van a estar tras su vuelta de estar con ese tipo. Perdona, pero es que Ernesto me cae muy mal.
Pues no veas a mí, pero en honor a la verdad, fue antes el "asunto" de los cuñados.
 
Yo sé que soy muy crítico con Rocío. Pero no me gusta su actitud. Actuó con venganza por lo que él hizo con Loli y no me parece bien.
Ahora cuando hablen, supongo que intentarán arreglar las cosas. Y espero que ya no se vea más con Ernesto, porque ya están empatados.
 
"Uy… ya te contaré, ahora estoy agotada. Pero vamos… ha sido todo muy normal."

Dos días, ropa nueva y además se paran antes en casa del amante, durante toda la tarde-noche, antes de ir a su casa y se van a "Madrid porque era más discreto".
Creo que sí recordamos, ella le dijo que él se había separado y Juan no recordá ese comentario de ella. Creo que lleva con Ernesto liada mucho más tiempo y no solo este fin de semana.
 
Quiero creer que no. Sería muy triste y como para plantearse una separación. Porque una cosa es estar un finde con ese imbécil y otra que sea su amante.
Porque si esto es así, por mucho que la ame, me planteaba el divorcio.
 
"Uy… ya te contaré, ahora estoy agotada. Pero vamos… ha sido todo muy normal."

Dos días, ropa nueva y además se paran antes en casa del amante, durante toda la tarde-noche, antes de ir a su casa y se van a "Madrid porque era más discreto".
Creo que sí recordamos, ella le dijo que él se había separado y Juan no recordá ese comentario de ella. Creo que lleva con Ernesto liada mucho más tiempo y no solo este fin de semana.
Interesante teoría.
Y si nunca viajaron a Madrid?
 
Sitúalo en el tempo: ella va con Ernesto casi un año después de que ocurra lo de Juan y Loli.
Eso lo hace aún más grave.
Habría sido más entendible, sin ser justificable, que por un arrebato, un cierto despecho, Rocío acometiese este plan con Ernesto.
En un año, lo sano sería que fuera un mal recuerdo lo de Loli, y ha sido todo lo contrario para Rocío, lo ha mantenido en un primer plano mental. Muy conveniente.
Preocupante su capacidad de construir realidades de acuerdo a sus intereses.
 
Quiero creer que no. Sería muy triste y como para plantearse una separación. Porque una cosa es estar un finde con ese imbécil y otra que sea su amante.
Porque si esto es así, por mucho que la ame, me planteaba el divorcio.
Si este matrimonio no dura, no sería por decisión de Juan, su mundo no existe sin Rocío, la ama incondicionalmente.
Entendamos bien esto para comprender a Juan, su amor es sin restricciones, ella decide los límites.
De darse el improbable caso de no seguir juntos sería porque ella lo ha decidido así.
 
"Uy… ya te contaré, ahora estoy agotada. Pero vamos… ha sido todo muy normal."

Dos días, ropa nueva y además se paran antes en casa del amante, durante toda la tarde-noche, antes de ir a su casa y se van a "Madrid porque era más discreto".
Creo que sí recordamos, ella le dijo que él se había separado y Juan no recordá ese comentario de ella. Creo que lleva con Ernesto liada mucho más tiempo y no solo este fin de semana.
"Algo huele mal en Dinamarca".
 
Si este matrimonio no dura, no sería por decisión de Juan, su mundo no existe sin Rocío, la ama incondicionalmente.
Entendamos bien esto para comprender a Juan, su amor es sin restricciones, ella decide los límites.
De darse el improbable caso de no seguir juntos sería porque ella lo ha decidido así.
Entonces mejor le deja que se vaya con ese impresentable cada vez que a ella le dé la gana?.
Si ella Ama a Juan, que quiero creer que si, aunque por momentos no lo tengo claro, ya no tiene que tener ningún encuentro mal con ese "señor". Y lo pongo entre comillado, porque es un sinvergüenza acostándose con una mujer casada, aunque Juan lo sepa. Insisto, Rocío no sé merece a Juan. No se está portando bien. Está a tiempo de arreglarlo si deja de verse con ese.....
 
El matrimonio de Juan y Rocío es nada convencional, llevan más de seis años experimentando nuevas formas de relacionarse con terceros.
No nació espontáneamente, Juan llevaba tiempo observando con cierto grado de excitación la forma, naturalmente coqueta, con que Rocío se relacionaba socialmente, especialmente con otros hombres. Lo conversan, se sinceran y acuerdan.
Antes de esta etapa, Juan le fue infiel a Rocío, al menos dos veces, lo reconoce temprano en el relato, creo ambas colegas. Nunca lo confesó. Sospechas de ella tiene, lo asume sin habérselo escuchado. La conoce bien.
Han sido cómplices en todas sus, cada vez más, liberales aventuras. Han sido confiables, respetuosos y leales. Hasta ahora.
Este episodio de Rocío con Ernesto, es sin eufemismos un affaire, y escapa en mucho a lo que ambos podían permitirse.
Convenientemente Rocío ha usado lo de Loli para blanquear sus enredos con su colega, intenta equipararlos en la conciencia de Juan.
Aclaremos esto, ya estaban equiparados, lo de Loli con Juan, físicamente al menos, es lo mismo que Rocío antes hizo con su hermana.
Al final del encuentro de las tres parejas, ambas hermanas buscando privacidad, se escapan a la habitación matrimonial, terminan enrollándose en su propia cama, amanecieron allí. Juan las encontró, lo que más que bien, le pareció emotivo, perfecto.
Que hará Juan respecto a Rocío, es menos complejo que saber cómo se siente.
Juan sabe, ella sabe, Allteus sabe, todos sabemos que hay una verdad más compleja en sus acciones.
 
Pues a mí sus enredos con Ernesto pueden suponer una crisis en el matrimonio, porque a él no le agrada nada ese tipo y a mí todavía menos.
Espero que Rocío no siga viéndose con ese "señor". Una cosa es que lo vea en el trabajo y otra que sea su amante. Me parecería lamentable. Ya no debe tener ningún encuentro más con el. Ya están igualados .
 
Pues a mí sus enredos con Ernesto pueden suponer una crisis en el matrimonio, porque a él no le agrada nada ese tipo y a mí todavía menos.
Espero que Rocío no siga viéndose con ese "señor". Una cosa es que lo vea en el trabajo y otra que sea su amante. Me parecería lamentable. Ya no debe tener ningún encuentro más con el. Ya están igualados .
Sí, realmente se complicaría todo en la vida de Juan si Ernesto pasa a ser el amante de Rocío.
Catastrófico sin duda.
 

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