Buenas tardes mi Ama y Señora, probablemente esté regresando de un día de trabajo, y no puedo menos que envidiar a sus compañeros, que, a buen seguro, y a tenor de las imágenes que nos envía, más de unos acudirá al aseo para



"desahogarse"; mientras un servidor hará lo mismo, pero sin haber percibido su perfume.
Solo me queda cerrar los ojos e imaginarme su desnudez, mientras mis más








deseos se apoderan de mi mente, sintiéndome abrasado por las





de sus ojos, mientras la lujuria

se apodera de mi.
Mañana me postraré ante Santa Rita, abogada de lo imposible, y le rogaré que interceda, y permita que nuestros caminos se crucen.












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Mientras tanto iré a la fiesta a tomarme unas tapas de "polvo" y un tinto de "Barrantes", si le apetece esta usted invitada.







