El Talismán

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EL TALISMÁN. PRIMERA PARTE: LA MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.
Introducción.

Esta historia rondaba por mi cabeza durante mucho tiempo, queriendo salir. Finalmente, encontré el tiempo para plasmarla y ahora, con mucho entusiasmo, la comparto con vosotros. Se trata de Julia, la muchacha de ojos tristes cuya historia escapa de los clichés y ofrece un soplo de aire fresco. A través de sus emociones y dilemas morales, explorarás temas como la amistad, la confianza y la búsqueda de justicia. A medida que desvelamos los secretos de su pasado, te invito a sumergirte en este viaje lleno de revelaciones y emociones profundas.

A lo largo de esta historia, serás testigo del crecimiento de Julia, quien enfrenta sus miedos más profundos y supera innumerables obstáculos. Su viaje se convierte en una aventura llena de sorpresas, con cada desafío manteniéndote al borde hasta el final. Lo que hace especial a Julia no es su perfección, sino su humanidad. Enfrenta situaciones difíciles con valentía y determinación, y a través de sus relaciones, nos muestra cómo la empatía y el apoyo mutuo pueden transformar una vida. Esta historia no solo narra su lucha, sino que también invita a una reflexión profunda sobre lo que significa ser humano.

Esta obra de ficción es el resultado de mi imaginación, donde los personajes, tramas y escenarios son inventados. Sin embargo, debo señalar que cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia. La historia se sitúa en un cruce entre lo ficticio y lo real, mostrando cómo las experiencias cotidianas pueden inspirar relatos inventados. A través de esta mezcla de imaginación y realidad, busco ofrecer una narrativa que no solo entretenga, sino que también invite a reflexionar sobre las conexiones entre la ficción y nuestras propias vivencias.


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La historia de Julia comienza en:

Capítulo 1: Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's)


Durante el desayuno, Liam y Sophie discuten detalladamente la próxima auditoría que llevará a cabo "M&J International" en su empresa.

En otro rincón diferente de la ciudad, Julia, una ejecutiva de alto nivel que enfrenta una profunda sensación de soledad, se dirige a su psicoterapeuta en busca de apoyo y orientación.

Estreno el martes, 17 de septiembre.

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Última edición:
EL TALISMÁN. PRIMERA PARTE: LA MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.

New york.

Nueva York es una de las ciudades más importantes y cosmopolitas del mundo, ubicada en la costa este de los Estados Unidos. Es la ciudad más poblada del país y un centro crucial en los ámbitos financiero, cultural y comercial. Manhattan, el distrito más emblemático, destaca por sus rascacielos y lugares icónicos como Times Square, M&J Tower, Central Park y la Estatua de la Libertad.

Nueva York es especialmente reconocida como un centro financiero global, con Wall Street como su epicentro. La ciudad alberga la Bolsa de Nueva York y las sedes de numerosas instituciones financieras importantes, como bancos de inversión y multinacionales. Además, es un núcleo de regulación financiera y educación en finanzas, con instituciones educativas de renombre y eventos que atraen a profesionales de todo el mundo. Nueva York es una potencia financiera con una influencia significativa en los mercados globales y un papel vital en el comercio y las finanzas internacionales.

(Fuente: Conocipedia)

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CAPÍTULO 1. Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany's)

Marzo 2010.

Nueva York, apartamento de Liam en Harlem.

Liam.


(Nota del autor: Salvo alguna excepción, todos los diálogos de los siguientes capítulos, se desarrollan en inglés).

A las 8 de la mañana, aún atrapado en los lazos de un sueño profundo, mi cuerpo responde como es habitual a esa hora con una erección. En mi mente dormida, las imágenes de un placer intenso se mezclan con sensaciones físicas mientras alguien me complace oralmente. Pero, de repente, la fantasía del sueño se entrelaza con la realidad. Despierto lentamente, aún en un estado de confusión placentera, solo para descubrir a Sophie, entregada con avidez a mi virilidad. La escena es inesperada, un despertar que nunca había experimentado antes.

Lejos de sorprenderme o provocar en mí alguna incomodidad, me dejo llevar por la corriente de excitación que inunda la habitación. Sophie, con una mirada que mezcla picardía y un deseo palpable, me observa con una intensidad que no puedo ignorar. Su expresión, cargada de una complicidad casi traviesa, despierta en mí un deseo renovado. Con una sonrisa de satisfacción, le correspondo, permitiendo que el momento se despliegue con toda su carga de erotismo.

-¡Joder, Sophie! ¿No has tenido bastante esta noche?- le digo, entremezclando diversión y deseo en mi voz.

-Nunca es suficiente contigo. Me encanta tu polla, Liam -responde ella, con una franqueza que me hace reír, su voz suave pero decidida.

-A mi si que me encanta, pero siento como si aún estuviera sumergido en un sueño.

-Entonces, déjame terminar lo que empecé y luego podrás volver a dormir -murmura Sophie.

Sin detener su acción, Sophie se mueve con destreza, girándose para colocar su pubis justo sobre mi boca. El contacto con su sexo, el sabor que me invade, me despierta por completo, y sin pensarlo dos veces, correspondo a sus avances con una pasión renovada. Cada centímetro de su piel, cada rincón de su cuerpo, se convierte en el objeto de mi devoción mientras exploro con fervor, alimentando el fuego que arde entre nosotros.

Nuestros cuerpos se mueven en una danza perfecta, sincronizados, entregados por completo al éxtasis que compartimos. Cada gemido, cada roce de nuestras pieles, nos impulsa más profundamente hacia un abismo de placer desenfrenado. La habitación se llena de los sonidos de nuestra pasión, una melodía que resuena en nuestras almas mientras nos perdemos en la vorágine de caricias y susurros.

Perdido en la tarea de complacerla, no me percato de que mi pene ha sido engullido por su garganta, sus labios envolviéndome con una suavidad que desafía toda razón. En un instante de pura sensación, un grito ahogado escapa de mi boca, enviando ondas de placer que resuenan en lo más profundo de su ser. Su reacción es inmediata, y puedo sentir que hemos alcanzado un nivel de conexión que trasciende lo físico, donde nuestros cuerpos y almas se entrelazan en una danza de éxtasis compartido, cada uno reflejando el deseo del otro en un bucle interminable de placer.

No pasa mucho tiempo antes de que Sophie alcance el clímax, su cuerpo estremeciéndose mientras un gemido de placer profundo se escapa de sus labios. Con un último suspiro, levanta la cabeza, dejando mi pene palpitante y ansioso por más. La miro, fascinado, viendo cómo su rostro se ilumina con el resplandor de su orgasmo. Aunque mi deseo sigue ardiendo intensamente, encuentro una extraña satisfacción en observarla, en disfrutar el momento presente, sintiendo una conexión tan íntima y poderosa que apenas puedo describirla.

Con una mirada que refleja satisfacción y un brillo travieso en sus ojos, Sophie vuelve a bajar la vista hacia mí. Sin decir una palabra, vuelve a tomar mi pene en su boca con una determinación que me hace estremecer de anticipación. Me entrego por completo a la experiencia compartida, ansioso por descubrir qué otros momentos de éxtasis nos depara esta mañana, qué nuevas olas de placer nos aguardarán mientras continuamos explorando los límites de nuestro deseo mutuo.

Cada movimiento de su lengua, cada caricia de sus labios, me lleva más cerca del borde, y cuando finalmente alcanzo el clímax, es como una explosión de sensaciones que recorren mi cuerpo. Un grito de puro placer brota de mis labios, seguido por una profunda exhalación mientras el éxtasis me inunda por completo. No puedo contenerme, ni quiero hacerlo; un chorro de semen se dispara contra su paladar, seguido por otro, y otro, cada uno una descarga de placer que nos envuelve en una tormenta de sensaciones compartidas.

Con una sutileza que me deja atónito, Sophie no traga mi semen; en lugar de eso, lo retiene en su boca, un gesto tan esperado como excitante. Se inclina hacia mí, y nos fundimos en un beso largo y morboso, nuestras lenguas jugando con el líquido viscoso, explorando cada rincón de nuestras bocas con una pasión renovada. El sabor salado se mezcla con la dulzura del placer, intensificando la conexión que compartimos, borrando cualquier rastro de inhibición.

-Uf, Sophie, nunca dejas de sorprenderme -susurro con una mezcla de asombro y admiración.

-La sorpresa es parte del placer -responde ella con una sonrisa pícara-. Buenos días, dormilón.

-Buenos días, mi cómplice en el placer matutino -murmuro con una sonrisa pícara, mientras nuestros cuerpos aún guardan el calor de la cama.

-Me encanta despertar así contigo -responde Sophie, sus ojos brillando con una mezcla de satisfacción y dulzura-. ¿Te ha gustado?

-Me ha encantado. Contigo, cada momento se vuelve especial, único.

-Entonces, prepárame algo delicioso para desayunar mientras me doy una ducha rápida -dice, dándome un suave beso antes de apartarse.

-Por supuesto -contesto con una sonrisa, viendo cómo se levanta con gracia y se dirige al baño. No puedo evitar quedarme unos segundos más observando la curva de su espalda y la manera en que su cabello rubio roza sus hombros antes de que desaparezca tras la puerta.

Con una mezcla de entusiasmo y ternura, me encamino hacia la cocina. Mientras saco los ingredientes y comienzo a preparar el desayuno, el aroma del café recién molido y de los bagels calentándose en el horno empieza a llenar el aire. Es un aroma que siempre me trae una sensación de hogar, pero hoy tiene un matiz especial. Al fondo, el suave sonido del agua corriendo en la ducha me acompaña, creando una atmósfera de tranquilidad y calidez.

Unos 15 minutos después, justo cuando estoy terminando de preparar los últimos detalles, siento los brazos de Sophie rodeándome desde atrás. Su contacto es cálido, reconfortante, y me permito disfrutar del momento, cerrando los ojos mientras nos quedamos abrazados en silencio, conectados en esa burbuja de afecto que hemos creado.

Finalmente, con una sonrisa suave, Sophie se separa y se sienta a la mesa, sus movimientos llenos de una elegancia natural que siempre me ha fascinado. Yo me apresuro a servir el desayuno, queriendo que todo esté perfecto para ella. El aroma del café y los bagels se mezcla en el ambiente, creando una sensación acogedora que envuelve toda la cocina.

-Huelen deliciosos esos bagels recién hechos -comenta Sophie, su tono cargado de una alegría sencilla mientras corta uno por la mitad y lo unta generosamente con queso cremoso.

Río con complicidad mientras me siento frente a ella.

-Recién descongelados, ja ja ja. Pero me alegra que te gusten.

Tomo un sorbo de café, disfrutando del sabor amargo que contrasta con la dulzura del momento. Miro cómo Sophie disfruta de su desayuno, su expresión relajada, sus ojos brillando con satisfacción.

-Da lo mismo -responde, sonriendo-. Tienen un aroma encantador.

Me recuesto en la silla, tomando otro sorbo de café. Llevo puesta una camiseta y unos bóxers, mientras que Sophie, siempre tan sensual sin esfuerzo, usa una de mis camisas, desabrochada lo suficiente para dejar entrever casi la totalidad de sus pechos, y una tanguita que apenas se asoma bajo la tela. La luz de la mañana que entra por la ventana acaricia su rostro de una manera que la hace parecer aún más hermosa.

De repente, un impulso me toma por sorpresa, y las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

-Sophie, ¿quieres casarte conmigo? Prometo hacerte bagels todos los días -digo, mitad en broma, mitad en serio, con una sonrisa traviesa en los labios.

Sophie levanta la mirada, claramente sorprendida. Sus ojos brillan con una mezcla de emoción y algo más, un suave rubor tiñendo sus mejillas mientras procesa mi propuesta. El silencio que sigue es denso, cargado de expectativas, pero también de una conexión profunda entre nosotros.

Finalmente, Sophie ríe suavemente, el sonido lleno de complicidad.

-Ja ja ja, buen intento con los bagels. Es una oferta tentadora, pero como ya sabes, no puede ser.

Aunque sus palabras rechazan mi propuesta, hay algo en su mirada que me reconforta, un brillo de afecto que no deja lugar a dudas sobre sus sentimientos.

-No me importaría compartirte -digo, mi voz cargada de sinceridad-. Sabes lo enamorado que estoy de ti.

Sophie me mira con ternura, sus ojos reflejando el cariño que siente por mí. Deja la taza en la mesa y se inclina hacia adelante, tomando mi mano con suavidad.

-No estás enamorado de mí, sino de mi cuerpo -dice Sophie, su risa ligera como una caricia. Pero sus ojos, llenos de una mezcla de ternura y complicidad, desmienten la dureza aparente de sus palabras-. Y cuando hablas de "compartirme", suena como si fuera una posesión tuya.

-Tú me entiendes, Sophie. Lo que quiero decir es que no me opondría a que tengas amantes, incluso si te casaras conmigo -respondo, intentando transmitir la sinceridad detrás de mi propuesta, aunque sé que no es tan simple.

Sophie me mira con sorpresa, sus ojos escrutando los míos mientras procesa lo que acabo de decir. Hay un momento de silencio en el que siento que está decidiendo si tomar mis palabras como una broma o como una confesión seria.

-¿Y cuánto tiempo podrías soportar ser un cornudo? -pregunta finalmente, con una mezcla de desafío y curiosidad en su voz.

-Técnicamente, no sería cornudo si estoy de acuerdo -respondo, intentando mantener la conversación ligera.

-Un cornudo consentidor, ya veo. No, Liam, no insistas -dice, su tono más serio ahora-. Sería muy humillante para ti, y te haría sufrir. No quiero eso para ti, por nada del mundo. Además -añade, con una sonrisa que apenas disimula la verdad que está a punto de revelar-, ya me estás compartiendo.

-Sí, entiendo que tienes otras relaciones, aunque nunca me has querido decir quiénes son -le digo, intentando mantener mi tono neutral, aunque la curiosidad me carcome por dentro.

-Es mejor que no lo sepas -responde Sophie, su voz más baja, casi un susurro-. Si mi padre se entera, me deshereda y después me mata, o quizás al revés. Ya sabes lo tradicional que es. A él le encantaría tenerte como yerno; no hace más que lanzarme indirectas. Le fascina hablar de lo buen trabajador que eres y cómo te destacas por encima del resto. No quiero quitarle esa ilusión, pero algún día tendrá que saber la verdad.

La seriedad de su tono me hace pensar en lo complicado que es su mundo, un mundo del que solo tengo una visión parcial.

-En el fondo, me da un poco de pena, pero mi futuro sentimental lo elijo yo -continúa Sophie, con una determinación que admiro-. Solo te digo que eres una opción muy tentadora. Nuestras noches juntos son increíbles, y no puedo evitar tener orgasmos contigo. Pero quizás deberías buscar a alguien más adecuado para ti. Hay muchas chicas que estarían encantadas de estar contigo.

-Es cierto, tengo algunas alternativas -admito, aunque sé que ninguna de ellas me llena como Sophie-, pero ninguna se iguala a ti. Todavía no me siento preparado para comprometerme en una relación seria si no es contigo. Y sé que tu padre lo vería con buenos ojos.

-Liam, significas mucho para mí, pero sabes que lo nuestro es especial tal como es, sin etiquetas, sin promesas convencionales.

Asiento, entendiendo sus palabras más allá de lo dicho. No se trata de posesión ni de etiquetas; lo nuestro es un lazo más profundo, una conexión que va más allá de lo que la mayoría podría entender. Y aunque no haya un anillo o un "sí, acepto", sé que en este momento, en esta mañana compartida, tenemos todo lo que realmente importa. Decido cambiar de tema.

-Dejemos de lado eso por un momento -digo, tratando de despejar la preocupación que empezaba a asentarse en mi mente-. No entiendo cuál es la intención de William con esta auditoría. Espero que no estemos enfrentando problemas económicos graves. Sería un golpe duro para todos nosotros.

La mención de William y la auditoría hace que un aire de preocupación se instale en la conversación. Sophie suspira, consciente de que, por mucho que queramos ignorar ciertas realidades, éstas siempre encuentran la forma de imponerse.

-No te preocupes, Liam. No estamos en una situación económica desfavorable en lo más mínimo -responde, con un tono de voz que intenta ser tranquilizador-. De hecho, ocupamos una posición muy firme en el mercado. Sin embargo, es prudente llevar a cabo una auditoría para asegurarnos de que todo está en orden y para cumplir con las regulaciones. Además, esto nos permitirá detectar áreas de mejora y seguir avanzando como empresa. Así que, no tienes de qué preocuparte, todo está bajo control. Lo que te voy a decir es confidencial, pero confío en que no lo revelarás.

-Por supuesto, Sophie. Puedes estar tranquila, todo lo que compartas conmigo se queda entre nosotros.

-Mi padre está considerando la posibilidad de invertir en una empresa que está enfrentando serios problemas de liquidez y que corre el riesgo de bancarrota a menos que reciba una inyección importante de capital. Antes de tomar cualquier decisión, quiere realizar un estudio económico exhaustivo para evaluar su viabilidad. Además, hay otros interesados en esta operación, por lo que te ruego que mantengas la discreción. Mi padre confía mucho en su instinto empresarial, pero también sabe que es crucial basarse en análisis detallados antes de tomar decisiones financieras importantes. Estoy segura de que, con el estudio económico adecuado, podremos evaluar mejor los riesgos y oportunidades de esta inversión.

-Entiendo la situación. Tu padre está explorando una oportunidad de inversión y quiere asegurarse de que sea una decisión sabia y rentable. Es lógico realizar un estudio económico antes de comprometerse con cualquier empresa, especialmente si está enfrentando problemas de liquidez y un riesgo inminente de bancarrota. Comprendo la importancia de mantener la discreción en este asunto, y puedes confiar en mí. Sin embargo, ¿no te preocupa que sea demasiado arriesgado?

-Sí, claro que me preocupa el riesgo involucrado -admite Sophie, con un leve asentimiento-. Pero mi padre es un empresario experimentado y sabe cómo evaluar cuidadosamente las oportunidades de inversión. Por esa razón ha solicitado la auditoría. Es cierto que invertir en una empresa con dificultades puede ser arriesgado, pero si el análisis económico revela que tiene potencial para recuperarse y ser rentable en el futuro, podría representar una oportunidad valiosa para nosotros.

-Estoy de acuerdo contigo, Sophie. En este tipo de inversiones siempre existen riesgos, pero también oportunidades importantes si se analizan adecuadamente. Esperemos que el estudio económico nos proporcione resultados alentadores. Ahora, en cuanto a la contratación de una empresa externa para revisar nuestras cuentas y decidir sobre la operación, comprendo la necesidad, aunque no me entusiasma la idea de que personal externo evalúe mi trabajo. ¿Sabes cuánto tiempo planean quedarse en nuestras oficinas?

-Entiendo tu preocupación, Liam. Es natural sentirse incómodo cuando alguien externo revisa nuestro trabajo y nuestras cuentas. Sin embargo, es una medida necesaria para garantizar la transparencia y la integridad de la empresa. La duración de la auditoría dependerá de la complejidad de nuestras cuentas y procesos, pero estimo que será de unos cuatro o cinco días. Lo importante es que cooperemos y proporcionemos toda la información necesaria para que la auditoría sea lo más efectiva posible. Al final, beneficiará a la empresa y a todos los que trabajamos en ella.

-Entiendo lo que dices, y estoy de acuerdo en que la transparencia es fundamental para mantener la integridad de la empresa. Estoy dispuesto a colaborar en todo lo necesario para que la auditoría sea exitosa.

-Gracias, Liam. Tu cooperación será de gran ayuda para superar este proceso de manera eficiente.

Sophie, que encabeza el equipo de contabilidad, es conocida por su impecable gestión de los recursos financieros de la empresa. Siempre garantiza que los gastos se mantengan dentro del presupuesto y que todo esté debidamente documentado. Por lo tanto, tiene plena confianza en que su departamento superará la auditoría sin contratiempos y que todo estará en perfecto orden.

-¿Y en programación, cómo van las cosas? Espero que hayan ajustado el gasto al presupuesto, ¿verdad? No quiero encontrarme con ninguna sorpresa.

-Nuestro equipo se esfuerza por mantener un equilibrio entre cumplir con las expectativas del cliente y administrar responsablemente los recursos financieros -respondo, intentando tranquilizarla-. Si bien es cierto que a veces nos vemos obligados a ajustar el presupuesto para satisfacer las demandas del proyecto, lo hacemos de manera estratégica y transparente. Además, estamos comprometidos con la integridad y la protección de los datos tanto de la empresa como de los clientes, lo que nos impulsa a seguir rigurosos estándares de seguridad. Confiamos en que nuestra dedicación y profesionalismo quedarán reflejados durante la auditoría, asegurando que todo esté en perfecto orden en nuestro departamento.

Sophie asiente, satisfecha con mi respuesta, pero yo no puedo dejar de pensar en la conversación anterior.

-La adquisición de una empresa es una decisión estratégica que conlleva implicaciones financieras significativas -comenta, tratando de retomar el hilo-. La auditoría de la empresa objetivo nos proporcionará una comprensión completa de su situación financiera, incluyendo su nivel de endeudamiento y su rentabilidad. Esto nos permitirá tomar una decisión informada sobre si la adquisición es adecuada para nuestra empresa y si representa una inversión prudente a largo plazo.

-Un momento, ¿dijiste adquisición? -pregunto, captando algo que antes se me había pasado por alto-. Había entendido que se trataba de una inversión o algún tipo de préstamo, no necesariamente de una adquisición empresarial. ¿Podrías aclarar si estamos considerando la compra de una empresa?

-¿No te lo he dicho? Sí, Liam. Mi padre está explorando la idea de expandirse y considera la posibilidad de adquirir una empresa. La intención sería implementar cambios para mejorar su desempeño y hacerla rentable. Sin embargo, aún no hemos tomado una decisión definitiva, ya que esto dependerá de los resultados de la auditoría y el informe económico que estamos esperando.

-¿Tienes información sobre la empresa que realizará la auditoría? -pregunto, con una mezcla de curiosidad y necesidad de estar bien preparado.

-Por supuesto, la empresa encargada de llevar a cabo la auditoría es "M&J International" -responde Sophie con la seguridad de alguien que ya había hecho sus deberes-. Es una multinacional de renombre, especializada en servicios de auditoría y consultoría financiera para empresas. Tiene una sólida reputación en el mercado y ha colaborado con varias compañías importantes en el pasado. Podemos confiar en que nos proporcionarán un servicio de alta calidad y nos ayudarán a tomar decisiones bien informadas.

-Creo recordar que esa empresa ha recibido un premio recientemente por su rápido crecimiento. ¿Es posible que sea la misma empresa tan prestigiosa de la que estamos hablando?

-Sí, es la misma empresa -asiente Sophie, complacida por mi conocimiento-. "M&J International" ha sido reconocida recientemente por su rápido crecimiento, lo que refuerza aún más su reputación y credibilidad en el mercado. Este reconocimiento es un claro indicador de su excelencia en el servicio y su capacidad para ofrecer resultados positivos. De hecho, hice algunas averiguaciones al respecto.

-Genial, parece que estamos bien encaminados al trabajar con una empresa de tan alto calibre. Si has realizado algunas averiguaciones adicionales y tienes más información relevante sobre "M&J International", me encantaría conocerla. Cualquier detalle adicional podría ayudarnos a tomar decisiones más informadas y a prepararnos mejor para la auditoría.

-Lo que he descubierto es bastante interesante -Sophie hace una pausa antes de continuar-. Julia Gracia, una joven de tan solo 28 años, es la fundadora y líder de la empresa. Se graduó con honores de la Universidad de Harvard, donde sobresalió en un ejercicio simulado de creación y gestión empresarial. Pero en lugar de simplemente participar en el simulacro, Julia optó por fundar realmente "M&J International", y lo hizo con la ayuda de otras cuatro destacadas compañeras de clase, quienes aún siguen trabajando con ella. Esta audaz iniciativa fue especialmente reconocida por la universidad, y desde entonces, la empresa ha crecido de manera impresionante, ganando reconocimiento en el mercado internacional.

-¿En serio? ¿Me estás diciendo que ella fundó esta empresa a una edad tan temprana? -pregunto, sorprendido-. ¡Debe ser una genio esa mujer!

-Efectivamente, Julia Gracia es una prodigio en todos los sentidos -confirma Sophie-. Estableció su empresa mientras aún estaba en su segundo año en Harvard. Su inteligencia y habilidad para emprender han sido ampliamente reconocidas tanto por la universidad como por la comunidad empresarial. No solo fundó su empresa mientras continuaba sus estudios, sino que también la gestionó con éxito, lo que la ha llevado a acumular una fortuna que supera los 800 millones de dólares, según Forbes. Además, es una políglota española que habla varios idiomas, lo cual solo añade más méritos a su ya impresionante trayectoria.

-¿Española? Entonces, eso significa que es de Europa, ¿verdad? Debe haber recibido una educación de primer nivel en su país para llegar tan lejos.

-Sí, España es un país europeo, pero Julia parece ser una excepción notable. Sabes lo difícil que es ingresar a Harvard, pero Julia no solo fue admitida, sino que también obtuvo la puntuación máxima en las pruebas de acceso. Eso dice mucho de su capacidad y dedicación excepcionales.

-¡Qué inteligencia debe tener esa Julia! -murmuro, impresionado.

-Así es -asiente Sophie-. Julia Gracia parece ser una persona extremadamente talentosa.

-Y en cuanto a "M&J International", ¿tienes idea de qué significan las letras "M" y "J"? ¿O sabes si tiene algún socio?

-Según mi investigación, no he encontrado evidencia de que haya socios en la empresa -dice Sophie, en tono confidencial-. La información sobre Julia Gracia es limitada y proviene principalmente de la página web de la empresa y de la Universidad de Harvard. Parece que Julia es una persona muy reservada, con poca o ninguna presencia en eventos públicos. No hay información personal sobre ella disponible y, sorprendentemente, tampoco tiene perfiles en redes sociales. Aunque ha sido reconocida como la empresaria del año, nunca se presenta en eventos, prefiriendo enviar a alguien en su lugar. De hecho, nadie sabe cómo luce actualmente, ya que no hay imágenes recientes de ella en ningún lugar, ni siquiera en los anuarios universitarios. Su decisión de mantener un perfil extremadamente bajo y evitar los medios de comunicación añade un aire de misterio a su historia y aumenta el interés en su persona.

-Una súper empollona, tan rica que podría comprar el mundo y tan antisocial que hace que los ermitaños parezcan extrovertidos -bromeo, sorprendido por el contraste entre su éxito y su invisibilidad pública.

-Quizás sea muy reservada y no se dé a conocer mucho en eventos sociales, pero eso no significa que sea antisocial -replica Sophie con una sonrisa-. Simplemente prefiere mantener un perfil bajo y enfocarse en su trabajo y su empresa. Además, su éxito en los negocios y su capacidad para crear una empresa exitosa desde tan joven son, sin duda, impresionantes. Tampoco debemos preocuparnos demasiado por Julia Gracia, ya que probablemente enviará a alguien de su equipo para la auditoría. A esa Julia, ni siquiera la vamos a conocer.

-Claro, entonces simplemente debemos estar listos para dar la bienvenida al equipo de la empresa y trabajar juntos en todo lo que requieran para que la auditoría sea lo más eficiente posible.

-Exactamente. Bueno, debo marcharme, a menos que tengas algo más interesante que ofrecerme -dijo Sophie, preparando sus cosas para irse.

-Me duele la polla por lo dura que me la has puesto, necesito follarte antes de que te vayas.

-Creí que nunca me lo ibas a pedir.

-Acércate y apóyate en la mesa.

-Me bajo los bóxer liberando mi polla tiesa que apuntaba al cielo. Está más gorda que nunca y parece que las venas me van a explotar.

-Joder-. Gime Sophie al verla.

-Date la vuelta. -E inmediatamente se la da.

Le bajo el tanga y dejo su precioso culo al aire. Inclina su cuerpo apoyándose en la mesa y separa las piernas invitándome a follarla. Froto mi capullo contra su coño que es puro fuego y comienzo a meterla despacio. Centímetro a centímetro. Sus piernas empiezan a temblar y su respiración a agitarse. La meto entera y la saco al mismo ritmo que la meto, suave y despacio sintiendo cada pliegue de su volcán. Yo me agarro a sus pechos y sigo entrando y sacando despacio. Entre gemidos y suspiros intenta hablar.

-Folláme…, duro…, Folláme como…, una puta…, por favor…, folláme como una puta.

-Como una puta ¿eh? -Le digo al oído.

Aprieto mi mano contra su cabeza poniéndola contra la mesa, estrujo con la otra su teta por dentro de la camisa lo más fuerte que puedo y comienzo a follarla a un ritmo frenético. Combino tirones de pelo con estruendosos azotes en el culo que resuenan en todo el apartamento, con pellizcos en los pezones y todo lo que se me ocurre.

Sophie mueve su cintura en movimientos circulares, intentando desplazarse hacia adelante y hacia atrás para mantener su placer constante. Esto me excita mucho. Sostengo su cabello y lo jalo hacia atrás, enderezando su cuerpo casi por completo. Acerco mi boca a su oído y le susurro:

-Sophie, tus movimientos son irresistibles. Me encanta cómo buscas tu placer sin cesar. Déjame guiarte hacia un éxtasis aún más profundo. Me voy a correr dentro de ti, y te irás con mí corrida en tu coño chorreándote. -Y muerdo suavemente su cuello.

-¡Sí! Soy tuya, hazme tuya como desees.

Mis manos se aferran a su cuerpo con deseo ardiente mientras cedo a la pasión desenfrenada que nos consume. La embisto con un ritmo frenético y salvaje, entregándome por completo al deseo que nos consume. Me esfuerzo por contenerme, pero al final exploto como una bestia, y al sentir mi semen dentro de ella, Sophie alcanza un orgasmo poderoso. Mi eyaculación es profusa, dejándome exhausto. Me ajusto los boxers apresuradamente mientras ella se acomoda el tanga, que se empapa rápidamente con mi semen que sigue goteando de su sexo.

Nos quedamos un momento en silencio, recuperando el aliento mientras el calor de nuestros cuerpos se desvanece lentamente. Con una sonrisa cómplice, nos miramos y compartimos un gesto de complicidad que habla más que mil palabras.

-Debo marcharme ahora mismo; si me quedo, sé que no podremos contenernos y mañana estaré demasiado exhausta para levantarme.

-Sí, es mejor detenernos por hoy.

Sophie se dirige al cuarto y comienza a vestirse. Como es habitual que pase algunos fines de semana en mi apartamento, le he reservado un espacio en mi armario para que guarde parte de su vestuario y siempre tenga ropa de repuesto. Sophie selecciona algunas prendas de su espacio en el armario y se viste con tranquilidad. Mientras se prepara, aprovecho para recoger un poco la cocina, asegurándome de que todo esté en orden.

Sophie sale del cuarto ya vestida y arreglada, luciendo una minifalda vaquera y un top negro, sin sujetador. Sin embargo, noto que sigue llevando la misma ropa interior, el tanga que había usado durante nuestro encuentro. A pesar de notarlo, decido no mencionarlo y prefiero mantener la naturalidad en el ambiente. Sophie comparte con una risa traviesa mientras nos despedimos con un beso.

-Voy a llegar a casa con la tanga empapada, y si quieres que sea honesta..., me está poniendo..., caliente. Me excita ir así, -confiesa con picardía antes de apartarse para irse.

Nos despedimos con una mezcla de complicidad y anticipación por los encuentros futuros.

-Nos vemos mañana-, respondo con una sonrisa, observando cómo se aleja con paso ligero. Principio del formulario

Con la puerta cerrándose suavemente tras la partida de Sophie, me quedo un momento inmóvil, sumergido en la reflexión sobre la intensidad de nuestros encuentros. Hay una mezcla de emociones que aún flota en el aire, pero el día sigue su curso, y me esfuerzo por dejar atrás los ecos de la noche anterior.

Me cambio rápidamente a mi ropa deportiva y me dirijo a Central Park para correr. El aire fresco del amanecer y el bullicio de la ciudad comienzan a despejar mi mente, permitiéndome concentrarme en el presente. Mis pasos resuenan en el sendero, y cada inhalación de aire fresco me ayuda a procesar las emociones que aún persisten. La rutina del ejercicio se convierte en una especie de terapia, una forma de equilibrar lo vivido y preparar la mente para los desafíos del día.

De vuelta al apartamento, las palabras de Sophie resuenan en mi mente. Sus comentarios sobre la posibilidad de encontrar una pareja me llevan a reflexionar sobre mi vida actual. A mis 30 años, este apartamento de 70 metros cuadrados, que en otro tiempo me parecía más que suficiente, ahora a veces se siente un poco vacío. Sophie tiene razón: muchas de las mujeres que conozco estarían encantadas de ser mi pareja. Sin embargo, aunque aprecio su compañía y disfruto de nuestras relaciones, no consigo imaginarme compartiendo mi vida plenamente con ninguna de ellas. Ni siquiera con Sophie, a pesar de nuestras bromas y la cercanía que compartimos.

Recuerdo a William, su padre, y cómo siempre ha bromeado con la idea de que algún día seré su yerno. Pero sé que Sophie tiene otras ideas, y yo también. Me encuentro demasiado cómodo con mi independencia, con la libertad de poder disfrutar de lo que quiero cuando quiero. Las noches de fiesta con amigos, las escapadas al campo para fotografiar la naturaleza, y las relaciones esporádicas que no me atan a nadie, son partes de mi vida que no estoy dispuesto a sacrificar. Por ahora, la idea de una relación seria parece una interrupción más que una evolución natural. Prefiero seguir navegando en la corriente de mi libertad, y disfrutar de la vida a mi aire.

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M&J International.


M&J International es una vasta red global que se especializa en brindar servicios profesionales de contabilidad, impuestos, consultoría y asesoramiento empresarial. Bajo la reconocida marca M&J International, la empresa se ha consolidado como un referente en el ámbito de los servicios profesionales, ofreciendo soluciones integrales y personalizadas a una amplia gama de clientes en diversos sectores industriales y comerciales. Su presencia global, apoyada por una red extensa de profesionales altamente capacitados, ha fortalecido su posición como líder indiscutible en el sector financiero.

La filosofía de M&J se fundamenta en tres pilares clave: la excelencia, la innovación y un firme compromiso con sus clientes. Estos principios guían cada aspecto de su operación, desde la adaptación de sus servicios a las necesidades específicas de cada mercado local hasta la prestación de servicios de alta calidad que cumplen con las normativas y particularidades de cada país en el que operan. Este enfoque permite a M&J ofrecer soluciones precisas y eficaces, que no solo cumplen con las expectativas, sino que las superan, brindando un valor añadido a sus clientes.

Desde su oficina central en Nueva York, M&J coordina de manera eficiente sus operaciones globales, asegurando una sinergia efectiva entre sus distintas entidades. Este enfoque colaborativo fomenta el intercambio continuo de conocimientos y la implementación de las mejores prácticas en todas las oficinas de la red. Como resultado, M&J está bien equipada para abordar los desafíos empresariales emergentes y las complejidades de un entorno empresarial global en constante evolución.

El compromiso de M&J con la integridad y la ética empresarial ha sido un pilar fundamental en su éxito sostenido. Aunque cada empresa miembro opera con independencia legal, todas comparten los mismos valores fundamentales que han sido el núcleo de la cultura corporativa desde la fundación de la empresa. Este enfoque unificado asegura que, sin importar la región o el mercado, los clientes de M&J reciben el mismo nivel de profesionalismo y dedicación.

La historia de M&J está intrínsecamente ligada a la visión de su fundadora y CEO, Julia Gracia. Una líder enigmática y visionaria, Julia ha guiado a la empresa con una estrategia audaz que ha sido fundamental para su expansión global y diversificación de servicios. Bajo su liderazgo, M&J ha mantenido una trayectoria de crecimiento, siempre alineada con su misión de proporcionar soluciones excepcionales a sus clientes.

De cara al futuro, M&J International se compromete a seguir siendo un socio confiable y estratégico para sus clientes, adaptándose con agilidad a las demandas cambiantes del mercado global. Con una base sólida y una visión clara a largo plazo, M&J está preparada para afrontar los desafíos y aprovechar las oportunidades que el dinámico panorama empresarial mundial le presente. La empresa seguirá construyendo sobre su legado de excelencia, asegurando que sus clientes continúen recibiendo el apoyo y la asesoría que necesitan para prosperar en un mundo en constante cambio.

(Fuente: Conocipedia)
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Julia.

Midtown Manhattan. New York. Oficinas de M&J International, en “M&J Tower”.


Desde mi oficina en la majestuosa "M&J Tower", situada en el vibrante corazón de Midtown Manhattan, me encuentro frente a mi ordenador, con una mezcla palpable de impaciencia y anticipación envolviendo mi cuerpo. El reloj en la pantalla marca las 23:00, hora de Nueva York, el momento exacto en que le había solicitado a Lola que se conectara conmigo. La expectativa por esta videollamada especial crece con cada segundo que pasa, convirtiéndose en una especie de presión casi tangible. Finalmente, una notificación de videollamada aparece en la esquina de mi pantalla. Sin dudarlo, hago clic para aceptarla, y de inmediato, la oscuridad de la habitación se ve interrumpida por el resplandor de la pantalla, que revela el rostro de Lola.

La imagen de Lola se muestra clara y definida en el monitor, su rostro sereno y apacible iluminado suavemente por la cálida luz de su entorno hogareño, a miles de kilómetros de distancia. El ambiente a su alrededor emana una atmósfera acogedora y familiar, un contraste notable con la fría sofisticación de mi despacho en la torre. Aunque estamos separadas por una distancia considerable, la conexión entre nosotras es intensamente palpable. Su sonrisa, aunque apenas visible, transmite una cercanía que supera la barrera física que nos separa.

(Nota del autor: Las conversaciones entre Julia y Lola se desarrollan en español).

-Hola, Julia. ¿Cómo estás?

-Buenos días, Lola. Lamento interrumpir tu domingo, pero necesitaba hablar contigo.

-No te preocupes en absoluto, Julia. Sabes que puedes llamarme en cualquier momento. Además, ya es lunes aquí, así que no es una molestia. ¿Hay algo que deba preocuparme?

-No es nada grave, pero estoy bastante nerviosa por lo que sucederá mañana. No estoy segura de si estoy lo suficientemente preparada.

-Julia, hemos estado preparándonos para esto durante semanas. No deberías dudar de ti misma en este momento. Es crucial que confíes en tus habilidades y te enfoques en hacer tu trabajo, rodeada de gente. Estoy segura de que todo saldrá bien y que te sentirás mucho más tranquila al final del día. Además, ¿qué es lo peor que podría suceder? No permitas que tus miedos te paralicen; sigue adelante y haz tu trabajo.

-Ves las cosas de manera muy sencilla, Lola. Sabes que me cuesta mucho establecer relaciones e incluso compartir espacio con otras personas. Por eso, tiendo a estar sola; me siento más segura así.

-Entiendo tus dificultades, Julia. Sé que para ti relacionarte y sentirte cómoda en situaciones sociales puede ser complicado. Todos enfrentamos nuestros propios retos y luchas. Sin embargo, evitar las interacciones sociales a largo plazo no resolverá tus preocupaciones. Es natural querer tener amigos y sentirte parte de un grupo. Para lograrlo, es fundamental enfrentar tus miedos y esforzarte por superarlos. Pero no tienes que enfrentarlo sola; trabajaremos juntas para encontrar formas de manejar y superar estas situaciones.

-Lo sé, Lola, y te agradezco enormemente tu apoyo. Pero aún me siento insegura. No estoy segura de si cumpliré con las expectativas, si seré capaz de desempeñarme bien o si caeré bien a la gente…,

-Es comprensible que te sientas así, Julia. Es normal experimentar ansiedad en situaciones nuevas y desafiantes. Pero es crucial no dejar que esos temores te paralicen. Quiero recordarte que eres una persona increíblemente capaz y talentosa. Has invertido mucho esfuerzo para llegar hasta aquí y posees una gran cantidad de habilidades. No te preocupes demasiado por las expectativas de los demás; lo esencial es que confíes en ti misma y des lo mejor de ti. En lugar de enfocarte en lo negativo, intenta resaltar tus fortalezas y visualizar las oportunidades positivas que pueden surgir. Y recuerda, cometer errores es una parte natural del proceso de aprendizaje. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. Estoy segura de que lo harás excelente.

-Aprecio mucho tu ayuda y tus palabras, Lola. Intentaré mantener una perspectiva positiva y dar lo mejor de mí mañana. Sin embargo, siento que estoy dando un gran salto al vacío, lo cual me causa bastante temor.

-Comprendo tus preocupaciones, pero quiero que sepas que siempre te ayudaré a aterrizar y brindarte apoyo y orientación cuando lo necesites. No te agobies demasiado por lo que pueda venir. Es esencial que te concentres en las tareas que tienes por delante, que te tomes un momento para respirar profundamente y que tengas plena confianza en tus habilidades. Tienes la fortaleza y la determinación necesarias para afrontar cualquier desafío. Confía en ti misma y en tu capacidad para superar obstáculos. ¿Estás lista para enfrentar lo que venga? ¿Crees que puedes hacerlo?

-Creo que puedo hacerlo. Me siento más segura ahora que sé que estás aquí para respaldarme. Eres una gran amiga, y valoro mucho nuestra amistad.

-Me alegra saber que te sientes más segura. Valoro mucho tu confianza, pero es importante que recuerdes que mi función en nuestra relación es la de tu psicóloga, no la de una amiga. Mi propósito principal es ofrecerte apoyo desde una perspectiva profesional para ayudarte a alcanzar tus metas y mejorar tu bienestar emocional. Mantener límites claros y un enfoque profesional es crucial para asegurar que nuestro entorno terapéutico sea seguro y efectivo.

-Entiendo, pero eres la persona más cercana a una amiga que tengo.

-Comprendo tu perspectiva, Julia, y agradezco tus palabras. Sin embargo, es fundamental recordar que nuestro vínculo se basa en mi rol profesional como tu psicóloga. Esto asegura que podamos mantener la objetividad y la eficacia en nuestro trabajo juntos. Dicho esto, ¿estás actualmente en tu despacho?

-Sí, así es. Estoy en mi despacho ahora mismo.

-¿En Nueva York se trabaja incluso los domingos? Me sorprende que no estés en casa en lugar de en la oficina.

-Aunque esté en la oficina o en casa, a menudo termino sola. No hay nadie esperándome, salvo el personal de servicio. En realidad, es bastante común aquí. En esta oficina, tenemos que cubrir todos los horarios a nivel mundial, por lo que siempre hay alguien trabajando. Es una manera de asegurarnos de que todos nuestros clientes y operaciones internacionales estén atendidos en cualquier momento del día.

-¿Qué actividades hiciste hoy? ¿Fuiste al cine como habíamos planeado? ¿Hubo mucha gente en la sala?

-Sí, fui al cine como habíamos hablado. No había demasiada gente, pero la experiencia resultó algo inquietante.

-¿Qué cine visitaste para que no hubiera mucha gente en domingo?

-Fui a una proyección de un ciclo de cine japonés de los años 50 en versión original. No me atrapó, así que decidí salir a mitad de película.

-Claro, has elegido un cine que sabías que tendría poca afluencia, muy astuta. Pero no es eso lo que te pregunté. ¿Se sentó alguien a tu lado?

-No, elegí un asiento de pasillo para evitarlo.

-Entiendo. ¿El asiento adyacente quedó libre?

-Sí, el asiento permaneció vacío; no había nadie para ocuparlo, porque también compré la entrada para esa butaca.

-¿Qué te llevó a comprar una entrada adicional solo para evitar que alguien se sentara a tu lado?

-En realidad, adquirí tres entradas en total: una para mí y dos adicionales.

-¿Tres entradas? ¡Eso es un poco extremo! ¿Por qué no comprar las entradas que estaban delante y detrás también? O incluso todas las entradas disponibles en el cine para tenerlo para ti sola.

-Sí, consideré esa opción.

-¿Consideraste comprar todas las entradas?

-No, solo las que estaban delante y detrás. Aunque, al final, no fue necesario ya que nadie ocupó esos asientos. Como mencioné, el cine estaba bastante vacío.

-Julia, entiendo que puedas sentir ansiedad y que las situaciones sociales te resulten desafiantes, pero comprar entradas adicionales para evitar que alguien se siente cerca de ti no es una solución efectiva. Si deseas continuar conmigo como tu terapeuta, es fundamental que sigas mis recomendaciones de manera más comprometida. Aprecio tu esfuerzo por ir al cine, pero no te engañes a ti misma; la terapia solo será efectiva si enfrentas tus miedos y trabajas en superarlos.

-Sí, entiendo, pero me resulta difícil avanzar.

-Reconocer tus dificultades es un primer paso importante, pero el progreso requiere que enfrentes esos desafíos. Estoy aquí para ayudarte a avanzar. No te pongas obstáculos a ti misma. ¿De acuerdo?

-Vale, Lola. Lo siento.

-Está bien, Julia. Hoy has dado un paso importante, aunque pequeño. Te enfrentaste a la idea de estar en un lugar con desconocidos. Para el próximo fin de semana, iras a un cine más concurrido. Comprarás solo una entrada, ubicada en el centro de la fila, para que tengas personas a ambos lados. Elige una película que te guste, preferentemente una comedia que te haga reír, y simplemente disfruta del momento sin preocuparte demasiado por los demás. Recuerda, si en algún momento te sientes incómoda o experimentas ansiedad, está bien abandonar la sala. Vamos a avanzar paso a paso. Lo importante es que estás comprometida a trabajar en ti misma y mejorar. Después de la película, discutiremos cómo te sentiste y cualquier desafío que hayas enfrentado. Si estás de acuerdo, planificaremos gradualmente más actividades para ayudarte a sentirte más cómoda en entornos sociales.

-Voy a hacer todo lo posible, Lola, te lo prometo. No sé qué haría sin tu ayuda.

-Si no tuvieras mi ayuda, significaría que no la necesitas y estarías viviendo tu vida sin pensar en terapias. Ese es mi propósito, Julia: trabajar juntas hacia un futuro en el que ya no necesites mi apoyo. A partir de mañana, te animo a adoptar una actitud positiva. Aunque cualquier otra persona podría realizar el trabajo que estás haciendo, quiero que tú lo hagas para salir de tu zona de confort y relacionarte con personas en el mundo real, no solo a través de la pantalla. El esfuerzo es tuyo, y yo estoy aquí para guiarte y apoyarte en este proceso. Tú tienes el poder de cambiar tu vida y superar tus miedos. Aunque pueda ser una gran ayuda, no dependas demasiado de mí. Aprende a confiar en ti misma y a tomar decisiones por ti misma.

-Gracias, Lola, eres la mejor.

-Agradezco tus palabras, Julia, pero no soy la mejor. Simplemente soy la que te está ayudando en este momento.

-Y estoy recibiendo una gran ayuda de tu parte. Valoro mucho nuestra relación y tu dedicación.

-Creo que me querrás menos cuando recibas mis honorarios, ja, ja, ja.

-Eres tan valiosa para mí que estaría dispuesta a pagarte el doble. Tu trabajo y dedicación merecen reconocimiento.

-Aprecio mucho la confianza que depositas en mí, Julia. Descansa bien. ¿Mañana a la misma hora?

-Sí, estaré esperando con ansias nuestra charla. Hasta mañana a la misma hora. Un abrazo muy fuerte.

-Igualmente, Julia. Que descanses bien y mantén la fortaleza para mañana.

-Lo haré, Lola. Gracias una vez más.


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La historia de Julia continua en:

Capítulo 2: El ascensor.

Julia, con su enigmática presencia, ejerce un magnetismo especial sobre Liam y Sophie. Su aura de misterio y la profundidad de su mirada, marcada por una tristeza que parece contar una historia propia, despiertan una curiosidad cautivadora en Liam.

Sophie.jpgTorre M&J.jpgJulia con Lola.jpgJulia en el cine.jpgNew York New York.jpeg
 
Ya te lo dije , compañero. Y lo digo aquí.
Creo que aquí se avecina un triángulo amoroso entre Sophie, Julia y Liam.
Sophie, que aunque no lo quiere reconocer, siente algo por Liam, puede verse amenazada por la aparición de Julia.
Estoy seguro que entre Liam y Julia se aproxima una bella historia de amor y que Sophie también tendrá mucho que decir.
 
Nota del autor.

Este relato se publicará exclusivamente en este foro y en TR, plataformas de acceso gratuito, lo que garantiza que nadie necesitará aventurarse a la selva amazónica para leerlo antes que los demás. De este modo, evito que se filtren spoilers y aseguro que todos puedan disfrutar de la historia sin adelantamientos no deseados. Solo mi pareja y yo conocemos la totalidad de la obra.

Además, al estar escrita en primera persona y en tiempo presente, viviremos los acontecimientos al mismo ritmo que los protagonistas, al menos en la mayor parte del relato. La historia está dividida en tres partes claramente diferenciadas.

Espero que la historia de Julia no solo os entretenga, sino que también os conmueva y os invite a reflexionar.

El segundo capítulo estará disponible mañana.

La muchacha de ojos tristes.jpeg
 
Última edición:
Una reflexión más antes del segundo capítulo y, supongo que la primera vez que se van a ver Julia y Liam.
Julia tuvo una historia en el pasado o incluso una vida que seguramente le marco y creo que Liam le va a ayudar a ser feliz, porque estoy convencido que entre los 2 va a nacer una bella historia de amor.
Yo lo siento por Sophie, que ha tenido la oportunidad de tener algo más serio con Liam y no quiere, y la aparición de Julia puede hacer que lo pierda.
 
EL TALISMÁN. PRIMERA PARTE. LA MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.

AIS, Advanced It Solutions.

La metrópolis de Nueva York bulle con una energía incesante, y su distrito financiero no se queda atrás. El ir y venir de transeúntes y vehículos nunca cesa, mientras los cláxones y las sirenas añaden su constante banda sonora al ambiente. En este bullicio constante, se erigen las oficinas de AIS, Advanced IT Solutions.

AIS Advanced IT Solutions es una empresa tecnológica en constante expansión, especializada en proporcionar soluciones empresariales personalizadas. Su sede se encuentra en One Chase Manhattan Plaza, un imponente edificio de cristal de 60 pisos situado en el corazón del distrito financiero. Desde el exterior, el edificio irradia modernidad y elegancia, con una impresionante entrada de vidrio y acero que da paso a un majestuoso vestíbulo.

Dentro de las oficinas de AIS, el ambiente es igualmente impresionante. Los espacios de trabajo están diseñados para fomentar la creatividad y la colaboración, con modernos despachos de vidrio y áreas comunes inspiradoras. Los empleados de AIS son apasionados por su trabajo y están constantemente inmersos en proyectos innovadores para satisfacer las necesidades tecnológicas de sus clientes. Con una visión clara y un equipo talentoso, AIS está en el epicentro de la revolución digital, transformando empresas y marcando el camino hacia el futuro. En este crisol de innovación y trabajo, cada día surgen nuevas ideas y soluciones para los desafíos del mundo digital.

En resumen, las oficinas de AIS son un espacio vibrante y moderno, donde personas apasionadas por la tecnología se dedican con fervor a ayudar a sus clientes. La energía palpable en el ambiente, combinada con la dedicación de los empleados, crea un entorno propicio para la innovación y el éxito. Con un enfoque centrado en el cliente y un equipo comprometido, AIS está en la vanguardia de ofrecer soluciones tecnológicas personalizadas que hacen una diferencia real en el mundo empresarial.

(Fuente: Conocipedia).

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Capítulo 2: El ascensor.

Nueva York, distrito financiero. Oficinas de AIS, Advanced It Solutions.

Marzo 2010.

Liam.


Con el corazón latiendo aceleradamente, me precipito hacia el ascensor cuyas puertas comienzan a cerrarse. Con un gesto ágil y casi desesperado, logro deslizar mi mano entre las puertas, impidiendo que se cierren por completo. Dentro, me recibe el silencio y la presencia de una joven de cabello castaño, quien me mira con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Intentando romper la tensión del momento, le regalo una sonrisa amistosa mientras me acomodo en el pequeño espacio.

-Buenos días -digo, tratando de suavizar la situación-. Lamento la prisa, parece que llego tarde a…,

Antes de que pueda terminar mi frase de disculpa, ella me interrumpe con voz nerviosa:

-Dis…, disculpe -balbucea, bajando la mirada con timidez.

Sin pronunciar una sola palabra más, la joven de cabello castaño se desliza silenciosamente fuera del ascensor. Su salida es tan sutil y discreta que apenas me da tiempo a reaccionar. Mientras observo cómo se aleja, simplemente me encojo de hombros y pulso el botón correspondiente al piso donde se encuentra mi oficina. Sin embargo, su partida inesperada me deja con una leve sensación de sorpresa, preguntándome qué habrá motivado su decisión de salir tan repentinamente.

Este tipo de situaciones, aunque incómodas, no son raras para mí; a lo largo de los años he aprendido a lidiar con momentos similares en la vida cotidiana, aceptándolos como parte del día a día. Decido no darle más vueltas. Con un suspiro resignado, aparto el incidente de mi mente y me concentro en lo que realmente importa: el día que me espera. Mientras el ascensor se detiene en mi planta y las puertas se abren, dejo atrás el encuentro fugaz y me dispongo a enfrentar las tareas que me aguardan con la determinación habitual.

Al llegar a mi piso, salgo del ascensor con paso firme y me dirijo hacia mi oficina, devolviendo con una sonrisa y un saludo los gestos amistosos de algunos colegas con los que me cruzo. A medida que avanzo por el pasillo, me siento agradecido por trabajar en un lugar donde no solo se valora mi contribución, sino también el compañerismo y la amabilidad que reinan en el ambiente. A través de las puertas de cristal que separan las oficinas de la recepción, distingo la figura de Lucía, quien, con su habitual y cálida sonrisa, se encarga de la centralita y de dar la bienvenida a las visitas. Además, gestiona con eficiencia las tareas administrativas que los directores de departamento le asignan.

Le devuelvo el saludo con un gesto amistoso, reconociendo en su mirada el entusiasmo que siempre aporta a su trabajo. Sin detenerme, me encamino directamente hacia mi despacho, listo para enfrentar un nuevo día con la misma determinación y dedicación que me han caracterizado. Al entrar en mi despacho, me preparo para sumergirme en la rutina laboral que ya me espera. Enciendo mi ordenador y empiezo a repasar las tareas pendientes, revisando cuidadosamente mi agenda para optimizar mi tiempo y asegurarme de que nada quede fuera de lugar.

Desde mi despacho, delimitado por mamparas de cristal, tengo una vista panorámica de toda la actividad que se despliega en la oficina. Puedo observar cómo decenas de programadores se sumergen en sus tareas, completamente absortos en sus pantallas y teclados, dando forma a soluciones tecnológicas innovadoras. Aunque me encuentro separado por barreras transparentes, la energía bulliciosa y dinámica del entorno se percibe con claridad. También alcanzo a ver la recepción, donde Lucía, con su habitual destreza, maneja la centralita y recibe con amabilidad a visitantes y colegas por igual.

El entorno laboral bulle con una actividad constante mientras numerosas personas se sumergen en sus tareas diarias. La separación de los despachos del resto de la oficina brinda una vista panorámica de Manhattan, agregando un toque distintivo a la atmósfera del lugar. Desde la tranquilidad de mi escritorio, puedo observar la ciudad en constante movimiento a través de las paredes de cristal. Los rascacielos se alzan majestuosos, recordándome la importancia y el dinamismo de la metrópolis en la que nos encontramos.

Han pasado unos 30 minutos desde que me instalé en mi puesto cuando noto a la joven del ascensor conversando con Lucía en la recepción. Intuyo que debe ser la representante de M&J International, la empresa encargada de realizar nuestra auditoría. Lo que más llama mi atención es su estilo extremadamente formal: viste un traje sastre con pantalón gris, una blusa blanca abotonada hasta el cuello, y una chaqueta a juego con el pantalón. La ropa parece quedarle un poco grande, como si hubiese optado por un par de tallas más de lo necesario. Sus zapatos son negros y casi planos, y lleva el cabello recogido en una coleta sujeta con un pasador. Desde mi posición, no logro distinguir si lleva maquillaje, pero noto que usa unas gafas que no le favorecen mucho. Me da la impresión de que han enviado a la becaria para realizar la auditoría.

Por un momento, nuestros ojos se cruzan, pero ella los desvía rápidamente. Es evidente que hay un cierto nivel de incomodidad en su actitud, quizás debido a su posición como becaria en esta tarea de auditoría. Mientras observo la escena, me pregunto cómo manejará esta joven profesional el desafío que representa esta auditoría. Su apariencia puede no ser la más confiada, pero el trabajo duro y la competencia no siempre se reflejan en la primera impresión.

Decido mantenerme atento a cómo se desarrollan los acontecimientos, recordando que las apariencias pueden ser engañosas y que la verdadera habilidad a menudo se encuentra más allá de lo superficial. Al reflexionar, me doy cuenta de que había emitido un juicio apresurado sobre la chica del ascensor sin conocer realmente sus capacidades. Tal vez posea habilidades destacadas en su labor y esté aquí con la determinación de dar lo mejor de sí misma. Este pensamiento me hace sentir algo avergonzado por mi primera impresión, y considero acercarme para presentarme y ofrecer mi ayuda en caso de que la necesite. Sin embargo, al recordar su reacción en el ascensor, decido que sería más prudente mantener cierta distancia.

Elijo respetar su espacio y privacidad, reconociendo que cada persona tiene sus propias razones y preferencias. En lugar de imponerme, prefiero ser comprensivo y darle la libertad de desenvolverse a su manera, mientras me concentro en mis propias responsabilidades. Poco después, Sophie llega para acompañar a la chica al despacho de William, y aprovecho la situación para continuar con mis tareas. Aunque todavía me siento algo incómodo por mi juicio inicial, me esfuerzo por recordar la importancia de no juzgar a nadie sin conocer realmente su situación. No obstante, cuando Sophie me invita a conocerla, siento una mezcla de incomodidad y nerviosismo, preguntándome cómo será ese encuentro.

-Gracias por la invitación, Sophie. Sin embargo, en este momento estoy muy concentrado en unas tareas urgentes que necesito completar. ¿Sería posible posponer la presentación hasta más tarde en el día o mañana? Estoy seguro de que podré dedicarle toda mi atención en ese momento.

Sophie muestra comprensión y me informa que está de acuerdo en posponer la presentación para más tarde. A pesar de la respuesta positiva de Sophie, aún tengo la sensación de que no he logrado expresarme de manera convincente. Tomando en cuenta mi confianza en las habilidades de Sophie para manejar la situación, opto por no prestarle demasiada atención y centrarme en mis propias tareas.

Después de unos minutos, noto que salen del despacho de William y se encaminan hacia el de Sophie. Más tarde, a media mañana, decido tomarme un breve descanso para estirar las piernas y recargar energías, reconociendo la importancia de cuidar mi bienestar físico y mental.

Nuestra sala de descanso, equipada con mobiliario cómodo y máquinas expendedoras de bebidas y aperitivos, es un espacio tranquilo y acogedor donde podemos relajarnos, disfrutar de una taza de café y charlar con colegas. Este lugar se ha convertido en un punto de encuentro para recargar energías y desconectar brevemente del trabajo, siendo muy apreciado por todos.

Hoy, al entrar en la sala de descanso, me encuentro a Sophie sentada en una de las mesas con su bebida lista.

-Parece que hoy te has anticipado al café. ¿Qué te trae por aquí tan temprano?

-Tengo una okupa en mi despacho, que no parece muy feliz con mi presencia.

-¿Ha intentado expulsarte de tu despacho? ¿Ha expresado algún deseo de que te retires?

-No diría que es así exactamente, pero su actitud sugiere que prefiere estar sola y no parece muy dispuesta a compartir el espacio. Parece estar haciendo un esfuerzo por caer bien, pero se nota que no está cómoda con mi presencia. He optado por adelantar mi hora del café y retrasar mi regreso al despacho para no incomodarla. No quiero ser una molestia para ella. Oye, ¿por qué no viniste cuando te llamé? Quería presentártela. Tu excusa no me convenció en absoluto.

-Suena como una excusa, ¿verdad? Algo sucedió entre ella y yo en el ascensor, déjame explicarte...,

Y le relato el pequeño incidente que ocurrió con ella en el ascensor.

-En ese momento, no tenía idea de que venía de M&J International hasta que la vi en recepción. Para evitar que se sintiera incómoda, preferí no ir cuando me llamaste. Habrá tiempo para conocerla más adelante.

Sophie me mira con sorpresa al escuchar mi explicación sobre el incidente en el ascensor. Luego, asiente comprensivamente, mostrando que entiende mi punto de vista.

-Parece que tiene dificultades para relacionarse, no solo contigo en el ascensor, sino también conmigo en el despacho. Quizás esté enfrentando algún problema social. ¡Ah! Por cierto, resulta que es la mismísima Julia Gracia, quien ha venido a realizar nuestra auditoría.

Luego de esta revelación, mi sorpresa es evidente. La situación adquiere un nuevo matiz, ahora que sabemos quién es realmente la chica del ascensor.

-¿La directora ejecutiva millonaria y antisocial de M&J International? ¿Por qué no ha enviado a algún empleado en su lugar? No es una tarea tan crucial como para que ella deba venir en persona. ¿O acaso no confía en sus empleados para que lo hagan?

-Exacto, es ella misma. Me sorprende mucho que haya venido personalmente en lugar de enviar a alguien de su plantilla. Supongo que quiere asegurarse de que todo se haga correctamente. En cualquier caso, su presencia en la auditoría no necesariamente indica que no confíe en sus empleados. Podría haber otras razones detrás de su decisión de estar aquí en persona.

Además, siendo una persona totalmente alejada de la vida social, y de la que ningún medio dispone de una imagen suya, ¿no te parece extraño que aparezca aquí, como si fuera una becaria cualquiera? No sé, pienso que, si no quisiera que la descubrieran, podría haber dado un nombre falso. ¿Por qué ahora de repente decide salir de su refugio y con un trabajo de tan poca importancia? ¿Te imaginas cuánto pagarían los medios por esta información?

-Es ciertamente desconcertante. Su anonimato y el repentino interés en una tarea tan mundana como esta son motivo de sospecha. Si realmente quisiera mantener un perfil bajo, podría haber optado por enviar a algún otro en su lugar. El misterio que rodea su presencia aquí solo agrega más intriga a la situación. Estoy seguro de que los medios estarían dispuestos a pagar una fortuna por descubrir más sobre ella y su repentina incursión en nuestras vidas, pero, ¿no pensarás vender esta información a los medios?

-Claro que no, Liam. Nosotros no lo vamos a hacer; vamos a respetar su privacidad. Sin embargo, cualquiera que se entere de su identidad podría hacerlo, y es un riesgo que ella está asumiendo. Eso es lo que me intriga. Es posible que tenga razones específicas para querer supervisar personalmente este proceso. Es difícil especular sobre sus motivaciones sin más información. Pero es una chica muy rara. Mírala, ahí viene.

Giro la cabeza hacia la entrada y la veo titubear mientras busca un lugar para sentarse. Su comportamiento vacilante solo añade más misterio a esta situación ya de por sí enigmática. Se da cuenta de que la estamos mirando y Sophie le hace un gesto para que se siente con nosotros, pero lo ignora y se sienta en la mesa más alejada y solitaria. Su decisión de apartarse del grupo aumenta aún más el misterio que la rodea. Saca de un bolso una pequeña botella térmica con alguna bebida caliente, que suponemos que es café, y comienza a beber mientras consulta su móvil. La imagen de ella sumergida en su propia burbuja, con su bebida caliente y su teléfono, solo agrega más capas de enigma a su persona.

La observo brevemente mientras se sumerge en su propio mundo, ajena al bullicio que nos rodea. Cada gesto, cada acción parece agregar más misterio a la figura enigmática que es Julia Gracia. Su presencia aquí, rodeada de secretos y contradicciones, despierta en mí una curiosidad imposible de ignorar.

-Parece que no quiere relacionarse con la plebe-, murmuro, observando cómo Julia Gracia se aísla aún más en su propio mundo.

Su actitud distante solo sirve para reforzar la idea de que Julia Gracia prefiere mantenerse alejada del resto. Observo cómo se sumerge más profundamente en su propio espacio, ajena a las conversaciones y al ambiente a su alrededor. Es como si estuviera en otro mundo, uno completamente aparte del nuestro.

-Mira, voy a aprovechar que ella está aquí, a ver si puedo trabajar un poco en mi despacho antes de que ella vuelva.

-Okey, yo me quedo un poco más.

Decido quedarme un poco más en el descanso para observar discretamente a Julia. Desde mi lugar, intento captar cualquier indicio sobre su comportamiento o sus motivaciones, tratando de desentrañar el enigma que la rodea. La observo atentamente mientras está sentada, disfrutando de su café y gestionando algunas llamadas en su móvil. Desde mi posición, puedo verla de perfil y no puedo evitar observarla detenidamente hasta que se levanta y se va.

Me quedo unos momentos más, antes de dirigirme a mi propio despacho, reflexionando sobre lo que acabo de presenciar. Cada pequeño detalle sobre Julia Gracia parece añadir una capa más al enigma que es su persona. Estoy decidido a descubrir más sobre ella y los motivos detrás de su presencia en nuestra oficina.

Me dedico completamente a mi trabajo durante el resto de la mañana hasta que, treinta minutos antes de que termine la jornada de la mañana, Sophie se acerca a mi despacho.

-¿Te molestaría si me quedo un rato contigo hasta la hora de comer?

-Nunca es una molestia tenerte aquí, Sophie. Por supuesto que puedes quedarte.

Sophie sonríe y se acomoda en una silla cercana.

-Gracias, siempre es agradable estar contigo. Me parece que he incomodado a Julia, así que he optado por dejarla estar por un tiempo.

-¿Cuál es la razón por la que crees que la incomodas a ella en particular?

-Aunque no me ha dicho nada explícitamente, cuando estamos juntas en el despacho y compartimos el espacio limitado, inevitablemente nos rozamos ocasionalmente. En esos momentos, ella reacciona apartándose como si hubiera sido pinchada por algo. Parece que no puedo ni siquiera rozarle por accidente.

-Entiendo, su reacción parece bastante clara. Tal vez sea mejor mantener cierta distancia para evitar incomodidades. ¿No sería posible encontrar un espacio adecuado para que ella trabaje sola y se sienta más cómoda? Podría considerarse el despacho de tu padre como una opción, ya que es más espacioso. Tal vez ella pueda utilizar la mesa de reuniones allí. Es evidente que ella se siente incómoda en nuestra presencia.

-Le hemos hecho la oferta, pero prefiere trabajar directamente con el responsable de cada departamento. Según lo que ella ha expresado, esto le facilita tener acceso inmediato a cualquier información que pueda necesitar. Aunque esto implica que tendremos que compartir espacio.

-Quizá haya motivos personales detrás de su forma de actuar. Sería importante considerar esa posibilidad antes de sacar conclusiones.

-Ven, déjalo por ahora, es hora de comer. Espera un momento, voy a preguntarle a Julia si quiere acompañarnos a comer.

-¡Estupendo! Vamos a brindarle una oportunidad para que se integre con nosotros y podamos conocernos mejor.

Sophie se dirigió a su despacho y, después de un momento, regresó sola.

-Ella dice que va a comer aquí, en la sala de descanso, y que tomará algo de las máquinas expendedoras.

-Está bien, es decisión suya. Debemos respetarla.

Nuestras oficinas se encuentran en el One Chase Manhattan Plaza, en 28 Liberty Street. En su planta 60, hay una cafetería-restaurante llamada Manhatta, donde solemos comer a diario. Es un lugar conveniente y agradable para disfrutar de nuestras comidas mientras estamos en la oficina.

-¿Cómo te está yendo con ella en la auditoría? ¿Está actuando adecuadamente?

-Realmente está realizando sus tareas de manera brillante y parece tener un sólido conocimiento en su campo, aunque le resulta difícil expresarse con fluidez. A pesar de haber pasado la mayor parte de la mañana juntas, apenas hemos conversado. Aunque he tratado de iniciar algunos temas de conversación, su respuesta ha sido principalmente con monosílabos y parece desinteresada en lo que le comparto. Tal vez con el tiempo pueda abrirse más y tener una comunicación más fluida.

-Es posible que Julia opte por centrarse en su trabajo en lugar de perder tiempo en conversaciones sin importancia.

-Considerando su historial académico y profesional, parece que este trabajo sería fácil para ella, quizás incluso lo realizaría sin esfuerzo alguno. Tal vez el problema resida en mí y no haya hecho una buena impresión en ella.

-He estado observando a Julia en la sala de descanso después de que te fueras. Me da la impresión de que es bastante tímida. Pasó todo el tiempo hablando por teléfono, recibiendo y haciendo llamadas, pero se percató de que la estaba mirando, lo que creo que la puso nerviosa.

-¿Qué te llevó a notar que estaba nerviosa?

-Se mostraba inquieta en la silla, moviendo un pie de manera nerviosa y tamborileando con los dedos sobre la mesa, generando algo de ruido. Parecía no ser consciente de estos gestos. Después de terminar la llamada telefónica, comenzó a jugar con el móvil y miraba a su alrededor como si temiera a alguien. Finalmente, se levantó y se fue.

-¿Estás seguro de que no estás imaginando cosas?

-No, no lo creo. Parece que tiene el deseo de socializar, pero algo la está deteniendo. Puede que tenga algún problema personal o simplemente le cueste trabajo entablar relaciones sociales. Si no respondió a tus intentos de entablar conversación, probablemente se deba más a la timidez que a que no le agrades. Además, es poco probable que tú no caigas bien a nadie, Sophie.

-Adulador, a ti ya sé que te caigo muy bien. Pero tú no cuentas, porque te tengo totalmente entregado. No se triunfa en el mundo de los negocios siendo tímida, no sé, debe ser otra cosa. Quizás simplemente le cuesta socializar. Mañana empieza Julia con tu departamento, trata de hacerla sentir cómoda. Ahí puedes probar la teoría de su timidez y a ver si consigues que suelte alguna frase de más de dos palabras.

-Ja ja ja, eres un encanto. Sí, puede ser que tenga dificultades para relacionarse con gente nueva o quizás esté muy enfocada en su trabajo. Mañana intentaré ser amable con ella y ver si puedo ofrecerle alguna ayuda. Quizás solo necesite un poco más de tiempo para sentirse cómoda en la empresa. Por cierto, deberías de asesorar a Julia sobre su estilo si lo necesita, es algo en lo que te desenvuelves bastante bien.

-Sí, también me he dado cuenta. Realmente tiene un gusto cuestionable a la hora de elegir la ropa. Aunque parece que intenta ocultarla, creo que tiene una buena figura, pero le falta definir mejor su estilo. Sin embargo, he notado un detalle: a pesar de no llevar ningún tipo de adorno, como anillos, pulseras o pendientes, lleva un colgante bastante peculiar.

-¿En qué medida es peculiar?

-El colgante que lleva es el logotipo de su empresa, “M&J”. ¿Quién optaría por llevar el logotipo de su empresa como colgante, y además como único complemento?

-Sí, es bastante inusual.

Sophie y yo seguimos conversando mientras comemos, pero no podemos evitar comentar la peculiar actitud de Julia. Está claro que está enfocada en su trabajo, pero su falta de sociabilidad es evidente y nos resulta un tanto incómoda. Decidimos ser comprensivos y darle tiempo para adaptarse, pero esperamos que eventualmente se sienta más cómoda en nuestro entorno y podamos establecer una mejor relación de trabajo juntos. Mientras tanto, nos esforzaremos por hacerla sentir bienvenida y apoyada en nuestro equipo.

Retomamos el trabajo y dejamos atrás la conversación sobre Julia y su comportamiento en la empresa. Tengo algunos asuntos pendientes que debo completar antes de irme, así que prefiero no distraerme con nada más. Sophie y Julia entraron justo cuando estaba finalizando de ordenar mi espacio de trabajo al final del día laboral.

-¿Podemos pasar, Liam?

Les saludo con una sonrisa y las invito a entrar, listo para cualquier cosa que necesiten antes de que nos vayamos.

-¡Por supuesto, adelante! ¿En qué os puedo ayudar?

-Ella es Julia Gracia, a cargo de la auditoría de la empresa, como te mencioné anteriormente. Ya ha completado la auditoría en mi departamento. Señorita Gracia, él es el señor Brown, responsable del departamento de informática.

Desde que Julia entra en el despacho, su comportamiento es bastante evasivo. En ningún momento llega a mirarme a los ojos; más bien, su mirada está baja, como si estuviera evitando el contacto visual. Su mano derecha sostiene el colgante del que me había hablado Sophie, solo lo suelta brevemente para estrecharme la mano.

Su actitud sugiere cierta incomodidad o nerviosismo. Intento mantenerme receptivo y amable para que se sienta más cómoda en nuestra interacción.

-En…, encantada…, Señor Brown.

Entiendo que Julia parece sentirse incómoda o nerviosa. Procedo con amabilidad y calidez, tratando de establecer un ambiente más relajado para facilitar nuestra interacción.

-Hola, es un placer conocerla, Señorita Gracia. Si lo desea, puede llamarme Liam.

-Gracias…, Liam. En…, encantada de conocerte. Mi nombre es…, es Julia…, puedes llamarme así.

Nos estrechamos las manos y, en ese instante, ella levanta la mirada, encontrando mis ojos con los suyos. Por un momento, me quedo completamente inmóvil, impactado por lo que veo en su expresión. Sus ojos, de un marrón oscuro tan profundo que rozan lo negro, parecen vacíos de toda luz, desprovistos de vida o de cualquier chispa de brillo. En su mirada, solo se refleja una tristeza insondable, como si llevara consigo el peso de innumerables cargas, revelando un dolor tan profundo que escapa a cualquier intento de describirlo con palabras. Es una mirada que cuenta una historia de sufrimiento, una que apenas puedo comenzar a comprender.

Por un instante, el tiempo parece detenerse mientras nuestras manos permanecen entrelazadas, atrapados en un silencio cargado de significado. Nos quedamos inmóviles, como si el mundo a nuestro alrededor haya dejado de existir. Es solo cuando Sophie, con su voz firme, rompe ese hechizo momentáneo y llama mi atención, que vuelvo a la realidad, saliendo de mi ensimismamiento.

-¡Liam!

Sacudo ligeramente la cabeza para volver al presente, consciente de que he estado perdido en esos ojos por un momento. Me doy cuenta de que Julia está tratando de retirar su mano, pero noto que la estoy reteniendo con cierta fuerza. Rápidamente, aflojo mi agarre y libero su mano, disculpándome por cualquier incomodidad que haya causado.

-¡Oh! Perdona, Julia. No sé en qué estaba pensando.

Julia se retira, pero noto que aún no ha recuperado la compostura y parece un poco nerviosa. Me siento incómodo por haberla hecho sentir así.

-Liam, Julia ya se va. Mañana comenzará aquí en tu despacho. Quiero que colabores plenamente con ella en todo lo que necesite.

-Claro, estaré encantado de ayudarla en todo lo que necesite.

-Bien, Liam. Nos…, nos vemos mañana.

-Por supuesto, que tengas un buen día, Julia.

-Gracias, Liam-. Responde Julia con una voz suave y apagada mientras se aleja lentamente de mí.

Sophie y Julia salen del despacho y me quedo solo, tratando de comprender lo que acaba de suceder. La imagen de los ojos tristes de Julia persiste en mi mente, y me pregunto qué historia se esconde detrás de ellos. Sin embargo, no tengo ninguna pista sobre lo que podría ser. Lo único que sé es que algo está sucediendo con ella que escapa a mi comprensión.

Sophie acompaña a Julia hasta la salida y se despide de ella. Luego regresa al despacho y vuelve a entrar, encontrándome allí reflexionando sobre lo sucedido. Nos miramos por un momento, ambos conscientes de la tensión que ha llenado la habitación.

-¿Se puede saber que te ha pasado antes?, casi le rompes la mano.

-Lo siento mucho, Sophie. No sé qué me pasó. Fue como si estuviera en otro mundo por un momento. Estaba perdido en sus ojos y no me di cuenta de la fuerza con la que sujetaba su mano. Oye, ¿te has fijado en sus ojos?

-Sí, claro, no es que haya levantado mucho la vista, pero sí, me he fijado. Son unos ojos oscuros, casi negros, diría yo.

-¿No has notado algo más?

-Bueno, no, ¿debería haber visto algo más?

-Es muy extraño.

-¿Qué tiene de extraño?

-No sé exactamente, pero algo en su comportamiento y su mirada me pareció inusual. Es posible que hayas escuchado alguna vez que los ojos son la ventana del alma. Representan el espejo del alma porque reflejan de manera inmediata todas nuestras emociones, miedos y cargas emotivas más secretas. Una mirada puede expresar más que mil palabras y, de hecho, gracias a los ojos, comunicamos estados de ánimo y manifestamos nuestro carácter. En el caso de Julia, lo que más me impactó fueron sus ojos, que transmiten una profunda tristeza y un dolor abrumador. Nunca antes había visto ojos tan cargados de desdicha; parecen completamente apagados, sin el más mínimo atisbo de brillo. Aunque ella intenta disimularlo con una expresión más serena en su rostro, es imposible pasar por alto el desencanto que sus ojos revelan. Es evidente que esos ojos han vertido muchas lágrimas, Sophie. Su mirada parece contar una historia de sufrimiento y decepción que va más allá de lo que las palabras podrían expresar.

Sophie parece sorprendida por la intensidad con la que he observado a Julia, pero asiente ante mis palabras.

-¡Vaya, has observado con atención! ¿Lograste notar todo eso en solo unos segundos?

-Sí, Sophie. A veces, los detalles más significativos se revelan en solo unos segundos de observación. A esa chica le pasa algo, y yo lo voy a averiguar.

-Liam, recuerda que su visita es para llevar a cabo una auditoría, y es posible que no esté dispuesta a compartir información personal con nosotros.

Pero en mi mente, ya he decidido investigar qué le ocurre a Julia. No puedo evitar sentir una conexión con ella a través de sus ojos tristes, y siento que debo hacer algo al respecto.

……………………………………………………………………………………………………………………

-Voy a follarte duro, Isabella, hasta saciarme.

Isabella me obsequia una sonrisa traviesa, y de repente, sin advertencia, se levanta y me empuja suavemente hacia la cama. Me contempla con anhelo por unos breves instantes antes de lanzarse sobre mí.

Se inclina hacia mí con un gesto lleno de pasión, sus ojos brillan con intensidad mientras se acerca. La atmósfera se carga de electricidad, y puedo sentir el latido acelerado de mi corazón mientras se funde con el suyo en un ardiente abrazo. Cada roce de sus labios contra los míos es como una chispa que enciende el fuego de nuestra pasión compartida. En ese momento, todo lo demás desaparece, y solo existimos ella y yo, entregados por completo al deseo que nos consume.

La piel de Isabella es suave al tacto, cálida como el sol de la mañana, y su cabello oscuro cae en rizos tentadores. En el éxtasis de nuestro encuentro, el tiempo parece desvanecerse, y nos sumergimos en un universo donde solo existimos nosotros dos. Los susurros y gemidos llenan la habitación, cada caricia y roce despierta sensaciones nuevas y excitantes en ambos. Es como si el mundo entero se desvaneciera ante nuestra pasión desbordante, dejando solo espacio para nuestra conexión intensa y profunda. Sé, en lo más profundo de mi ser, que este momento marca el inicio de algo verdaderamente especial entre nosotros.

Isabella se mueve con gracia sobre la cama, con una determinación evidente en sus movimientos. Se coloca sobre mí con confianza, montando mi torso con una pierna a cada lado. Inclinándose hacia adelante, apoya sus manos en mi pecho mientras se desliza hacia arriba con destreza, moviendo las rodillas con habilidad. En un abrir y cerrar de ojos, se encuentra sentada sobre mi rostro, su peso descansando en mis hombros, su cuerpo a escasos centímetros del mío.

Mi respiración se agita, el calor de su cuerpo envolviéndome por completo. Su aroma dulce y su piel suave despiertan todos mis sentidos. Rendido ante su encanto, cierro los ojos y me dejo llevar por sus movimientos, suaves y sensuales, mientras me rodea con sus piernas, envolviéndome en un torbellino de placer. En este instante, me entrego por completo a ella, sin preocuparme por nada más que el éxtasis del momento presente.

Con su sexo empapado y sus fluidos cálidos empapando mi nariz, labios, mejillas y cuello, me dejo llevar por la intensidad del momento. Abro mi boca, ansioso y deslizo mi lengua dentro de su estrecha cavidad, buscando saborear cada parte de ella. Mi lengua se mueve con determinación entre sus pliegues, explorando cada rincón con ávida devoción. Luego, con suavidad, aspiro sus labios mayores y menores, sintiendo su carnalidad que rivaliza con la de su propio trasero.

Isabella se agita con vigor sobre mi rostro, oscilando hacia adelante y hacia atrás con una pasión que parece querer arrancarme el aliento. Sus movimientos son frenéticos, como si buscara extraer cada partícula de aire de mi ser.

-Tu lengua, Liam, ¡cuánto la echaba de menos!

Intento respirar por la nariz mientras Isabella se mueve con gracia sobre mi rostro, sumergiéndome en el placer que le proporciono. Siento el calor emanando de su sexo y percibo el aroma embriagador de su excitación. Concentrado en darle el máximo placer posible, despliego toda mi habilidad con lengua y labios. Lamo y chupo con suavidad, explorando cada pliegue de su intimidad, provocando que se contorsione de placer sobre mí.

Isabella está completamente mojada, llena de deseo, y sus gritos resonantes llenan la habitación con obscenidad y escándalo. La sangre fluye con fuerza hacia mi miembro, ensanchándolo y endureciéndolo aún más. Ella cambia de posición nuevamente. Se levanta una vez más, gira sobre sí misma y se sienta de nuevo sobre mi cabeza, pero esta vez mirando en dirección opuesta. Presiento sus intenciones cuando siento el calor de su boca rodeando la cabeza de mi pene. Y ella comienza a chuparlo.

Isabella desata en mí un cosquilleo irresistible con su lengua acariciando mi glande, provocándome una oleada de placer que me hace retorcer de gozo. Es indudablemente una maestra en el arte del sexo oral, y me encuentro completamente perdido en las sensaciones que me brinda. Sin embargo, no me basta con solo recibir, también ansío darle placer a ella, y así lo hago, entregándome por completo a la experiencia. La conexión entre nosotros es asombrosa, y nos entregamos mutuamente a un éxtasis de placer sublime e inmenso.

Siento su lengua hábil y húmeda deslizándose por toda mi extensión, envolviéndome en su cálida humedad con destreza. Cada movimiento de su boca me acerca al borde del éxtasis, mientras sus manos expertas recorren mi cuerpo con suavidad y firmeza. Me entrego por completo a ella, dejándome llevar por el placer que me regala, mientras le ofrezco mi cuerpo para su disfrute. Juntos exploramos los límites del placer, llevándonos al borde de la locura antes de sumergirnos en un éxtasis de puro deleite.

Antes de alcanzar el clímax, mi impaciencia me impulsa a cambiar de posición de manera abrupta. Sorprendo a Isabella al empujarla suavemente hacia la cama, colocándome sobre ella en un instante.

Mis manos se deslizan con determinación hacia los muslos de Isabella, separándolos para obtener un mejor acceso a su intimidad. La penetro con fuerza y comienzo a moverme con un ritmo implacable, sin contenerme. Isabella arquea su espalda y se aferra a las sábanas con firmeza, entregándose al placer que la embriaga. Sus gemidos llenan la habitación, y su susurro de mi nombre en mi oído aviva aún más mi deseo, incrementando la intensidad de mis embestidas.

Su rostro angelical se transforma en una expresión diabólica, perversa, depravada. El sudor hace que su cabello se pegue a sus mejillas, y yo no puedo evitar sentir una excitación desbordante al contemplar sus ojos llorosos, su sonrisa siniestra, su lengua y sus labios húmedos.

Al mirar a los ojos de Isabella, puedo percibir el placer que ambos experimentamos al sentir la penetración. Su boca entreabierta y salivando, su respiración agitada y profunda, y su expresión cargada de deseo y pasión, hacen que mi miembro palpite con intensidad.

-¡Sí, sí, así, así, más fuerte!- Me insta Isabella mientras inicio a acelerar mis embestidas.

Mis embestidas se vuelven frenéticas, fuera de control, y comienzo a jadear sin poder contenerme.

-¡Ah, sí! ¡Sí! ¡Oh, qué bien me follas! ¡Me encanta! ¡Me encanta! ¡Oh!-, grita ella extasiada de placer mientras mis testículos golpean con fuerza sus nalgas. -¡Dios! ¡Qué delicia! ¡Dios!

Sigo embistiéndola con fuerza y rapidez, sintiendo cómo el calor de su interior me envuelve y me lleva al borde del éxtasis. Los gemidos de Isabella se vuelven más intensos y sus uñas se clavan en mi espalda, lo que aumenta mi excitación aún más.

Admiro la forma en que Isabella mueve sus caderas con gracia y destreza, y disfruto del sonido del chapoteo de su coño mientras la penetro.

Isabella alza sus manos y envuelve mi cuello, tirando suavemente de mí para que me recueste sobre sus voluptuosos pechos, sintiendo cómo sus pezones se hunden en mi pecho. Envuelve sus piernas alrededor de mi cuerpo, manteniéndome cerca y unidos en un abrazo apasionado.

Siento que estoy a punto de alcanzar el clímax justo en el momento en que ella experimenta otro orgasmo.

-¡Córrete, cabrón, córrete!

Y así lo hago. Me dejo llevar por la avalancha de placer, liberando intensos chorros de semen que escapan de mi miembro como una manguera de presión, llenando el condón con cada explosión.

Isabella suelta un grito y yo termino por caer pesadamente sobre su cuerpo, exhausto pero lleno de placer y satisfacción. Sus uñas dejan de clavarse en mi piel y sus gemidos se vuelven lentos. Nos quedamos abrazados, respirando agitadamente, en un silencio cómplice y satisfecho.

Sus piernas se relajan y su agarre en mi cadera afloja. Ambos estamos agitados y sudorosos, y siento cómo mi miembro comienza a encogerse gradualmente, sintiendo el peso de mi propia satisfacción. Con cuidado de no aplastar a Isabella con mi peso, me muevo hacia un lado y me quedo tendido con los brazos y piernas abiertas, cerrando los ojos mientras recupero el aliento.

Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma que sigue al frenesí del placer compartido. El suave murmullo de nuestra respiración acompaña el ambiente tranquilo de la habitación. Poco a poco, el cansancio cede paso a una sensación de plenitud y serenidad.

Con un suspiro de satisfacción, me acerco a Isabella y la abrazo con ternura, sintiendo el calor reconfortante de su cuerpo contra el mío. Sus manos encuentran las mías, entrelazando nuestros dedos en un gesto íntimo y cercano.

Nos quedamos así, sumidos en un abrazo que habla más que mil palabras, compartiendo la complicidad y la intimidad de un momento que será recordado con cariño y anhelo. En ese instante, no hace falta decir nada más; el amor y la conexión entre nosotros lo dicen todo.

…………

Conocí a Isabella durante nuestros días universitarios, donde tuvimos un romance. Decidí contactarla para ver si podíamos reunirnos. Al decirle que acababa de terminar mi jornada laboral, ella me invitó a su apartamento, dejando sus intenciones bastante claras. Aunque nuestras vidas han tomado caminos diferentes desde entonces, siempre he sentido una conexión especial con Isabella.

Isabella no solo es una excelente compañera íntima, sino también una psicóloga talentosa. Cuando la contacté para encontrarnos este lunes después del trabajo, mi intención iba más allá de simplemente echar un polvo, tenía la intención de hablarle sobre Julia y buscar su opinión profesional al respecto.

Sé que puedo confiar en Isabella para brindarme una perspectiva experta y objetiva sobre cualquier situación, especialmente cuando se trata de asuntos emocionales. La idea de compartir mis inquietudes sobre Julia con ella me brinda un sentido de alivio y esperanza.

Con una sensación de tranquilidad y confianza que solo la intimidad puede traer, decido iniciar una conversación sincera con Isabella sobre Julia.

-Oye, acabo de conocer a una chica bastante interesante-, menciono, captando la atención de Isabella.

Isabella me mira con interés, esperando que continúe compartiendo detalles sobre esta nueva chica que he conocido.

-¿En serio? Cuéntame más sobre ella.

-Se llama Julia, y es una empresaria muy exitosa, pero creo que tiene ciertos problemas de socialización. Me preocupa que pueda estar pasando por un momento difícil, tal vez necesite ayuda profesional.

Isabella me mira con una mezcla de sorpresa y decepción en su rostro mientras hablo

-¿En serio? ¿Solo has venido aquí para consultarme sobre un caso? Llevas un mes sin llamarme, y ahora de repente te acuerdas de mí porque necesitas mi opinión profesional sobre una chica que acabas de conocer, ¿verdad?

-Lo siento, Isabella, tienes razón. No debería haber aparecido de repente solo cuando necesito tu ayuda profesional. Sé que he estado ausente últimamente, y eso no es justo para ti. Te valoro mucho, no solo por tu experiencia profesional, sino también como amiga. Lo siento mucho por haberme comportado así.

-Ya, claro, si no fuera porque me follas tan bien, ya te estaría echando a patadas de mi apartamento. De acuerdo, cuéntame qué le sucede a tu amiga. ¿Ya te la has follado?

El tono de Isabella cambia repentinamente, mezclando sarcasmo con un toque de humor. Aunque sus palabras son directas, su gesto indica que está dispuesta a escuchar y ayudar.

-Bueno, gracias por el cumplido. Julia no es una amiga, y tampoco es mi intención follar con ella.

-¿Qué sucede, no te gusta? ¿Acaso no es tu tipo?

-No se trata de eso. Mi interés por Julia va más allá. Simplemente siento que podría estar pasando por un momento difícil y quiero ayudar en lo que pueda. Deja de interrogarme y escucha lo que tengo que decir.

-Sí, claro, disculpa. Será mejor que nos vistamos. Es difícil tomar en serio un asunto importante estando desnudos en la cama.

Después de vestirnos, nos acomodamos en el sofá y comienzo a relatarle todo lo ocurrido con Julia. Mientras tanto, Isabella toma notas en un cuaderno frente a unas tazas de café. Después de algunas preguntas para aclarar detalles, ella queda en silencio por unos minutos, reflexionando sobre lo que acabo de compartir. Finalmente, Isabella levanta la mirada de sus notas y me mira con seriedad.

-Veo que sientes una gran curiosidad por esta chica. Parece que Julia está pasando por un momento complicado. Es posible que esté experimentando cierta ansiedad social o estrés relacionado con su éxito empresarial. Debo decir que he tenido pacientes con circunstancias similares en el pasado, aunque no tan complicadas como las de tu amiga.

-No la considero una amiga.

-Te pido disculpas. Me refería a la mujer que has conocido hoy. En cualquier caso, parece que te ha dejado una fuerte impresión y sientes la necesidad de saber más sobre ella. Estás invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en esta Julia. ¿Estás seguro de que no estás interesado en tener relaciones sexuales con ella?

Mi expresión se vuelve seria mientras considero sus palabras.

-Es cierto que me intriga conocer más sobre Julia, pero te aseguro que mi interés va más allá de lo físico. Estoy preocupado por su bienestar y quiero ayudarla en lo que pueda.

Espero que Isabella comprenda que mi motivación es genuina y que mi intención es ayudar a Julia, no iniciar una relación romántica o sexual con ella.

-Estaba bromeando. Me alegra que hayas recurrido a mí para obtener mi opinión. Sin embargo, algo debe haber en ella para que te interese tanto. Pero eso es asunto tuyo. Tendría que verla y hablar con ella para estar segura, pero creo que es un caso claro de antropofobia.

Respiro aliviado al escuchar su comentario y su tono más ligero.

-Entiendo, aprecio mucho tu ayuda y tus perspicaces observaciones. Me siento más tranquilo sabiendo que puedo contar contigo. Antropofobia..., tiene sentido. Parece grave, ¿no? ¿La antropofobia puede ser peligrosa? Quizás deberías hablar con ella para confirmar tus sospechas.

-Las personas que padecen antropofobia experimentan un temor intenso e irracional hacia las personas o la sociedad en general, lo que puede tener graves repercusiones en su calidad de vida y relaciones interpersonales. Este miedo puede dificultar la interacción con colegas, realizar presentaciones en público o incluso salir a la calle y relacionarse con desconocidos. Sin un tratamiento adecuado, esta condición puede incluso llevar a pensamientos suicidas.

Es importante abordar esta condición de manera adecuada y buscar ayuda profesional si es necesario. Con el apoyo adecuado, las personas que enfrentan antropofobia pueden aprender a manejar sus miedos y mejorar su calidad de vida.

-¿El suicidio? ¿Es realmente tan serio?

Isabella asiente y da un sorbo a su café antes de responder:

-El suicidio es una consecuencia extrema, pero desafortunadamente, en casos graves y no tratados de antropofobia u otros trastornos mentales, puede convertirse en una preocupación seria. Es por eso que es crucial abordar estos problemas a tiempo y buscar ayuda profesional si alguien está experimentando dificultades significativas.

En el caso de tu ami…, de Julia, parece ser un caso bastante extremo. Según me cuentas, es una empresaria exitosa que lidera una multinacional. Sin embargo, ha sido capaz de dejar su oficina, donde seguramente tiene asuntos importantes que atender, para realizar una tarea que podría hacer cualquier empleado, ¿no es así?

-Exacto, eso es lo que me resulta extraño-, asiento, reflexionando sobre la situación.

-Entonces, según lo que me has explicado, Julia ha pasado todo el día en vuestra empresa, compartiendo despacho con la jefa de contabilidad y dejando ver su incomodidad. ¿Es eso correcto?

-Así es.

-Y no ha querido tomar café ni salir a comer con vosotros.

-Cierto.

-Además, según lo que me cuentas, ella también evitó compartir el ascensor, lo cual podría ser otro indicio de su fobia a las personas. Es mi suposición. Parece que Julia es consciente de su problema y está intentando superarlo. El hecho de aceptar hacer ese trabajo, que probablemente esté por debajo de su nivel profesional, indica que está tratando de salir de su zona de confort y enfrentarse a estar con gente, aunque le resulte incómodo e incluso abrumador. Sin embargo, aún no se siente preparada para unirse con vosotros para tomar un café. Imagino que hoy ha sido un día muy difícil para ella.

-Interesante perspectiva. Puede que estés en lo cierto respecto a la situación de Julia y su fobia a las personas. Si es así, es admirable que esté tratando de superar su miedo enfrentándolo de esa manera. Seguramente, para ella resulte muy difícil interactuar con otras personas, por lo que sería crucial que busque ayuda profesional para abordar su fobia.

-Creo que ya está recibiendo ayuda de un profesional.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Según lo que me has explicado, parece que Julia es consciente de su problema y está haciendo esfuerzos para superarlo. El hecho de que haya salido de su despacho para realizar la auditoría en vuestra empresa puede indicar que alguien la ha motivado a hacerlo, posiblemente un psicólogo. En algunos casos, los profesionales podemos recomendar a nuestros pacientes enfrentarse a situaciones que les causen ansiedad o miedo como parte de una terapia de exposición para ayudarles a superar su fobia. Es probable que Julia esté recibiendo tratamiento con un especialista en antropofobia y que este le haya sugerido llevar a cabo esta auditoría como parte de su proceso de tratamiento.

-Entonces, ¿piensas que ya está en terapia? ¿Crees que alguien la está ayudando con esto?

-Desde mi punto de vista, una persona con un trastorno como la antropofobia difícilmente tomaría la iniciativa de exponerse a situaciones que le causan tanto malestar, como cuando Julia visitó tu empresa, a menos que la haya motivado algún profesional. Pero, Liam, la ayuda de un profesional puede no ser suficiente. También es crucial la actitud de las personas que la rodean para que ella empiece a sentirse segura en entornos sociales y supere ese temor que ahora le impide tener una vida social plena.

-Estoy de acuerdo contigo, Isabella.

-Es un buen comienzo. El respaldo y la comprensión de quienes están cerca son esenciales para superar una fobia social. Si Julia cuenta con el respaldo de personas como tú, seguramente podrá avanzar en su proceso de recuperación. Si tú y tus colegas pueden mostrarle paciencia, comprensión y empatía a Julia, podrían ser de gran ayuda.

-De acuerdo a lo que me contó Sophie…,

-¿Quién es Sophie?

-Es la jefa de contabilidad de la empresa.

-¿Y qué te contó esa Sophie?

Decido pasar por alto el tono con el que hace esa pregunta.

-Ella estuvo realizando algunas investigaciones sobre la empresa y también sobre Julia.

Y procedo a contarle todo lo que Sophie descubrió sobre Julia y la empresa durante su investigación.

-¿Y la empresa en qué se especializa? Seguro que no se limita solo a las auditorías, ¿verdad?

-Bueno, no estoy completamente seguro de las actividades de la empresa. Sin embargo, si Julia dirige una multinacional, es probable que se dediquen a diversas actividades y sectores.

-He oído hablar mucho de esa empresa, parece ser que ha experimentado un crecimiento asombroso en los últimos años.

-Sí, lo que me sorprende es que, a pesar de su fobia social, Julia ha logrado tener éxito en su carrera empresarial, que requiere necesariamente interactuar con otras personas. Si le resulta tan difícil estar con gente, ¿cómo pudo estudiar y obtener resultados tan buenos, además de fundar y dirigir una empresa? Esto implica tener que tratar con personas, realizar entrevistas y relacionarse con empleados y clientes.

-Es una reflexión muy perspicaz. Es un verdadero enigma cómo ha logrado superar esas barreras. Podría ser que haya desarrollado estrategias específicas para lidiar con su fobia en el ámbito laboral, o tal vez cuenta con un equipo sólido que la apoya en las interacciones sociales requeridas por su trabajo.

Es un logro notable, dado que las personas con fobia social suelen tener dificultades para desenvolverse en entornos sociales y pueden evitarlos por completo. Es plausible que haya encontrado formas de minimizar el contacto social en su empresa, como delegar tareas o utilizar medios de comunicación digital en lugar de comunicarse en persona.

Es importante reconocer la complejidad de la situación y cómo una persona puede sobresalir en ciertos aspectos mientras enfrenta desafíos en otros. Esto es especialmente cierto en el caso de trastornos mentales o emocionales, donde las fortalezas y debilidades pueden no ser evidentes a simple vista. Por ejemplo, aunque Julia pueda ser muy competente en la gestión de negocios y auditorías, es posible que se sienta incómoda en situaciones sociales.

Sería interesante profundizar en cómo ha manejado esta situación y qué lecciones podríamos extraer de su experiencia. Tal vez, al comprender más a fondo la experiencia de Julia, podamos encontrar maneras de apoyarla mejor en su camino hacia una vida más equilibrada y gratificante.

Para confirmar un diagnóstico, sería necesario entrevistarme personalmente con Julia. Sin embargo, si ya está siendo tratada por otro profesional, no sería ético interferir en su tratamiento actual. Es fundamental respetar la confidencialidad y el trabajo de los colegas en el campo de la salud mental. Si Julia expresara interés en buscar una segunda opinión o cambiar de terapeuta, estaría en su derecho. Sin embargo, no puedo ofrecer mis servicios sin su consentimiento y sin haber obtenido previamente la autorización de su terapeuta actual.

-Claro, no tengo la intención de hacerlo. Solo buscaba información para comprender mejor su situación, y creo que me has proporcionado una gran ayuda.

-Me alegra haber podido ayudarte. Si tienes alguna otra pregunta, no dudes en hacerla. Por cierto, ¿tienes una buena relación con Sophie además de ser compañeros de trabajo?

-Sí, por supuesto, también somos amigos. ¿Hay alguna razón en particular por la que preguntas?

-Parece poco común que un compañero de trabajo comparta información tan detallada sobre otra persona sin motivo aparente. ¿Ocurrió esta conversación mientras estabais juntos en otro contexto?

-No, estábamos desayunando en ese momento.

-Ja, lo sabía, te la estás follando, por eso no me llamas tanto.

-No, no es exactamente así. Bueno, sí, hay algo de verdad en eso, pero no es la única razón...,

-Claro que es eso, pero tranquilo, que a mí no me importa. ¿Es guapa?

-Sí, es atractiva, pero no tanto como tú.

-Mentiroso. Mira, nosotros somos amigos, que follamos de vez en cuando, aunque me gustaría que fueran más frecuentes, pero eso, solo somos amigos, no me tienes que dar explicaciones. Nuestro tiempo ya pasó, solo te estaba tomando el pelo. No te preocupes, guardaré tu secreto. Respecto a Julia, me gustaría que me tuvieras al tanto. Si estás interesado en ella, a lo mejor te van bien los consejos que yo te pueda dar, pero te lo advierto, no te saldrán gratis.

-Por supuesto, estaré atento a cualquier novedad sobre Julia y te mantendré informada. Y por los consejos, ¿es que vas a cobrarme?

-Como profesional, espero ser compensada. Y cuando digo "compensada", me refiero a esto...-, pone su mano sobre mi polla, acariciándola por encima del pantalón. -¿Qué esperabas?

-Estaré feliz de compensarte de esa forma.

-Entonces, comencemos a compensar, porque esto está cobrando vida y me debes una sesión. Vamos, vayamos a la cama.

. . . . . . . . . . . .

Residencia de Julia, en Upper East Side

Julia.


-Hola Lola.

-Hola Julia, ¿Cómo ha sido tu día? Estoy deseando escucharte y saber qué has hecho. Seguro que tienes muchas cosas interesantes que contarme.

-Uf, sí, hoy ha sido un día lleno de situaciones complicadas. Me he esforzado mucho, pero aún no estoy segura de haber hecho todo bien.

-Vaya, suena como si tu día hubiera sido bastante intenso. Es normal sentirse así después de enfrentarse a situaciones complicadas. Adelante, cuéntame qué pasó.

-Quiero que entiendas que no fue fácil para mí dejar mi despacho para hacer una tarea que, en realidad, podría haber sido realizada por cualquiera de mis empleadas. Después de reunir toda la fuerza que tenía, me encontraba en el vestíbulo del edificio antes de las 9, esperando el ascensor. Como todos venían medio ocupados desde el garaje, tuve que esperar un poco hasta que finalmente llegó uno vacío.

-Me preocupa si quizás te sentiste ansiosa al ver que los ascensores estaban medio ocupados. ¿Fue esa la razón por la que no entraste en uno de ellos?

-Sabía que no te iba a gustar. Mi intención era entrar en el primero que parara en el vestíbulo, pero cada vez que se abrían las puertas y veía gente en el interior, me quedaba paralizada. No podía ni moverme. Lo que sucedió después, tampoco será de tu agrado.

-No se trata de juicios, simplemente quiero comprender tus impresiones para brindarte mejor apoyo. ¿Qué ocurrió después que crees que no me agradará? Aunque te reitero que no se trata de preferencias personales.

-Al final, un ascensor vacío se detuvo en el vestíbulo. Entré en él y pulsé el botón, esperando que las puertas se cerraran rápidamente para evitar que alguien más entrara. Sin embargo, en ese momento, vi a un hombre gritando y corriendo hacia mí. No entendía lo que decía ni qué quería, solo deseaba que las puertas se cerraran de inmediato para evitar cualquier amenaza. Cuando las puertas estaban a punto de cerrarse, el hombre metió la mano entre ellas y se abrieron de nuevo. Entré en pánico, mi corazón empezó a latir rápidamente, sudaba y me costaba respirar. Aunque el hombre parecía estar disculpándose, no pude escucharlo. Antes de que las puertas se cerraran de nuevo, reaccioné, y salí del ascensor.

-Julia, tu reacción fue muy acertada, hiciste lo correcto en esa situación.

-¿En serio lo dices?

-Sí, lo digo en serio. Te enfrentaste a una situación difícil y tomaste las medidas necesarias para protegerte. Recuerda que estamos avanzando paso a paso, sin forzar situaciones que puedan abrumarte y desencadenar ansiedad. Hubieras experimentado ansiedad si te hubieras quedado en el ascensor con ese hombre. Ya habías empezado a sentir los primeros síntomas. Aunque probablemente no estuvieras en peligro con él, es probable que fuera solo algún inofensivo oficinista que iba a trabajar, como tú. Pero percibiste una amenaza, aunque fuera infundada, y tomaste medidas para protegerte. Como siempre te he dicho, ante los primeros signos de ansiedad como los que sentiste en el ascensor, es importante buscar una salida sin forzar la situación. Después de salir del ascensor, ¿te sentiste mejor? ¿Qué decidiste hacer después?

-Después de abandonar el ascensor y distanciarme del hombre desconocido, busqué un baño en el vestíbulo para calmarme. Una vez dentro, cerré los ojos e intenté controlar mi respiración para relajarme, tratando de recuperar la calma y la claridad mental en medio de la tensión e incertidumbre del momento.

-¿Optaste por permanecer en el baño del vestíbulo hasta sentirte mejor? ¿O saliste del baño y decidiste regresar a tu despacho?

-¡No! Te dije que iba a ser fuerte. A pesar del incidente en el ascensor, decidí que no me dejaría vencer por la ansiedad y la inseguridad. Luego de unos minutos en el baño, logré recuperar la compostura. Salí con la determinación de continuar con mi día, aunque la experiencia en el ascensor aún me afectaba. Fui decidida a tomar el próximo ascensor que llegara al vestíbulo, sin importar si estaba lleno o vacío.

-¿Y lo lograste?

Sí, lo logré. Adopté una actitud positiva, convencida de que podía hacerlo y de que no dejaría que el miedo me controlara. Después de unos minutos, llegó un ascensor. A pesar de estar lleno, reuní valor y decidí entrar. Dudé un poco, indecisa sobre si entrar o esperar al siguiente, pero la multitud que esperaba en el vestíbulo me empujó hacia adentro. Me quedé encajonada rodeada de gente, y muerta de miedo. Como pude, pulsé mi planta y cerré los ojos, intentando aislarme. Afortunadamente, el ascensor anunciaba cada planta por voz, así que supe cuándo llegué a la mía, ya que no abrí los ojos en todo el trayecto. Cuando salí en mi planta, aliviada, me di cuenta de que la gente ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia; estaban más concentrados en sus teléfonos que en las personas a su alrededor.

-Julia, ¿Tu empresa o el edificio donde vives no tienen ascensores?

-En nuestras oficinas disponemos de un ascensor reservado para mí y mi equipo, así que no tengo que compartirlo con personas desconocidas. En cuanto a mis viviendas, siempre he residido en edificios donde nunca he tenido que compartir ascensor, lo que ha evitado que me encuentre en situaciones incómodas en ese sentido.

-Parece que no has tenido muchas experiencias previas compartiendo ascensores con extraños. Esa situación en el vestíbulo fue probablemente una novedad para ti. ¿Cómo te sentiste después de superar esa situación en el ascensor?

-Después de salir del ascensor, me invadió un gran sentimiento de orgullo por haber superado ese desafío, pero también agotada por la experiencia. Decidí tomarme un momento para recuperarme. Me apoyé en la pared y cerré los ojos, tratando de relajarme y recuperar la calma. Después de unos minutos, me sentí lo suficientemente tranquila como para continuar con mi día. Me recuperé y me dirigí hacia las oficinas de AIS, Advanced IT Solutions, y me presenté a la recepcionista, Lucía, quien rápidamente avisó a Sophie, la jefa de contabilidad. Mientras esperaba, eché un vistazo por la oficina y en uno de los despachos, vi al hombre con el que me crucé en el ascensor mirándome. Me puse nerviosa y desvié la mirada.

-Qué casualidad, continúa Julia.

-Consideré disculparme, pensé que tal vez había interpretado mal la situación. Sin embargo, justo en ese momento apareció Sophie y me llevó al despacho del director. Me ofrecieron un espacio tranquilo para trabajar, pero decidí rechazarlo porque prefería estar cerca de alguien, siguiendo tu consejo, Lola. Aun así, no pude evitar sentirme incómoda al saber que el hombre del ascensor estaba en la misma oficina que yo.

-Excelente, Julia. Observo que estás dedicando todos tus esfuerzos para superar tus temores y ansiedades. Es gratificante ver tu compromiso.

-Al principio, me resultó difícil adaptarme al ambiente de trabajo y compartir el despacho con Sophie. Me sentía incómoda y no sabía cómo manejar la situación. A pesar de sus intentos por ser amable y simpática, yo apenas respondía con monosílabos y no me involucraba en sus conversaciones. Sophie solía quedarse un rato conmigo para asegurarse de que no necesitaba nada, pero luego se iba y regresaba poco después. Descubrí que era la hija del director de la empresa y que mantenía una estrecha relación con un tal Liam, del cual no dejaba de hablar. Para mi sorpresa, ese Liam resultó ser el mismo hombre del ascensor.

-¡Qué intrigante! Continúa, por favor.

-Al final del día, ya me había acostumbrado a la presencia de Sophie, y la incomodidad inicial había disminuido. Creo que ella también lo notó, porque estuvo en el despacho conmigo por la tarde y no se ausentó en ningún momento. Aunque no entablamos ninguna conversación, sentí cierta conexión con ella.

-Has hecho un trabajo excepcional, Julia. Deberías sentirte orgullosa de ti misma por dar ese gran paso. Estoy segura de que mañana será un día aún mejor para ti. No obstante, recuerda que todavía hay mucho por hacer y por avanzar. Si te sientes más segura mañana, sería importante que intentaras comunicarte más con tus compañeros de trabajo. Esto te ayudará a ganar confianza y a sentirte más cómoda en tu entorno laboral. Continúa así, paso a paso, y verás cómo cada pequeño avance te acerca más a superar tus retos.

-Hoy ha sido un día lleno de tensiones, pero al mismo tiempo muy satisfactorio para mí. No estaba segura de si podría superarlo. Cuando estaba a punto de salir de la oficina, Sophie me presentó a Liam, el jefe de informática con quien trabajaré en su despacho mañana. Sentía cierta preocupación por cómo habría percibido mi comportamiento en el ascensor, pero para mi sorpresa, no mostró señales de desagrado. Al contrario, fue muy amable y atento cuando nos estrechamos las manos. En ese instante, levanté la mirada para encontrarme con sus ojos, y…,

Mantengo la calma en silencio, sintiendo una leve incomodidad mientras Lola espera en la pantalla, reflexionando sobre qué palabras elegir para seguir con la conversación.

-Continúa, Julia. ¿Qué percibiste en su mirada?

Decidí contestar al fin.

-En ese instante, me encontré con unos ojos azules tan cautivadores que parecían explorar mi alma, como si pudieran desentrañar mis pensamientos más profundos. En lugar de sentirme invadida o incómoda, lo que percibí en esos ojos fue una mezcla de confianza y seguridad. Había una curiosidad genuina y una gentileza que, lejos de intimidarme, me transmitieron tranquilidad. Liam me dio la impresión de ser una persona comprensiva, alguien con quien la colaboración sería natural y libre de tensiones. Esta breve interacción me dejó una sensación de alivio y optimismo, renovando mi confianza para el día siguiente en la oficina.
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La historia de Julia continúa en:

Capítulo 3. Desmadre a la americana (National Lampoon's Animal House)


Julia, que ha hecho significativos progresos en su terapia contra la ansiedad social, vive un momento especialmente positivo durante el almuerzo con Liam y Sophie. Este encuentro, que transcurre en un ambiente relajado y amigable, le brinda un renovado sentido de esperanza y optimismo. Además, se le presenta una emocionante nueva oportunidad: la posibilidad de viajar a Boston con Liam.


Lucía. Oficinas de AIS.jpgJulia en el ascensor.jpegJulia.jpgJulia en la sala de descanso.jpegJulia y Sophie.jpegCafetería Manhatta.jpgAntropofobia.jpgEsos ojos negros.jpeg
 

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Última edición:
Este capítulo reafirma mi teoría.
Liam es un gran tipo que le va a ayudar a superar su problema y no tengo ningún tipo de dudas en que se van a enamorar y aunque va a haber dificultades nada los separará.
Aquí es donde entrará Sophie, que, a pesar de que lo niegue, creo que quizás siente algo por Liam.
Yo a Julia la entiendo, porque a mí también me cuesta adaptarme a la gente nueva, pero con la edad vas superando tus problemas .
 
EL TALISMÁN. PRIMERA PARTE: LA MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.


Capítulo 3. Desmadre a la americana (National Lampoon's Animal House)

Marzo 2010.

Liam.


Oficinas de AIS, Advanced It Solutions.

He llegado a la oficina antes de lo habitual para evitar que Julia tenga que esperar en caso de que llegue antes que yo. Mientras, me aseguro de preparar un espacio de trabajo adecuado para ella y de encender mi ordenador. Sophie, conocida por su puntualidad extrema, suele ser la primera en llegar incluso antes que su padre, William Johnson, el fundador y CEO de la empresa. Cuando llega, se asoma por mi despacho, siempre con la puerta abierta, y me saluda con una sonrisa, evidenciando su sorpresa al encontrarme ya en mi lugar de trabajo.

-Hola Liam, ¿ocurre algo? ¿te han desalojado de tu apartamento? Nunca llegas tan temprano.

Encuentro su comentario divertido y me río de su ocurrencia.

-Ja ja ja, no, claro. Entra Sophie, que quiero hablar contigo.

-¿Hay algún asunto importante que necesites discutir?

-Sí, venga pasa.

-Claro, ¿qué es lo que necesitas discutir tan urgentemente?

-No es algo urgente, pero sí es importante.

-Huy, te estás poniendo muy serio. Si que debe ser importante.

-Escucha, ayer tuve una conversación con una amiga que es psicóloga.

-¿Solo estuviste hablando? ¿Desde cuándo te reúnes con amigas solo para conversar?

-¿Te parece extraño que tenga amigas con las que solo hablo?

-¿También te la follaste?

-Sí, sí… pero eso no es lo importante.

- Vale, ¿podrías contarme qué fue lo importante de lo que hablaste con tu amiga?

- La conversación que tuve con mi amiga giró en torno a Julia.

-Ah, pero ¿cómo es que estuviste hablando sobre Julia con tu amiga psicóloga? ¿Acaso la conoce?

-No, mi amiga no la conoce personalmente. Sin embargo, le hablé sobre el extraño comportamiento que tuvo Julia durante el día de ayer.

-Ya veo, ¿y obtuviste alguna información interesante por parte de tu amiga sobre el comportamiento de Julia?

-Según mi amiga, basándose en lo que le conté, parece que tiene alguna especie de fobia, que ahora no recuerdo como la llamó. Las personas que padecen ese tipo de fobia, tienen un miedo irracional a la gente, y les cuesta relacionarse con las personas. No hacen amigos, no participan en ningún acto social, y al final se aíslan en su mundo sin casi ningún contacto con el resto de personas, lo que puede ser muy perjudicial para su bienestar emocional. En algunos casos graves, esto puede incluso llevar a tener pensamientos suicidas. Mi amiga no puede estar segura sin evaluar a Julia personalmente, pero es una posibilidad a considerar.

-Joder Liam, ahora sí me estás preocupando de verdad. Entonces, ¿quieres decir que no se trata solo de una chica tímida, sino que nos tiene un miedo atroz?

-No sé si calificarlo atroz, pero sí, parece que Julia no se siente cómoda con la gente cerca de ella. Es por eso que no quiso compartir el ascensor conmigo. No fue por mi, sino por su fobia. Lo mismo habría pasado con cualquier otra persona.

-Claro, por eso Julia estaba tan incómoda en mi despacho y no se sentó a tomar café con nosotros. Lo que te dijo tu amiga tiene sentido. Probablemente lo estaba pasando mal, y nosotros no nos dimos cuenta. Tal vez deberíamos intentar acercarnos a ella con más cuidado y comprensión, para que se sienta más cómoda.

- Exacto, es probable que su comportamiento ayer se debiera a su fobia. Como dije antes, estas personas se sienten muy incómodas e inseguras en situaciones sociales y suelen evitarlas a toda costa. Sí, es posible que haya pasado un mal rato ayer.

-¿Pero entonces, porque se avino a hacer un trabajo tan sencillo y no mandó a cualquiera de sus empleados, que seguro que tienen capacidad suficiente para hacerlo?

-Bueno, eso no lo sé con certeza, pero Isabella tiene una teoría…,

-¿Isabella? ¿Ese es el nombre de tu follamiga psicóloga?

- Ups, se me ha escapado el nombre.

-Tranquilo, que no lo voy a ir pregonando por ahí. Además, ni siquiera la conozco. ¿Y cuál es la teoría que tiene esa Isabella?

También a Sophie le ignoro el tono con que me pregunta.

-Ella dice que, si se ha atrevido a dejar su zona de confort para realizar un trabajo tan sencillo ella misma en lugar de mandar a uno de sus empleados, es porque alguien, seguramente un profesional, se lo ha aconsejado, para obligarse a interactuar con otras personas.

-O sea, que ella cree que algún psicólogo ya le está llevando. Sí, eso tiene sentido. Estoy pensando…, que…, que en realidad su trabajo no es hacer esta auditoría, su verdadero trabajo es superar sus fobias, y nuestra empresa es su terapia.

- Sí, eso es lo que piensa Isabella. Que el trabajo que está haciendo Julia lo está utilizando como una forma de terapia para superar sus fobias.

-Pues espero que lo consiga, ya que demuestra ser una mujer valiente y luchadora al haber llegado hasta donde está tan joven. Confío en que encontrará la manera de superar sus miedos, aunque le cueste un poco más de esfuerzo. Nosotros algo podíamos hacer por ayudarla ¿no? ¿Te dio alguna pauta para comportarnos con ella, para que se sienta más segura?

-Pues sí. Básicamente ella necesita sentir que estamos de su lado y que no representamos una amenaza para ella. Debemos mostrarle que estamos dispuestos a ayudarla y apoyarla en lo que necesite, pero sin presionarla o hacerla sentir incómoda. Debemos acercarnos a ella de manera gradual y respetar su espacio para que no se sienta abrumada. Tenemos que hacer que ella se sienta cómoda y segura con nosotros, y debemos hacer lo posible para brindarle esa sensación de seguridad en todo momento. Es importante no juzgarla, y mostrarle que estamos dispuestos a acercarnos y apoyarla en lo que necesite. Isabella también mencionó que el segundo día le resultará más fácil después de haber superado el primer día. Pero también me comentó que existe la posibilidad de que hoy no asista y venga alguien en su lugar.

-Pues pronto lo averiguaremos, porque ya casi es la hora de su llegada.

En el momento en que Sophie acababa de decir eso, vemos a Julia entrando por la puerta. Julia lleva una vestimenta similar a la del día anterior, con pantalones y una blusa amplia para disimular su figura. Recuerdo que Isabella me dijo que estas personas evitan llamar la atención, para pasar desapercibidas. Y parece que Julia sigue esta tendencia hoy, con su estilo tan anodino. Tras saludar a Lucía, Julia se dirige directamente a mi despacho y nos saludamos de forma cordial y respetuosa.

Sophie se dirige a su despacho y nos deja a Julia y a mí a solas.

-Mira Julia, te he preparado un lugar donde puedas trabajar cómodamente. ¿Te parece bien?

- Me parece genial, Liam. Eres muy amable.

Observo como Julia, agarra nerviosa el colgante con el logo de su empresa. Percibo que quiere decirme algo, pero que le cuesta expresarlo.

-Liam, yo…, ayer no…,no estuve muy…, acertada contigo…, quería…, quería pedirte disculpas.

Dudo un momento antes de responder, ya que me sorprende su disculpa tan repentina.

-No te preocupes, Julia. Pero no estoy seguro de a qué te refieres. No recuerdo ningún comportamiento tuyo que necesite una disculpa de tu parte.

-Sí que lo hay, ayer, en el ascensor…, no…, no estuve muy correcta…, cuando entraste casi corriendo y…, y yo me salí, asustada…, es…, es que…,

-Ah, eso, bah, no te preocupes, yo ya estoy acostumbrado y no me afectó en absoluto. Espero que no te sientas mal por ello.

-¿Cómo...? ¿acostumbrado...? Ah, te refieres a…, ya…, entiendo…, pero no, no es por eso, de verdad que no…, es que yo…,

-Julia, aprecio que me hayas pedido disculpas, pero te aseguro que no hay problema. De hecho, lo había olvidado completamente. Así que no te preocupes más por eso. ¿Vale?

-Va…,va…,vale Liam, muchas gracias.

- Perfecto, entonces vamos a ponernos manos a la obra. Si necesitas cualquier cosa o tienes alguna duda, no dudes en decírmelo. Estoy aquí para ayudarte en todo lo que necesites.

-De acuerdo. Sophie ya me dio las claves para entrar a vuestros servidores, pero necesitaré tu contraseña personal para poder entrar a tu sección. Me imagino que es ahí donde está la contabilidad de tu departamento.

-Sí, toda la información contable la tengo ahí. Te daré acceso inmediatamente para que puedas comprobar las cuentas y revisar los justificantes. Si necesitas cualquier otra cosa, no dudes en decírmelo.

Julia se acomoda en el espacio que le había preparado y enciende su portátil. Después, la ayudo a conectarse a la red interna de la empresa y le proporciono mis claves para que pueda acceder a mi cuenta interna y revisar todas las cuentas y justificantes que necesite. Me fijo en un detalle, que me llama la atención. Al abrir el portátil, en la tapa, en vez de el logo de la marca, lo que lleva grabado es el anagrama de M&J. Es un ordenador personalizado.

-Si ya estuviste trabajando con Sophie ayer, seguro que ya conoces cómo funciona nuestro programa de contabilidad que hemos desarrollado internamente. Pero si tienes alguna pregunta o necesitas aclaraciones, no dudes en consultarme de inmediato.

-No, gracias, ya tengo conocimiento del funcionamiento del programa de contabilidad de la empresa gracias a Sophie, pero yo utilizo mi propio software que procesa los datos que introduzco y luego me proporciona una serie de algoritmos, para analizar la situación financiera de la empresa. Aunque todavía no puedo sacar conclusiones hasta que termine de recopilar y analizar todos los datos.

Me detengo por un momento para reflexionar en que ayer, según me contó Sophie, Julia se limitó a dar respuestas muy cortas, mientras que hoy me ha soltado un párrafo completo.

-Muy bien Julia, lo mejor es que nos pongamos a trabajar.

-Por supuesto.

Cada uno se enfoca en sus tareas y el ambiente se torna silencioso hasta la hora del descanso. Sin embargo, no puedo evitar echarle alguna mirada a Julia mientras trabaja. Me llama la atención verla tan enfocada en sus tareas, con una confianza en sí misma que contrasta con esa otra Julia tímida e insegura.

A mitad de la mañana, Sophie aparece en la puerta de mi despacho.

-¿Cómo va todo? ¿Queréis tomar un café? -propone Sophie.

-Okey, ya es la hora del descanso y hoy me toca pagar a mí. ¿Quieres acompañarnos, Julia?

-Yo…, yo iré luego…, quiero…, quiero terminar este apartado y…, luego voy.

- En ese caso, no te preocupes, seguimos trabajando y cuando estés lista vamos los tres.

-No…, id…, id vosotros…, yo voy luego.

-No Julia, hoy no te vas a tomar el café sola, te vienes con nosotros.

Julia levanta la vista de su portátil y me mira con cierta sorpresa. No…, no quisiera molestar -responde con timidez.

-Claro que no molestas, al contrario, nos encantará que te unas -respondo con una sonrisa.

-Bue…, bueno, está bien…, voy con vosotros.

Sophie se acerca y me da un golpecito en el hombro.

-¡Vamos, que me muero por un café! -exclama animada.

Los tres salimos del despacho y nos dirigimos a la sala de descanso.

-¿Te apetece un café, Julia? ¿Me dices cómo te gusta?

- No…, no hace falta, Liam, ya tengo, gra…, gracias de todas formas.

-Julia, aquí el café es bastante bueno, aunque sea de máquina, no hace falta que te lo traigas de casa.

-Ya…, lo sé Sophie…, pero prefiero traer mi propio café de casa, ya que tengo ciertas manías.

-Julia, me impresiona ver a alguien tan joven como tú, logrando tanto éxito en tan poco tiempo. ¿Cuál es tu secreto?

- En realidad, he dedicado mucho tiempo y esfuerzo a estudiar y trabajar, he tenido que hacer muchos sacrificios y no creo que mi éxito haya sido tan grande como parece.

-Ser la empresaria del año, creo yo que sí es tener éxito.

-El éxito en los negocios es solo un aspecto de la vida, y yo he triunfado en los negocios, pero he fracasado en todos los demás, Sophie. Además, no todo el mérito es mío, también se lo tengo que agradecer a mi equipo, ya que sin ellas no podría haber llegado hasta aquí.

-¿Podrías explicarnos un poco más acerca de la actividad principal de tu empresa, Julia? Porque me da la impresión de que no se limita solo a realizar auditorías, ¿me equivoco?

-No, Liam, no te equivocas. Nuestra empresa no se limita únicamente a realizar auditorías, sino que se dedica principalmente a rescatar empresas en bancarrota o adquirirlas para sanearlas y venderlas posteriormente. Además, ofrecemos servicios de asesoramiento económico y financiero a negocios de todo tipo.

-¿Podrías explicarme un poco sobre la actividad de comprar y vender empresas, Julia? No estoy muy familiarizada con ese tema.

-Recibimos solicitudes de empresas que se encuentran en dificultades financieras y en riesgo de declararse en bancarrota. Realizamos un análisis exhaustivo de la situación de la empresa para determinar si es posible sacarla de la situación de crisis económica en la que se encuentra. Este estudio incluye una evaluación de su situación financiera, operativa y estratégica, así como una evaluación de su mercado y competencia. Si la empresa tiene potencial para ser rentable, les ofrecemos la posibilidad de obtener financiación para recuperarse o les proponemos adquirirla. En general, las empresas en dificultades prefieren vender su negocio en lugar de intentar salvarlo por su cuenta, incluso si les brindamos asistencia. En este caso, les hacemos una oferta justa y atractiva por su empresa, lo que les permite recuperar algo de su inversión y evita que pierdan todo.

Después de adquirir la empresa en apuros económicos y realizar los cambios necesarios para mejorar su funcionamiento, nos aseguramos de mantener los empleos existentes para garantizar la estabilidad laboral de los trabajadores. Invertimos en modernizar los procesos y actualizar la tecnología para que la empresa sea más eficiente y competitiva en el mercado. Después de un periodo en el que hemos trabajado duro para modernizar y hacer rentable la empresa, la ponemos a la venta con un gran valor añadido. Esta venta es beneficiosa para todas las partes involucradas, ya que nosotros obtenemos una buena ganancia por la venta, los nuevos dueños obtienen una empresa rentable y los empleados mantienen sus puestos de trabajo. Al final, todos salimos ganando.

-Es una actividad de mucho riesgo, ¿no? Si os sale mal una o dos operaciones, puede ser fatal para vuestra empresa.

- Así es, Sophie. Si bien existe un cierto grado de riesgo en este tipo de actividades, hemos sido muy rigurosos en nuestros estudios de viabilidad y análisis financieros. Nuestras previsiones siempre han sido precisas y confiables, lo que nos ha permitido tomar decisiones informadas y asegurarnos de que nuestras inversiones sean rentables. Debido a nuestro enfoque riguroso y orientado a los datos, nuestra empresa ha ganado una sólida reputación en el mercado, lo que nos ha permitido expandirnos y diversificar nuestras operaciones a nivel internacional.

-Hablas en plural, Julia, ¿Tienes algún socio? ¿Qué significa esa M en el nombre de la empresa?

-Soy la única propietaria de la empresa, pero cuento con un equipo altamente capacitado que me acompaña en la toma de decisiones y en la ejecución de los proyectos. Nuestro enfoque es trabajar en equipo y tomar decisiones de manera colaborativa y consensuada, ya que creemos que es la mejor manera de obtener resultados óptimos. Cada miembro del equipo tiene su área de especialización y aporta su experiencia y conocimiento para lograr los objetivos comunes.

Pero Lo cierto es que aún existen prejuicios en ciertos sectores empresariales que asumen que una mujer no es capaz de liderar una empresa exitosamente. Podría decirse que la M&J es una estrategia de marca que utilizamos para transmitir una imagen de empresa más sólida y con mayor capacidad de liderazgo en el mercado. Al tener un nombre que incluye iniciales, se crea la impresión de que hay varios socios involucrados en la gestión de la empresa, cuando en realidad se trata de un equipo de mujeres fuertes y capaces liderado por mí como única accionista.

-Y sobre la auditoría que estás haciendo a nuestra empresa, ¿puedes decirnos algo?

-Puedo decir que hasta el momento no he encontrado ninguna irregularidad ni discrepancia en los registros contables. Además, he notado que la empresa cuenta con muchos activos. Pero todavía estoy trabajando en la auditoría y hasta que no la termine, no puedo hacer ninguna afirmación definitiva.

-Sabes Julia, Liam y yo nos preguntamos porque has venido tú a hacer este trabajo, que parece tan sencillo, cuando seguro que alguien de tu empresa lo hubiera hecho igual.

En ese momento Julia lleva la mano hasta su colgante y empieza a titubear.

-Ya…, sí…, supongo que puede parecer extraño…, no sé…, creo que necesitaba…, hacer un trabajo fuera, necesitaba…, necesitaba salir del despacho…, unos días…, pero…, perdonad…, pre…, preferiría no hablar de mí. No me siento cómoda.

Julia parecía estar cómoda hasta el momento en que comenzamos a hacer preguntas específicas. Se nota que nuestras preguntas la han incomodado y que prefiere no hablar más de su situación personal.

-No te preocupes, Julia, perdona nuestra curiosidad, no queríamos ser indiscretos.

-Sí, lo siento, Julia, puede que haya sido una pregunta indiscreta de mi parte. No era mi intención incomodarte.

-No hay problema, en…, entiendo que tengáis curiosidad. Pero, co…, como dije antes, pre…, prefiero no hablar demasiado de mí. Estoy aquí para hacer mi trabajo y asegurarme de que todo esté en orden en vuestra empresa. Será mejor que…, que vuelva al trabajo.

-Sí, volvamos, que ya es la hora.

Volvemos al trabajo y en el despacho le vuelvo a pedir disculpas por nuestras preguntas.

-Antes de continuar, quería disculparme nuevamente por las preguntas que te hicimos antes, Julia. Fue una falta de cortesía de nuestra parte y no queríamos incomodarte.

-Comprendo vuestra curiosidad pe…, pero no suelo hablar de mí con desconocidos y…, y, bueno, tampoco con conocidos. La verdad es que nunca hablo de mí con…, con nadie. Además, no…, no tengo amigos con los que compartir mis vivencias.

No sé qué contestar a esa confesión. Parece que Julia está buscando una conexión emocional conmigo, pero no me siento cómodo profundizando en ese tema sin antes hablar con Isabella y asegurarme de no meter la pata con ella.

Durante el resto de la mañana, nos centramos únicamente en hablar sobre el trabajo y Julia parece estar más cómoda con esta temática. No hay ningún otro momento incómodo como el anterior y podemos avanzar en nuestras tareas sin más interrupciones.

A la hora de la comida, Julia de nuevo intenta quedarse a comer sola, como si quisiera evitar cualquier tipo de contacto personal con Sophie y conmigo.

-Julia, Sophie y yo acostumbramos a comer en el restaurante ubicado en la planta 60. ¿Te gustaría acompañarnos? La comida corre por cuenta de la empresa.

-¿En…, en la cafetería? estará llena, ¿no?, se…, seguro que no hay sitio.

-Nos reservan una mesa, me encantaría que te unas a nosotros para comer.

-Ya…, pero es que…, no me siento cómoda con tanta gente…, comeré algo de las máquinas, aquí…, en la sala de descanso.

-¿Comer aquí? ¡Buena idea! -le digo a Julia con una sonrisa-. Podemos pedir algo de comida a domicilio y comemos los tres aquí. Sophie seguro que se apunta.

-Oh, no…, no te preocupes, en serio. De verdad que no es necesario. Además, no quiero causar ningún trastorno por mi culpa. Comeré algo rápido por aquí y seguiré con mi trabajo. Id vosotros…, que ya tenéis mesa. Pero gracias por ofrecerlo.

-Ya mismo la anulo. Dime qué tipo de comida te apetece, china, mejicana, italiana, japonesa, seguro que también habrá algún restaurante español que nos sirvan a domicilio.

Sophie se une a nosotros en ese momento.

-¿Pero aún estáis así?, venga chicos que nos quitarán la mesa.

-Ya la he anulado, Sophie. Julia ha tenido una idea magnífica, comer los tres aquí, en la sala de descanso, estaremos más tranquilos, ¿Qué tipo de comida quieres? Yo nunca he probado la comida española, igual es el momento, ¿te parece Julia?

-¿Española? No…, no, española no. Me apetece comerme una hamburguesa con doble de queso, y mucho de todo…, hace años que no me como una y me apetece ahora.

-Sí, también a mí me apetece una hamburguesa, y tu Sophie, ¿nos acompañas?

--Sí, claro, una hamburguesa suena bien. ¿De qué sitio la pedimos?

-Pues decidido, si no la habéis probado, os sugiero The Skyscraper. Hacen unas hamburguesas de dos pisos, con mucho de todo, como te gusta a ti, Julia. -les cuento mientras hago el encargo en la aplicación del móvil.

Tomamos bebidas de las máquinas expendedoras y comimos los tres solos en la sala de descanso.
Por lo general, los empleados suelen salir a comer a algún restaurante de comida rápida, ya que solo disponemos de una hora para la comida.

-Ahora entiendo porque se llama así esta hamburguesa, esto es como un rascacielos.

-Así es Sophie. Es una hamburguesa gigantesca y deliciosa. ¿Te gusta, Julia?

-A mí me encanta, has tenido una buena idea, Liam.

-Me alegra que te guste Julia, pero Lo de comer aquí, fue idea tuya. Es bueno tener un descanso diferente de vez en cuando.

-Esto me recuerda a mi época universitaria, prácticamente nos alimentábamos de hamburguesas y pizzas.

El comentario de Sophie sirve como punto de partida para compartir una serie de historias y anécdotas sobre nuestras experiencias universitarias. Sophie había estudiado en la Universidad de Columbia, aquí en Nueva York, y yo había estudiado en Washington, en la Universidad de Howard, y entre los dos comenzamos a recordar nuestras épocas universitarias e intercambiamos varias anécdotas y experiencias que vivimos con nuestros compañeros de la universidad, incluyendo nuestras primeras historias de amor. Sophie y yo estamos de acuerdo en que fue una época memorable de nuestras vidas.

Pasamos un rato agradable y divertido contando nuestras historias, y aunque Julia no cuenta sus experiencias, se une a nuestras risas y disfruta del momento.
. . . . . . . . . . .

Residencia de Julia en Upper East Side. 23:00 horas.

Julia.


-…y estuvieron compartiendo un montón de anécdotas y chascarrillos durante la hora de la comida, lo cual me hizo reír mucho. No tuve la oportunidad de compartir ninguna anécdota propia, ya que mi experiencia universitaria no fue tan emocionante, y tampoco hice amigos con los que disfrutar. En términos generales, mi vida no es nada divertida. Me parece que esta ha sido la primera vez que he compartido una comida con personas cercanas, porque no me atrevo a llamarlos amigos. Para mí ha sido una experiencia única.

-Me alegro mucho por ti, Julia. Veo que estás progresando, pero recuerda que te mencioné en nuestro primer encuentro que también habrá decepciones y quiero que estés preparada para enfrentarlas. En el futuro, es posible que alguien en quien confíes pueda traicionarte o decepcionarte. Es importante estar preparada para eso y tener la fuerza emocional para superarlo. En ese momento es cuando debes demostrar tu fortaleza y no rendirte. Una parte fundamental de la vida es enfrentar adversidades, Julia. A veces caeremos, pero lo importante es tener la fuerza y la perseverancia para levantarnos y continuar avanzando, incluso si eso significa tomar un camino diferente al previsto.

-Comprendo lo que me estás diciendo, Lola. Siento que estoy ganando en seguridad. Fue una acertada decisión la tuya al hacerme salir de mi zona de confort.

-¿Podrías contarme algo sobre Liam y Sophie, tus nuevos amigos?

-Desde el principio, he tenido una impresión positiva de Liam y Sophie, aunque aún no los considero amigos cercanos. En particular, Liam me ha transmitido una gran confianza; desde el primer momento, he sentido que su presencia es muy reconfortante. No he experimentado en ningún momento incomodidad o malestar en su compañía. Su actitud y comportamiento generan en mí una sensación de seguridad y tranquilidad que aprecio mucho.

-¿Aún tienes que volver?

- Sí, todavía tengo que volver, pero ya casi termino. Mañana al mediodía habré finalizado.

-¿Has considerado alguna vez en dar algún día libre a tu chófer e ir a trabajar en metro o andando? Podría ser una buena oportunidad para mezclarte con gente desconocida y experimentar algo diferente. Al parecer, ya has superado el miedo al ascensor, por lo que utilizar el metro debería ser similar, solo que en horizontal.

-No es lo mismo, el ascensor es un momento y el metro al menos hay media hora desde mi residencia. Podría ser difícil para mí mantener ese autocontrol durante tanto tiempo en el metro. Aunque todavía no me siento lista para usar el metro, sí consideraré la idea de ir andando en alguna ocasión.

-Vale, ¿Cuándo tienes planeado ir a Boston?

- Probablemente partiré hacia Boston mañana por la tarde, de esta manera puedo estar en la empresa temprano el jueves por la mañana.

-¿Te acompañará alguien en el viaje?

- No viajo sola, Satsuki, mi chófer, me acompañará en el viaje.

-Tu chófer no cuenta.

-¿Quieres que alguien de mi equipo viaje conmigo a Boston?

- No estaba pensando en nadie de tu equipo para que te acompañe.

-Pero entonces…, ¿con quién...? ¡Espera! Estás pensando en Liam o en Sophie.

- Chica lista. Estaba pensando en Liam, efectivamente.

-Pero…, no…, si no hace falta…, a…, además…, no sé qué excusa poner para justificar que me acompañe. ¿Y…, y porque Liam? ¿Y por qué no Sophie? Tal vez ella estaría más disponible y sería una buena compañía también.

-No descarto la posibilidad de que Sophie te acompañe, pero siento que Liam y tu habéis conectado mejor y te sería más agradable tener su compañía en el viaje. Podrás sentirte más a gusto con él, y te beneficiaría relacionarte con alguien que no sea parte de tu equipo para variar. Además, tú misma has dicho que Liam te inspira confianza y te sientes segura con su presencia, pero lo más importante, Julia, es que Liam es un hombre. La presencia de un hombre en un entorno diferente puede ser beneficiosa para ti. Tener la oportunidad de pasar tiempo con alguien del sexo opuesto te permitirá ampliar tus horizontes y tal vez experimentar cosas nuevas. Es importante no limitarse a uno mismo y estar abierta a nuevas relaciones. Si bien dices que estás sola, en realidad estás rodeada de mujeres en tu trabajo y en tus residencias, incluso tu chófer es mujer. Por eso, creo que sería bueno que incluyas a alguien de género masculino en tu círculo cercano, como Liam. Creo que es una buena opción, pero si no te sientes cómoda, también puedes optar por que te acompañe Sophie en lugar de Liam. Ya sea con Liam o con Sophie, lo importante es que tengas una experiencia agradable.

-Entiendo completamente tu perspectiva. Mañana presentaré la propuesta a la empresa y espero obtener la aprobación para que Liam pueda acompañarme. Dado su perfil como ingeniero informático, creo que su presencia sería muy valiosa, ya que podría ofrecerme una visión más amplia y detallada de la situación. Sin embargo, quiero anticiparte que no soy una persona particularmente conversadora y no suelo entablar conversaciones profundas con frecuencia. En realidad, hace bastante tiempo que no participo en este tipo de relaciones personales.

-Pues la única forma de mejorar es practicando. Así que aprovecha esta oportunidad para desarrollar tus habilidades sociales.

-Te agradezco profundamente tus consejos, Lola; realmente los valoro mucho. Encuentro que son sumamente útiles y me proporcionan una perspectiva muy valiosa. Tus sugerencias me han ayudado a ver las cosas de manera diferente y a tomar decisiones más informadas. Aprecio el tiempo y el esfuerzo que has dedicado para ofrecerme tu orientación.

-Puedes contar con que siempre estaré aquí para ofrecerte mi apoyo. No importa lo que necesites o cuándo lo necesites, estoy dispuesta a ayudarte en lo que esté a mi alcance. Mi compromiso es estar a tu lado en cada paso del camino, brindándote el respaldo y la asistencia que requieras.



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La historia de Julia continúa en:

Capítulo 4: Dos en la carretera (Two for the Road).


Durante un viaje de negocios, Liam y Julia encuentran una excelente oportunidad para profundizar su conocimiento mutuo y fortalecer su vínculo profesional. Lola, consciente de la importancia de este momento, sugiere a Julia que saque el máximo provecho de la situación.

Sophie.jpegJulia y Sophie.jpegJulia.jpegMuchacha de ojos tristes.jpeg



 
Ese viaje va a ser el comienzo de algo bonito.
Evidentemente Liam se va a tener que armar de paciencia y no dar pasos en falsos, pero estoy seguro que poco a poco va a crecer una amistad y luego el amor entre los dos.
 
Ese viaje va a ser el comienzo de algo bonito.
Evidentemente Liam se va a tener que armar de paciencia y no dar pasos en falsos, pero estoy seguro que poco a poco va a crecer una amistad y luego el amor entre los dos.
Opino igual.
Y la conexión que tienen entre los empezará a desarrollarse en ese viaje.
 
La verdad es que a parte de estar encantando me el relato, lo cierto es que me caen bien todos los protagonistas, aunque soy del team Liam y Julia y quiero que acaben juntos, y no se que papel va a jugar Sophie, porque no se que siente realmente por Liam.
Por una parte creo que ella lo tiene como un gran amigo y seguramente quiere su felicidad y puede ver qué Julia se la puede dar
Pero por otra parte no sé si puede sentir algo más por Liam y al ver qué Julia puede ganarse el corazón de Liam, no sé si puede torpedear esa bonita historia de amor.
Yo me inclinó más por lo primero, pero dificultades, como es lógico, las va a haber.
 
EL TALISMÁN. PRIMERA PARTE. LA MUCHACHA DE LOS OJOS TRISTES.



Capítulo 4: Dos en la carretera (Two for the Road).

Marzo 2010.

Liam.


Oficinas de AIS, Advanced It Solutions.


Mientras me acerco a las oficinas de AIS, noto un lujoso Bentley deteniéndose frente al edificio, lo que me deja impresionado. Mi curiosidad se despierta de inmediato: me pregunto quién será el afortunado propietario de semejante vehículo. Sin embargo, mi asombro crece aún más cuando veo que la conductora del automóvil, una mujer con rasgos asiáticos, abre la puerta del pasajero y de él sale nada menos que Julia. Ella parece estar dando algunas instrucciones a la conductora antes de dirigirse al edificio. A medida que me acerco, me doy cuenta de que la matrícula del coche lleva el logotipo de “M&J”, lo que indica que se trata de un vehículo de empresa.

Siguiendo sus pasos, entro al vestíbulo justo detrás de Julia y la llamo mientras nos dirigimos hacia los ascensores. Aparentemente, ella no ha notado mi presencia, ya que avanza con la mirada baja, inmersa en sus pensamientos. Su atención parece estar completamente centrada en algo más, por lo que decido acercarme un poco más para asegurarme de que me escuche.

-¡Julia!

De repente, Julia gira y me mira. Al reconocerme, deja escapar una pequeña sonrisa que revela sorpresa y alegría. Con entusiasmo, pronuncia mi nombre, pero luego se corrige de inmediato, tartamudeando un poco mientras intenta recobrar la compostura. Su reacción me hace sentir bienvenido y aliviado, a pesar de su leve nerviosismo.

-¡Liam!..., bue…, buenos días.

-Buenos días, Julia. ¿Me permites acompañarte en el ascensor? Te prometo que seré discreto.

-Claro que…, que puedes acompañarme. Lo del otro día fue un malentendido.- Me dice seria.

-Era broma, Julia. No te lo tomes en serio.

-Ah, ya entiendo. No estoy acostumbrada a que me hagan bromas y me cuesta distinguir si es en serio o en broma.

-Lo siento, no era mi intención incomodarte.

-No te preocupes, Liam. Seguro que con el tiempo iré aprendiendo a diferenciarlo.

-Bueno, lo tendré en cuenta, pero te aseguro que te acostumbrarías enseguida a mis bromas. ¿Te queda mucho de la auditoría?

-No lo dudo, Liam. En cuanto a la auditoría, me queda todavía un poco de trabajo, pero creo que para el mediodía ya la habré terminado. Ha sido bastante sencillo hacerlo, la verdad. Lo tenéis todo en orden y al día. Mañana visitaremos la otra empresa en Boston, yo creo que con dos días será suficiente, siempre que me puedas acompañar, claro.

-¿Acompañarte yo? ¿para hacer qué?

-Necesito que alguien revise los equipos y sistemas informáticos en la empresa de Boston. Y pensé en ti, Liam. -responde Julia con una sonrisa.

-¿Pero no tienes personal especializado en informática en tu empresa?

-Por supuesto que sí, tengo un equipo muy competente. Pero quiero que alguien de tu empresa lo haga, para que no haya ninguna duda y pueda estar segura de que todo está en orden.

-Entiendo, y quieres que sea yo.

-Exactamente, Liam, si no te importa, claro.

-Por supuesto que no me importa, Julia. Estaré encantado de ayudarte.

-Me alegra oír eso. Pero antes, hay que pedírselo a William. Es él el que lo tiene que autorizar.

-No pondrá objeciones, soy su ojito derecho.

Finalmente llegamos a nuestra planta. Saludo a Lucía y luego nos dirigimos cada uno a nuestro puesto de trabajo. Antes de eso, voy al despacho de Sophie para saludarla.

-Hola Sophie, buenos días.

-Hola Liam, buenos días.

-Sabes, Julia me ha hecho una propuesta interesante, me ha pedido que la acompañe a Boston para revisar los sistemas informáticos de la empresa que queremos comprar.

-Vaya, sí que resulta un poco extraño. Sabiendo como es Julia, y lo que le cuesta relacionarse con la gente, que te haga esa propuesta da que pensar.

-Para mí no es extraño. Es comprensible que quiera alguien de confianza de nuestra empresa y confía en mi habilidad en el área de sistemas informáticos. Además, después de pasar todo el día de ayer trabajando juntos, supongo pensará que puede fiarse de mí.

-Sí, eso parece lógico. Pero, si resulta que, según tu amiga Isabella, está en terapia con algún profesional, es lógico pensar también que a ese especialista le habrá contado su experiencia con nosotros estos dos días, por lo tanto, le habrá hablado de nosotros y de sus impresiones sobre ti y sobre mí.

-¿A dónde quieres llegar?

-Lo que trato de decir es que, si ella está utilizando nuestra empresa como terapia, como mencionamos antes, ¿no querrá hacer lo mismo contigo? ¿No estará interesada en practicar sus habilidades de relaciones personales contigo?

-En cierto modo, sí. Según Isabella, ella ha estado utilizando la experiencia en nuestra empresa como terapia, así que es posible que quiera seguir explorando eso durante el viaje conmigo. Quiere mejorar en sus relaciones personales y podría ver en mí una oportunidad para practicar.

-Quizás no quería ser tan directa, pero sí, eso es lo que quería decir.

Después de reflexionar unos instantes sobre las palabras de Sophie, llego a la conclusión de que tiene razón. Es posible que el terapeuta que la está tratando le haya recomendado que viaje con alguien, aunque en realidad no lo necesite. Pero…,

-¿Y por qué yo, Sophie?

-Supongo que te habrá elegido porque ayer pasaste todo el día con ella y probablemente piense que puede confiar en ti. Además, eres una persona amable y sociable, lo que hace que sea fácil para ella sentirse cómoda contigo. Pero también puede ser que haya algo más detrás de su elección.

-Entiendo lo que dices, Sophie. Si eso ayuda a Julia, no me importa ser parte de su terapia. Haré lo posible para ser amable y hacer que se sienta cómoda durante el viaje.

-¿Entonces no tienes problema en acompañarla? -pregunta Sophie con una sonrisa-. Me alegra que tengas esa actitud positiva al respecto. Espero que puedas ayudarla a superar su fobia y que todo salga bien. Pero ten en cuenta, Liam, que debes ser cuidadoso en cómo tratas a Julia durante el viaje. Cualquier error podría empeorar su situación y afectarla gravemente.

-Tendré cuidado, Sophie. Aprecio tus consejos y ayuda.

Después de reflexionar sobre las palabras de Sophie, decido enviar un mensaje a Isabella pidiéndole que me llame en cuanto tenga un momento libre. Asumo que estará ocupada con una sesión en este momento, así que espero pacientemente a que me devuelva la llamada. Es importante para mí conocer su opinión y recibir algunos consejos sobre cómo proceder con Julia, tal y como me recomendó Sophie. Me doy cuenta de que debo tener cuidado para no dañarla en el proceso.

Con esa idea, me pongo a informarme sobre la empresa que vamos a visitar Julia y yo, “Etos Entertainment”. Descubro que se trata de una empresa informática especializada en videojuegos multiplataforma y enfocada en el sector del ocio. Aunque tuvo un éxito puntual hace unos diez años con un juego que tuvo buena aceptación, las actualizaciones y nuevos lanzamientos no tuvieron tanto éxito y finalmente, la competencia los arrolló. Actualmente, se encuentran al borde de la bancarrota y William está interesado en comprarla. La situación no parece prometedora, ya que el mercado de los videojuegos es muy competitivo y dominado por grandes empresas que invierten grandes sumas de dinero en cada lanzamiento. Si un producto no tiene éxito, puede ser desastroso para una pequeña empresa como Etos. Espero encontrar más información durante la visita.

Isabella se pone en contacto conmigo rápidamente después de que le envié el mensaje.

-Hola Liam, mi amante intermitente. ¿necesitas de mis servicios profesionales? Pues has tenido suerte, porque me han cancelado la siguiente visita y tengo una hora enterita para ti. Pero ya sabes cómo te cobro las sesiones. Venga dispara, que seguro que tiene que ver con Julia. ¿Haces caso a mis recomendaciones? ¿Están dando resultado? Pero dime algo, no te quedes callado.

-Buenos días, Isabella, si es que no me das opción para meter baza. Gracias por atender mi llamada. Me alegra que tengas un hueco libre para mí. Sí, tiene que ver con Julia. Quería pedirte tu opinión sobre cómo manejar una situación en particular. Por supuesto que estoy haciendo caso a tus recomendaciones, me han ayudado mucho. Pero ahora me preocupa el hecho de que tenemos que hacer un viaje juntos y no sé cómo manejarlo. ¿Tienes alguna recomendación sobre cómo debo comportarme? (le sigo contando los detalles que había comentado con Sophie una hora antes). Por supuesto, te pagaré con generosidad, ya sabes que soy una fuente inagotable de recursos.

-Podemos discutir mis honorarios más tarde, Liam, ja ja ja. Pero por ahora, centrémonos en Julia. Tu amiga Sophie dio en el clavo. Estoy de acuerdo con ella, de hecho, si Julia fuera mi paciente, es exactamente lo que le habría aconsejado. Por lo tanto, el profesional que la está tratando está haciendo un buen trabajo y sutilmente solicitando la cooperación de su entorno, que en este caso eres tú. Mis consejos son los mismos que la última vez. Necesitas ayudarla a que se abra un poco más, animarla a hablar de sí misma. Esto es crucial porque podemos aprender mucho de lo que ella diga sobre sí misma, lo que nos ayudará a apoyarla mejor.

Por lo tanto, trata de ser paciente y comprensivo con ella, y hazle saber que estás ahí para apoyarla en lo que necesite. Mi recomendación es que te tomes tu tiempo para entenderla mejor. Si en algún momento te sientes inseguro sobre qué decir o cómo actuar, es mejor que te detengas y reflexiones en lugar de actuar impulsivamente y arriesgarte a herirla. Recuerda que lo más importante es que Julia se sienta cómoda y segura al hablar contigo, para que pueda confiar en ti y abrirse cada vez más.

Además, es importante que evites hacer juicios o dar consejos precipitados, ya que esto puede alejarla y hacer que se sienta juzgada. En resumen, debes ser un apoyo constante y respetuoso para ayudar a Julia a sentirse más segura y cómoda hablando de sí misma. Pero, sobre todo, debes tener mucho cuidado, Liam. Si dices o haces algo que la asuste, es posible que se vuelva a esconder y no salga de su refugio por años. Supongo que no es eso lo que quieres, ¿verdad?

-No, Isabella, no es que yo quiera eso. Pero tampoco es lo que piensas.

-Lo que pienso, Liam, es que esa chica ha tocado tu corazón y todavía no te has dado cuenta. Pero llegará el momento en que lo hagas. Por eso es importante que la cuides si no quieres perderla.

-No, no, ahí creo que te equivocas.

-No me equivoco Liam. Tengo mucha confianza en mi habilidad profesional, y además te conozco muy bien.

Agradezco los consejos de Isabella, y siento que ya tengo claro sobre cómo actuar, pero desecho la idea de Isabella de que yo siento algo por Julia. No siento ninguna atracción romántica por ella, pero siento la necesidad de ayudarla a superar este difícil momento. Me preocupa su bienestar y me compadezco de su situación. Mi impulso de ayudarla es puramente empático y altruista, sin ninguna motivación personal detrás. Quiero ser un apoyo para ella y ayudarla a encontrar una salida a este pozo en el que se encuentra.

A pesar de que me parece una persona interesante con la que puedo empatizar, no es mi tipo, aunque no puedo negar que tiene una belleza natural. Su estilo personal no es de mi agrado. Definitivamente, el estilo de Julia es muy diferente al de Sophie. Creo que Sophie podría darle algunos consejos para mejorar su apariencia. Sophie tiene una habilidad innata para combinar ropa y accesorios, lo que la hace destacar en cualquier ocasión. Julia, por otro lado, parece no prestar demasiada atención a su apariencia. No es que sea un problema en sí mismo, pero es un contraste notable entre las dos. Sophie sí que tiene una elegancia natural que no se compra con dinero, y eso es lo que la hace verdaderamente atractiva. Por supuesto, no se puede negar que Julia tiene un gran poder adquisitivo y puede permitirse lujos que Sophie no, pero el dinero no lo es todo en la vida, y el buen gusto y la personalidad pueden marcar la diferencia en la percepción de la belleza.

Llega el momento de tomar un respiro y decido enviar un mensaje a Sophie para encontrarnos como de costumbre para nuestro café matutino. Justo después de enviarle el mensaje, entra por la puerta Julia.

-Liam, hola -dice Julia al asomarse por la puerta-. ¿Puedo tomar café con vosotros?

-Hola Julia, qué alegría verte. Por supuesto que puedes unirte a nosotros, siempre es agradable tener compañía en nuestro café matutino, y no necesitas pedir permiso. Sophie ya viene hacia aquí y a ti te iba a avisar ahora. Estoy encantado de tomar café contigo.

-Digo lo mismo Julia, yo también estoy encantada de que quieras tomar café con nosotros. -comenta Sophie, que llegaba en ese momento y escucha las últimas frases de nuestra conversación.

-Gracias, sois los dos muy amables.

Al sentarnos en la mesa, le voy a preguntar a Julia como quiere el café, pero recuerdo que ella trae su propio café en una botellita térmica, y no le digo nada. En efecto, Julia saca de su bolso un pequeño termo y lo abre. De inmediato, un aroma a café recién hecho inunda el ambiente.

-Liam, acabo de hablar con William y te ha dado el permiso para viajar a Boston. Vamos a salir esta tarde y cuando termine mi trabajo, que ya queda poco, iré a casa para preparar mi maleta y comer algo. Te aconsejo que hagas lo mismo. Si me das tu dirección, te recogeré a las cuatro en tu casa. Tenemos un viaje de cuatro horas hasta Boston y nos alojaremos en el Four Seasons Hotel. He reservado una suite para cada uno. Mañana por la mañana iremos a la empresa y si todo va bien, y no surge ningún contratiempo, estaremos de vuelta el viernes por la tarde. ¿Tienes alguna pregunta o necesitas más información?

Me quedo impresionado por cómo Julia cambia su comportamiento cuando entra en modo negocios. En menos de un minuto ha organizado todo el viaje a Boston, incluyendo el transporte, alojamiento y el plan de trabajo para los próximos días. Es como si estuviera hablando con una persona completamente diferente. Admiro su capacidad para cambiar de personalidad tan rápidamente y llevar a cabo todas las tareas necesarias de manera tan eficiente.

-No…, creo que no…, parece que lo tienes todo perfectamente planificado.

-Oh…, disculpa es…, espero que no te haya incomodado. Siempre viajo sola y no estoy acostumbrada a pedir opiniones. Pero si prefieres po…, podemos mirar otras opciones. Podemos elegir otro hotel a tu gusto si…, si quieres.

-No te preocupes, Julia, no me ha molestado en absoluto. No era un reproche, era un halago por lo bien que has organizado todo. Me hubiera llevado mucho tiempo si lo hubiera organizado yo mismo. Además, creo que voy a disfrutar de esa Suite. Suena genial.

-Ah, vaya, gracias, pero es mérito de mi secretaria, que es la que ha hecho todas las gestiones. Le transmitiré tu agradecimiento.

Sophie y yo intercambiamos una mirada y sonreímos. Ambos habíamos asumido que Julia había hecho la reserva ella misma. No se nos ocurrió que ella tenía una secretaria que manejaba estos arreglos por ella. Julia no tiene apariencia de millonaria. Cualquiera podría pensar que es una oficinista sin mayores aspiraciones que hacer bien su trabajo. Por eso nos resulta extraño pensar que tiene secretaria, aunque sea lo más común.

-¿Habéis pensado que lo había reservado yo? Tengo una secretaria muy eficiente que hace estas cosas por mí, y reconozco que yo no lo hubiera sabido hacer tan rápido. En cambio, ella, todo lo hace fácil. Además, no puedo dejar mi trabajo para dedicarme a organizar un viaje. Para eso está Olivia, que me saca de estos pequeños apuros.

-Julia, no te lo tomes a mal.- dice Sophie-, pero es que, al verte aquí, tan cercana y sencilla, nos resulta difícil imaginarte como la mujer de negocios exitosa que eres. Pero sin duda, tienes mucho talento para la organización y la gestión.

-Claro, entiendo por qué lo pensáis. Mi apariencia es más bien modesta y no es la típica de una persona adinerada. Sin embargo, me siento a gusto con mi estilo y no siento la necesidad de cambiarlo para ajustarme a una imagen que se espera de alguien en mi posición económica.

. . . . . . . . . . . .

Siguiendo el consejo de Julia, a las cuatro de la tarde me encuentro plantado frente a la puerta de mi edificio con una pequeña maleta.

Veo el lujoso Bentley de M&J con los cristales tintados, detenerse delante de mí. Adivino que Julia ya está en el interior. Me acerco al coche y la conductora se baja para abrirme la puerta y ayudarme a subir. Con amabilidad, carga mi maleta en el maletero y luego sube al asiento del conductor para comenzar nuestro viaje.

Me siento en el cómodo asiento del lujoso automóvil y no puedo evitar sorprenderme por su elegancia y lujo. Julia nota mi asombro y sonríe con amabilidad.

-Hola, Liam. Permíteme presentarte a Satsuki, mi chofer personal. Aunque es de origen japonés, nació en Nueva York.

-Hola, Satsuki. Me alegra conocerte -le digo amablemente mientras le extiendo la mano para saludarla.

Satsuki responde con una reverencia y una sonrisa amable.

-Es un placer tenerlo en el auto, señor Brown.- dice con respeto.

-Por favor, llámame Liam. Ya que vamos a compartir viaje, dejemos las formalidades.

-Claro, Liam. Gracias por la confianza. -responde Satsuki con una sonrisa.

-Satsuki, tengo que admitir que me siento un poco envidioso de tu trabajo, manejar un coche tan elegante como este debe ser un verdadero placer.

-Así es, Liam. Para mí es un placer y un privilegio conducir este coche. Espero que el viaje de cuatro horas no te resulte pesado.

-Sin duda será un viaje ameno en tan cómodo vehículo y con una compañía tan agradable como la vuestra. -respondo con una sonrisa.

-Gracias Liam.

Miro a Julia, y veo que se ha ruborizado. La falta de maquillaje, hace que aún se note más.

-Oh, lo siento, Julia. Espero que no te haya incomodado.

Julia tartamudea un poco al responder, pero al final agradece el cumplido.

-No…, no me has molestado, es…, es que no estoy acostumbrada a este tipo de halagos. Gra… Gracias, Liam.

-Julia, ¿te importaría si te pido conducir el Bentley por un tramo del viaje? No creo que tenga otra oportunidad en mi vida para manejar un coche como este.

-Tendrás que hablar con Satsuki, aunque no estoy segura de que te deje conducir su preciado Bentley.

-¿Por qué no? ¿no es tuyo el coche? Si se lo pides tú seguro que me lo deja, para eso eres su jefa.

-El coche es de la empresa, aunque tengo la exclusividad de su uso. En nuestra compañía no hay jerarquías, somos un equipo y cada una tiene un papel importante que desempeñar. Me gusta llamarlas colaboradoras porque juntas logramos grandes cosas. Ellas ganan más dinero colaborando conmigo que en cualquier otra empresa, lo que hace que nuestro equipo sea muy leal y motivado. Satsuki es una excelente profesional, su tarea es conducir y cuidar el coche con dedicación, lo trata como si fuera suyo, incluso creo que ella piensa que lo es. Aunque le pidiera que me permitiera conducirlo, estoy segura de que no lo haría, ya que es muy cuidadosa y no querría arriesgar su trabajo ni nuestra seguridad.

-Pues es una pena dejar pasar esta ocasión, pero aún lo intentaré con Satsuki, cuando lleguemos a Boston, utilizaré todos mis encantos.

-Bueno, Liam, es tu decisión, pero recuerda que Satsuki es una profesional muy seria y responsable, así que te sugiero que no la presiones. Por supuesto, puedes intentarlo si lo deseas, pero te aconsejo que lo olvides, nunca te lo va a dejar.

Al ver que su expresión es seria, decido no insistir sobre el tema. Baja la mirada hacia su colgante, que lo coge con la mano.

Hay un silencio incómodo por un rato, hasta que decido sacar el tema de la empresa que íbamos a visitar, Etos Entertainment. Me da algunos detalles sobre su situación económica y cómo habían logrado mantenerse a flote en un mercado tan competitivo.

-Esta empresa lleva mucho tiempo en números rojos. Sus productos no tienen buena acogida en el mercado, porque no tienen buena calidad. Necesitan urgentemente financiación externa, pero aun así, su futuro es incierto. Apostar por esta empresa es tirar el dinero. Podría haber hecho este informe sin necesidad de visitar la empresa.

-¿Entonces me estás diciendo que no recomiendas la adquisición?

-Desde mi punto de vista, puede ser una inversión arriesgada y, por lo tanto, no la recomiendo.

-¿Por qué hacemos el viaje entonces, si lo tienes tan claro?

-El hecho de que no sea un buen negocio no significa que no sea importante conocer la situación de la empresa. A veces es valioso aprender de las experiencias de otros, incluso si no son exitosas. Además, necesitaba salir del despacho.

-Recuerdo que ayer comentaste algo sobre tu necesidad de salir del despacho, ¿Qué tiene tu despacho que estás obligada a salir de él?

-Liam, no es el despacho lo que me obliga a salir, sino mi propia necesidad de cambiar de aires. He pasado tanto tiempo enfocada en mi carrera y en los negocios que apenas he tenido vida social. Ahora me siento un poco perdida en el mundo real y creo que necesito salir del despacho, experimentar y conocer gente. Estoy decidida a dejar atrás mi aislamiento y abrirme a nuevas experiencias.

-Comprendo. ¿Es por eso que aceptaste realizar nuestra auditoría, a pesar de que sabías que era un trabajo básico para principiantes?

-Tanto así que incluso podría haber sido realizado por cualquiera de mis colaboradoras desde nuestras oficinas, simplemente conectándose a vuestra red y revisando la contabilidad desde su propia mesa.

-Pues me alegra que hayas venido tú, Julia. De esta manera, hemos tenido la oportunidad de conocerte mejor. Espero que también hayas encontrado esta experiencia beneficiosa para ti.

-Os estoy muy agradecida a Sophie y a ti, por la manera en que me habéis acogido desde que llegué. Vuestra actitud ha sido muy importante para mí y me ha hecho sentir muy cómoda. Realmente creo que sois dos personas estupendas.

-Ojalá que después de que termines la auditoría, sigamos en contacto y podamos vernos, junto con Sophie en alguna ocasión. Podríamos presentarte a nuestros amigos y así tendrás la oportunidad de conocer a más personas y expandir tus relaciones sociales.

-Quizás no estoy completamente segura de estar lista para dar ese paso, pero te aseguro que reflexionaré y hablaré con Lola sobre ello.

-¿Lola?

-Lola es mi terapeuta, que me ha animado a salir de mi zona de confort y a enfrentar mis miedos. Es una gran profesional que me está ayudando a superar muchos obstáculos.

-Ah, entonces ya estás trabajando con un profesional que te está guiando en tu proceso.

-Claro, yo nunca me hubiera atrevido a hacerlo sola. Pero sí que me gustaría mantener contacto con vosotros y llegado el momento poder conocer a vuestros amigos, pero poco a poco, aún me cuesta mucho abrirme a las personas.

-Entiendo perfectamente, no hay ninguna prisa. Lo importante es que vayas dando pequeños pasos y experimentes nuevas situaciones. Que te sientas cómoda y confiada en ti misma. Estoy seguro de que con el tiempo irás ganando confianza y te irás sintiendo más cómoda con la gente. Y por supuesto, estaré encantado de mantenerme en contacto y presentarte a nuestros amigos cuando tú te sientas preparada.

-Siento que puedo confiar en ti y por eso no me cuesta hablar de mis problemas contigo. Espero que no te importe que comparta contigo mis preocupaciones.

-Claro, Julia, puedes confiar en mí. -le digo mientras apoyo mi mano en la suya, que está apoyada sobre el reposabrazos- Me gusta ser un buen oyente y siempre trato de ayudar a las personas en lo que pueda. No tienes que preocuparte por la confidencialidad, lo que me cuentes será un secreto entre nosotros.

Aunque no aparta su mano, noto como se pone tensa y aparto la mía, cambiando de tema.

-Y hablando de fiar, ¿crees que Satsuki se fiará de mí y me dejará el coche?

-No te hagas ilusiones, ya te he dicho que no me lo prestaría ni a mí misma que soy la que le paga.

Y lo dice con una sonrisa sincera. Era raro verla sonreír así.

-Julia, tienes una sonrisa muy hermosa, me gustaría verte sonreír más a menudo.

Se vuelve a poner colorada y baja la vista. Guardamos silencio un rato, hasta que yo rompo el hielo con otro asunto.

-Julia, disculpa mi atrevimiento, pero tengo curiosidad por saber cómo has logrado construir casi un imperio en tan poco tiempo.

-Sí, en poco tiempo, pero con mucho trabajo y sobre todo mucho renunciamiento. Cuando llegué a Harvard, no tenía a nadie y tampoco me interesaba socializar con los otros alumnos, aunque al principio muchos quisieron ser mis amigos, pero yo los rehuía a todos. Después, tras muchos desplantes, me dejaron tranquila, y pude enfocarme en mis estudios.

Desde niña he tenido facilidad para los números, y me divertía mucho haciendo cálculos con la paga que me daban mis padres. Llevaba una libreta donde anotaba lo que me daban, lo que me gastaba y lo que ahorraba, haciendo mis propias cuentas, y mis propios planes. Para mí era un pasatiempo, nada serio, pero aprendí a gestionar mi propio dinero e incluso a sacarle provecho, haciendo pequeños favores a alguna amiga que se quedaba sin dinero antes de tiempo. Cuando me devolvía lo prestado, me daba algo más como detalle, aunque yo nunca se lo exigí.

Me acostumbré a llevar mi propia contabilidad y con el tiempo fui mejorando mis métodos y aprendiendo otros. Durante mi primer año en la universidad, no estuve en ninguna residencia, ni compartía apartamento. Vivía yo sola, no muy lejos de mi facultad. En mi calle, solía comprar en un almacén de comestibles que vendía casi de todo. Siempre me ha gustado comprar en sitios así, y no en las grandes superficies, siempre atestadas de gente.

Un día, vi que el dueño había puesto un cartel de “SE VENDE”. Pensé que cerraba porque quería volver a su casa, ya que era originario de India, y se lo pregunté.

-Tengo mucha venta, pero también muchos gastos y se me empiezan a acumular las deudas. He pensado en vender y pagar las deudas con el dinero de la venta, y buscarme un trabajo que me dé menos quebraderos de cabeza.

-Ram, yo estudio en Harvard y se me da bien la contabilidad, si no te importa ¿podría echar un vistazo a tus cuentas?, puede que encuentre alguna solución.

-Claro niña, puedes mirar lo que quieras, total ya no hay remedio.

Me llevé sus libros a mi apartamento y los estuve revisando. La verdad es que, aunque llevaba una contabilidad muy sencilla, lo tenía todo anotado tanto los ingresos como los gastos. Pude ver que los últimos meses, los gastos se mantenía casi igual, pero los ingresos estaban bajando. En una segunda libreta, había escrito las deudas que tenía, y tenía razón, cada mes, esas deudas iban creciendo y con los ingresos de la tienda no podía pagarlas. A ese ritmo, tendría que cerrar la tienda en poco tiempo si no lograba venderla antes. También había una caja de cartón como la de los zapatos. Ahí encontré un montón de tiques de caja. Detrás de cada tiquet, había un nombre y una fecha. Algunos tenían fecha de más de un año de antigüedad. No me costó nada deducir que sería eso. Estaba vendiendo a crédito a personas que le pagaban mal o directamente no le pagaban. Junté los tiques según el nombre que había detrás. Algunos acumulaban una buena cantidad de tiques sin pagar. Una vez juntados sumé lo que debía cada cliente y luego sumé todos los subtotales, resultando una cantidad muy superior a la deuda que tenía Ram. No me lo podía creer, esos clientes le estaban robando a Ram y este, en vez de exigirles esos tiques sin pagar a sus clientes, se estaba endeudando y estaba poniendo su negocio en riesgo.

Al día siguiente, hablé muy seriamente con Ram y le hice ver que no podía seguir así.

-No puedes permitirte confiar en cualquier persona sin precaución, ya que a menudo pueden dejarte en una situación complicada. Es crucial que comiences a gestionar y cobrar esas deudas lo más pronto posible si quieres asegurar la estabilidad de tu negocio. Mantener un flujo de caja saludable es fundamental para evitar problemas financieros.

Siguió mi consejo, y empezó a cobrar a los clientes que más tiempo llevaban debiéndole o incluso no le habían pagado jamás. A la hora de dar crédito, solo lo hizo con un pequeño grupo de clientes de confianza. En el primer mes ya vio como crecían los ingresos sin haber crecido las ventas, y al mes siguiente, ya había saldado sus deudas.

Me dijo que estaba muy agradecido y me ofreció dinero por mi ayuda, pero yo lo rechacé porque no me parecía justo. Yo solo le había dado unos consejos y le había ayudado a organizar sus cuentas, pero el mérito era suyo por haber trabajado duro y haber cambiado su forma de vender. Además, yo tenía suficiente dinero.

Pero Ram les habló de mí a otros comerciantes del barrio y al poco tiempo tenía solicitudes para que les revisara su contabilidad, o que la hiciera yo directamente. A Ram, se lo había hecho gratis porque a mí me importaba que no cerrara la tienda donde yo compraba, pero a los demás les cobré un precio, que todos aceptaban sin protestar, y me vi con unos cuantos clientes a los cuales les asesoraba en la contabilidad de sus negocios, haciéndoles sugerencias para hacerlo más lucrativos. Y yo empecé a ganar dinero, mucho dinero.

-¿Y no te quitaba tiempo para estudiar?

-No, no me quitaba tiempo para estudiar. Al contrario, me ayudaba a aprender más sobre la práctica de la contabilidad y las finanzas. Además, yo era muy organizada y me planificaba bien el tiempo. Estudiaba por las mañanas y por las tardes, y dedicaba las noches a revisar las cuentas de mis clientes.

Durante mi tiempo en la universidad, nos asignaron un proyecto de trabajo en equipo que implicaba simular la creación y gestión de una empresa, abarcando todos los aspectos desde el inicio. Entre mis compañeras, fui yo quien seleccioné a las integrantes de mi equipo para este proyecto, sin duda las mejores del grado. Todas aceptaron trabajar conmigo, conscientes de que, si yo lideraba el ejercicio, lo aprobaríamos sin duda. Sin embargo, les dejé claro que no quería simplemente simular la empresa, sino crear una de verdad, y que ya tenía algunos clientes interesados. Las cuatro aceptaron mi propuesta y nos sumergimos en mi proyecto. Les prometí que, si teníamos éxito, serían las primeras en ser contratadas. Nuestro trabajo fue excepcional y hasta impresionó a los profesores con nuestra audacia. La empresa se llamó M&J; lo de "international" vino más adelante. Con el tiempo, mis clientes empezaron a aumentar gracias al poder del boca a boca, que demostró ser más efectivo que cualquier campaña publicitaria.

Un día nos enfrentamos a un caso bastante complicado. Una pequeña empresa con 10 trabajadores nos contactó para que les ayudáramos a salir de una difícil situación económica. A pesar de que hasta entonces solo habíamos trabajado con pequeños negocios del barrio, decidimos aceptar el caso y nos presentamos en la empresa para recopilar toda la información posible. Después de estudiar la situación, presentamos varias soluciones al empresario, pero éste no aceptó ninguna de ellas y nos ofreció una propuesta inesperada: si creíamos tanto en nuestras soluciones, ¿por qué no comprábamos la empresa y la hacíamos rentable nosotras mismas?

Esta era una situación que no habíamos previsto, pero a pesar de los riesgos, debatimos la propuesta con todo el equipo y finalmente decidimos arriesgarnos, ya que creíamos en nuestro proyecto y sabíamos que, si salía bien, el beneficio para nosotras iba a ser importante. Para poder adquirir la empresa, pedimos préstamos ya que no contábamos con suficiente capital.

Trabajamos duro en la empresa y al pasar el primer año, habíamos logrado que fuera más productiva que nunca. Vendimos la empresa con un valor añadido importante, lo que nos supuso un gran beneficio para nuestra empresa y una bonificación para cada una de nosotras. Desde ese momento, nuestra empresa despegó y no paramos de crecer gracias a nuestro trabajo y dedicación.

Una vez más, el poder del boca a boca hizo su magia y comenzamos a recibir clientes de todas partes del país e incluso de otros países. Fue entonces cuando tuvimos que asociarnos con compañías internacionales y exportar nuestro sistema de trabajo. En ese momento, decidí agregar el término "International" a nuestra marca. Después de graduarme de Harvard, trasladé la sede de la empresa a Nueva York, la capital financiera del país.

Lo que en un principio comenzó como un simple pasatiempo de niña, se había convertido en mi modo de vida, aunque he tenido que pagar un precio muy alto.

Durante los primeros años de mi empresa, junto con mi equipo de colaboradoras, desarrollamos un software innovador que nos ha ayudado mucho en la valoración de riesgos. Yo aporté mis ideas y trabajamos juntas para crear un programa que hiciera nuestro trabajo mucho más fácil y preciso. Siempre tomamos decisiones en equipo, pero gracias a este software tan predictivo, podemos hacer previsiones muy acertadas.

Este programa se ha convertido en nuestra principal herramienta de trabajo y lo tenemos alojado en nuestros servidores. De hecho, todas las empresas internacionales con las que estamos asociados lo utilizan para sus valoraciones de riesgos, lo que ha contribuido enormemente a nuestro éxito en todos los países. Estamos muy orgullosas de lo que hemos logrado con nuestro software y seguimos trabajando en mejorarlo cada día.

-Julia, me has dejado impresionado. Se nota que posees una inteligencia notable.

-Agradezco tus palabras, pero debo decir que, aunque algunos de mis profesores me han dicho lo mismo, no creo que solo la inteligencia me haya llevado hasta aquí. Ha sido el resultado de un gran esfuerzo, dedicación y trabajo arduo, además de sacrificar muchas cosas importantes en mi vida, las cuales ahora siento su falta.

Estoy intrigado por saber más acerca de Julia después de la interesante conversación que hemos tenido. Me gustaría continuar hablando con ella, ya que estoy seguro de que tiene muchas más cosas que contar. Desafortunadamente, hemos llegado al hotel y tendré que dejarlo para otra ocasión. Sin embargo, estoy ansioso por volver a hablar con ella y aprender más sobre su vida y experiencias.

Julia, o su secretaria, había reservado tres suites, de las seis que el hotel tiene disponibles. Julia se había reservado la royal suite, y para Satsuki y para mí las suites ejecutivas. Aunque no son tan grandes como la de Julia, mi suite es tan grande como mi apartamento.

Mientras disfrutamos de una cena ligera en la suite de Julia, aprovechamos para planificar el trabajo del día siguiente. A pesar de que ella se niega a cenar en el restaurante del hotel, disfrutamos de una agradable conversación. Mientras Julia revisa las cuentas de la empresa, yo me ocuparé de verificar los equipos y sistemas, así como de evaluar la capacitación del personal.

. . . . . . . . . . . .

Boston.

Four Season Hotel Boston, 23:00 horas.

Julia.


-¿Así que estás diciendo que te tomó de la mano mientras estaban en el coche?

-Más bien puso su mano encima de la mía, no exactamente que me cogiera la mano. Quizás solo quería transmitirme confianza.

-¿Y qué sentiste con su contacto?

-Experimenté varias emociones en ese momento. Al principio me sorprendió su movimiento, lo que me puso tensa. Sin embargo, después sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, lo cual fue agradable. Quería que mantuviera su mano allí, porque me gustaba cómo se sentía.

-¿Qué sucedió después?

-En cuanto notó mi tensión, cambió de tema y retiró la mano. Me sentí un poco abandonada, pero después hizo un comentario sobre si Satsuki le dejaría conducir el coche, lo que me hizo sonreír. Me halagó diciéndome que tenía una sonrisa muy bonita y que debería sonreír más a menudo.

-Es cierto que deberías sonreír más a menudo. A veces te veo un poco seria y melancólica.

-Lo sé, Lola. Estoy trabajando en ello, tratando de dejar atrás esa seriedad y melancolía. Cuando me hizo ese comentario, me sentí un poco avergonzada, ya que no suelo recibir ese tipo de halagos, pero debo admitir que me gustó mucho escucharlo.

-Liam está teniendo un impacto muy positivo en ti. Durante el viaje, le has contado cosas que no habías compartido con nadie más, lo que demuestra que te has abierto con él de una manera especial.

-Liam me inspira mucha confianza y me hace sentir cómoda para compartir detalles personales con él de forma natural, casi como lo hago contigo. Me siento tan a gusto hablando con él y ha logrado que me abra de una manera que no había hecho antes.

-¿Tienes planes para después del trabajo mañana, o podemos aprovechar la oportunidad de pasar más tiempo con Liam?

-¿Después del trabajo qué tengo planeado hacer? Quedarme en el hotel y descansar. Cenar y tener una buena charla contigo.

-Es posible que Liam te invite a salir a tomar algo en algún bar, así que asegúrate de estar preparada para aceptar la invitación.

-¿Ir a tomar algo en un bar? No es buena idea, nunca he estado en uno y nunca he bebido alcohol. Además, ¿y si no me invita?

-Si no te invita, tú misma lo puedes invitar. Sería una buena oportunidad para que entres en un bar, suelen ser lugares agradables para hablar y conocer gente, y hay muchas bebidas sin alcohol. Es importante que aprendas a relacionarte fuera del trabajo.

-No sé, Lola, eso me va a costar, no sé si podré hacerlo.

-Puede que al principio te cueste un poco, pero estoy segura de que podrás hacerlo. Además, Liam parece ser una persona muy amable y comprensiva, no creo que te haga sentir incómoda en ningún momento. Si no te atreves quedar a solas con él, invita también a Satsuki, si así te sientes más segura.

-No se trata de él, Lola, es más bien por mí. No me siento cómoda en ambientes con gente desconocida, ya lo sabes.

-Entiendo cómo te sientes, pero por eso precisamente deberías considerar la invitación de Liam. Estarás rodeada de desconocidos, pero al estar con alguien en quien confías y te sientes cómoda, como Liam, te ayudará a sentirte más segura. Además, es importante que puedas ir a lugares públicos y relacionarte con personas nuevas. Queremos que esto sea algo normal para ti, no una excepción.

-Tienes toda la razón, como siempre. La verdad es que me siento muy cómoda en compañía de Liam. Cuando estoy con él, parece que el resto del mundo no existe y por eso no siento miedo ni incomodidad.

-Sabes Julia, creo que de la forma que hablas de Liam…,

-¿A qué te refieres, Lola? ¿De qué forma hablo de Liam?

-Tal como hablas de Liam, creo que…,

-¿Qué pasa Lola? ¿Qué estás sugiriendo?

-Lo que yo creo, Julia, es que Liam ha logrado conquistar tu corazón.

-¡No, Lola! pero ¿qué estás diciendo? No es lo que estás pensando. Liam me cae muy bien y me gustaría tenerlo como amigo, pe…, pero nada más. Ahí te equivocas, Lo…, Lola.

-Ja ja ja, no te preocupes Julia, ya lo descubrirás. Pero avísame cuando suceda para poder darte algunos consejos. Por ahora, aquí va el primero: deberías hablar más con él, háblale de ti, pero también interésate por su trabajo, su familia y sus aficiones. No tengas miedo de preguntar y, quién sabe, tal vez deberías incluso quedarte a solas con él.

-¿Te refieres a que debo estar a solas con él, sin Satsuki?

-Exacto, sin distracciones. Piensa en ello, Julia, imagínate en una situación en la que puedas hablar con Liam tranquilamente, sin prisas, sin interrupciones, sin nadie más alrededor. Podrías descubrir muchas cosas interesantes sobre él y, quién sabe, quizás también descubras algo nuevo sobre ti misma.

-¿Me estás diciendo que me quede a solas con él, en la suite?

-Estoy sugiriendo que busques un momento para estar a solas con él en un lugar tranquilo y agradable, puede ser en la suite o en otro lugar que te haga sentir cómoda. Pero, sobre todo, que tengas la oportunidad de conocerlo mejor y de que él también te conozca a ti.

-Estar a solas con un hombre, no creo que eso pase.

-Estamos hablando de Liam, no de cualquier hombre. Julia, no te estoy sugiriendo que hagas algo que no quieras hacer. Lo que quiero es que te abras a nuevas experiencias y que aproveches la oportunidad de conocer mejor a Liam. Si en algún momento surge la posibilidad de estar a solas con él, debes considerarla seriamente y aprovecharla.

-No, Lola, eso no va a suceder nunca.


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La historia de Julia continúa en:

Capítulo 5: ¿Bailamos? (Shall We Dance?)


Durante la auditoría en Etos Entertainment, Julia y Liam se enfrentan a una recepción tensa y hostil por parte del director. Desde el principio, el director muestra una actitud claramente prejuiciosa, lanzando comentarios que dejan entrever su sesgo de género.

Bentley de Julia.jpegJulia y Satsuki.jpegJulia y Lola.jpegLola.jpegJulia Gracia.jpeg
 
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La conexión que existe entre Julia y Liam se está afiansando y sin que se den cuenta ellos se están enamorando y lo lo quieren ver aún, por más que ambas sicoanalistasvse lo han dicho a cada uno y ellos no lo aceptan.
Dejemos que el tiempo pase y se den cuenta al fin que están enamorados, y espero que se forme una linda relación entre ambos.
 
Isabella y Lola se han dado cuenta antes que ellos de que se están enamorando.
A mí este tipo de relatos me gustan más, porque no hay sufrimiento de infidelidad y si lo bonito que es ver cómo va creciendo una bonita historia de amor.
Va a haber dificultades, porque creo que Sophie no tengo claro que vaya a aceptar perder a Liam, pero creo que acabarán juntos.
PD: Yo respeto a todos el mundo, pero creo sinceramente que este relato merece ser seguido por más gente, pero bueno, cada uno es como es.
 
Desde el comienzo de la historia, mencioné que se sitúa en un punto intermedio entre lo ficticio y lo real, explorando cómo las vivencias cotidianas pueden transformarse en el germen de relatos imaginarios. Este capítulo, en particular, tiene sus raíces en un hecho real que ocurrió hace algunos años en nuestro grupo de amigos.

En aquel entonces, había una pareja que, sin que ellos lo supieran, ya había comenzado a enamorarse. Todos lo notamos antes que ellos, lo veíamos en sus gestos, en las miradas cómplices, y en la forma en que se buscaban sin darse cuenta. Al mencionarles lo obvio que era para todos nosotros, su reacción fue la de negar cualquier romance y afirmar con firmeza que eran solo "muy buenos amigos". A pesar de las evidencias, continuaron sosteniendo que su relación no era más que una amistad.

Sin embargo, el tiempo puso en evidencia lo que todos sabíamos desde el principio. Lo que empezó como una amistad negada se convirtió en una historia de amor que ha perdurado por más de tres décadas. Hoy, llevan 32 años casados, lo cual, para haber sido simplemente "buenos amigos", es un logro digno de admiración. Su historia no solo nos recuerda la sutil y a veces lenta evolución del amor, sino también el poder de las conexiones humanas, que pueden crecer en los momentos más inesperados.

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