El Club

Buffff, pues no se si voy a poder copiarlo todo, capitulo a capitulo aquí, es mucho un curro y estoy de vacaciones.

¿no se sabe hasta cuando estará abierto?
Es lo que dijo el propietario del foro.
Yo creo que tu relato da para un libro.

No lo tienes escrito en Word y así es fácil colgarlo?
 
Buenas...
Próximamente continuaré con más capítulos en esta sección.

Aquí dejo el enlace al hilo del anterior foro.

https://www.**************/threads/el-club.135210/

saludetes
pues ya tengo lectura fresquita para el verano... ;) ;)
 
Está de vacaciones, cuando vuelva subirá la continuación de su relato.
 
Hola,

Bueno, tengo salvada todo la Historia Principal. Voy a ir poniéndolo aquí poco a poco, algunos capítulos cortos los fusionaré.
Y si luego tengo tiempo iré copiando las otras historias que vinieron después y las subiré en orden cronológico de como fueron sucediendo, no en el orden en el que las posteé, que sabéis que iba para adelante y para atrás. Si no tengo tiempo de copiarlas todas, y cierran el antiguo foro, pues se perderán, que le vamos a hacer.

Por cierto, no me había dado cuenta de que en este nuevo foro habían separado los relatos de las experiencias y fantasías. Tal vez lo debería de haber colocado en el otro subforo, pero ya se va a quedar aquí.


Saludetes.
 
Última edición:
EL CLUB

Arco 1

Capítulo 1


La historia que voy a contar empezó hará ya unos 30 años, por lo tanto habrá detalles, diálogos, que no serán exactos pero sí aproximados. Muchos de los momentos, al menos los más llamativos o sorprendentes o los iniciáticos, los recuerdo como si fuera ayer. ¡Como para no recordarlos!

La historia empieza, como decía, cuando conocí en una fiesta de final de curso a Sonia, la que años más tarde se convertiría en mi mujer. Desde que la vi me pareció una chica preciosa, aunque en su manera de vestir y su extroversión no nos pareciéramos mucho. Ella era muy “hippy”, vestía siempre muy holgado y feo, fumaba y casi siempre iba bastante desaliñada aunque fuera impecablemente limpia. No cuidaba mucho su aspecto y eso chocaba más en una chica con un rostro tan bonito. Yo era lo contrario, bastante pijete en el vestir, no fumaba, bebía lo justo. Pero hablando con ella te dabas cuenta de que tenía siempre la cabeza sobre los hombros.

A Sonia me la presentó en aquella fiesta, su amiga Lorena, que llevaba unos meses saliendo con Coque, muy amigo mío, y compañero de clase de toda la vida. Las dos iban a otro instituto y Coque había conocido a Lore en otra fiesta anterior. Lore era un calco de Sonia, las dos estaban cortadas por el mismo patrón. Es aspecto “hippy”, extrovertidas, sobre todo Lore, muy abiertas, y como comprobé más adelante, muy “adelantadas” para su edad y casi para la época.

En esa fiesta Sonia y yo acabamos enrollamos en un rincón, y al acabar me ofrecí a acompañarla a su casa, en cuyo zaguán nos pasamos un buen rato besándonos y metiéndonos mano. Después de varias pilladas de vecinos, que interrumpieron nuestro rollo, nos despedimos.

Así pasó una semana, quedando por la tarde para tomar algo, un paseo y acabábamos en el zaguán de su casa enrollándonos. El tercer o cuarto día me llevó hasta el último piso de su edificio, desde dónde salía una escalera para salir a la azotea. La puerta estaba cerrada con llave y ella no tenía, así que nos quedamos en el rellano, un espacio pequeño donde poder estar, aunque bastante incómodos. Nos enrollamos con más calma, ya que no había peligro de que entrara nadie por la puerta o saliera a tirar la basura como nos había pasado abajo.

Sonia se quitó el sujetador y pude tocarle sus magníficos pechos, se levantó la camiseta y me pidió que le besara los pezones. Fue una gozada, se le pusieron durísimos en segundos. Mientras nos besábamos ella puso la mano en mi muslo y la subió hasta tocarme la polla, ya a punto de caramelo. Me bajé la cremallera y desabroché el botón para bajar un poco el pantalón. Inmediatamente me la sacó y empezó a pajearme. “Que gorda” fue lo primero que dijo. Yo estaba muy excitado y no duré mucho, en un par de minutos o así me corrí. Me ofreció un pañuelo de papel para limpiarme. Seguimos besándonos, en esa incómoda situación y ella me llevó la mano a su entrepierna. Sentados en el suelo era un poco incómodo abrirse el pantalón para tocarla, así que nos pusimos de pie, se los bajó y metí la mano por dentro de sus bragas encontrando un espeso pero suave vello púbico que traspasé lentamente hasta encontrar su coño. Siempre sin dejar de besarnos la masturbé durante un rato, hasta que…

-¿Tienes un condón? - me dijo. En ese momento me maldije.
-Joder, no. Maldita sea…– menudo fallo tuve aquel día. No se volvió a repetir jamás.
-Mañana que no se te olvide, ¡¿eh?! – contestó resignándose – ¡sigue, quiero correrme!

Al día siguiente se repitió la historia y por fin follamos. De pie contra la pared primero y luego ella, que se había puesto falda, sentada sobre mí hasta que me corrí. Yo tuve que masturbarla un poco más para que ella llegara. Ya sospeché, como así sería, que era completamente clitoriana. Los días siguientes repetimos y repetimos, cada vez mejores polvos y más largos.

Aunque intentamos quedarnos solos siempre había alguien en su casa o en la mía y no teníamos coche ni moto para ir a otro sitio.
Una tarde Coque me confesó que por fin Lore y él se habían acostado, aprovechando un viaje de dos días de sus padres y que su hermana se había ido esos días a casa del novio. Joder que envidia me dio el poder disponer de un lugar cómodo para follar con tranquilidad
 
Capitulo 2

El primer gran acontecimiento ocurrió a la semana siguiente. Les propuse hacer una excursión. Conocía un rinconcito en la costa de haber ido de pequeño con mi padre a pescar en una barquita. Nos fuimos los cuatro con la intención de pasar el día. Había que coger un autobús y luego una caminata. Por fin llegamos al sitio, una pequeña playita, si se le puede llamar así en la que no cabían más de 8 o 9 personas y de difícil acceso. El calor empezó a apretar más de lo previsto y empezamos a quitarnos capas de ropa, al mediodía nos habíamos quedado los cuatro en camiseta y ellas se había quitado el sujetador porque les apretaba con el calor. Antes de ponernos a comer, Lore se acercó a la orilla a mojarse los pies. Se remangó los pantalones para no mojarse y se quedó ahí unos minutos.

-Sabéis lo que os digo, que no está mal el agua, pensaba que estaría más fría. Creo que me voy a meter.
-¿Pero qué dices? Si no hemos traído bañador ni nada - le respondió Coque.
-Yo traje una toalla para sentarme, con eso me seco luego, o si no, al sol.
-¿Y el bañador? - insistió Coque.
-Me baño en bragas, qué más da, son casi como un bañador.
-Ya, y luego, ¿qué te pones?
-Joder Coque, que tiquismiquis eres a veces.


Mientras tanto, Sonia se había acercado a la orilla para meter también los pies.


-Pues está pasable, creo que yo también me voy a meter – dijo Sonia.
-Estáis locas – dije yo.
-Mucho – se rio Lore.

Las dos estuvieron cuchicheando unos segundos algo que no pudimos oír. Se acercaron sonriendo, y sin más discusión, se quitaron los pantalones, luego las camisetas, dejando al aire sus tetas, y por fin las bragas. Y ahí fue cuando por primera vez pude ver completamente desnuda a Sonia y también, claro, a Lore. Cuando las vi me quedé sin habla, mi polla habló por mí, reaccionado con rapidez. Coque y yo nos miramos como no dando crédito.
Las dos dieron un pequeño salto junto a un “tacháaaaan” de regodeo abriendo los brazos.

-Hala, ya nos habéis visto en pelotas, ahora nos vamos al agua, vosotros veréis lo que hacéis - añadió Sonia.

Según las vi caminar hacia la orilla me puse más cachondo todavía, al ver esos dos culos blanquitos, casi gemelos, vibrando como flanes al andar. Ambas tenían una constitución muy parecida. Tenía casi la misma estatura. Sonia el pelo castaño oscuro, Lore castaño claro, las tetas de Lore gordas y de areola grande, algo más pequeñas las de Sonia. Y, dada la época, abundante vello púbico las dos, aunque con el tiempo vi que se depilaban el sobrante con frecuencia, ese día, supongo que por imprevisión iban las dos muy descontroladas. Pero a ellas les daba igual, pasaba de todo.

-¿No os atrevéis, cobardes? – gritó Lore
-Yo creo que están empalmados – se rio Sonia.

Y no erraban en su apreciación, yo al menos estaba como un burro.

-Venga, venid, que con el agua fría se os pasa – añadió Lore otra vez - ¿No habéis visto nunca a una chica desnuda o qué?
-Vale ya con el cachondeíto, Lore – dijo Coque, mientras se levantaba y se quitaba la ropa.
-¿Te animas? – me dijo mirando hacia mí.
-Que remedio, no voy a ser yo el único cobarde – dije yo al levantarme.

Por primera vez también vi a Coque empalmado, y oye, que se me quitó el miedo de la comparación. Un miedo absurdo de juventud. Uno en esa situación siempre tiene miedo a comparar "equipaciones", y afortunadamente no había gran diferencia. La única apreciable es que él estaba circuncidado por un problema de fimosis. Las dos al vernos se llevaron las manos a la boca en gesto de sorpresa.

-Halaaaa, vaya par de pollas tenéis chicos – soltó Lore a grito pelado.
-Como si no se la hubiera visto a este – dije yo por lo bajo.

Entramos corriendo en el agua y nos sumergimos lo justo.
Aquello estaba más frío de lo que nos habían contado las chicas y yo aguanté dos o tres minutos.
Nos salimos todos del agua, y usamos la única toalla que teníamos para secarnos por turnos. Al sol al menos se estaba bien y acabó de hacer el resto. Mientras Lore empezó a sacar los bocadillos y a repartirlos. Y luego vino una de las escenas que más recuerdo de aquel día. Los cuatro de pie, desnudos, acabando se secarnos al sol mientras nos comíamos el bocata.

Nuestra excitación se fue normalizando, pero cada vez que mi mirada se cruzaba con las tetas de Sonia algo se agitaba en mi entrepierna y me daba la vuelta para mirar a otro lado unos segundos. Después de comer seguimos un rato de pie hablando, nos pusimos la ropa interior, excepto ellas el sujetador y luego nos sentamos, ellas dos en la toalla y nosotros apoyados en una piedra. Pasamos un rato hablando del futuro, el primero curso en la Universidad. Afortunadamente lo que queríamos estudiar los cuatro podíamos hacerlo en nuestra ciudad, y eso suponía que podíamos seguir viéndonos, si la cosa entre nosotros no se torcía por supuesto.
 
Capitulo 3/4

Ninguno de los cuatro éramos vírgenes cuando nos liamos. Ellas habían tenido su par de rollos cada una, de poquísima duración, Coque se había follado a una inglesa cuando sus padres le enviaron un verano a Inglaterra y yo un par de polvos con una chica en su casa tras una fiesta. Eso era todo.

La semana siguiente continúo la rutina, pero un viernes todo cambió. Mi hermano mayor tenía un pequeño grupo que se dedicaba a tocar en bodas, verbenas y hoteles. Para ensayar usaban un pequeño local que había heredado mi padre de mi abuelo. Lo habían acondicionado para usarlo como sitio de ensayos. Había sido una tienda antiguamente y lo había dejado de cine. A parte del material de ensayo, habían colocado un par de sofás viejos que habían retapizado, luces, una nevera y una tele, y hasta tenía un aseo con ducha.
El día antes me pasé por allí tras dejar a Sonia en su casa para ver como ensayaban. Y cuando me dijo que al día siguiente actuaban en una boda por la noche se me iluminó la cabeza. ¡Cómo no se me había ocurrido antes! Le pregunté si me podía dejar las llaves para ir con mis amigos a pasar el rato, poner música o ver la tele. No tuvo inconveniente. Al día siguiente me dejó unas llaves en casa.
Yo sabía que hacia media tarde se iban para tener tiempo de montar el equipo y todo. Así que no perdí el tiempo, quedé con Sonia, de paso a buscarla compré en el super unas bebidas y cosas para picar y fuimos al local.

-¿Qué es este lugar? – preguntó ella.
-El local donde ensaya le grupo de mi hermano. Hoy tocan en una boda en un pueblo y me ha dejado las llaves – respondí.

Levanté el cierre de persiana y abrí la puerta. Entramos y eché la llave por dentro.

-Uaaalaaa, que chulo el sitio – se sorprendió Sonia.
-No sé cómo no se me había ocurrido antes –respondí yo. Ella me miró con una sonrisa.

Dejé la bebida en la nevera y no perdimos el tiempo. Enseguida nos enrollamos, besándonos de pie. Empecé a desnudarla con cierta ansiedad. Ella fue haciendo lo mismo conmigo. Yo ya estaba completamente empalmado cuando me quitó los calzoncillos. Se sentó en un sofá y me la empezó a chupar.

-Uou, uou, uou, para un poco, que así me voy a correr muy rápido – le dije.
-Bueno, tenemos tiempo por delante, ¿no? – respondió ella
-Eso sí, jajaja – aunque le indiqué que fuera más despacio.
-Saca un condón – me pidió Sonia. Busqué uno y me lo puse, con cierto nerviosismo.

Se levantó y se puso en el sofá a cuatro patas. No se había quitado las bragas y se las bajé yo hasta dejárselas en las corvas de las rodillas. La penetré con bastante facilidad y empecé a follarla cogida por las caderas. La ansiedad me pudo y me corrí bastante rápido.

-Joder, vaya mierda. Perdona Sonia, no sé, pero estoy bastante acelerado – le dije con cara de pesar.
-Tranquilo, no pasa nada, vamos a tomárnoslo con más calma -contestó ella de forma comprensiva.

Me quité el condón y me limpié los restos con un pañuelo. Después me levanté para buscar la bebida de la nevera y preparé dos vasos en una pequeña mesa que había al lado. Con 18 años uno no se “relaja” con la misma rapidez que con 50. Y menos si tienes a una chica desnuda al lado con la que esperas seguir enrollándote. Así que mi polla seguía prácticamente igual de erecta. Me di la vuelta con un vaso en cada mano y me acerqué a ella para ofrecerle uno.


-Jajajajaja – Sonia se rió
-¿Qué pasa? – respondí
-Es que es muy gracioso, jajaja. Verte así, con un vaso en cada mano y la polla tiesa balanceándose al andar, perdona, jajaja, es que me ha hecho mucha gracia, jajaja.

No pude menos que sumarme a sus carcajadas.

-¿Y qué le voy a hacer, viéndote así como estás tú? Jajajaja.

Bebimos un poco y dejamos los vasos en el suelo. Luego le pasé el brazo por el hombro y volvimos a besarnos. Ella enseguida me echó mano a la polla para pajearme de nuevo, aunque esta vez mucho más suave y despacio. Casi una caricia. Acabamos echándonos en el sofá conmigo encima y frotándome contra su coño mientras nos comíamos la boca. Luego bajé hasta las tetas para chuparle sus durísimos pezones a la vez que se las masajeaba. Bajé la mano para buscar el coño y darme cuenta de que estaba empapada. Dos dedos entraron con facilidad pero al estar justo encima en el sofá me resultaba un poco incómodo, así que hice que se sentará de nuevo y me puse a su lado. En cuando bajé de nuevo la mano abrió las piernas otra vez y volví a meterle los dedos. Seguíamos besándonos sin parar.

-Déjame a mí ahora – dijo Sonia. Se inclinó sobre mi polla y se puso a chupármela.

Yo estaba en una nube en ese momento. Instintivamente empujé un poco su cabeza sin darme cuenta y le dio una arcada. Se levantó rápido y me miró mientras boqueaba. No dijo nada, volvió a metérsela en la boca y la fue engullendo hasta que se la tragó entera. Ni la toqué, aguantó abajo unos segundos mientras sentía como su lengua acariciaba la base de mi polla. De pronto se levantó dejando caer un montón de babas y boqueando de nuevo.

-Sonia, madre mía – exclamé.
-¿Te ha gustado? – preguntó ella excitada.
-No sabía que pudieras hacer eso – respondí
-Ni yo, jajajaja – dijo entre risas.
-Quiero follarte otra vez – le dije prácticamente besándola a la vez.
-Lo estoy deseando – respondió – Siéntate tú en el sofá y yo me pondré encima.

Me puse otro condón y me senté. Ella se subió al sofá con un pie a cada lado, y fue flexionando sus piernas hasta quedarse en cuclillas, luego se la metió y se sentó del todo sobre mí.
Agarrándola del culo acompañé sus movimientos. Ahora estaba mucho más relajado y disfrutándolo mejor. Soltando una de sus manos del respaldo del sofá se agarró una teta y me la ofreció.

-Chúpamelas. Así, así, me encanta, oh, oh, oh, ummmm – repetía.

Aprovechando que en una de sus sentadas mi polla se salió, propuse cambiar de postura. Nos tumbamos a lo largo del sofá, yo encima, sus piernas sobre mis hombros para follarla fuerte y bien profundo. Noté su mano entre ambos para masturbarse.

-DIOS, OH OH OH me voy a CORREEEERRR, me corro, me corro – no dejé de empujar mientras notaba sus temblores. Me dejé caer sobre ella, pero no me corrí. Cuando dejó de temblar me miró.

-Sigue, dame, dame, vamos – continué follándola más fuerte.

-Me corro, Sonia, me corro – me dio tiempo a un empujón más antes de lo inevitable.

Después de correrme me tumbé sobre ella de nuevo, con sus piernas abrazando mi espalda hasta que sentí como la polla se iba ablandando.

-Voy a sacarla para que no se salga el condón – me retiré y después de sentarla me lo quité.
Ella me sorprendió echándose sobre mí y lamiendo los restos de semen con su lengua. Pasó la lengua por sus labios para añadir;
-No está tan mal, pensaba que sería más agrio o así. Tiene un sabor entre salado y dulzón – dijo riendo.
-Joder Sonia, no dejas de sorprenderme.

Me fui a lavar al aseo y después fue ella. No había toallas así que nos secamos con papel higiénico. Al regresar al local nos volvimos a fundir en un largo beso.
-Recuérdame que traigamos una toalla la próxima vez – se me ocurrió decir entre medias.
-Calla y bésame – me cortó Sonia.
 
Capitulo 5/6

Me acerqué a la mesa a abrir una bolsa de patatas porque estábamos hambrientos y mientras comíamos y bebíamos echamos un vistazo a las cosas del local.

-Oye, ¿Esta lista que hay aquí pinchada no será el calendario del grupo para este verano?
-A ver, déjame ver – me acerqué al papel – Pues creo que sí. Caray, tienen bastante trabajo, mira, casi todos los sábados y domingos - E inmediatamente pensé en el tiempo que tendríamos para venir a follar. Seguimos mirando.
-¡Ostras! Esto está lleno de cosas – exclamé al abrir un armario – Mira, Sonia, tienen hasta una tienda de campaña.
-Qué chula! –
-Oye, y si se la pedimos para irnos de acampada, podríamos ir con Coque y Lore, ¿qué te parece? A la playita. Hay que mirar a ver como es de grande. Ya se lo preguntaré a mi hermano.
-¡Estaría guay!– dijo Sonia, aplaudiendo como una cría.
-Mañana se lo pregunto y luego les digo a la parejita que se pasen por aquí. Podríamos ver el fútbol aquí cenando algo.
-Vale, eso mañana – añadió llevándose el dedo a la boca – ahora estamos aquí y pienso aprovechar el tiempo contigo.
Se acercó y me agarró la polla de nuevo. Levantando la cabeza un poco me ofreció su boca y nos besamos otra vez.
-Uhumm – exclamó mientras con una mano me masturbaba y con la otra recorría mi pecho – creo que te la voy a chupar – lentamente se arrodilló y se la metió en la boca de nuevo.

Fue una auténtica flipada, alternando continuamente entre paja y mamada. Después de dos corridas previas, esta duró bastante, lo cual le obligó a que se sentara en el sofá para seguir un buen rato.

-Me voy a correr ya, Sonia – le indiqué.
-En la boca. Dámela – me puse a mil en ese momento.

Sonia dejó de chupar y abrió bien la boca, sacando la lengua.

-¡YAAAAA! ME CORRROOOO! - casi grité al soltar toda la leche en su boca.

Sus labios se cerraron alrededor mientras yo seguía soltando toda mi lefa. Se la saqué despacio mientras ella se ponía una mano en la boca y se levantaba corriendo hacia el aseo. Yo me senté a esperarla en el sofá y a limpiarme con un pañuelo de nuevo. Sonia regresó.

-¡Joder cuanta! Llevas tres corridas ¿cómo coño puedes tener tanta? – dijo con cara de incrédula.
-¡Y yo que sé! – le contesté encogiéndome de hombros - ¿la has escupido, no?
-Claro, una cosa es el sabor, que no me desagrada y otra tragarlo. No me atrae nada, y menos esa cantidad, joder!
-Jajajaja –

Estuvimos un buen rato estirados en el sofá uno junto al otro. Y no pude evitar pasar la mano por su vello púbico una y otra vez.
Se hizo tarde, la hora de cenar, así que nos vestimos y nos fuimos a casa. Cada uno a la suya. Después de cenar quedamos con Coque y Lore para salir a tomar algo. Fueron varias copas hasta la madrugada y mientras volvíamos a casa ya cansados les conté lo del local y quedamos para ir a ver la película de la noche.

Le pedí a mi hermano si nos dejaba la tienda de campaña para ir de excursión y no puso inconveniente. En teoría se podían meter tres personas más o menos bien, cuatro ya era apretado. –Bueno ya nos apañaríamos, pensé.

El domingo por la mañana nos fuimos a dar un baño a la playa y después de comer, y echar una siesta.
Sonia y yo pasamos a comprar cena y luego fuimos al local un poco antes que los otros, dejamos la comida y colocamos los sofás, que eran pequeños uno junto al otro para ver mejor la tele.
Al rato llamaron a la puerta y abrí, Coque y Lore entraron y se quedaron con la boca abierta al ver el local.

-Joder tío, menudo garito se ha montado tu hermano – dijo Lore
-Ya ves, y no había caído en ello hasta el otro día -

Dejaron lo que habían traído y nos acomodamos cada pareja en uno de los sofás, enchufé la tele y bajé bastante la iluminación.
Empezó la película, que sinceramente no recuerdo cual era, supongo que porque entre otras cosas no prestamos mucha atención. Yo estaba con Sonia en el sofá de la derecha y en el de al lado estaban los otros. Poco a poco nos fuimos acurrucando y empezamos a besarnos casi sin darnos cuenta. No sé el tiempo que pasó así, hasta que al incorporarme para alcanzar un vaso y beber, al girarme vi que Coque y Lore se estaban pegando el lote. Coque me daba la espalda y a la vez tapaba a Lore, pero podía intuir perfectamente que además de morrearse le estaba sobando las tetas sin cortarse un pelo metiendo la mano por debajo de su camiseta.

Al verles me puse yo más burraco también y al volver a lo mío con Sonia empecé a meterle mano. Ella no se acobardó tampoco a pesar de que era consciente de que no estábamos solos.
Continuamos así, yo de vez en cuando me giraba y en una de estas me di cuenta de que Coque tenía la mano metida por debajo de la falda corta de Lore y como se movía su brazo. Incluso me pareció escuchar un levísimo gemido. Le dije al oído a Sonia que Coque la estaba masturbando y esta se me puso más cachonda aún, bajando la mano hasta mi entrepierna y tanteando mi ya excitado miembro. Entonces de repente se oyó la voz de Lore.

-¿Dónde está el servicio? – dijo de pronto. No me lo esperaba y tardé unos segundos en contestar.
-Eeeh, aquella puerta de allí, detrás hay otra puerta – le señalé.

Lore se levantó y fue hacia allá. Coque siguió mirando la tele y nosotros a lo nuestro. Minutos después Lore regresó y de reojo vi como se sentó en este lado del sofá, ahora ella me daba la espalda, pero al ser más bajita no tapaba del todo a Coque. La siguiente vez que miré de reojo, la cabeza de Lore subía y bajaba del regazo de Coque, el cual estaba con la cabeza echada sobre el respaldo y los ojos cerrados.
Eso ya me puso a mil. Le dije a Sonia que me acompañara en silencio. Al pasar al lado vimos claramente como se la chupaba pero ella ni se inmutó. Nos metimos en el baño, me quité los pantalones y ella las bragas dejándose la falda. Después de ponerme un condón, follamos contra el lavabo y luego sentados en la taza del váter. Al final la masturbé de pie mientras nos besábamos hasta que se corrió. No estuvimos mucho tiempo, fue un polvo rápido y había que salir.

Justo al salir Coque estaba abrochándose la bragueta y Lore los labios con un pañuelo.
Ninguno dijimos nada. Cenamos, bebimos y acabamos de ver la película, que ya daba igual.
Pasado el rato, ellos dijeron que se tenían que ir y quedamos en que otro día podíamos repetir y que había que organizar una acampada. Les despedí en la puerta, eché la llave de nuevo y al volverme, Sonia que se había ido al lavabo apareció completamente desnuda.

-Vamos a follar – me dijo.

Me quité la ropa en un santiamén. Y nos abalanzamos sobre uno de los sofás.
 
Capitulo 7

No fuimos conscientes del paso del tiempo y si no es porque acabamos agotados después de dos largos polvos nos hubiera pillado mi hermano al regresar con el grupo a dejar los instrumentos. Le fue de un par de minutos. Y eso que yo sabía más o menos hasta que hora duraban sus actuaciones. Las siguientes veces fuimos ya al tanto y me puse una alarma en el reloj.

La semana siguiente pasó de forma muy rutinaria, Sonia y yo quedamos varios días por la tarde y acabamos en el último piso de su edificio echando un polvo rápido.
No había forma de elegir un par de días para ir de acampada, cuando no era por la regla de una era por la de otra, o cuando no porque hizo mala mar, y no es seguro quedarse en esa playita. Y Coque tuvo que ayudar en el negocio de su padre unos días.

Pero por fin llegó el día, todo cuadraba y preparamos las cosas. Habíamos quedado en la parada del autobús los cuatro, cada uno con su mochila y yo pasé antes por el local para recoger la tienda. Y para allá nos fuimos.
Según nos acercábamos caminando por el sendero escucho a Coque que iba delante

-¡Ostras! Pero si la playa ha encogido!
-¿Cómo que ha encogido? - Le respondí mientras me acercaba a donde estaba él y miraba hacia abajo.
-Joder, se ha llevado un buen trozo de arena, ha debido ser por la mala mar de esos días. Prácticamente se ha quedado en la mitad!

Bajamos y efectivamente, el sitio se había reducido, aunque menos de lo que parecía desde arriba. Se podía plantar bien la tienda sin que la tocara la tierra mojada de la orilla y aún quedaba sitio para toallas en los lados. Un poco más apretados pero bueno.
Nos pusimos manos a la obra, Coque y yo a montar la tienda y ellas a colocar las mochilas, sacar las toallas y algo para picar. Nos metimos dentro para probar.

-¿Tú crees que aquí cabemos los cuatro? Estás seguro-
-Un poco apretados pero vamos, como hace calor estaremos mucho tiempo fuera.
-Ya, pero habrá que dormir algo –
-Ya nos apañaremos o lo echamos a suertes, jajaja-

Al salir de la tienda, primera visión. Sonia y Lore se habían desnudado y estaban con el agua por las rodillas, a unos 15 metros en el interior.

-Mira donde está la arena que se ha llevado, se ha quedado justo antes, por eso les cubre tan poco.
-Yo miraba otra cosa – respondió Coque riendo
-Jajajaja, qué cabrón… yo también -

Ya llevábamos muchos días de verano y ellas dos cogían el moreno muy rápidamente, aún siendo de piel clara, pero claro, en la playa normal y usando biquini. Por eso el blanco de sus culetes resaltaba tanto contra el resto de sus cuerpos.

-¡¡Daos bien de crema antisolar en esos culos que los tenéis muy blancos!! – les grité

Giraron la cabeza las dos a la vez y se empezaron a reír.

-No te preocupes por nosotras, daos vosotros que no solo tenéis el culo blanco!! Como os pasáis el día bajo la sombra no os ponéis morenos – contesto a gritos Sonia.

Acabamos de ajustar todo y ellas seguían en el agua charlando de sus cosas.
Luego nos desnudamos nosotros y abrí una cerveza para beber y unas patatas fritas.
Mientras Coque y yo bebíamos y comíamos, mirándolas. Ellas se dieron la vuelta para mirarnos a su vez. Mostrando la parte frontal de sus cuerpos.
Las tetas blanquitas de las dos y esas dos madejas de vello oscuro que destacaban sobre el blanco de lo que había tapado la braga de sus biquinis.

-Parecéis dos dianas de tiro al blanco desde aquí – gritó Coque descojonándose.
-Qué parecemos queeee? - Respondió Lore sin saber de que iba. Ni yo.
-Pues eso – dijo mientras con las manos dibujaba en el aire tres círculos cara vez más pequeños – oscuro, blanco y muy oscuro, jajajajajajaja – continuo descojonándose.

-Que bobo eres Coque – le respondió Lore – Anda, venid al agua que está estupenda

Nos metimos en el agua y en pocos minutos estábamos ambas parejas abrazados y metiéndonos mano por debajo.
Sonia me llevó la mano a su coño.

-¿A ti también te parece esto una diana?

Antes de responder ya estaba empalmado a tope.

-A mí me parece una maravilla – contesté riéndole
-Pues a ver si me lo comes – me respondió seria, luego me empujó y se deslizó en el agua para alejarse nadando.

Por extraño que parezca a estas alturas todavía no se lo había comido.
Tampoco se lo había comido a la chica con la que me estrené. Pero no había surgido, Sonia siempre iba muy rápido cuando nos veíamos para que se la metiera y en caso de no estar en un sitio cómodo, se conformaba con chupármela y que la masturbara. Simplemente no surgió la oportunidad, o yo estuve despistado o ella no se atrevió a pedírmelo, lo cual era lo más extraño de todo, dado lo extrovertida que es.
 
Capitulo 8

Pasamos un buen rato en el agua o entrando y saliendo, jugando a lo típico de caballito por parejas y nadando. Nos entró hambre y después de secarnos al sol, colocamos la toldilla de la tienda, que servía para darnos sombra en uno de los laterales y extendiendo unas toallas nos pusimos a comer.

Mi excitación y la de Coque, por tener a las chicas desnudas todo el rato ya se había normalizado y a no ser que se me ocurriera ponerme a imaginar cosas, la cosa no iba a más. Lo cual era difícil si al salir de estar 15 minutos nadando te las encontrabas a las dos estiradas bocarriba en la orilla apoyadas en los codos y charlando.

Comimos y luego jugamos a las cartas un rato. Hasta que nos entró la modorra. Había dos zonas de sombra para echarse una siesta sin que acabarás torrado por el sol. Una debajo de la toldilla de la tienda y al otro lado una zona de sombra provocada por la pared de roca que cerraba la playita. Dentro de la tienda no queríamos estar ninguno. Nos echamos a suertes y nos tocó la zona de sombra natural. Colocamos las toallas y nos echamos a dar una cabezada.
La verdad es que me quedé medio traspuesto un rato hasta que noté que Sonia estaba toqueteándome la polla. Abrí los ojos y vi su sonrisa, luego se echó sobre mí y nos besamos. No tardé ni medio minuto en empalmarme bajo su cuerpo.

-Vaya, estoy notando algo duro por ahí abajo – dijo bajito y sonriendo – Creo que voy a echar un vistazo a ver que es.

Y se deslizó hacia mis piernas, besándome el pecho y el vientre. Luego se colocó de rodillas inclinándose sobre mí y empezó a lamerla.

-¡Está salada! – dijo sorprendida.
-Normal, después de tanto baño y sin ducha de agua dulce que esperas -
-Mmmm, me gusta igualmente – y continuó chupándo.

Yo volví a cerrar los ojos y me dejé hacer, aquello era una maravilla, al aire libre, el único ruido, el del mar rozando la orilla. Me olvidé por completo de que al otro lado de la tienda había otra pareja.
Sonia siguió chupándomela largo rato, sin prisas, sin pausas, y al final aceleró el ritmo.

-Me voy a correr – le advertí

-Lo sé… – respondió ella para seguir chupando. Y solté toda mi carga en su boca, ella lo recogió todo sin abrir los labios. Por fin se levantó con los mofletes hinchados y conteniendo la risa.

Yo me incorporé sobre mis codos.

-Anda, échaselo a los peces –

Y salió corriendo porque no aguantaba más por la risa, llegó a la orilla y lo escupió.
Regresó conmigo y se echó a mi lado.

-Esos dos están follando – dijo en voz baja – antes he visto de reojo a Lore entrar en la tienda, supongo que a por un condón.
-¿Qué? ¿Antes, cuándo? ¿Cuándo me la estabas…?

Sonia afirmó con la cabeza y una media sonrisa de pícara.

-O sea, que nos han visto –
-Y qué más da, como si no supiéramos lo del otro día en el local y como si nosotros no supieran lo que ellos hacen.
-¿A ti no te da corte?
-Ninguno, y te aseguro que a ella menos. Nos conocemos de hace mucho y me lo cuenta todo.
-Y tú a ella también, claro.

Volvió a afirmar con esa sonrisa de pícara.

-¿Y a ti te da corte? – preguntó ella.
-Creo que lo que me produce es excitación – me sinceré.
-Ajammm…Ya lo veo, ya, estás otra vez duro...
-Y acalorado – le contesté – déjame que necesito remojarme – lo que realmente quería era verles.

Me levanté de golpe y me fui al agua, me sumergí un poco del todo y al salir y darme la vuelta les vi. Coque estaba encima de Lore y sus caderas se movían a ritmo. Mi polla en vez de arrugarse con el agua fresca se puso más dura todavía.

Según salí del agua, Sonia estaba sentada en la toalla, apoyada en las manos y las piernas estiradas. Al mirarla abrió las piernas del todo mostrando en todo su esplendor su coño cubierto por ese vello oscuro aterciopelado que tiene y dejó escapar otra de sus amplias sonrisas incitadoras.
Al mirar hacia la pareja, Lore que tenía la cabeza hacia mi lado, me vio, y me saludó con la mano para después hacerme el gesto del dedo pulgar arriba.
Me senté con una erección de caballo al lado de Sonia y poco después escuchamos un gemido, el único que se escuchó en todo el rato. Nos miramos y nos reímos por lo bajini.

Minutos después ambos se metieron el agua y después de chapotear un rato salieron de nuevo, y se aceraron a nosotros. Coque con la polla a media erección todavía y Lore esplendida y sonriente.

-¿Qué tal la siesta? – preguntó Lore – A mí me ha venido genial.

Los cuatro nos reímos con ganas.
 
Capitulo 9

Estuvimos un rato largo sentados los cuatro charlando de todo menos de sexo.
Historias, chistes, expectativas para el primer curso de la uni…
A pesar de todo lo que había pasado no hablamos de ello, lo dábamos por aceptado y normal.
De vez en cuando alguno se levantaba para remojarse o beber y se volvía a sentar.

Yo me levanté y dije que tenía que hacer lo único que no podía hacer ahí delante de ellos. Así que me metí en la tienda, cogí un rollo de papel y me subí por la ladera a aliviar mi cuerpo. Al regresar Coque me pidió el rollo e hizo lo mismo. Ellas estaban en el agua de nuevo nadando y hablando. Yo me metí y ellas salieron, y después de secarse se dedicaron a ordenar la tienda y sacar algo para merendar.
Cuando el sol fue bajando y perdiendo fuerza nos salimos de la zona de sombra y nos pasamos al otro lado.

Pero claro, cuatro jóvenes de 18 años con las hormonas por las nubes no podían estar mucho tiempo tranquilos, había que aprovechar cada momento, que luego entre semana era más complicado.
Y ocurrió el siguiente salto adelante que llevó a todo lo que vendría después. Y si no hubiera sido por ellas, reconozco que nosotros no nos hubiéramos atrevido.
Fue, para variar, otra de las “locuras” de Lore. Después de otro remojón, Coque y yo salimos, fui a la tienda a por una botella de agua, mientras él se sentó en la orilla.

Luego me senté junto a él. Ellas dos se habían metido más dentro y llevaban un rato con el agua por el cuello, charlando. Nos miraban, se reían y hablaban. Y cuando hacen eso es que traman algo. Poco a poco fueron saliendo del agua a esta pararse a unos 8 o 10 metros, con el agua por las rodillas, siguieron hablando pero nos dimos cuenta de que estaban así para que las miráramos. Con intención.

Y, claro, era inevitable, empezamos a empalmarnos otra vez.

-¡Pero chicos! – exclamó Lore entre risas - ¿otra vez? Creía que ya estabais acostumbrados.
-Ya claaaaaro – respondió Coque – con vosotras ahí delante, ¿cómo queréis que estemos?!
-Vale, entonces nos vamos – terció Sonia.
-Ni se os ocurra – dijo Coque

Las dos se sentaron en el agua, a un par de metros de nosotros y de nuestras pollas erectas.

-Me sé un remedio infalible, cerrad los ojos – dijo Lore.
-Anda ya! – le contesté yo
-En serio, hacedme caso, cerrad los ojos y contad desde 20 hacia atrás. – insistió manteniendo la seriedad.
-Hacedle caso, chicos – apostilló Sonia – Vamos a ver que pasa. Venga cerrad los ojos y contad.

Coque y yo nos miramos con cara de póker y luego a ellas.

-Va, venga, a la de tres cerrad los ojos – continuó Lore – 1, 2 y 3. - Cerré los ojos.
-Contad, en voz alta –
-20, 19, 18,….13,12….9, 8…

Mi polla seguía igual de dura, pero en ese momento sentí como unos labios rodeaban la punta. Di un respingo y abrí los ojos, sólo para ver la sonrisa de Sonia seguida de un lametazo a todo lo largo del tronco y de reojo ver como Lore hacía lo mismo con Coque.

-Joder, chicas… – fue todo lo que salió de mis labios.
-Calla! – dijo Sonia.

Se acomodaron un poco mejor entre las piernas de cada uno y continuaron chupándonos las pollas.
No sabía a donde mirar en ese momento. Miré de reojo a Coque y vi como estaba mirando a su vez como Sonia me la chupaba.

Me entró un relajamiento bestial, de pronto lo poco que me quedaba de vergüenza desapareció por completo, todo me daba igual. Y sentí una necesidad enorme de follar con Sonia. Al fin y al cabo aún no habíamos follado en todo el día.
La paré, me levanté y tiré de su mano para que se levantara. Fui a la tienda, cogí un condón y me lo puse. Luego la besé profundamente y me la llevé contra una pared de roca.
Se apoyó contra ella y se la metí desde atrás sujetándola por las caderas. La folle fuerte al principio, muy fuerte. Se escuchaba el golpeteo de mis muslos contras sus nalgas. Pasado el momento de necesidad, aflojé un poco y ella metió la mano para masturbarse. Me había abstraído de la situación hasta que la realidad regresó.
Giré la cabeza para mirar hacia donde debían estar Coque y Lore sólo para ver como se la estaba follando a cuatro patas en la orilla.

Lore me vio pero su cara permaneció igual, sin hacer ningún gesto distinto, sólo de placer.
La saqué abracé de nuevo a Sonia.

-Vamos a una toalla – le dije al oído.

Estiré una toalla y me tumbé en ella. Sonia se colocó sobre mí y se la metió de nuevo para cabalgarme.

-Joder, Sonia – le dije bajito – no doy crédito a todo esto.
-Calla y disfruta – me dijo agachándose sobre mí para besarme.

Continuó moviéndose así adelante y atrás, luego se incorporaba para ponerse en cuclillas y vuelta otra vez. Cerré los ojos para controlar la excitación. Al abrirlos al cabo de un par de minutos Coque y Lore estaban en otra toalla a tres metros de nosotros. Eso fue demasiado para mí y se lo dije a Sonia, que aceleró sus movimientos sin parar a su vez de masturbarse. Nos corrimos casi a la vez.

Sonia se echó a mi lado mientras recuperábamos el aliento.
Coque y Lore seguían follando junto a nosotros. Sonia, a mi lado se incorporó para mirarles, apoyándose en mi pecho. Lore nos miró y apretó más sus muslos contra Coque. Vimos como ella llegaba al orgasmo al tensar todo su cuerpo. Luego se echó también al lado de Coque.

Durante un buen rato, nadie dijo nada. Sólo se escuchaba el mar y los pájaros a los lejos.
Por fin Lore rompió el silencio.

-Guau! No digo más -dijo
-Voy a decir una cosa, chicos. –añadí yo - Creo que ya no necesitamos que la tienda haga de biombo.

La carcajada fue general. Nos levantamos y nos metimos en el agua otra vez.
 
Capitulo 10

-Nos vamos a arrugar de tanto estar en el agua – dijo entre risas Sonia.
-Sí, yo creo que ya tengo bastante por hoy – respondió Lore.

Y ambas salieron del agua. Nosotros dimos unos cuantos largos más y las seguimos.
El sol que ya iba bajando las iluminaba con otra luz mientras se secaban al aire.
Ese contraste con sus culos y sus tetas blanquitas me seguía poniendo cachondo.

-Habrá que cenar algo, no? – soltó Coque.
-Buena idea – dije yo, pensando sobre todo en distraerme de la visión de esas dos.

Nos pusimos a buscar la comida en las mochilas y en una toalla preparamos todo para cenar. Nos pusimos los bañadores y ellas la braga del bikini para estar más cómodos para cenar y nos sentamos en círculo con la cena en el centro.
De nuevo, mientras cenábamos no hablamos de sexo ni de lo que había ocurrido antes. Creo que a esas alturas ya lo habíamos interiorizado los cuatro.
Tras cenar jugamos unas partidas de cartas y luego recogimos todo para guardar los desechos y preparar la tienda para la noche. Aunque aún faltaba para anochecer.

-Creéis que cabremos ahí dentro los cuatro? – preguntó Sonia
-Y si probamos a colocarnos a ver que tal, de todas maneras no hay alternativa – dijo Coque.
-Venga vamos a probar – añadí

Colocamos las mochilas en el fondo y nos fuimos metiendo colocándonos en paralelo. Muy juntos, pero cabíamos.
Luego salimos y preparé la lámpara de gas que había traído.
El sol fue metiéndose pero la luna estaba saliendo. Desgraciadamente era una luna incipiente, apenas tendríamos iluminación natural.

-Joder, chicos, esto de no poder ducharse con agua dulce es una faena. En eso no habíamos pensado. Me siento toda tirante por la sal en la piel – comentó Sonia.
-Tienes razón – apostilló Lore – en eso no pensamos.
-Ha estado bien el día, pero daría lo que fuera por una ducha – se sumó Coque.

Cuando anocheció del todo, quedamos muy a oscuras. No había iluminación residual artificial ya que no había pueblos cerca. Pero la ventaja era que el cielo estaba espléndido para observarlo. Se veían miles de estrellas y la Via Lactea.
Nos tumbamos los cuatro en las toallas para observar el firmamento, callados.

-¿Tenéis sueño? – preguntó Sonia
-No
-Para nada
-Yo tampoco, ¿y tú? –
-No.

Un cuarto de hora después, los cuatro nos caíamos de sueño.
Encendimos la lámpara para meternos en la tienda y después de acomodarnos la apagamos.
Dormimos fatal, yo me desperté muchas veces y estaba deseando que amaneciera.

Cuando por fin clareó, no aguante más y salí fuera. Después de mear, me metí medio paquete de galletas en el cuerpo y una taza de café del termo, que ya no estaba caliente. Poco después apareció Lore por la puerta gateando, se levantó me dio los buenos días, un beso y se fue a un rincón a orinar. Le ofrecí galletas y café mientras mirábamos como el horizonte se iba iluminando.
Sonia fue la siguiente, repitiendo el mismo ritual, y por fin Coque.

-Necesito darme una ducha, no puedo más – fue lo primero que dijo Sonia.

Se me ocurrió una idea.

-A ver chicos, os propongo volver ahora, coger el primer bus que pase e ir hasta el local. Tengo las llaves y sé que mi hermano no va nunca un domingo por la mañana. Están durmiendo la mona de salir de fiesta después de sus bolos.

-Apoyo la moción – contestó inmediatamente Lore.
-Y podemos parar a desayunar caliente en algún sitio
-Vale
-A la próxima a la montaña – añadió finalmente Coque.
-Ni lo dudes – acabé yo.

Dicho y hecho, recogimos todo, lo cual nos llevó su tiempo y emprendimos la marcha. Luego tuvimos que esperar una hora el autobús, mientras nos tomamos un café en un bar cercano.
 
Atrás
Top