Mi querida princesa, o debiera decir… mi alteza real, te estoy haciendo una reverencia.
Creo que es la pieza erótica más bella y elegante que he visto en este foro. La recordaré siempre, se incorpora a mi, y me distingue, me cambia… ya no seré exactamente la misma. No.
Podría hablarte de tu piel, horas.
De tu delicioso hueco entre tus muslos juveniles que me sabrían a vainilla y coco. Horas también.
De tu sutileza, tus movimientos… días
De tus senos, espléndidos y exquisitamente coronados como si fueran obra del mejor pastelero de tu reino. Meses
De tus manos, de tus gestos, de tus uñas, de la inocente y tierna manera en que te cubres y desconectas, separándome de ti, de mi ensoñación musical, de este efímero enamoramiento que supiste contener en un conjunto de segundos que me han sabido a años de auténtico placer sensorial.
No podría haber deseado una bienvenida mejor, gracias cielo
A tus pies, princesa, siempre a tus pies.
Rebeca