Mi corazón late al compás de tu exposición y nunca, nunca, te disculpes por salirte del tiesto. Compartir nos hace mejores.
Me he levantado muy pronto hoy para intentar responder y no dejarlo para más tarde. Creo es una vertiente muy acertada tu mirada desde otros mitos.
Princesa en el éter y amigo Lass se nos ha abierto un vientre oscuro donde nacen las diosas que no perdonan. Lass has tocado la primera respiración en el lodo fértil de Inanna, el grito de negación en la garganta de Lilith, y el frío capricho que hizo rodar la cabeza del Profeta por Salomé. Son la cuna, la expulsión y la sentencia.
Pero el poder, amigos, no sólo engendra, huye o castiga. También devora, teje y dicta.
Y sobre todo lo expuesto voy a tejer de nuevo la telaraña negra con otro hilo que refuerce su centro, un pilar para este viaje por el mito y la leyenda, ese que hipnotiza y nos hace convertirnos en Pandora.
Y ahora viene tu obsesión. Lilith, sí. Podría insertar muchas visiones, pero para no ser pesado y hacer un tocho-post insufrible, me centraré en ella. Qué a mí también me fascina.
Lilith no es solo una mujer; es la geometría del Deseo Propio que se impone sobre la ley divina. Imaginad la escena, amigos. Dios crea el primer aliento en el Paraíso, y en un gesto de equidad primigenia, la modela a la par de Adán, del mismo barro, de la misma humedad. Nace simétrica, no le arrebata una costilla, y es una igualdad insoportable para el macho que ya se sentía centro.
El conflicto no es por la manzana, no es por el saber; es por la posición. Cuando Adán le exige que se coloque debajo, en un acto de sumisión corporal que él cree natural, Lilith no discute. Ella se niega con el cuerpo. Su respuesta no es una queja, sino una declaración ontológica (Referirse al ser y la realidad, sin más):
"¿Por qué he de postrarme yo debajo de ti, si ambos fuimos creados del mismo polvo?".
En ese instante, ella inventa la dignidad y la convierte en un arma.
Su exilio no es un castigo pasivo; es una elección violenta de libertad. Ella pronuncia el Nombre Inefable de Dios, no para pedir perdón, sino para elevarse por los aires. Imagina el sabor del éter en su lengua al huir, el olor a tierra virgen y a barro roto. Ella no es desterrada, abandona el Jardín. El Paraíso se convierte en una jaula al minuto en que ella ve la posibilidad de ser dueña de su propia respiración y de su propio gozo.
Al ser desterrada, su cuerpo se transforma de compañera igualitaria a Demoniaca de la Noche. Ella se convierte en la Súcubo, la ladrona de semen, la que visita los sueños húmedos del hombre. Su cuerpo, que se negó a servir como receptáculo en la pose dictada, ahora se toma lo que quiere. Ella roba la esencia, la energía vital, convirtiendo el acto carnal en una afirmación de su propia carencia de alma y de su absoluta soberanía. Los sueños del hombre se convierten en su territorio privado, su dormitorio personal.
El rastro de su nombre en el Libro de Isaías, donde se posa en el desierto y encuentra su descanso, es un susurro de su victoria. Ella encuentra paz fuera del orden, en la aridez donde la ley de Dios no tiene jurisdicción. El desierto es su templo, y su soledad, su corona.
Para tí Lass, Lilith es la prueba viviente de que el poder supremo reside en la autodeterminación. Ella nos enseña que, en el juego de Dominio, la verdadera autoridad comienza con la capacidad de negarse a la sumisión obligatoria y con el derecho a dictar las condiciones del propio placer, incluso si eso significa convertirse en un mito oscuro, en el origen del deseo que castiga, en la Reina de la Noche cuyo pecho inspira tanto el terror como la más ardiente fascinación. Ella es el eco de la primera palabra dicha en voz alta:
No.
Creo que ella es tal vez la primera referencia en el pensamiento humano de la libertad con todo lo que conlleva: Placer y dolor.
........
Y vuelvo a decir lo mismo. No sé sí estoy pasándome con tanta palabra y pensamientos de tres al cuarto de filosofillo de andar por casa, y sería mejor hablar de sexo. Creo que nuestra anfitriona tendría que darnos un castigo o un gozo ( Por su esencia de Ama)... Ya que por ella inicié esta telaraña seudo intelectual.
Y me tenéis baldado de tanto leer e investigar.




J. En estado de ebullición.