Sigue el alto voltaje
CAPITULO 32
La cogí de la mano y fuimos hasta el dormitorio con Sonia detrás llevando la caja de juguetes.
A los pies de la cama la besé de nuevo, antes de pedirle que se echara sobre ella. Al recostarse boca arriba sus tetas, bastante tersas todavía para su edad, vibraron como gelatina. Me estiré para coger una de las almohadas y se la puse debajo del culo. Ella me miraba, expectante y ansiosa como reflejaba su respiración. Me coloqué frente a ella, sentado sobre mis talones y le separé más las piernas. Aún me entretuve acariciando su tupido y negro vello. La miré y tras una leve sonrisa suya la interrogué con la mirada. Asintió con la cabeza.
Me acerqué lo justo y empecé a restregar mi polla por su coño, prácticamente masturbándola con ella. Enseguida abrió la boca y gimió. Sonia se había sentado a nuestro lado y nos miraba. Le pedí un poco más de lubricante y con un dedo bien engrasado sondeé el ano de Isa durante unos segundos. Ella no se inmutó.
-Despacio… - fue lo único que salió levemente de sus labios.
Aunque estaba más relajada que la vez anterior, su rostro se crispó al penetrarla y dio un pequeño gritito cuando le introduje la punta. Ahí me paré unos pocos segundos mientras acariciaba su clítoris para aumentar más su excitación. Luego continué empujando hasta metérsela casi entera y me volví a parar, hasta que noté como su rostro se relajaba un poco. Levanté completamente sus preciosas piernas para abrazarlas y empecé a besárselas sin apartar mi mirada de sus ojos y, al contrario que otras veces, ella mantuvo la suya sin desviarla. Mientras besaba sus piernas Sonia se echó a su lado y empezó también a acariciarla. Luego empecé a entrar y salir, siempre despacio, sosteniendo sus piernas abrazadas en alto y besándoselas de vez en cuando. Sus gemidos rítmicos y sostenidos empezaron a inundar la estancia, acompañados por alguna palabra incomprensible entre medias. Sonia la besaba también de vez en cuando. Aceleré un poco el ritmo, aunque sin brusquedad, cuando ya me di cuenta de que lo estaba disfrutando bien.
-Diooos…más…más… - murmuraba.
Apoyando sus piernas en mis hombros me incliné sobre ella y empecé a follarla más fuerte, entrando hasta sus entrañas. Ella gemía cada vez más intensamente y notaba como elevaba sus caderas hasta encontrarse con las mías. Alargué el cuello para besarla fogosamente.
-Que malo eres… - musitó con una sonrisa que no pudo evitar.
-¿No dices que quieres más…? – respondí devolviéndole la sonrisa.
Le bajé por fin las piernas y me recosté sobre ella para acariciar su carita y besarla de nuevo. En ese momento noté la mano de Sonia acariciando mi espalda, la miré y nos besamos también.
-No te duele ya, ¿verdad? – le pregunté a Isa.
-No…- respondió escuetamente negando al mismo tiempo con la cabeza.
Agarrándola por debajo hice que ambos rotáramos, quedando ella encima.
-Ufff…jajaja – se rio aparentemente divertida mientras se sujetaba mejor el pelo.
Sonia se había recostado a mi lado y se empezó a masturbar mientras nos miraba. Acaricié los muslos de Isa y la incité con mis manos en su cintura a que empezara a cabalgarme. Me miró un tanto desafiante, puso sus manos sobre mi pecho y apretando los labios empezó a subir y bajar sus caderas con más alegría.
-Uhmm…jooo…der, como siento ahora Diooos… - exclamaba con una sonrisa en los labios.
Cuando intentó tocarse mientras me cabalgaba, le aparté la mano, sujetándole ambas con las mías. No quería que se corriese tan pronto. Quería verla así, encima de mí y disfrutar con ella.
Se volvió a inclinar sobre mí para besarme y en ese momento me di cuenta de que nos reflejábamos en el espejo de una de las puertas correderas del armario. Cuando se apoyó de nuevo con las manos en mi pecho, instintivamente la agarré de las nalgas separándoselas un poco, y eché mi cabeza ligeramente a un lado. Podía ver como su culo se tragaba mi polla una y otra vez. Ella se dio cuenta.
-¿Qué miras? – exclamó. Inmediatamente giró su cabeza para descubrirlo. – Mira que eres perverso... - Volvió a girar la cabeza otra vez para mirarse.
Pero al verse se excitó más y empezó a sudar todavía más. Su pecho y su vientre estaban bañados en sudor, su pelo cada vez más empapado. El calor que hacía también ayudaba a ello.
-¿Qué pasa, te excita verte? – la pinché un poco.
No dijo nada, pero empezó a acelerar sus caderas mucho más, cabalgando cada vez con más energía. No gemía pero su respiración se acentuaba más y más. De repente se paró en seco y volvió a sonreírme. Hilos de sudor resbalaban por todo su cuerpo brillante. Miré de reojo a Sonia que esbozaba también una sonrisa.
-Dios, me voy a deshidratar jajaja – exclamó de repente. Y se echó sobre mí para reposar.
No le di tregua y sujetando sus nalgas con las manos empecé a empujar hacia arriba con mis caderas. Yo también estaba cansado y quería correrme. Levantó ligeramente la cara, nos miramos y empezamos a besarnos de nuevo con furia. Aceleré bastante hasta bordear el límite y la avisé cuando paramos de besarnos.
-Me voy a correr…
-Córrete…venga…
Cuatro o cinco empujones fuertes más y me vacié completamente dentro de ella entre sacudidas de mis caderas. Con mi polla todavía dentro y abrazados mientras iba perdiendo la erección, fuimos recuperando el aliento los dos. Levantó la cara de nuevo.
-Joder, que pasada… - murmuró.
-Ha estado bien… - sugerí.
-Buff… muy bien diría yo jijiji…- respondió reflejando satisfacción en su rostro
-Perdona, pero tengo que beber algo y darme una ducha, estoy casi deshidratada jajaja.
Se levantó con cierta dificultad y se fue directa a la mesita para beberse media botella de agua de un golpe. Su respiración, como reflejaba su pecho, todavía estaba acelerada. Sonia se levantó y se abrazó a ella riendo.
-Que te vas a caer – exclamó
-Jajaja, pues igual…me tiemblan un poco las piernas...
Después se fue para la ducha, seguida por Sonia. Yo me quedé tranquilamente esperando en la cama, hasta que deje de escuchar el agua de la ducha. Fue cuando me levanté y me topé con Sonia saliendo envuelta en la toalla. La abracé y la besé tiernamente, luego me metí en el baño. Isa estaba mirándose al espejo mientras se peinaba el pelo mojado.
Me acerqué a ella por detrás y le besé el hombro.
-¿Recuperada? – le pregunté. Ella me miró a través del espejo.
-Casi… - se quedó pensando unos segundos y torciendo un tanto el morro en plan irónico me soltó una indirecta – Ha estado genial…una pasada…pero…no me he corrido…ya sabes… no me has dejado.
-¡Uuups! – exclamé, también me quedé pensando unos segundos – mmm…creo que eso tiene arreglo.
-Anda, tira a la ducha, tira – contestó riendo.
Cuando salí estaban las dos otra vez en el salón todavía envueltas en un albornoz cada una pasando canales de la tele. Yo me había puesto un pantalón corto. Me había entrado un poco de hambre y supuse que a ellas también, así que me acerqué a la cocina y preparé un plano con uvas, dátiles y nueces para recuperar la energía un poco. No teníamos sueño todavía y estuvimos un raro mirando la tele. Ellas tenían los albornoces semi abiertos, dejando ver la fresca desnudez de sus torsos.
Me incliné para dejar en la mesa mi vaso y al volver me quedé mirando a Isa, junto a mí. Estaba muy guapa esa noche.
-Este albornoz es mío – le dije con calculada intención y pasando un dedo por su escote provocando se abriera un poco más.
-Pues quítamelo – respondió ella sin cortarse.
-Uuuuh – exclamó Sonia entre risas.
-Me gusta como te queda – insistí abriéndolo todavía un poco más, lo justo para dejar al descubierto sus pezones.
-Pues para gustarte como me queda me estás dejando sin él…
-Es que así me gusta más jeje… - respondí tirando suavemente de un lado para que se abrirá aún más.
Quedaron completamente al descubierto sus pechos y su vientre, adivinándose el inicio de su pubis. La miré y estaba otra vez con cara de deseo, con esos ojos de un azul intenso, los labios entreabiertos y empezando a respirar hondo. Sin dejar de mirarla, me eché al suelo, abrí del todo el albornoz y tiré de ella un poco para que se escurriera en el sofá. Su respiración se aceleró todavía más. Como siempre me entretuve un poco jugando con su vello, pasando mis dedos entre sus rizos, y acariciando su vientre y sus ingles hasta que empezó a estremecerse de placer.
La miré por última vez antes de sumergirme en su coño. Dio un respingo con la primera caricia de mi lengua y enseguida empezó a gemir. No tardó nada en levantar una pierna para facilitarme mejor la tarea. Eso me hizo levantar otra vez la vista hacia ella, dedicarle una sonrisa y ver como ella me la devolvía. Junto a ella, Sonia había sacado un minivibrador de la caja y se estaba masturbando con él. Me di cuenta de que se habían cogido de la mano.
Poco a poco noté como se iba empapando y sus fluidos empezaban a bañar mis labios. Cuando yo aflojaba un poco para no ir tan deprisa, ella me agarraba de la cabeza apretándomela contra su coño y mi lengua volvía a penetrarla, así una y otra vez todo acompañado por los gemidos de ambas como una maravillosa música de fondo.
Sonia se corrió la primera y se quedó mirándonos sujetando la mano de Isa, que se la apretaba con fuerza. Yo quería que Isa tuviera un orgasmo que no olvidara en mucho tiempo y como me la conocía muy bien, sabía que llevándola varias veces seguidas hasta el límite al final su explosión era muy intensa. Así que cada vez que notaba que se tensaba, yo aflojaba un poco.
-Pero no te pares, por Dios…que malo eres - protestaba – me estás volviendo loca…
Yo levantaba la vista y me reía antes de volver otra vez.
-¿Así? – mascullé.
-Sí, sigue por Dios no te pares, sigue auuff auffff…oohh joder auff aufff…me..te…un de…dedo..
-¿Qué? – volví a mascullar.
-En el culito… me…te...me un de…do…por fa…vor – acerté a entender.
Le sonreí, lubriqué un poco su agujerito con sus propios fluidos y le metí un dedo antes de volver a la carga. Ahora ya sí que continué hasta el final, poco a poco noté como se iba tensando, de reojo vi como apretaba con más fuerza la mano de Sonia justo antes de que su cuerpo empezase a temblar descontroladamente al tiempo que apretaba con mucha fuerza mi cabeza contra su coño y apoyaba su pierna levantada sobre mi espalda como queriendo amarrarme más. Sus sacudidas eran tan fuertes que tuve que sacarle el dedo para poder sujetarla con las dos manos.
-AAAAH…AAAAHHHH…DIOS DIOS DIOOOOS OH SÍ OH SÍ OH SÍ…AH AH AH AAAH…AAAAHH… - gritaba como nunca la había escuchado antes.
Por fin sus espasmos se fueron difuminando y poco a poco se fue relajando. Retiró la pierna de encima de mi espalda y tras relamerse los labios varias veces soltó un largo soplido de relajación.
-Joder chica, que bien te lo acabas de pasar – soltó Sonia antes de besarla en la frente y levantarse para ir a lavarse al baño.
A Isa el entró la risa floja, lo cual hizo que yo, todavía en el suelo y acariciando tiernamente sus muslos, me contagiase de ella. Por fin me levanté del suelo y le tendí la mano. Ella se levantó y se abrazó a mí. Estuvimos así un par de minutos sin decir nada, solo acariciándonos el uno al otro la espalda, hasta que Sonia regresó del baño.
-Gracias por esto - me susurró al oído. Me besó en la mejilla y se soltó para ir al baño.
***continuará***