El Talismán

Iba a comentar el capítulo, pero me quedo preocupado con el próximo.
Como que la música envuelve a Julia y a Ángel?. Quiero pensar que es solo una metáfora y más ahora que va a venir Liam.
No me hace gracia que vuelva a ver a Ángel. El pasado, pasado está y ella tiene que estar con Liam.

Ye te he dejado preocupado.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!


Capítulo 46. Último baile.

Madrid.

Julia.


Llego a Madrid y voy directamente a la dirección que me dio Loísa. Ni Liam, ni “Las Chicas”, saben que estoy en Madrid. Es una visita privada y no quiero preguntas incómodas que no sabría contestar. Mi visita oficial empieza mañana, cuando llegue Liam, hasta entonces, estoy desaparecida.

Aparco el Audi en un parquin cercano y recorro a pie los pocos metros que me separan del portal. Puedo llamar al telefonillo e identificarme, pero prefiero llamar a otro piso. Me abren sin preguntar, que confiada es la gente. Subo en el ascensor hasta la cuarta planta. Ante la puerta, reflexiono durante unos segundos sobre si debo seguir con esto, o me doy media vuelta y lo olvido. Es imposible olvidar, tengo que enfrentarme a este momento y cerrar este episodio y si es necesario, pagar por mis errores. Llamo al timbre, decidida a enfrentarme a lo que sea que se me presente detrás de esa puerta. De repente, se me ocurre que no haya nadie en casa y el viaje lo haya hecho en balde. No había previsto esa eventualidad, y además, parece que está tardando en abrir. ¿Loísa le habrá advertido que venía y ahora no quiere abrirme? No puedo dudar de Loísa, confío mucho en ella, que me ha demostrado serme leal y nunca más dudaré de ella. Estoy a punto de volver a pulsar el timbre cuando oigo que están abriendo la puerta.

Se me queda mirando, sorprendido, sin hablar. Ha cambiado, su expresión es más madura y se ha dejado barba que la da un toque intelectual muy atractivo. Pero sigue estando guapo, más aún si cabe. Un cosquilleo me recorre el cuerpo que no consigo interpretar. Es él quien rompe el silencio, que ya empieza a ser incómodo.

-¡Julia!

-Hola Ángel.

No sé si abrazarlo, si darle dos besos, o estrecharle la mano. Ángel decide por los dos y me abraza. Respondo al abrazo con otro igual de efusivo, mientras mis ojos empiezan a humedecerse.

-Lo siento mucho Ángel, siento el daño que te causé…,

-Tranquila Julia, tú no me causaste ningún daño, no fuiste tú. Anda pasa, tenemos mucho de qué hablar.

Entramos hasta el salón de su casa y nos sentamos en el sofá. Me ofrece una bebida, que rechazo. Estoy inquieta, porque no sé como se va a desarrollar este encuentro. Ángel tiene motivos para estar enfadado conmigo, sin embargo, no lo veo de esa manera, más bien parece que está, ¿feliz?

-De verdad que, sí te causé daño, al acusarte de violación. Debes perdonarme. Estaba muy confusa y al verte ahí, desnudo, yo…, yo…, lo siento Ángel, creí que tú…, también…

-No Julia, no te castigues. Yo nunca te he culpabilizado de lo que pasó, los dos sabemos quienes fueron los culpables, quienes te violaron.

-Lo sé Ángel, y ya están pagando por ello.

-¿Pagando? ¿Qué quieres decir?

-Todos están pagando por lo que nos hicieron, lo que me hicieron a mí, lo que le hicieron a Loísa, lo que te hicieron a ti, y por lo que le hicieron a mis padres. Al final he conseguido la justicia que se nos negó, ya nadie me puede hacer daño.

-Tus padres, Loísa me contó…, lo siento Julia, debió ser muy duro quedarte sola. Ojalá hubiera podido estar a tu lado en esos momentos. No sabes cuanto he pensado en ti y en esos días.

-Fue muy duro Ángel. Me sentía muy sola, traicionada y solo quería morirme. Pero les hice una promesa a mis padres, que antes de morir, me vengaría, y entonces, estaría preparada para reunirme con ellos.

-¡Julia! No estarás pensando…,

-No Ángel, ya no puedo cumplir esa promesa. Tengo muchas ganas de vivir. Ya no estoy sola. Tengo amigas, tengo a Liam, tengo a Loísa. Y tengo unos nuevos padres.

-Y me tienes a mí, Julia.

-Gracias Ángel, tenía miedo de verte, pensé que me odiarías.

-Reconozco que no fue muy agradable conocer que te habían violado y que yo estaba entre los acusados, pero nunca te odié, no podría.

-Loísa no me ha querido contar nada de como lo viviste.

-Se lo pedí yo. Pensé que si querías conocer como lo viví, tendrías que saberlo por mi boca. La decisión era tuya.

-Pues aquí estoy Ángel. Cuéntame.

.

Villalba del Conde.

1998.

Ángel.


Me despierto, confuso en la habitación de un hospital. Mis padres están en la habitación. Me están observando.

-Ángel, cariño, ¿me oyes? Asiente con la cabeza si me escuchas.

-Te oigo mamá, pero ¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy en un hospital?

-No te esfuerces Ángel, has estado inconsciente varios días. Espera que te vea la médica.

-¿Pero que me ha pasado? Y ¿Dónde está Julia? ¿Ella está bien?

-Tranquilo Ángel, te lo explicaremos todo, pero ahora no te alteres, aún estás débil.

Entra una doctora seguida de una enfermera.

-Vaya, al fin se ha despertado nuestro bello durmiente. Soy la doctora Ruiz. ¿Cómo te encuentras Ángel?

-Bien, bien, pero ¿Alguien me puede explicar que está pasando?

La doctora me examina, mientras la enfermera me toma la tensión y la temperatura.

-Ángel, te ingresamos de urgencia, porque estabas Inconsciente por un consumo excesivo de drogas.

-¿Qué? Si yo no consumo drogas, nunca he consumido drogas.

-Te tuvimos que hacer un lavado de estómago para evitar males mayores, pero ya la mayoría había pasado a la sangre y habías perdido el conocimiento.

-¿Recuerdas algo de aquella noche, hijo? Me dijiste que ibas a celebrar el cumpleaños de tu novia, esa chica de la que me habías hablado, Julia.

-Sí papá, es verdad, recuerdo que estuvimos bailando y tomamos algo de alcohol y, bueno, sí, recuerdo que nos fumamos un porro entre los dos, pero ni siquiera lo terminamos. Después del bar no recuerdo nada, Julia se había ido al baño y…, no recuerdo más, hasta ahora. No sé que me pasó, pero puedo asegurar que no tomé ninguna droga. Julia lo podrá corroborar, ¿Dónde está ella?

-Ángel, pasaron más cosas aquella noche.

-Te tendremos 24 horas en observación, Ángel, y si no hay complicaciones, te podremos dar el alta.

-¿Y podré irme a casa?

Todos se quedan en silencio. Cuando la Doctora Ruiz se marcha, les pregunto a mis padres.

- Julia dice que la violaron, y en la denuncia que interpuso ante la Guardia Civil, también te acusó como uno de los supuestos violadores. Hijo, te lo tenemos que decir, en la puerta hay un agente de la Guardia Civil, custodiando la habitación.

En ese momento, entró el agente, que hasta ahora no sabía que estaba custodiando mi habitación.

-¿Es usted Ángel González?

-Sí soy yo.

-Le comunico que está usted detenido acusado de violación y de tenencia y tráfico de estupefacientes. Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene derecho a no declarase culpable de los delitos que se le imputan. Tiene derecho a un abogado. Si no puede pagárselo, se le asignará uno de oficio. ¿Ha entendido todo lo que le dicho?

-Sí, sí le he entendido, y me declaro inocente.

-Cuando esté en condiciones de declarar, se le trasladará ante el juez y tendrá la oportunidad de declararse inocente. Por favor señores, deben abandonar la habitación, ahora tiene la condición de detenido y está bajo custodia policial. No se permiten visitas.

-Solo cinco minutos agente, para poder despedirnos.

-Cinco minutos, ni uno más.

-Gracias.

-No entiendo nada, no recuerdo nada de esa noche, y no sé porque Julia me acusa de haberla violado. Yo jamás cometería tal atrocidad, ni con Julia ni con ninguna otra persona ¿Y porque me acusan de tenencia ilícita de estupefacientes?

-Cuando los agentes de la Guardia Civil llegaron a ese local que llamáis “La Peña”, te encontraron medio desnudo y en el pantalón llevabas varias bolsitas con distintas sustancias ilegales. Los agentes creen que traficabas con ellas.

-Eso no era mío, empiezo a pensar que alguien me lo colocó allí, y tampoco sé como llegué hasta allí. La verdad es que tengo la mente en blanco de lo que pasó esa noche.

-Te creemos hijo, sabemos que eres incapaz de hacer eso, pero Julia te acusa y la Guardia Civil tiene obligación de investigarlo. Pero no te preocupes porque se darán cuenta que eres inocente. Pero no entendemos porque esa chica te acusa. Ya hemos contratado un abogado y nos ha dicho, que no tienen pruebas contra ti, ni siquiera llegará a juicio.

-Algo le hicieron a Julia, si es verdad lo que dice, alguien la violó, y por lo que sea, lo confundió conmigo. Y ese alguien es el que me puso la droga en el bolsillo. Tengo que hablar con ella, ¿Dónde tengo mi móvil?

-Lo tiene la Guardia Civil, y además tampoco puedes hablar con Julia.

-Pero tengo que hablar con ella papá, ¿no lo entiendes? Si la violaron, ella me necesita.

-Julia acusó a más chicos, no solo a ti. Uno de ellos es Sergio Villalba, que es el hijo de Don Pedro, el director de Calzados Villalba, y dos amigos suyos.

-Miguel y Paco, claro, ahora lo entiendo. Tuvieron que ser ellos también los que me pusieron la droga en el bolsillo, pero ¿Cómo consiguieron meterme droga en el cuerpo? Yo nunca las hubiera tomado voluntariamente. De alguna manera consiguieron drogarme, pero ¿Cómo? Está claro que Sergio me la tenía jurada y buscó la oportunidad de vengarse. Y el cabrón de él, utilizó a Julia para vengarse, si será desgraciado. Si yo no puedo hablar con Julia, debéis hablar vosotros. Quiero saber cómo está y decidle que quiero verla. Ella no puede pensar que yo fuera capaz de agredirla. Hablad con ella por favor.

-La visita ha terminado, deben irse ya.

-Adiós Hijo, hablaremos con Julia, no te preocupes.

-

Madrid.

2011.

Julia.


-Pero tus padres nunca hablaron conmigo.

-El abogado se lo prohibió. Pensó que ponerse en contacto con la víctima, sería contraproducente a la hora de plantear mi defensa.

-Los únicos mensajes que recibía en mi móvil, eran solo de insultos, hasta que lo destrocé a martillazos. Ojalá pudiera haber hablado con tus padres, nos hubiéramos ahorrado todo lo que vino después.

-Cuando me dieron el alta en el hospital, me llevaron a prisión preventiva sin fianza. Debían pensar que tenía medios y dinero para poder fugarme. Estaba acusado de dos delitos, y no tenía fácil defender mi inocencia. Me llevaron a declarar ante el juez, donde coincidí con Sergio y sus amigos. A ellos les habían concedido libertad sin fianza, y me sorprendió verlos muy confiados. No pude responder a ninguna pregunta de las que me hizo el juez sobre mi participación en tu agresión, porque sencillamente, no era consciente de lo que había pasado. Pero en la declaración de los otros tres, sí me implicaban en el acto, aunque ellos decían que había sido consentido. Yo estaba convencido de que no había participado, pero ellos lo decían con tal seguridad, que hasta dudé de mi mismo.

A los pocos días, mi abogado me anunció que habías retirado la denuncia y que se había archivado el caso. Entonces no comprendía porque lo habías hecho, porque si esos miserables te habían violado, deberían pagar por ello, aunque para ello también pagara yo por un delito que no había cometido, pero no me hubiera importado cumplir condena siendo inocente, con tal de que ellos, también acabaran en prisión.

Pero al final, el que acabé en prisión fui yo. Una vez descartado el delito de violación, me quedaba el de tenencia y trafico de sustancias alucinógenas. Estuve un tiempo en prisión preventiva, mientras investigaban hasta que se demostró que era inocente de tráfico y venta, pero no de tenencia, por lo que tuve que pagar una multa, antes de salir libre. Al final, la multa se permutó por servicios a la comunidad.

Loísa se comunicaba conmigo a través de mis padres y me tenía al tanto de lo que pasaba. Así me enteré de que os habíais ido del pueblo, y Loísa no había podido contactar contigo. Cuando salí de prisión, ya habían muerto tus padres y Loísa te buscaba desesperadamente por todos los hospitales. Durante un tiempo yo también te busqué, pero al final tuve que volver a Madrid, pero Loísa me tuvo siempre informado de todo lo que descubría. Hasta ahora.

También me contó como Sergio y sus amigos, planearon todo lo que pasó ese día, ayudados por Elena. Entonces lo entendí todo. Habían montado una trampa muy bien planeada, en la que caímos todos, y tu fuiste la mayor perjudicada. Loísa nunca me contó como consiguió esa información.

-Mejor no lo sepas Ángel.

-Julia, siento mucho no haber podido protegerte en ese momento. Tenía que haber estado más atento y pensar que Sergio tramaría algo. Perdóname Julia, no estuve a la altura.

-No hubieras podido evitarlo. Sergio buscaba venganza y de una manera u otra lo hubiera conseguido. Pero ya eso pasó Ángel, y he conseguido vengarme de los que nos hicieron daño. Ahora tenemos que vivir nuestras vidas.

-Cuéntame algo de ti Julia. Loísa siempre me ha tenido informado, y además estoy al tanto de tus éxitos empresariales. Te has convertido en una celebridad en el mundo de la empresa, pero me gustaría saber lo que no sale en los medios.

-Tú más que nadie, tiene derecho a saberlo. Te lo voy a contar todo Ángel, pero me está entrando hambre, ¿porque no salimos a cenar algo y luego te cuento?

-Mejor cenamos aquí, pedimos algo y mientras lo traen, puedes empezar a contarme.

-Vale, pues pide lo que quieras, y ahora sí que te aceptaría una copita de vino.

-Claro Julia, por supuesto, tengo por aquí un Cabernet Sauvignon que te va a encantar.

Hacemos el pedido de la cena y ya con la copa de vino en la mano, le voy relatando todo lo que viví desde esa aciaga noche, hasta llegar a ser reconocida como una de las personas más influyentes en la economía empresarial de Estados Unidos. Hicimos una pausa, para cenar, pero luego termino de contarle. Le voy contando mi sensación de sentirme traicionada cuando le encontré en el almacén del bar con elena, pensando que era Loísa. Como acabé en “La Peña” drogada y casi inconsciente, donde procedieron a violarme. La sorpresa de encontrarme a él, medio desnudo en el mismo sofá donde me habían violado. Como le tiré el anillo a la cara, mientras los maldecía. Ángel intenta aguantar, pero no puede evitar emocionarse al conocer mi historia contada por mi misma.

-Es mejor que no siga Ángel, no te va a hacer ningún bien a estas alturas conocerlo todo.

-No Julia, por favor, quiero saberlo todo, quiero sentir lo que tu sentiste, quiero que compartas tu dolor conmigo.

Sigo contándole los hechos ocurridos después de ese día, el papel de Mosén Senante, defendiendo a los Vilalba, la ayuda ofrecida por Don Alberto Villalba y que Don Pedro y Sergio, se encargaron de que nunca se cumpliera. Muestra asombro cuando le explico como murió a manos de Don Pedro y Sergio. Sigo relatando la campaña que montaron en el pueblo, para desprestigiarme, de la farsa de la declaración ante el juez, y de como nos obligaron a abandonar nuestra casa y nuestro pueblo. Me cuesta contarle mi embarazo y la muerte de mis padres, y como acabé en casa de Pilar y Luis, y que ya los considero mis nuevos padres. Resumo mis años de Harvard y el trabajo de creación de mi empresa.

Le he dejado para el final, como conocí a “las chicas” y como me ayudaron a superar mis traumas, mis fobias. Termino hablándole de Liam, y lo que significa que esté en mi vida. Su expresión se entristece cuando hablo de mi marido.

-Julia, sé que ya tienes tu vida junto a Liam, alguien que te ama y te acompaña en tu proyecto de vida, pero debo confesarte que aún te sigo amando. Creo que siempre te amaré, aunque sepa que ya nunca te tendré. Solo deseo que seas feliz con Liam.

No me sorprende su declaración, durante este tiempo he notado ciertas miradas a mis pechos, medio se transparenta a través de la blusa negra. Ahora me doy cuenta que no he elegido la mejor ropa para visitar a mi exnovio. Con una blusa semitransparente, y la minifalda más corta que tenía en mi armario. ¿Pero en que estaba pensando al elegir esta ropa? Ángel debe pensar que me he vestido así con intención de seducirlo. Habrá sido idea de mi subconsciente. Sophie no me hubiera dejado presentarme así. Pero no me molestan sus miradas libidinosas, y creo que hasta me excita saberme deseada por Ángel.

-Julia, perdona lo que te he dicho, no quiero que malinterpretes mis palabras…,

- No te preocupes, Ángel. Pero creo que es importante que empieces a dejar atrás esa etapa. Pasar página no significa olvidar, sino más bien aprender de la experiencia y seguir adelante con tu vida. A veces, aferrarse al pasado solo nos impide crecer y avanzar. Tómate un tiempo para reflexionar, pero también para abrirte a nuevas oportunidades y posibilidades. Te mereces un futuro lleno de momentos felices y nuevos comienzos.

De improviso, Ángel se separa y toma su móvil. Yo me asusto y pienso que igual me he precipitado en mis apreciaciones. Ángel sigue haciendo algo con el móvil cuando empieza a sonar una melodía por el equipo de sonido.

-Ven Julia, vamos a bailar, como aquella noche, vamos a hacer que acabe bien nuestra historia.

Me toma de la mano y me lleva al centro del salón. Antes apartamos un poco la mesa para dejar espacio. Pegamos nuestros cuerpos para bailar. Ángel me besa y le correspondo al beso y cada vez se hace más intenso, sus manos comienzan a desplazarse por mi cuerpo, primero por mis caderas, después va subiendo por encima de mi ropa hacia mis senos. Suelto un suspiro y mi nivel de excitación llega al límite, sus manos vuelven a bajar y entre besos y besos sus manos no paran de recorrer mi cuerpo, comienza a besar mi cuello, ya me tiene dominada y vuelve a ponerlas en mis senos y yo le acaricio la polla a través del pantalón. La tiene durísima. De pronto reacciono y me aparto de él.

-¡No, Ángel, por favor, no podemos seguir!

-Perdóname, Julia, tienes toda la razón. No podemos hacer esto -responde Ángel, bajando la mirada con una mezcla de resignación y respeto-. Eres una mujer casada, y sé que tienes un compromiso con Liam, al que debes serle fiel. Créeme, lo deseo más de lo que puedo expresar, pero lo último que quiero es faltarte al respeto o poner en riesgo lo que tienes. Respetaré tu decisión, aunque no sea fácil.

-A mí también me gustaría, Ángel, de verdad, pero no puedo hacerle esto a Liam. Tengo un compromiso con él, su amor y nuestra lealtad es algo que valoro enormemente. Creo que lo mejor será que me vaya ahora.

-No, Julia, por favor, no te vayas. Quédate. Te prometo que no haré nada que te incomode, no intentaré nada. Solo quiero que estés aquí, esta noche, conmigo.

-Mira, podemos tomarnos una copa de vino juntos, ¿te parece? Pero después tendré que irme, Ángel. No puedo quedarme toda la noche, por favor, entiéndelo.

-De acuerdo Julia, una copa de vino, y después puedes irte. Te lo prometo.

Esbozo una sonrisa agradecida y me relajo un poco. Nos sentamos en el sofá, uno frente al otro, mientras Ángel sirve el vino con manos firmes pero cautelosas, como si cualquier movimiento pudiera romper el frágil equilibrio entre nosotros.

Me fijo en un detalle que antes me había pasado desapercibido. Sobre el mueble hay una foto, que ya tenía olvidada. Estamos Ángel y yo, en esa foto que nos hicimos bailando, y que yo borré de mi teléfono.

-Aún guardas esta foto. Lo siento Ángel, yo la borré, en ese momento te odiaba por lo que creía que me habías hecho.

-Se nos ve tan felices, Julia.

-Y es cierto, fue el momento más feliz de mi vida hasta entonces. No sabía todo lo que vendría después. He tardado muchos años en volver a tener otra vez ese sentimiento de felicidad.

Al darle la vuelta la foto, hay apuntada una fecha, la de mi 16 cumpleaños y adherido a la foto, el anillo de bisutería que me regaló Ángel.

-El anillo lo encontró la Guardia Civil en “La Peña” y lo conservaba como posible prueba. Lo reclamé cuando se archivó el caso. Lo he guardado hasta ahora, con la esperanza de volvértelo a poner en el dedo. Ángel me toma la mano derecha y me lo coloca en el dedo anular. En la mano izquierda, llevo la alianza de Liam.

Ángel me cuenta sobre su trabajo junto a su padre, detallando con entusiasmo las tareas que realizan juntos.

-Trabajo junto a mi padre en su empresa, dedicada a proyectos de energía fotovoltaica. Me apasiona este campo, ya que no solo tiene un enorme potencial para el futuro, sino que también representa una oportunidad de contribuir positivamente al medio ambiente. Cada día aprendo más sobre cómo funcionan los sistemas de energía solar y cómo pueden implementarse de manera eficiente en distintos entornos. Además, me motiva ver cómo esta industria está creciendo y cómo, a través de nuestro trabajo, estamos ayudando a impulsar una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.

Continuamos conversando animadamente sobre nuestros trabajos mientras disfrutamos de una segunda copa de vino. La conversación fluye de manera natural, compartiendo anécdotas divertidas y reflexiones sobre nuestras respectivas carreras. Sin embargo, de repente, una sensación de náusea me invade y, en un instante, siento que debo actuar rápidamente. Me disculpo y me levanto con prisa, sintiendo cómo la incomodidad crece a medida que me acerco al baño. La situación se torna un tanto incómoda, interrumpiendo nuestra agradable charla, pero la necesidad de atenderme es urgente.

En el baño, la náusea se intensifica y finalmente vomito, expulsando el vino que había disfrutado y los restos de la pizza que cenamos. La sensación es desagradable y me deja un poco mareada, pero trato de concentrarme en recuperarme. Después de unos momentos, me lavo la cara con agua fría, intentando despejarme y sentirme un poco más fresca. Al mirarme en el espejo, me aseguro de que estoy presentable antes de regresar con Ángel.

-¡Julia! ¿Estás bien? -exclama Ángel con preocupación, notando la palidez en mi rostro y la expresión de malestar que se dibuja en mis ojos.

-Creo que he tomado más vino del que debía, y ahora me siento un poco mareada. Quizás sea un buen momento para que me retire, Ángel -digo, sintiendo cómo la incomodidad crece en mi estómago. Aunque me gustaría seguir disfrutando de la velada, la claridad de mi mente y mi bienestar son lo más importante en este momento.

-Julia, si has venido en coche, no estás en condiciones de conducir en este estado. Te sugiero que te tumbes en la cama y descanses un rato hasta que te sientas mejor. Es importante que te recuperes antes de intentar ponerte al volante.

-No te preocupes, pediré un taxi para irme. Prefiero no arriesgarme y asegurarme de llegar al hotel sin problemas.

-Julia, me sentiría mucho más tranquilo si te tumbaras un rato en la cama hasta que te recuperes. No quiero que te esfuerces más de lo necesario, así que relájate y descansa.

Por un instante, evoco la trágica noche de mi cumpleaños, y no puedo evitar notar las inquietantes similitudes con lo que estoy viviendo ahora. Sin embargo, rápidamente descarto la idea de que Ángel me haya puesto algo en la bebida; confío plenamente en él, al igual que en Loísa. Su presencia siempre me ha brindado seguridad, así que, después de sopesarlo, decido aceptar su oferta. Me siento más aliviada al pensar que un poco de descanso en la cama me ayudará a recomponerme.

-Creo que voy a hacerte caso, Ángel. Me tumbaré un rato para recuperarme.

Así que, sin pensarlo más, me acomodo en la cama. A medida que me dejo caer sobre el colchón, siento cómo el peso del cansancio y la tensión acumulada durante el día comienza a disiparse lentamente. Cierro los ojos, dejando que la calma me envuelva, y respiro profundamente, disfrutando del momento de paz que tanto necesito.

-Tómate tu tiempo y descansa, Julia. No hay necesidad de apresurarte.

No paso mucho tiempo antes de que el cansancio me envuelva y me lleve suavemente al mundo de los sueños. Mis párpados se sienten pesados, y la calma que me rodea es tan reconfortante que no puedo resistirme. En cuestión de minutos, me encuentro sumida en un profundo sueño, dejando atrás las preocupaciones y el bullicio del día.

La cama se siente acogedora, como un refugio donde finalmente puedo soltar toda la tensión acumulada. Con cada respiración, mi cuerpo se relaja más, y las imágenes de mi mente comienzan a desvanecerse, dando paso a un sueño reparador. En ese estado, me entrego a la serenidad, dejando que la noche me envuelva en su abrazo suave y oscuro.

.

Ángel.

La miro y no puedo evitar sentirme abrumado por su belleza; está más hermosa que nunca, irradiando una luz que brilla intensamente en la oscuridad de la noche. Cada rasgo de su rostro, cada pequeño gesto, cada risa que escapa de sus labios me deja sin aliento. Sin embargo, en lo más profundo de mi ser, una inquietante sensación de desesperanza se apodera de mí. Intuyo que esta va a ser nuestra última vez juntos. La idea se cierne sobre mí como una sombra oscura, y cada instante que compartimos se vuelve aún más precioso, como si estuviéramos atrapados en un frágil momento que podría desvanecerse en cualquier instante.

Quiero atesorar cada segundo, cada palabra, cada mirada que intercambiamos. Sé que el amanecer traerá consigo una despedida inevitable, y la tristeza se entrelaza con la alegría de tenerla a mi lado. Mientras la observo, un deseo profundo me inunda: quiero que el tiempo se detenga. No deseo que esta conexión mágica se disuelva con la luz del día; anhelo aferrarme a esta noche única y hacer que cada instante cuente, incluso si solo es un último recuerdo.

A medida que el reloj avanza, el tiempo se convierte en un enemigo implacable. Cada segundo que pasa es un recordatorio de que nuestra noche se está agotando. La ansiedad me consume, y la idea de que ella se irá para siempre cuando el sol asome en el horizonte me hace sentir que estoy al borde de la locura. Esta es nuestra única oportunidad, y esta noche es todo lo que nos queda.

El incesante tic-tac del reloj resuena en mi mente, un eco constante de mi dolor. Anhelo que el tiempo se detenga. ¿Cómo puede seguir avanzando cuando mi vida se apaga sin su amor? Ella es la estrella que ilumina mi existencia, y sin ella, me siento perdido, vacío. Por eso, imploro al reloj que detenga su camino. Quiero que esta noche sea eterna, que nunca amanezca, que el tiempo se congele en sus manos.

Si tan solo pudiera hacer que esta experiencia se perpetuara, que nunca se aleje de mí, que la luz que trae a mi vida no se apague. Sin su amor, no soy nada. La noche se convierte en un laberinto de emociones, y en cada latido de mi corazón, siento la urgencia de hacer que este momento perdure para siempre.



Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.



Continúa en capítulo 47: No habrá paz para los malvados.

Entre el amor, el pasado y el peligro. Julia enfrenta un torbellino de emociones.

Último baile.jpegEl reloj.jpeg


 
Lo he leído rápido y con muchísimo miedo, pero parece que por fortuna no ha pasado nada.
Pero este cerdo es capaz de hacerle algo a lo largo de la noche. No me puede caer peor este tipo.
Ahora lo voy a leer más tranquilo, aunque sigo pensando que no pinta nada que aparezca este capullo a enturbiar la relación de Julia con Liam.
 
Pues ahora que lo he leído y como tengo que ser sincero, no me ha gustado absolutamente nada este capítulo.
Ella ha reconocido que deseaba tener sexo con el pero por Liam no lo hace..a mí esto me parece de auténtica vergüenza.
Es que no se que pinta que aparezca este pedazo de gilipollas y sinvergüenza en la historia. El pasado, pasado está.
Y yo que soy muy mal pensado, si que creo que este cerdo le ha echado algo en la bebida.
Una buena paliza le debería dar Liam a este mierda.
 
Y el avance del siguiente capítulo no me inspira ninguna confianza.
Y yo que pensaba que ahora venía lo bonito y lo que está viniendo es todavía mucho peor.
Espero que Julia no haga ninguna estupidez y más ahora que llega Liam.
Si me cruzará con Ángel le daba 2 ostias, una de parte de Liam y otra de mi parte.
 
Estoy convencido de que este tipo le ha echado algo en la bebida y ya veremos si no la viola, porque este tipo no es de fiar.
 
A menos que esté totalmente loco, no creo que haya hecho nada, además no la esperaba, no creo que haya tenido a la mano algo así.

Entonces, qué le ha podido pasar a Julia?, dos copas de vino no te ponen así. Es extraño. Estará embarazada?
 
A menos que esté totalmente loco, no creo que haya hecho nada, además no la esperaba, no creo que haya tenido a la mano algo así.

Entonces, qué le ha podido pasar a Julia?, dos copas de vino no te ponen así. Es extraño. Estará embarazada?
No te creas que no lo llevo pensando tiempo.
Que es posible que en cualquier momento quede embarazada.
 
Aunque era inevitable que volviera a ver a Ángel y a pesar de que se me ha pasado un poco el cabreo, a mí no me gusta nada la aparición de este y sus reflexiones. Me parece un tío muy peligroso que puede entorpecer o intentarlo, el matrimonio con Liam y veremos si no juega sucio. Para mí no es nada de fiar.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!


Capítulo 47: No habrá paz para los malvados.

2011

Madrid.

Julia.


.

Despierto en una cama que no reconozco, desnuda excepto por el tanga. No tengo memoria de haberme desvestido, y una sensación de confusión me invade al intentar reconstruir los eventos de la noche anterior. Mi cabeza late con fuerza, y siento náuseas, como si el malestar se extendiera por todo mi cuerpo. Con esfuerzo, me incorporo, tambaleándome en una habitación que parece girar a mi alrededor. Trato de mantenerme en pie mientras avanzo hacia el baño, y apenas llego a tiempo para desplomarme junto al inodoro y vaciar el contenido de mi estómago.

Necesito retomar mi vida; esto solo ha sido una breve pausa, un traspié que no puede detenerme. Tengo que darme una buena ducha para despejarme, y aunque estoy en casa de Ángel, espero que no le moleste. No voy a despertarlo solo para pedirle permiso, claro está. Sin embargo, una duda inesperada me asalta: ¿dónde está? ¿Habrá dormido conmigo? ¿Habrá pasado algo entre nosotros de lo que pueda arrepentirme? Por más que intento recordar, mi mente sigue en blanco. Pero confío en Ángel y sé que habrá mantenido su promesa.

Al salir de la ducha, siento la suavidad de la toalla abrazando mi piel desnuda. La tomo con firmeza y me envuelvo en ella, disfrutando del calor y la sensación de frescura que deja el agua al cesar. Dirijo mis pasos de regreso al dormitorio, donde mi ropa está perfectamente doblada sobre una silla, como si alguien hubiese preparado todo con esmero para mí. Me visto rápidamente, sin querer perder tiempo en detalles innecesarios. Mi plan es irme sin hacer ruido, sin despedirme de Ángel, dejando todo atrás sin despertar ninguna clase de emociones o preguntas.

Al salir al salón, ya completamente vestida, para recoger mi bolso con la determinación de marcharme, algo me detiene. Allí está Ángel, dormido en el sofá, solo vestido con el pijama. Su rostro refleja una calma que me hace detenerme en seco, y una oleada de sentimientos encontrados recorre mi pecho. No quiero interrumpir su descanso, así que me muevo con cuidado, procurando no hacer ruido, manteniendo el silencio para no despertarlo. Me muevo con sigilo, mientras me acerco a la puerta, dudando si seguir adelante o quedarme un momento más, observando su sueño tranquilo.

-¿Te vas a ir sin despedirte Julia?

-Hubiera sido lo mejor, Ángel -le contesto, mientras detengo mi avance.

Ángel se levanta del sofá, en pijama y se acerca hasta mi.

-No pasa nada Julia, este momento tenía que llegar. Tengo que darte las gracias por esta noche. Si te digo la verdad, la necesitaba, para cerrar bien nuestra historia. Ahora ya puedo pasar página, sabiendo que estás bien.

-Yo también quiero que estés bien, Ángel, pero para eso, tienes que olvidar lo nuestro, no puedes vivir en el pasado. Nuestro tiempo ya pasó, y aunque no fue nuestra culpa, ni nuestra decisión, hay que enfrentarse a la realidad y asumir que lo nuestro ya es imposible.

Me acerco hasta el mueble, donde tiene nuestra foto. La pongo boca abajo y le dejo el anillo, que me quito del dedo.

-Ángel, en un futuro, me gustaría contarte entre mis mejores amigos, me gustaría que también tú, estuvieras en mi vida. Pero para eso, tienes que deshacerte de esto -le digo mientras le indico la foto y el anillo- O lo tiras, o lo guardas en un lugar donde nunca lo puedas encontrar, pero tienes que superar el pasado. Entonces, solo entonces, te admitiré en mi círculo de amigos. Cuando estés preparado, sabrás como encontrarme.

-Por internet.

-¿Qué?

-Puedo buscarte por internet, Julia. Generas muchas noticias.

-Lo sé, pero ya sabes a lo que me refiero. No preguntes por mí a Loísa, porque le daré instrucciones de que no te cuente nada. Tampoco yo preguntaré sobre ti. Solo cuando estés preparado, Loísa te dará mi número personal. Y deseo que sea lo antes posible Ángel. Ahora debemos separarnos.

-Tienes toda la razón, Julia. No será fácil, pero sé que tengo que quererte de otra manera, y lo voy a conseguir, porque yo también quiero que formes parte de mi vida.

-Ángel, esta noche, tú y yo…

-Julia, tranquila -me interrumpe con una voz suave y serena-. No ha pasado nada. Te quedaste dormida, y no quise despertarte; pensé que necesitabas descansar. Así que te acomodé en mi cama para que estuvieras más cómoda. Te quité la ropa solo para que pudieras dormir mejor, sin incomodidades. Yo pasé la noche en el sofá.

Lo miro con una expresión de alivio y gratitud.

-Gracias, Ángel. Sé que puedo confiar en ti, y eso significa mucho para mí.

Nos damos un último beso, y me despido de él.

Ya en la calle, me doy cuenta que esa faldita, es demasiado corta. Espero que no se levante el aire o lo pasaría mal. Por suerte, tengo el parquin cerca.

Justo al lado del portal de Ángel hay una farmacia. Entro para que me den algo para las náuseas y los mareos. Cuando salgo de la farmacia al rato, sigo con las náuseas, pero salgo feliz y contenta.

Tengo que prepararme rápido para recibir a Liam como se merece. Pensaba hacer un alto y desayunar en San Ginés, pero considerando que voy con una faldita que escasamente me cubre las nalgas, decido desayunar algo en la tranquilidad de la suite.

Llego al hotel, a mi suite, Lola y Sophie me habían anunciado días antes que dejaban la suite, donde habían pasado unos días maravillosos, pero que se instalaban en el apartamento de Lola, así que tenía la suite a mi entera disposición.

Después del desayuno llamo a Loísa, tengo que contárselo.

-Julia, ¿porque me llamas a estas horas? ¿Te pasa algo?

-Estoy bien Loísa, no te llamo por eso. Quiero preguntarte, ¿tu crees que se puede estar enamorada de dos hombres a la vez?

-¡Julia! ¡No me digas que lo has hecho con Ángel!

-¡No! Loísa, pero casi he estado a punto de sucumbir. Pero sí que nos besamos y nos acariciamos.

-¡Me dejas sorprendida Julia!

-No sé que me pasó Loísa. En cuanto lo vi, unos cosquilleos me recorrieron el cuerpo. Luego, mientras hablamos, no hacía más que mirarme las tetas, que se me transparentaban a través de la blusa. Las piernas, que prácticamente se veían en su totalidad, por la corta falda que había elegido. Estoy segura que me vio el tanga varias veces.

-Es normal sentir cosquilleos y atracción física cuando estas con alguien que te gusta. Pero quizá no debiste ir con esa ropa, eso pudo confundirle y recibir un mensaje equivocado.

-Sí, lo sé. No sé porque elegí esa ropa. Fue algo inconsciente, pero que seguro a él le excitó y, para que negarlo, yo también me veía sexy y me gustó provocarlo.

-Julia, entiendo perfectamente que la ropa que llevamos no justifica en absoluto que alguien pueda agredirnos o violarnos. No te estoy culpando ni juzgando por lo que llevabas puesto. Sin embargo, el mensaje que podrías haber transmitido al vestir así era muy provocativo, y aunque eso no excusa el comportamiento de esa persona, es comprensible que él pudiera malinterpretar la situación y actuara de esa forma tan inadecuada.

-Pero la verdad es que Ángel no llegó a cruzas la línea, Loísa. Pero estuvimos bailando y casi me dejo seducir. Por suerte pude pararlo a tiempo. Soy fiel a Liam, y siempre lo seré. Confío profundamente en él y estoy convencida de que nunca me engañará, lo siento en mi corazón. Sin embargo, lo de esta noche me ha dejado con una sensación de traición. Aunque he podido parar a Ángel, siento que le he fallado de alguna manera, y esa culpa me pesa mucho. No quiero que esto afecte lo que tenemos, porque lo que siento por él es real y profundo.

-Pero Julia, desde mi perspectiva, no lo veo de esa manera. No creo que puedas considerarlo una infidelidad.

-Pero para Liam, es posible que sienta que le he sido infiel, Loísa. Es una cuestión de percepción, y lo que importa es cómo él lo interprete. No puedo evitar pensar en cómo se sentirá al enterarse de lo que pasó. Aunque para algunas personas, una experiencia así puede no parecer tan grave, creo que para Liam, podría romper esa confianza que hemos construido. Quiero que él sepa que mi amor por él es sincero, pero también me preocupa que esto afecte nuestra relación de una manera que no puedo prever.

-Estoy convencida de que Liam, en el fondo, podrá entenderlo. Las circunstancias cambian, y a veces nos vemos llevados a cerrar ciclos que se habían quedado abiertos. La vida es así de complicada. Lo esencial es que puedas hablar con él y compartir lo que sientes, porque eso es lo que realmente importa en una relación. La comunicación y la comprensión son clave, y estoy segura de que Liam querrá saber lo que has vivido y cómo te sientes al respecto.

-Espero que Liam lo vea igual que tú. Gracias Loísa, aunque no lo creas, me has ayudado mucho. Ahora tengo que prepararme para recibir a Liam como se merece.

Me doy un baño relajante, me embadurno de cremas que me hidratan la piel. Tego que ofrecerle a Liam mi mejor versión. Aviso al servicio de peluquería del hotel, para que acudan a la habitación. Tengo el pelo hecho un desastre. Me maquillo yo sola. Desde que Sophie me enseñó, no dejo que nadie me maquille, tampoco necesito tantos potingues, y yo sé muy bien lo que necesito, color en los labios y un poco de rímel.

Saco del armario el camisón negro que me compró Sophie ese día de compras por la quinta avenida. Nunca la había usado, pero creo que hoy es el día perfecto para sorprender a Liam. Ah sí, también unas medias de rejilla, para verme provocativa, y sandalias de alto tacón. Estoy perfecta, ya tengo ganas de que llegue, debe estar a punto.

Oigo que se abre la puerta de la suite, y voy corriendo a recibir a mi amado. Se va a quedar impactado cuando me vea vestida con ese camisón transparente. ¡Joder!, si parezco una puta esperando a su cliente.

-¡Liam! Amor, ya estaba ansiosa por…,

-¡Sorpresa Cerdita!, ¿A que no me esperabas? ¡Hala! ¿te has vestido así por mí? Pero que cerda eres, ¿eh guarrilla?

-¡Tú! Pero…, ¿Cómo has entrado? Y ¿Cómo has salido de la cárcel?

-Aun me quedan amigos que me debían favores, y me han pagado la fianza. Creo que tu y yo tenemos algo pendiente.

-Estás cometiendo un error Sergio. Si me tocas un solo pelo, lo lamentarás.

-Bla, bla, bla…, Voy a terminar lo que empecé hace 13 años, me vas a hacer una buena mamada, como aperitivo, y luego seguiré por los otros agujeros. Lo vamos a pasar muy bien, Cerdita. Venga arrodíllate y más vale que te esmeres y tengas cuidado con los dientes, si no quieres que te marque esa bonita cara que tienes.

Todo esto me lo dice amenazándome con una navaja en mi cara. Con la otra mano, me empuja por el hombro obligándome a agacharme. Ofrezco algo de resistencia, pero empiezo a doblegarme. En ningún momento he quitado mi vista de la navaja, y en cuanto aparta su mano, para desabrocharse el cinturón, le tomo de la muñeca y le retuerzo el brazo obligándole a soltar la navaja. Al mismo tiempo, le llevo el brazo a la espalda obligándole a inclinarse, y le zancadilleo, para que caiga al suelo. Sin soltarle, le pongo la rodilla sobre el cuello, inmovilizándolo y aprovechando su cinturón para amarrarle sus manos sobre su espalda. Cuando ya lo tengo inmovilizado, le pongo de pie. Tiene una brecha en la ceja, que está sangrando.

-No creas que me asustas Cerdita, me has pillado desprevenido, pero puedo soltarme con facilidad cuando quiera.

-Mejor cállate, imbécil. No estás en condiciones de amenazar. Ahora tengo que pensar que hacer contigo. De cualquier formar, vas a volver a la cárcel, y esta vez, me aseguraré que no salgas en años.

Me pongo una bata, porque ye me he mostrado bastante casi desnuda a este violador.

-Saldré antes de lo que piensas Cerdita y tarde o temprano, te volveré a follar. Seguro que nadie te ha follado como te follé yo, ni siquiera ese puto negro que tienes por marido.

-No te metas con Liam, o lo lamentarás.

-Venga Cerdita, ¿De verdad te has hecho amante de los negros?, estás avergonzando a tu raza.

-Ese negro, como tu le llamas, es el padre de mi hijo, así que tenle más respeto.

-What?

-¡Liam!

-El que faltaba, Kunta Kinte.

Golpeo a Sergio en el estómago que le hace inclinarse. Aprovecho para cogerle de la cabeza y hacer que se golpee con la rodilla, que ya iba a su encuentro, rompiéndole el tabique nasal. Empieza a sangrar abundantemente como un cerdo, mientras se deja caer al suelo quejándose. Ya en el suelo un puntapié en su entrepierna, le hace chillar de dolor. Lo dejo en el suelo retorciéndose de dolor y me acerco hasta Liam, que está sorprendido en el marco de la puerta.

(En inglés)

-Liam, siento que hayas tenido que presenciarlo. ¿Me has escuchado? ¿Has entendido lo que he dicho?

-Sí…, sí, creo que sí, ¿Voy a ser padre? ¿Lo he entendido bien?

-Sí cariño, lo has entendido perfectamente. Estoy embarazada, vamos a ser padres, pero, joder…, no quería que te enteraras de esta manera.

-Pero ¿Qué es lo que está pasando?

-Es Sergio, ha venido con intención de violarme, otra vez, pero esta vez me ha pillado preparada. Me prometí que nadie me volvería a hacerme daño, nunca más, y he aprendido muchas técnicas de defensa personal, aunque Sergio ha resultado un rival bastante fácil de inmovilizar.

-¡Eh! Que me estoy desangrando joder, llamad a un médico.

-Deja de quejarte. Estoy considerando si dejarte desangrar aquí, pero sería una lástima arruinar la alfombra; las manchas de sangre son imposibles de quitar.

No sin esfuerzo, Sergio ha conseguido ponerse de pie. Sigue sangrando por la nariz, con menos intensidad.

-Vamos, Julia, ¿aún no te das cuenta de que los Villalba somos intocables? Incluso en el mismo infierno tenemos amigos. Tú, en cambio, no eres nadie, solo una empresaria que ha tenido un poco de éxito a base de favores. Yo soy un Villalba, Cerdita, y tú no puedes hacer nada contra mí.

Le hecho la mano a la garganta y aprieto con fuerza. Empieza a tener problemas para respirar.

-¿Crees que no soy nadie? ¿Piensas que estoy sola? Pues escúchame bien para que sepas quién soy. Soy Cerdita, pero también soy Mónica, y Claudia, y Mercedes, y Victoria, y Virginia, y Natalia, y Maite, y Amparo, y Eva, y Ester. ¿Las recuerdas, Sergio? Seguro que sí, ya que coleccionas sus braguitas etiquetadas con sus nombres.

La expresión de Sergio cambia de repente. Ya no muestra esa arrogancia característica de los Villalba. Está aterrorizado, no contaba con que descubriéramos esa prueba que lo incrimina en todas esas violaciones. Sabe que en esa caja está su sentencia inapelable.

-Vaya, ¿no lo sabías? Claro que encontramos esa caja que tan bien escondida tenías. Es cierto que sin la colaboración de Elena nunca la hubiéramos encontrado. No te preocupes, encontraremos a todas las demás chicas que no mencioné. Entre todas, incluida Elena, te vamos a meter en la cárcel por muchos, muchos años. Aunque…, estaba pensando…, ¿y si aprieto un poco más?, ¿Cuánto me durarías Sergio? Te está costando respirar ¿verdad? Pues que sepas, que aun no estoy ejerciendo toda mi fuerza. Ahora tu vida está en mis manos. Ves, ahora sé lo que sentiste cuando ayudaste a tu padre a asfixiar a tu abuelo. Vaya subidón de adrenalina que estoy experimentando. ¿También lo sentías cuando violabas a esas chicas? ¿Es eso lo que sentiste cuando me violaste a mí, Sergio? ¿Y que sientes cuando estás del otro lado? Ya no se disfruta tanto ¿verdad? Y cuanto más aprieto, mejor me siento. Si aprieto un poco más, durarías segundos. Si sigues vivo, es gracias a mí. ¿Qué hago Sergio? ¿Te dejo vivir, o cerramos aquí el asunto?

-¡JULIA, NO! ¡NO LO HAGAS!

Suelto a Sergio del agarre mortal del que lo tenía. Toma aire con ansiedad, mientras su rostro, que ya estaba amoratado, recupera su color.

-Tranquilo Liam, no soy una asesina, solo quería asustarlo, y…, creo que se ha asustado bastante…, sí, -mientras observo su entrepierna donde se empieza a extender una mancha de humedad-. Cerdo asqueroso. Tus amigos del infierno, tendrán que esperar. Pero te puedo asegurar, Sergio, que lamentarás, cada día, que te haya dejado hoy con vida.

Liam cariño, siento mucho que hayas tenido que presenciar todo esto. Te he mostrado una imagen de mi que no es la que tienes habitualmente.

-Julia, ya conocía esa faceta tuya, recuerda que te vi enfrentare con el energúmeno ese de Boston. No me molesta que sepas defenderte ante gente así o personas como Sergio. Pero por un momento me ha parecido que lo ibas a asfixiar. Parecía que ibas en serio.

-¿He sido bastante convincente? Él también se lo ha creído, y eso es exactamente lo que pretendía. Por unos momentos he tenido su vida en mis manos, pero nunca se me ha pasado por la cabeza acabar con su vida. Pero créeme, tengo un futuro mucho peor para él.

-¿Qué hacemos ahora Julia? Habrá que avisar a la policía ¿no?

-Podría llamar al 112, pero tendría que identificarme y no tengo intención de involucrarme en este asunto. Que se encargue el director. Voy a llamar a recepción.

Marco el número de recepción con calma, mi mirada fija en Sergio, quien ahora respira de manera entrecortada, su rostro pálido.

-Recepción, ¿en qué puedo ayudarle? -responde una voz masculina al otro lado de la línea.

-Hola, soy Julia Brown de la Suite Real. Hay un asunto urgente y delicado aquí. Necesito que el director venga de inmediato.

-Entendido, enviaré al director en seguida -contesta el recepcionista, captando la urgencia en mi tono.

Cuelgo y vuelvo a mirar a Sergio, quien apenas puede sostenerme la mirada. Unos minutos después, se escuchan pasos apresurados en el pasillo. La puerta se abre de golpe y el director entra, su rostro reflejando preocupación y confusión.

-Señor y señora Brown, ¿qué está pasando aquí? -pregunta, observando la escena con incredulidad.

Le explico al director la situación y que quiero mantenerme al margen.

-Haga lo que tenga que hacer Señor Blasco. Llame al 112 y que vengan a por él. Tiene que volver a la cárcel, pero no quiero que mi nombre aparezca en los papeles. Estoy haciendo una gran inversión en este País, y si me veo envuelta en un caso así, esa inversión podría correr peligro. Por otra parte, un asunto así, tampoco es buena publicidad para el hotel, así que espero sea discreto en beneficio de ambos.

-Le entiendo perfectamente Señora Brown. No se preocupe, yo personalmente me voy a encargar de este asunto. Le puedo prometer y prometo, que su identidad quedará a salvo. Para evitarles más molestias, les ofrezco se trasladen a otra de nuestras suites, donde estarán tan cómodos como en esta. Nuestro personal se encargará de su equipaje y objetos personales, no tienen que preocuparse por nada. Cuando vengan lo servicios de emergencia, ustedes ya no estarán aquí, y nadie los relacionará.

El director saca su móvil para hacer las llamadas necesarias. Mientras me vuelvo hacia Sergio una vez más.

-Esto no ha terminado, Sergio. La justicia te alcanzará, y todas esas mujeres finalmente tendrán la paz que merecen.

Sergio, ahora totalmente derrotado, no dice una palabra.

Con la ayuda de los empleados del hotel, hacemos el traslado a otra suite. Cuando ya se oyen las sirenas, ya hemos terminado el cambio.

Una hora más tarde, ya todos se han ido, policías, sanitarios y hasta algunos periodistas que al ver los vehículos, se habían acercado a ver si descubrían algo.

El director del hotel, el señor Blasco, viene a disculparse personalmente.

-Señor Blasco, acepto sus disculpas, pero Sergio ha conseguido una tarjeta, con la colaboración de alguien del hotel. Le sugiero que abra una investigación para descubrir quien ha sido. Empiece por saber de donde son cada uno, no me extrañaría que, entre su personal, haya alguien de Villalba del Conde o de la comarca. Empiece por ahí. Revise también si además, tiene alguien que se apellide Vilalba.

-Así lo haré Señora Brown. Como disculpa permítame invitarle a la estancia todo el tiempo que usted y el señor Brown deseen.

-Gracias señor Blasco, pero no necesito que nadie pague mis gastos. Asegúrese de que no vuelva a pasar.

-Al menos acepten que les invite a cenar, me sentiría muy honrado si comparten mesa conmigo. Nuestro chef les puede preparar el plato que deseen.

-Aceptamos la invitación y cenaremos lo que nos sugiera el chef. Mucha gracias señor Blasco.

Al fin nos quedamos solos.

-Lo siento cariño, no era así como lo había planeado para darte la noticia.

-No importa Julia, lo importante es que tú estes bien y que ese energúmeno no te haya hecho nada malo. Bueno y ese pequeñín que esta ahí dentro, espero que no se haya asustado.

Liam mete su mano por dentro de mi bata y acaricia mi vientre. Yo aun llevo el camisón transparente y las medias, no me dio tiempo a cambiarme y solo me he puesto la bata por encima.

-No noto nada Julia, ¿estas segura que estas embarazada? ¿No estarás equivocada?

-Pero mira que eres bobo. Dale tiempo a que se desarrolle. Ya verás que barriga se me pone.

Hacía dos meses que Liam y yo, habíamos decidido ser padres. Los dos estábamos en la edad ideal y tampoco queríamos esperar mucho más, por lo que había dejado los anticonceptivos. Cuando fuera a la consulta, me dirían de cuanto estaba, pero casi estoy segura que fue la noche antes de mi partida. Algo sentí en el momento en que Liam expulsó su semilla en mi interior, mientras mi mano agarraba el colgante. En ese momento, una corriente proveniente del colgante, sacudió mi cuerpo mientras Liam se eyaculaba en mi interior. Estoy convencida de que ese fue el momento.

Tenía preparada una botella de Don Perignon, que había traído un camarero poco antes de aparecer Sergio.

-Venga, esto hay que celebrarlo. Vamos a olvidarnos de Sergio.

-¿Segura que te conviene beber alcohol ahora, en tu estado?

-Huy, si me ha salido un marido controlador.

-No…, no Julia, no quiero decir eso.

-Que ya te he entendido tonto. Solo es una copita, y será la última, ya sabes que no bebo mucho alcohol y no me supondrá ningún problema prescindir de él.

Brindamos con nuestras copas. De la mía solo tomo un sorbo, es verdad que debo empezar a cuidarme.

-Por nuestro hijo.

-Por nuestra hija.

-Habrá que ir pensando un nombre. Si es niña, quiero que se llame Julia, como su madre y su abuela.

-No Liam, elije cualquier otro. Ya ha habido demasiadas Julias en la familia, y las dos hemos sufrido. No quiero que su nombre esté vinculado a las experiencias que yo viví.

-Pero eso ya ha pasado Julia, ahora eres feliz conmigo. ¿porque eres feliz, verdad?

-Si, claro que soy feliz, y el principal responsable de mi felicidad eres tú. Pero quiero que ella, o él, viva sus propias experiencias sin estar condicionada por el nombre familiar.

-Quizá tengas razón Julia, y aun hay tiempo para pensarlo. ¿Y desde cuando lo sabes? ¿Me lo has estado ocultando hasta ahora?

-No Liam, no te lo he estado ocultando. Hoy he entrado a una farmacia porque tenía náuseas y mareos y la farmacéutica, muy profesional, ha pensado que podría ser por un embarazo y ahí mismo me ha hecho el test. Me ha dado mucha alegría cuando he visto el positivo. Eso ha sido esta mañana, justo cuando salía de la casa de Ángel…, huy…, Liam…, tenemos que hablar…, tengo algo que contarte.

-¿Qué pasa Julia? Te has puesto muy seria. ¿Tengo que preocuparme?

-Ha pasado algo Liam. Algo que no estaba previsto y tengo que contártelo.

Nos sentamos en uno de los sofás de la suite. Ya hemos dejado nuestras copas.

-Liam, quiero que sepas que te amo más que a mi propia vida. Nunca ha sido mi intención hacerte daño, y eso pesa enormemente en mi corazón. Te lo prometo, por la memoria de mis padres, que nunca pensé que esto pudiera suceder. Sin embargo, la realidad es que ha pasado, y tengo que ser honesta contigo: soy la única culpable de esta situación.

-Me estás asustando Julia, ¿De qué eres culpable?

-Liam, necesito hablar contigo sobre algo muy importante. Esta noche... la he pasado en casa de Ángel... en su cama. Antes de que digas algo, quiero que sepas que después de hablar con él, y me aclaró muchas cosas, me confesó que aún está enamorado de mí. Y, sinceramente, yo... no pude resistirme. En ese momento, también sentía algo por él. No estoy segura de si era amor o solo deseo, pero llevaba muchos días sin tenerte en mi cama, y mi cuerpo reaccionó a su mirada de deseo.

-Tranquilízate Julia, y cuéntame que pasó. ¿Pasaste la noche en la cama con Ángel? ¿Pasó algo entre vosotros?

-Sí que pasó, Liam, pero no es lo que estás imaginando. He dormido en la cama de Ángel, porque me sentía mareada, pero he dormido sola. Ángel ha pasado la noche en el sofá.

-Entonces, ¿que fue lo que pasó?

-Estuvimos bailando, para rememorar esa noche, ya sabes, y Ángel… me besó… yo… yo le correspondí al beso. Durante el baile, nos estuvimos besando y tocándonos. Me tocó los pechos, y yo… yo le acaricié la polla. Por un momento pensé que acabaríamos follando. Pero pude pararlo a tiempo Liam. Eso fue lo que pasó, te lo prometo, no pasó nada más.

Sé que esto es difícil de escuchar, y espero que puedas perdonarme. Quiero que sepas que mis sentimientos hacia ti no han cambiado en absoluto; sigo amándote, y más ahora que vas a ser padre. Sin embargo, reconozco que he sido desleal contigo, y estoy dispuesta a aceptar cualquier decisión que tomes. Lo último que quiero es lastimarte más, y estoy dispuesta enfrentar las consecuencias de mis acciones.

Liam deja pasar el tiempo mientras me mira en silencio. Cuando me mira de esa manera, creo que está descubriendo todo mi interior y que no puedo ocultarle ningún secreto.

-Te amo, Julia, ahora más que nunca. Lo que me has contado solo ha reafirmado lo que ya sabía: eres la mujer extraordinaria que siempre he visto en ti. No tengo intención de reprocharte nada, porque no tengo nada que reprocharte. Lo importante es que ahora sabemos dónde estamos y qué sentimos el uno por el otro, y eso es lo que realmente importa en este momento.

Mis ojos se llenan de lágrimas mientras escucho a Liam. Lo abrazo cuando termina de hablar.

-¡Oh Dios!, como te amo Liam. Tenía miedo de perderte. Gracias Liam por entenderlo, te amo, te amo mucho mi vida.

-Lo sé Julia. Confío plenamente en ti y sé que siempre me serás fiel. Espero que tu tengas la misma confianza en mí a ese respecto.

-Pues claro, tonto. ¿pues no te he dejado solo, cuando podías haber venido conmigo? ¿Tu crees que si no confiara en ti, te hubiera dejado a merced de todas esas amiguitas, que aun te llaman de vez en cuando? ¿Cuántas te han llamado estos días?

-En cuanto se han enterado que estabas por Europa, no sé como, y que estaba solo, me han llovido multitud de ofertas, a cual más interesante. Pero ya no tienen nada que hacer. Creo que ya lo he dejado claro. Tú eres la única mujer de mi vida. Por cierto, también la más sexi. Nunca te había visto con esta ropa.

Me pongo de pie y me doy una vuelta para que aprecie mi cuerpo que se transparenta a través del fino camisón

-¿Te gusta? Es la primera vez que me lo pongo. Me lo he puesto para ti, porque quería recibirte así, por eso no he ido a buscarte al aeropuerto, quería darte una sorpresa. Pero ese imbécil de Sergio, ha tenido que jorobármela, otra vez.

-Oye, ¿y si nos olvidamos de Sergio? Aquí, la “Negrita”, también está un poco celosilla del poco caso que le has hecho.

-Tienes razón, mi vida. He estado demasiado tiempo separada de ti, y os he echado mucho de menos, a ti y a “Negrita”. Huy, que dura la tienes. Oye, no hemos comido nada. ¿Nos vamos a la cama y me comes enterita?

-Vamos, Julia, nos vamos a comer mutuamente.

Nos vamos a la cama. Liam se desnuda, pero a mí no me deja.

-Quédate así, Julia, estás muy sexy.

Cuando Liam se queda desnudo, lo tumbo en la cama y lo voy llenando besos, desde sus lóbulos hasta que llego a su polla.

-Hola “Negrita”, ¿Me has extrañado mucho? ¿En serio? Pues ya está aquí tu mami, que nunca más te volverá a abandonar.

Paso mi lengua por toda su extensión, sintiendo las palpitaciones. Le lamo los huevos rasurados, mientras le pajeo. Oigo los gemidos de Liam del placer que le estoy trasmitiendo.

-La tienes muy dura, cielo. Creo que ya está preparada, y yo también.

-¿Preparada para que?

-Para que me des por el culo. Quiero compensarte por haberte sido infiel.

Me pongo a cuatro patas mientras le hablo.

-¿De verdad quieres Julia?

-Quiero que tomes posesión de lo que te pertenece. ¿A que esperas? Venga que yo ya estoy lista. Tengo hasta lubricante que he comprado en la farmacia.

Liam se mueve y toma posesión detrás de mí. Me aplica el ungüento y acerca su glande hasta mi ano.

-Vamos Liam, quiero que castigues a esta perra infiel. Azótame si esto te hace sentirte mejor. Me lo merezco.

De repente Liam se aparta y se tumba en la cama.

-¿Pero qué haces? ¿No quieres darme por el culo?

-Sí que quiero, pero no así, Julia. Lo haremos, pero cuando dejes de sentirte culpable.

-Pero, yo quiero…,

-No Julia, así no. Y tampoco voy a castigarte. Ni tu has hecho nada malo, ni yo soy quien te va a juzgar.

Me tumbo junto a él, apoyando la cabeza sobre su pecho.

-Tienes razón, Liam. Siento que te he fallado y quería que me castigaras para sentirme mejor. Por suerte tu has tenido más cabeza que yo. Pero, aun así quiero hacerlo Liam, quiero que seas el primero en hacérmelo por el culo y también el único.

-Y lo haremos Julia, y lo disfrutaremos los dos. Pero ahora podemos hacer otras cosas.

Las horas que siguieron fue una sucesión de orgasmos, suyos y míos hasta acabar ambos derrotados en la cama. El baile con Ángel estuvo bien, pero el sexo con Liam, es otra cosa. Hemos conseguido una compenetración sexual, que en todo momento sabemos lo que quiere el otro, sin necesidad de pedirlo, las palabras sobran. Eso es amor. Lo de Ángel, solo fue un calentón.

Liam se queda dormido después de la tarde de sexo, aún afectado por la diferencia horaria. No ha sido el reencuentro que yo había imaginado. Otra vez Sergio me ha jorobado lo que tenía planeado, pero al menos hemos aprovechado la tarde. Sentada en una silla del dormitorio, no dejo de mirar a Liam, durmiendo feliz. Que enamorada estoy de este hombre, por nada del mundo puedo perderlo porque entonces mi vida ya no tendría sentido. Si creía que aun sentía algo por Ángel, ahora mismo me acabo de dar cuento que no, el amor que sentía por él ya no lo siento. Pero sí que siento un cariño especial, y ojalá pueda superar lo que siente por mí, porque quiero de verdad tenerlo en mi vida. Sigue siendo alguien muy especial para mí.

No me importaría quedarme observando a Liam dormir, pero tenemos un compromiso y tenemos que arreglarnos para la cena con el Señor Blasco. Me acerco hasta Liam y lo despierto suavemente.

-Liam, cariño, tenemos que vestirnos para la cena.

-¿Eh? ¿cena? ¡Ah! Sí claro, ya me levanto.

-Me voy duchando mientras.

La cena es muy distendida, con unos platos preparados por el chef que nos deleita con su habilidad de combinar sabores y texturas, acompañados por deliciosos caldos de la bodega personal del Señor Blasco, aunque yo solo he bebido agua.

Hablamos de muchas cosas, de política, de economía, de negocios y hasta alguna anécdota ocurrida en el hotel, con algunas personalidades que el Señor Blasco, evita desvelar. El Señor Blasco, es una persona muy instruida y domina cualquier tema de conversación que se toque.

El señor Blasco nos quiere invitar a una copa, después de la cena, pero tanto Liam como yo, estamos cansados. Los dos llevamos un día muy agitado y queremos meternos en la cama. Nos dormimos abrazados los dos, y así nos despertamos al día siguiente.

Mientras abrazo a Liam, pienso en todas las mujeres que había mencionado. Cada una de ellas había sufrido a manos de Sergio y sus amigos. Esta vez, sin embargo, no iban a quedar en el olvido. Me había comprometido a luchar por la justicia para todas ellas, esta vez iban a ser escuchadas.


Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.


Continua en capítulo 48: Lo que de verdad importa.

Julia, junto con Liam visita a sus padres adoptivos en Zaragoza para anunciarles el embarazo, siendo recibida con gran alegría. Julia se siente rodeada de amor y compromiso, lo que le permite seguir adelante con sus objetivos.

No habrá paz para los malvados.jpegJulia.jpeg

 
Buenoooo. Pues al final acertó nuestro amigo Javieron que fue el primero en hablar del embarazo.
Va a tener un Liamito o una niña, que ya veremos que nombre le pondría.
Por lo demás, menos mal que no pasó nada con Ángel y eso ya es pasado.
Y me alegro mucho de que pusiera al cerdo violador en su sitio.
A partir de ahora, ya no se separará de su amado Liam.
Va a estar bien cuando les dé la noticia a sus seres queridos.
 
Buenoooo. Pues al final acertó nuestro amigo Javieron que fue el primero en hablar del embarazo.
Va a tener un Liamito o una niña, que ya veremos que nombre le pondría.
Por lo demás, menos mal que no pasó nada con Ángel y eso ya es pasado.
Y me alegro mucho de que pusiera al cerdo violador en su sitio.
A partir de ahora, ya no se separará de su amado Liam.
Va a estar bien cuando les dé la noticia a sus seres queridos.

Supongo que te habrás quedado más tranquilo. Ya te dije que Ángel es un buen tipo.
 
EL TALISMÁN. TERCERA PARTE. ¡QUIERO VIVIR!



Capítulo 48. Lo que de verdad importa.

2011

Madrid.

Julia.


Un suave cosquilleo en mi cuello me despierta. Liam, con sus cálidos besos, me saluda una nueva mañana.

-Buenos días, preciosa -murmura su voz ronca.

-Buenos días, mi amor -respondo, entregándome a su abrazo-. ¿Has descansado bien?

-Como un angelito a tu lado -confiesa mientras me acaricia el cabello-. Hoy me encantaría que desayunáramos en la suite, solos tú y yo.

-En ese caso, podemos prescindir del mayordomo, pero te encargas de todo, cielo. Yo tengo que repasar algunas cosas antes del evento. Hoy será un día muy ajetreado.

Liam asiente con una sonrisa pícara y se levanta de la cama. Observo cómo su fornida figura se aleja por la habitación, y mis pensamientos empiezan a volar hacia el evento tan esperado que nos espera hoy.

Tras unos minutos, me dirijo al baño para iniciar mi rutina matutina. Mientras me cepillo el cabello, una mezcla de emoción y nerviosismo se apodera de mí. He dedicado mucho esfuerzo a este día, y deseo con todas mis fuerzas que todo salga a la perfección.

Siento las náuseas matutinas nuevamente, pero esta vez no hay espacio para la preocupación. Ahora sé perfectamente cuál es el motivo detrás de estas sensaciones, y lejos de inquietarme, me llenan de una mezcla de expectativa y emoción. Aunque son incómodas, las acepto como una pequeña señal del hermoso proceso que estoy viviendo.

Al regresar al salón, encuentro a Liam hablando por teléfono para organizar el desayuno. Me lanza una mirada cómplice y me guiña un ojo mientras termina la llamada. Su gesto me transmite una seguridad contagiosa que calma un poco mis nervios.

-Todo listo, mi amor -me susurra Liam con una sonrisa-. El desayuno llegará en cualquier momento.

Me acerco a él y lo abrazo con fuerza, apoyando mi cabeza en su pecho. Su aroma familiar y reconfortante me invade, llenándome de una profunda tranquilidad.

-Gracias, Liam -le digo en voz baja-. No sé qué haría sin ti. Eres mi pilar, mi roca.

-Y tú la mía, Julia -responde, acariciando mi cabello con ternura-. Pero hoy es tu día. Va a ser espectacular, lo presiento.

Sonrío con ilusión y me aparto suavemente de su abrazo. Me dirijo al escritorio, donde tengo algunos documentos pendientes por revisar. Mientras me concentro en las hojas, Liam se dedica a preparar la mesa para el desayuno con un mimo y una atención que me enternecen. Cuida cada detalle, desde la disposición de los cubiertos hasta la colocación de las flores que adornan el centro de mesa.

Al cabo de unos minutos, el servicio de habitaciones llega con un carro repleto de apetitosas tentaciones: frutas frescas, panes recién horneados que desprenden un aroma irresistible, café humeante en tazas de porcelana fina.

Liam se encarga de servirme con galantería, y nos sentamos juntos a disfrutar de un desayuno delicioso. La conversación fluye con naturalidad y ligereza, tejiendo un ambiente cálido y acogedor que me ayuda a calmar los nervios que inevitablemente comienzan a aflorar ante el ajetreado día que me espera. Mientras saboreo cada bocado, observo a Liam con detenimiento y siento una profunda gratitud por tenerlo a mi lado. Su presencia es mi mayor apoyo. Es el hombre que amo, mi confidente, mi mejor amigo, mi alma gemela.

-Liam, sobre lo que te dije ayer…,

-¿Te refieres a follarte por el culo? -pregunta Liam con una sonrisa traviesa.

-No tonto…, bueno, eso también, claro. Pero me refiero al bebé.

-Ah, sí. ¿Cómo te sientes al respecto?

-Por un lado, me siento inmensamente feliz y emocionada ante la perspectiva de convertirme en madre. La idea de dar vida a un nuevo ser, de sentirlo crecer dentro de mí y poder amarlo incondicionalmente me llena de una profunda alegría.

Sin embargo, junto a esta felicidad, surge también un profundo temor. Me aterra la posibilidad de no estar a la altura, de no ser la madre que mi hijo necesita. Quiero darle lo mejor de mí, brindarle todo el amor, el apoyo y la seguridad que necesita para crecer feliz y sano. Pero me invade la duda: ¿seré capaz de hacerlo? ¿Seré una buena madre?

Educar, guiar, proteger y formar a un ser humano es una tarea titánica, y me asusta no estar preparada para afrontarla. Me preocupa cometer errores, no saber cómo actuar en cada situación, no estar a la altura de las expectativas.

Liam me envuelve en un abrazo cálido y protector, transmitiéndome su amor incondicional y apoyo inquebrantable.

-Julia, la duda se refleja en tus ojos, pero deja que te diga algo: vas a ser una madre increíble. Lo sé con absoluta certeza. Eres una mujer excepcional, poseedora de una fortaleza interior que te acompañará en cada paso de este nuevo camino.

Créeme, Julia, no hay cualidades más importantes para ser una gran madre que la fuerza, la sensibilidad y el amor. Y tú las posees todas en abundancia. Eres una mujer resiliente, capaz de afrontar cualquier desafío con valentía y determinación.

No te dejes vencer por las dudas, Julia. Confía en tu intuición, en tu instinto maternal, y en la fuerza que reside en tu interior.

Disfruta cada momento de este embarazo, prepárate para la llegada de nuestro hijo con ilusión y emoción, y recuerda que siempre estarás rodeada de personas que te aman y te apoyan. Vas a ser una madre maravillosa, Julia.

Y sabes que no te vas a enfrentar a esto tú sola. La maternidad es una aventura que emprenderemos juntos, como un equipo imbatible. Juntos construiremos un hogar lleno de amor, donde nuestro hijo se sienta seguro, querido y apoyado.

Ser padres es una tarea hermosa, pero también exigente. Habrá momentos de cansancio, de dudas e incluso de frustración. Sin embargo, estoy seguro de que superaremos cualquier obstáculo que se presente. Confía en mí, pero confía también en ti. Vas a ser una madre increíble, Julia. Eso es lo que de verdad importa.

Nos quedamos en silencio, abrazados, disfrutando de la intimidad del momento y de la promesa de un futuro lleno de amor y expectativas junto a nuestro bebé. Siento cómo los dedos de Liam acarician mi espalda, y me relajo contra su pecho, escuchando el ritmo constante de su corazón.

-Sabes, Liam, cuando me reencontré con Loísa, me dijo algo que en ese momento no comprendí. Me dijo que yo no había sido la única víctima. En ese momento pensé que lo decía porque Sergio había violado a otras chicas, sin cuestionarme cómo se había enterado ella. Pero ayer comprendí lo que me quiso decir Loísa. Ella misma también fue una víctima.

-¿Loísa? ¿Pero Sergio también…?

-¡No! ¡Qué dices! Aunque de Sergio se puede esperar cualquier cosa. No, no fue él, pero..., lo siento, Liam, no te lo puedo contar. Sabes que no tengo secretos contigo y te cuento todo, pero este secreto no es mío. Le prometí a Loísa que guardaría su secreto y que no lo contaría a nadie. Solo tres personas lo sabemos, y no estoy autorizada a desvelarlo, ni a ti ni a nadie. Es algo muy personal de Loísa. Lo siento, Liam, espero que lo comprendas.

-No serías su amiga si me lo contaras. Debes respetar sus deseos porque ella ha confiado en ti.

-Gracias por entenderlo, amor. Pero siguiendo con las víctimas, también lo fue Elena, la misma que me acosaba y que se había convertido en mi verdugo, luego se convirtió en otra víctima más de la violencia machista por parte de Sergio. Por mucho que me amargó mi infancia, nunca le hubiera deseado que pasara por lo que pasó. Y ayer comprendí que Ángel también ha sido su víctima. Por culpa de Sergio, Ángel no puede estar con la persona de la que aún sigue enamorado. Sergio le quitó la posibilidad de crear un futuro conmigo. Espero que lo supere y pueda encontrar a alguien que le ame.

Pero solo la cárcel no es suficiente castigo para él. La cárcel no redime. La pena máxima puede ser insuficiente. Tengo un plan para alargar su agonía. Cada nuevo amanecer en ese presidio será un suplicio, un tormento que lo obligará a cuestionar su propia supervivencia.

-Seguro que lo harás, amor. Te conozco bien y hasta que no lo consigas, lo que sea que se te esté ocurriendo, no pararás.

Liam la abraza con fuerza, transmitiéndole su apoyo incondicional.

-Vas a salir de esta más fuerte, Julia. Lo sé.

-Gracias, Liam. Tenerte a mi lado hace que todo esto sea más soportable.

Tras un desayuno revitalizador, me reúno en una sala del hotel, con el equipo coordinador de la operación "Vilalba" desde Madrid. Mi objetivo es felicitarlos por su impecable trabajo y cerrar oficialmente la operación. Ahora comienza la segunda parte del plan que es la vigilancia y el seguimiento de que todos están cumpliendo su cometido para lograr la redención.

Más tarde, en la misma sala del hotel, tengo la visita de los abogados que llevan el caso de Sergio y sus cómplices por las violaciones cometidas. La indignación se apodera de mí al plantearles la siguiente pregunta:

-Necesito una explicación detallada. ¿Cómo es posible que Sergio haya salido de la cárcel bajo fianza?

Los abogados, con rostros serios y preocupados, me ofrecen la siguiente información:

-La orden de libertad bajo fianza no fue emitida por el juez instructor del caso, Julia. Estamos investigando a fondo este asunto, pero todo apunta a que alguien falsificó una fianza ficticia para lograr la liberación de Sergio. El juez, al recibir la orden entre otros documentos, la firmó sin realizar las debidas comprobaciones. Una vez que la orden llegó al centro penitenciario, procedieron a liberar a Sergio al no detectar ninguna irregularidad.

-Hemos tomado medidas inmediatas -continúan los abogados-. El funcionario responsable, presuntamente sobornado para falsificar la fianza, ya no trabaja en la institución. Sin embargo, aún no hemos logrado identificar a la persona que le pagó. El funcionario alega no conocerla y haberla visto solo una vez. Afirma haber seguido las instrucciones recibidas y que al llegar a casa encontró el dinero prometido en su buzón.

Con la voz firme y llena de determinación, les ordeno:

-Quiero que continúen investigando este caso con la máxima prioridad y dediquen todos sus esfuerzos a encontrar a los responsables de esta falsificación. No importa cuántos recursos necesiten, pero no quiero ni un solo error más. Manténganme informada de cualquier avance en la investigación.

-Entendido, Julia. Intensificaremos nuestras pesquisas y profundizaremos en todas las pistas disponibles. No descansaremos hasta dar con los responsables de esta falsificación y asegurarnos de que Sergio y sus cómplices enfrenten la justicia que les corresponde.

Tras la reunión, me refugio en la suite, donde las inquietantes revelaciones me sumergen en una profunda reflexión. La evidencia es clara: Sergio y su padre aún cuentan con poderosos aliados que buscan protegerlos a toda costa. Sin embargo, mi determinación de desmantelar cualquier red de corrupción que obstaculice el camino de la justicia permanece inquebrantable.

Este caso no solo representa una lucha por las víctimas, sino también por la integridad del sistema judicial. No permitiré que las artimañas y la podredumbre de la corrupción socaven la justicia que tanto anhelan las jóvenes que fueron brutalmente violadas. Mi compromiso es inquebrantable: continuaré luchando hasta que Sergio y todos los responsables de estos atroces crímenes respondan ante la justicia, sin excepciones.

Liam y yo nos preparamos para enfrentar lo que el día nos depara. Mientras me visto con un conjunto elegante, decido prescindir del sujetador como de costumbre, aunque esta vez no es tan evidente. Mientras ajusto los últimos detalles de mi atuendo, Liam termina de arreglar su corbata con meticulosidad.

Liam me mira con una sonrisa cálida que llena la habitación de ternura.

-¿Estás lista, cariño?

-Lista para lo que sea, mi amor.

Un elegante coche con chófer, cortesía de M&J España, nos conduce al Ministerio de Economía. Tengo una entrevista con el Ministro para ultimar los detalles del proyecto M&J Europe. Aunque todos los aspectos del acuerdo ya están concretados y firmados, esta visita protocolaria sirve como una puesta en escena para la prensa.

Al llegar al Ministerio, somos recibidos por el Ministro y nos dirigimos a su despacho.

-Señora Brown, bienvenida —dice el Ministro con una sonrisa—. Me encantaría poder conversar sobre el proyecto M&J Europe.

Durante una reunión cordial y distendida, le explico al Ministro los detalles del proyecto, destacando las importantes inversiones que se realizarán y la construcción de la emblemática Torre M&J.

Tras la fructífera reunión con el Ministro, nos dirigimos a la sala de prensa, donde convocamos a una rueda de prensa para presentar el proyecto al público. Con gran entusiasmo, explico las características del proyecto, enfatizando su impacto positivo en la economía.

-Señora Brown, ¿cómo afectará este proyecto a la economía local? -pregunta un periodista con interés.

Con total seguridad y respaldada por datos concretos, respondo:

-M&J Europe generará una gran cantidad de empleos y contribuirá al desarrollo económico de la región. Además del impacto local, este proyecto también tendrá repercusiones positivas a nivel nacional.

Al concluir la rueda de prensa, nos encontramos con una multitud de periodistas de la prensa rosa ansiosos por sus preguntas.

-Julia, ¿puedo hacerle una pregunta personal? -pregunta un periodista con micrófono en mano.

Con firmeza y declinando responder preguntas que no corresponden a la ocasión, respondo:

-Lo siento, pero no puedo responder preguntas de índole personal.

Mientras nos dirigimos al coche que nos espera afuera, le susurro a Liam con preocupación:

-Espero que no hayan descubierto nada sobre Ángel.

Liam me mira con inquietud.

-¿Crees que podrían haber averiguado algo?

-No lo sé con certeza -respondo con cautela-. He tomado todas las precauciones posibles, pero nunca se sabe con la prensa rosa.

Al llegar al coche, somos recibidos por una ola de flashes y preguntas de los paparazis.

-¡Julia, ¿hay problemas en tu matrimonio? ¿Qué hay de esos rumores que dicen que tienes un amante secreto que estás escondiendo? -gritan desde la distancia.

Ignorando las preguntas impertinentes, entramos al coche y cerramos las puertas. Liam le da indicaciones al chófer y nos alejamos del Ministerio.

-Julia, ¿te encuentras bien? -pregunta Liam con tono comprensivo, colocando su mano sobre la mía en un gesto reconfortante.

-Estoy bien, Liam -respondo con cierto nerviosismo-. Solo espero que no le des credibilidad a esas preguntas infundadas. Ya te conté sobre Ángel, y te aseguro que no hay nadie más.

-Lo sé, Julia -dice Liam con convicción-. No tienes que darme explicaciones. Confío plenamente en ti.

-Gracias, Liam -respondo con alivio-. Supongo que tendremos que acostumbrarnos a este tipo de preguntas.

Liam asiente con comprensión, dándome su apoyo incondicional.

Bajo un cielo radiante, donde ya se perfilan los cimientos de nuestra nueva sede europea, nos encontramos reunidos con personalidades locales, representantes de los medios de comunicación y público en general para dar inicio a un acto oficial.

-Es un día perfecto para celebrar este hito tan importante -declaro con una sonrisa, dirigiéndome al pequeño grupo congregado para la ceremonia.

Tomo la palabra con un semblante sereno pero firme:

-Quiero agradecerles a todos su presencia hoy. Este proyecto no solo representa un paso fundamental para M&J, sino también un símbolo de innovación y crecimiento para toda Europa.

-Estamos emocionados de ver cómo este edificio se erige como un emblema de nuestro compromiso con la excelencia -añade el ministro, uniéndose a mi entusiasmo.

Tras nuestras palabras, invito al ministro a acompañarme en este simbólico acto.

-Por favor, acompáñeme para marcar oficialmente el inicio de este nuevo capítulo para M&J Europe.

Juntos, depositamos en la caja transparente una serie de objetos que representan el presente: ejemplares de periódicos del día, tanto españoles como estadounidenses, billetes y monedas de ambos continentes, e incluso un mensaje personal en formato USB. El ministro, por su parte, también añade un mensaje propio.

-Estos objetos servirán como un recordatorio de nuestro compromiso y de este día histórico para las futuras generaciones -afirma el Ministro, cerrando la caja con cuidado.

Entre los dos, colocamos la caja en el hueco preparado para ella en el suelo. Con solemnidad, cada uno tomamos una pala y arrojamos una palada de tierra, simbolizando el inicio oficial de la construcción. Unos operarios se encargan de sellar el hueco con una placa conmemorativa, marcando así un momento histórico y significativo para todos los presentes.

Los aplausos respetuosos de los invitados resuenan mientras los fotógrafos capturan este instante crucial.

-Estoy orgullosa de lo que hemos logrado hoy -le digo a Liam, una vez finalizado el acto.

Tras el exitoso evento, nos dirigimos a un restaurante donde nos espera un aperitivo reservado para un grupo selecto de invitados relacionados con el proyecto o la empresa. El Ministro, lamentablemente, no puede asistir debido a otros compromisos.

Sophie y Lola, quienes también habían recibido la invitación, nos esperan ansiosamente.

-¡Julia! ¡Qué alegría verte! -exclama Sophie emocionada al vernos llegar.

-¡Sophie! ¡Lola! Me alegra tanto verlas aquí -respondo, abrazándolas con cariño.

Liam se acerca y las saluda con cordialidad.

-Hola Sophie. Lola, es un placer conocerte en persona por fin -dice Liam sonriendo.

La conversación fluye animada, girando en torno al proyecto y los detalles del evento. Sophie y Lola comparten sus impresiones y sugerencias, demostrando un genuino interés en el desarrollo de la sede europea de M&J.

Aprovecho la ocasión para contarles lo que sucedió ayer en el hotel con Sergio.

-Julia, ¿cómo te atreviste a enfrentarte a él? Corriste un gran peligro -exclama Sophie, visiblemente preocupada.

-¿Me tenía que quedar quieta y dejar que me violara otra vez, Sophie? -le respondo, con una mezcla de incredulidad y firmeza.

-No quería decir eso, perdona... pero, no sé, Julia, podría haberte hecho daño -dijo Sophie, claramente inquieta.

-En ningún momento tuvo opción. Sergio es un matón que nunca ha tenido un rival real, y precisamente por eso no tiene experiencia en lucha. Nadie se le enfrenta. Yo llevo años aprendiendo técnicas de defensa personal. Estoy entrenada para afrontar situaciones como la de ayer y, sinceramente, fue bastante fácil reducirlo -les explico, tratando de tranquilizarlas.

Liam, que ha estado escuchando en silencio, me toma de la mano.

-Julia, lo que hiciste fue increíblemente valiente -dijo, mirándome con admiración-. Pero Sophie tiene razón, te pusiste en un gran riesgo.

-Lo sé, Liam -respondo, apretando su mano-. Pero no podía quedarme de brazos cruzados. Ya he pasado por eso antes, y no dejaré que vuelva a ocurrir. No solo por mí, sino por todas las personas que podrían sufrir por culpa de Sergio.

-Es comprensible, Julia -dijo Lola, quien había permanecido callada hasta ahora-. Pero también necesitamos asegurarnos de que estás protegida. Sergio no parece ser alguien que se rinda fácilmente.

-Lo sé, Lola. Por eso tengo que ser más inteligente que él. Ahora que está de nuevo bajo custodia, debo asegurarme de que no tenga la oportunidad de escapar o de causar más daño -afirmo con determinación.

Mientras sigo conversando con mis amigas, noto que alguien se acerca por mi izquierda.

-Así que un pequeño negocio en Nueva York, ¿eh? -dice una voz familiar.

-¡Diego! ¡Qué alegría verte aquí! -exclamo, sorprendida y contenta.

Lola y Sophie también le saludan. Luego presento a Diego a Liam, quienes se estrechan la mano cordialmente. Diego viene acompañado por su socio, a quien también saludamos con amabilidad.

-Supongo que tampoco te llamas Bea, ¿verdad? -pregunta Diego con una sonrisa.

-Bueno, dije alguna mentirijilla -admito, un poco apenada-. No quería desvelar mi identidad. Si la prensa se enteraba de que ya estaba en Madrid, me habrían perseguido noche y día. Me aseguré de que recibieras estas invitaciones para asistir al acto como una disculpa.

-Disculpas aceptadas, Julia. Muchas gracias por la invitación. Creo que sí, que nos va a ir bien con esta multinacional -responde Diego con una sonrisa.

-Estoy segura de ello, Diego. Me alegra que estéis en el proyecto. Si os han elegido entre tantos candidatos, es porque sois los mejores -digo, con sinceridad.

Diego sonríe y agradece el cumplido. La conversación continúa, tocando diversos temas relacionados con el proyecto y el futuro de la empresa.

Después de un rato, nos dirigimos hacia la zona del aperitivo. Los camareros empiezan a servir canapés y bebidas. Otros invitados se acercan para saludarme, y hacerse fotos conmigo.

El sonido de las copas al chocar resuena como una promesa de prosperidad y colaboración. Mientras bebemos y continuamos conversando, no puedo evitar sentirme llena de esperanza y optimismo. Este proyecto no solo es un gran paso para la empresa, sino también un símbolo de todo lo que he logrado y de todo lo que aún está por venir.

De allí, nos dirigimos a DiverXO, un restaurante que ha ganado mucha notoriedad últimamente, junto a su talentoso chef. Mientras disfrutamos de la comida, Lola y Sophie nos cuentan sus planes.

-Lola y yo hemos decidido que me traslade a vivir a Madrid con un visado de estudiante -comienza Sophie-. Nos hemos estado informando y me convalidan el primer curso. Así que regresaré a Nueva York para dejar todo en orden y en septiembre empezaré el segundo curso aquí en Madrid. Todo este tiempo juntas ha sido maravilloso y queremos dar ese paso. Cuando termine, la idea es crear mi propia firma y darme a conocer. Lola conoce a mucha gente, y espero que sean mis primeros clientes.

-Deseo de todo corazón que os vaya bien. Sophie, ya sabes que fui tu primera clienta. Cuenta conmigo para lo que necesites, y si necesitas ayuda económica, también puedes contar con mi apoyo. Tienes toda una multinacional a tu disposición -respondo sinceramente.

-Gracias, Julia. Sé que siempre puedo contar contigo, y si te necesito, no dudes que te lo haré saber. Aunque lo primero que tengo que hacer es mejorar mi español -dice Sophie, sonriendo.

-Chicas, estamos tan emocionados de verlas hoy. Hay algo realmente especial que queremos compartir con ustedes.

-¡Sí! No podemos guardarlo en secreto ni un minuto más.

-Así que, sin rodeos: ¡estamos esperando un bebé!

-¡Voy a ser mamá! Y Liam será papá.

-¡Oh, Dios mío! ¡Esto es increíble! ¡Felicidades a los dos!

-¡No puedo creerlo! Esto es tan emocionante. ¿Cuándo es la llegada del pequeño?

-Estamos en las primeras semanas, así que todavía es muy pronto para dar una fecha exacta, pero no podíamos esperar más para contarles.

-¡Esperamos que estéis listas para ser tías!

-¡Por supuesto! ¡Estoy lista para consentir al bebé y llenarlo de mimos!

-No puedo esperar para ayudar con todo lo que necesiten. ¡Esto va a ser increíble! ¡Ya estoy emocionada por todas las aventuras que nos esperan!

Después de la comida, Sophie y Lola llevan a Liam a conocer algunos lugares de Madrid, mientras yo recorro los diferentes estudios de radio y platós de televisión. Las preguntas son siempre las mismas, y mis respuestas no varían mucho.

Al llegar al hotel, agotada, encuentro a “las Chicas” y a Liam esperándome. Cenamos en el restaurante del hotel, donde me cuentan cómo ha sido la tarde. Liam está encantado con lo que ha visto de Madrid.

Esa noche, nos acostamos temprano. Ambos estamos exhaustos después de un día tan intenso.

.

El sol se asoma tímidamente por la ventana, dibujando pinceladas doradas sobre la habitación. Sus rayos acarician mi rostro y me despiertan suavemente. A mi lado, Liam duerme plácidamente, ajeno al nuevo día que comienza.

Me levanto con cautela, procurando no perturbar su sueño, y me dirijo a la cocina de la suite. El aroma del café recién hecho invade el ambiente, invitándome a iniciar la jornada con energía y vitalidad.

Observo la ciudad que se despierta, las luces que se van apagando una a una y el ritmo vibrante que poco a poco se va apoderando de las calles. Sin embargo, en este pequeño oasis de tranquilidad, solo puedo pensar en el hombre que duerme a mi lado.

Tomo un sorbo de café y saboreo su sabor amargo, que despierta mis sentidos y me prepara para afrontar los retos del día.

El suave sonido de Liam removiéndose en la cama me saca de mis pensamientos. Me acerco a él sigilosamente, sin querer perturbar su sueño, y deposito un beso tierno en su frente.

Nuestros ojos se encuentran y una mirada cómplice se intercambia entre nosotros. En ese instante, sin necesidad de palabras, compartimos la alegría de un nuevo día juntos.

Con un gesto cariñoso, acaricio su rostro y le susurro:

-Buenos días, mi amor -susurro, inclinándome sobre Liam para despertarlo con un beso en la frente.

-Buenos días, preciosa -responde con voz ronca, todavía adormecido-. ¿Qué hora es?

-Es temprano todavía -le digo con una sonrisa-. Tenemos algo de tiempo antes de empezar el día. ¿Te apetece un café?

Liam se estira y se sienta en la cama, bostezando con pereza. Sus ojos aún brillan con el sueño, pero ya se puede apreciar la calidez en su mirada.

-Sí, por favor -responde con una sonrisa soñolienta-. Me vendría genial un café para despertarme del todo.

Me levanto y me dirijo a la pequeña cocina de la suite.

-Estuve pensando en lo bien que lo pasé ayer con Sophie y Lola -dice Liam, con una sonrisa en el rostro-. Me mostraron algunos lugares increíbles.

-Me alegra que te haya gustado Madrid.

Con el aroma del café aún presente en nuestros labios, damos por finalizado el momento en el balcón y nos preparamos para enfrentar la agenda del día.

Bajamos a la cafetería del hotel, donde nos espera un desayuno ligero compuesto por fruta fresca, café y croissants recién hechos.

La prensa nos acompaña de cerca, ávida por capturar cada movimiento y palabra. Sin embargo, nosotros nos mantenemos enfocados en nuestro objetivo: mostrar nuestro apoyo y reconocimiento a los empleados de M&J Spain.

Tras el desayuno, nos dirigimos a la sede de la empresa, donde una multitud de empleados nos espera ansiosamente. Al entrar en el edificio, somos recibidos con un sonoro aplauso que resuena por todo el vestíbulo. Me siento profundamente conmovida por este cálido recibimiento y aprovecho la ocasión para dirigir unas palabras al equipo:

-Buenos días, equipo -comienzo, con una sonrisa radiante en el rostro-. Quiero felicitarles por los excelentes resultados que está teniendo esta sede. Han hecho un trabajo increíble. Me siento orgullosa de todos vosotros y de formar parte de esta gran familia.

Mis palabras son recibidas con una nueva ronda de aplausos y vítores. La alegría y el entusiasmo de los empleados son contagiosos y me llenan de satisfacción.

La visita a la sede de M&J Spain ha sido todo un éxito. He podido comprobar de primera mano el talento y la pasión de los empleados, y me siento segura de que el futuro de la empresa en España es brillante.

Con el ánimo en alto tras la cálida bienvenida en M&J Spain, nos dirigimos al barrio "Nueva Esperanza", un lugar lleno de vida y optimismo donde se respira un aire de cambio y progreso. Nuestro objetivo: conocer de primera mano los avances en la mejora de los servicios del área y el impacto que estos están teniendo en la comunidad.

Al llegar, somos recibidos por Patricia, representante de M&J Foundation, una mujer radiante que refleja la esperanza que impregna el barrio, y Marcos, el director del proyecto. Con entusiasmo nos guían por las calles, mostrándonos los espacios renovados, las sonrisas de los niños y la alegría de los vecinos.

Uno de los puntos culminantes de la visita es la construcción de la nueva aula, un espacio que representa una oportunidad de futuro para los niños del barrio.

-La nueva aula estará lista para el inicio del curso -asegura Rosa con entusiasmo-. Los niños podrán disfrutar de un espacio moderno y equipado para aprender y crecer.

Rosa, con su pasión y dedicación contagiosa, me comenta que ya ha establecido contacto con los futuros alumnos y ha comenzado a conocer sus historias.

-Gracias, Rosa. Tu trabajo es realmente admirable -le digo con sinceridad, sintiendo una profunda admiración por su dedicación y entrega-. Eres una pieza fundamental en este proyecto y estoy segura de que marcarás la diferencia en la vida de estos niños.

-Bueno, con esto concluye la visita oficial. A partir de ahora, comienza nuestra aventura privada.

Liam, con la curiosidad brillando en sus ojos, pregunta:

-¿Y ahora qué vamos a hacer? ¿A dónde nos dirigimos?

-El primer lugar al que quiero ir es a Zaragoza.

Liam frunce ligeramente el ceño, intrigado.

-¿Zaragoza? -pregunta-. ¿Por qué Zaragoza?

-Quiero darles la buena noticia a Pilar y Luis, mis nuevos padres -confieso-. Quiero darles la noticia en persona. Además, ellos están ansiosos por conocerte.

Liam sonríe con complicidad, comprendiendo la importancia de este momento.

-Yo también tengo muchas ganas de conocerlos.

Poco después de comer, emprendemos nuestro viaje hacia Zaragoza. La emoción vibra en el aire mientras nos alejamos de Madrid, dejando atrás la rutina y adentrándonos en lo desconocido. Antes de partir, envío un mensaje a Pilar por WhatsApp, avisándole de nuestra inminente llegada y compartiendo la noticia que tanto anhelaba comunicar: Liam viaja conmigo y quiero que lo conozcan.

Mientras conduzco, el paisaje desfila ante mis ojos como una película en fast forward. A mi lado, Liam me observa de reojo, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo en su mirada. Finalmente, decide romper el silencio:

-¿Estás nerviosa? -pregunta con una sonrisa tímida.

-Un poco, sí. Pero sobre todo, estoy muy ilusionada. Es una noticia importante para nosotros, y quiero compartirla con ellos.

Liam asiente en silencio, sumido en sus pensamientos. Tras unos instantes, decide formular la pregunta que lleva rondando en su cabeza desde hace tiempo:

-Julia, hay algo que hace tiempo quería preguntarte -comienza, con un tono serio-. Es sobre tus padres. Tú querías mucho a tus padres biológicos, y según nos has contado, incluso pensaste en reunirte con ellos. Lo que quiero decir es que me resulta extraño que, teniéndoles tanto cariño, hayas aceptado unos nuevos padres que, por muy bien que te hayan tratado, no son tus verdaderos padres.

Comprendo su inquietud y decido explicarle con detenimiento mi profunda conexión con mis padres biológicos y el papel que juega el colgante en mi vida:

-¿Crees que me he olvidado de mis padres? No, Liam, no te equivoques -le digo con firmeza-. Ellos están en mi corazón y siempre estarán ahí. Pero también están aquí, en este colgante, como ya os expliqué.

Este colgante tiene un poder especial. Me ha guiado en las decisiones más importantes de mi vida. Mis padres, a través de él, me aconsejan y me ayudan a no cometer errores. Ellos eligieron la universidad por mí, y ellos eligieron a mis socias. Me llevaron hasta Lola, que además de ser una excelente terapeuta, se ha convertido en una de mis mejores amigas. Me guiaron hasta tu empresa, donde conocí a Sophie, y sobre todo, me llevaron hasta ti. Ellos te eligieron para mí, Liam. Sabían que tú también me elegirías, y me dieron la fuerza necesaria para intentarlo contigo.

Liam me escucha con atención, pero su expresión revela que no termina de comprender mi forma de ver las cosas.

-Me cuesta asumirlo, Julia -confiesa con sinceridad-. Ya sabes que yo no creo en poderes sobrenaturales. Pero suponiendo que sea cierto lo que dices, ¿no crees que podrían estar molestos por tener ahora unos nuevos padres? ¿Por haberlos sustituido?

Tomo aire y le explico que mis padres no solo no están molestos, sino que están felices de que Pilar y Luis formen parte de mi vida.

-No has entendido nada, Liam -le digo con cariño-. Ellos no están molestos. Ellos también eligieron a Pilar y Luis para que fueran mis nuevos padres. Están creando a mi alrededor un círculo de personas que me quieren y me protegen. Todo es obra de ellos. Yo simplemente me dejo llevar.

Liam reflexiona por un momento, asimilando mis palabras. Finalmente, asiente con un gesto de comprensión:

-Entiendo, Julia. Es un enfoque muy diferente al que estoy acostumbrado, pero respeto tu conexión con tus padres a través del colgante.

-Gracias, Liam. Significa mucho para mí que puedas entenderlo, aunque sea desde tu propia perspectiva.


Zaragoza.

Finalmente, llegamos a Zaragoza, donde Pilar y Luis nos reciben con calidez en su hogar.

-¡Que alegría tenerte otra vez aquí, hija! -exclama Pilar.

-Hola Pilar. Mira, él es mi marido, Liam.

-Hola Liam, ¿Te puedo llamar hijo?

Liam me mira con sorpresa, sin saber si ha entendido bien. Yo le sonrío y afirmo con la cabeza.

-What? Yes…, sí, sí, of course Pilar. -le contesta Liam, mientras se dan dos besos.

-Pilar. ¿Está Luis en casa?

-Sí, está en el jardín. Vamos a buscarlo.

Entramos y encontramos a Luis trabajando en el jardín. Al vernos, deja lo que está haciendo y se acerca con una amplia sonrisa.

-¡Qué alegría veros! - dice Luis, mientras me da dos besos.

Se repiten las presentaciones, con Liam y Luis. Nos sentamos todos juntos en el jardín, disfrutando de la compañía mutua y compartiendo nuestras historias. Pilar me aborda con cariño.

-Julia, estamos tan felices de que nos hayas traído a Liam. Ha sido maravilloso conocerte por fin. Estamos emocionados de tenerte aquí con nosotros.

Liam sonríe y asiente.

-Yo también estoy encantado de conoceros, Pilar. Julia siempre ha hablado muy bien de vosotros.

Para mí, ver a Liam integrándose tan bien en mi familia elegida es reconfortante y me llena de gratitud por todo lo que hemos construido juntos.

Liam me mira con complicidad, sus ojos brillan con una emoción contagiosa. Sé que ha llegado el momento, el momento de compartir con Pilar y Luis la noticia que cambiará nuestras vidas.

-Además de presentaros a Liam -comienzo, tomando su mano con ternura-, tenemos algo importante que contaros. Algo muy emocionante.

Pilar y Luis nos observan con atención, intrigados por el misterio que envuelve nuestras palabras. La tensión se palpa en el aire, y un cosquilleo de nerviosismo recorre mi cuerpo.

-Liam y yo…, vamos a ser papás -confieso con una sonrisa radiante-. Estoy embarazada.

Un silencio expectante se apodera del jardín. Los ojos de Pilar se abren de par en par, llenos de sorpresa y alegría. Un grito ahogado de felicidad escapa de sus labios, y en un instante me abraza con fuerza, como si quisiera transmitirme toda la emoción que la embarga.

-¡Oh, cariño! ¡Qué maravillosa noticia! ¡Vais a ser papás! -exclama Pilar con la voz entrecortada por la emoción, lágrimas de alegría brillando en sus ojos.

Luis, por su parte, se queda sin palabras por un momento, asimilando la impactante noticia. Sin embargo, una amplia sonrisa se dibuja en su rostro mientras se acerca a Liam y lo abraza con efusividad.

-Felicidades, hijos -dice con voz emocionada-. Estamos muy contentos por vosotros. Seréis unos excelentes padres.

Mis palabras se mezclan con las suyas en un torbellino de felicitaciones y abrazos. En ese momento, me siento más feliz que nunca, rodeada de las personas que más quiero y compartiendo con ellos la noticia que cambiará nuestras vidas para siempre.

-Gracias, Pilar, Luis -digo con sinceridad, sintiendo una profunda gratitud por su apoyo y cariño-. Estoy muy emocionada por esto y quería compartirlo con vosotros.

La tarde transcurre entre risas, historias y planes para el futuro. Pilar y Luis sueñan con ser abuelos, imaginando los juegos, las travesuras y el cariño que compartirán con su nieto. Yo, por mi parte, me siento inmensamente feliz de haber compartido este momento tan especial con ellos. Saber que mi familia está feliz por mí y por Liam me llena de una profunda satisfacción.

Tras la cena, Pilar nos conduce a una habitación que ha preparado para nosotros con una cama de matrimonio. Una oleada de deseo recorre mi cuerpo, y me acerco a Liam susurrando:

-Cariño, me encantaría…, pero no quiero que nos oigan. ¿Me perdonas?

Liam me comprende, con una sonrisa pícara.

-Lo sé, amor, no te preocupes -responde con suavidad-. Nos aguantaremos.

Sin embargo, no puede evitar añadir con un tono seductor:

-Aunque si me prometes no aullar, algo podemos hacer.

-¿Como qué? -pregunto intrigada, sintiendo la emoción subir por mi cuerpo.

Liam me mira con complicidad, sus ojos brillan con deseo.

-Tú déjame a mí, pero recuerda: en silencio.

Una sonrisa traviesa se dibuja en mi rostro mientras acepto su propuesta. La noche promete ser llena de pasión y complicidad, un anticipo de la felicidad que nos espera junto al bebé que está en camino.

Para ver este contenido necesitaremos tu consentimiento para configurar cookies de terceros.
Para obtener información más detallada, consulte nuestra página de uso de cookies.


Continua en capítulo 49. Bienvenido Míster Marshall.

Julia y Liam pasan unos días con los padres adoptivos de Julia en Zaragoza explorando la región y fortaleciendo su vínculo a través de experiencias compartidas.

Lo que de verdad importa.jpegCuando tu nazcas.jpeg
 
Todo lo bueno tiene un final..voy a echar de menos está bonita historia, pero siempre habrá tiempo de releerla.
Por otra parte, me alegro de que todos sean felices y todo vaya bien.
Supongo que habrá un salto de tiempo hasta una época más actual.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo