El Club

Capitulo 11

Llegamos al local a media mañana. Dejamos todo tirado por un rincón.

-A los chinos quien va primero a la ducha. Y rapidito que el termo es eléctrico y no da para pasarse mucho. Tres minutos cada uno. Ok?
-Ganó Lore, y se metió inmediatamente. Sonia después y luego yo, por fin Coque.
-Buff, esto es otra cosa – dijo Sonia mientras se secaba rápidamente para pasarme la toalla. Lore ya estaba seca y cuando salió Coque se arrimó a él con las excusa de ayudarle a secarse.

Sonia se había metido de nuevo en el baño a peinarse. Y yo fui dentro también.
Nada más verla, desnuda, ligeramente inclinada sobre el espejo para mirarse algo de la cara, empecé a excitarme. La abracé por detrás para que me notara.

-Mmmm… me gusta – se insinuó.
-Me apuesto lo que quieras a que esos dos están follando ya – le dije al oído.
-No apuesto porque pierdo – respondió con una sonrisa.

Pasé una mano por delante para agarrarle el coño y su respuesta fue apretar su culo más contra mí.

-Fóllame – me rogó.
-Los condones están en la mochila, fuera – respondí con cara de circunstancias.
-Pues vamos fuera – contestó con maliciosa sonrisa.

Me agarró la polla y le dio dos meneos antes de salir primero por la puerta.
Salí detrás para ver como Lore estaba cabalgando a Coque sentados en un sofá.
Ni se inmutaron al pasar a su lado para coger un condón. Sonia me la chupó un poco antes de colocármelo. Luego nos fuimos al otro sofá, que estaba otra vez en su sitio, haciendo una ele. Se echó sobre él y yo entre sus piernas para metérsela.

Era un poco incómodo follar en esa postura porque el sofá no era muy ancho, ella no podía abrir bien una pierna y yo no podía apoyar bien las dos manos. No duramos mucho así y le pedí cambiar. Me senté y ella sobre mí agarrada a mi cuello, subiendo y bajando.

En el otro sofá Coque estaba dando fuerte a Lore a cuatro patas. Como si no estuviéramos.
Sonia me miraba sin parar, su cara era puro placer.

-El coño… me voy a correr – agarró una de mis manos con fuerza y me la puso en su coño – tócame, que me corro...- dijo casi gritando - Joder….. jodeerrrr, me corrroooo

Creo que las exclamaciones de Sonia dispararon el orgasmo de Lore, que anunció a su vez que se corría. Lore se fue al baño con el condón de Coque, y Sonia, mientras se sentó a mi lado. Yo aún estaba fresco, sin correrme, pero me quité el condón igualmente.
Me fijé en la polla de Coque, a media asta todavía, mientras se limpiaba con un pañuelo.

-Voy a hacer que te corras, quieras o no –me miró Sonia.

Empezó a pajearme con fuerza, mientras vi como Lore regresó y sin dejar descansar a Coque se arrodilló entre sus piernas para empezar una mamada-paja.
De vez en cuando, Sonia me miraba, desafiante. Cambiaba de lado para cambiar de brazo, mientras yo me iba escurriendo en el sofá.

-Córrete, joder… quiero ver cómo te corres – insistió.

Y era cierto, hasta ahora siempre me había corrido en un condón, en un pañuelo de papel envolviendo mi polla o contra su mano en posturas incómodas.
Mientras, en el otro sofá, Lore estaba llevando de nuevo a Coque al clímax.
Y efectivamente se notó el momento en el que se vaciaba de nuevo, esta vez en su boca. Lore se fue de nuevo al baño y Sonia cambio otra vez de lado. Mientras Coque estuvo solo yo rehuía mirar, sólo cuando Lore regresó les miré de nuevo, sobre todo a ella.
Sonia había colocado su cabeza en mi pecho mientras no paraba de pajearme. Yo le acariciaba su cabecita cuando empecé a notar el orgasmo inminente.

-Voy a correrme, voy a correrme – le dije bajito – Ya, ya, yaaaaa.
-Yaaa, yaaa – acompañó ella.

Creo que no se esperaba la fuerza de la corrida y por eso no hizo intento de retirarse. Yo sí escuché como los primeros chorros se estrellaban contra su cara. Seguí expulsando semen aunque ya notaba como caía en mi vientre.

-Cabróooooon – fue su reacción

Se dio la vuelta al incorporarse y fue cuando vi por primera vez su carita completamente salpicada de chorreones de leche que empezaban a resbalar por su piel y goteaban sobre mi pecho.

-Pero, pero, pero que cantidad por dioooossss- gritó, no sé si cabreada, sorprendida o contenta al principio.

Miré a los otros y Lore tenía la mano tapándose la boca y los ojos como platos.

-Joder tio, que lechada – y empezó a reírse – pero buenoooo.

Coque se reía también.

-Que no veo de un ojo, cojones – reclamó Sonia.

Empecé a buscar pañuelos y Lore se dio cuenta y me lanzó un paquete. Saqué uno, y le limpie un poco lo del ojo. Y luego mi vientre.

-Ven, vamos al baño a lavarte – la acompañé.

Cuando se vio en el espejo se quedó muda, flipada.

-Estas preciosa, cariño – le dije sin poder evitar la risa, mientras con un dedo le iba quitando lo más gordo.
-Que cabrito eres, tú sabias que iba a pasar esto, confiesa –
-Te juro que no tanto, en serio – repliqué yo
-Ya, ya, ya hablaremos – continuaba, mientras continuaba limpiándose.
-Te espero fuera - le di un beso en un hombro y una palmadita en el culo y salí.
 
Capitulo 12

Sonia apareció por la puerta y nos encontró a los tres a medio vestir y hablando.

-Sí, vosotros reíros, mamones
-Pero si no nos estamos riendo – ahí fue cuando empecé a reírme.

Se acercó a darnos un guantazo a cada uno, pero los esquivamos haciendo que casi se cayera. Por suerte la sujeté evitando que ella se diera un golpe, lo que provocó que a su vez le entrara también la risa.
Al final se salió con la suya y me pilló desprevenido dándome un azote.

-Eso por dejarme casi ciega, cabrito –

Nos vestimos y salimos. Nos despedimos cada uno porque teníamos que comer en casa. Y acordamos llamarnos otro día.
Al atardecer, pasé a recoger a Sonia, luego fuimos a tomar algo y acabamos otra vez en el local.
Entramos, eché la llave y ya estábamos morreándonos de pie.
Luego ella me empujó para que me sentara en el sofá, se desabrochó la faldita, se quitó las bragas y se sentó sobre mí. Continuamos besándonos así, hasta que ella interrumpió el beso para desabrocharme los botones de la camisa y empezar a quitármela. Luego se quitó su camiseta y el sujetador para a continuación retomar los besos.

Me ofreció sus tetas para chuparlas y poco después me cogió una mano para ponerla en su coño. Se lo acaricié hasta que empezó a mojarse como siempre. Interrumpió de nuevo el beso, y me miró. Mi polla estaba a punto de reventar el pantalón.

-Cómeme el coño – dijo de manera casi solemne. Se levantó y se sentó al lado, abriendo las piernas y sin dejar de mirarme.

No tardé nada en desnudarme del todo, mi polla salió como un resorte de lo dura que estaba, y me senté en la alfombra entre sus piernas.
Con delicadeza pasé primero un par de dedos mojados por sus labios, abriéndolos y acariciándolos, luego le introduje uno muy despacio. Ella dio un respingo y emitió un gemido. Busqué el clítoris pasando mi pulgar hacia arriba y empezó a gemir más alto. Era el momento.

Acerqué mi boca y besé su pubis, luego sus ingles, sus labios y por fin pasé toda la lengua de abajo hacia arriba. Repetí una y otra vez, y sus gemidos eran cada vez más fuertes. Me agarró de la cabeza empujándola contra su coño. Abrí la boca y empecé a comérselo todo, todo lo que abarcaba mi boca, batiendo la lengua al mismo tiempo. Mi nariz se sumergía en su vello oscuro. No paraba de gemir y su coño se iba encharcando con su flujo.

-Me voy a correr, cariño – me avisó un segundo antes de apretarme la cabeza con fuerza y empezar a temblar – Me corro, me corrooooo…AAAAHHHHHHH!

Me soltó la cabeza y yo liberé la presión de mi lengua poco a poco.

-Madre mía… que fuerte! – se quedó echada recuperandose.

Yo tenía la barbilla empapada de su flujo, y me limpié con la mano.
La miré y vi que le caía una lágrima. Me asusté por un momento.

-¿Qué pasa, te he hecho daño o algo?
-No tonto –respondió rápido – es de placer, ha sido increíble…

Se limpió la lágrima con la mano. Luego se incorporó y me abrazó.
Me levanté para ir al lavabo a limpiarme con agua y ella hizo luego lo mismo.
Al regresar, evidentemente yo seguía completamente empalmado.

-Bueno, vamos a tener que hacer algo con eso, ¿no? – dijo señalando mi polla.

Se inclinó sobre mí y me besó, se separó como un palmo.

-¿Te la chupo?, estoy un poco irritada de ahí abajo para follar – señaló

Yo asentí con la cabeza.

-Pero que conste, ni se te ocurra correrte en mi cara, que no tengo ganas de volver a limpiarme otra vez – añadió con seriedad – al menos hoy no – apostilló por fin con una sonrisa.

-Entendido –

Se colocó a mi lado y me la chupó durante un buen rato, cuando le avisé de que quería correrme me dijo:

-Vamos al lavabo, te corres allí –

Fuimos para allá y acabó pajeándome para correrme en el lavabo.

-Joder, pero que cantidad – exclamó - ¿pero cómo puedes tener tanta después de todo lo anterior?

Me encogí de hombros.
Después de vestirnos nos fuimos cada uno a su casa a cenar. Y a recuperarnos de esos días.

La semana transcurrió como siempre, playa, siesta, paseo, helado, copas, y por la noche Sonia y yo acabábamos en el último piso de su edificio.
El sábado siguiente Lore y Coque no vinieron al local con nosotros, porque uno de los dos tenía un compromiso familiar. Pero ellos no tenían tantos problemas como nosotros para follar entre semana en la casa de los padres de uno o de otro.
Así que nosotros aprovechábamos todo lo que podíamos el fin de semana.
Sólo quedaba una semana de julio y transcurrió igual. A veces salíamos con otros, a veces solos, a veces con la parejita. Y el fin de semana, al local. Ese último fin de semana tampoco pudieron venir, no recuerdo por qué.

La noche anterior Sonia me había dicho mientras hablamos por teléfono que tenía que contarme una cosa, un cotilleo.
Ese sábado mientras estábamos en el sofá, yo sentado y ella echada boca arriba sobre mi mientras hablábamos.

-Tengo un cotilleo - dijo ella.
-Ah, eso que me decías anoche por teléfono – respondí – cuenta, cuenta
-Lore y Coque lo han hecho por detrás… ya sabes … por el culo – dijo – Me lo contó Lore la otra noche por teléfono.
-Coño! – exclamé, aunque no es que me sorprendiera mucho - ¿y?
-Nada, me contó que estuvo mejor de lo que esperaba.

Me quedé mirándola callado…Ella lo mismo unos segundos.

-Jhummm - me miró con su típica sonrisa de traviesa – ¿Y sí lo probamos?
-Pues…

Se sentó con rapidez sobre mis piernas, me metió la lengua en la boca y después de besarnos, con una cara de deseo infinito añadió:

-Quiero que lo hagamos - y continuó besándome.
 
Capitulo 13/14

-Yo también – le respondí agarrándola fuerte.
-Aunque me da un poco de apuro –
-Apuro, ¿por qué? –

En aquella época, obviamente no existía internet para poner “como practicar sexo anal” en un buscador y encontrar alguna página con recomendaciones. Ni para eso, ni para otras prácticas. Algunas ni las podías imaginar. Ni siquiera el porno estaba tan al alcance como hoy en día, lo poco que habíamos visto eran los “playboy” o revistas parecidas del padre de un compañero que traía a clase y le echábamos un vistazo o imaginarnos lo que se escondía tras las portadas de las revistas pornográficas en los kioskos.
Lo que se aprendía era por el boca a boca, uno que contaba una cosa, otro contaba otra, etc. Eso, y la intuición e imaginación de cada uno.

-Bueno, me estuvo contando un poco…ya sabes...
-Como no te expliques…yo tengo alguna idea pero dime, qué te contó Lore… es por lo que dicen que duele mucho o por qué -
-No, no, me contó que le gustó, que sólo le dolió un poquito al principio pero que luego muy bien -
-¿Entonces, que es lo que te da apuro?
-Joder, ¿y si sale algo por ahí de tú ya sabes…? Jolín, me da corte eso.

Me sonreí un poco

-No te rías, jolines…
-Vaale, pero a ella le pasó o qué?
-No, pero me imagino a mí y…
-A ver, hagamos una cosa, los dos queremos probarlo, ¿no? Pues lo dejamos hasta el día en que tú creas que lo tienes controlado, vale?
-Bueno –.
-Y si pasa, pues pasa, no será el fin del mundo, Sonia.
-Vaaaale - Luego me miró y nos besamos de nuevo.
-Me dijo que compraron un lubricante, no recuerdo la marca, pero supongo que todos serán parecidos.
-Vale, pues compramos uno, no te preocupes.

Después de esa conversación echamos dos polvazos prácticamente seguidos para cerrar la semana.

A principios de agosto Coque se marchó de viaje con sus padres durante quince días. Sus padres estaban forrados y cada año se iban de viaje a un sitio diferente.
Lore y nosotros salíamos muy a menudo con otra gente o a veces los tres solos, pero nunca fuimos juntos al local. Luego llegó la segunda mitad del mes y Sonia se marchó una semana con los padres al pueblo de sus abuelos, como hacía cada año también. Ni teléfono tenían para poder hablar con ella, así que todo ese tiempo me sumé a un grupo para jugar al futbol y salir por la tarde o noche. Algún día coincidía con Lore y Coque en algún bar.

Y entonces fue cuando tuve la lesión jugando al futbol, fractura de clavícula por una mala caída. Reposo, calmantes, brazo en cabestrillo y recuperación. Seis semanas creo que fueron en total. Cuando Sonia regresó me encontró echo una mierda, más animicamente que otra cosa. Menos mal que venía a verme todos los días a casa y pasábamos el rato. Pero el sexo se paró en seco, y con las ganas que teníamos después de una semana sin vernos. Salíamos a dar un paseo y sentarnos en el parque un rato a besarnos. El domingo por la noche me encontraba mucho mejor y nos llegamos hasta el local. Estaba deseando verla otra vez desnuda.

Nos besamos durante largo rato y ella me empezó a tocar la entrepierna.

-Bien, no puedes mover el brazo de momento, pero creo que esto sí puede moverse – dijo con su irresistible sonrisa.

No pude evitar reírme y besarla de nuevo.

-Vamos a veeeer.. que tenemos aquí – dijo mientras bajaba la cremallera y me desabrochaba el cinturón y el botón. – Mmmmm… ya ni me acordaba como era jejejeje -

Tiró de mi pantalón hacia abajo y luego de los calzoncillos, liberando mi polla semierecta.

-Uuyy, parece que está medio dormida todavía, voy a tener que despertarla del todo jajaja –

Sonia acabó de sacarme la ropa y luego se levantó y empezó a desnudarse delante de mí.

-Confiesa, ¿Cuánto hace que no te has pajeado? – me soltó a bocajarro mientras seguía quitándose prendas.

-Uuhh, ehhhh –

-No me mientas – amenazó - ¿te has pajeado pensando en mí los días que no estaba, confiesa? – conteniendo la risa.
-¿Tú que crees? Joder, si me pajeo cada noche al llegar a casa aunque hayamos follado una hora antes – confesé
-¿Cuándo la última vez? – insistió.
-Dos días antes de la lesión, creo que van nueve días, no sé – respondí.
-¡Guau! Nueve días sin correrte, madre mía…esto debe estar muy lleno – dijo al inclinarse para acariciarme los huevos.
-Estaba yo para darle al manubrio, sí - contesté
-Pues esto vamos a remediarlo ya mismo –

Por fin se quitó las bragas y se acercó a mí.

-Tócame – ordenó

Alargué la mano libre y pasé los dedos abiertos por su vello púbico, y luego puse la palma en su coño húmedo.

-¡Mira! – dijo ella – parece que ha despertado del todo, así me gusta.

Se alejó hasta su bolso, más bien un bolsón, que había traído. Sacó una cosa y me la enseñó.

-Esto para cuando estés recuperado – era un tubo de lubricante. Mi polla se puso a reventar. No sé si iba a durar mucho cuando me tocase.

Luego sacó una toalla de tamaño mediano y regresó.
Se arrodilló entre mis piernas y me agarró la polla con firmeza.

Dejó caer un goterón de saliva en el capullo y empezó a pajearme muy despacio.
Durante el tiempo que llevábamos juntos habíamos ido descubriendo poco a poco muchos rincones de nuestros cuerpos y confesado mutuamente lo que nos iba gustando más, aunque nos faltaba mucho por descubrir.
Y a mí me gustaba mucho que me acariciara los huevos con una mano mientras me la chupaba o me pajeaba.
Muy suavemente los cogió en su mano para acariciarlos y apretarlos lo justo sin dejar de pajearme.
Aumentaba y disminuía el ritmo según veía mis reacciones, lubricando con saliva de vez en cuando.

-¿Te está gustando eh?
-Es que casi se me había olvidado…
-Ya, ya...
-¡Para! – soltó de golpe como quien suelta algo que quema – mi polla rebotó contra el vientre y ella abrió los ojos con sorpresa y luego sonrió en plan traviesa.
-Joder, casi me corro… sigue
-Me encanta tenerte así, ummmm.

Volvió de nuevo otro poco

-¡Para! – y se repitió lo mismo que antes.

Esta vez la parada fue más larga.

-Mmmmm… si no es porque sé que no durarías un segundo, me la metería ahora mismo. No sabes las ganas que tengo de que me folles.
-Sí, eso…tú excítame más… – me quejé medio en broma – despacio.

Volvió a dejar caer su saliva y prosiguió pajeándome.
La sensación de correrme de forma inminente remitió y ella aceleró bastante el ritmo. Era una maravilla como lo hacía, siempre con la presión justa, controlando mis reacciones.

-Cuando vayas a correrte avísame.
-Tranquila, voy bien ahora.

Se sentó a mi lado abrazándome y continuó pajeándome, a veces paraba y me pasaba su dedo pulgar por la punta haciéndome disfrutar aún más.

-Joder, Sonia brufff – no me salían las palabras.

Volvió a arrodillarse en el suelo entre mis piernas.

Cerré los ojos para no mirarla e intentar alargar esa maravilla un poco más.

-Dioooos, joder, sigue no pares, Sonia, no pares…

Aumentó el ritmo a tope y yo empecé a retorcerme por dentro. Ella ya se dio cuenta. Abrí los ojos y ahí estaba ella, mirándome. No pude más.

-Me corro, Sonia, me corroooooo, AAHHHHHH –
-¡Échamelo en las tetas! – dijo bajando un poco la inclinación de mi polla.

Justo en el instante en que la bajó un poco empecé a correrme como nunca antes lo había hecho, contras sus tetas. No sé los trallazos que solté pero mientras el semen resbalaba por todo su pecho y su vientre hasta llegar a sus muslos, seguí soltando chorros hasta quedar exhausto.
Ella estaba extasiada, mirándome y mirando su pecho.

-¡Mira! – dijo, con un sonrisa enorme y mirando con asombro su torso embadurnado de mi semen – Mira como me has dejado! Jamás imaginé tanta cantidad, flipo.

Cogió la toalla y se limpió un poco antes de levantarse, inclinarse para darme un beso y dirigirse al lavabo.
Yo me quedé inmóvil durante ese tiempo, recuperándome y observado como mi polla iba perdiendo dureza.

-Me doy una ducha – la escuché decir – Menos mal que traje toallas.

Después de ducharse salió a buscar otra toalla del bolso para secarse.
Cuando terminó se acercó de nuevo a mí, para limpiarme con un pañuelo.

-¡Qué barbaridad! – prosiguió todavía asombrada – Jamás imaginé que un tío pudiera echar tal cantidad de leche.
-Jajajaja – respondí – si ya de por sí expulsas bastante, pasas días sin descargar y además te excitan como tú lo has hecho pues eso es lo que ocurre, jajajaja.

Nos reímos los dos.

-Ay! – me quejé instintivamente – me empezaba a doler un poco el brazo y la zona de la herida en la clavícula-
-¿Te molesta?
-Un poquito, habrá dejado de hacerme efecto el calmante. Y el esfuerzo tampoco ayuda.
-Bueno, ¿dónde los tienes?
-Saqué una cajita del bolsillo y se la di –
-Ahora te traigo agua, tranquilo.

Se sentó a mi lado y estuvimos callados un rato, yo cerré los ojos y la cogí de la mano.

-Te veo cansado – dijo –será mejor que nos vistamos y vayamos a casa a descansar.

Eso hicimos, aunque me hubiera gustado darle todo el placer del mundo en ese momento.
Nos despedimos en la puerta de mi casa y me dijo que pasaría a verme al dia siguiente.

Pasaron las semanas, y mi lesión iba curándose pero todavía no podía mover bien el brazo y menos apoyarme en él. Sonia y yo nos veíamos casi a diario, en mi casa o dando un paseo nosotros solos o quedando para tomar algo con otra gente, Lore y Coque incluidos. Fuimos un par de veces al local los dos solos y dejé que ella llevara la iniciativa en todo momento. Para follar, yo me sentaba en el sofá y ella sobre mí.
A la semana siguiente experimenté una rápida mejoría pero entre la inminencia del inicio del curso y todo lo que había que preparar y otros asuntos, no nos pudimos ver tanto. Además, mi hermano ya no tenía tantas salidas y el local no siempre estaba libre. Tenía que hablar seriamente con él para que me dijera que días podíamos ir nosotros.
 
Capitulo 15/16

Mi hermano ya había terminado la carrera hacía un par de años y estaba trabajando. Lo de la música era afición y como ingresos adicionales para sus escapadas. Siempre le había gustado viajar de mochilero con sus colegas.
Cuando le pregunté qué días podía ir con mis amigos al local me dijo que los miércoles que no ensayaban y que podíamos ir también los fines de semana siempre que tuvieran ellos alguna actuación
Pero lo mejor fue cuando me dijo que tenía 15 días de vacaciones reservadas y que se iban de viaje, el 1 de noviembre, creo que a Sudamérica ese año.
¡15 días el local solo para nosotros! Pero aún faltaban semanas.

De todas formas el inicio el curso se echaba encima y estábamos muy enfrascados con todo eso, y otra serie de circunstancias hicieron que las oportunidades de tener sexo disminuyeran notablemente. Por una razón u otra Sonia y yo nos vimos mucho menos durante ese tiempo. Nuestras Facultades tampoco estaban cerca así que tampoco por ahí había oportunidad para vernos. Sonia y Lore que estudiaban las dos empresariales se veían a diario. Al que menos veía yo era a Coque que estudiaba Industriales.
Apenas pudimos ir dos o tres noches al local, y todo era rápido porque esos días el grupo acababa mucho antes las actuaciones, no como en verano.
Y con Coque y Lore nos veíamos prácticamente los viernes noche para tomar algo.
Cómo echaba de menos los días de verano.

Cuando todo se normalizó, el curso en marcha y todos más tranquilos volvimos a vernos con más frecuencia.
A veces ella venía a casa a estudiar o iba a la suya, pero el sexo era imposible en esos casos, siempre había alguien.
Tenía marcado en el calendario el día que se iba mi hermano de vacaciones. Y por fin ese día llegó. Recuerdo perfectamente que era jueves porque hubo puente el viernes, y empalmamos cuatro días sin clase.

Había quedado con Sonia en el mismo local a media tarde. Yo llegué primero y después de dejar algo de beber y picar en la nevera, puse música suave y la esperé impaciente. Se retrasó bastante y como en esa época no teníamos móviles ni había teléfono en el local, pues tocaba armarse de paciencia.
Por fin tocó a la puerta y abrí. Lo primero que hizo fue disculparse por el retraso alegando que tuvo que esperar para ducharse porque el baño de su casa estaba ocupado y se había dejado algo cuando ya iba por la mitad y había tenido que volver.

Interrumpí sus disculpas poniéndole un dedo en los labios para besarnos a continuación. Sólo le dio tiempo a dejar caer la bolsa que traía en el suelo antes de que la empujara contra una pared para continuar morreándonos.

Llevábamos mucho tiempo sin poder estar tranquilos y estaba impaciente. Y ella también porque empezó a desabrocharme el cinturón y la cremallera. Nos fuimos desnudando a trompicones, nos desabrochamos mutuamente su blusa y mi camisa, luego le di la vuelta para quitarle el sujetador. Yo ya me había deshecho del pantalón y los calzoncillos a patadas. Le bajé las bragas de un tirón y me arrimé a ella para que sintiera mi polla.

-Ohhh, como necesitaba sentirla – dijo bajito – me encanta notarla así

Busqué su coño con mi mano para descubrir lo mojada que ya estaba. Ella se acabó de sacar las bragas y se dio la vuelta.

-Ven – la cogí de la mano y la llevé a uno de los sofás para que se sentara. Ni siquiera tuve que pedirle que abriera las piernas. Sabía lo que quería. Me incliné para besarla, dejándome caer hacia el suelo acariciando todo su cuerpo.

Olí su sexo, ese aroma maravilloso, enterrando mi nariz en su vello púbico. Y luego me entregué a darle el placer que necesitaba. No tardó en empujar mi cabeza contra su coño ni yo en pasar mi lengua por todos sus rincones. Sus gemidos iban en aumento. Hubiera querido que se corriera así, pero también estaba ansiosa de polla.

-Métemela, por favor… métemela ya – dijo casi a gritos.

No pude decirle que no. Me acerque a por un condón y me lo puse. Volví a arrodillarme y se la metí en esa postura.

-Uuummm – lanzó un gemido y enseguida me rodeó con sus piernas.

Yo me levanté un poco para apoyarme con las manos en el sofá y empecé a follarla fuerte.
Fue un polvo rápido, ansioso, de llevar tiempo sin sexo. Se llevó una mano al clítoris para masturbarse hasta que se corrió entre espasmos. Yo lo hice segundos después. Me dejé caer sobre ella para besarla de nuevo y después de salirme y quitarme el condón me senté a su lado.

-Joder que gusto, cariño – dijo – como lo he echado de menos.
-Yo también, mucho – repliqué – la abracé para besarla otra vez.

Luego me levanté para limpiarme un poco en el baño y al regresar preparé unas bebidas. Ella se había recostado en el sofá esperándome. Aún le quedaba algo del bronceado del verano ya que ella se pone siempre muy morena. Estaba preciosa así.
Se incorporó para beber algo y estuvimos charlando un rato.

-¿Quieres que llamemos mañana a Coque y Lore para que vengan?
-Jmm, tú lo que quieres es mambo, confiesa – me dijo dándome un pellizco y riendo –venga, confiesa.
-Jajajaja, me has pillado – repliqué –No, en serio, si no quieres no les digo nada o podemos quedar solo para escuchar música o ver una peli y después nos quedamos solos.
-Te voy a confesar una cosa. Hace unos días estuve hablando con Lore y me preguntó que cuando íbamos de acampada otra vez. Que hacía mucho de aquello y que hablamos de ir a la montaña. Así que te puedes imaginar, conociéndola, que es lo que podría pasar jajajaja.

Puse una sonrisa de oreja a oreja.

-Mañana se lo digo a Coque.

Luego Sonia se levantó y se acercó a su bolsa. Metió la mano en su interior y sacó una cosa que me mostró.

-Esto es lo que me había dejado – dijo - Era el tubo de lubricante que había comprado hacía tiempo y que seguía sin desprecintar.
-Habrá que estrenarlo antes de que se pase – añadió con su típica sonrisa - ¿qué te parece si probamos, eh?

No dije nada, solo me levanté, la abracé y la besé de nuevo.
Esta vez nos comimos la boca con pasión descontrolada.
Sonia me la agarró mientras me decía al oído:

-Vamos a hacerlo –
-¿Estás segura? – le dije mirándola a los ojos.
-Sí – contestó – pero con mucha calma.
-Por supuesto – repliqué – ¿cómo quieres que nos pongamos, a cuatro patas?
-Podemos probar así a ver –
-Hablaste con Lore, ¿qué te contó ella? –
-No mucho, que lo hicieron, nada más y que estuvo mejor de lo que esperaba pero ningún detalle ni nada.

Abrí el tubo de lubricante y lo dejé preparado al lado el sofá

-Date la vuelta y ponte de rodillas en el sofá – le sugerí.

Así hizo, exponiendo su culito en primer plano. Pasé un dedo mojado en saliva por su ano, muy suavemente y dio un leve respingo.
Luego con la otra mano empecé primero a acariciarle el coño para excitarla.
Siempre había oído decir en el boca a boca que había que excitar mucho a la chica las primeras veces.
Luego cogí el tubo, puse un poco en un dedo y luego lo deposité en su ano. Dio un gritito.

-Uff, está frío – dijo con sorpresa y luego se rió –

Lo esparcí bien por la zona.

-Ahora ya no está tan frio, pon un poco más, no vaya a ser que....

Le hice caso y eché una buena dosis directamente del tubo.

-Ufff, friiiio – dijo entre risas de nuevo.

Se lo esparcí bien por alrededor del agujerito.

Luego me puse un condón y puse otro poco encima.

-¿Estás nerviosa? – pregunté –
-Nerviosa no… expectante – respondió – despacio eh
-No te preocupes cariño –

Me acerqué y coloqué la punta de la polla justo en su agujero. Presioné un poco y salió resbalada hacia arriba.

-Vaya – exclamé – volví a insistir sujetándola mejor y mi polla se resbalaba una y otra vez.
-Igual has puesto demasiado lubricante por los lados y por eso resbala – sugirió Sonia.

Cogí un pañuelo de papel y limpié un poco.

-Voy a probar otra cosa antes, voy a meterte un dedo –
-Prueba, sí...

Presioné con un dedo que entró sin ninguna dificultad. Sonia dio un pequeño gritito.

-¿Te ha dolido? -
-Para nada, pero no lo metas muy dentro porfa – respondió
-Tranquila no pasa nada –

Volví a meterle un dedo hasta más o menos la mitad y empecé a meterlo y sacarlo suavemente. Iba como la seda.

-Creo que ya he encontrado el truco –

Puse un poquito más de lubricante en dos dedos y se los metí a la vez. Dio otro respingo con un movimiento instintivo hacia adelante, pero no saqué los dedos, sino que empecé a moverlos lentamente hasta que entraron enteros.

-¿Qué tal así, duele? – pregunté
-Bien. No, nada – respondió
-Pues te he metido dos dedos enteros, que lo sepas…
-¿En serio? Joder! –
-Vale, voy a metértela, tranquila eh, si te hace daño me gritas –
-No lo dudes - respondió tajante.

Puse un poquitín más de lubricante en mi polla y volví a probar. Presioné y ahora sí que no resbaló y vi cómo las carnes que rodean su ano iban hundiéndose despacio.

-Uff, ufff… augh augh augh, despacio – se quejó.
-Voy despacio, cariño – apreté un poco más aún.
-Para, para – me pidió. Se levantó un momento y luego volvió a sacar el culo – sigue, venga..

Insistí de nuevo, milímetro a milímetro y se la volví a sacar.
Le metí otra vez dos dedos y la follé así otro poco. No se quejó.
Volví a insistir de nuevo y esta vez avancé más aún hasta que pegó un alarido.
Fue el momento en el que por fin entró el capullo.

-AHHHHH…ME QUEMAAAAA, DIOSSSS – gritó mientras con una mano daba manotazos en el respaldo del sofá – Ni te muevas…
-Vale ya ya, ya está – el anillo de su ano rodeaba completamente mi polla un centímetro por detrás del capullo – relájate, ya está, ya está…
-DIOSSSS, ¡que quemazón! –
-¿La saco? - pregunté
-NOOOOOOOOO, ni se te ocurra, pero no te muevas por favor.

Me quedé quieto sin moverme un milímetro. Sonia giró la cabeza y me miró con cara de mala hostia.

-¿Quieres que la saque? – insistí preocupado.
-QUE NO, COJONES, estate quieto – respondió gritando.

Un minuto, dos. Empezó a moverse ella, presionando hacia atrás despacio.

-Ya pasó…ahora mejor.

Siguió moviéndose adelante y atrás centímetro a centímetro hasta que tuvo más o menos la mitad dentro.
Volvió a girar la cabeza para mirarme.

-Salte – me ordenó.

Obedecí sin preguntar, algo desconcertado. Pero duró un momento.

-Tengo una idea - Cogió el tubo de lubricante y se puso un buen chorro en los dedos, luego se lo dio en su agujerito y se sentó en el sofá colocando el culo muy en el borde – Así vamos a probar, coge ese cojín, ponlo abajo y me la metes así.

Iba a ponerme lubricante cuando me paró.

-Quítate el condón, que no hay peligro de embarazo por ahí – añadió con una sonrisa y un guiño.

-No, ya, hasta ahí llego Sonia – respondí con sorna pero riendo.

Me lo quité y me lubriqué bien la polla. Luego me acomodé de rodillas mientras ella se sujetaba las piernas abiertas y alzadas. Le agarré una con una mano y la polla con la otra para penetrarla de nuevo. Al estar ahora de cara podía leer sus reacciones. Apretó los dientes al principio, respirando hondo. Una vez entró la punta, se fue relajando.
Poco a poco se la fui metiendo otra vez, esta vez un poco más dentro.
Ahora sí la agarré por las dos piernas.

-Te la voy a meter toda entera – ella asintió con la cabeza.

Empujé y entró hasta el fondo.

-¿Qué tal? – volví a preguntar
-Fóllame – fue su respuesta.

Muy despacio empecé a follarla, prácticamente hasta el fondo cada vez. Vi como ella se fue relajando al mismo tiempo y tras medio minuto o así se la saqué entera. Perfectamente limpia.

-¿Qué haces, por qué la sacas? – se quejó.
-Nada, no te preocupes – le respondí antes de volver a metérsela.

Deposité otro poco de lubricante, lo extendí bien y se la metí entera de nuevo. A partir de ahí ya no paré más.
Agarrada por los muslos y entrando y saliendo cada vez un poco más rápido. No tardó en llevarse la mano al clítoris para masturbarse.
Lo noté enseguida, abrió mucho los ojos y la boca al mismo tiempo que levantaba un poco la cadera y se tensaba.

-Me estoy corriendooooo…ME CORRROOOOO – gritó mirándome – DIOS DIOS DIOOSSSSSS AHHHHHHHH, JOOOODERRRRR

Se estremeció como nunca, al punto de que tuve que sujetarla fuerte de los muslos para no salirme yo.
Todo eso hizo que ya no pudiera contenerme más y también le avisé.

-Me voy a correr, Sonia, me voy a correeeeerrr-
-Dentro, no la saques, por favor…córrete dentro, DIOSSSSS – aún seguía temblando.

Exploté en su interior por primera vez.

-AAHHHH, Jodeeer, jodeerr dios, dios, Aahhhh –

Se la saqué despacio, casi como en cámara lenta y me eché sobre su vientre.
Ella me acarició la cabeza unos instantes y luego me levanté para sentarme a su lado.
De pronto me miró con cara rara.

-Creo que está saliendo algo – dijo antes de ponerse una mano y salir corriendo al baño.

Cuando regresó, paró a buscar agua en la nevera y luego se sentó sobre mis piernas.
Nos besamos. Un beso largo, húmedo y sentido.
 
Capitulo 17/18

Sonia se echó a lo largo del sofá boca arriba con su cabeza apoyada en mi pierna.

Le acaricié el cuerpo y la carita y me sonrió. Parecía contenta.

-¿Qué me dices, te ha gustado? – le pregunté.

Asintió con la cabeza primero.

-Sí, no ha estado mal… mejor de lo que esperaba…al principio un poco de dolor, pero soportable, imaginaba que tenía que pasar. El final ha sido… explosivo jajajaja.

Me incliné para besarle los labios.

-Me alegro. Sólo temía hacerte daño.
-¿Y a ti que te ha parecido?
-Pufff – respondí porque no me salía la palabra – Una pasada. Sobre todo al final, cuando he visto que ya te lo pasabas bien…
-Me alegro también –
-No hay que dejar que eso se cierre… – añadí con intención y riendo por lo bajo.
-Eeeehhh – me dio un azote en el brazo con falso enfado – qué te has creído?!

Y le empecé a hacer cosquillas hasta mondarnos de risa.
Estuvimos hablando hasta que se hizo la hora de cenar. Sacamos lo que había traído y después de acabar de vestirnos salimos a dar una vuelta por la zona de ambiente.
Al día siguiente llamé a Coque y le conté que disponíamos del local durante un tiempo y que si querían pasarse por la tarde o por la noche por allí. U otro día, que nosotros íbamos a ir cada tarde un rato. Pero que antes avisase.
Me contestó que lo hablaría con Lore y que me llamaría.
Pero al día siguiente se torcieron las cosas por, no recuerdo muy bien, un problema de salud, creo, de la abuela de Sonia a última hora y lo pospusimos al sábado.

No podía imaginar que ese sábado sería la chispa que marcaría semanas más tarde un antes y un después en nuestra relación.
Después de llegar al local y ordenar un poco lo que habíamos dejado el día anterior esperamos todavía un ratín hasta que llegaron nuestros amigos.
Pusimos música y cotilleamos lo que todavía no habíamos cotilleado.

Por fin llegaron, dejaron lo que habían traído y se acomodaron. Charlamos un buen rato y Coque se entretuvo en buscar entre los discos que había por los cajones. Había bastante repertorio entre discos y cintas. Y al final cambió lo que había puesto yo y puso otra cosa, no recuerdo, pero era “música para enrollarse” con total seguridad.
Bajé la iluminación, aunque no tanto como la primera vez que estuvimos juntos.
Y empezamos a acaramelarnos poco a poco. Luego ellas, sí, ellas, no sacaron a bailar. Es una cosa que nunca me gustó y nunca me ha gustado, pero dada la situación, como para decir que no. No se trataba de bailar, si no de arrimarse.

A pesar de ser noviembre, no hacía mucho frío, y allí dentro hacia realmente calor.
Sonia y Lore se quitaron los jerseys y se quedaron con una camiseta fina y nosotros en mangas de camisa.

Nos fuimos enrollando mientras bailábamos (dábamos vueltas a 1 r.pm. diría yo, jajaja). En una de esas vueltas me di cuenta de que Lore estaba en sujetador. Evidentemente, medio minuto después fue Sonia la que la tenía a la vista.

-Coque le está metiendo mano con descaro – me susurró al oído
-Que esperabas?! – le respondí también bajito – y se rio, claro.
-Lo raro es que no estén follando ya – mientras le decía eso, se separó un momento y se deshizo también de la camiseta.

Y sí, cinco minutos después estábamos cada pareja en un sofá besándonos, magreándonos y desnudándonos poco a poco. Y otros cinco después Lore estaba cabalgando a Coque y Sonia debajo de mí a lo largo del sofá.

Tras el primer polvo que echamos, me levanté a tirar el condón y a limpiarme y luego a sacar algo para beber. Subí un poco más la luz, y con toda la naturalidad del mundo, los cuatro en pelotas, nos pusimos a picar, beber y charlar de cualquier cosa.
No había visto a Lore desnuda desde hacía tiempo. Al igual que a Sonia todavía le quedaba algo del bronceado veraniego. La pude contemplar en todo su esplendor cuando regresó del baño. Esas tetas gordas y blanquitas bamboleándose y esa hermosa negrura entre sus piernas.

-¿Vosotros leísteis de pequeños los libros esos de “Los siete secretos”, los de Enid Blyton? – preguntó Lore.
-Yo fui más de Los Cinco – contestó Sonia
-Y yo – añadió Coque
-Yo leí alguno de cada, pero no todos, eran bastantes creo, ¿por qué lo preguntas?-respondí yo.
-Sí, eran unos cuantos, igual más de 20 – apostilló Sonia
-Es que se me estaba ocurriendo una tontería. El primer libro de Los siete secretos se llamaba El Club de los Siete Secretos. Y…jajaja, somos como un Club – añadió – aunque en vez de dedicarnos a descubrir misterios, comemos, bebemos y follamos. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA – soltó una de sus típica carcajadas.

-¡Qué burra eres Lore! – dijo Sonia riendo también.
-¿Quéeee?! ¿Acaso no es verdad?!- respondió Lore.

Todos reímos.

-Pues tenemos que ponernos un nombre – terció Coque.
-El Club de los Cuatro – soltó Sonia todavía riendo.
-Naaa, no queda bien. Ese número no queda bien. Tres, cinco o siete suenan bien pero cuatro, aghh, no pega – respondí yo.
-Mmmm…El Club de las Dobles Parejas – sugirió Coque de nuevo.
-Ni que fuéramos una baraja -

Estuvimos proponiendo nombres, a cual más estrambótico, durante un buen rato y descartando y riendo, sobre todo riendo.

-El Club – dijo finalmente Lore – El Club, a secas. Más misterio que ese no hay - concluyó.
-Tienes mi apoyo - dije yo - Además, así no hay que ir añadiendo números si aumenta.

Me miraron fijamente todos a la vez cuando dije la última frase.

-¿Qué pasa? ¿Por qué me miráis como a un bicho raro?
-Has dicho que “si el club aumenta” – dijo Sonia
-Ya, ¿y?
-Joder, nos acabamos de bautizar como quien dice y tú ya estás pensando en aumentar la plantilla – respondió Coque entre risas – Qué tio!
-A veeeer, es una manera de hablar… pero quien sabe que puede pasar dentro de un tiempo, jajajajaja – dije intentando salirme del atolladero.
-¿Tú de verdad conoces a alguien que se atrevería a estar así con nosotros, como estamos ahora, o mejor, como hace un rato, en serio? -
-Pues no. De momento no –
-Ahh, de momento no, pero ya estás pensando en eso, eh pillín, jajaja- replicó Sonia.
-Bueno, ya veremos – acabé
-Eso, ya veremos - contestaron casi a la vez en tono de burla.

Se nos hizo casi de madrugada, escuchando música, bebiendo… y follando.
Esa noche me metí en la cama pensando en el culo de Sonia. Y al día siguiente por la tarde se lo volví a follar, está vez ya con la experiencia anterior, todo fue mucho más satisfactorio.

Durante los días siguientes nos pasábamos un rato después de estudiar y antes de la cena. Seguimos descubriéndonos, aprendiendo juntos, experimentando, ganando confianza mutua. Coque y Lore se pasaron un par de días de esa semana entrante.
Y entonces llamó mi hermano a casa diciendo que regresarían antes de lo previsto. Los 15 días se iban a convertir en 9 o 10. No iba a haber otro fin de semana.
El último día que estuvimos Sonia y yo solos, después de un intenso polvazo, cuando estando relajados en el sofá, con ella echada sobre mí, como hacía siempre le pregunté por sus fantasías. Hasta ese momento no había salido ese tema.

-¿Qué fantasías tienes? Si es que tienes alguna, jajaja. Y no vale decir las irrealizables, eso de hacerlo con tal o cual actor y esas cosas.
-Jajajaja – se rió
-Me refiero a las típicas, hacerlo en un lugar público que te puedan pillar, o un trio, o hacerlo con una chica para probar o un intercambio…

Cuando oyó lo de intercambio, me miró con el ceño fruncido.

-¿Qué estás insinuando?, que te veo venir – respondió y justo después el gesto de enfado se tornó en sonrisa.
-Nada, sólo era una pregunta.
-Intercambio...eh -
-Pues lo mismo que trío, o orgía, es otra más...

Se incorporó un poco y volvió a mirarme raro.

-¿Quieres tirarte a Lore? –me soltó a bocajarro.
-¿Lo harías con otro tío delante de mí? – respondí rápido.
-Yo he preguntado primero – se quejó riendo.
-¿Harías un trio con otro y conmigo? – insistí con recochineo - ¿O te atrae más con otra chica?- le guiñé el ojo.

No respondió, se levantó y se fue al baño. Pensé que se había enfadado, pero cuando apareció por la puerta de nuevo sonreía de oreja a oreja como siempre.
Se recostó de nuevo sobre mi pierna.

-Sí, tengo fantasías, por supuesto –
-Pues cuéntame una – repregunté
-Es que tengo muchas – se rió- Vaaaaale, veeeenga, confesión – añadió.
 
Capitulo 19


Me puse muy expectante en ese momento.

-Tengo una fantasía recurrente, estoy con tres chicos, atléticos, serviles pero gentiles, que me tratan como una reina. Me follan los tres a la vez y yo les pago por ello cuando me voy.
-Interesante…me has puesto algo cachondo al imaginarte así, jajaja.
-¿Y tú?
-Pocas, quitando el típico trío con dos chicas o el intercambio de parejas, no tengo nada llamativo.
-Y dale con el intercambio, te veo muy interesado, jajajaja – respondió - ¿Y en ese caso, quién sería la otra, la conozco? – añadió con mucha intención.
-Puede – respondí dejando la pelota botar- pero dime…
-Jajajaja, puede dice, jajajajaja – se rió con ganas – eres tremendo…
-He aprendido de ti – le repliqué con otra pulla
-Pero pero pero, jajajaja, me encantas…bésame – respondió ella.

Me incliné para besarla mientas estiré mi mano buscando acariciar ese vello suave que corona su monte de venus.
Interrumpí el beso para seguir preguntando

-¿A ti te excita que nos vean? Lore y Coque, claro, porque nadie más nos ha visto… - pregunté directo, sin anestesia.
-Vale, momento confesión - se le escapó una risita, se incorporó y se sentó directamente sobre mis piernas – Confieso que me pone muy cachonda, que me excita mucho que nos vean follar… y – hizo una pausa- También me pone mirarles a ellos. Creo que tengo algo de exhibicionista…no sé.
-Me estoy poniendo cachondo, Sonia –
-Ya lo estoy notando, ya – se rió.

Se abrazó a mí y nos besamos con pasión. Yo la tenía sujeta de las nalgas y poco a poco busqué su agujerito con un dedo. Cuando lo encontré presioné ligeramente sin llegar a meterlo. Ella gimió un poco y levantó algo el culo para acercarse un poco más a mí todavía y continuar devorándonos la boca. Gemía incluso con su lengua dentro de mi boca cada vez que apretaba un poco en su ano. Por fin paró de besarme. Estaba colorada del subidón. Me agarró la cara con las dos manos y me miró.

-¿Quieres metérmela por el culo otra vez? – dijo con un gesto de deseo inenarrable – porque yo estoy deseándolo.

No esperó la respuesta, se levantó y fue a buscar el tubo de lubricante a su bolso.
Se quedó delante de mí, que me estaba masturbando ya despacio, abrió el tubo y me lo dio. Luego se echó boca abajo en el sofá apoyándose de nuevo en mis piernas.

-Pónmelo tú – me pidió dulcemente.

Cogí un poco y acerqué el dedo a su ano.

-Ay, - rio como siempre – frío, frótalo rápido –

Le puse un poco más y luego le metí un par de dedos para abrírselo un poco.

-Mmmm , que gustito… me encanta – dijo mientras yo metía y sacaba los dedos muy despacio.

Le di un cachete en el culo para indicarle que se levantara. Iba a levantarme yo pero me paró.

-No, quédate sentado, déjame a mí –

Se arrodilló para chupármela un poco y luego dejó caer un buen chorro sobre mi polla, extendiéndolo bien como si me pajeara. Se levantó de nuevo.

-Vamos a probar así – me sugirió mientras se daba la vuelta y yo abría las piernas.

Bajó las caderas hasta que sus nalgas tocaron mi polla y luego intentó agarrarla.

-Espera Sonia, ábrete con las manos – le sugerí mientras yo sujeté mi polla bien recta. Con la otra mano en su cadera la guie hasta que la punta de mi polla y su agujerito se encontraron.

Fue bajando despacio, apretando poco a poco hasta que el respingo y el gritito que dio no hizo nada más que confirmar que la punta había entrado. No paró y continuó bajando las caderas hasta tenerla toda dentro.
Escuché como respiraba hondo mientras esperaba que pasara la molestia inicial.
Luego empezó a subir y bajar despacio y yo a acariciarle las caderas y las nalgas.
Era una de nuestras posturas favoritas en el sofá, a ella porque decía que le permitía moverse como quería y a mí porque me encantaba tener su culo a la vista. Pero esta era la primera vez que se la metía por el culo así.

-Joder Sonia.... estás buenísima… – le dije, saliéndome del alma.

Giró la cara y me sonrió. Y empezó a acelerar su movimiento.

-Me encanta, ummmmm, así -

Me abrió las piernas un poco más para apoyarse en mis rodillas e inclinarse para adelante, sin dejar de subir y bajar. Eso dejó a la vista su culo abierto, dejándome ver como con cada sentada mi polla entraba en su interior.

-Madre mía, Sonia – alargué un brazo intentando alcanzar su coño para masturbarla pero me dio un manotazo. Y lo hizo ella con fuerza.

-Me voy a correr – dijo casi sin voz – AAHHAAHHAH AAAHHHH DIOS DIOS AAAHH.. Tembló como siempre, se echó con violencia sobre mi pecho y siguió masturbándose – AY AY AAAHHHHH JODER JODER JODER – Otra vez tuve que sujetarla fuerte para que no se me saliera. Me agarró la mano y me la llevó a su coño haciendo que apretara. Seguía temblando. Hasta que poco a poco se fue calmando y relajando, recostada sobre mi pecho.

-No te has corrido, ¿verdad? – dijo por fin.
-No, pero poco le ha faltado. Ahora estoy bien – contesté yo.

Se levantó con cuidado, bebió agua y dio un suspiro. Otro sorbo de agua, luego dejó el vaso, se sentó sobre mis piernas, alargó la mano para coger el lubricante que estaba al lado en el sofá, me miró y dejó caer un buen chorro encima de mi polla. Me lo extendió como antes y se movió un poco hacia adelante, luego agarró mi polla y la condujo de nuevo hasta ano a tientas. Se sentó despacio para metérsela otra vez. Entró suave como la seda.

-Dioooos Sonia… jodeer, que gozada.
-Creo que si duras un poco soy capaz de correrme otra vez – dijo ella.
-Puf, lo intentaré pero no te lo aseguro, me tienes en el límite.

Se agarró a mi cuello y pasó de sentada a ponerse en cuclillas, yo la sujeté del culo y empezó a subir y bajar cada vez con más velocidad.

-Así, así, así, sigue, sigue, sigue, así, así, así, ASÍÍÍÍÍ - no paraba de botar encima de mí – tócame el coño por dios, tócame, TOCAMEEEEEEEE – estaba fuera de sí.

Se agarró aún más fuerte a mi cuello. Y yo luchaba por no correrme todavía, era tan brutal que quería alargarlo lo que pudiera.

-Me corro, me corro, ME CORRRROOOOOOO, AAAAAAHH AAAHHHHHHH.

Tembló de nuevo aunque no tanto como hacía un rato. Y yo no aguanté más

-Soniaaaaa, diooooos, me corro yo también, jodeeeeeeer – era la segunda vez que explotaba en su culo.

Quedamos agotados los dos, ella echada sobre mi pecho y yo con los brazos en el sofá, hasta que noté como la polla se salía al perder su rigidez.
Fue cuando por fin se levantó y se echó en un lado. Estuvimos como cinco minutos callados, recuperándonos del polvazo.

-Un día haremos un trio- dijo de pronto- y un intercambio también – añadió. Y se largó pitando para el baño dejándome con la palabra en la boca.
 
Capitulo 20


Regresó e hizo una graciosa mueca con la boca.

-Límpiate anda, que ya es tarde –
-Ehh, ¿un trío con quién? –
-Anda vístete, que nos vamos a ir. Ya hablaremos, jajajaja.- Me dio un besazo y siguió vistiéndose.

Durante el camino a casa cada vez que le sacaba el asunto aunque fuera dando rodeos me cambiaba de tema. Al final me quedé con la sensación de que me había estado tomando el pelo.

Pasaron los días y las semanas. Cada vez había que estudiar más en el curso y nos empezamos a ver menos. Excepto los sábados en los que mi hermano nos dejaba el local, poco más. Alguna vez, pero pocas, en el rellano de arriba de su casa o en los probadores de un gran almacén, pero eso ya nos sabía a poco. Coque y Lore, como ya conté lo tenían mucho mejor, porque en la casa de uno o la de otro siempre encontraban momentos para quedarse solos.
Me saqué el carnet de conducir para poder ir en coche al campo y estar allí los dos solos, pero dependía de si mi padre no lo usaba, y además en invierno no es lo mismo que en verano.

Y llegó la Navidad. Vacaciones, aunque había que empezar a estudiar para los exámenes de mitad de curso.
Mi hermano, que hacía tiempo que se olía la tostada, me dijo que podíamos ir esos días. Que no iban a ensayar con el grupo.

El día de Navidad por la tarde, después de comer cada uno en familia, quedamos para dar una vuelta y tomar un café. Y al final de la tarde nos fuimos para el local. Ese día hacía frío en la calle, pero con las dos placas eléctricas que había en el local se calentó enseguida.
Coque puso música como siempre y yo preparé unas bebidas.
Charlamos un rato y el local se caldeó tanto en ese tiempo que a pesar de que acabé apagando una de las dos placas, acabamos los cuatro en ropa interior.

Lore se levantó. Agarró una botella y algo metálico que había por ahí, y dio varios golpes en la misma.

-Atención! Reunión del Club – dijo

Los demás no pudimos contener la risa. Y ella se contagió luego, claro.
Estaba cañón en ropa interior, aún recuerdo ese sujetador semitransparente que tanto usaba y que dejaba entrever sus grandes pezones.
Cuando se nos pasó la risa, se puso a hablar.

-A ver chicos, vosotros no habéis pensando en nosotras, ni un regalo, ni un detalle ni nada para Navidad, pero bueno, como nosotras somos mucho mejores y más buenas que vosotros os hemos traído un regalo.

Coque y yo nos miramos con cara de pasmarotes como preguntándonos de que va todo esto.

-Ejem…esperemos que por lo menos seáis tradicionales y el regalo sea para Reyes, pero bueno, os vamos a dar el regalo igualmente- dijo mirando a Sonia de reojo.

Miré a Sonia y esta se reía en silencio.
Lore era genial, es genial. Simpática, extrovertida, lanzada, descarada a veces, imaginativa. No tenía ni idea de que había tramado en compañía de Sonia, pero me podía espera cualquier cosa sorprendente, incluso un striptease a dúo. Pero superaron lo imaginado.
Se acercó a su bolso y sacó dos trozos de tela oscura. Os los voy a poner en los ojos.

-¿Eso es el regalo? – bromeó Coque.
-¡Idiota! – respondió ella.
-Ya que es un regalo sorpresa queremos que no lo veáis mientras lo preparamos.
-Si es que os vais a desnudar, ya os hemos visto – continuó chinchando Coque.
-¡A que os quedáis sin regalo! – terció Sonia.
-Vale, vale, ya me callo – terminó Coque.

Lore nos puso una de las telas dobladas a cada uno para taparnos los ojos.
No veía nada. Se las oía cuchichear y reírse. Subieron el volumen de la música y empecé a escuchar algunos ruidos, como si movieran algo. Luego se paró la música. Y escuché trastear dónde el equipo de música, como si metieran una cinta en el reproductor. Silencio, salvo alguna risita.

Empezó a sonar una de esas canciones verdaderamente pensadas para encamarse.
No recuerdo bien cual, porque fueron unas cuantas.

-Contad hasta cinco y podéis levantaros la tela, pero no os la quitéis, solo levantarla. ¿Vale? – remarcó Lore.
-De acueeeerdo – respondimos casi a la vez.
-Cuando llegué a cero, me quedé un par de segundos parado, despistado y en ese momento escuché a Coque a mi lado.
-¡Joder! –

Inmediatamente levanté la venda..
Sonia y Lore estaban sobre el otro sofá, que habían movido para ponerlo paralelo al nuestro a un par de metros. Y estaban besándose. Pero no un beso normal de labios, no. Ambas con los ojos cerrados y comiéndose la boca con verdadera pasión, sus lenguas bailaban sin parar.
Miré de reojo a Coque, que estaba con la boca abierta y tocándose por dentro del calzoncillo, y yo hice lo mismo.

Estuvieron así hasta que terminó la canción, ponle unos tres o cuatro minutos. Luego se separaron y nos miraron a la vez que Lore soltaba un ¡tacháaan! con el brazo extendido y una sonrisa enorme.

-¡Caray chicas! – exclamé yo – esto sí que ha sido completamente inesperado. Madre mía, que morbazo…
-Pero bueno, un par de besitos y ya estáis así – señaló Sonia refiriéndose a nuestras “tiendas de campaña” en los calzoncillos.

-¡¿Y cómo quieres que estemos después de esta inesperada e increíble actuación vuestra?! – repliqué yo todavía asimilando lo visto.
-Lo que es increíble es que a estas alturas, todavía llevéis los calzoncillos puestos – Lore no daba tregua soltando pullas. Ambas se rieron.

-Bajaos la venda – ordenó Sonia. A todo esto la música seguía sonando.

Coque y yo nos encogimos de hombros y nos bajamos la venda, esperando a ver que vendría después. Yo me esperaba un vaso de agua fría en la cara o peor aún, en la entrepierna.
 
Capitulo 21

Nos hicieron esperar un buen rato, al menos una canción entera. No se les escuchaba nada, y yo me estaba poniendo cardíaco.

-Cinco y os subís la venda – se escuchó de nuevo a Lore.

Esta vez no me despisté. Estaban de pie junto al sofá, creo que lo habían separado un poco, abrazadas contoneándose mientras se devoraban la boca de nuevo, se habían deshecho de los sujetadores y sus tetas se aplastaban entre ellas.
Se acariciaban mutuamente. Paraban de besarse, se miraban, y volvían a otra vez, así hasta que acabó la canción. Coque y yo nos habíamos deshecho de los calzoncillos y nos estábamos tocando alucinados.

-Bajaos la venda – ordenó Sonia.

Nos la bajamos sin rechistar.

-Poneos las manos debajo de los muslos – añadió Lore.
-¿Qué? – repliqué
-Que os pongáis las manos debajo de los muslos, no es difícil de entender – contestó Lore – Venga…
-Si uno de los dos mueve las manos de donde las tiene se acabó el regalo – prosiguió Sonia – Y si alguno dice una palabra a partir de ahora, lo mismo – remachó Lore.
-Vale , vale – contestamos ambos. Que estarían tramando pensé yo.

La siguiente canción estaba sonando. Dos tíos delante de dos chicas con las manos debajo de los muslos y con las pollas apuntando al techo. Si entrara alguien ahora fliparía en colorines, pensé.
La espera se hizo larga, de fondo de la canción se escuchaban sus risitas y cuchicheos.
En el mismo instante en que acabó la canción sentí un lengüetazo a lo largo de la polla. Pegué un respingo porque me pilló por sorpresa. Y me mordí los labios para no decir nada, aunque se me escapó alguna sílaba en voz muy baja.

-Chsssst – dijo alguna de ellas.

Segundos después otro lengüetazo todo a lo largo, pero en un lateral, seguido de unos golpecitos suaves con la punta en la base del tronco, entre los testículos. Luego un parón que me resultó eterno y otro lengüetazo en el otro lateral.

¡Joder, Sonia, que bien lo haces! ¡Vaya tortura! – pensé, deseando quitarme la venda, agarrarla y clavársela sin piedad.
Imaginaba que Coque estaba recibiendo el mismo tratamiento por parte de Lore.
Otra vez un lengüetazo a lo largo para acabar esta vez con una caricia suave alrededor del prepucio.

De pronto sentí la lengua subir muy despacio de nuevo por un lado, y casi inmediatamente un cosquilleo igual en el lado contrario. Me dio un vuelco el corazón. En un segundo pasé de pensar que había sido el dedo de Sonia o su pelo rozando, a notar como dos lenguas me estaban lamiendo al mismo tiempo. El corazón se me aceleró e hice amago de retirar una mano pero alguna de ellas me sujetó el brazo y me puso un dedo en los labios para que no hablara.

Durante lo que quedaba de canción disfruté de dos lenguas lamiéndome la polla repetidamente. Cuando ya me estaba relajando del todo se acabó la canción y los lametones.
Empezó la siguiente y no me fue difícil imaginar que estaban haciendo lo mismo con Coque. Pero no escuché absolutamente nada.
Acabó la canción, y a los pocos segundos de empezar la siguiente una mano agarró mi polla y empezó a pajearme muy muy despacio.

No sé si es fácil o no en esas condiciones averiguar si la mano que te está tocando es la tu chica o la de otra, más cuando ambas son muy iguales de constitución, prácticamente misma altura y peso, su diferencia más característica como ya mencioné al principio es el tamaño de las tetas de una y otra y el ligero tono distinto de pelo, a parte de la cara obviamente. Y más con tan sólo poco más de medio año saliendo.

Pensé que era la mano de Sonia, pero dado lo que estaba viviendo bien podría ser Lore. Y eso me excitaba aún más. Ni aún cuando aceleró su movimiento pude estar seguro.

-Quitaos las vendas - dijeron las dos prácticamente a la vez.

¿Sería Sonia, sería Lore? ¿Coque se preguntaría lo mismo?
 
Capitulo 22/23

No tardé ni medio segundo en quitármela para descubrir a Lore entre mis piernas mirándome.
La primera reacción instintiva fue mirar al lado, dónde estaba Sonia con la polla de mi amigo en la mano haciendo lo mismo, y luego al propio Coque. Luego otra vez a Lore. No sabía dónde mirar.

Lore no dijo nada, sólo subía y bajaba la mirada de mi polla a mis ojos. Eso me excitaba más todavía. Luego ambas se miraron.

-¿Cambiamos? - dijo Sonia. Lore asintió e intercambiaron el sitio.

Continuaron pajeándonos unos minutos más. Luego Lore se levantó a buscar su bolso y regresó con un par de condones, le lanzó uno a Sonia.

-Bueno, chicos – dijo Sonia con una media sonrisa - Os ha tocado la lotería.

Sonia me colocó el condón con cierta dificultad, porque siempre me lo ponía yo. Y luego se dio la vuelta para sentarse sobre mí y metérsela. De reojo vi como Lore se colocaba en la misma postura. Las dos empezaron a subir y bajar sobre nosotros. Llegó un momento en que iban prácticamente sincronizadas. Estaba acariciando el culo y la espalda de Sonia mientras ella culebreaba moviendo sus caderas, buscando todos los ángulos para hacer que mi polla llegara a todos los rincones de su coño, cuando de pronto...

-¿Y si cambiamos? – soltó Lore de repente.

Sonia ni contestó, se levantó, y antes de ser consciente de la situación, Lore tomaba su lugar agarrando mi polla y metiéndosela hasta el fondo. Lo que había fantaseado tantas veces, lo que había insinuado otras tantas a Sonia, se había materializado de la manera más inesperada y sorprendente.
Lore inmediatamente empezó a moverse. Si hubiese estado con los ojos tapados no hubiera notado diferencia al principio. Luego sí, Sonia más suave y progresiva en su forma de moverse, Lore más impulsiva y brusca.
Después de todo el sorpresón y la excitación del inicio me fui relajando. También ayudó el ver que justo al lado Coque también lo estaba. Las dos se miraban de tanto en tanto. Por un momento imaginé que llevábamos haciéndolo mucho tiempo.

Al principio sólo rozaba el culo de Lore, hasta que ella me cogió una mano y me la pegó con fuerza contra su cadera. Luego puse yo la otra para agarrarla bien y acompañarla en sus movimientos.
Se inclinó hacia adelante e hizo que abriera más mis piernas para apoyarse en ellas y empezó a botar con mucha más contundencia. El golpeteo de sus nalgas contra mis muslos sonaba por encima de la música.
Me fijé en Sonia, que llevaba un ritmo más pausado, los ojos cerrados y ese gesto de placer en su cara y me di cuenta en ese momento lo mucho que me excitaba verla así con otro tio.

Durante un par de minutos ninguno de los cuatro dijo una palabra, sólo nos dejamos llevar. Pero, claro, esa situación tan nueva y tan excitante tiene su precio. Iba a correrme en mucho menos tiempo del que me hubiera gustado.

-Voy a correrme! – dije en voz baja.
-Yo también – dijo a su vez Coque.

Lore aceleró el movimiento de sus caderas como si fuera una batidora para luego seguir con fuertes sentadas.. Miré a Sonia que al lado estaba dando también unas sentadas brutales.
No aguanté más y me corrí entre gemidos contenidos. Coque sí se explayó más al correrse. Las dos se levantaron casi al mismo tiempo, se dieron la vuelta y nos miraron. Claramente ninguna de las dos se había corrido aún.
Miré a Sonia que me devolvió una sonrisa de complicidad. Me quité el condón y lo envolví en un kleenex.

-Chicas…bufff… esto no se hace… - dijo Coque intentando romper el aparente tenso silencio.
-Exacto – le interrumpió Lore – dejarnos a medias…eso no se hace! – acabó riendo, y el velo de tensión desapareció por completo.
-Pero, pero… que no somos supermanes -

Vi que Sonia se iba para el baño, y yo la seguí.

-Eeeh, Sonia, confiesa – le dije en tono medio burlón – Tú has hablado antes con Lore de todo esto. No de preparar este "regalo", antes de eso. Le has contado lo de las fantasías que hablamos...
-Jejejejeje – se rió - ¿pero te ha gustado o no?, ¿es lo que querías, no?
-Eso sí, y creo que a ti también te ha gustado – respondí – pero verdad que no me equivoco?

Me miró
-¿Tú qué crees que le ha estado insinuando desde hace semanas Coque a Lorena? – dijo sonriendo de nuevo.
-Ya –concedí – que tonto soy.
-Jajajaja – mientras yo me lavaba las manos me agarró la cara y me dio un beso enorme, luego me miró – Sí, me ha gustado – Y salió por la puerta meneando intencionadamente su precioso culo.

Cuando regresé del baño, Sonia estaba cambiando la cinta de música, y al girarme hacia los otros, vi a Lore estirada en el sofá boca abajo y chupándosela a Coque de nuevo. Pasé por delante para sentarme en el de enfrente y ni me miró.

Me quedé mirándoles a los dos, y me pareció lo más normal del mundo. Meses atrás me hubiera empalmado instantáneamente.

Coque tenía los ojos cerrados, abandonado al placer. Lore por fin fue consciente de mi presencia, giró ligeramente la cara y me sonrió sin dejar de chupar. Poco después Sonia se sentó a mi lado y se recostó sobre mí.
Pronto empezó a juguetear con mi polla hasta lograr que se me pusiera de nuevo a tono, pero recordé las palabras de Lore de hacía un rato. La miré y le dije

-Ahora te toca a ti –

Me levanté para inclinarme sobre ella y besarla, para luego ir bajando por su cuerpo, besando su cuello, sus pechos, su vientre…Abrió y levantó las piernas y le agarré los muslos para atraer su culo hasta el borde del sofá. Esta vez sin rodeos, separé un poco sus labios y enterré la lengua en su coño todavía empapado del polvo anterior.

Como siempre, apretó mi cabeza contra ella y empezó a gemir. Me di cuenta de que estaba mirando hacia los otros, pero como yo los tenía a la espalda no los podía ver ni con el rabillo del ojo. No tardé en empezar a escuchar los gemidos de Lore detrás de mí, superponiéndose a los de Sonia. En ese momento, la combinación de ambos me pareció música celestial, una gozada, que hizo que empezara a pajearme con la mano libre.

Al mismo tiempo que le comía el coño usaba el dedo pulgar de la otra mano para masajear su clítoris. Empezó a retorcerse en el sofá moviendo convulsivamente las caderas. Su orgasmo era inminente. La miré y seguía mirando a nuestros colegas por encima de mi cabeza. Luego me miró y me anunció lo que venía.

-Me voy a correr, cariño, ME CORRROOOO, AAH, AAAAHHH, DIOOOSS, DIOOOOSSSS – casi gritando.

Sentí sus espasmos y como todo su cuerpo se retorcía de placer durante unos segundos maravillosos. Yo luchaba para sujetarla con un brazo y seguir masturbándome con la otra mano. Poco a poco se relajó y yo estaba ya a punto. Me incorporé con una rodilla en el sofá y acerqué mi polla a su cara. Me miró a los ojos y abrió la boca justo a tiempo para recoger mi segunda descarga de la tarde. Aguantándola en la boca se colocó una mano debajo de su barbilla y se levantó rauda hacia el baño.

Me dejé caer en el sofá para ver como Lore estaba con los pies encima del mismo y las piernas ligeramente flexionadas y las manos apoyadas en el respaldo, lo justo para dejar su coño a la altura de la boca de Coque. Desde esa posición no podía ver como se lo comía, pero sí como la follaba con un par de dedos desde abajo al mismo tiempo. Lore gemía fuerte y su orgasmo parecía inminente, cuando regresó Sonia del baño. Y en vez sentarse a mi lado se sentó junto a ellos a observarles. Se miraron ambas y alguna señal debieron intercambiar porque Sonia metió la mano y empezó a pajear a Coque ya que este no tenía ninguna mano libre. Esa visión hizo que mi polla se despertara bruscamente de nuevo, aunque estaba bastante cansado.

A Lore le sobrevino el orgasmo en unos segundos y Coque también tuvo que aguantarle por las caderas con fuerza del tembleque que le produjo, sus piernas perdieron fuerza y se dejó prácticamente caer al lado tratando de recuperar el aliento.
Mientras, Sonia aceleró la paja que le estaba haciendo a Coque hasta que este soltó unos cuantos chorros sobre su propio pecho y su vientre, quedándose también fundido en el sofá. Pasaron minutos así, los cuatro callados, recuperándonos y asimilando lo sucedido.

-Chicosss – dijo Lore casi sin voz y una leve y sincera sonrisa.

Esa palabra fue suficiente para que todos entendiéramos lo que quería expresar.
De repente a Sonia le entró la risa floja y nos contagió a todos. Lore se levantó con esfuerzo para ir a limpiarse y casi se cae de la risa.
Como pudimos nos fuimos levantando, limpiando y vistiendo. Se había hecho tarde y había que regresar a casa para cenar con la familia.
Caminamos de vuelta un rato los cuatros sin hablar mucho, y poco a poco nos fuimos despidiendo. Quedamos en llamarnos al día siguiente.
Acompañé a Sonia hasta la puerta de su casa y nos despedimos con un beso larguísimo y un “hasta mañana”.
 
Arco 2

Capitulo 24


Los siguientes días fueron bastante familiares, como cada año, días de visitar a tíos, primos, y otros familiares que a veces sólo ves en esas fechas. Además había que empezar en serio a estudiar. Aun así Sonia y yo siempre encontrábamos un hueco para vernos pero sólo pudimos ir un día al local antes de fin de año.

En fin de año nos apuntamos a una fiesta que se había organizado en un salón de baile, allí nos encontramos de nuevo con colegas del colegio y otros conocidos, y por supuesto con Coque y Lorena. Y allí fue donde Sonia y Lore nos presentaron a Isabel, una preciosa sevillana, morenaza y de profundos ojos azules que era compañera suya de clase en la uni. También nos presentaron a su novio Manu, y otras dos compañeras de curso, Pili y Mónica que habían acudido con el novio de Pili, Santi. Hicimos todos buenas migas y la fiesta se alargó hasta casi el amanecer, acabamos tan cansados que después de la consabida parada a tomar un chocolate con churros para desayunar nos fuimos cada uno para su casa a dormir y recuperarnos. Los días posteriores continuaron más o menos igual, nos vimos poco, sólo algún paseo para estirar las piernas y bajar las comidas.

Un día me llamó mi hermano por si podía acompañarle al local a hacer una especie de limpieza. Le dije que de acuerdo, que menos después de que me dejara usarlo con los amigos, y quedé allí con él.

Tenía varias cajas de cartón en el suelo y estaba llenándolas con cosas de los estantes de las que se quería deshacer. Me dijo que fuera metiendo todo lo que había en un estante en unas cajas para tirarlas a la basura. Allí había de todo, desde apuntes suyos de muchos cursos, libros de texto antiguos, comics antediluvianos, revistas de coches, de baloncesto, manuales de todo tipo, “intervius”, “playboys”, que yo iba colocando en las cajas en paquetes. Entre todas ellas aparecieron cuatro o cinco de porno duro. Mientras él salía a sacar cajas al contenedor me dio el tiempo justo para hojearlas rápidamente y flipé con algunas de las cosas que vi. No es que no estuviera al tanto, es que no había visto nunca fotos así. El porno más fuerte que había visto era una baraja que había traído un día un chico al colegio en la que el dorso de las cartas eran fotos de una pareja en las posturas del kamasutra.

Por la noche, en la cama, después de hablar por teléfono con Sonia como casi cada día que no nos veíamos, empecé a imaginarme con ella en algunas de las situaciones que había visto en esas revistas y por supuesto, cayó un pajote.

Se acercaba el día de Reyes, y Coque y yo teníamos previsto darle alguna sorpresa a las chicas en el local, aunque iba a ser difícil superar lo suyo en Navidad, y no teníamos nada definido, pero desgraciadamente Sonia pilló un gripazo esos días y no pudo ser. Por lo menos me acerqué a su casa a regalarle un detallito.

Así, que entre unas cosas y otras se nos pasaron muchos días sin sexo. Eso sí, las pajas caían cada noche. Durante todo el mes nos veíamos algún dia que yo iba a su casa a estudiar, pero era imposible hacer nada. La puerta de su cuarto siempre abierta. Sólo un par de veces cuando su madre salía a la calle y se llevaba al hermano pequeño a hacer alguna compra aprovechamos para meternos mano, y algún intento de mamada pero poco más. Recuerdo comentarle uno de esos días que llevábamos meses saliendo y no habíamos podido follar nunca en una cama.

Pero la suerte iba a cambiar en poco tiempo, aunque no duraría mucho.
Pasaron las semanas y llegaron los exámenes, eso supuso un aislamiento casi total durante semana y media. Estudiaba 12 o 14 horas diarias. Ni de una paja tenía ganas. El día siguiente del último examen me lo pase en pijama, durmiendo, sólo me levanté a comer.
Por la noche, cuando casi se me cerraban los ojos otra vez me llamó Sonia, que ya había acabado sus exámenes días antes. Y me dio un alegrón inmenso.

-Este fin de semana voy a estar sola en casa – dijo
-¿Qué me dices?, ¿en serio? – repliqué sorprendido - ¿Y eso?
-Mis padres se van a ver a unos tíos que han tenido un bebé y se llevan a mi hermano – me explicó – así que me quedo sola.

Desde que nos conocíamos, sus padres no se habían ido de viaje ni un solo día.

-¿Cuántos días están fuera? –
-Pues se van el sábado después de comer y regresan el lunes a la noche. Mi padre se ha pedido un día libre en el trabajo – dijo – así que tenemos la casa para nosotros solos esos dos días.
-¿A qué hora quieres que vaya?
-Pásate a partir de las 5. Tengo unas ganas locas de estar contigo – añadió
-Yo también, no sé si podré aguantar a mañana – le dije riendo.

Me despedí e inmediatamente llamé a Coque para procurarme una coartada.
Se lo expliqué, y le dije que no llamara a casa preguntando por mí en dos días porque iba a decir a mis padres que estaría en su casa esas dos noches. Que no metiera la pata. Y luego caí redondo en la cama.
Al día siguiente me levanté tarde, salí a dar una vuelta para respirar un poco y despejarme la cabeza, comí, me duché, hice una bolsa con ropa, esperé impaciente la hora, y me fui a casa de Sonia.

Me abrió la puerta y en cuando la cerró y echó la llave y la cadena se abrazó a mí agarrándose con las piernas a mi espalda. Yo la sujeté del culo y nos besamos. Olía a recién duchada y aún tenía el pelo algo mojado. En el interior se estaba bien, tenía la calefacción a la temperatura adecuada para poder estar en camiseta. Y así me recibió ella, con una camiseta larga. Enseguida me quité la trenca y fuimos a su habitación. Dejé mi bolsa por un rincón y me quité los pantalones y el jersey mientras ella me miraba sentada en su cama, sonriente, impaciente, como una cría pequeña a punto de abrir un regalo.

Después de quitarme la camisa y a punto de bajarme los calzoncillos me atrapó entre sus piernas y me atrajo hacia ella. Alargó un brazo y empezó a sobarme el bulto que empezaba a formarse debajo sin dejar de mirarme a los ojos. De golpe se recostó un poco sobre sus codos, levantó y abrió sus piernas lo suficiente para que su camiseta se le bajara a la cintura y así descubrir que no llevaba bragas. Su mata de vello oscuro apareció ante mis ojos, contrastando con su piel blanca y perfecta. Me agaché en el suelo y le acaricié los muslos. Desde la última vez que la vi desnuda, claramente había dejado que el vello creciera empezando a poblar ligeramente sus ingles. Ella sabía que me gustaba jugar con él, pasar los dedos entre los suaves rizos y tirar suavemente. Un dedo rozando su clítoris hizo que se estremeciera un poco.

Se estiró en la cama y me invitó a subir. Acabé de quitarme los calzoncillos y me eché entre sus piernas abiertas Nos besamos con intensidad mientras frotábamos nuestros sexos. Cuando dejamos de besarnos, me miró.

-Déjame chupártela – me dijo.
 
Capitulo 25/26


Sabía que llevaba muchos días sin correrme y que no iba a durar lo que a ella le gustaría si nos poníamos a follar ya.

Nos dimos la vuelta en la cama y ella se deslizó hasta los pies. Me la agarró y empezó a lamerla despacio como siempre desde la base entre los testículos hasta la corona del glande. Una y otra vez. Hasta que decidió que era suficiente y pasar luego a colocarse un poco más cómoda y a chupármela con todas la letras, engulléndola toda de tanto en tanto y aguantando abajo hasta casi ahogarse.

-¿Te gusta?.
-Que si me gusta?! Joder Sonia, estoy flotando ahora mismo.

Seguía chupándola, tragándola y masturbándome alternativamente. Cada poco levantaba la cabeza dejando escapar hilos de babas que iban empapando mi pubis y mis huevos poco a poco.

-¿Cuánto hace que no te corres? – preguntó con cara de traviesa.
-Pufff, la tira, desde antes del primer examen, al menos semana y media – contesté.
-Mmmm… eso es mucho – replicó mientras se daba golpecitos con mi polla en su mejilla – debes tener el deposito bien lleno – añadió con otro gesto travieso.
-Ni siquiera he tenido una eyaculación nocturna involuntaria, debieron ser los nervios.
-Esto tiene pinta de estar a rebosar – dijo mientras con una mano me amasaba suavemente los huevos.
-Pero qué… claro, ahora resulta que los huevos se inflan como un globo al llenarse - le repliqué entre risas.
-Jajajajaja – se rió con ganas, sin dejar de pasar la lengua por la punta y darse golpecitos en los labios y las mejillas.

Ese poco de conversación me relajó un poco pero ella volvió a la carga, esta vez bajo un poco más y me chupó los huevos, metiéndoselos en la boca uno tras otro, recorriéndolos con la lengua y tirando ligeramente de ellos.

-JODER, Sonia, dios, diooooos –
-Mmmm.. ¿te gusta esto? – preguntó de nuevo con dulzura y picardía.
-Me encanta…no voy a aguantar mucho más… -

Me arrodilló en la cama para quitarse la camiseta que llevaba, quedándose por fin completamente desnuda. Me miró y se tocó el coño suavemente metiéndose un dedo. Luego me lo dio en la boca.

-Mira como estoy – dijo – y apenas me has tocado todavía.
-Sonia….
-Ven – me ordenó tirando de mi mano – vamos al baño de mis padres.

Me levanté y fui tras ella. Entramos en el baño que estaba incorporado en la misma habitación. Era enorme comparado con el suyo. Abrió la mampara de una ducha también enorme. Me dijo que entrara y luego me dejó plantado.
Salió corriendo y regresó al cabo de unos segundos con dos toallas grandes y sus gafas de estudiar puestas. Me quedé un poco estupefacto.

-¿Es para verla mejor o qué? – le pregunté en tono de burla.
-Jajajaja, claro, es que la tienes tan pequeña que ni se ve – contestó riendo.
-¿Pequeña?! Dentro de un rato me lo vuelves a decir…- le di un cachete en el culo.
-Mmmm...
-¿Quieres otro?, veo que te ha gustado –
-Jajajaja, luego -

Nos besamos otra vez mientras me agarraba de nuevo la polla y continuaba masturbándome. Luego fue agachándose sin dejar de besar mi pecho y mi vientre hasta sentarse sobre sus talones en el suelo de la ducha. Me miró desde ahí abajo.

-¡Salpícame! Vamos, salpícame toda, dáme toda tu leche ahora… – me pidió con un morbo como pocas veces se había expresado.

Abrió la boca y sacó la lengua mientras seguía pajeándome.
Me excitó como nunca, le aparté la mano para pajearme con furia.

-Ya, Sonia, yaaa – le avisé por última vez
-Vamos, córrete, ¡córrete!. así, así, quiero ver cómo te corres en mi cara, venga…así córrete...
-YAAA, YAAAAAA, DIOOSSS, SONIA, DIOOOOSSSS, DIOOOOOOOOSSSSSS-

El primer trallazo fuerte le pilló con la cabeza baja e impactó en su frente para esparcirse en varias direcciones, levantó y separó instintivamente la cara y las ráfagas siguientes regaron toda su rostro desde los pómulos hasta la barbilla, en su boca abierta, que escupía según entraban.

-Jodeeeer cuantaaaaaa…dioooss – exclamó.

Me apoyé con una mano en la pared para exprimir las últimas gotas en su boca y se la metí para que me la acabara de lamer. Por supuesto los cristales de sus gafas habían quedado prácticamente cegados. Acabé agotado en el suelo de la ducha junto a ella intentando relajarme poco a poco mientras la cogía de las manos. La lefa resbalaba por su cara y caía desde su mandíbula hasta sus tetas y luego hasta su vientre.

-Joder, madre del amor hermoso – empezó a decir entre risas – como me has puesto por dios, jajajajaja. Su risa me contagió como siempre y nos reímos juntos. Me levanté y luego la ayudé a ella, encendí el grifo del agua caliente y me di cuenta de que teníamos el espejo del baño delante. Le di la vuelta mirando hacia el espejo y le quité las gafas.

-Dios, pero qué…pero pero…¡Mira! – y se empezó a descojonar aún más al verse en el espejo.
-Estás hecha un cromo, cariño, pero preciosa – la besé en los labios levemente, lo suficiente para notar el sabor de mi propio semen.

Nos pusimos debajo del chorro de agua caliente y nos pasamos ahí tanto tiempo abrazados y besándonos que se nos empezaron a arrugar los dedos. Después de secarnos bien, se acercó a la cama y la deshizo.

-Ven aquí, échate conmigo – me pidió.
-¿Estás segura? Es la cama de tus padres –
-No seas bobo – replicó ella.
-Lo digo porque la vamos a manchar.
-No te preocupes, el lunes lavo las sábanas y la hago otra vez, ni se enteran.
-Vale – me subí a la cama para echarme junto a ella. La abracé y nos quedamos un rato en silencio.

Sonia se giró un poco para apoyar su barbilla sobre mi pecho.
Le volvió a entrar esa risa casi infantil que tanto me gusta.

-Ha sido una pasada. Y estoy deseando repetir – dijo levantando las cejas.
-Pero en que pervertida te estás convirtiendo! – repliqué también entre risas.
-Tú me estás convirtiendo… yo no era así…así de atrevida –
-¡Pero qué...! Pero si desde el principio siempre has sido tú la más lanzada, tú y Lore, otra que tal…si yo era muy cortado, iba con un tiento que no veas… y tú a saco…que no digo que no me guste, eh! De hecho me encanta y me pone un montón… ¡Eres tú la pervertida! Jajajaj –

Acercó su cara y nos besamos, la abracé y rodamos sobre la cama hasta ponerme encima, ella me abrazó de nuevo con sus piernas sobre mi espalda.

-Estás atrapado, no te me vas a escapar – seguía riéndose.
-¡¿Cómo qué no?! – unas cosquillas surtieron un efecto rápido y me solté de nuevo, pero ella aprovechó para ponerse encima y sujetarme las manos a la cama.

Estuvimos un rato, así jugando, haciéndonos cosquillas, dando vueltas en la cama, besándonos, dándonos cachetes y riéndonos.
Al final se sentó con las piernas abiertas sobre mi pecho de nuevo y empezó a acariciarse el coño mientras me lanzaba una miraba repleta de morbo. Estaba preciosa, sus pechos vibraban con cada leve movimiento de su cuerpo al tocarse. Se los agarré los dos a la vez para masajearlos, y pellizcarle suevamente los pezones que en segundos se pusieron durísimos. Luego avanzó un poco, pasando las rodillas por delante de mis hombros, lo que permitió que su coño quedase al alcance de mi boca.

-¡Cómeme!– musitó sin dejar de tocarse.

Le aparté la mano, luego le agarré por las nalgas y empecé a lamerla, lentamente al principio, pasando la lengua por sus ingles, empapando su vello, acercándome a sus labios poco a poco, sorteando su clítoris a propósito, para finalmente, abarcarlo con mi boca y meterle la lengua. Ella empezó a suspirar, luego a gemir cada vez más fuerte hasta que cuando por fin chupé su clítoris gritó de placer y empezó a agitarse. Cuando noté que estaba ya muy excitada paré. No quería que se corriera todavía.

-Nooooo! ¿Por qué paras ahora? Me faltaba poco…- protestó
-Porque quiero follarte antes – repliqué.
-Pues métemela ya – siguió protestando y poniendo morritos.
-No…despacio…

Me la quité de encima a un lado y acto seguido le di la vuelta poniéndola bocabajo en la cama. Luego me senté encima de ella y me incliné para besarle la nuca, el cuello y los hombros. Suspiró de placer.

-¿Quieres ver lo pervertido que puedo ser yo también? – le dije susurrándole al oído.
-Oooh sí, por favor.

Le fui besando toda la espalda mientras me deslizaba hacia sus pies, hasta llegar a su culo. Estaba casi con las piernas colgando en la cama pero me las apañé para recogerlas un poco de lado. Le separé bien las nalgas y sin esperar un segundo le acaricié el ano con la punta de la lengua. Dio un respingo.

-Uyy! mmmm –

Repetí de nuevo una y otra vez, lamiéndole el agujerito perfectamente cerrado.
Había pasado un tiempo largo desde la última vez que se la había metido por ahí.
Continué lamiendo y golpeando con la punta de la lengua.

-Ohh, que gusto, me encanta… sigue, no pares – musitaba de placer.

Levanté la cabeza para verla agarrada a la almohada con los ojos cerrados y un sonrisa en los labios. Me acerqué de nuevo a su cuello y sus hombros.

-Estoy viendo que te ha gustado eh?
-Siiii, y no entiendo por qué no lo habías hecho antes – contestó – mmmm

Me reí mientras le besaba otra vez la nuca, los lóbulos de las orejas y los hombros.
Volví a bajar de nuevo hasta su culo y acariciárselo con la lengua, hasta que decidí que era el momento. Le separé aún más las nalgas que antes y empecé a chupárselo todo y a presionar el ano con la punta de la lengua más fuerte.
La escuchaba de nuevo deshacerse de placer.

-¿Quieres follarme el culo, verdad? – preguntó casi sin energía
-¿Me has leído el pensamiento?
 
Capitulo 27/28

-Despacito, que hace mucho que no...
-No te preocupes, iré con todo el cuidado del mundo.

Dejé caer bastante saliva para seguir con el masaje lingual y luego poco a poco le metí un dedo, que entró sin dificultad. Dejé que se acostumbrara antes de intentar un segundo dedo, pero no tuve más remedio que ir a buscar el lubricante.
Entre el lubricante y lo despacio que se lo estaba haciendo apenas se quejó.
Dejé dos dedos metidos dentro mientras me dedicaba a acariciarle las nalgas y la espalda.

-Diosss, me encanta, joder, que gusto!

Le dí un par de cachetes más fuertes de lo habitual y pegó sendos respingos.

-Ay!... ummm, joder, como me estás poniendo de cachonda – vi como metía la mano por debajo de su cuerpo para tocarse y se la quité.
-La mano fuera – le ordené – te correrás cuando te toque
-Joder, ¡que cachonda me estás poniendo cabrón!

Empecé a follarle el culo con los dos dedos y volvió a gemir de nuevo.
Puse algo más de lubricante y le metí un tercero. Apenas se quejó. Continué así hasta lograr metérselos enteros sin que ella se quejara. De hecho estaba de nuevo abrazada a la almohada con los ojos cerrados y mordiéndose los labios pero sin signo de dolor, al menos no lo reflejaba.
Hice que se diera la vuelta de nuevo y la atraje hacía mí agarrándola de los muslos.
Pero antes colocamos la almohada debajo de su culo y una toalla que pillé corriendo del baño.
La miré, me miró con esa carita de súplica como pidiendo que no le hiciera daño.
Deposité una buena cantidad de lubricante bien extendido en mi polla y algo menos en su agujerito que introduje ligeramente con un dedo.
Me acomodé lo justo, ella se sujetó una pierna y yo la otra al mismo tiempo que colocaba la polla justo en la entrada. Presioné solo un poquito y paré, otro poco y volví a parar, observando su reacción todo el tiempo.

-Venga… métemela ya – me animó ella.

Ahora con decisión presioné de nuevo y el glande entró rápidamente. Ella dio un ligero respingo otra vez, sin quejarse. Seguí empujando poco a poco, y fijándome en sus expresiones. Nada que ver con aquella primera vez, ni con la segunda. Seguí entrando despacio pero sin parar, hasta tenerla prácticamente entera dentro.
Ella respiraba hondo, creo que más por la ansiedad que llevaba encima que por el posible dolor.

-Jodeerr, que sensación tan tan… distinta.
-¿No te duele, verdad?
-Nada.

La agarré de los muslos y empecé a entrar y salir despacio para ver como ella se iba excitando más y más. Me miró y sonrió de nuevo.

-¿Esta es toda tu perversión? – preguntó con intención.
-No, puedo ser mucho más perverso aún – le respondí – todo lo que tu quieras…
-Ummm, suena interesante… y excitante –

Se la saqué y le pedí que se diera la vuelta y se pusiera en cuatro. Puse más lubricante y empecé a follarla con más ritmo y ella por supuesto empezó a gemir más alto. Unos cuantos empujones fuertes nos llevaron a tumbarnos en la cama. Me apoyé en las manos y continué dándole realmente fuerte, mis muslos sonaban al chocar contra sus nalgas. Gritó como nunca y trató de volver a meter la mano debajo para masturbarse y correrse, pero se lo volví a impedir.

-Eres un cabrón… me quiero correr por favor, deja que me corra – suplicó.

Hice que rodaramos para ponernos de lado y fui yo quien la empezó a masturbar mientras en esa posición seguía entrando y saliendo un poco más despacio.

-¿Quieres correrte, eh? Venga córrete si quieres – le dije al oído provocándola – porque yo pienso seguir follándote…¡Vamos córrete!

Le agarré el coño metiéndole un par de dedos y empezó a gritar.

-AAAH….AAAAAHHHHH, DIOOOOSSS, AAAHHH….AAAAHHHHHH, ME CORROOO JO-DEEEEERRRR – Su temblor me anunció que se estaba corriendo, se agitaba convulsivamente mientras yo la sujetaba fuerte.

Poco a poco se fue calmando y se la saqué para que se echara boca arriba junto a mí. Su vientre subía y bajaba al respirar hasta ir relajándose despacio. Me miró.

-Madremía… que corrida, dios – dijo todavía suspirando.

Yo seguía duro como una roca y deseando continuar.
La giré un poco de nuevo y me acerqué a ella por detrás para besarle el cuello mientras le acariciaba el culo y el muslo.
Alargué la mano para pillar otra vez el tubo de lubricante, puse una buena dosis en los dedos y se lo unté bien. Luego metí un dedo.

-Otra vez….mmmmm me encanta – exclamó

Dos dedos entraban con suma facilidad.
Me acomodé mejor tras ella y se la metí bien dentro.

-Aaaahora sí está toda dentro – le dije al oído.

Ella levantó un poco una pierna para meter una mano buscando mi polla.
Noté como palpaba la zona, como me acariciaba los huevos y como si buscara algo. De pronto, giró un poco la cara hacia mí con sorpresa

-Diooos. ¡está toda dentro! - exclamó sorprendida
-Es lo que te estaba diciendo – le respondí sonriendo
-Espera, sácala – me dijo sorprendiéndome – tengo una idea…sácala!

Más bien se salió ella. Se levantó de la cama como un muelle y ante mi mirada atónita abrió una puerta que yo ni me había fijado que estuviera ahí.
Una de las cosas que más me gustan de Sonia, es que siempre se ha tomado el sexo como algo en que además del placer y la ternura tiene cabida la diversión y las risas. Nos hemos reído mucho practicándolo a lo largo de los años y lo seguimos haciendo.

Se metió dentro y enseguida comprendí que era un vestidor. Al poco salió con un espejo de pie de esos que basculan por la mitad sobre un eje horizontal.

-¿Pero qué haces? – le dije estupefacto
-Es el espejo de mi madre para probarse la ropa.

Lo situó a un lado de la cama más o menos a mitad y lo inclinó lo justo.

-¿Y esto?
-Quiero ver cómo me la metes – contestó ella toda feliz.

Se subió de nuevo a la cama y se colocó para poder verse en el espejo.

-Así… espera, un poquito más aquí…a ver…ahora.. – acabó echada de lado apoyada en un brazo y las piernas bastante recogidas en posición casi fetal.

Yo me coloqué detrás de ella y acerqué la polla a su culo, guiándome por lo que veía en el espejo. Su mirada también estaba concentrada en su culo. Presioné un poco y la punta entró fácilmente. Ella levantó las cejas al verse.

-¡Joder! – exclamó al verlo - ¿cómo puede eso entrar en un sitio tan estrecho?!
-Aparentemente estrecho.
-Uffff!
-¿Te duele?
-¡Qué va!, me fascina...

Seguí empujando hasta metérsela toda, viendo cómo se mordía los labios, no de dolor, si no de disfrute. Pasó un dedo por el anillo anal que rodeaba mi polla.

-¡Joder, es que está entera dentro!
-Lo sé cielo jajajaja – no pude evitar reírme, y ella igual.

Continuó tocándome literalmente los huevos, acariciándolos.
La saqué despacio un par de dedos y la volví a meter a tope. Así, despacio una y otra vez. En el espejo veía como ella miraba con los ojos bien abiertos. Poco a poco fui entrando y saliendo con más recorrido hasta agarrarla de la cadera para follarla bien.

-Diossss, joder, como me gusta…ASI, ASIIII, sigue, sigue… DÁME …DÁAAAAMEEE…
-Estás viendo como entra, eh!, te gusta, eh – le estrujé la teta mientras la provocaba

Aprovechó para llevarse la mano al coño pero se la sujeté y se l apuse detrás. No estaba dispuesto a que se masturbara tan pronto otra vez para correrse.

-Qué cabrón eres…- se quejó – jajajajaa.
-Ya lo sé, forma parte de lo perverso que puedo ser, jajajaja –
-Déjame cambiar de postura un poco, estoy empezando a cansarme el brazo.

Me salí y dejé que hiciera ella.

-A ver, ponte aquí en el borde de la cama – sugirió.

Le hice caso y me senté en el borde frente al espejo. Ella se metió entre mis piernas, y se la volvió a meter sentándose sobre mis muslos. La agarré de las nalgas para acompañar sus sentadillas.

-Abre más las piernas – me ordenó. Las abrí todo lo que pude y ella hizo lo mismo a su vez. Yo dejé caer mi cuerpo en la cama y perdí la visión del espejo.
-Joder, jajajajaja, así solo se me ven los pelos del coño – empezó a reírse e hizo que me contagiara.
-A ver, espera un momento, déjame – levanté un poco el cuerpo y le agarré de los muslos haciendo que levantara las piernas y que se echara un poco hacia atrás.
-Espera, no así no que me voy a caer –
-Qué sí, ya verás, yo te sujeto - lo que conseguí fue que mi polla se saliese.
-Te lo dije! – me recriminó entre risas – Ay, jajajaja jajajajaja.
-Espera, a ver, déjame – me puse más hacia el interior de la cama – Así, siéntate ahora.

Se sentó sobre mis muslos y luego subiendo un poco las caderas se la metió otra vez.

-Aaaahh, asíiiii, joder, que bien ahora –

Empezó a mover las caderas atrás y adelante, sin subir mucho al principio y echándose ligeramente hacia atrás para verse bien.

-Mmmmm… toda dentro, así me gusta –

Asomé la cabeza por un lado para ver que se estaba masturbando otra vez.

-Te está gustando eh? –
-Me encanta… no pensé que me fuera a gustar tanto la primera vez que lo hicimos – respondió – Necesito marcha ahora.

Se apoyó en las manos y en los pies y empezó a subir y bajar, acelerando poco a poco, saliéndose casi cada vez que llegaba arriba para dejarse caer con fuerza.

-Ohhh, dioooosss, asi asi asi , me encantaaaaa
Apoyándose ahora solo con una mano y sujetando yo sus caderas, continuó masturbándose con fuerza.

-Me voy a correr, me voy a correeeeeeer .. AAAAAAHHH, AAHHHH, JO DER DIOSSSS ME CORRRO ME CORRROOOOOO AAAAAHHHH
-Yo también me corro cariño – replique yo – Aun corriéndose se bajó rápidamente, se puso de rodillas y mientras seguía jadeando con la mano entre sus piernas me pidió que me corriera.
-Vamos correte, dámela en las tetas, venga, dámela toda oh síi síiiii..

Exploté de golpe, dos o tres chorros potentes seguidos cayeron sobre sus tetas y otros a continuación sobre su vientre y sus muslos, acercó la cara y abrió la boca para recoger las últimas gotas que escupía mi polla.
Me dejé caer en el suelo apoyado contra la cama y ella se recostó contra mí.
Los dos sudorosos y pringados de semen y por lo que podía ver reflejado en el espejo, ella feliz.

-¡Mira como estamos! – dijo sonriendo.
-Ha estado espectacular – dije yo – aunque estás un poco loca, jajaja.

Descansamos unos minutos y nos levantamos directos a la ducha.

-Habrá que recoger el suelo un poco, no quiero ni ver lo que ha caído ahí –
-Ssssh – le dije yo mientras la abrazaba debajo del chorro de agua caliente otra vez – deja eso para luego. Disfruta – le cogí la barbilla y la besé dulcemente en los labios
 
Capitulo 29/30

Después de ducharnos, ella salió primero y tras secarse se dejó caer de espaldas en la cama con los brazos abiertos y una sonrisa de satisfacción. Cuando yo acabé nos metimos los dos bajo las sábanas. Yo a su espalda apretado a ella y acariciándola hasta que me di cuenta de que se había quedado dormida. Yo también me dormí. Cuando despertamos eran más de las 9 de la noche y teníamos un hambre de narices.

Nos levantamos nos pusimos algo de ropa ligera porque con la calefacción se podía estar muy bien incluso desnudo y nos preparamos algo en la cocina.
Después de cenar algo, nos echamos en el sofá y pusimos la tele. Yo sentado en un lado y ella echada con su cabecita en mis piernas. Esa noche estábamos ya cansados y creo que me pasé toda una película acariciando su vello sin llegar a más. Nos fuimos a dormir.
El resto del fin de semana fue un maratón de sexo, comer y dormir.
Al final de la siguiente semana ya echábamos de menos una cama.

Pasaron las semanas, el curso avanzaba pero había tiempo para salir los viernes o los sábados, muchas veces coincidíamos con las amigas de las chicas que conocí el día de fin de año. Pero los días que teníamos libre el local Sonia y yo desaparecíamos mucho antes y casi siempre se apuntaban también Lore y Coque.
Nuestras quedadas en el local eran cada vez más desenfadadas y atrevidas, las chicas se inventaban casi siempre algún juego o alguna situación cómico-sexual divertida.

Luego llegó la etapa final de exámenes, mucho estudio, poca fiesta y menos sexo durante un par de semanas, el final de curso, con resultados bastante buenos para todos y por fin el verano de nuevo.

Ya habíamos ido algún día a la playa pero el agua estaba aún fría, al menos para mi gusto, y una tarde sentados en una terraza mientras hablábamos de ir al día siguiente a “nuestra playita” a pasar el día aparecieron por allí Isabel y Manu y se sentaron con nosotros. Conversación amena como siempre con ellos. Cuando empezó a hacerse tarde Sonia y yo nos levantamos ya para irnos porque esa tarde disponíamos del local libre, y en ese momento a Lore se le ocurrió sin pensarlo comentar la hora para quedar para la playa el día siguiente. Y…

-¿Vais a la playa mañana? - preguntó Isabel con una sonrisa de ilusión - ¿A qué playa vais? ¿Os importa que nos apuntemos?

Sonia y yo que estábamos ya dejando el dinero de la consumición en la mesa nos miramos, miré de reojo a Lore y Coque y por unos segundos hubo un silencio.
No sé por qué reaccioné como lo hice, pero le endosé el marrón a Lore, no sé si,conociéndola, la liaría o que iba a pasar.

-Bueno, nos tenemos que ir. Lore, explícaselo. Nos llamas por la noche. Hasta luego chicos – y nos largamos.
-Guau! A ver cómo sale de esta Lore – se rió Sonia mientras nos dirigíamos al local.
-¿Te imaginas que la lía y vienen con nosotros? ¿Qué hacemos, jajajaja?
-A mí no me importaría – respondió Sonia – Y seguro que a ti tampoco, pillín. Jajajaja.

Por la noche, ya en casa, me llamó Sonia.

-Me acaba de llamar Lore sobre lo de mañana.
-Cuenta, cuenta, ¿qué ha pasado con los otros?
-Jajajaja. Pues nada, me ha contado que les dijo que íbamos a una playa nudista pero Isabel no se lo creyó, dice que se pensaba que era una broma y que le estaba tomando el pelo. También que a Manu, no sé si creyéndola o no, le parecía estupendo, que por él no había problema.

-No te jode el listo… ¿pero al final van a venir o no?
-Sí, sí, al menos eso le dijeron. Pero que Isabel viene convencida de que es una broma. Hemos quedado a las 10 en la parada del bus.
-Jajajajaja. A ver como se lo toma. Nos vemos mañana.
-Hasta mañana.

Al día siguiente fuimos apareciendo por la parada del bus.
Los últimos en llegar fueron Isabel y Manu. Y no hicieron comentario alguno sobre lo que les dijo Lore. Subimos al bus y nos tuvimos que sentar bastante separados todos. Luego al legar al sitio emprendimos la caminata andando hasta ir descendiendo por el sendero hasta la playita.

Mientras íbamos caminando, Sonia sacó el tema de la posibilidad de hacer un viaje a algún sitio. Llevaba tiempo hablándome de ello. Las chicas y yo impartíamos clases de repaso a niños de EGB para sacarnos unas pesetas y ahorrar, y Coque, mientras, se tocaba los huevos. Su familia estaba forrada y no lo necesitaba. Pero alguna ventaja tenía que tener ser colega de alguien así.

-Hay la posibilidad de que nos dejen una casa en Formentera – me dijo bajito para que no se enterara nadie. Le miré ojiplático.
-¿Qué dices, en serio? ¿De quién es? ¿También vuestra? – pregunté
-No, es de mi tío. Tienen una casa a la que suelen ir de vez en cuando, y luego en agosto. Yo le pedí un día si podría ir con amigos en septiembre. Y me dijo que en principio no habría problema. Que ya me diría. Pero no lo comentes ahora, ¿vale?
-No te preocupes. Sería la leche tío…
-Ya se ve ahí abajo. Está con más arena que la última vez que fuimos – dijo Sonia de repente.
-¿Pero eso es una playa nudista? Si parece muy pequeña – comentó Manu un tanto sorprendido.
-Que va a ser una playa nudista – le replicó Isabel.
-¿Quién dijo que la playa fuera nudista? – intervino Lore entre risas.
-Tú, ayer – contestó Manu.
-No, yo dije que veníamos aquí a hacer nudismo jajaja, que es distinto – replicó Lore – Además si no viene nadie aquí y menos ahora al principio del verano.

Isabel se reía pensando que seguíamos tomándole el pelo. Estaba deseando ver su cara luego.

-Venga ya! – sentenció Isabel.

Llegamos a la playa, el agua estaba plana como un lago, trasparente, limpia. Perfecta.
Mientras Coque, Manu y yo clavábamos las sombrillas. Las chicas se quitaron las zapatillas y se acercaron al agua a meter los pies y comprobar como estaba.

-Está genial – dijo Sonia.
-Eso es que está fría – le contesté yo carcajeándome.
-Qué va – contestó Isabel. – Está estupenda.
-No me fio de vosotras, que ya me conozco el cuento.

Me acerqué y metí un pie.

-¡Los cojones!, esto está helado.
-Estoy segura que en unos minutos te metes corriendo – dijo Lore clavándome la mirada. Sonia y Coque empezaron a descojonarse.
-¡Ni hablar!
-Ya lo verás – acabó Lore

Sacamos las toallas, las extendimos en la arena y empezamos a quitarnos la ropa. Yo no perdía ojo de Isabel a ver qué pasaba, estaba tan seguro de que Sonia y Lore se iban a despelotar que me fui haciendo el remolón quitándomela poco a poco.

Manu fue el más rápido y llevaba el bañador ya puesto. Coque estaba ya sin camiseta. Isabel se acercó a las mochilas que habían quedado en la zona de sombra natural y vi cómo se quitaba el pantaloncito corto que llevaba puesto para dejarlo en la suya mostrando la braguita del bikini estampado que llevaba puesto. Sonia y Lore, también se quitaron los pantalones pero al usar camisetas más largas no se les veían las bragas.
 
Capitulo 31/32

Yo estaba viendo la escena y regocijándome por dentro, enfrente de mí, las chicas, Manu en la orilla y Coque detrás de mí.
Isabel se quitó por fin la camiseta quedándose en bikini. Lore y Sonia se quitaron las suyas quedándose en ropa interior. Isabel, que las tenía al lado ni se dio cuenta en principio, supongo que pensando que estaban en bikini. Hasta que Lore se quitó el sujetador dejando al descubierto sus tetazas. En ese momento Isabel abrió los ojos en un gesto de incredulidad. Manu no se enteró ya que estaba mirando al mar.

-¿Pero os cambias aquí…así? – le escuché a Isabel preguntar en voz baja.

Sonia se quitó también el sujetador mientras le respondía.

-¿Pero no te dijimos que veníamos aquí a hacer nudismo? – le contestó riendo.
-¡Vaaa, me estáis tomando el pelo! – Isabel aún no se lo creía del todo y seguía pensando que sería una broma y que se iban a poner el bikini enseguida.

-¡Que no, Isa!, Para tomar el sol y bañarnos hubiéramos ido a una de las playas normales mucho más cercanas.
-¿Pero por qué no me lo dijisteis? – insistió Isabel
-¡Pero si te lo dijimos!! – se empezó a reír también Lore – Pero parece que te lo tomaste a broma. Oye, que no pasa nada, puedes quedarte en bikini, de verdad.

Manu se dio la vuelta a tiempo para ver lo que iba a suceder. Tenía a Sonia y Lore sin sujetador de espaldas a él, e Isabel de frente en bikini hablando con ellas, justo cuando Lore, ¡esa Lore!, se quitó las bragas y se agachó para dejarlas en la mochila lo que le permitió ver de reojo a Manu mirando y hacerle un saludito con la mano mientras se reía. Manu se quedó clavado en el sitio mirando alelado a las chicas. Yo mientras, disfrutando de la escena.

-Pero si yo no he hecho ni siquiera topless en mi vida – continuó Isa.
-¡Anda!, ni nosotras tampoco hasta el año pasado, pasamos del nada al todo – se descojonó Sonia, mientras ella también se desnudaba.

Isabel miró hacia mí que todavía estaba en calzoncillos y repitió el gesto de su mirada atónita. Miré hacia atrás para ver a Coque desnudo tapándose su entrepierna en actitud cómica.

-Bueno, gente, yo me voy al agua – y salió corriendo hacia la orilla tapándose con las manos.

Lore casi se cae del ataque de risa al verle. Sonia descojonándose igual, y hasta la misma Isabel se rió tapándose la boca.
Yo me acabé de desnudar también y me acerqué a las chicas para dejar la ropa en mi mochila.
Lo mejor vino a continuación, Manu estaba en la orilla mirando todo aguantándose también la risa con una mano en la barbilla. Las chicas se dieron la vuelta y caminaron hacia la orilla, Sonia y Lore desnudas e Isabel en bikini, cruzándose con Manu que se acercó a su toalla. Se quitó el bañador y llamó a Isabel.

-¡Isa! –

Isabel se dio la vuelta para ver a Manu con el bañador en su mano levantada y luego dejándolo caer en su toalla.

-¡Eso, encima recochineo! – gruño Isabel.

Todos nos reímos. Y al final ella también.

-¡Joder Manu que rabo tienes! – le gritó Coque. Sonia y Lore se partían de risa.

Él hizo un gesto agradeciendo el cumplido que hizo que todavía nos descojonáramos más. Manu inició una carrera y se lanzó al agua.
Sonia y Lore ya estaban con el agua por las rodillas. E Isabel todavía en la orilla mojándose los pies.

-Ahora parece más fría que antes – comentó.
-Venga, que está buenísima – le replicó Manu.
-Bah!, ¡a la mierda! – dijo por fin Isabel mientras se quitaba la parte superior del bikini y lo lanzaba hacia la toalla, mostrando por fin sus tetas, ni grandes ni pequeñas, muy blanquitas y de pezón oscuro, pequeño y puntiagudo. Isa era un poco más alta que Sonia y Lore, de pelo moreno azabache y profundos ojos azules, algo más rellenita que ellas pero de estupendas proporciones.

-Bieeeennnnn! – gritaron las chicas aplaudiendo.
-Jajajajajajajaja – reímos todos otra vez.

Cubría mucho antes que el año anterior porque la arena se había vuelto a la playa. Estábamos ya todos con el agua por la mitad de los muslos, pero Isabel seguía con el agua por los tobillos. De pronto se dio la vuelta y se dirigió a las toallas.

-¡¿Pero dónde vas?! – le gritó Manu – Que está buenísima. Métete despacito y verás que bien.

Isabel ni miró, hizo un gesto con la mano y siguió caminando.
De pronto se quita la braga del bikini, la deja en la toalla y sale corriendo hacia el agua, cruzando entre todos nosotros y lanzándose de cabeza para seguir dando media docena de brazadas antes de pararse. Me dio tiempo a ver esas tetas danzando de un lado a otro y ese vello negro carbón cuando pasó como una exhalación junto a mí.

Cuando se dio la vuelta, se echó la melena para atrás y abrió los ojos se llevó la ovación del día.

-Bieeeennnn, bravoooooo, esa Isaaaaa, bieeennnnn, bravoooo! – mientras aplaudíamos y nos descojonábamos a la vez.
-¡Mira que sois malos y perversos! – dijo mirándonos.
-No lo sabes tú bien – dije en voz baja lo justo para que me oyera Lore a mí lado, y que se giró lanzándome una mirada picarona.

Pasamos un rato agradable nadando y charlando. Aprovechando lo tranquilo que estaba el mar, Lore, Isabel y Coque, que eran a los que más les gustaba nadar se dedicaron durante un buen rato a hacer largos. Manu, Sonia y yo que éramos más perezosos nos quedamos charlando en el agua.

-Pues es un gustazo esto de bañarse en pelotas – comentó Manu.
-No sólo eso, sino que luego te secas enseguida sin tener que aguantar con el bañador pegado y mojado – respondí.
-Y que el sol no deja marquitas, jajajaja – añadió Sonia.
-¿Tú crees que Isa se habrá molestado algo, por no insistir en que veníamos aquí y todo eso? – pregunté.
-No, que va, lo que pasa es que es algo tímida con gente a la que conoce poco, pero no sólo en este tema – respondió Manu
-Bueno, ya nos conocemos de hace meses, pero lo entiendo, no es lo mismo – dijo Sonia.
-Ya verás cómo poco a poco se le pasa en cuanto vaya cogiendo confianza con todos…Bueno, yo voy a salirme un rato – acabó Manu.

En cuanto Manu se fue, Sonia se me acercó y me agarró la polla…

-Hoy voy a echar de menos esto – me dijo, antes de darme un suave mordisco en una oreja.
-Uhmmm…yo también, pero al volver nos pasamos por el local que está libre –
-No sé si podré esperar – me dijo al oído antes de deslizarse en el agua alejándose de mí.

Me puso como una moto, por supuesto, hasta tal punto que tuve que ponerme a nadar para que me bajara la excitación. Cuando me quise dar cuenta las chicas estaban saliendo del agua junto a Coque. Me quede mirando esos culetes que todavía no habían recibido mucho sol. Sonia y Lore se echaron en las toallas boca abajo e Isabel se secó un poco, se puso la braga del bikini y se sentó en la toalla mirando hacia el mar tapándose las tetas con las piernas recogidas. Estaba claro que le iba a costar un poco desinhibirse, pero menos de lo que yo pensaba en ese momento. Yo salí del agua como si tal cosa y ella no pudo evitar echarme un ojo.

Una media hora después volvimos al agua, unos andando, otros a la carrera, e Isabel se quitó de nuevo la parte de abajo del bikini y salió corriendo al agua.

-Aún no me creo que esté haciendo esto – comentó mientras estábamos todos en corrillo en el agua.
-Confiesa una cosa Isa, a qué es mejor y más agradable estar en el agua en bolas – le replicó Sonia.
-Lo admito, eso sí es cierto – replicó con un gesto de reconocimiento.
-Pues ya está!
-¿Los ves candidatos a entrar en nuestro club? - le susurré con intención al oído a Sonia aprovechando que estábamos algo más apartados. Me miró con cara de sorpresa seguida rápidamente de una sonrisa cómplice
-Jejeje, pues no lo creo, pero a veces tardas mucho en conocer a las personas – replicó.

Al volver a salir del agua Isabel se echó esta vez boca abajo en la toalla sin ponerse el bikini, exponiendo al sol su culo blanco. A lo largo del día fue dando pasitos y al final estaba con todos, de pie desnuda y riendo.
Mientras nos vestíamos para irnos le pregunté

-Al final no ha estado tan mal, eh, Isa? –
-Jajaja. Sí, la verdad es que ha estado genial…
-¿Os apuntáis otro día?
-Pues…seguramente, ya veremos – dijo Manu

Emprendimos el regreso por el sendero para ir a buscar el bus.

-¿Sabéis a quién le gustaría esto? A Mónica, un día nos contó que hace años fueron a Ibiza a una playa nudista con sus padres – apuntó Isabel.
-Ah, pues dile que si se apunta – replicó Sonia – cuantos más, más reiremos, jajaja.

Sonia se dejó caer a mi lado, que iba el último.

-Se acabó el follar aquí – me susurró con sorna.
-Jajajajaja, de momento – repliqué

Me miró frunciendo el ceño como pensando que le tomaba el pelo.

-Por cierto, una cosa os quería preguntar, ¿dónde vais muchos viernes o sábados que desaparecéis de los bares tan pronto? – preguntó Isa

Miré de reojo a Sonia, y ésta a Coque. A Lore se le escapó, o igual lo hizo a propósito.

-A un local del hermano de este – dijo señalándome y mirándome.
-¿Un local? ¿Otro bar? – preguntó Manu
-No, lo usan para ensayar con su grupo y cuando no están vamos nosotros a escuchar música o ver películas.
-O a montarnos una orgía – añadió de pronto Lore riendo
 
Capitulo 33/34

Sonia y Coque empezaron a descojonarse.
Isabel también se empezó a reír sin saber por qué

-Veis como no se lo cree – señaló Lore entre risas.
-¡Pero como me lo voy a creer! jajaja – dijo Isa
-Ya, como ayer, que tampoco te lo creías y mira por dónde, jajajaja.
-A veces no sé si habláis en serio o en broma – intervino Manu – pero está interesante la conversación jajajajajaja.

Isa le clavó su mirada.

-Podéis venir si queréis, y lo veis, eh. No está lejos de la parada del bus – dije yo.
-¿Para ver el local o para la orgía? – respondió Manu entre risas de nuevo.
-Jajajajajajajaja – todos reímos
-Que malos sois – dijo Isabel
-Pero si somos un santos – dije yo

Cuando regresamos de vuelta y tras bajar del autobús nos dirigimos todos en la misma dirección, el local quedaba de camino.

-Aquí es – dije al llegar a la puerta. Saqué la llave, abrí y levanté la persiana, luego abrí la puerta y entramos.
-Joder tíos, menudo chiringuito tenéis aquí – comentó Manu muy sorprendido mientras miraba bien todo – equipo de música, tele, sofás, ¡hasta nevera!
-No está mal, no – respondí yo - ¿queréis beber algo? Voy a ver que hay en la nevera.
-No, no te preocupes, yo tengo unas ganas locas de ducharme y quitarme esta sal – comentó Isabel – Otro día si eso.
-Podéis ducharos aquí si queréis – contestó Sonia – Ahí detrás hay un aseo con un ducha pequeña.
-Nosotros nos duchamos aquí muchas veces después de la playa – dijo Lore mirando de reojo a Sonia.

Isabel se quedó pensativa no sé si sorprendida o cortada.

-No, de verdad, nos vamos a ir ya – contestó por fin – otro día que vengáis aquí nos pasamos, vale?
-Como queráis, sois bienvenidos siempre – le contesté.

Nos despedimos y se fueron. Eché la llave por dentro.

-Ufff, menos mal – dijo Coque mientras se quitaba la camiseta.
-Jajajajaja – se rieron Lore y Sonia.
-A ver, que no todo el mundo es como nosotros – dijo Lore – Yo en el fondo, ya me conocéis, he estado bromeando todo el rato, en ningún momento pensé que se iban a quedar y ponerse a follar en un rincón.
-Pero ¿a qué sería alucinante una cama redonda con más gente? ¿Eh? No digáis que no! – sentenció Coque mientras se encaminaba al aseo.
-Eeeeh eeeh eeehhh – ¿dónde vas, Coque? – A suertes como siempre.

Ganó Sonia que no tardó ni un minuto en desnudarse e irse para la ducha. Lore iba después.
En un par de minutos Sonia ya estaba de vuelta, secándose al tiempo que buscaba música para poner. Coque se metió para dentro también.
Yo me lo olí al ver que Lore tardaba en salir y me iba a quedar sin agua caliente y entré en al aseo.

-¡Pero bueno! Mira que me lo imaginaba, ¿es que no podéis esperar? – les dije medio enfadado al verlos a los dos en la ducha besándose y Lore con la polla de Coque en la mano.
-Perdón, perdón, ya salimos – dijo Coque saliendo con una media empalmada encima. Lore salió detrás mirándome con una media sonrisa de pedir perdón.

Al pasar al lado le di un cachete en el culo.

-Au! – se giró y me sacó la lengua en tono de burla.

Cómo era el último me lo tomé con calma y apuré el agua que quedaba.
Al salir vi que Sonia estaba mirando discos con interés y en el lado contrario junto a un sofá, Lore y Coque estaban acaramelados y medio bailando juntitos mientras se decían cositas.
Me acerqué a Sonia y la abracé por detrás.

-¿Qué miras? – le pregunté besándola en el hombro.

Mis manos se fueron irremediablemente a las tetas y mis labios al cuello.

-Ummm, me encanta – gimió - Estaba mirando este montón de discos que han aparecido, la última vez no estaban.
-A ver…

Estuvimos un ratito mirando los discos. Detrás Lore y Coque estaban en el sofá besándose. Elegí al final un disco y lo puse en el aparato. Al girarme vi la cabeza de Lore moviéndose lentamente entre las piernas de Coque.

-¡Eh, ustedes dos! ¡Que prisa tienen! – les dije bromeando

Lore me hizo un gesto con la mano como diciendo “cállate y déjame en paz”.
Coque se rió, pero volvió a bajar la vista.
Agarré de nuevo a Sonia abrazándola con un brazo y acariciando su culo con la otra mano mientras de nuevo le besaba el cuello.

-Sigue, no vuelvas a parar…ummmm… me encanta.

Bajé por toda su espalda dándole besitos en el camino, hasta llegar a su culo. Ella instintivamente separó las piernas y yo le abrí las nalgas para continuar con la lengua hasta llegar a su ano, en donde me entretuve lamiéndolo hasta escuchar su voz de nuevo.

-Ooohh, joder que gustito…dios…ummmm…me encanta.
Hice que separara aún más las piernas y le metí dos dedos. Estaba ya tan mojada que entraron sin dificultad.

-Date la vuelta – le pedí mientras me levantaba.

La besé de nuevo y luego le metí los dedos en la boca.

-Chúpalos! - ella los chupó y saboreó. Luego me sonrió.

Le volví a meter un par de dedos ahora de frente, cerró los ojos y se abandonó al placer.
Mis dedos iban pasando continuamente de su interior a su clítoris. Ella gemía bajito sin parar.
De pronto se empezó a oir el típico chasquido repetitivo de las carnes chocando. Sonia abrió los ojos de nuevo y se quedó mirando. Yo giré la cabeza para ver como Coque estaba follandose a Lore, a cuatro patas sobre el sofá.

Las chicas habían decido hacía unos meses empezar a tomar anticonceptivos, lo cual había sido una bendición para nosotros y también para ellas. Nuestras relaciones se habían tornado más fluidas y mucho mejores, evitándonos esos parones incómodos. Y nos estábamos ahorrando también una pasta en condones, jajaja.
Sonia me miró con esa mirada caída de rendición que pone a veces, luego volvió a mirarles a ellos, luego de nuevo a mí.

-¿Quieres ir con ellos? – le pregunté al oído. Ella asintió con la cabecita.
-¿Quieres que os mire?

Volvió a asentir con esa mirada dulce y a la vez lujuriosa.

Nos acercamos a ellos, Sonia se paró al lado de Coque y le acarició la espalda, mientras él no dejaba de embestir a Lore. Este se giró un momento y le dio un beso a Sonia que continuó para sentarse de lado en el sofá mirando hacia ellos, y apoyando un brazo en el respaldo.. Lore la miró y le acarició la carita. Yo me senté en el sofá de enfrente a mirarles.

Sonia le devolvió la caricia a Lore, se acercó y se besaron, luego se puso de pie sobre el sofá para sentarse sobre el respaldo con una pierna a cada lado de Lore. Se abrió el coño y esta empezó a comérselo. Sonia cerró los ojos al principio al empezar a suspirar y gemir. Luego los abrió y me miró fijamente, con la boca abierta de placer. Se sentían sus gemidos aunque no se oyeran.
Yo mientras tanto observaba excitadísimo masturbándome.

Coque aumentó el ritmo dándole más fuerte todavía, con cada envite Lore se las veía y se las deseaba para poder seguir lamiendo. Levantó algo más su cuerpo cuando Coque aminoró un poco y volvieron a besarse.
Luego Sonia se bajo despacio del sofá, me miró mientras se acariciaba el coño y dándose la vuelta se puso a cuatro patas junto a Lore.
Coque alargó su mano para acariciarle el culo a Sonia mientras rebajaba ostensiblemente el poder de sus embestidas a Lore.
Por fin se retiro, dio una paso al lado y se la metió de un golpe a Sonia, que lanzó un fuerte gemido. La agarró fuerte de las caderas y empezó a follarla duro.

Lore se acercó a mí y sin decir nada se sentó entre mis piernas a chupármela.
Mientras yo disfrutaba de su mamada seguía contemplando como mi mejor amigo y mi chica follaban a dos metros de mí.
Lore se levantó y dándose la vuelta se sentó sobre mí polla. La agarré de las caderas y empezó a subir y bajar.

La música estaba alta, pero de repente me pareció escuchar golpes en la puerta. No dije nada, y a los pocos segundos sí los escuchamos todos claramente.
Lore se paró de golpe, petrificada. Coque lo mismo. Nos miramos todos y volvimos a escuchar que llamaban.
 
Capitulo 35/36

-Joder – exclamé - ¿Quién cojones será?
-Deja que se vaya y ya está -
-Ya, lo que pasa es que seguro que se escucha la música.
-Voy a asomarme – dijo Coque. Era todo un poema verle acercase a la puerta con el pollón como un poste
Sonia bajó la música
-¿Sí, quién es? – preguntó Coque
-Somos Isabel y Manu – se escuchó alto y claro.

Nos miramos con los ojos casi fuera de órbita.

-¿Y ahora qué? - dijo Coque bajito

Nos encogimos de hombros, pero le hice señas para que no abriera.
No me hizo caso. Abrió un poco la puerta y asomó la cabeza inclinándose mucho para que no se le viera la polla.

-Es que nos habíamos quedado en el bar de la plaza a tomar algo y como hemos visto la persiana sin cerrar nos hemos acercado.

Cuando Lore se levantó y se acercó a la puerta me dio un vuelco el corazón. Pensé “esta es capaz de abrir y plantarse desnuda”. Pero por otro lado una parte de mí lo deseaba. Aunque sabía que no era una buena idea en ese momento.

-Os dejaríamos pasar pero, creedme, no es una buena idea en este momento. No os lo toméis a mal… nos vemos otro día – dijo con calma Coque.
-Vale, vale, no hay problema…ya nos veremos – respondió Manu al otro lado. Y se despidieron.

Coqué cerró con llave de nuevo y al girarse lanzó un suspiro de alivio.

-Jajajajaja – se rió Lore
-Espero que no haya mal rollo con ellos, porque son geniales – comentó Sonia.
-Bueno, ya les explicaremos algo, a ver que se nos ocurre – dije yo.
-¿Y si simplemente les contamos la verdad? Que tampoco estamos cometiendo un delito – dijo Lore
-Pero si no se lo creyeron – respondió Sonia
-A lo mejor después de esto ya si se lo creen – apostilló Lore.
-Vaya corte de rollo que acabamos de sufrir – dijo Coque.

A mí se me había bajado la erección del todo.

-Bueeeno, estamos aquí – dijo Lore con mirada y voz insinuante – esto se arregla en un santiamén. Se me acercó de nuevo y se colocó de rodillas en el sofá de lado, me agarró mi menguada polla y se la metió entera en la boca empezando a chupar y estirar con los labios. No tardé ni treinta segundos en recuperar la erección.
-Ves que fácil – me dijo sonriendo y guiñándome el ojo.

Mientras, Sonia pajeaba a Coque hasta que este se recuperó de nuevo, la puso de rodillas en el sofá y se la clavó otra vez.
Lore se sentó sobre mí de nuevo, esta vez dándome la cara, y empezó otra vez a subir y bajar con energía. Cada vez que la miraba sonreía, apretaba los labios y movía las caderas con más ímpetu.

-Joder que bueno – la agarré de la cintura para controlarla un poco – sigue, sigue, así, así…jodeeeer.

Con el tiempo había logrado desentenderme mentalmente de lo que pudiera hacer Sonia, sólo me preocupaba de satisfacer a Lore. Cuando queríamos mirar a los otros, simplemente parábamos y mirábamos, normalmente si acabábamos antes o durante un descanso. Claro, eso nos volvía a excitar. Sonia me lo comentaba de vez en cuando, le ponía mucho que la miraran, quien fuera.

-¿Cambiamos de postura? – le sugerí a Lore.
-Como quieras – se levantó y aprovechando el cambio se fue a buscar agua a la nevera.

Sacó un botellín y después de beber me lo ofreció. Eché un trago y se la devolví, luego se la ofreció a Coque y Sonia que la acabaron.
Lore se pasó al otro sofá poniéndose también de rodillas junto a Sonia. Me acerqué y se la volví a meter. Le dí un par de cachetes que la encendieron pero bien. Empezó a embestir contra mí con fuerza, quedándome yo quieto.

-Así, así, sigue – zas! – venga..fuerte – zas, zas!
-Fóllame cabrón – me dio un guantazo en la pierna. La agarré por los hombros para hacer fuerza y la folle a conciencia. Estaba tan concentrado que hasta un poco después no me di cuenta de que Sonia se había sentado y estaba de nuevo chupándosela a Coque, y eso que estaba al lado.
-Me voy a correr ya – anunció Coque mientras Sonia se la chupaba con verdadero deseo.
-En …. l…ca – balbuceo Sonia.
-¿Qué?
-En la boca Coque, en la boca – remarcó Sonia.
-AAHH AAAHHHH, ME CORRROOOO – dijo Coque sacando la polla de la boca de Sonia.

Paré un poco para mirarles, Lore también giró la cabeza sin deja de masturbarse al mismo tiempo.

-DIOOOSSSS ME CORRRRO AAHHHHHH - apoyó la polla en la lengua y descargó entre espasmos.
El primer chorro debió darle en el fondo de la garganta porque Sonia hizo un acto reflejo con la cabeza, los demás entraron también todos dentro. Sonia cerró los labios alrededor de la polla y colocó una mano debajo de la barbilla. Coque, empapado en sudor se retiró y Sonia se levantó al baño.
Yo aún tenía gasolina para un poco más, así que agarré a Lore de las caderas y dándonos la vuelta me senté con ella encima. Continuó subiendo y bajando con energía. Coque se había sentado en el sofá de enfrente y cuando regresó Sonia del baño se sentó junto a él a mirarnos. En ese momento me di cuenta de que no se había corrido antes. Igual fue la interrupción, pensé. Recogió una pierna sobre el sofá y empezó a tocarse mientras nos miraba, como otras veces y poco a poco fue encendiéndose hasta explotar entre temblores. Una sonrisa suya al terminar era la mejor de las señales.
Lore seguía saltando fuerte y masturbándose al mismo tiempo y le llegó el orgasmo, enseguida se le notó, cuando empezó a juntar fuerte las piernas y luego a separarlas mientras se aguantaba con una mano en el sofá.

-Guauuuu, que corrida diooosss – dijo por fin – BUAAHAHH
-Voy a correrme Lore – le avisé.

Se levantó y colocándose a un lado me la agarró y me la machacó hasta el limite.
-ME CORRROOOOO LOREEEE AAAAAH AAAAAHHH–

En ese momento se agachó para metérsela en la boca justo a tiempo para que yo soltara toda la leche que llevaba dentro. Le empezaron a caer regueros por las comisuras de los labios, y acabó tragándoselo todo. Tardó un par de minutos en recuperarse, lo mismo que yo, que estaba rendido en sudor en el sofá.

-Joder, que lechadas tienes, hijo – dijo riendo como siempre mientras se limpiaba los labios y la barbilla con un pañuelo.
-Joder chicos…esto ha sido… bestial – dijo Sonia con voz calmada – Bufff.

Lore se levantó y se paró a darle un beso en la boca a Sonia antes de continuar al baño.

-¿Os lo imagináis con Isabel y Manu? - Dijo de repente Coque con sonrisa maquiavélica.
-Pues después de lo que ha pasado no creo yo que les haga ilusión – dije yo.
-Os veo muy interesados en esto, eh – añadió Sonia.
-No, si es por decir algo – contestó Coque
-Ya ya – se rió Sonia
-Jajajajaja

Pasaron unos días sin que las chicas supieran nada de Isabel. Ellas eran sus compañeras de curso y las que tenían su teléfono. Nosotros no teníamos el de Manu ni el de ellas tampoco. Lore la llamó varias veces pero en su casa no estaba nunca.

Un tarde mientras estábamos sentados en una de nuestras terrazas habituales vimos a pasar a Isabel. Yo la vi venir de frente y cruzamos miradas, nos saludamos con la mano pero paso de largo, algo que no había hecho antes, ya que solía pararse un rato a charlar aunque no se sentara con nosotros.

-Acaba de pasar Isa por ahí, nos hemos mirado pero ha pasado de largo.

Lore se dio la vuelta y la vio. De repente se levantó y la llamó. Isa se paró y se giró hacia nosotros. Lore le hizo una seña.

-Sonia, ven conmigo – dijo

Las dos fueron a su encuentro. Estaba claro que algo le pasaba con nosotros.
Ambas llegaron a su altura y se pusieron a hablar. Siguieron andando un poquito y se paraban de nuevo a hablar, así un buen rato. Por fin se despidieron con un abrazo y las chicas regresaron.

-¿Qué ha pasado? – pregunté - ¿Tiene algún problema?
-¿Está molesta con nosotros por lo de aquel día? – añadió Coque.
-Sí, estaba molesta – contestó Lore – Sí, por lo de aquel día. Dice que se sintieron un poco desplazados. Sobre todo después de haber pasado un día estupendo con nosotros.
-¿Pero qué…? – respondió Coque rápido
-¿Y..?
-Pero si era imposible dejarles entrar así de repente, creo que hubiese sido muchísimo peor –
-Lo sé – contestó Lore.
-¿Y…al final que ha pasado, que le habéis contado? – pregunté con cierto temor a la respuesta.
-Nada, se lo hemos explicado todo – dijo Sonia.
-¿Pero… todo, todo? – repregunté.
-¿Y se lo ha creído esta vez? – añadió Coque -¿Qué le habéis explicado?
Lore sonrió.
-Pues eso, que lo que dije medio en broma el día de la excursión es verdad, y que me tenía que haber callado…Y que no les estábamos tomando el pelo…
-Y le has dicho – añadió Sonia mirándola – Palabras textuales, “que practicamos el amor libre entre nosotros”.
-Jajajajajajaja – se descojonó Coque.
-Joooo! – se quejó Lore – era por no decir crudamente que nos montamos orgias…
-¡Ojalá fueran orgias! - nos reímos Coque y yo a mandíbula batiente.
-¡¡Pero bueno chicos!! – protestó Sonia
-Bah, como mucho miniorgías, llamémosle intercambio de cariñitos, jajajajaja - dije – va que es broma chicas.
Abracé a Sonia y la besé cariñosamente en la mejilla.
Ambas se troncharon.

-¿Pero cómo se le tomó, que respondió? Porque habéis estado un buen rato hablando.
-A ver, lo del plantón lo comprendió, claro. Lo otro, se sorprendió bastante al principio. Dijo que lo de bañarse desnudos era una cosa, que aunque le costó un poco, le parece en el fondo bastante normal…pero que esto era algo muy distinto.
Que le había cogido muy de sorpresa y que aunque lo respetaba no se veía en una así. – explicó Lore
-Y le pedimos discreción – añadió Sonia.
-¿Y creéis que ahora que se lo habéis aclarado seguirá viniendo con nosotros a la playa, a “nuestra playa”?
-Pues no sé, no hablamos de ello. Si quieren venir no tenemos problemas, ¿no chicos?
-Ninguno – respondimos – Como si no hubiera pasado nada.

Un par de días después los encontramos en la playa por la mañana. Estuvieron incluso más agradables de lo normal. Cuando las chicas se fueron al agua Manu se nos acercó.

-Isa me lo ha contado, siento lo que pasó, el malentendido y eso – dijo.
-No te preocupes, no le des más importancia, también fue culpa nuestra al no saber como salir bien de esa – respondí yo.
-Joder, que suerte tenéis tios con esas dos, y no lo digo sólo por lo que ya imagináis, sino por todo lo demás. Son encantadoras y divertidas, y tienen la cabeza bien amueblada.
-Sí, lo son. – respondí con una sonrisa de oreja a oreja - Oye, que Isa es un buen bombón y además encantadora también.

Se quedó callado unos segundos.

-Es una de mis fantasías – añadió – supongo que la de muchos.
-Jajajaja, sí – dijo Coque.
-¿Pero como surgió, como lograsteis convencerlas…? - siguió preguntando

Me encogí de hombros al responder.

-No tuvimos que convencerlas, surgió poco a poco, casi sin darnos cuenta. Tuvo mucho que ver su forma su forma de ser.
-Joder, que suerte tenéis, cabrones – se rió – bueno me voy a remojar un poco.
-Una cosa Manu – le paró Coque
-Dime.
-Por favor, te pedimos discreción en esto –
-Ok, no os preocupéis. De verdad.
-Y si alguna vez tenéis claro el tema este y os gustaría aventuraros con nosotros sólo tenéis que decirlo – añadió Coque con un guiño.
-Jajaja, que cabrones – se rió Manu – y luego se fue al agua.
-Qué cabrito eras Coque…jajaja, le pides un favor y al mismo tiempo le pones el anzuelo, jajajaja.
-A ver si pican, jajajajaja.

Pasaron las semanas del verano con la rutina de siempre.
Fuimos algunas veces a la playita, Manu e Isabel no vinieron más, pero nos seguíamos viendo en la playa normal o por la noche de bares.
A finales de Julio el tío de Coque nos confirmó que podíamos usar la casa de Formentera durante la primera quincena de septiembre, los días que quisiéramos.
Así que empezamos a planear el viaje. Las chicas empezaron a hacer cuentas, ya sabéis. Decidimos las fechas, el día 1 y en total seis días. Y nos fuimos a sacar los billetes de avión a Ibiza.
Llegó Agosto, con los viajes familiares de cada uno y estaba septiembre a la vuelta de la esquina.
 
Arco 3

Capitulo 37


En Agosto nos habíamos visto poco, para lo que era habitual. Sonia, como cada año a visitar a la familia y Coque el viaje familiar anual. Lore también había estado fuera unos días. Como teníamos que irnos y había que prepararlo todo, Sonia se vino un par de días antes que su familia. Cuando llegó me llamó para quedar todos. Así que la única casa libre era la suya. Quedamos esa misma tarde. Yo por supuesto, estaba deseando verla y tenerla entre mis brazos así que fui bastante antes.

Me abrió la puerta vestida con un mini pantaloncito y un top suelto que revelaba claramente que no llevaba sujetador. En cuanto cerró la puerta se subió a mí abrazándose a mi cuello. El polvo que vino después fue rápido e intenso, de los saciantes. Como si lleváramos meses sin hacerlo, cuando sólo había pasado poco más de una semana. Luego nos vestimos para esperar a los otros.

Tardaron un ratito en llegar. Hacía tiempo que no estábamos los cuatro juntos y Lore estaba especialmente cariñosa. Nos dimos un largo abrazo y un pico. La encontré algo distinta, no sé qué era, pero me pareció algo cambiada.
Después de que Sonia sacará algo para merendar nos pusimos a repasar las cosas. Listado de lo que había que llevar, información de la isla, mapas, cámara de fotos, esquema con la situación de la casa para no perdernos ( ni Coque sabía exactamente su ubicación ), llaves, dónde alquilar un coche, horarios de los barcos a la isla, etc.

-Bueno chicos, me he alegrado de veros otra vez, pero tenemos que irnos – dijo Lore.
-¿Tan pronto? – respondió Sonia
-Sí, tengo que comprar algunas cosas todavía y hacer una visita a mis abus antes de que nos vayamos.
-¿Y no lo puedes dejar para mañana? – prosiguió Sonia.
-No cariño, que mañana me conozco y como soy un desastre necesito repasarlo todo que siempre me dejo algo.
-Vaaale.
-Sabéis que en condiciones normales nos hubiéramos quedado hasta la madrugada – añadió guiñándole un ojo y sacando la lengua – Además, si tenemos seis días enteros de estar juntos para…para…ya sabéis…¡Hala, nos vamos! – acabó con su habitual simpatía llena de picardía.

Nos reímos todos.

-Os acompaño a la puerta – dijo Sonia.
-Lo dicho, nos vemos en el aeropuerto pasado mañana, cualquier cosa nos llamamos.

Se estaban yendo cuando Lore se dio la vuelta y se acercó a mí

-Anda ven aquí, dame un beso – y sin tiempo de reacción fue ella la que me agarró de la cara y me plantó un besazo en los morros – Nos vemos.

Dia 1.

El día del viaje mi hermano nos puedo llevar a todos en la furgo que utilizan para llevar los equipos.
Tras aterrizar en Ibiza lo primero fue pillar un taxi para dirigirnos al puerto y coger una de las barcas que hacen el trayecto Ibiza-Formentera. Tuvimos que esperar un buen rato a que saliera la siguiente. Acabábamos de estrenar septiembre y todavía hacía mucho calor. Tras el corto trayecto hasta Formentera, tocaba buscar el sitio para alquilar un coche. Que aunque la isla es pequeña se necesita transporte para recorrerla bien. Pillamos el típico Mehari descapotable, un modelo que lo encontrabas por cualquier rincón de la isla.

Hay que tener en cuenta que en esa época, principios de los 90, Formentera no estaba lo saturada de turismo que está hoy, y además la temporada alta acababa de terminar. Se podía ir a cualquier sitio o playa sin aglomeraciones, incluso encontramos días con poquísima gente en alguna playa.
Coque sacó el mapa con la situación de la casa y la descripción y nos pusimos en marcha hasta dar con ella. Estaba situada más o menos hacia la mitad de la isla, en la zona sur a un centenar de metros del mar, en la zona de la Playa del Mitjorn.

Por fin la encontramos. Una casa ya antigua pero bastante bien conservada, entre pinos.
Entramos y abrimos todo, la recorrimos y buscamos las habitaciones. Era grandecita, al menos cuatro dormitorios. Un buen porche y una buena zona de jardín detrás. Las casas más cercanas estaban también entre pinos y apenas se veían.

-Esto es increíble – dijo Sonia desde el porche mirando a lo lejos el mar entre los pinos.
-Sí que lo es – añadió Lore – Va a estar genial.
-Elegid habitación – dijo Coque
-No no, elige tú, que para eso eres el sobrino del dueño jajaja – le respondí.
-No seas gilipollas, siempre hacemos todo por consenso, esto no iba a ser menos. Nos lo echamos a suertes y uno elige primero.

Me tocó elegir y elegí la primera en la que entré, sin mirar más. Amplia, cama grande, armario.

-Joder, nos ha tocado la buena – pensé.

Coque y Lore entraron en otra. Después de dejar nuestras cosas encima de la cama me acerqué a la suya, que era la más alejada de la nuestra, sólo para darme cuenta de que también tenía cama grande. Las otras dos eran una de dos camas y otra con literas.

-Venga, venga que hay que aprovechar el tiempo, que es tarde – empezó Lore.
-Yo me muero de hambre – siguió Sonia.
-Bueno, ya organizaremos todo luego. Nos ponemos ropa de playa, vamos a comer algo y luego a la playa más cercana. ¿Vale?
-He visto una especie de chiringuito bastante cerca, podemos ir andando creo – dijo Coque.

Y para allá nos fuimos por un camino entre pinos que ayudaban a que el sol no nos sofocara demasiado.
Después de comer bajo un porche mirando al mar, nos acercamos a la playa, ya serían las 3 o así.

-Joder, nos vamos a cocer con este calor – dijo Coque
-No tenemos sombrillas. Deberíamos mirar luego si hay alguna en la casa – añadí.

Desde la playa miramos a un lado y a otro, había muy poca gente, muy separada, y estaban todos desnudos, lo cual no nos sorprendió dado que el nudismo era y es muy habitual en la isla, sobre todo en playas menos saturadas.

-Yo iría hacía allí – dijo Sonia señalando una dirección – Y nos podemos poner debajo de aquellos pinos, no están muy lejos del agua.
-Venga vamos – dijimos casi a la vez.

Según íbamos andando nos encontramos gente tomando el sol, una parejita aquí, otras más allá, un grupo de amigas, varias chicas o chicos solos, hasta un grupo de abueletes, todos desnudos por supuesto. Y se escuchaba hablar en varios idiomas.

-Aquí –dijo solemne Sonia – Y ahí nos quedamos.

Nos desnudamos y nos acercamos al agua.

-Joder, está caliente, parece sopa – dijo Lore.

Nos metimos todos hasta remojarnos bien y al salir corrimos a ponernos bajo un pino. Nos quedamos mirando el paisaje.

-Esto es maravilloso – dijo Sonia. Todos asentimos.

No estuvimos mucho tiempo. Entramos y salimos del agua varias veces y después de secarnos decidimos regresar a la casa. Demasiado calor.
Una vez en la casa y después de beber bien, estuvimos investigando, en la parte de atrás había un almacén, tras encontrar la llave, abrimos y allí estaban las sombrillas, varias hamacas con sus colchonetas y una especie de piscina hinchable, bicicletas, etc.

-Mirad, si os queréis quitar la sal, aquí fuera hay una ducha – dijo Coque. – Por cierto voy a ver si encuentro la llave del agua, y el interruptor del termo.

Aunque con ese calor el agua caliente era lo de menos. La encontró y probó la ducha, que salía de la pared y caía en una especie de superficie de cemento con un desagüe. Estaba genial para no ensuciar mucho los baños.
Cuando salí yo, Sonia y Lore ya estaban desnudas debajo de la ducha. La alcachofa era fija y estaba bastante alta, lo que permitía que el agua abarcara más superficie al caer. Y por supuesto sólo salía agua fría.

-Bonita vista – dije al verlas.
-Hola guapo - soltó Lore con su voz más melosa.

Me dedicaron una sonrisa mientras se frotaban la piel y daban vueltas al mismo tiempo.
Coque mientras estaba en el almacén para sacar unas sombrillas y me llamó para que le ayudara.

-Podíamos sacar esta piscina a ver como es. Tiene que haber algo para hinchar por algún lado.

La encontramos, y sacamos la piscina fuera. Empezamos a hincharla.
Era una piscina de niños pero bastante grandecita, como un jacuzzi pero en plástico y cabrían bien seis personas. Nos llevó un rato hincharla y después de meter una manguera para que se llenara me fui a duchar yo. Sonia y Lore se habían secado al aire y seguían desnudas, curioseando por el jardín, mostrando sus cuerpos completamente morenos, preciosas. Coque se había metido en la casa.
Entré otra vez en el almacén y saqué las hamacas y los cojines de un sofá-columpio que estaba también detrás. Por fin me senté.

-Bueno, yo creo que ya estamos bastante instalados.

Las chicas me miraron y abrieron los ojos sorprendidas al verme en el centro del sofá con los brazos en el respaldo como un pachá, y balanceándome suavemente.

-¡Que bieeeen! – dijo Sonia acercándose. Se inclinó y me dio un beso. Luego se recostó boca abajo sobre mis piernas todo a lo largo del balancín – Que placer estar aquí, que suerte.

Lore se acercó también y yo no me resistí a acariciar el culete de Sonia mientras hablábamos con ella.

-Me lo pido para dormir aquí esta noche jajaja- dijo Lore.
 
Capitulo 38/39

-Ah, y yo que creía que esta noche no pensabas dormir – le dije pinchándola un poco.
-¡Pero bueno! ¿Por quién me ha tomado usted, señor? – respondió poniendo los brazos en jarras y con una mirada de las que atraviesan paredes. Notaba a Sonia descojonándose en silencio encima de mi regazo.
-Por una chica responsable y buena – le contesté conteniendo las risas.
-Jajajajaja – se dio media vuelta y se metió para adentro para asomar la cabeza un momento y añadir con énfasis – ¡Claro que no pienso dormir! – guiñando un ojo.

Tenía a Sonia sobre mí y le estaba acariciando la espalda y el culo suavemente cuando se me ocurrió darle un cachete que me salió algo más fuerte de lo normal ¡Zas!

-Aaau! Pero bueno – se quejó.
-Pero si te gusta – le repliqué yo entre risas.
-Ya, pero una cosa es un cachetito y otra el cachetazo que me has dado, majo.
-Pues creo que otras veces te he dado más fuerte y pedías más y más, jajajaja

Se levantó de un brinco y arrugó la cara pensativa.

-Eso es que estaría yo eehh eheeh bueno ya sabes, estaría desc…sin ser… – empecé a reírme cuando vi que no se salía –
-¡No te rías tonto!, a que te meto una – hizo ademán de darme un azote
-Venga – la provoqué de nuevo – y me puse de lado sacando el culo un poco.

Cuando se acercó a darme la agarré por las manos riendo y la inmovilicé, abrazándola.

-¡Que bobo eres! – me dijo tratando de contener la risa.
-Yo también te quiero – le repondí. Le acaricié el pelo y nos besamos.

Nos abrazamos más intensamente y empecé a acariciar su espalda, hasta bajar a su culo.

-Acabo de sentir algo moviéndose por ahí abajo – dijo de pronto.
-¿El qué, una lagartija?
-No más arriba, y algo más duro que una lagartija.

Me separé de ella un par de palmos y miré hacia mi polla morcillona.

-¿Esto acaso?
-Me temo que sí, creo que era eso – dijo poniéndose una mano en la boca y asintiendo con la cabeza y la sonrisa reflejada en los ojos.

La abracé fuerte de nuevo. Estrujándola entre mis brazos, y cuando iba a besarla de nuevo…

-¡¡¡Chicos!!! – la voz de Coque. Que se asomó a la puerta.
-No es por interrumpir pero deberíamos ir a comprar algo para cenar y desayunar estos días. No podemos comer y cenar fuera todos los días. ¿Estáis de acuerdo?
-Vaaale – contesté yo.
-Cogemos el coche y buscamos un supermercado.

El sol ya estaba bajo y no hacia tanto calor, pero se mantenía esa humedad pegajosa. Debía llevar mucho sin llover. Nos vestimos con lo mínimo y más fresco que llevábamos y salimos hacia la zona más comercial.
Me llamó la atención el atuendo de las chicas, desde que las conocimos habían ido abandonando paulatinamente ese aspecto tan hippy y desaliñado del principio. Yo nunca le dije nada a Sonia, pero ahora vestía más sexy, más femenino, y además me hizo caso en la única cosa que le pedí, que dejara de fumar.

Ese día iba con una camiseta blanca que le dejaba ver el ombligo, y sin sujetador, que con sus tetas, se notaba bien con claridad su ausencia. Pero tratándose del sitio donde estábamos casaba perfectamente, y una falda corta muy sexy. Lore casi igual, su camiseta algo más larga y dado el tamaño de las suyas, sí que llevaba sujetador. Y una faldita del mismo estilo.
Pasamos por un super y compramos varias bolsas de comida de todo tipo. Regresamos a la casa y las dejamos ahí. Las distancias son tan cortas que no da pereza ir y venir. Decidimos ir a dar una vuelta con el coche por alguna zona para explorar y a tomar algo.

Nos sentamos un rato en una terraza para tomar un refresco. Coque estaba mirando el mapa buscando sitios para ver. Las chicas estaban enfrente de nosotros, con sus gafas de sol y su gorra, preciosas. En esto que sin darse cuenta Lore levantó ligeramente una pierna, lo justo para darme cuenta de que no llevaba bragas. Decidí pincharla un poco.

-Oye Lore, no es por meterme pero, estooooo…¿has perdido las bragas? – le pregunté con sorna.
Sonia casi escupe el sorbo que se estaba bebiendo. Lore me clavó la mirada como si fuera una daga.
-¿Es que tengo que dar parte de todo? – respondió aparentemente indignada - ¡¡Tengo calooooor!! ¿Lo entendéis? ¡¡¡Tengo calooooooooooorrrr!!!
-Jajajajaja – Coque se partía de risa.
-Lo comprendo perfectamente – dije apenas conteniendo la risa.

Pagamos y nos fuimos en el coche a dar una vuelta. Coque me iba guiando con el mapa.

-Vamos hasta el faro ese que se ve allí.
No había casi nadie. Andamos un poco por la zona. El sol ya estaba bastante bajo, no le faltaba mucho para meterse. Hicimos un montón de fotos. Y en una de estas les dije que se pusieran juntas para sacarles una con el faro de fondo.
Algo cuchichearon entre ellas. Se colocaron y antes de que apuntara la cámara se levantaron las dos a la vez la faldita durante un instante al tiempo que hacían un gesto con el cuerpo como si fueran unas pin-ups. Me quedó claro que Sonia tampoco se había puesto las bragas.

-¿Tú has visto eso, Coque? – dije.
-¿Qué, qué? – Coque estaba a por uvas, mirando para otro lado en ese momento.
-Lo de estas dos – dije – chicas podéis repetirlo que este no lo ha visto, jejeje.

Se dieron la vuelta y se levantaron la falda enseñándonos el culo.

-No no, eso no es lo que me habéis enseñado antes, jajajaja.

Hicieron un gesto como diciendo “son insufribles”. Se volvieron a dar la vuelta y se subieron la falda de nuevo muy rápido.

-Venga, para una foto – dije sabiendo que dirían que no.
-Sí, claro y que al llevarlas a revelar el tío de la tienda nos vea to el coño – contestó Sonia meneando la cabeza – Ahora mismo -Jajajajajajaja –
-Seguro que más de uno ha visto – dijo Coque
-Pues no será el mío – zanjó Sonia.

Y se levantó la camiseta otro instante para enseñarnos las tetas mientras nos sacaba la lengua.

-¡Conformaos con esto! – dijo antes de doblarse de la risa.

Acabamos de hacer unas cuantas fotos y regresamos a la casa de nuevo. Hacía bastante bochorno.
En cuanto llegamos, después de pasar por el servicio salimos al patio de atrás.
Lore se agachó a meter la mano en el agua de la piscina, que había estado al sol casi toda la tarde.

-Está bastante tibia todavía.
-¿No tenéis hambre? – dijo Coque – Yo estoy hambriento.
-Venga, que voy a preparar algo para cenar – dijo Sonia metiéndose para dentro.
-Te echo una mano – Coque la acompañó.

Yo entré para coger una cerveza de la nevera y al salir me encontré a Lore metida en la piscina toda feliz.

-¡Caray! Esto es de película.
-Dame un sorbo, ¿quieres?

Le di la botella y aproveché para desnudarme y meterme también.

-¿No podríamos quedarnos aquí todo el año?
-Ya te digo, que suerte tiene la gente que vive aquí.
-¡Podéis venir, ya está la cena! – gritó Sonia.

Lore y yo nos miramos.

-¿Podéis salir un momento? – les gritó Lore.

Coque asomó la cabeza y se quedó a cuadros.

-Sonia, mira a estos – dijo.

Sonia apareció por la puerta y movió la cabeza con gesto de desespero.

-No tenéis remedio – dijo
-Mirad a ver si hay alguna bandeja y lo traéis aquí – dijo Lore – se está estupendamente ahora.

Entraron y en un par de minutos salieron de nuevo con dos bandejas con todas las viandas y las bebidas y las colocaron en el suelo una a cada lado de la piscina. Se desnudaron y se metieron dentro.

Cenamos tranquilamente, a veces incluso haciendo malabares para alcanzar la comida desde el interior de la piscina mientras comentábamos el día y nos reíamos. Nos reíamos mucho.
Lore fue la primera en salirse alegando ya se estaba enfriando el agua. Se secó con una toalla, se metió para dentro minutos después salió en bragas y camiseta.

-¡¿Pero todavía estáis ahí?! – dijo sorprendida – ¡Os vais a arrugar!
-Sí abueeela – contestó Sonia, mientras se levantaba para secarse.

Salimos todos del agua, y después de secarnos, en un momento recogimos todo. Luego nos pusimos algo de ropa encima.
Salimos luego al porche de la zona delantera en donde había una mesa fijada al suelo y sacamos cuatro sillas de mimbre con sus cojines que había dentro. Nos pusimos unos gin tonics y estuvimos charlando un rato mientras veíamos como iba cayendo la noche. No se oía absolutamente nada.

-Qué paz – murmuro Lore.
-Algo se ha movido por ahí – dijo de pronto Sonia.
-Será un conejo o algo – dije mientras me levantaba y me acercaba a la barandilla de madera a ver si se veía algo.

Sonia se acercó por detrás y me agrazó con mimos besándome en la mejilla.

-¿Qué animales hay por aquí? – preguntó inocente.
-Humanos – le respondí. Me dio un cachete por burlarme. –Yo que sé, supongo que conejos, lagartijas, alguna culebra, no sé.
-¿Dónde están estos? – dije al girarme y ver que no estaban.
-Jeje, te lo puedes imaginar – respondió Sonia.

Cogimos los vasos y entramos justo a tiempo para ver como Lore, que estaba sentada a horcajadas sobre Coque en el sofá, se quitaba la camiseta y se inclinaba para besarle.
Eché la llave a la puerta y pasando delante de ellos cerré también detrás. Sonia fue un momento al baño. Lore y Coque a lo suyo.
Había una tele en la casa pero la habíamos encendido antes y se veía de pena.
Busqué a ver si había algo para poner música, una radio o algo, pero no encontré nada. Me senté en el otro sofá cuando regresó Sonia. Se subió encima de mí, me agarró de la cabeza y me metió la lengua hasta la garganta de buenas a primeras. Nos besamos con pasión.

-Que ganas tengo de que me la metas – me susurró al oído.

Evidentemente eso surtió un efecto instantáneo en mí. Se deshizo de la camiseta y me ofreció las tetas para que se las chupara. De reojo vi que Lore estaba ya estirada en el sofá haciéndole una mamada a Coque.

-Tenemos una cama – le dije.
-Vamos – se levantó y me tiró de la mano pasando al lado de los otros.

Nada más entrar en el dormitorio se tiró en la cama de espaldas.

-¿Quieres quitarme las bragas?– me pidió con dulzura levantando un poco el culo.

Tiré de ellas y se las quité.

-Ummm, mi peluche favorito – dije sin pensar.

Sonia se rió con ganas. Me subí a la cama entre sus piernas mientras ella se echaba un poco más atrás para hacerme sitio. Nos besamos de nuevo y poco a poco fui bajando por su cuello, sus tetas, su vientre hasta llegar a su pubis. Recorrí esa tupida pradera con la nariz oliendo su aroma hasta llegar a su coño. La miré un momento, ella estaba apoyada en los codos mirando impaciente. Me sumergí con la lengua en su interior, notando sus respingos y sus suspiros de placer.

-Oh sí, así…ummm, ohhh ohhh, síiii dioooosss – alargó una mano para empujar mi cabeza más. Estaba tan excitada que pensé que se correría enseguida. Así que le quité la mano y levanté la cabeza. Me tumbé yo entonces boca arriba y vi que saltó de la cama y abrió el armario buscando algo. Se dio la vuelta con el bote de lubricante en la mano.

-¿Ya? – pregunté sorprendido.
-¡Calla! – respondió.

Se subió de nuevo y me extendió un chorro a lo largo de la polla. Me la embadurnó bien y se puso de rodillas con las piernas bien abiertas y apoyando las manos en el respaldo de la cama empezó a deslizar el coño a lo largo de mi polla moviendo las caderas adelante y atrás.

-Ummm, que gusto, ohh, mmmm – suspiraba con los ojos cerrados – Ummm…mmmm.

Cada día me daba una sorpresa.

-Joder Sonia bufff – le agarré del culo apretándole las nalgas.

Me miró con esa sonrisa de satisfacción que pone que me vuelve loco.
De fondo empezaron a oírse gemidos cada vez más fuertes.

-Dejamos la puerta abierta del todo – dije.

Me miró como si yo pensara que a estas alturas me importaba. Seguía frotándose una y otra vez mientras gemía cada vez más fuerte.
Por fin metió una mano y en un momento se la metió.

-Oooooh – suspiró de nuevo al dejarse caer y metérsela toda.

Se inclinó de nuevo para besarnos, sin dejar de mover sus caderas.

-Joder que ganas tenía de sentirte bien dentro – me decía entre lengüetazos.

Irguió de nuevo su cuerpo y puso las manos en mi pecho para seguir empujando en todas direcciones con sus caderas. Estaba siendo muy intensa.

-Asíiii, me encanta, ay ummm – no paraba de hablar, de sonreír o de hacer gestos con los labios.

Volvió a moverse un poco, pasando los pies delante y echándose hacia atrás para apoyarse en las manos. Se movía con una gracia increíble y sin dejar de hablar y provocarme.

-¿Te gusta más así…o así…o tal vez así? – moviendo las caderas cada vez de una manera o subiendo y bajando despacio o con fuerza.
-Me encanta da igual cómo – le respondí.

Volvió a agacharse para besarnos.

-Lo sé – me dijo
-Para un poco Sonia – me incorporé para sujetarla y abrazarla. Ella se abrazó a mi cuello fuerte, casi fundiéndose conmigo – Para un poquito que no quiero correrme todavía.

Me dejé caer de nuevo y ella se quedó ahí mirándome y relajándose un poco, mientras yo le acariciaba las caderas.

-Ufff – intentaba yo también rebajar algo mi excitación.

En ese momento.

-Hola chicos.
 
Capitulo 40

La voz de Lore sonó dulce desde la puerta de la habitación. Sonia se dio la vuelta.

-Hola cariño – respondió también con dulzura.
-Ibamos a la habitación pero ¿queréis que entremos o preferís estar solos? – prosiguió Lore
-Entrad por favor – respondió Sonia de nuevo.

Lore llevaba un botellín de agua en la mano. Sonia le pidió un poco alargando la mano.

-Gracias cielo. Estaba sedienta.
-Coque, trae otro botellín – le pidió Lore.

Al poco entró Coque con otro en la mano. Estaba todavía completamente empalmado, señal de que aún no se había corrido.

-Aquí tienes – dijo Coque dándosela a Lore. Esta la dejó en la mesita de noche.

Lore se había sentado de lado en la cama y estaba acariciando el pelo y la espalda de Sonia que seguí moviéndose casi por instinto sobre mí aunque muchísimo más suave que momentos antes. La besó en los labios y luego se sentó detrás de ella, también a horcajadas sobre mis muslos. La besaba en el cuello y le acariciaba las piernas para subir luego por la cintura hasta agarrarle las tetas y acariciárselas con delicadeza.
Coque mientras, de pie al lado mirando la escena mientras se pajeaba lentamente.
No hizo falta que Lore le dijera nada, sólo con un pequeño empujoncito en el culo de Sonia esta entendió perfectamente lo que quería. Sonia se levantó y se apartó, sentándose en el borde de la cama. Lore avanzó unos centímetros, levantó las caderas lo justo para metérsela y se dejó caer sobre mi polla sin parar de sonreírme. Luego se inclinó sobre mí y me dio un leve pico en los labios para incorporarse de nuevo. La cogí de las manos y empezó a moverse.

Sonia sentada en el borde de la cama empezó a chupar y pajear a Coque que había dado un paso al frente.
Cuando Lore empezó a acelerar me soltó las manos para agarrarse esas tetas gordas y preciosas que bailaban en todas direcciones.
Como estábamos justo en el centro de la cama no había mucho sitio para que se echaran, así que Sonia se levantó, dio la vuelta a la cama y se subió a cuatro patas en el fondo mirando hacia mí. Así me permitió ver perfectamente la escena. Coque se colocó detrás de ella, acariciándole el culo con mimo, besándole la espalda, tanteando el terreno con la mano para por fin acercarse y metérsela de un golpe. Sonia reflejó en su rostro el momento, abriendo la boca y cerrando los ojos en un gesto mudo de placer. La agarró de las caderas y empezó a follarla con firmeza.
El choque repetitivo de sus muslos contra los de Sonia era lo único que se debía escuchar en metros a la redonda. Eso encendió más a Lore que se aceleró como una posesa, inclinándose para apoyarse en las manos y subir y bajar sus caderas con fuerza. Con la mirada le comuniqué que no me quedaba mucho. Ella se levantó para empezar a masturbarse sin dejar de moverse un instante, lo mismo que estaba haciendo ya Sonia con una de sus manos. Las dos empezaron a gemir fuerte casi al mismo tiempo. Un par de fuertes embestidas de Coque dispararon el orgasmo de Sonia que empezó a temblar sólo segundos antes que Lore.

Sonia abrió los ojos y me miró mientras seguía aún temblando, eso hizo que no aguantara ya más y explotara dentro de Lore que me estaba sujetando las manos contra la cama para aguantase ella misma por sus espasmos. Cayó rendida sobre mi pecho. Sonia se dejó caer también sobre la cama boca abajo. Sólo Coque aguantó el tipo al salirse y mantenerse en pie.
Sólo se escuchaban jadeos y respiraciones.

-Este no se ha corrido – dijo Sonia con un hilo de voz y señalando a Coque.

Fue la primera frase que se escuchó en la habitación desde que Coque había entrado con el agua. Nadie había pronunciado una palabra mientras follábamos.
Lore se levantó ligeramente para recostarse a mi lado y se empezó a reír. Le entró la risa floja, que rápidamente nos contagió a los demás.

-Ay, ay, ay jajaja jajaja jajaja ay ay jajajaja – nos reímos todos.
-Ups! – dijo de pronto Lore, que se levantó poniéndose una mano entre las piernas para meterse corriendo en el baño.

Todavía nos reímos más. Coque, a pesar de las risas seguía empalmado casi a tope.

-¡No os riais, cabrones! – se la oyó decir desde dentro.
Lore volvió de nuevo moviendo la cabeza de un lado a otro. Me miró.

-¡Chico, menuda fuente humana estás hecho! – dijo Lore, que cada vez me calificaba de una manera.
-Es lo que hay – repliqué encogiéndome de hombros con una sonrisa.
-¡Y eso que no tiene los huevos muy grandes! – soltó Sonia desternillándose.
-¿Qué tendrá que ver?! – repliqué – Anda queeee…

Cuando las risas fueron remitiendo, Lore se levantó de nuevo. Sonia había ido al baño a refrescarse.

-Bueno, nosotros nos vamos a dormir, a este le apaño yo ahora en un momento – dijo refiriéndose a la erección de Coque.

Sonia entró en ese momento y se dieron un abrazo y un piquito.

-Buenas noches cariño, que duermas bien – le dijo Sonia.
-Tú también – contestó Lore con una caricia.

No era muy tarde pero estábamos cansados de todo el día y más con este final.
Yo también me levanté para asearme y al regresar Sonia estaba echada en la cama, su cuerpo desnudo iluminado tenuemente por la luz de la mesita. Me sonrió y me eché a su lado. Inmediatamente se volvió hacia mí y se subió encima estirada todo a lo largo.

-Te voy a confesar una cosa pero no lo entiendas mal – dijo poniéndose un poco seria.
-Dime – respondí intrigado.
-No me van las tías, pero…. me encanta y me excita mucho que Lore me bese. Y se que a ella tampoco le van. Pero no sé, es que es tan cálida cuando se pone que me puede. Y me alegro.
-Lo sé, no hace falta que me lo digas. Os veo y sé que es lo que hay.
-Además…besa mejor que tú – dijo volviendo a su sonrisa.
-Pues habrá que practicar más – repliqué.
Nos dimos un beso largo, húmedo y profundo.
-Lo dicho, mucho mejor que tú - añadió de nuevo riendo.
-Jajajaja.

Se bajó de encima de mí y se acurrucó sobre mi pecho un rato sin decir nada. Yo sólo la acariciaba. Al poco se le cerraban los ojos.
-Vamos a dormir, anda – le sugerí. Le dí un beso y se volvió dándome la espalda.
Apagué la luz y a los dos minutos estaba dormida.


Día 2.

Me desperté temprano, aún no había amanecido pero la claridad hacía suponer que no le faltaba mucho.
Sonia seguía dormida. Tenía únicamente tapado su vientre con parte de la sábana. Sólo se escuchaba el canto de los pájaros. Me levanté, me puse el bañador y fui al servicio y luego a la sala de estar – cocina a beber algo. En ese momento me dí cuenta de que la puerta de la entrada estaba abierta. Me llevé un susto morrocotudo y me acerqué con cuidado.
 
Capitulo 41

Enseguida vi su figura recortada sobre la claridad del fondo. Lore se había levantado antes que yo, no sé cuánto tiempo antes, y estaba desnuda apoyada en la baranda del porche mirando al mar, que se veía entre pinos al fondo.

-Buenos días – dije – menudo susto me he dado al ver la puerta abierta. No te había oído antes.
-Hola! Buenos díiias!

Me acerqué y estaba con una taza de café. Le di un beso de buenos días en la mejilla y ella a mí un achuchón al ponerme a su lado.

-¡Has hecho café! Bieeen.
-No creas es de ese instantáneo que encontré por ahí. Luego haremos uno del bueno.
-¿Qué haces tan temprano?
-Estaba viendo amanecer, es precioso esto - dijo mirando a lo lejos.
-¿Has dormido bien?
-De un tirón hasta las 6 o así, luego ya he empezado a dar vueltas y al final he preferido levantarme. Siempre he sido madrugadora.
-Yo también. En cambio Sonia es más dormilona.
-Y Coque ronca de la hostia – dijo riendo – ¡la madre que lo parió!.
-Jajajajaja.
-El sol está a punto de salir, ¡mira! – dijo señalando el trozo de horizonte que dejaban ver los pinos.

Los primeros rayos de sol empezaron a iluminarnos. Dejamos que el sol, que se podía ver muy bien debido a la calima que había, saliera del todo.

-Vamos a hacer el café – dijo Lore.

Entramos dentro y me señaló dónde estaba la cafetera y el paquete de café.

-¿Puedes ir haciéndolo porfa?, Voy a ponerme algo de ropa – dijo con gesto gracioso.
-Pues a mí me gusta lo que llevas puesto – le dije bromeando.

Se dio la vuelta y me sacó la lengua. Luego siguió su camino meneando la cabeza de un lado a otro.
Enchufé la cafetera y mientras se hacía regresé al dormitorio a ver a Sonia.
Por el pasillo me crucé con Lore que volvió a sacarme la lengua para luego reírse y darme un azote al pasar.
Sonia estaba todavía dormida, se había dado la vuelta y estaba ahora boca arriba, con sólo el trozo de sábana tapándole el vientre y las piernas ligeramente abiertas. Algunos rayos entraban a través de las lamas de la persiana y empezaban a bañarla con su luz. Me acerqué y le di un beso en la frente, lo que sirvió para que reaccionara con quejas inconexas y se diera la vuelta haciéndose un ovillo. Me alejé dejándola dormir..

De vuelta en la cocina Lore ya había servido unas tazas y sacado bollería para mojar, y nos pusimos a ello. Cuando estábamos terminando aparecieron casi a la vez Coque y Sonia, todavía quitándose las legañas.

-¿Habéis olido el café, eh?
-Es mejor que un despertador - contestó Coque.

Estuvimos charlando un rato largo, pero como siempre, salvo alguna broma o pullita de pasada, no hablamos del sexo de la noche anterior. Y empezamos a discutir que hacer durante el día. Al final decidimos ir por la mañana a la zona más escarpada, para ver el faro, las vistas y acantilados y luego visitar un par de playas hasta la hora de comer, luego ya veríamos. Era aún muy temprano, pero entre recoger el desayuno, ducharnos todos, y preparar las cosas se pasó el tiempo.

Tras la excursión mañanera acabamos visitando unas pocas calas pequeñas, con poca arena y poca gente, lo justo para verlas, meter los pies en el agua y hacernos una foto. Al final acabamos en una más grande y larga, dónde estuvimos hasta la hora de comer.

-Chicos, yo creo que tengo bastante sol por ahora – dijo Lore.
-Nos volvemos a casa a comer, nos echamos una siesta a la sombra y luego por la tarde nos acercamos a la playa de ayer que está cerca a darnos el último baño hasta que se meta el sol ¿qué os parece? – sugerí yo.
Todos estuvieron de acuerdo y regresamos a la casa. Sonia y yo nos pusimos rápidamente a preparar la comida, que como era fría o ya elaborada y bastaba calentarla se preparaba rápido.

-¿Comemos dentro o en el porche? – pregunté
-En el porcheeee – gritó Lore desde atrás.

Enseguida escuché el ruido de la ducha de fuera. Cuando salí con un primer par de platos para poner en la mesa, me encontré a Lore y Coque bajo la ducha haciéndose arrumacos y diciéndose cositas.

-¿Ya está la comida? Mmm, que bien – dijo Lore mirando los platos.

Salieron de la ducha se secaron un poco y se enrollaron la toalla a la cintura para sentarse. Mientras, Sonia salió con el resto de platos, los dejó en la mesa y se quitó la ropa para darse una ducha rapidísima. Yo entré a por las bebidas y después de dejarlas en la mesa me di otra rápida también.

Por fin nos pusimos a comer, solo con las toallas y ellas con los pechos al aire. Y claro comer con las tetazas danzantes de Lore delante de uno tiene su miga. No podía apartar la vista de ellas, cada vez que alargaba la mano para coger el vaso, o coger pan se movían como dos campanas.
De pronto sentí un patadita en la pierna.

-Ay! ¿Quién ha sido?
-¿Quién ha sido el qué? – dijo Coque.
-Alguno me ha dado una patada.
-He sido yo ¿qué pasa? – dijo Lore – No paras de mirarme las tetas – añadió con cara enojada.

Cuando Lore suelta una de las suyas pretendiendo ser seria tiene el problema de que luego no puede contener las ganas de reírse.

-Y que quieres que haga si las tengo delante – repliqué - ¿dónde miro?
-Me da vergüenza que me mires – dijo ya apretando los labios intentando contenerse la risa sin conseguirlo.

Sonia casi echa el sorbo de cerveza encima de la mesa del ataque que le dio.

-JUAAAASS JAJAJAJAJA JAJAJAJAJA
-Mira como Coque no se las mira a Sonia y también la tiene delante – prosiguió Lore.
-Eso lo dirás tú guapa – le cortó rápidamente Sonia – Estos dos tienen la vista muy larga.

Coque asintió con la cabeza reconociendo lo que decía Sonia.

-¿Ves?
-Normal – añadí yo – Jajajaja.

Acabamos de comer entre bromas.

-Mis felicitaciones al chef, una comida exquisita – dijo Lore otra vez conteniendo de nuevo la risa.
-Jajajajajaja. Jajajajajaja -
-Bueno, ¿quién va a por los helados? – dijo Sonia.
-Ya voy yo – dijo Lore – que vosotros habéis hecho la comida.

Se levantó y cogió dos platos para llevarse ya de paso.
Cuando fue a subir el peldaño de entrada en la casa se le soltó la toalla que cayó al suelo.

-¡Hala, y ahora nos enseña el culo! – dije.

Se dio la vuelta instintivamente con los platos en la mano.

-Y ahora el peluche – añadió Coque rápidamente.

Lore se doblaba de la risa en el umbral de la puerta con un plato en cada mano. Sonia se mondaba a mi lado.

-¡Cómo sois! – logró articular cuando paró de reír.

Sonia se levantó y mirándome se ajustó bien la toalla como diciendo “a mí no me pasa”. Se llevó los otros dos platos.
Lore regresó con cuatro bombones helado. Vino por detrás de mí y me dio el primero. Luego me dio un beso en la mejilla. Repitió lo mismo con Coque y Sonia.

-Eres un encanto, Lore – le dije.

Después de apurar los helados y recogerlo todo nos pusimos los bañadores y ellas los bikinis y nos echamos en las hamacas a sestear a la sombra. Las chicas se quedaron dormidas. Al cabo de un rato Coque se metió por la casa a mirar armarios y cajones y yo a investigar por el trastero en el jardín.

-He encontrado un radiocasete en un armario y un montón de cintas. Y en un cajón hay varios juegos de mesa, parchís, dominó, dados…
-Estupendo.

Las chicas se despertaron al escuchar a Coque hablar.

-Habría que ir pensando en si vamos a acercarnos a la playa que ya no estamos en julio y anochece antes – dije yo.
-Como está aquí cerca basta llevarnos una única bolsa si queréis y las toallas.

En diez minutos estábamos en marcha. Al llegar a la playa:
-¿Izquierda o derecha?

Sonia tiró para la derecha y allá que fuimos. No había mucha gente, como el día antes, un poco de todo. Nos quedamos entre dos grupitos de gente. Nos desnudamos y al agua. Mientras estábamos en el agua llegaron dos chicas y se pusieron entre nosotros y uno de los grupos. Después de instalarse se pusieron a jugar a palas en la orilla.

-¿Has visto a esas dos? – me preguntó Coque.
-Ya me he fijado, ya – respondí.

Las chicas estaban nadando un poco más dentro. Pero, oye, como quien no quiere la cosa cuando nos dimos cuenta estaban detrás de nosotros.

-¿Qué estáis mirando? Par de granujas – dijo Sonia.
-Nos habéis pillado, lo confesamos – dijo Coque.
-Tienen tipazo, ¿eh?! – comentó Lore.
-Tienen pinta de ser francesas o italianas – dije yo.
-Vaya con el pitoniso – se rió Sonia – Ya nos contarás cómo lo deduces desde aquí, jajaja..
-No sé, intuición masculina – contesté
-Jajajajaja – se rió Lore – eso no existe, los tíos tenéis menos intuición que una tortuga ciega.
-Bueno, ya veremos – respondí todo chulo.
-¿Es que se lo piensas preguntar? – prosiguió Sonia.
-Quien sabe - respondí con más chulería.

Estábamos bastante dentro del agua y empezamos a salir. Poco a poco la figura de las dos chicas se iba haciendo más clara. Dos morenas con buen tipo, no un tipazo como había comentado Lore antes, con sus cuerpos ya totalmente tostados del sol. Una de ellas, bastante alta, de pelo corto con una trencita a lo hippy que le caía sobre un hombro, con unas tetas pequeñas y un pubis bastante exuberante. La otra, algo más baja, tetas algo más grandes y un pubis estilo cepillo. Seguían jugando pero cuando pasamos al lado de la más cercana me fijé en que la otra nos dio un repaso visual justo antes de golpearle a la bola.
 
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