El Club

Muy buena noche pasaron y lo mejor es que Alba entra al ritmo de ustedes, se agradece como siempre el aporte JiuYacman. :aplausos1::aplausos1::aplausos1::aplausos1::aplausos1:
 
CAPITULO 47

-A ver que tenemos aquí… - dijo Alba mientras se subía de un brinco a la cama y se sentaba a nuestro lado. Abrió la cremallera de la bolsa. – Uy!, aquí hay cositas chulas…mira, siempre quise tener uno de estos – dijo metiendo la mano y mostrando uno de los plugs anales. Acto seguido vino una de esas cosas surrealistas que a veces nos pasan.
-¿Tienes algún juguete? – le preguntó Sonia sin dejar lentamente de cabalgarme.
-Sólo tengo un vibrador…uno normal, ni muy grande ni pequeño… ¿sabéis que quiero decir?, pero no tiene forma de polla ni nada parecido…
-Será como uno de esos que hay ahí – dijo Sonia.

Alba saltó de nuevo de la cama y se acercó al baúl, revolvió y saco uno de los vibradores.

-Más o menos de este tamaño, sí – dijo enseñando uno – ¡Joder! Aunque este no está mal…me encanta…jajajaja - dijo sacando el más grande.

Regresó a la cama y volvió a revolver en la bolsa. Sonia sonreía mirándola pero sin dejar de moverse sobre mí mientras yo le acariciaba los muslos.

-Creo que ya se lo que pretendes… pervertido – dijo a continuación mostrando uno de los envases de gel lubricante – y todas estas ventosas ¡madre mía!
-¿Ventosas? Jajajaja – me reí.
-Yo es que las llamo así porque tiene forma de ventosa… - respondió Alba.
-Jajaja, sí algunos tienen una ventosa pero de esos no tenemos ninguno – añadió Sonia.
-La verdad es que no se cual sería la traducción en español de plug. Enchufe es la más usada, o tal vez tapón… - comenté.

La bolsa, además de los geles, contenía unos cuantos plugs de diverso tamaño y forma. Por fin empujé suavemente a Sonia y se levantó. Esta aprovechó para ir al servicio y yo me senté en el borde de la cama. Mi erección se rebajó un poco mientras hablaba con Alba que seguía mirando con interés lo que había en la bolsa.

-Mmmm… me encanta este sabor – exclamó risueña al enseñarme el gel de sabor a fresa.
-Es el preferido de Lore también – respondí.
-¿Puedo probar uno? – preguntó mientras me mostraba uno de los plugs en la mano.
-Claro, para eso son – respondí. “Qué tía más cachonda y desinhibida” – pensé.

Me levanté, le cogí la cara con ambas manos y la besé suavemente, luego hice que se diera la vuelta. Sin ni siquiera pedírselo se puso a cuatro patas sobre la cama, en el borde. Giró la cabeza y me lanzó una sonrisa traviesa. Me acerqué a ella y tras acariciar suavemente sus nalgas me acuclillé, le separé las nalgas con las manos y acaricié su ano ligeramente con la punta de la lengua. Dio un respingo.

-¡Uy!, que cosquillas jijiji – exclamó entre risas.
-Se pasa en seguida – respondí
-¿Cómo lo sabes? Jijiji – me pinchó.
-¿Tú qué crees? – le pregunté justo antes de darle, ahora sí, un buen lametón.
-Jajajajajaja – se rio - Oh sí, así, así… me encanta...ummm… que gusto…uy…jajajaja.

Sonia regresó del baño y se sentó justo al lado. Me miró, agachó su cabeza y me besó con pasión. Empujé a Alba sobre la cama y continué lamiendo su ano.

-Diosss, esto es la leche…me encanta…mmm...sí así…oooh…oooh... – murmuraba.

Me sorprendió la verdad verla tan excitada con eso.

-No me digas que es la primera vez –
-Aunque no te lo creas, es la primera vez…ningún tío había bajado hasta ahí antes… me refiero por la parte de atrás jejeje… siempre se saltaban ese paso e iban directos al grano… ya sabes… – seguíamos con la escena un tanto surrealista de estar practicando sexo al mismo tiempo que hablábamos como si lo hiciéramos de gastronomía o de cine.

Sonia se recostó a su lado y mientras le acariciaba los hombros y la espalda con mimo intervenía en la conversación.

-Yo así me quedo casi dormida a veces…da un gustirrinín que no veas…
-Jajaja, no me extraña…jijijiji – respondió Alba.

Le puse la bolsa con los plugs delante de su cara.

-Escoge uno – le pedí. Miró y se lo estuvo pensando.
-Es que hace mucho que no tengo una visita por ahí jijijii – dijo jocosamente.
-Jajajajaja…¿Cuánto es mucho? – pregunté.
-Como un mes o así…es que no os lo he contado pero mi compi estuvo pachucho, con un trancazo enorme y apenas nos acercamos el uno al otro, después de lo pasado no quería contagiarme de nada otra vez… - seguía hablando mientras yo le acariciaba las nalgas.

Sonia se contenía la risa justo al lado mientras acariciaba su pelo. Volví a meter mi cara entre sus nalgas y a humedecer bien de saliva su rosado y casi perfecto agujerito. Y ella a gemir de nuevo. Levantando la vista desde mi privilegiada posición vi que Sonia sacaba el plug más grande.

-¡Ni de coña! – exclamó Alba al verlo. Sonia se carcajeó. Alba cogió el pequeño y me lo dio.

Le mordí ambas nalgas cariñosamente y luego le di un par de cachetes suaves.

-Ummm…tienes un culete precioso – la alagué - ¿necesitas gel?
-Un poquito – susurró. Le unté un poco y le introduje el plug lenta pero firmemente sin dificultad. Un ligero suspiro fue su respuesta. Me eché a un lado.
-A ver…es la primera vez que me meto uno de estos – dijo levantándose y poniéndose a andar un poco por la habitación – no se siente apenas pero es super morboso.

Mientras tanto Sonia había cogido otro de los plugs pequeños y se lo había colocado también. Alba empezó de nuevo a revolver en el baúl de los juguetes.

-¡¡¿¿Tenéis hasta unas esposas??!!, que traviesos – exclamó mientras nos miraba con una cara que despedía felicidad y picardía

Me levanté y le quité el juguete que tenía en ese momento en la mano. La miré directamente a los ojos, se puso seria, expectante y luego la besé. Enseguida se abrazó a mí y seguimos besándonos. A los pocos segundos sentí la mano de Sonia acariciándome el hombro, la espalda y el culo. Mi erección se disparó. Cuando interrumpí el beso, Alba se puso a cuatro patas en la cama. Tenté un poco su entrada con la punta y casi sin detenerme se la clavé entera, sujetándola por las caderas. Tras su respingo inicial empecé a follarla despacio acariciando su espalda al mismo tiempo.

Sonia la imitó y se puso en cuatro justo a su lado. Un par de minutos después se la saqué a Alba y se la metí a Sonia. Así estuve entre una y otra un rato largo, entrando y saliendo de ambas, acariciándolas y escuchando sus suaves gemidos.
Por fin decidí que había llegado el momento. Le quité el plug a Alba y tras dejar caer unas gotas de gel y esparcirlas en su agujerito me dispuse a penetrarla. Se giró un momento hacia mí y asintió con la cabeza.

-Despacito que es bastante gorda – advirtió entre risas.
-¿Gorda? Pues si vieras la de Coque sales corriendo jajaja – bromeé. Sonia se rio.

Presioné un poco y entró fácil, muy fácil.
“Joder y eso que decía que era gorda, la de su compi debe ser un espárrago” pensé.

Antes de llegar a la mitad, ella empujó contra mí con decisión y la engulló entera. Su ano resultó ser sumamente elástico, se notaba que estaba muy acostumbrada.

Empezó a follarse ella misma cada vez con más fuerza, al mismo tiempo que se tocaba el coño. Mientras Alba seguía así le retiré el plug a Sonia justo a mi lado y dejé caer un chorrito de gel antes de introducirle un par de dedos. Las follaba alternativamente una tras otra en esa postura escuchando sus cada vez más fuertes gemidos. Alba no tardó en correrse en esa misma posición y se dejó caer sobre la cama. Sonia se dio la vuelta y poniéndole una almohada debajo continué follándole el culo un rato más, hasta que Alba se reincorporó y echándose junto a ella empezó a besarla. Acabaron comiéndose la boca hasta que explotó en un espasmo enorme que hizo que todo su cuerpo temblara en cuanto acaricié su clítoris unos segundos. Echándome sobre ella acaricié su carita mientras se iba recuperando.

-¿No te has corrido verdad? – preguntó Alba ya conociéndome un poco.
-No – le contesté.
-Me alucina tu control – respondió.
-Está todo en el coco – le sonreí.

Me salí de Sonia todavía con una buen erección y fui a buscar el agua para echar un trago. Estaba sudando pero notaba que aún me quedaba energía.
Ellas también estaba bañadas en sudor, sobre todo Alba, su cabello estaba empapado. Se había levantado también para beber y limpiarse el sudor con una toalla. Me acerqué a ella y la acaricié de nuevo. Luego la besé furiosamente, enseguida volvió a encenderse y me agarró la polla para pajearme.
Le hice un gesto a Sonia como para indicarle que íbamos al baño, a la ducha.

-Ahora iré – murmuró todavía echada en la cama.

Conduje a Alba al baño de la mano. Dentro la abracé de nuevo desde atrás y en ese momento pensé de nuevo lo rápido que se había establecido un vínculo entre nosotros y ella. Un vínculo que incluso a Isa le había costado tanto. Y que no se reflejaba sólo en su desinhibición con el sexo si no en todo lo demás, en su forma tan cercana de ser, su extroversión, en su alegría. La podía poner casi a la altura de Lore.

Mientras la abrazaba empecé de nuevo a besar sus hombros y ella a suspirar de gusto otra vez. Giramos hasta ponernos enfrente del gran espejo del lavabo. Una mano acariciaba sus tetas y la otra bajaba hasta su coño. Su boca entre abierta reflejaba el placer que sentía. Me miró fijamente y desafiante.

-Fóllame por el culo otra vez – me espetó.

No iba a perder el tiempo yendo a buscar el gel y tampoco creía que lo necesitara ya. Escupí un poco de saliva en la mano y la esparcí en su ano. Volví a repetir la operación y embadurné un poco mi polla. La empujé un poco y se inclinó sobre la encimera del lavabo. Sin pensármelo dos veces me coloqué y se la metí entera de un par de empujones.

-DIOSSSSSS! – exclamó – así, así…oh sí oh sí…sí, sí… joder que gusto… me encanta…así, fuerte…dame fuerte joder – se desgañitaba.

La agarré de nuevo por la cintura y la follé bien fuerte como me pedía. El choque de mis caderas contra sus nalgas producía un sonido glorioso. Sonia apareció por la puerta y se apoyó en el borde de la encimera justo al lado. Le acercó una mano y Alba se la cogió.

-No pares por dios – protestó ante un leve amago mío de bajar un poco el ritmo – Dame, dame, dame…fuerte fuerte uuuff….¡Reviéntame! – seguía desatada.

Me había logrado excitar como pocas veces pero ya notaba como el sudor volvía a gotearme por la barbilla, el cuello y el pecho ya faltarme la energía. Y también notaba como ella iba perdiéndola también.

-¿Me corro dentro? – le pregunté.
-Sí, sí… - acertó a decir.

Unos pocos empujones fuerte y, dejándome ir, me vacié completamente dentro de su culo. Tuve que apoyarme bien en la encimera y sobre su espalda. Ni palabras teníamos. Por fin se la saqué y me quedé apoyado a su lado. Nos miramos y nos entró la risa floja. Sonia abrió la ducha y se metió en ella. Abracé a Alba que no paraba de reírse y la acompañé a la ducha. Fuimos recuperando el aliento según nos íbamos enjabonando y aclarándonos.

-¿Sabes una cosa…? - dijo Alba ya casi recuperada mientras seguía aclarándose el pelo – te vas a reír…esta tarde cuando me llevaste a la ducha pensé que era porque querías mearme – soltó.
-¿En serio que pensaste eso? Jajaja – respondí sorprendido.
-Te lo juro, es que no me lo esperaba…en casa no solemos acabar un polvo en la ducha…
-¿Por qué, lo has probado? – interrumpí con curiosidad.
-Eso te iba a decir…sólo acabamos en la ducha si es para eso… - respondió con toda naturalidad.
-Caray, no dejas de sorprendernos – repliqué. Ella se encogió de hombros.
-No es de las cosas que nos atraigan la verdad – apostilló Sonia – Y no niego que aquí el amigo no lo haya insinuado pero de momento no me atrae.
-Pues yo estoy seco – añadí bromeando – así que no me pidas nada más por hoy jajaja.

Nos reímos, salimos, nos secamos y nos quedamos echados desnudos en la cama. Unas galletas y media botella de agua y volvía a ser persona de nuevo. Era tarde pero estábamos algo desvelados y sin sueño. Así que estuvimos de cháchara…

Poco a poco y mientras seguíamos hablando, los roces y las suaves caricias iban volviendo.

Me levanté a echar la cortina para que por la mañana no nos despertara el sol. Sonia se acercó a Alba y la mimó tiernamente. Incluso a mí me sorprendió el grado de ternura que estaba teniendo con ella. Acabó besándola en los labios y eso empezó a excitarme ligeramente, pero ya no estaba por la labor de echar otro polvo por el cansancio acumulado. Pero si podía hacer otra cosa, pensé.

Subí a la cama y me eché entre las piernas de Alba. Acaricié sus pantorrillas, luego sus muslos, notando como se le ponía la carne de gallina. Las yemas de mis dedos recorrieron luego sus ingles y la estrechita tira de vello que coronaba su monte de Venus. Sonia besaba sus pecho izquierdo y la miraba con dulzura. Alba abrió las piernas un poco más invitándome a adentrarme mejor entre ellas. Con mis manos agarrando por fuera sus muslos hundí mi boca en su entrepierna, besando su coño y lamiéndolo y chupándolo después sin mucha intensidad pero también sin pausa. Quería que lo disfrutara bien. Sólo cuando empecé a notar como empezaba a agitarse y retorcerse aumente un poco la presión y la intensidad hasta que por fin acabó corriéndose acompañada de un gritito largo y agudo

-Madre mía – me pareció escucharla todavía sin retirar mi cara de entre sus piernas.

Me incorporé y estaba completamente estirada todo a lo largo con las manos sobre su cara. Me la quedé mirando y cuando por fin se las quitó sonrió, me acerqué y le di un suave beso en los labios.

-Esto sí que ha sido una sorpresa, una maravillosa sorpresa uuufff – dijo con una sonrisa de oreja a oreja – madre mía, madre mía…esto si que ya no me lo esperaba la verdad.
-Sorpresas te da la vida - exclamé

Sonia sonrió y yo me levanté para lavarme la cara.

-Bueno, venga a dormir – dijo Sonia. Me acomodé entre las dos y apagamos la luz.

A la mañana siguiente al despertar, abrazado a Sonia, noté que Alba estaba abrazada a su vez a mí. Pero yo necesitaba levantarme para ir al servicio, así que con cuidado le aparté el brazo y baje de la cama por los pies. Al darme la vuelta vi como mascullando se acercaba a Sonia y se abrazaba a ella. Ya no me volví a la cama y bajé a desayunar dónde las esperé leyendo a que bajaran cuando quisieran.

Al cabo de una hora o así bajó Sonia, semidesnuda. Le hice el café mientras ella se asomaba al jardín a ver como estaba el día.

-Aquí tienes el café, con dos tostadas –
-Gracias cariño – se acercó y se sentó en el taburete.
-¿Te he dicho lo que me gustan tus tetas?
-Todos los días – se rio. Se acercó y nos dimos un beso.
-¿Y Alba, sigue durmiendo?
-Entraba en el baño cuando yo bajaba –

Al poco la vimos bajar por la escalera.

-Buenos diaaass – saludo contenta.
-¿Cómo has dormido? – le pregunté
-Como una bendita – exclamó.

Eran casi las once de la mañana y decidimos salir a estirar las piernas y respirar aire fresco.

El resto del día lo pasamos paseando, tomando un aperitivo y comiendo. A media tarde regresamos a casa. La dejamos en su casa y nos despedimos en la puerta.

-Lo he pasado genial chicos, de verdad… bufff… no os hacéis una idea – insistió.
-Nos alegramos – respondí yo – cuando quieras repetimos jajaja.
-Si va a ser así, mañana mismo jajajaja – se rio con ganas. Y nos contagió a los dos.
-Me encanta que lo hayas disfrutado bonita… - añadió Sonia.
-En serio, ha sido fantástico…lo de la otra vez estuvo bien, pero esto uuuff…lo he disfrutado mucho… - añadió con su sinceridad habitual.

Acabamos despidiéndonos con dos besos y esperamos a que entrara en su casa antes de irnos a la nuestra.

Vendrían más fines de semana sorprendentes e interesantes durante el resto del año.

***continuará***
 
CAPITULO 48

SUCEDIÓ EN CASA DE COQUE Y LORE.


La vivienda de Coque y Lore que tenían alquilada se había quedado vacía hacía unos meses, y no encontraban un nuevo inquilino que necesitara una casa tan grande. Así que decidieron aprovecharla el tiempo que pudieran. En julio se cogieron dos semanas, dejando las otras dos para agosto en las que pensaban irse de viaje. Y para no perder la costumbre, a Coque se le ocurrió montar una cena con los amigos más cercanos. Los que han ido saliendo de vez en cuando en esta historia y algunos más. Hacía mucho que no nos veíamos todos juntos y nos apetecía ponernos al día. Alguna pareja se había separado, otra tras separarse se habían vuelto a emparejar, alguno y alguna estaba “soltero”, vamos, la vida. Al final no acudieron todos los posibles invitados.

Aunque Lore había llegado dos días antes (Coque no lo haría hasta el mismo sábado poco antes de la cena), por una u otra razón, no nos habíamos podido ver, así que sería el mismo sábado de la cena cuando nos encontráramos después de más de medio año sin hacerlo. Las chicas sí habían quedado con algunas amigas por la mañana para desayunar y luego irían a comprar cosas para la cena. Yo tenía mis propios recados que hacer.

“Vamos directamente a la casa a dejar cosas y ya nos quedaremos allí por la tarde, come donde puedas o hazte algo en casa” – decía el mensaje de Sonia acompañado de media docenas de “emojis”

“Vale, ya me apaño, por cierto ¿Quiénes vais? – pregunté.

“Pues nosotras e Isa, no sé si se apuntará alguien más o irán más tarde”.

“Ok, nos vemos sobre las siete, ciao!” – La gente estaba citada sobre las nueve y media. Era un día de verano caluroso y había que esperar a que el sol casi se ocultara.

Evidentemente Coque y Lore sabían lo de Alba, lo de Luz, y que Isa se veía con Miguel, su joven compañero de gimnasio, de tanto en tanto. Partió de ellos la propuesta de invitarles, imagino que sentían curiosidad por conocerles a todos. A mí me pareció que era mezclar demasiado, sobre todo habiendo tanta gente, pero era su casa y ellos mandaban.

Parecía que por fin íbamos a poder conocer a Miguel, y al compi de piso y “follamigo” de Alba. Aunque siendo mucho más jóvenes, sobre todo este último no se si se iban a sentir cómodos entre tantos “cincuentones”.

A media tarde recibí un mensaje de Sonia con una foto en la que se veía a una de ellas sentada en el jardín de espadas y aparentemente desnuda. “¿Te falta mucho? Mira lo que te estás perdiendo jijiji” – escribió la puñetera para provocarme, en lo cual es especialista.

A los cinco minutos recibo otro mensaje con otra foto. Una cara desde muy cerca haciendo el típico gesto de la lengua entre los dedos en uve. “Vas a tardar muchooo? Lo que te estás perdiendo jijijiji”. Sólo se podía atisbar la boca, la nariz y algo de un moflete y además desenfocado pero estaba seguro de que era Lore, sólo podía ser ella. Me las imaginé desternillándose a las dos como cuando eran adolescentes.

Total que aceleré lo que estaba haciendo para acabar antes, y tras pasar a comprar algunas cosas que tenía encargadas para la cena, me dirigí a la casa sobre las seis y pico. Llamé al timbre un par de veces y al cabo de casi un minuto se abrió la puerta. Allí estaba Lore luciendo un pareo.

-¡Hola guapo! – soltó casi gritando de alegría.
-¡¿Cómo estás, preciosa?! – repliqué – Voy a dejar esto en algún sitio que pesa mucho – añadí aludiendo a las bolsas que llevaba en las manos.

Me adentré hasta la cocina mientras ella cerraba la puerta. Al darme la vuelta ella ya estaba detrás de mí. Se acercó sonriente y al hacer el gesto de abrir los brazos para abrazarme al mismo tiempo que lo hacía yo, se le soltó el pareo que llevaba, quedándose desnuda ante mis ojos.

-¡Ups! – exclamó graciosamente.
-Caray, no esperaba un recibimiento tan bueno… - dije antes de soltar una carcajada.

No se cortó nada y nos abrazamos.

-Que conste que no estaba previsto, ha sido un accidente – me dijo mientras seguíamos abrazados.
-No lo pongo en duda – le repliqué – Pero imagina que es un repartidor jajaja. Ella separó su cara, nos miramos y me agarró la cara con fuerza.
-Si es un repartidor habría salido directamente en pelotas como hago siempre que viene uno jajajajaja – se descojonó, haciendo que yo hiciera lo mismo - ¡Ayyy, como os he echado menos! – exclamó – Dame un beso – y sin más me plantó un soberano morreo.

Hacía más de seis meses que no la veía pero era como si no hubiera pasado el tiempo. Seguía igual de risueña, bromista, encantadora y por supuesto igual de atractiva. Muchas veces he pensado, y así se lo decía a ellas en broma, que eran “hermanas separadas al nacer”.

Recogió el pareo del suelo y se lo medio colocó de nuevo.

-Así según lo llevas no me extraña que se te caiga jajaja.
-¿Y lo que he alegrado tu vista qué, eh?! – replicó socarronamente.
-Eso sí, siempre es un placer jijiji, voy a beber un poco de agua fresca que estoy sediento – dije mientras abría el frigo para agarrar la jarra de agua.
-¿A qué no sabes quién está ahí fuera en el jardín? - preguntó con una sonrisita de pilla.
-¡Sorpréndeme! – pensé en Carol porque hacía mucho tiempo que no la veía, y sabía que estaba invitada para la cena. Con otros nos veíamos más o menos a menudo.
-No, sorpréndete tú mismo jajaja…

Salimos por la puerta del porche y al fondo del jardín junto a la piscina pude ver a dos mujeres desnudas, tumbadas boca abajo y charlando. Sólo veía claramente a Sonia que tapaba la cara de la otra.

-Hola eeeh!, aquí no saluda nadie o qué - dije en voz alta con cierto recochineo.
-El que llega es el que saluda primero – respondió Sonia.

En ese momento, identifiqué a Mónica al levantar su cara esbozando una sonrisa. No me sorprendió ver a Mónica porque hacía sólo un par de semanas que habíamos salido a cenar con ellos y de vez en cuando quedamos para tomar algo y charlar, últimamente había sido con quién más nos habíamos visto. Eso sí, hacía varios años que no la veía desnuda, desde la última vez que fuimos a la playa.

-Bueno, pues aquí estoy – dije mientras me acercaba a ellas.

Cuando se levantaron para saludar traté de no darle un repaso demasiado descarado a Mónica y tras besar a Sonia, le di un ligero abrazo y un par de besos tratando de mantener mi mirada en la suya.

-¡Qué bikinis más chulos para esta temporada! – bromeé.

Como ya conté, Mónica había practicado el nudismo desde niña con sus padres y solía escaparse ella sola a rincones escondidos para practicarlo siendo joven. Y luego habíamos ido muchas veces a playas con ella, así que no sentía ninguna incomodidad por estar desnuda delante de mí.

-¡Pues a ver el tuyo! – replicó Lore mirándome fijamente pero riéndose por dentro.
-Luego – acerté a responder.

No había previsto la posibilidad de bañarme así que no había metido mi bañador. Y por lo que parecía ellas tampoco, porque no veía ninguno sobre sus toallas, que por otro lado eran todas de la casa. Imagino que fue todo improvisado visto el calor que hacía.

Estuvimos charlando y bromeando unos minutos de pie los cuatro.

-¿No os bañáis? – les pregunté – Por cierto ¿Isa no ha venido?
-Ya nos hemos bañado, Isa vendrá ahora que le surgió un asunto – respondió Lore.
-Voy a meter las botellas que he traído en el frigo, ahora vuelvo – se me había olvidado completamente.

Mientras estaba en la cocina entró Sonia y me lo soltó.

-Mónica lo sabe – dijo. Al principio me pilló fuera de juego.
-¿Sabe… el qué? – contesté.
-Lo nuestro – replicó ella.
-¿Cómo que sabe lo nuestro? – en ese instante me di cuenta y la miré con ojos de sorpresa – ¡No me jodas! ¿en serio? ¿cómo, cuándo, dónde? – farfullé.

***continaurá***
 
CAPITULO 49



La verdad es que aún no me explicaba como habíamos logrado mantener nuestro secreto durante tanto tiempo. Sólo Carol lo sabía desde hacía años cuando no hubo más remedio que reconocerlo el día que nos pilló. Aparentemente no se lo contó nunca a nadie, o tal vez sí, pero nadie se atrevió a insinuarnos nada. Pero estaba seguro de que Mónica y Pablo, su marido, no se escandalizarían si llegaran a enterarse. No así, la gran mayoría de los demás amigos y conocidos, salvo quizá algún otro. Sabíamos que al menos una pareja había estado en un club liberal, porque una noche con demasiadas copas lo habían reconocido aunque tampoco habían dado muchos detalles. Lo que pasa es que nunca se nos había pasado por la cabeza, ni remotamente, la posibilidad de que se unieran a nosotros.

Bueno, pues parece que al final se enteraron. O tenían sospechas fundadas que por fin habían sido corroboradas esa tarde.

-¿Pero qué ha pasado para que se enteraran? – le pregunté – no me lo digas…Carol.

Sonia asintió con la cabeza.

-Se ve que un día que fue de compras con Carol, a esta se le escapó, y eso la llevó a atar cabos con otras cosas… - explicó Sonia – Dice que no la hubiera creído si no fuera por esas otras cosas…
-¿Qué cosas? – pregunté intrigado.

-Parece que tenía la mosca detrás de la oreja por algunas cosas un tanto extrañas que se repetían y que había notado…por ejemplo cuando veía que desaparecíamos antes de tiempo en una fiesta, también sabe que muchas veces hemos viajado juntos, porque lo hemos comentado luego…pero sobretodo dice que se sorprendió un día que nos vio al final del paseo de la playa, iba a acercarse pero me vio abrazada con Coque en la baranda y con vosotros al lado, según ella le pareció demasiado efusivo, y se sorprendió, tanto que al final no se acercó.

-Deberíamos haber tenido más cuidado la verdad – repliqué.
-Ya, pero ya no tiene remedio…
-¿Pero desde cuando lo sabe?
-Desde hace unos meses por lo visto… no sabía si comentárnoslo o no, pero como últimamente hemos intimado bastante más se sintió con la confianza suficiente para preguntarlo.

La casualidad quiso que algo que ocurrió un par de meses antes estuviera relacionado indirectamente con esto. Como dije, últimamente salíamos más con Mónica y Pablo, supongo que al faltar Coque y Lore, eran probablemente con los que más afinidad teníamos.

Ese día, a propuesta de Pablo, salimos a cenar una hamburguesa a uno de esos sitios nuevos que se habían puesto de moda y que según Pablo las hacían geniales. Cuando llegamos al sitio Sonia y yo no podíamos dar crédito. Era el local en donde empezó todo. El local que usaba mi hermano para ensayar con su grupo y quedar con sus colegas. El local en dónde nosotros cuatro habíamos experimentado por primera vez lo que luego se convertiría en algo rutinario. Desde que se vendió habían pasado por ahí unos cuantos negocios. Durante la cena les comenté que el local había sido de mi abuela y lo usaba mi hermano, pero evidentemente no les conté lo que había ocurrido ahí.

-¿Pero por qué se lo confirmasteis? – respondí, mientras miraba por la ventana hacia el jardín, donde estaba junto a Lore.
-Ay, yo que sé…me cogió con la guardia baja… y no supe que responder…No te enfades…
-Si no me enfado, pero es que una vez que empieza a ir de boca en boca vete a saber…
-Con negarlo…con decir que es mentira, que son habladurías ¿quién se lo va a creer?!
-¿Y qué le habéis contado exactamente? – pregunté intrigado.
- Le hemos contado un poco por encima como empezó todo…Dice que no cree que Carol lo hiciera a propósito…cree que realmente se le escapó y que comprende que no quisiésemos que se supiera…
-¿Lo de Isa también? – volví a preguntar intrigado.

No, de Isa no ha comentado nada, pero es raro porque Carol lo sabe…

-Igual es que Carol no entró en mucho detalle cuando se le escapó… que me gustaría saber si es así o lo soltó a propósito – añadí – Y Carol va a venir luego…
-Carol podría habérselo contado hace años y no lo hizo hasta hace unos pocos meses… no creo que lo hiciera a propósito… y tampoco tiene nada contra nosotros, vamos, creo yo...nos vemos menos, pero lo mismo que con otros…en fin.
-Tienes razón – respondí sin dejar de mirar por la ventana.
-¿Estás deleitándote con las vistas? – preguntó ya un poco más tranquila después de haberse desahogado – ya sé que el culo de Mónica es hipnótico…si hasta yo misma le daría un magreo…sigue teniendo un culazo… y duro que flipas…la cabrona se lo curra…
-¿Qué pasa, se lo has tocado? – la piqué.
-Claro, nos hemos metido mano en la piscina que no veas… - soltó con ironía.
-Vamos fuera, anda… pufff…ahora voy a mirar a Mónica con otros ojos – le solté – me da no se qué…pero…¿sabes?, me produce cierto morbo que lo sepa jejeje.

Me dio un azote al pasar por delante de ella camino del jardín.

-Pues verás cuando se entere Coque jejejeje – añadí burlonamente.
-Buuuf, no quiero ni imaginarlo, espero que se contenga delante de ella…
-Jajaja, “Sí Mónica, follamos, ¿Te apuntas?” – dije poniendo voz y gesto de Coque.

Me dio otro azote pero en el fondo se descojonaba por dentro.

-Venga, si tú misma lo has dicho, te encantaría darle un bocado a ese culo jajaja… - me volví a burlar.
-¿No te vas a bañar? – preguntó Lore cuando me vio llegar.
-Luego – respondí.
-Luego vendrá la gente, ¿qué pasa, te da vergüenza? Si te hemos visto en pelotas un montón de veces – insistió en tono de burla. Mónica sonrió al escucharla. Y yo pensé “¿sólo en pelotas?”…
-Falta mucho para que empiecen a venir. Luego me baño…- contesté intentando salir del apuro. Ya vería que me inventaba luego.
-¡Cobarde! – gritó Lore. Me encogí de hombros mirándola con una sonrisa sarcástica.
-¿Pero a qué viene esas insistencia en verme en pelotas? – pregunté mientras acercaba una silla para sentarme junto a ellas.
-Es que estamos en inferioridad de condiciones – replicó de nuevo Lore.
-¡No haberos desnudado! – contesté.
-Si es que no teníamos bañador, no estaba previsto el bañarse – dijo Sonia.
-Si os metéis en la piscina otra vez, me despeloto y me baño – las piqué mientras me quitaba la camiseta.
-Bieeennn – aplaudieron. Mónica más tímidamente, sólo al ver que las dos lo hacían.
-¡Pero bueno chicas! ¡¿Qué os pasa que estáis tan excitadas?! – solté con toda la intención.

Sin pensárselo dos veces las tres se metieron en la piscina, dejándome sin salida posible. Así que me quité los pantalones, me di la vuelta para quitarme los calzoncillos y luego me dirigí hacia la piscina haciendo el gesto de coña de taparme los genitales con las manos.

-¡Que se vea, que se vea, que se vea! – empezó a gritar Lore.

Por un momento quise seguir con la broma y saltar a la piscina así, pero el morbo acudió a mí al ver a Mónica allí mirando. Aparté las manos al subir a la albardilla de la piscina. Lore empezó a aplaudirme, Sonia se reía y Mónica creo que no sabía dónde mirar. No es que se hubiera vuelto tímida pero seguro que saber lo nuestro hacía que aflorara un cierto pudor.

Había que normalizar la cosa lo antes posible. No quería que ese, para nosotros, pequeño asunto, nos coartara la comunicación con ella.

Me tiré a la piscina y tras dar unas cuantas brazadas me acerqué flotando a donde estaban ellas.

-A ver Mónica, que no pasa nada, eh – le solté de sopetón – no quiero que te sientas cohibida conmigo…es que te he notado algo timidilla – Si, me he enterado de que lo sabes, me lo acaba de comentar Sonia.

Mónica se quedó un poco sorprendida pero luego esbozó una sonrisa nerviosa.

-¿Así que sospechabas algo? jajaja – le solté entre risas – lo raro es que haya durado tanto sin saberse…
-Bueno…yo… - balbuceó.
-No te preocupes, a nosotros nos da igual, pero claro tampoco queremos que sea la comidilla de todos…Sólo lo sabía Carol y por un descuido nuestro de hace muchos años…
-Por fa no la toméis con ella que no lo hizo a propósito, estoy segura – casi suplicó.
-Por supuesto que no – intervino Lore.
-Eres consciente de que cuando se entere Coque te va a tomar el pelo con el tema ¿no? Ya le conoces jajajaj – apostilló Sonia.
-Jajajaja, sí lo sé.
-Por cierto ¿y Pablo que dijo al enterarse? – le volví a preguntar ahora que parecía más tranquila.
-No se lo he contado a ellas – dijo – tal vez porque no he caído y estaba algo nerviosa pero… - se echó a reír e hizo una pausa – pero Pablo me propuso más de una vez cuando éramos más jóvenes ir a un club de esos…un club liberal…jajaja.
-¡Mira al Pablito! – exclamó Lore entre risas.
-No quise porque me daba vergüenza –
-¡Pero si siempre te has bañado en pelotas, desde mucho más joven que nosotros! – contesté.
-Joer, que no es lo mismo – se quejó.
-Ya, te estaba vacilando, ya sé que no es lo mismo – repliqué en tono de broma.
-Bueno, va siendo hora de ir saliendo que en una hora o así van a empezar a venir la gente y nos van a pillar en bolas, nunca mejor dicho jajaja – se rio Lore tras meternos prisa.

Lore enfiló la escalera de salida y luego Mónica. Me dio tiempo a contemplar el contoneo de su culazo al subir los escalones.

-¡Que se te van los ojos! – me susurró Sonia a mi lado al pillarme mirando.
-No soy de piedra – le contesté susurrándole también - pero tu culito me tiene loco desde hace mucho más.
-Ya, porque te lo follas – se burló sacándome la lengua y echándome una aguadilla antes de enfilar ella misma la escalera.
-Y a ti que te gusta – apostillé yo. Se giró riéndose mientras salía de la piscina.

***continuará***
 
Atrás
Top Abajo