Fantasías sexuales de las españolas 2º parte (sección infidelidad)

Hola amor.


Sí, no me importa llamarte amor porque, aunque todavía no sabemos lo que hay detrás de esa pasión que nos consume, para mí el simple hecho de arder a tu lado ya es amor. Espero que no te moleste que te llame así, no solo cuando estamos en la cama, que sé que te gusta, sino también fuera de ella. Ya sé que tienes esposa y que dices quererla, se te nota preocupado, pero no debes estarlo, al menos por lo que a mí respecta. Como te dije, nunca intentaré apartarte de su lado, no competiré con ella, me basta con tenerte entre mis brazos con la misma frecuencia e intensidad que lo hacemos ahora. No ocuparé el espacio de una esposa, yo solo quiero ser tu amante nada más… y nada menos.


Te he notado incómodo hablando de ella. Si es por mí no debes preocuparte, siempre guardaré nuestro secreto y como te he dicho, no aspiro a sustituirla como la persona con la que quieres formar una familia. Yo tengo mi lugar contigo y es más placentero, profundo e intenso de lo que podría imaginar. No debes enfadarte conmigo, sé ver lo evidente. Mi antiguo profesor me lo decía: “quiero a mi mujer, pero contigo es distinto”. Yo percibo que a ti y a mí nos pasa lo mismo. Lo noto en cómo me posees, como me follas con contundencia, con violencia incluso. Sé que tu mujer no te deja penetrarla de esa manera. Vuestra forma de amaros es más delicada y ella te reclama que sea así, pero conmigo sabes que puedes abrir y empujar fuerte con tu miembro hasta el fondo, para que suenen tus gemidos y los míos junto con los golpes secos al dar cuerpo contra cuerpo. Estoy segura que ella no te recibe en su boca como lo hago yo, que no te permite que te derrames en sus labios, que muestra su disgusto. A mí nada de eso me incomoda, todo lo contrario, tu placer es el mío y mi placer es el tuyo. Estoy dispuesta a lamer tu miembro para extraer tu esencia, a recibirla en mi boca, a tragarla y a saborearla con todo el placer del mundo para luego compartir nuestras lenguas, para dejar en tus labios el olor a tu propia corrida. Creo que todo esto te gusta y sé que precisamente te gusta porque nadie te lo da, pero para eso estoy, para exigirte mi placer, pero también para abandonarme incondicionalmente al tuyo.


Esto es solo un adelanto de los caminos que nos quedan por explorar. A mí me puedes pedir todo. Recuérdalo. Entre nosotros no hay secretos, ni límites, ni ofensa posible. Creo intuir que cosas te gustan y que aún no has tenido la oportunidad de satisfacer. Y también que perversiones te gustaría probar. Lo haremos todo, amor. Lo probaremos todo para quedarnos con aquello que más nos guste.


Estoy deseando volver a verte.
 
Hola mi espléndido amante.


Perdona si mi lenguaje es algo cursi, pero es que quiero describirte tal y como me vienen las palabras a la mente cuando pienso en ti. Sé que tú eres de otra generación y este lenguaje te puede parecer un tanto rebuscado y vacuo, pero es que es así como me salen las palabras cuando escribo sobre nosotros porque lo nuestro no es algo cualquiera. No es un simple encoñamiento ni un calentón, es mucho más y tú lo sabes.


No te haces una idea de la alegría que me dio recibir tu extenso correo. Que contestaras al mío no solo con algunas palabras sino con toda una carta, desnudándote por fin, me produjo una intensa felicidad. Y también un gran calentón: tengo que decirte que me tuve que meter los dedos para satisfacerme mientras la volvía a leer. Entre lo que escribías y lo que yo recordaba de nuestro encuentro no tuve otra opción. Sí, claro que la próxima vez que nos veamos te la volveré a chupar como a ti te gusta. Me encanta que te derrames en mi boca, ya lo sabes, y sé que te excita que me lo trague, de modo que lo volveré a hacer y lo haré no solo por complacerte pero en el fondo sintiendo asco o repugnancia, como dices que le pasó a tu mujer la única vez que lo intentó. Yo no te satisfago por obligación, cada cosa que practico con tu cuerpo se convierte para mí en una oportunidad de disfrutar, aunque sea tragándome tu leche. Hacerte llegar al orgasmo de formas intensas y nuevas también me excita y me pone a cien. Eres mío en ese momento y de nadie más. No hay asco o repulsa que pueda vencer mi apetito de hacerte vibrar, de tenerte entre mis labios, mis muslos o en mi coño, atrapado y entregado. Yo soy de otra pasta, ya lo has podido comprobar, y entre nosotros no hay cosa que no se pueda conseguir ni deseo que no se pueda cumplir. Estoy dispuesta a exigirte lo máximo, pero también a enseñarte y a dártelo todo, ya lo sabes. También sé de qué otras cosas tienes carencias. Sé que deseas practicar sexo anal, que es la otra práctica que tu mujer te tiene vedada. Déjame reñirte y decirte que pecaste de imprudente, que eso es algo que a las mujeres no nos gusta que nos hagan de improviso, sin estar preparadas, porque resulta molesto y doloroso. Tenías que haber acostumbrado a tu mujer con acaricias en la zona, haberla preparado con tu lengua, con las yemas de tus dedos, haber usado lubricante, aceite, saliva, tu mismo esperma… cualquier cosa que acompañada de un masaje y una caricia te permitiera introducir primero una yema, la falange alternando con caricias en la vulva, con lametones incluso. Hacerla ver que aquello forma parte del juego y va acompañado de placer, y así, poco a poco, se hubiera acostumbrado y relajado y entonces ella misma te hubiera pedido la penetración cuando se hubiera considerado lista. Que en un momento de calentura lo intentaras y ella se dejara, que no supieras interpretar sus gestos, su dolor y su rechazo continuados, solo podía acabar de la forma que acabó. Con ella empujándote para que salieras de su interior, tú insatisfecho y ella dolorida. Con un rechazo que ya se mantiene perenne, un veto que se ha vuelto permanente. Tienes tanto que aprender… Conmigo no tendrás ese problema. Esa era una práctica muy habitual con mi antiguo profesor, que precisamente me enseñó a desearlo y a pedirlo yo misma, y por supuesto a disfrutarlo. Él me instruyó a mí y yo te enseñaré a ti. Si quieres me prepararé para el próximo encuentro porque estoy bastante desentrenada, mi marido no gustaba de esas prácticas, lo veía como algo sucio y yo no le insistí.


Adjunto la foto de un juego de plugs que he comprado. Como puedes ver, van desde el más pequeño y suave hasta el más grande que iré usando poco a poco, para que mi culito se vaya acostumbrando y el día que nos veamos puedas entrar sin problema. Lo haremos como hay que hacerlo, aprenderlas a metérmela despacito, jugando, lubricando, para que entre hasta el final y tus huevos topen con mis nalgas. Poco a poco te irás acostumbrando y yo también, y no pasará mucho tiempo antes de que me puedas follarme con la misma dureza y contundencia con que me follas el coño. Al contrario que con tu esposa, podrás disfrutar de mí por todos mis agujeros. No habrá sitio donde no me guste recibir tu leche. Es más, creo percibir que esa caricia también te puede estimular a ti. Mi antiguo amante no tenía reparos en que yo le besara y le acariciara también la zona, incluso que le introdujera un dedo ¿Te gustarían a ti esas caricias? ¿Estás dispuesto a probar? entre nosotros sobra toda vergüenza y reparo, así que no tengas pudor en reclamarme lo que deseas o en probar aquello que aún no has ensayado. Yo todo te lo daré y juntos exploraremos todos los caminos hasta que tengamos claro qué es lo que nos gusta y qué es lo que no, para poder centrarnos en los mayores placeres que podamos darnos el uno al otro.


Tuya siempre…
 
Hola amor.


Estaba dispuesta a esperar tu correo para que me contaras qué te pareció nuestro encuentro del lunes, pero estoy demasiado impaciente y al final he decidido adelantarme. Supongo que estarás liado y también que tratas de escribir con detalle y por eso todavía no me has dicho nada, aunque prometiste que tú escribirías primero esta vez. Que no te suene a reproche, simplemente es impaciencia, tan impaciente estoy de volver a estar contigo como de recibir noticias tuyas.


¡Qué fácil sería simplemente bajar dos plantas y encontrarme contigo, ir a donde trabajas cogerte el brazo y meterte empujones en uno de los almacenes para que me follaras allí mismo! Pero debemos mantener las distancias, con el trabajo no se juega. Con tu relación y mi reputación tampoco. Debemos ser cautos, hasta ahora nos ha ido genial y así debe continuar.


Supongo que disfrutaste como un loco. No, no lo supongo: lo sé. Pude ver tu sonrisa divertida, pero también morbosa, cuando te invité a quitarme las bragas y pudiste observar que llevaba un plug metido en el ano. Pude notar tu aliento animal cuando acercaste la boca a mi espalda y la recorriste hasta llegar a mi culo, lamiendo la raja, chupando, mordisqueando mis nalgas, intentando introducirme la lengua en el agujero dilatado. Pude oír tu gruñido de satisfacción cuando tu lubricada verga entro poco a poco en él. Y también tu suspiro cuando por fin la tuviste toda dentro. Suspiro que se convirtió en jadeo acelerado cuando empezaste a follarme el culo. Primero despacio, como yo te había pedido hasta estar bien dilatada, y luego, cuando ya me di cuenta que para mí era asimilable la molestia, más fuerte, como yo misma te pedí. Pude notar todo tu cuerpo ponerse en tensión y vibrar cuando te corriste dentro ¡Qué poco duraste y que excitado estabas! me gusta, me gusta tenerte así, cachondo perdido. Sé que te gustó porque te tomaste tu tiempo para salir de mí. Tu polla y tu leche a la vez en mi culo, aunque yo lo notaba molesto e irritado, pero más que dolor lo que sentía era excitación, una excitación bestial porque había cumplido tu fantasía y tu deseo. Y sin embargo, aunque deseaba que la sacaras, no me costó demasiado aguantar un poquito más. Me gustaba sentir tu peso sobre mis nalgas aplastadas por tu cuerpo, mis pechos también estrujados y tu esencia dentro. Era un momento demasiado maravilloso como para romperlo. No negaré que sentí cierto alivio cuando por fin te deslizaste a un lado y la sacaste, pero casi al mismo tiempo ya te estaba echando de menos dentro de mí. Se que estás deseando volver a repetir y yo (que ya sé de qué va esta experiencia), sé que lo haremos con cierta frecuencia porque la novedad gusta y tú ahora estás como un niño con un juguete nuevo, deseando tener mi culo otra vez. Eso me pone cachonda y la próxima vez iremos ganando en excitación y en placer, teniendo cada vez menos molestias, hasta que llegue un momento en que follar por el culo vuelva a ser tan natural como que me folles mi coño. También sé que obtendré mi placer masturbándome mientras lo haces, lo conseguí con mi profesor y también lo conseguiré contigo, no me cabe ninguna duda.


Otra fantasía completa, otro reto resuelto, otro placer incorporado a nuestro catálogo. Quizás algún día sea yo la que te acaricie por atrás. He notado como te estremecías cuando mis dedos recorrían tu espalda y acababan ahí. Pero vayamos uno a uno, todos los placeres de golpe pueden estorbarse.


Por favor escríbeme pronto estoy deseando tener noticias


Tuya....
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
¿Cómo celebró tu hermano su cumpleaños?
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
Ahí está a tragar leche como una becerra espero que te lo tragaras todo
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
Aquí en el foro tienes un hilo con muchos videos
 
La verdad es que desde que lo vi en internet mi fantasía era ir a un glory hole a comer pollas hasta hartarme. El mismo día que cumplí 18 años lo hice. Pedí permiso a mis padres para salir diciendo que iba con amigas y me fui a un local swinger, el de la entrada flipó un poco con que justo fuera el día de mi 18 cumpleaños, pero ya era legal así que no me puso ningún problema. Literalmente comí decenas de pollas anónimas esa noche
que makina....muy top por tu parte, seguir y conseguir rus propósitos sea como sea
 
Hola amor.

No sabes lo feliz que me ha hecho leer tu correo. En eso también te estoy adiestrando y no solo en la cama. Cada vez tus correos son más largos y mejor escritos, más descriptivos. Consigues ponerme muy cachonda y muy perra, tanto, que después de leerlo me he tenido que encerrar en el váter a masturbarme. He tenido que hacerlo en silencio sin los jadeos y gritos que a ti te gustan cuando me estás penetrando intensamente. Lo necesitaba para calmar mi sed de ti porque estaba tan caliente que no era capaz de concentrarme en nada de lo que hacía. Ha sido un triste sustitutivo: la taza del váter en vez de una cama cómoda, mis dedos en vez de tu polla incrustada en mi vagina, mi mano pellizcando un pezón en vez de tu boca mordiéndolo, mi lengua lamiendo mis propios labios en vez de recibir tu saliva… Sí, ha sido algo minúsculo, pequeño comparado con lo que tú me das, pero era necesario, tengo que conformarme con eso.

Cuando saqué los dedos pegajosos de flujo los chupé, imaginándome que era tu pene el que lamía, limpiándolo de los restos de tu esperma ¡Qué rica fantasía y que a gusto me quedé! Estas pequeñas cosas me permiten aguantar todos los días que a veces tardamos en vernos ¿Cómo lo haces tú? ¿También te masturbas pensando en mí? ¿Lo haces recordando lo que hemos hecho o lo que quieres que hagamos la próxima vez? Cuéntamelo todo, quiero saberlo.

¿Piensas en mí cuando follas con tu mujer? Estoy segura que sí. Tengo muy presente lo que me cuentas, como por ejemplo que ella no sabe darte placer con la boca, que solo lo utiliza como caricia preliminar y nunca hasta el final. Dime si no es cierto que cuando la tiene en sus labios no me echas de menos y no te gustaría que fuera yo la que te la estuviera chupando en ese momento, suave, cadenciosamente, con ese vaivén que te hace estremecer y luego de forma fuerte, contundente, llenándote de babas, apretando fuerte de los labios, dejándote que me folles la boca y luego aguantando toda tu descarga. Eso no te lo hace ni te lo hará nunca ella. Ni tampoco darte su culo. Seguro que cuando la ves acostada boca abajo o de espaldas más de una vez desearías que fuera yo la que estuviera allí para poder coger tu verga y guiarla hacia mi agujero más oscuro y pequeño. Seguro que echas de menos como abro las piernas y como separo mis cachetes para ofrecerte mi ano, deseando recibirte. Esperando ansiosa esa mezcla de dolor y placer que siempre llega cuando me la introduces, y que poco a poco va desequilibrando la balanza hasta convertirse solo en placer cuando me llenas el culo de leche. Quiero que me lo digas, que si en algún momento cuando estás follando con tu mujer piensas en mí y que me digas que es lo que te viene a la cabeza.

Yo no tengo nada que contarte porque desde que estoy contigo ya no copulo con nadie más. Antes, de vez en cuando tenía citas esporádicas, utilizaba la aplicación esa que tú sabes. Me daba de alta solo un día para buscar alguien para una noche y no era muy selectiva, me daba un poco igual. Estoy tan acostumbrada a ver tíos que mienten, a los perfiles y fotos falsas, que no esperaba nada de esas citas. Nada serio me refiero. Lo único que esperaba era un poco de charla amena, unas copas y luego un polvo. Tampoco exigía mucho, solo quería eso, un triste sustitutivo como ahora son mis masturbaciones cuando tú no estás. Pero ahora nada de eso es necesario porque solo te quiero a ti entre mis piernas, y entre mis brazos y en mi mente.

Nos vemos pronto amor. Por favor escríbeme, necesito leerte ya que estos días no te puedo tener.
 
Hola mi querido…

He leído tu correo y me hace gracia tu inocencia. Qué bien me encuentro en mi papel de profesora, de tutora que te inicia en la carrera del sexo, que te enseña, que te anima, que te premia y también que te castiga cuando te portas mal o no te aplicas lo suficiente. Noto que en estos castigos también hay placer para ti y, tal y como hablamos en nuestro último encuentro sobre aquellas fantasías aún por realizar, creo que te gusta cuando me pongo en plan mandona. Cuando te golpeo o te rasguño noto que te turbas y a la vez te excitas. Jamás se me ocurriría hacerte daño porque sí, no soy de ese tipo de persona, pero sí soy de aquella a quien le gusta profundizar en el sexo y disfrutar de él, así que cuando veo que te enciendes cuando saco mi carácter y cuando te ofrezco ejercer de domina, entiendo que quizás esa es la dirección que quieres que tome. Lo tenemos que hablar más detenidamente porque si lo que me has contado, si tus fantasías o las cosas que te llaman la atención como sospecho, empiezan a ir por ese camino, tendré que ponerme las pilas para ejercer esa función. Y lo haré satisfecha porque a mí me pone todo lo que a ti te ponga, y en todo caso, es un papel que no me desagrada, que igual que el de profesora, resulta nuevo para mí y por tanto muy excitante. Lo hablaremos próxima vez que nos encontremos y si eso es lo que quieres empezaremos a recorrer el sendero despacito, preparándote, avanzando paso a paso y retrocediendo si algo no nos gusta o nos desagrada, redirigiendo nuestras acciones hacia los sitios, hacia los lugares donde encontramos más placer, igual que hacemos cuando concentro las chupadas en la punta de tu pene o cuando tú lo haces en mi clítoris.

Decía que me hace gracia tu inocencia, porque dices que te encuentras un poco decepcionado, y me aclaras que hubieras querido llegar al orgasmo abrazado a mí haciendo el 69, que hubieras deseado un orgasmo mutuo y simultáneo. Ojalá mi amor, pero en esa postura a mí me es muy difícil llegar. Además, el peso de uno sobre otro incomoda igual que la diferencia de estatura. Resulta difícil adoptar una posición en la que ambos nos lo hagamos simultáneamente y nos permita llegar al orgasmo a la vez. Creo que has dado rienda suelta a tu imaginación y que has visto demasiadas pelis porno. A estas alturas ya deberías darte cuenta que una cosa es lo que se hace de cara a la cámara y otra muy distinta la realidad. Te aseguro que con mi antiguo profesor (y también con otros hombres) he practicado muchas veces el 69 y jamás he conseguido correrme en esa postura. Es mejor hacerlo como lo hacemos habitualmente para tener un orgasmo juntos, lo mejor es follar, con tu verga penetrándome y yo masturbándome para poder sincronizarme contigo y alcanzar el clímax a la vez.

Pero si se trata de sexo oral la forma mejor de disfrutar ya sabes cuál es, porque yo te la enseñé y tú te has aplicado como un buen alumno y lo haces fantástico. Yo abierta de piernas, tumbada boca arriba, un almohadón bajo mis nalgas, otro en mi cuello para mantenerme un poco erguida y poder ver cómo me lo comes, que ya sabes que me pone mucho. Así puedo abrir las piernas todo lo necesario y tú tienes acceso a mi coño sin ninguna restricción, para chuparlo, introducirme los dedos y hacerme ese masaje simultáneo de lengua y mano que sabes que me lleva irremisiblemente al orgasmo. Tú también estás en una postura cómoda, estirado en la cama o de rodillas, mientras yo me abro. A veces también me tumbo a más altura, sentada sobre la mesa para que te puedas concentrar en lo más importante, en llegar con tu lengua a donde tienes que llegar, con una cadencia, con un ritmo adecuado, que vaya creciendo, acompañándome hasta que llego al puerto del orgasmo.

Estas corridas son las que se recuerdan, créeme, son las que yo echaba de menos después de dejar a mi maestro. Y sí, también a veces me acordaba estando con mi marido y a veces pensaba en él para conseguir concentrarme, para ponerme a tono o para poder llegar al orgasmo cuando la cosa se ponía difícil o no acababa de excitarme de todo. Eso es lo que importa de verdad, amor, lo demás son tonterías. Ya hemos encontrado muchas formas de gozar, unas más clásicas y otras más nuevas. Seguiremos jugando con ellas y seguiremos buscando, no te preocupes, conmigo jamás te aburrirás.

Pd: me pone cachondísima que me digas que no has usado tus nuevos conocimientos para darle placer a tu mujer. Seguramente a ella no le agradaba que le comieras el coño porque no se lo hacías bien. Ahora deberías darle la sorpresa, probar de nuevo y llevarla al orgasmo con tu boca, como ya sabes hacer. A mí no me importaría (no voy a sentir celos de ella por eso) y sin embargo me complace que me confieses que no lo has hecho, que aún reservas para mí esas caricias que yo te he enseñado. Eso me hace sentirme exclusiva, me hace sentir importante en tu vida y como te digo, me pone muy, muy cachonda ¿No ves cómo me mojo? ¿Cómo incluso te salpicó con un squirt cuando me haces eso? ¿No ves como toda entera palpito y es como cien mil corrientes eléctricas recorrieran mi cuerpo?

Eso es el sexo de verdad, el que importa y no lo que vemos en las pelis porno, así que olvídate que hacer piruetas fantásticas o posturas imposibles que ni el placer ni el amor demandan.
 
Hola amor.

Puede ser que te resulte repetitivo o reiterativo que te llame así, incluso puede resultarte incómodo que, de una forma u otra, siempre mis correos incluyan la palabra amor, pero es que es lo que realmente siento. Quizá no estemos destinados a formar pareja, ni a construir una familia, ni siquiera a vivir bajo el mismo techo, pero para mí, de todas las palabras que me vienen a la cabeza cuando pienso en ti: placer, excitación, exaltación, morbo, etc… la que predomina, la que está por encima de las demás, la que más define lo que puedo sentir en tu presencia y sobre todo en tu ausencia, es amor.

Por un lado, maldigo el no poder tenerte a mi lado a mi antojo, siempre que quiera y siempre me apetezca; por otro soy consciente de que la convivencia quizás mata el deseo y eso no quiero que ocurra jamás entre nosotros. Quizás si viviéramos, juntos quizás si nos pudiéramos tener a todas horas, quizás si nuestro amor no fuera algo prohibido, caería ese aliciente que nos hace buscarnos con tanta ansia, con tanta desesperación, con tanta necesidad. Así que, si tiene que ser así, pues así te deseo, sin tenerte cuando yo quiero pero disfrutando cada minuto cuando el azar o la oportunidad y nos reúnen.

Somos espíritus libres, estamos por encima del bien y el mal, de las ataduras, de los convencionalismos sociales, estamos por encima de tu matrimonio, estamos por encima de mi divorcio, estamos por encima de todo así que debemos ser francos el uno con el otro, no hay lugar para la mentira ni para la doblez entre nosotros. Por eso te pido que seas sincero conmigo. Estoy dispuesta a soportarlo todo, aceptarlo todo, a darte lo que me pidas, ya lo sabes, dentro y fuera de la cama. El otro día te noté un poco distante, ausente, preocupado y quisiera saber si es algo que tiene que ver conmigo. No me atreví a preguntarte porque de alguna forma notaba que se podía romper la magia de nuestro encuentro. Solo quise que fueras feliz cada segundo que pasaras conmigo, no quería que nada enturbiara el esperado reencuentro. Hemos estado tantos días sin poder vernos que no deseaba que nunca ninguna nube oscureciera nuestro cielo. Por eso me entregué a ti como siempre, sin reparos, abierta para que hicieras conmigo lo que quisieras, para que disfrutaras penetrándome; por eso te entregué mi boca; por eso cuando tú decidiste que no sería en mi coño ni en mi labios, sino que sería mi culo donde depositarías tu esperma, me tumbé y me separé los cachetes para que pudieras penetrarme a placer; por eso a pesar de tu contundencia no emití ni una sola protesta y dejé que me penetraras a fondo, que eyacularas dentro de mí; por eso me volví a casa con el culo irritado pero feliz de haberte dado lo que tú deseabas y feliz porque esa mezcla de placer y dolor me llevo a mí también al orgasmo ayudada por mis dedos. Pero ahora, con la distancia que separa tu piel y la mía, te pregunto qué es lo que te preocupaba amor ¿Era algo relativo a mí? ¿Acaso te aburro ya? No lo percibo yo así pero quizás miras hacia el futuro y piensas que algún día lo nuestro se apagará. Si esto es de esta manera, al menos podremos recordar todo el tiempo que estuvimos juntos y lo que hemos vivido, y también lo que hemos disfrutado el uno del otro: eso no nos lo podrá quitar nadie.

Pero yo soy optimista y creo que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Percibo nuevas formas de darnos placer y creo que la intensidad con la que nos entregamos al uno el uno al otro no decae, sino que va en aumento. Así que me niego a preocuparme, tengo el convencimiento de que yo no me voy a hartar de ti y de que conseguiré que tú tampoco te hartes de mí. Y si no somos nosotros, entonces ¿qué es lo que te preocupa? ¿Es tu esposa? Sospecho que las cosas no van bien, aunque no me cuentas demasiado. Nunca me he metido en tu familia y sabes que, aunque envidio a tu mujer y no puedo sino sentir celos de que ella te tenga cuando lo desee y sin tener que esconderse, jamás te he indispuesto contra ella. Entiendo que algo te preocupa en tu relación, quizás ese haya sido el motivo que te haya empujado a mis brazos. Hablamos tan poco de estas cosas y te noto tan reservado que me cuesta preguntarte. Pero quizás sea necesario hablarlo porque no puedo vivir viéndote preocupado y triste. No mientras la más mínima sospecha de que sea por mi causa anide en mi corazón. Así que te pido que por favor me cuentes y si es algo que yo pueda remediar lo haré sin dudar. Y si no, obtendrás en mí todo el consuelo y el placer que una amante pueda proporcionarte.

Nos vemos pronto amor, deseo tanto volver a encontrarme contigo…
 
Tengo otra teoría.
Que estos e-mails son de la Madre al Padre antes de formar la familia.
Jo que jaleo!!!!..........lo que es seguro, que estas cartas no son mias!!!!

Me da la impresión que es la relación entre padre y otra mujer, siendo este joven y casado hace poco con la madre.
La mujer de las cartas es otra mujer que por sus artes amatorias era toda una amazona y se volvían locos retozando, copulando,......vaya, haciendo cochinadas inimaginables que para la madre ......rien de rien.
nota: lo de "cochinadas inimaginables".....bueno menos para nosotros, que formamos un elenco de superdotados calentorros mentales.
 
Hola mi amante querido.

No sabes la alegría que me dio volver a recibir un correo tuyo. Hablas con palabras que me enardecen diciéndome que me necesitas y que me deseas. Por fin te expresas sin tapujos, libremente, abriendo tu mente y tu corazón. Ahora me haces sentir que soy tu amante con mayúsculas, sin reservas, me demuestras que estás entregado a mí de la misma forma que yo estoy entregada a ti, sin condiciones y sin límites.

En nuestra última cita tuve una doble alegría. La primera es que me confirmaste que no era yo la causa de tu preocupación. Eso me da mucha alegría porque me hace estar en el lado correcto, en el lado de tu dicha, en el lado que te hace feliz, en el lado que satisface tu deseo y tus impulsos.

Sé que te estás replanteando muchas cosas y que en casa no encuentras el eco, el apoyo o la confianza suficiente, que tu matrimonio no pasa una buena racha. No soy yo quien para juzgarlo y no interferiré ahora como no lo hice antes. Claro que te deseo, claro que me gustaría tenerte en exclusiva para mí, pero nuestra relación no es una relación basada en la construcción de una rutina, en el compartir el día a día de la vida, nuestra relación es de otro tipo. Más animal, más profunda, más satisfactoria y más arriesgada y por ello más morbosa. Y el morbo lleva a la diversión y al placer. Ahí es donde nos conduce nuestra relación y yo no pretendo otra cosa, de modo que jamás te pediré que dejes a tu mujer ni que construyas una vida de hogar a mi lado. No sé lo que nos deparará el destino, pero para mí lo importante es lo que ya tenemos. Somos amantes con mayúsculas, ni más ni menos. Ahí es donde yo reino, ahí es donde tú me perteneces y no pretendo conquistar ningún otro territorio. Así que puedes contarme con confianza y con tranquilidad todo lo que desees, puedes desahogarte conmigo, no tengas ningún reparo porque yo no lo aprovecharé para causarte mal a ti o a tu familia. Jamás haría eso y tú lo sabes. Mi mayor satisfacción es saber que nuestra relación te ayuda y te sirve de válvula de escape a los problemas. Cuenta conmigo para lo que necesites.

La otra alegría que me diste es descubrir ese nuevo camino de goce inesperado pero intenso que a partir de ahora pretendo que recorramos, porque hacía mucho que no te había visto tan excitado y tan rendido al placer. Cuando te propuse jugar con las esposas y que me fijaras a la cama los brazos, que me arrancaras la ropa de cuero que me había puesto para la ocasión y que fueras malo conmigo, no esperaba que las cosas acaban como acabaron. Fue una variante divertida pero en nada distinta al sexo que habíamos tenido en otras ocasiones. Cuando te pedí que me poseyeras lo hiciste tan bien como sabes hacerlo, pero no noté nada diferente en ti ni te noté especialmente entusiasmado cuando azotaste mis nalgas con la fusta. Y tampoco cuando me penetraste desde atrás en mi sexo y también en mi culo enrojecido. Me daba cuenta que era para ti algo novedoso, pero diríase que casi normal. Lo que no esperaba fue tu reacción cuando invertimos los papeles.

No sé porque se me ocurrió hacerlo, por qué jugué a atarte yo a ti. Quizá porque tras ese primer asalto estábamos ya un poco ahítos y teníamos tiempo para retozar hasta ponernos calientes de nuevo ¡Qué importante es explorar, que importante es intentar nuevas caricias o nuevos juegos! ¿Verdad amor?

Pude percibir tú turbación cuando te tomé el brazo y pude notar como te estremecías con cada uno de los clics que hacían las esposas al cerrarse sobre el barrote del cabecero. Creía adivinar un brillo en tus ojos que daba paso a un nuevo estado en tu interior. Te noté inquieto, convulso, pero también expectante, como ansioso. Cuando me pediste que me volviera a poner las prendas de cuero intuí ir en la buena dirección. Entonces me comporte yo como la ama, como la domina que debía someterte. No estaba muy segura de sí aquello te agradaría o no, aunque por tu estado intuí que sí y poco a poco inicié una serie de caricias con el látigo ¿recuerdas como se erizaba tu piel, como se te ponía el vello de punta? ¿Recuerdas como cabeceaba tu polla cuando pase la fusta por ella y por tus huevos? Estabas a punto de caramelo amor y yo me di cuenta de lo excitado que estabas porque cuando te golpeé los muslos y te arañé el pecho con cuidado, intentando no dejar marcas profundas, vi como tenías una brutal erección. Nunca te habías recuperado tan rápido. Solo fue necesario que yo me la metiera en la boca para humedecerla y volver a ponerla chorreando, porque estaba dura como una piedra. Cuando empecé a regañarte y a tratarte como un esclavo, mis palabras adelantaban lo que vendía después pero todavía no me atrevía a hacer. Solo tú rostro desencajado por el deseo me confirmaba que debía continuar y me empujaba a hacerlo.

¡Qué delicia meterme tu polla en el culo hasta el fondo! ¡Qué barbaridad fue cabalgarte mientras tú me pedías que te abofeteara sintiendo como me empujabas desde abajo como si quisieras atravesarme! ¡Qué éxtasis cuando te derramaste dentro de mí mientras yo te retorcía los pezones con mis dedos y te clavaba las uñas en el costado! ¡Qué delirio cuando yo también me corrí juntando mis jugos con los tuyos, cayendo sobre ti, abrazándote mientras los dos temblábamos todavía de placer, quedándonos acoplados como dos perros que no pueden soltarse después de copular! ¡Fue una pasada, amor! Lo estoy recordando y me entran unas ganas locas de masturbarme.

Estoy aquí sola en mi despacho, casi todo el mundo se ha ido. He metido un momento la mano bajo la falda, separo mis bragas un poquito e introduzco un dedo en mi coño solo para comprobar que está muy húmedo. Estoy muy caliente, ojalá estuvieras aquí. Follaríamos en el aseo, en la azotea, en la escalera de emergencia, en cualquier sitio, pero estoy segura que si estuvieras cerca follaríamos como pudiéramos, te lo exigiría.

Voy a ir al aseo, necesito satisfacerme, no puedo continuar con esta calentura que me impide terminar el trabajo, ni tampoco puedo esperar a llegar a casa. Me voy a correr pensando en ti y voy a tener que aprender disciplina y artes sádicas para luego enseñárselas y emplearlas contigo. Hemos abierto una nueva puerta y estoy seguro que nos deparará muchos momentos inolvidables.
 
Hola queridísimo amante.

No sabes lo triste que me pone saber que vamos a estar varias semanas sin vernos. Te envío este correo que es una promesa de lo que sucederá cuando nos volvamos a encontrar, para que no desanimes en la espera, para mantenerte caliente y entregado a mí, para que no decaiga el morbo entre nosotros, para que cuentes cada día que falta hasta que nos podamos reencontrar.

Espero pronto un correo tuyo, estoy impaciente por saber cómo te encuentras y deseando tener noticias tuyas. Lo primero que tienes que saber es que cuando termine de escribirte o quizás incluso antes si no puedo aguantarme más, tendré que masturbarme. Tendré que flotarme ese bultito de mi chocho que tan bien conoces, porque estará en estado casi líquido solo de pensar en las cosas que te escribo, que reflejan lo que hemos vivido y sobre todo lo que viviremos. Mis dedos aprisionarán mi clítoris hinchado y salido hacia fuera como un pequeño pene en erección, lo frotaré y jugaré con él con mis dedillos que también se meterán en el interior, primero uno, luego dos, quizá un tercero, tristes sustitutos de tu polla que desearía tener dentro. Así calmaré mi fuego en espera de poder hacerlo contigo, una desconsolada metadona para mi adicción que eres tú. Me gusta pensar que tú haces lo mismo, que te masturbas pensando en mí cuando no puedes tenerme. Cuéntamelo cuando me escribas, quiero saber los detalles, quiero saber si te corres pensando en mí, qué cosas sueñas que te hago, dónde y cuándo lo haces…quiero saberlo todo.

Hay una cosa de la que apenas hemos hablado y que sin embargo me pone muy cachonda y quiero contarte: es nuestra diferencia de edad. No sé por qué, pero cuando estuve con mi profesor, un hombre bastante mayor que yo, el simple hecho de saber que había esa diferencia nos tenía muy calientes. Contigo me pasa ahora igual siendo al revés, yo la más mayor. No sé si fue porque quede marcada por aquella experiencia o si el placer me viene de otro sitio, pero pensar que yo soy la que te corrompo, la que te llevo por la senda del vicio, la que te enseño y la que marco nuestro camino como amantes, me excita sobremanera. Saber que tienes una mujer joven pero que a pesar de ello me buscas a mí y me prefieres en la cama, según tus propias palabras, me vuelve loca.

Te espero pronto entre mis piernas. Te volveré a atar a la cama y me sentaré sobre tu cara restregando mi culo y mi coño por tu boca, por tu frente. Usaré tu verga para masturbarme, me tocaré si con tu lengua no es suficiente y te dejaré todo el rostro lleno de mis rastros húmedos. Luego me subiré sobre ti y te follaré como a mí me dé la gana. Seré yo la que decida si te corres en mi coño o en mi culo, tal vez me la meta por los dos sitios. Si tengo ganas de volver a correrme acabarás en mi vagina. Si todavía estoy cansada de haberme corrido en tu cara quizás me la meta por el culo y te folle hasta que me lo llenes de leche. Y eso será solo el principio porque dispondremos de toda una tarde para hacer maldades, para castigarte, para liberarte, para invertir los papeles si tú quieres y convertirme en tu esclava, aunque empiezo a darme cuenta de que ese juego cada vez te gusta menos, que ahora que has descubierto cuánto deseas que te someta, no buscas el placer de otra manera.

Esta es mi promesa para ti: pronto estaremos en brazos el uno del otro. Adiós mi amor
 
Atrás
Top Abajo