Fantasías sexuales de las españolas 2º parte (sección infidelidad)

Ojalá se quedará solo en un sueño, pero va a pasar y ta veremos las consecuencias.
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Dile eso a tu jefe, faltar al teabajo de vwz en cuando no es motivo de despido, por que no lo hago por tener otro trabajo a la vez

Las parejas son un acuerdo entre partes, si se acuerda exclusividad sexual, da igual si es algo rango o una relación paralela, es infidelidad, cuernos, entiendo que a quien lo hace asi le venga bien la fantasia y falacia argumental, de negar la evidencia redefiniendo el lenguaje, pero son solo mentiras que se dice a uno mismo para negar que se es un/a gilipollas e hdp y tratar de colarlo a los demas es por que sabes, por mucho que te lo digas, que esta mal
 
Dile eso a tu jefe, faltar al teabajo de vwz en cuando no es motivo de despido, por que no lo hago por tener otro trabajo a la vez

Las parejas son un acuerdo entre partes, si se acuerda exclusividad sexual, da igual si es algo rango o una relación paralela, es infidelidad, cuernos, entiendo que a quien lo hace asi le venga bien la fantasia y falacia argumental, de negar la evidencia redefiniendo el lenguaje, pero son solo mentiras que se dice a uno mismo para negar que se es un/a gilipollas e hdp y tratar de colarlo a los demas es por que sabes, por mucho que te lo digas, que esta mal
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Ya te dije que echar un polvete random no lo considero cuernos, para mi cuernos es tener dos parejas a la vez


Perdona si me entrometo, únicamente curiosidad de boomer jurásico, ¿Lo comentas con tu pareja luego?
Es decir ...Ah! por cierto ayer follé con Pepe... o bien, ayer follé con Pepe pero paso de decírselo.
 
Perdona si me entrometo, únicamente curiosidad de boomer jurásico, ¿Lo comentas con tu pareja luego?
Es decir ...Ah! por cierto ayer follé con Pepe... o bien, ayer follé con Pepe pero paso de decírselo.
No, teniendo permiso no hace falta, no le voy a ir a decir ayer folle con X, ni el me va a decir a mi ayer follé con Y. Pero si pregunta si se lo digo.
 
No, teniendo permiso no hace falta, no le voy a ir a decir ayer folle con X, ni el me va a decir a mi ayer follé con Y. Pero si pregunta si se lo digo.
No sabeis si disfrutais, de lo q os cuenta q ha echo el otro?! O sabeis q eso no os gusta..?!
 
Pareciera que María va a despertar, pero no, sigue soñando, ahora se visualiza chupando a su novio mientras Juanjo juguetea en su interior antes de sacarla. Le da pequeñas embestidas en las que ella ahoga gemidos con los labios abrazando el falo de su chico. Este está a punto también de correrse. Ahora es ella la que decide como lo va a hacer. Empuja suavemente a Juanjo y hace que Jero se tire sobre la arena, encima de la manta que han puesto para no clavarse las agujas de los pinos. Ahora es ella la que se sube, la que busca su verga, la que se la coloca entre sus piernas, la que se deja caer suavemente. El semen de Juanjo le gotea hacia abajo, se le escurre por los muslos y sirve de lubricante para que su novio penetre sin ninguna dificultad. María se siente otra vez dueña de los chicos. Exultante, se la mete lentamente, buscando el fondo de su húmedo sexo. Despacio, comienza a cabalgarlo provocándole y provocándose a sí misma tiritones de placer. No da sentones, sino que permanece con ella clavada, moviendo la cintura, frotando los labios de su coño contra el pubis de Jero, haciendo movimientos de vaivén y también circulares hasta que el chico no puede más y se derrama dentro de ella. María continúa ahora con movimientos más enérgicos, casi bruscos, pudiera estar haciendo daño a su novio que sin embargo no se queja y la deja hacer hasta que comienza a follarlo con furia, frenéticamente y entonces vuelve a llegar al orgasmo.

La cabeza le da vueltas, las estrellas giran ocultándose en las ramas de los pinos y volviendo a salir, esta mareada, se deja caer sobre su novio dejando que la abrace y así permanecen unidos mucho tiempo. Tanto que cuando abre los ojos la hoguera está casi sin consumida y hace frío. Los chicos se levantan y buscan refugio en una de las tiendas formadas por un techo de chamizo y unas telas colgadas alrededor. Dentro hay una pareja. Ellos se quedan quietos como pidiendo permiso hasta que la chica les hace señas con la mano para que se acerquen y se instalen. La pareja está fumando y les pasan el porro. Los dos están desnudos y tienen pinta de que acaban de hacer el amor. Una parada para descansar que a ellos también les viene bien. Se acurrucan en una alfombra y se tapan un poco con una manta fina. Pronto entran en calor, las manos empiezan a jugar debajo de la manta y María se vuelve a encender. Está muy sensible, cada caricia parece como si fuera multiplicada por diez, cada beso parece más intenso, cada roce, cada pene que se restriega contra ella le provoca una sensibilidad brutal. Estar con los dos chicos a la vez y verlos también meterse mano entre ellos es algo que dispara su morbo a niveles inimaginables.

- Folladme por favor, folladme…- les pide y ellos obedecen.

Esta vez es su novio quién le hace el amor primero mientras María masturba a Juanjo. Jero se corre de nuevo mientras ella todavía aguanta su orgasmo. A pesar de lo caliente y de lo sensible que está le cuesta llegar.

Luego es Juanjo el que la penetra desde atrás. María, a cuatro piernas, se la chupa a su novio. Ahora sí, las embestidas del chico rebotando contra sus nalgas, sus manos aferrando las caderas, la otra pareja que los mira mientras la chica se sube encima del novio o de lo que sea y comienza a cabalgarlo, todo se confabula para hacerla tener un orgasmo bestial. Agacha la cabeza enterrándola entre las piernas de Jero sin soltar su verga y grita, esta vez ya no jadea ni gime, grita de placer mientras se corre a la vez que Juanjo, que ya no aguanta más.

El sueño es muy vívido, tanto que siente perfectamente como se desmaya del placer y se vuelve a quedar dormida, tirada entre los dos cuerpos que forman un paréntesis en el cual ella se acoge satisfecha, segura y feliz. La luz del sol la despierta. Ya es de día. El viento se ha echado y ya no ulula entre los pinos, no se oye apenas ningún ruido, solo el de algunos pájaros entre las ramas, ni siquiera el rumor de las olas rompiendo a pesar de que la playa no queda muy lejana.

María tiene la boca pastosa, los ojos hinchados y el cuerpo dolorido por haber dormido prácticamente en el suelo. Se escurre entre sus amigos y busca a tientas su ropa, bragas, camiseta, pantalón corto, chanclas… lleva poco equipaje. Sale fuera para encontrarse un campamento donde todos se están prácticamente igual, dormitando, allí no se ve un alma moverse. Trata de encontrar a su amiga. Tras dos intentos infructuosos finalmente la localiza en una pequeña tienda de campaña. Está desnuda, a su lado un chico delgado y moreno que la abraza por un costado mientras ella mira fijamente al techo, pendiente de la mancha solar que parece querer atravesar la lona. Tiene (igual que ella) los ojos cansados y rojos por haber dormido poco. Tarda unos segundos en reaccionar hasta que finalmente posa la mirada en su amiga.

- Natalia ¿estás bien?

Ella simplemente se encoge de hombros, como si quisiera indicar que no sabe cómo se siente. Con cuidado se desembaraza del apretón del chico, recoge su ropa y sale de la tienda reuniéndose con María. Los rayos de sol que todavía no calientan demasiado, abrazan su cuerpo mientras se viste. Luego las dos amigas caminan entre los pinos en dirección al mar.

- Tía, vaya fumada anoche ¿no?

- Sí, fue un desbarre total.

- ¿Qué tal con ese chico? - dice señalando con la cabeza en dirección al campamento.

- Creo que no estuvo mal.

- ¿Crees?

- No fue el único.

María reprime la pregunta que le sale de la garganta. Ha estado a punto de preguntarle con cuántos se acostó, pero se contiene.

- ¿Como te encuentras? - es lo que finalmente le demanda, interesada sobre todo en sondear el estado de su amiga.

- Confundida ¿Y tú? ¿pasaste la noche con ellos?

María asiente.

- ¿Y entre ellos...?

- Sí.

- ¡No me jodas!

- Natalia, no pasa nada, son nuestros novios, los mismos de siempre.

- Sí que pasa: mi novio no era homosexual o eso creía yo.

- No lo son, son bisexuales.

- ¿Qué diferencia hay?

- Sólo fue un juego, nosotras también nos enrollamos.

- ¡Que no! ¡que es distinto! - se empecina - Lo nuestro era un juego, cuando dos tíos se enrollan entre ellos no ¿es que no te das cuenta?

- Bueno, vale y si fuera así ¿qué importa? Juanjo te sigue queriendo. Igual que Jero a mí.

Ella niega con la cabeza.

- Yo así no puedo. De verdad María, yo no puedo…
 
María tiende la ropa en la ventana del pequeño apartamento. Por un momento se pregunta si ya es realidad o todavía está en el sueño. Le parece increíble que pueda seguir soñando de forma tan intensa, que la noche pueda durar tanto, así que se cuestiona si está despierta o no, pero decide no responder a la pregunta y limitarse a vivir lo que quiera que sea: sueño o vida real. Desde su ventana se ve un trozo de mar, es un piso chiquito, apenas un estudio, pero suficiente para ella y para Jero y Juanjo. Respira el olor a sal que viene desde la playa y se siente alegre y optimista.

Ni un solo instante en todos los meses que han pasado se arrepiente de su decisión de no volver a la ciudad y haberse quedado en Caños de Meca junto a su novio y su amigo, aunque la palabra novio suena ya rara. Ya no hay novios, ni pareja, ni amores convencionales. Han establecido un trío en toda regla donde cada uno de los vértices del triángulo que forman está conectado con los otros dos a la misma distancia, con el mismo cariño. La incertidumbre del salto al vacío, de decidir si quedarse o no en Caños, de renunciar a todo lo que experimentaron los primeros días, ya se ha visto superada con creces y ninguno de los tres desea estar en otro sitio ni con otra gente, a pesar de que echan de menos a sus familias y de vez en cuando van a verlas. Lo que podría haber sido una decisión impulsiva, un espejismo de verano, de playa, amor libre, hippies, música y fiesta, no se ha desvanecido con el paso de los meses ni con la llegada del otoño, sino que se ha conformado como una nueva vida. Un acierto.

Como dice la canción de Antonio Vega “Atrás

Algunos han conseguido olvidar

Y ahora su chica se ha vuelto a enrollar,

tan solo hay una cosa que funciona mal

y es que su amigo se ha echado atrás.


Esa mañana María se acuerda de Natalia, de su amiga, de la mañana en la que amanecieron en el campamento hippie de Yaiza y de cómo ella le dijo que no podía y efectivamente no pudo. Esa misma tarde les pidió que la llevaran a la estación de Cádiz y allí cogió el tren de vuelta. Al principio se telefoneaban de vez en cuando, solo para saber una de la otra, con el deseo Natalia de que llegara el momento en que ella se hartara de Caños y de llevar esa vida entre hippie y bohemia y volviera, y ella igualmente con el deseo de que su amiga lo pensara de nuevo, superara sus prejuicios y se reuniera con ellos otra vez. Pero como decía la canción de Nacha Pop, ahora su amiga se ha vuelto a enrollar. Tiene un nuevo novio y considera que no se le ha perdido nada en Caños de Meca porque ni siquiera ha ido a visitarlos, aunque la han invitado muchas veces. Cada una tiene su propia vida y les va bien por separado, así que finalmente se han acabado distanciando.

Jero ha conseguido trabajo en un taller mecánico del pueblo y Juanjo trabaja de camarero. Ella también trabaja algunas veces en el mismo bar, aunque generalmente prefiere ocuparse de la casa. En un principio pensaron en aceptar la invitación de Yaiza y formar parte de la comuna pero pronto vieron que aquella forma de vida no iba con ellos, necesitaban un espacio propio y también disponer de ese espacio en sus sentimientos. El tema del amor libre les seducía, pero pronto se aburrieron de la novedad y decidieron refugiarse en el cariño que se tenían los tres. Eso no quiere decir que de vez en cuando no tengan alguna aventura, generalmente porque acuden a fiestas con sus amigos de la comuna, pero en el día a día se tienen los unos a los otros y María se considera más que satisfecha con eso. Debido a la disparidad de horarios les cuesta muchas veces coincidir. Hay días que hace el amor con Juanjo porque hasta media mañana no va al bar. Al mediodía, cuando viene Jero a almorzar, también lo hacen. Ella jamás se lo niega incluso aunque haga haya quedado ya satisfecha por la mañana. Y luego por la noche vuelven a tener sexo los tres, ahora ya juntos. Por falta de cama que no sea, piensa divertida María que considera más que cubiertas sus necesidades sexuales. Hay veces que los chicos también se enrollan entre ellos y a ella no le importa en absoluto, casi agradece el descanso y es algo que a pesar de haber provocado la huida de su amiga a ella le sigue excitando. Viven al día, sin ahorrar mucho pero felices, sin pasar grandes estrechuras y con la relativa comodidad que les da tener una vivienda. Cuando disponen de tiempo cogen el coche y visitan la costa de Cádiz desde Tarifa hasta la misma capital. Se han andado todas sus playas y visitando todas sus calas. Han hecho nudismo y su piel tostada tiene el color canela de los residentes habituales.

A pesar de tener que trabajar y tener que ocuparse de la casa viven un eterno verano en el que todo está bien, donde cada uno ocupa su lugar y encajan todas las piezas a la perfección. María es feliz a pesar de la distancia con su familia y de que le gustaría que su amiga Natalia estuviera también con ellos. Es precisamente la familia lo que últimamente le ronda la cabeza, pero no la que ha dejado atrás, si no la que puede llegar a formar con sus dos hombres.

A pesar de que en el sueño tienen continuamente sexo sin protección, ella no se queda embarazada, es como si la vida le estuviera reservando alguien en concreto para ese fin. A pesar de que es joven siente que ese es el momento para ser madre, un momento donde su vida es estable, donde los sentimientos son claros, un momento en el que es feliz y tiene tiempo y ganas de criar a un hijo. Las chicas de su generación no están tan interesadas en la maternidad ni lo perciben como una obligación temprana como hacían sus madres, pero a ella no le disgusta la idea. Por lo menos en el sueño. Lo habla con los chicos y es curioso porque ellos también desearían formar familia, pero les cuesta verse en el papel de padres biológicos. Es algo raro y no sabe porque sueña con eso, pero en su fantasía es así. De hecho, aunque está plenamente satisfecha con los dos chicos y no necesita más, algunas veces abren el círculo y tanto ellos como ella tienen contactos íntimos con otras personas. Más que por morbo o por salir de la rutina, María lo hace pensando en quedar embarazada, cosa que hasta ahora no ha conseguido.

Así transcurren los días y pronto se acerca el verano. Casi en el aniversario de su llegada a Cádiz, un buen día se encuentran celebrando en la jaima. Son habituales ya y como forman parte del pueblo conocen a toda la comunidad que por allí pulula. Se han integrado muy bien y son bien recibidos en todos sitios. María conversa con Yaiza y una chica muy jovencita que se acaba de sumar a la comuna hippie. En cierta manera les recuerda en el físico y en los gestos a Natalia. La muchacha anda muy perdida, no ha tenido suerte en la vida y huye de una casa donde no la tratan bien, así que en el primer sitio que ha encontrado algo de afecto y aceptación ha decidido quedarse. María y Yaiza prácticamente la han adoptado.

Entonces algo sucede. Una inquietud recorre a María que dirige la vista hacia la puerta de la jaima como si tuviera una premonición. Un segundo después, un extranjero alto, fuerte, rubio y maduro, cruza por la puerta y saluda a algunos de los presentes con la efusividad de quien lleva mucho tiempo fuera.

- ¡Es Sven! – grita Yaiza saludándolo con la mano.
 
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