BondMILF
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Capítulo súper excitante !!!! Buena introducción y mejor final!!! Ana es el Pedro, pero en tía...... además de ser una puta manipuladora !!!!! Esperando más !!!!!Andrés y Martina pasan todo el fin de semana recorriendo Madrid conforme a las instrucciones que les ha dado Ana. Por la mañana caminan hasta el metro y se dirigen al centro. Pasean por la Puerta del Sol, la Gran Vía y el Madrid de los Austrias. Visitan el Palacio Real, comen un bocadillo de calamares y por la tarde se meten a ver un musical para el que Ana les ha comprado entradas. A la salida toman algunas tapas más y visitan un bar de moda que también les ha marcado Ana en un plano.
Van por las calles como tortolitos, agarrados por la cintura, besándose cada dos por tres. Andrés está sorprendido de la cantidad de gente que hay en todas partes, del bullicio, del ruido, de las luces… Le divierte y le llama la atención, pero no lo cambia por vivir en el campo por nada del mundo, pero un día es un día.
Ya en torno a la media noche, regresan ya tarde a casa de Miguel y Ana, que encuentran a oscuras cuando entran en el jardín. “Seguro que han salido” comenta Martina. “¿quieres que nos demos una sauna antes de dormir?”
“¿Qué es eso?”
“Te metes en una habitación de madera donde hace muchísimo calor, sudas a lo burro, pero se te debe salir por el sudor todo lo malo porque te quedas como nueva…eso si, también te pones burro, pero vamos que tu te vas a poner cachondo sudando o tiritando…”
“¿tienes permiso de la jefa?”
“si, si, me ha dicho que podemos usarlo cuando queramos”
Martina encuentra la llave de la puerta de la cocina donde Ana le dijo que estaría, entra en la cocina y guía a Andrés hasta la sauna en el sótano. La enciende como vió hacerlo a Ana y después se van al vestuario a darse una ducha. El reloj de pared del vestuario marca la 1. Por supuesto, ya en la ducha se besan, se acarician y enjabonan uno al otro sobándose todo el cuerpo. Cuando entran en la sauna, media hora más tarde, Andrés luce una erección espléndida y los pezones de ella están duros como el pene de su marido. Martina le pone una toalla en un banco a Andrés y le ordena sentarse. Ella pone una enfrente y se sienta abiertas las piernas, sonriendo. Rompen a sudar rápidamente y Andrés. Andrés al observa con detalle. Ha perdido un poco de peso, tiene algo menos de tripa, pero sin perder voluptuosidad. Le mira y empieza a acariciarse los pechos, despacio. Le quiere provocar. Se acaricia con una mano el pecho, con la otra va bajando hacia el pubis, ahora rasurado hasta acariciarse los labios vaginales con delicadeza. Andrés se agarra la polla y empieza a masturbarse despacio, disfrutando de las vistas. Este juego es nuevo y le gusta.
Martina se lleva el dedo índice a la boca, lo ensaliva y después empieza a acariciarse el clítoris con él, soltando un ligero suspiro. Andrés la mira, jugando con su prepucio descubriendo el glande, muy lubricado por la excitación que le produce ver a su mujer disfrutando de su cuerpo delante de él.
De cuando en cuando, Martina se agarra ambos pechos con las manos, los aprieta y masajea con fuerza y acaba agarrándose con el pulgar y el índice los pezones estirando de ellos mientras gime levemente. Después, se vuelve a llevar la mano derecha a la entrepierna y sigue masturbándose despacio.
A Andrés este juego lento le está gustando. Es un semental dispuesto a buscar el placer de la forma más directa e intensa hasta alcanzar el orgasmo y después repetir cuantas veces se lo permita su virilidad y potencia, pero la sensación de disfrutar sin prisas que tiene ahora, le empieza a gustar. Martina sonríe, notando que está llevando a Andrés donde ella quería Se levanta, y se pone frente a Andrés que intenta acariciarle los pechos. Ella le rechaza con un manotazo.
“Se mira, pero no se toca”
Ella se arrima, le planta los pechos ante la cara, a centímetros, pero sin tocarle, salvo algún roce. El la deja hacer, sin dejar de tocarse él mismo. Después ella se gira, le da la espalda y con el culo en pompa, se acerca a su miembro, pero sin tocarlo.
Se vuelve a girar, se sube al banco en el que Andrés está sentado, y poniendo un pie a cada lado de su hombre, dejan su sexo a centímetros de su cara.
Andrés siente el olor de su mujer, observa su sexo mojado, con una gota a punto de caer de los labios mayores. Saca la lengua, pero ella le rechaza.
Después se agacha, lo suficiente para besarle pero sin bajar su sexo hasta el de Andrés. Se besan con pasión, jugando con sus lenguas fuera de las bocas, excitadísimos, con pequeños jadeos y gemidos.
“sin manos” le dice Martina
Andrés asiente.
Ella le pone entonces uno de sus pechos ante la boca
“saca la lengua”
El obedece
Ella le frota el pecho contra la lengua mientras gime de placer al notar el calor y la humedad de la misma en su pezón duro.
Después vuelve a besarle
Le coloca el otro pecho ante la boca “lame”
El obedece sin dudar y Martina lo agradece con más gemidos y mordíendose el labio.
Vuelve a besarle.
Mientras juegan con sus lenguas con los ojos cerrados, le agarra el miembro y lo masturba despacio.
“la tienes durísima”
“por tu culpa”
Ella se baja del banco, se arrodilla delante de él y separa sus piernas.
Con sus manos acaricia sus muslos y acerca su boca hacia sus huevos
Saca la lengua acariciándolos suavemente.
“Cierra los ojos. Y no hagas trampa”
Obedece, notando la calidez y la humedad de esa lengua que hace círculos, que recorre todo su escroto y que finalmente succiona un testículo dentro de su boca con delicadeza, para soltarlo después. Ahora la lengua ha iniciando un trayecto hacia arriba que Andrés espera acabe en una lamida de toda la extensión de su polla, pero la lengua no basa de la base y vuelve a bajar.
Se deja hacer con los ojos cerrados y concentrándose en las sensaciones que percibe, entre las que detecta un instante de menos calor en la Sauna, que coincide con una interrupción del contacto de la lengua con su escroto. No dura mucho, y de inmediato nota otra vez el calor sofocante y la avidez de esa lengua que ahora ya si está subiendo por la polla desde abajo hacia arriba. Alcanzado el glande, la lengua lo rodea varias veces sin prisa, antes de que sienta como su glande es engullido por una boca cálida y húmeda que no le deja descansar.
De pronto oye un gemido que no reconoce.
Abre los ojos.
Entre sus piernas, de rodillas, Martina se afana en seguir con su mamada.
Enfrente, se encuentra a Ana, desnuda, abierta de piernas, masturbándose mientras los mira.
Duda.
No sabe si parar a Martina.
Se remueve ligeramente, inquieto, sin saber que hacer.
Martina lo nota, interrumpe la mamada y empieza a masturbarlo con las mano
“no te importa ¿verdad? Le he dicho a Ana que puede mirar. Me da morbo que nos vea”
“bueno, yo, no se...supongo que no pasa nada”.
Martina se lo toma como una aprobación y vuelve a engullir la polla de Andrés hasta el fondo, follándole con su boca.
Andrés ahora le agarra la cabeza y empieza a marcarle el ritmo
Si
Le excita que la jefa vea como follan.
Y si
Le excita también la jefa
Sin dejar de mirar a Ana a los ojos, agarrando la cabeza de Martina con fuerza con ambas manos, la hace subir y bajar con fuerza, sin parar con ritmo vivo
Ana había pactado con Martina aquel juego. Al hacerle el plan de visitas para el fin de semana, le dejó un papelito doblado donde se lo propuso. “daros una sauna al volver el sábado, y si te apetece yo quiero veros”. Martina miró el plano, las tarjetas para los viajes de metro, las entradas del musical y encontró el papelito. Lo leyó, sonrió y guiñó un ojo a Ana asintiendo.
Ana y Miguel no habían salido. Se habían acostado temprano, después de una breve sesión de sexo. Miguel estaba muy cansado tras una salida en bicicleta por la mañana. Ana se había quedado despierta leyendo, esperando a ver si Martina y Andrés regresaban.
Cuando los oyó, se desnudó y bajó sin hacer ruido hasta la Sauna. Martina la había visto y le hizo señas para que entrase cuando dejó a Andrés con los ojos cerrados.
Ahora Ana mira ahora sentada en el mismo sitio que antes había ocupado Martina. También abierta de piernas, también masturbándose en silencio con sus dedos y con un satisfyer. Le excita sobremanera ese macho montaraz y tosco y como usa a Martina y la domina. Le da una envidia tremenda y le hace recordar sus propias experiencias con ese tipo de macho dominante que la hace sentirse usada y abusada.
Andrés continúa follándole la boca a su mujer sin dejar de observar a su jefa. Si quiere espectáculo, está dispuesto a ofrecérselo. Esta excitada. Sus pezones duros y su sexo empapado no dejaban lugar a dudas. Y gime sin parar. Un gemido suave, constante, rítmico que de cuando en cuando sube de potencia para volver a ser apenas audible. Sus dedos juegan con sus labios vaginales y de cuando en cuando, levantando los talones hasta juntarlos con sus nalgas, se abre del todo, estirándolos con las manos como si se le ofreciera diciendo “fóllame”.
Cuando su excitación es máxima, Andrés separa a Martina de su sexo y la invita a que se suba a sus muslos, colocando una rodilla a cada lado de su cuerpo. El la levanta ligeramente con una mano y con la otra, sujetándose la polla por la base, se la mete lenta pero implacablemente. Martina se deja manejar y siente como la polla de Andrés la llena por completo por dentro. Entonces él planta cada una de sus manazas en sus nalgas y empieza a moverla hacia arriba y hacia abajo rítmicamente. Los gemidos y jadeos de Martina se unen a los sonidos de sus ingles golpeando contra el vientre de Andrés con cada embestida. Ambos sudan abundantemente y Martina no tarda en tener un orgasmo durante el cual Andrés no afloja el rtimo implacable. Ana, atenta a los gemidos de Martina, acelera sus dedos al detectarlo, y acaba teniendo un orgasmo breve e intenso cuyo comienzo coincide con el final del de Martina. Andrés mira a su mujer, la besa y continúa moviéndola arriba y abajo con sus manos hasta que ella vuelve a tener un orgasmo más. Esta vez si, Andrés la deja parar y ella se mueve a su gusto, haciendo que la penetración se vuelva lenta pero profunda mientras exclama “ahhhh siii que gusto….” . De fondo, el succionador de Ana que con su zumbido lleva a la voyeaur a su propio orgasmo segundos después.
Martina gira la cabeza para mirar a Ana y ambas se sonríen, jadeantes.
Entonces se baja de los muslos de su marido, se arrodilla frente a él y juntando los pechos con las manos le dice “vamos torete, córrete en mi cara”
Andrés se pone de pie, se masturba con fuerza mientras la mira a los ojos. Ana sigue tocándose, excitada, deseando ver como Andrés se corre sobre su mujer. Andrés no tarda más de un minuto en empezar a gruñir y echar 5 grandes chorros de semen sobre la cara de Martina, que empiezan a gotear enseguida hacia su barbilla y su pecho. Después, cae derrumbado sobre el banco de madera.
Ana se levanta, se pone de rodillas frente a Martina y empieza a besarla y a lamerle la cara, limpiando el semen da Andrés de la misma. Ambas buscan con la mano el sexo de la otra y se masturban entre sí con fuerza jadeando y gimiendo. Dos minutos más tarde, con Martina ya limpia de semen, siguen jugando con sus lenguas, sobándose.
Ana se levanta la primera “gracias por dejarme mirar” me ha encantado.
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