Finca La Salceda

Acabo de descubrir este relato, no es de la categoría que me gusta, la de CONSENTIDORES, pero he de reconocer que el relato es muy, muy bueno y que no dejo de leer capítulos con auténtica ansiedad. Cuando termine de leerlo haré un nuevo comentario.

Un besazo.- Cristina
 
Acabo de descubrir este relato, no es de la categoría que me gusta, la de CONSENTIDORES, pero he de reconocer que el relato es muy, muy bueno y que no dejo de leer capítulos con auténtica ansiedad. Cuando termine de leerlo haré un nuevo comentario.

Un besazo.- Cristina
nos ha pasado a la mayoría, te esperamos y seguimos leyendo todos juntos las nuevas entregas
 
Una vez recuperado el resuello, Andrés se incorpora liberando a Martina de su peso. La mira sonriente y la vuelve a besar. Después sale de dentro de su mujer liberando un nuevo goterón de semen que se suma en un pequeño charquito bajo el culo de Martina sobre el edredón.
“joder, lo hemos puesto todo perdido”

Martina se incorpora un poco, se cubre la vagina con una mano y se va al baño seguida de Andrés. Se sienta en el inodoro y se oye otras gotas caer al agua.

Andrés se dirige a la ducha, abre el grifo y se mete bajo el agua en cuanto sale templada. Cuando sale, agarra una toalla y ve a su mujer desnuda, de rodillas en la cama, con una toalla pequeña en la mano frotando el edredón sucio. Al terminar, conecta el secador de pelo y seca lo que acaba de mojar Andrés sale desnudo del baño y mira la casita de invitados. Es un espacio elegante con mucha luz y unos ventanales por los que entra bastante luz y se ve la casa principal. Andrés se acerca a la ventana y la va recorriendo con la mirada de izquierda a derecha. Es un chalet enorme, con ventanales grandes, con pinta de casa de ricos, como sin duda son sus jefes. La casa de invitados queda ligeramente por debajo en nivel, así que la mira ligeramente hacia arriba. Intuye que la estancia de la esquina más lejana parece un dormitorio, luego un cristal blanco esmerilado le sugiere que es un baño. Después un nuevo dormitorio, en apariencia más pequeño a continuación y justo enfrente, una puerta transparente y la cocina. Detrás de la puerta transparente está Ana, su jefa, saludándole con la mano.

Andrés contesta por instinto y casi al mismo tiempo se da cuenta de que está desnudo de frente ante la ventana y se gira alejándose hacia el baño encontrándose con Martina a medio camino.
“joder está la jefa enfrente y me ha pillado mirando para allá en pelotas”
“tranquilo torete, que no se escandaliza”
“¿a que te refieres?
“que ya te ha visto la polla, tonto”
“¿Qué dices? ¿cuándo?”
“nos pilló follando en la puerta de la casa”
“joder”
“no te preocupes, yo creo que se le mojan las bragas viendo como me follas”
Ella se abraza a su cintura apoyando la cabeza en su pecho. El la abraza con sus brazos dejando caer las manazas hasta agarrar su nalgas.
“¿y eso de afeitarte el chocho?”
“¿te gusta?”
“a ver, si, es sorprendente, pero si, me gusta ¿cómo te lo has hecho?”
“no me lo he hecho yo”
“¿Cómo? Quien te lo ha hecho”
“Ana”
“Me estás diciendo que la jefa te ha afeitado el chocho?”
Se separa de ella y agarrándola por los hombros la mira directamente a los ojos mientras la pregunta.
“si”
“joder… “
“y luego me lo comió”
“¿Cómo?”
“lo que te estoy contando. Que nos lo montamos. Vamos, que técnicamente, te he puesto los cuernos con ella”
“¿ahora eres bollera o que?
“Te acabo de demostrar que no torete, no me seas antiguo… he probado con una mujer y punto”
“Y ¿tu también le has comido el coño?”
“claro”

Martina mira hacia abajo para comprobar lo que sospecha: la polla de Andrés está como hace unos minutos: dura como una piedra y apuntando al techo.
Se la agarra con la mano
“Pero…¿solo estabais vosotros dos?”
“Si ¿por?”
“a ver Martina, mírame a los ojos”
Martina obedece sin dejar de pajearle suavemente
“¿te has follado a Miguel?”
“No, hombre no”
“¿seguro?”
“Seguro ¿no me crees?
“si, pero entiéndeme, esto es muy raro”
“A ver Andrés, esta gente resulta que es una cosa que se llama “liberal“. Consiste en que follan con quien les apetece, hombres o mujeres. Ana me ha contado poco, pero ese es el resumen. Ella se sentía atraída por mí y oye me ha llevado al huerto, me apeteció probar y lo hice. ¿te importa?”
“No se Martina, siendo con una mujer como que no lo veo mal… ¿Quieres follar con otros tíos también? Eso no se si podría soportarlo”
“A ver torete, que una golondrina no hace verano. He probado y listo. Me ha gustado, pero no quiere decir que tenga que volver a hacerlo…. Pero también te digo que no me importaría. No tiene nada que ver con que te quiera más o te quiera menos. Es sexo. Es diferente y no tiene por que afectar a nuestra relación. ¿lo entiendes?”

Andrés la mira sorprendido, busca con la mirada por la habitación sin saber el que. Le cuesta asumir que de pronto Martina pueda no ser su exclusivo juguete sexual.
Martina se arrodilla y empieza a lamerle la polla desde los huevos hacia la punta.
Andrés se deja hacer con los brazos en jarras.

Martina empieza a tragar la polla de su marido y comienza una mamada a ritmo lento pero intensa, profunda. Andrés no tarda en dar señales de aprobación Cierra los ojos y se deja hacer, disfrutando de las sensaciones. La lengua juguetona de Martina dibuja figuras complejas contra el frenillo y el glande de Andrés el entrar y salir de la boca de ella. Su humedad, calor y movimiento tienen a Andrés disfrutando de un placer lento, implacable y cada vez más intenso. No quiere continuar de pie, así que abre los ojos y busca con la mirada un sitio donde ponerse más cómodos y ve a los pies de la cama un pequeño sofá. Se la saca de la boca a Martina y la invita a levantarse llevándola hacia allí. Una vez en el sillón se sienta y su mujer se coloca de rodillas entre sus piernas continuando con la mamada. Andrés de nuevo se deja hacer, cerrando los ojos. Martina se la saca, la lame, la vuelve a engullir, alternas lamidas en los huevos mientras lo masturba suavemente con una mamada profunda y rítmica a intervalos regulares.

Andrés de pronto imagina a Martina en la misma posición comiéndole el coño a Ana y le excita la imagen mucho. Tanto, que decide follarse a Martina a 4 como haría mientras ella se lo come a Ana.

Abre los ojos para pasar a esa postura y entonces vuelve a ver a Ana, de pie, frente a la puerta de la cocina. Tiene las tetas fuera de la blusa. Con una mano se acaricia una mientras que la otra, la tiene dentro de su pantalón y se masturba con fuerza. Le mira, a los ojos mientras se muerde el labio inferior. Andrés agarra a Martina y la pone de pie, dándole la espalda, apoyada contra el alféizar de la ventana, se coloca tras ella y se la mete en el coño de un solo empujón. Le excita que Ana se masturbe mirándole, deseándole. Si quiere espectáculo, se lo va a ofrecer.

Martina se agarra fuerte al alféizar y siente a su marido penetrarla con fuerza, con los ojos cerrados. Las embestidas empiezan enseguida a ritmo brutal, con el sonido de las caderas de Andrés golpeando implacables contra las nalgas de Martina con un sonido característico. Siente sus pechos bambolearse al ritmo de la penetración y siente un inmenso placer. Abre los ojos para asegurarse de estar bien agarrada y entonces ve a Ana enfrente mirándolos mientras se masturba. La primera reacción de sorpresa le habría hecho salir corriendo avergonzada. Pero ya no es esa Martina. Ahora sonríe a Ana mientras jadea y gime. Luego moviendo los labios y mirándola a los ojos pero sin emitir un sonido desde su boca le dice a Ana “eres una guarra”. Ana sonríe y parece tener un orgasmo en ese momento que le obliga a soltar su pecho y agarrarse a la pueta transparente durante unos instantes. Martina se siente otra vez excitadísima sabiendo el deseo de Ana hacia ellos dos.

Andrés no deja de mirar a su jefa mientras monta a Martina como un toro, sudando, gruñendo. En el fondo está pensando “mira como te voy a follar jefa”. Martina tiene su primer orgasmo enseguida y Andrés tiene que aflojar el ritmo para permitirla mantener el equilibrio. Después sigue embistiendo como un martillo pilón hasta que Martina tiene un nuevo orgasmo.

Sigue mirando a Ana que mientras se ha quitado los pantalones vaqueros y las braguitas y se masturba desnuda para abajo ante el cristal. De cuando en cuando se lleva la mano a la boca y luego la frota con fuerza contra su clítoris mostrándole a Andrés su sexo rasurado, mojado y brillante.

Tras unos cuantos minutos de intensidad máxima en las embestidas se la saca a Martina y le dice “quiero correrme en tu boca”. Después se coloca de lado junto a la ventana “vamos que te vea Ana como me sacas la leche.

Martina se arrodilla, y girándose ligeramente hacia Ana, empieza a lamer y pajear a Andrés, que sigue mirando fijamente a Ana. El ritmo al que se masturba ella es cada vez más intenso y en cuanto ve las primeras gotas de semen salir de la polla de Andrés, estalla en un intenso y prolongado orgasmo paralelo al que el tiene eyaculando en la cara de Martina. Cuando termina su eyaculación, Martina se frota la polla de Andrés con la cara, la lame, la limpia y no deja de mirar a Ana. Finalmente se limpia la cara lentamente, llevando cada gota de semen blanca y espesa a su boca y tragándola. Luego se limpia los dedos despacio, sin dejar de mirar a Ana, que encadena un orgasmo más mientras los mira. Cuando termina de limpiarse, Martina se levanta, besa a Andrés en la boca y lo agarra de la mano camino de la ducha.

Cuando desaparecen de la vista, Ana se agacha, recoge sus braguitas y sus vaqueros del suelo y lo verbaliza “yo también quiero que te corras en mi cara torete”.
 
Por fin he conseguido leerlo todo. Es maravilloso el relato, con una dosis de morbos espectacular. Comenzó algo flojo pero poco a poco te has ido afianzando y creando unas historias difíciles pero que has conseguido encajar a la perfección.

Mi historia favorita es la de Maribel, Pedro y Jorge, a pesar de que los consentidores no son lo que más me atrae, sin embargo imaginar que Pedro le pida a Jorge que le chupe la polla para ponerla a tono y que con su mano la dirija al coño de Maribel, uffffffffffffffffffffffffffff.... O también otra imagen que me gusta es que Pedro convierta a la pareja en un par de sumisos a su disposición.

En fin, esas son fantasías que ahora mismo me vienen a la mente, pero yo seguiré fiel a lo que el autor haya creado.

Un besazo.- Cristina
 
Por fin he conseguido leerlo todo. Es maravilloso el relato, con una dosis de morbos espectacular. Comenzó algo flojo pero poco a poco te has ido afianzando y creando unas historias difíciles pero que has conseguido encajar a la perfección.

Mi historia favorita es la de Maribel, Pedro y Jorge, a pesar de que los consentidores no son lo que más me atrae, sin embargo imaginar que Pedro le pida a Jorge que le chupe la polla para ponerla a tono y que con su mano la dirija al coño de Maribel, uffffffffffffffffffffffffffff.... O también otra imagen que me gusta es que Pedro convierta a la pareja en un par de sumisos a su disposición.

En fin, esas son fantasías que ahora mismo me vienen a la mente, pero yo seguiré fiel a lo que el autor haya creado.

Un besazo.- Cristina
Gracias Cristina.
Me hace especial ilusión que una dama me escriba sus impresiones.
Parece que te va la marcha ¿no? Al pobre Jorge lo quieres de sumiso de Pedro y poco menos que feminizado.... Interesante giro el que propones. Lo pensaré.

En general: por el mismo precio os ofrezco incluir (en la medida de lo posible por los personajes) alguna situación o escena que os haga especial ilusión. Lo mismo digo respecto a personajes
 
Gracias Cristina.
Me hace especial ilusión que una dama me escriba sus impresiones.
Parece que te va la marcha ¿no? Al pobre Jorge lo quieres de sumiso de Pedro y poco menos que feminizado.... Interesante giro el que propones. Lo pensaré.

En general: por el mismo precio os ofrezco incluir (en la medida de lo posible por los personajes) alguna situación o escena que os haga especial ilusión. Lo mismo digo respecto a personajes¿Hay a

Gracias Cristina.
Me hace especial ilusión que una dama me escriba sus impresiones.
Parece que te va la marcha ¿no? Al pobre Jorge lo quieres de sumiso de Pedro y poco menos que feminizado.... Interesante giro el que propones. Lo pensaré.

En general: por el mismo precio os ofrezco incluir (en la medida de lo posible por los personajes) alguna situación o escena que os haga especial ilusión. Lo mismo digo respecto a personajes
¿Hay alguna forma de contactar contigo por privado?
 
El atasco de salida de Barcelona es monumental. Jordi y Marta llevan casi una hora en el coche y apenas han conseguido salir de la ciudad y vuelven a quedarse parados en una rotonda que es incapaz de absorber todo el tráfico de la salida de un fin de semana de primavera.
“Vamos a llegar tardísimo. Menos mal que no tenemos compromisos con nadie y vamos a casa” comenta él.
“Ya, pero hoy tenía la consulta con muchas citas, imposible acabar antes”.

Los fines de semana en su apartamento de la Costa Brava son su momento de intimidad como pareja. Sus hijos ya tienen su propia vida social y en un fin de semana normal no les gusta ir a la casa de la playa donde no están sus amigos. Por eso Jordi y Marta aprovechan para pasar esos días “de novios” como suele decir él. Son días relajados, sin prisas, con pocos compromisos con amigos para alguna cena o almuerzo, largos paseos, y los sábados por la noche, muy a menudo, una película porno para calentar el fin de semana, que termina en una sesión de sexo sin prisas y sin tener que contener las expresiones de placer.
“Vamos a poder ir a Madrid el fin de semana que teníamos planeado?”
“Ay cariño, ya te dije que me toca guardia el sábado y no logro encontrar a nadie que me la cambie… igual tenemos que retrasarlo un poco ¿te importa?”
“Nada mujer, si nos da igual ir un finde u otro, total.. vamos tu yo solos”.
“Me apetece mucho eso de ir a ver un musical y todo eso”
“¿Y lo que te he propuesto para después del musical?”
“¿Lo de ir a un local liberal?
“Si, aprovechando que estamos en otra ciudad… dar una vuelta, ver como es, solo a mirar. Me dijiste que te lo pensarías…”
“Si, bueno, la verdad es que me da curiosidad, pero no me gustaría ni desnudarme ni hacer nada delante de extraños. Simplemente es ver el ambiente, tomar algo, charlar con alguien si acaso para que nos cuente….”
“Mira que te tomo la palabra… cuento contigo. Ahora no te eches atrás”.
“Anda tonto, mira para delante que ya se están moviendo”
Jordi avanza de nuevo, pero a los 150 metros, el tráfico vuelve a detenerse.
"Ya puedes ir eligiendo fecha y musical para que saque las entradas. De elegir local para después, ya me ocupo yo”
“Y ¿qué clase de gente irá a esos sitios?”
“Mujer, pues gente con curiosidad como tu y como yo seguro que hay. Y gente que teniendo experiencia pues te puede orientar o comentar. Así aprendemos. Y si no nos gusta, nos vamos”
“Eh, y si nos gusta, miramos lo que haya que mirar, hablamos lo que se tenga que hablar, pero a follar volvemos al hotel ¿de acuerdo?”
“Lo que tu digas Marta, pero allí no te asustes que igual hay gente en pelotas que follando sin ningún pudor… es como una peli porno pero en directo, pero tranquila que no tienes por que meterte en ese entorno obligatoriamente, ni desvestirte si no quieres, ni hacer nada con nadie si no quieres. Para empezar, como ya te dije, hay una zona que es como un bar normal de copas y ahí es donde vamos a ir para empezar. Luego hay como una zona de vestuarios donde te quitas la ropa de calle y con la indumentaria que quieras o sin ninguna pasas a la zona de spa, a las zonas de colchonetas, sala oscura, pasillo francés….”
“Jordi, que pareces un guía turístico, te lo sabes de memoria ¿has estado o que?”
“Nooo, nena, es simplemente que he curioseado por ahí por internet, he visto webs de ese tipo de sitios, he leído comentarios de experiencias de gente que ha ido…”
“A mí me da la sensación de que nos vamos a ir según entremos porque van a ser todo chavales de 20 y 30 años y dos abueletes como nosotros vamos a llamar la atención para mal”
“Que noooo, que ya te dije que había leído una experiencia de alguien de nuestra edad, novatos como nosotros que habían ido y lo habían pasado genial entre ellos y sin liarse con nadie. De todas formas, no te preocupes, que te prometo que si no estamos cómodos nos tomamos la copa como en cualquier bar y nos vamos al hotel”

Tres parones más tarde, consiguen superar la rotonda maldita, pero a los 10 kilómetros se quedan parados en el atasco de la siguiente rotonda.

“Oye ¿y que te pones para ir a un sitio de esos?”
“Pues ropa de calle, normal. Unos vaqueros, una blusa…”
“A ver, Jordi, seamos realistas, salvo que sea frikilandia, no nos vamos a quedar en el bar, igual si hay que entrar a echar un vistazo, que si no para que vamos”
“Pues mira me imagino que una lencería chula. Seguro que tienen albornoces y solo tienes que lucirla si quieres”
“¿Qué conjunto crees que me queda mejor?”
“Cualquiera de esos de tanga, liguero, medias… estás espectacular con eso, pero si te atreves compramos algo en aliexpress así un poco más de putilla, de color rojo, o fucsia”
“De eso nada guapo, si me tengo que quitar la ropa quiero estar divina, nada de ropa cutre del chino… hasta ahí podríamos llegar”
Jordi se ríe “lo que tu digas, lo que tu digas, al fin y al cabo estamos jugando ¿no? Pues eso….que haremos lo que nos divierta, sin más.”
“Total, no pienso quitarme la ropa, fijo que con tanto jovenzuelo no nos encontramos cómodos”
“No prejuzgues Marta, no prejuzgues….déjate sorprender”

Mientras siguen avanzando y deteniéndose en atascos consecutivos, Marta está pensando en el plan del club liberal. Jordi lleva mucho tiempo insistiéndole en ir y ha pasado de un “no” rotundo a un “bueno, pero solo a mirar” a base de insistencia. Al principio era totalmente refractaria a la idea, pero poco a poco sintió la curiosidad de ver en vivo y en directo como era ese ambiente. Le intriga saber como la gente puede practicar sexo delante de otros y a la vez le excita mucho la idea de presenciarlo. Incluso le excita la idea de ser ella la que excite a otros teniendo sexo con Jordi con mirones. Por supuesto, esto último no se lo ha confesado a Jordi, poque sabe que tiraría de ese hilo para intentar convencerla de tener sexo con otros hombres u otras parejas, y esa es una línea que no tiene pensado cruzar…. A Jordi le cuenta esos deseos con cuentagotas, pero es cierto que incluso descartando llegar a tener sexo con otros, como fantasía, es plenamente consciente de que es una idea que la excita.

Por fin llegan al apartamento de la costa y cenan algo ya tarde. Están de buen humor, relajados, disfrutando de la expectativa de un fin de semana solos y animados por la botella de vino blanco que se han bebido entre los dos.
“¿Te enseño con el portátil la web de algunos de esos clubs?”
“Vale”
Media hora más tarde, el portátil está en la mesa de centro del salón y ambos, desnudos, hacen un 69 en el sofá.
En la mente de Jordi, la imagen de Marta haciendo eso mismo con otro hombre.
En la mente de Marta, varios desconocidos mirando como lo hacen, masturbándose.
Los dos alcanzan el orgasmo casi a la vez, excitadísimos, mucho antes de lo que en realidad suelen alcanzarlo y, por supuesto, antes siquiera de llegar Jordi a penetrar a Marta. Hacía mucho que su marido no se corría en su boca. Fruto de la excitación y de su propio orgasmo, recibe el semen con vicio, con ganas, lo saborea y lo traga y termina lamiendo la polla de Jordi para limpiarla después. Después se incorpora, y dándose la vuelta, se tumba boca arriba sobre su marido, piel con piel y le besa.
“uff qe fuerte ¿no? Yo creo que desde que éramos novios no nos había pasado algo así…”
“¿te ha gustado?”
“Mucho, me encanta que pasen cosas diferentes en el sexo… no siempre vamos a hacerlo igual ¿no?”
“precisamente Marta, precisamente….”
 
El fin de semana que pasaron en la Muñoza Pedro, Lourdes, Miguel y Ana, fue el comienzo del otoño. Había refrescado desde hacía unos días y desde que salieron de Madrid después de comer, las nubes cubrieron el cielo poco a poco y al llegar a la finca, amenazaban lluvia inminente. Pedro había llamado para que les encendieran las chimeneas de los dormitorios y el salón y cuando llegaron la casa ya estaba a buena temperatura. Varios empleados habían cortado abundante leña y la mujer del guardés les había preparado varios platos que estaban en la nevera, por lo que todo estaba preparado para que disfrutar del fin de semana sin preocupaciones.

A pesar del viento y de la amenaza de lluvia, decidieron salir a dar un paseo, pero sin llevar la ropa adecuada para lo que se le podía venir encima y con un par de simples paraguas plegables “por si acaso”. A los 15 minutos, empezó a chispear, pero decidieron seguir, bajando por la senda que va hacia el río. Cuando llegaron, empezó a llover con fuerza y el fuerte viento racheado hizo inútiles los paraguas. Estaban a una buena media hora de la casa. Y cuesta arriba. Volver corriendo era totalmente inviable y la lluvia no parecía que fuera pasajera, por lo que tras esperar un rato bajo una gran encina que no les protegía apenas, decidieron afrontar la realidad y empezar a andar, asumiendo que llegarían muy mojados.

Cuando abrieron el portón de entrada en la casa, los cuatro estaban literalmente chorreando y ateridos de frío, incluso tiritando. Pedro les sugirió ir al salón a quitarse la ropa mojada junto a la chimenea para entrar en calor y a la carrera entraron en aquella estancia ya cálida y se acercaron a la enorme chimenea que presidía la estancia.
Les costó mucho poder quitarse los pantalones vaqueros y los jerséis que estaban totalmente empapados.
“Tengo mojadas hasta las bragas” dijo Ana al quitarse el pantalón, tiritando y sentándose en el suelo para conseguir sacar sus piernas de las perneras.
“Yo también” contestó Lourdes que se había sentado en la mesa de centro del salón y tampoco conseguía sacar sus piernas de los pantalones. Pedro, ya solo con un boxer también mojado, echó dos grandes troncos de leña en la enorme chimenea, mientras las chicas se ayudaban entre sí para quitarse los jerséis. Cuando estaban todos en ropa interior, se arrimaron al fuego. Pero también la ropa interior estaba empapada así que decidieron quitársela y abrazarse cada cual a su pareja para entrar en calor. Los chicas quedaron espalda con espalda en el centro, flanqueadas por los chicos, que podían ver de espaldas a la otra chica abrazándolas y acercándolas a sus cuerpos con sus manos a la altura de la cintura.

Pedro miró el culo de Ana, tan redondo y apetecible como siempre y con la piel de gallina por el frío. Miguel se fijó en el culo de Lourdes, mucho más escaso que el de Ana, pero igualmente redondo y muy bien proporcionado con un cuerpo más alto y más esbelto que el de su novia.
“Ya voy entrando en calor, pero tengo la espalda helada dijo Ana”
“Yo también” contestó Lourdes.
“Abrázame por detrás”
Se giró y se puso de frente a la chimenea, con Pedro detrás agarrándola por la cintura.
Ana la imitó.
Ambas tenían los pezones marcados y se sonrieron entre sí brevemente, mirándose una a otra con disimulo, algo que Miguel intentaba hacer con Lourdes también, tras fijarse fugazmente en que Lourdes era rubia natural ya que su vello púbico era del mismo tono que su melena.

En cuanto los dos grandes troncos que había puesto Pedro empezaron a arder, la temperatura de la sala subió rápidamente y al poco tuvieron que dar un paso hacia atrás para alejarse de la fuente de calor dada su intensidad.

Para Lourdes, el contacto de la piel de Pedro en su espalda, que ahora ya estaba caliente, empezaba a resultarle muy erótico. El apretaba el cuerpo contra ella y la abrazaba alrededor de la cintura, cruzando los brazos por delante, se frotaba suavemente contra su espalda. Por la estatura de ambos, el miembro de Pedro quedaba exactamente entra sus nalgas y colgaba entre la parte alta de sus muslos. Su roce le estaba produciendo una creciente excitación, incluso estando fláccido. Pedro inclinó su cabeza hacia la oreja derecha de Lourdes y susurró en su oído “¿entras en calor”. El aliento cálido en su cuello y el roce de sus labios en su oreja y cuello produjo en el cuerpo de Lourdes una reacción imparable. Notó su sexo mojarse, su piel, ya caliente, se volvió a poner como la de una gallina y sus pezones se endurecieron aún más. Definitivamente, la había puesto cachonda.

Ana miraba de refilón a Lourdes mientras Miguel la abrazaba de la misma forma que Pedro lo hacía con Lourdes. A cualquier otra mujer le habría impuesto de alguna forma de una mujer con un físico tan formidable como el de Lourdes totalmente desnuda a su lado. Tenía un cuerpo casi perfecto, de modelo que siempre sería el imán de las miradas de todos los machos presentes. Pero a Ana no le ocurría lo mismo. Sabía que iba a disfrutar de Pedro cuando quisiera, como quisiera y cuantas veces quisiera, incluso hoy, delante de su cuerpo de diosa vikinga. Es más, pensaba demostrarle a aquella mujer que por alta que fuera, por perfecto que fuera su culo y por guapa que sea su cara, le faltaba un par de buenas tetas para hacerle una cubana a su hombre. Su mano derecha buscó el espacio entre Miguel y ella y agarró la polla de Miguel con suavidad y destreza, empezando a masturbarlo. Miguel se dejó hacer, subiendo sus manos y empezando a acariciar los pechos de Ana mientras empezaban a besarse.

Lourdes se volvió a girar cara a cara con Pedro y buscó su boca con pasión. Mientras Pedro y ella jugaban con sus lenguas, ambos empezaron a acariciarse recíprocamente las nalgas.

Miguel se separó de Ana y besándola brevemente en los labios le dijo “vamos al sofá”. La llevó de la mano y al pasar junto a sus pantalones se agachó y sacó un preservativo. Se sentó en el sofá, con la polla ya bien dura y Ana se puso encima de él, con una rodilla en cada lado. Siguieron besándose mientras Miguel volvía a acariciar las tetas de ella y ella hacia resbalar su sexo mojado y contra el de Miguel lentamente.

Al verlos moverse, Pedro le susurró al oído a Lourdes “¿vamos nosotros también?”. Lourdes le agarró de la mano y se dirigieron también hacia el sofá. Fue la primera vez que Miguel pudo observarla bien de frente durante el corto trayecto de la chimenea al sofá. Alta, delgada, con una figura perfecta, pechos de modelo, algo pequeños para su gusto, pero que no caían nada en absoluto y estaban coronados con unas areolas muy pequeñas. Su vientre liso terminaba en un vello púbico tan rubio como su melena y muy poco abundante. Las marcas de sol del reciente verano dejaban claro que Lourdes rasuraba ese vello a una prudente distancia de lo que el bikini tapaba y que practicaba topless ocasionalmente, puesto que sus pechos estaban claramente más morenos que su pubis pero no tanto como sus hombros. Pedro se sentó en el sofá a medio metro de la otra pareja, cogiendo también un condón de su pantalón mojado del suelo. Su miembro lucía ya bien duro y apuntaba al techo. Lourdes se quedó un instante mirándolo antes de subirse encima de los muslos de Pedro.

Ambas parejas empezaron a besarse con pasión, ellas frotándose contra la polla dura de su pareja, ellos acariciando su pecho o lamiéndolo con avidez. El nivel de excitación aumentó rápidamente y al poco, Lourdes cogió el sobre del preservativo que Pedro había dejado en el sofá y le dijo “ponte esto”, separándose lo justo para que él pudiera hacerlo. Nada más colocárselo, se volvió a acercar a Pedro y con un largo suspiro quedó claro que él había entrado dentro de ella. Comenzó entonces un movimiento de caderas de la rubia muy lento y profundo. Resoplaba con delicadeza cada vez que todo el miembro de él estaba en su interior y no dejaba de mirarle fijamente a los ojos.

Llevaban ya un par de minutos de cabalgada cuando Ana se separó, agarró el condón que Miguel había dejado en el brazo del sofá y lo abrió. Luego, se levantó, separó las piernas de Miguel y se arrodilló entre las mismas agarrando su polla dura con una mano. La pajeó un instante mirándola con deseo y finalmente la engulló con decisión hasta que desapareció completamente dentro de su boca.

Lourdes se giró al ver movimiento y vio como la polla de Miguel desaparecía dentro de la boca de Ana. No era tan grande como la de Pedro, pero era notable como Ana era capaz de tragársela entera. Ella era incapaz de llegar a tanto, puesto que siempre le daban arcadas y apenas conseguía dar placer con su boca a Pedro manteniendo el glande y poco más en su boca.

La mamada de Ana a su chico era espectacular. Miguel se dejaba hacer con los ojos cerrados y Pedro y Lourdes miraban con excitación como Ana literalmente lo follaba con la boca. La cabalgada de Lourdes ganó en intensidad, botando ya con ritmo sobre los muslos de Pedro y al poco empezó a emitir un gemido breve, agudo y repetido: “hi, hi, hi, hi”

Ana al oírlo giró la cabeza encontrándose con la mirada de Lourdes. Ana le mantuvo la mirada mientras jugaba con su lengua a lo largo de toda la polla de Miguel. Finalmente le puso el condón en el glande y con un movimiento decidido de sus labios alrededor del mismo se lo colocó con la boca. Después, se subió sobre sus muslos y con la mano guió la polla de Miguel dentro de su vagina y empezó a cabalgarlo con decisión.

Lourdes, agarrada a los hombros de Pedro, iba acelerando el ritmo poco a poco “hi, hi, hi, hi” y al cabo de un minuto tuvo un orgasmo. Se quedó quieta y el “hi, hi, hi, pasó a un “hiiiiiiiiiiiiii” agudo y continuado que fue perdiendo volumen hasta desaparecer, para luego retomar la cabalgada y retomar el “hi, hi, hi” anterior.

Ana tuvo su primer orgasmo poco después, apretándose las tetas ellas sola y celebrándolo con un “siiiii, siiiii oooooh”. Miguel, al ver a su novia disfrutando tanto, no pudo aguantar más y con un fuerte gruñido, se vació en su interior. Ana siguió cabalgándole, con fuerza, pero desistió al notar que la polla de Miguel perdía dureza.

Mientras, Lourdes alcanzó un nuevo orgasmo, mucho más intenso que el anterior y acabó por dejarla temblorosa, abrazada a Pedro y soltando una secuencia de “hiiiis” larga y anárquica, tras la que se separó de Pedro y se acurrucó en el sofá jadeando. Era algo habitual para ella y a la segunda o tercera vez que se corría, las sensaciones eran de tal intensidad que tenía que parar, incapaz de sentir más placer en su cuerpo.

Ana se separó de Miguel, y sonriendo le dijo a Pedro “parece que solo quedamos tu y yo. No nos vamos a quedar a medias…¿verdad?” Se puso de rodillas en el sofá, al lado de Pedro y le hizo un gesto con la cabeza señalando a su espalda. Pedro sonrió, se separó y sin miramientos la penetró desde atrás con fuerza. Ana se sujetaba con los codos al sofá mientras Pedro la agarraba por las caderas y empezaba a embestir con fuerza. “plas, plas, plas, plas” sus ingles empezaron a golpear contra las nalgas de Ana rítmicamente a la vez que ella empezaba a jadear y a gemir. Ya llevaban un minuto cuando Lourdes se incorporó a mirar la escena. Ana con los ojos cerrados se concentraba en sus sensaciones, aguantando las fuertes embestidas de Pedro, con los pechos bailando al mismo ritmo. Pedro, sudoroso, la embestía sin piedad, agarrándola por las caderas todo el tiempo, aunque en ocasiones le daba un cachete con la mano abierta en las nalgas. Era evidente el placer que estaban sintiendo los dos y Lourdes no pudo evitar empezar a tocarse mientras miraba. Miguel hacía lo mismo, pero su polla no estaba dura para poder masturbarse en condiciones. No tardó mucho Ana en llegar a su primer orgasmo, que manifestó con gemidos fuertes y jadeo constante, pero Pedro no se apiadó de ella y siguió como una máquina al mismo ritmo, implacable. Y la constancia dio su fruto porque Ana volvió a correrse muy poco después, aunque esta vez se derrumbó sobre el sofá, haciendo que con el cambio de postura, la polla de Pedro se saliera de su interior.

Se quedó así, jadeando unos segundos, después se giró, sentándose en el sofá y juntándose las tetas le dijo “fóllame las tetas”, dejando caer saliva en el canalillo. Pedro se quitó el preservativo y poniendo sus piernas a ambos lados del cuerpo de Ana, enterró su miembro entre sus pechos y empezó a moverse hacia delante y hacia atrás. Lourdes miraba tocándose, con su “hi, hi, hi” característico mirando mientras Miguel seguía la acción con atención, acariciándose la polla morcillona. Estuvieron así varios minutos durante los cuales Ana miró sonriente a Lourdes a los ojos, hasta que Pedro acabó corriéndose, regando su pecho, su barbilla y sobre todo el espacio entre sus tetas, gruñendo de placer. Ana sonreía, mirando su pecho manchado de semen y comenzó a extenderlo por su pecho, a jugar con él sobre su piel, mirando a los ojos a Pedro primero y a Lourdes después.
 
Maribel nada despacio, intentando poner en orden sus pensamientos. Por una parte está avergonzada de lo que ha ocurrido. Vale que es una cala recóndita de Mallorca, pero no deja de ser un sitio público. ¿Y si la han visto? Y aunque no la hubiera visto nadie, la ha visto su marido. Totalmente entregada a otro, hasta el punto de que se le ha olvidado incluso que él estaba viéndola allí mismo. Nunca en su vida ha disfrutado del sexo como hoy. Ni por intensidad ni por duración… Solo de recordarlo, desde su vientre le suben sensaciones de placer de nuevo y sus pezones se endurecen. Pero ¿qué es lo que tiene que hacer ahora? ¿cómo va a ser su vida de ahora en adelante? Por una parte, le avergüenza volver a mirar a su marido a la cara después de haberse entregado a Pedro. Pero bueno, al fin y al cabo se lo ha buscado él solito por insistir tanto… al final lo ha conseguido y tendrá que lidiar con su parte de culpa. En todo caso, si se van a arrepentir, los dos acabarán por poder pasar página juntos. Lo han hecho a lo largo de su vida con otros muchos desafíos que han tenido.

Pero, por otra parte ¿y si no se arrepienten ni él ni ella? De hecho esa es la pregunta… ¿repetiría? ¿se arrepiente?, y se responde a si misma al instante: si repetiría y no, no se arrepiente. Y eso, casi le preocupa más ¿cómo se compagina eso con la vida matrimonial? ¿y si Jorge no quiere que repita? Bueno, eso sería más complicado pero al fin y al cabo él la ha empujado a eso… pero la alternativa es igual o peor ¿cómo se tiene sexo con otro hombre además de tu marido y se sigue pareciendo normal en todos los demás órdenes de la vida? Le parece todo demasiado complicado. Y un riesgo innecesario, si ha podido vivir sin eso hasta más allá de cumplir los 50… es que puede vivir sin ello. No estamos en la edad, para nada. Nada, nada, una y no más. Sin remordimientos, pero sin complicaciones…. Pero ¿realmente quiere renunciar a eso después de haberlo probado? Desde luego, si va a hacer algo así, es ahora, que dentro de nada serán ancianos…

Continúa nadando y contradiciéndose a sí misma, perdida en sus dudas, cuando se da cuenta de que está a unos pocos metros de la lancha de nuevo. Se agarra a la escalera y al subir ve a su marido y a Pedro, desnudos, sentados, mirándola y se da cuenta de que ella también está desnuda y siente vergüenza. Decide actuar con naturalidad a pesar de todo y les da la espalda, se escurre el pelo con las manos y después se da una ducha para quitarse la sal sin mostrar a los dos hombres más que su trasero.

Pedro le agarra una toalla seca con una sonrisa y ella se gira y se seca la cara y las manos tapándose con la toalla. Después se gira y envuelve con ella. Pero por el rabillo del ojo ve a ambos hombres desnudos y no puede dejar de notar la diferencia de tamaño entre la polla de ambos. Incluso en reposo, como están ahora Pedro la tiene mucho más grande. Después de ofrecer otro vino, que Maribel rechaza, el anfitrión le ofrece un plato con jamón y queso que Maribel si acepta y empieza a comer en silencio. Se palpa algo de tensión en el ambiente.

Jorge rompe el silencio finalmente “habías propuesto que nos fuéramos a comer a la casita antes no?” “Si, es verdad” confirma Pedro. “La verdad es que esta cala está a punto de llenarse y tanto si nos vamos a otra cala como so volvemos, habrá que salir de aquí pronto, además se está levantando brisa y va a levantarse algo de ola. Para comer en el barco vamos a estar algo incómodos”.

Maribel mantiene el silencio otro largo minuto antes de contestar. “Pues si queréis vamos a la casa, que estaremos más tranquilos”

Pedro mira a Jorge y le sonríe. Después, se levanta, se pone el bañador y empieza a recoger cosas del barco, preparándose para la navegación de regreso. Jorge busca su bañador y también se lo pone. Cuando ambos se giran Maribel ya tiene su bañador puesto y recoge también algunas cosas en su bolso. Unos minutos más tarde están saliendo de la cala en silencio.
“Capitana, tienes que llevarnos a puerto ¿recuerdas?”
“¿en serio?”
“Claro, venga ponte al timón”
Maribel sonríe y se pone al timón con Pedro detrás dándole indicaciones.
En seguida surge la complicidad que hubo a la ida: bromas, risas, roces …

Para Maribel llevar el barco le despeja la mente. La brisa, el sol, las olas, el mar azul… todo le sonríe y le hace sentirse bien y le despeja todas las dudas anteriores. Decide disfrutar el momento, concentrarse en los detalles para recordarlo en el futuro. Y entonces nota otra vez los fuertes brazos de Pedro agarrándola por la cintura a veces para que no pierda pie en alguna ola, la calidez de su piel rozando su espalda y la fuerza de sus muslos cuando se apoya en él con los vaivenes del mar. Y así, sin quererlo, empieza a excitarse otra vez y empieza a rozar su culo con Pedro disimuladamente, e incluso le agarra la mano y se la aprieta cuando él le agarra por la cintura.

Pedro toma todos esos signos como una nueva invitación y le mesa el cuello delicadamente mientras señala el horizonte dando indicaciones. Maribel siente un escalofrío y se le pone la piel de gallina. La mano de Pedro pasa de la cintura al vientre y desciende hasta su pubis, sin bajar nada más. A Maribel se le escapa un suspiro y aprieta el culo contra la polla de él, notándola morcillona. Pedro entonces se separa y le susurra al oído “para, para que estamos llegando”.

Jorge observa desde los asientos situados en la popa como surge de nuevo la complicidad entre los dos y se alegra. La frialdad de Maribel al salir del agua le hacía temer una reacción negativa tras haberse entregado a Pedro, pero ahora parece que lo está asumiendo, que se deja llevar de nuevo por el flirteo imparable que él despliega con su mujer. Cuando empiezan los tonteos y el juego de manos, de pronto se da cuenta de que ya no hay vuelta atrás. Que Maribel puede habe dejado suya solamente. Ha estado años insistiendo en que la querría ver follar con quien quiera, y de tanta insistencia… ahora ella ha dicho “sí, quiero”.

De llegada al puerto, y tras amarrar el barco, los invitados y el dueño salen dejando las llaves en poder de un marinero del club náutico al que Pedro encarga limpiarlo y recoger todo. De nuevo en el coche, con Maribel en el asiento del copiloto y Jorge en el asiento trasero regresan a la casita tras un corto trayecto en el que varias veces, Pedro pone la mano en el muslo de Maribel sin que ella le ponga impedimentos.

Al llegar, Maribel se mete en la cocina y prepara una gran ensalada y un pescado, mientras Jorge y Pedro ponen la mesa en la terraza, donde comen con abundante vino blanco. Después recogen y se echan en las tumbonas junto a la piscina, a la sombra de un toldo y disfrutando la brisa que refresca la tarde. Charlan, ríen y continúan bebiendo, esta vez un licor de fruta que ha traído Pedro de la nevera del barco.

Pasado un rato, oyen a Jorge roncando suavemente. Se ha quedado dormido. Maribel se ríe y le señala “¿ves? Es que no nos sigue el ritmo. Pero bueno, ya nos queda claro que él no duerme la siesta en la cama ¿verdad? ¿vamos nosotros?”
 
Andrés y Martina pasan todo el fin de semana recorriendo Madrid conforme a las instrucciones que les ha dado Ana. Por la mañana caminan hasta el metro y se dirigen al centro. Pasean por la Puerta del Sol, la Gran Vía y el Madrid de los Austrias. Visitan el Palacio Real, comen un bocadillo de calamares y por la tarde se meten a ver un musical para el que Ana les ha comprado entradas. A la salida toman algunas tapas más y visitan un bar de moda que también les ha marcado Ana en un plano.

Van por las calles como tortolitos, agarrados por la cintura, besándose cada dos por tres. Andrés está sorprendido de la cantidad de gente que hay en todas partes, del bullicio, del ruido, de las luces… Le divierte y le llama la atención, pero no lo cambia por vivir en el campo por nada del mundo, pero un día es un día.

Ya en torno a la media noche, regresan ya tarde a casa de Miguel y Ana, que encuentran a oscuras cuando entran en el jardín. “Seguro que han salido” comenta Martina. “¿quieres que nos demos una sauna antes de dormir?”
“¿Qué es eso?”
“Te metes en una habitación de madera donde hace muchísimo calor, sudas a lo burro, pero se te debe salir por el sudor todo lo malo porque te quedas como nueva…eso si, también te pones burro, pero vamos que tu te vas a poner cachondo sudando o tiritando…”
“¿tienes permiso de la jefa?”
“si, si, me ha dicho que podemos usarlo cuando queramos”

Martina encuentra la llave de la puerta de la cocina donde Ana le dijo que estaría, entra en la cocina y guía a Andrés hasta la sauna en el sótano. La enciende como vió hacerlo a Ana y después se van al vestuario a darse una ducha. El reloj de pared del vestuario marca la 1. Por supuesto, ya en la ducha se besan, se acarician y enjabonan uno al otro sobándose todo el cuerpo. Cuando entran en la sauna, media hora más tarde, Andrés luce una erección espléndida y los pezones de ella están duros como el pene de su marido. Martina le pone una toalla en un banco a Andrés y le ordena sentarse. Ella pone una enfrente y se sienta abiertas las piernas, sonriendo. Rompen a sudar rápidamente y Andrés. Andrés al observa con detalle. Ha perdido un poco de peso, tiene algo menos de tripa, pero sin perder voluptuosidad. Le mira y empieza a acariciarse los pechos, despacio. Le quiere provocar. Se acaricia con una mano el pecho, con la otra va bajando hacia el pubis, ahora rasurado hasta acariciarse los labios vaginales con delicadeza. Andrés se agarra la polla y empieza a masturbarse despacio, disfrutando de las vistas. Este juego es nuevo y le gusta.

Martina se lleva el dedo índice a la boca, lo ensaliva y después empieza a acariciarse el clítoris con él, soltando un ligero suspiro. Andrés la mira, jugando con su prepucio descubriendo el glande, muy lubricado por la excitación que le produce ver a su mujer disfrutando de su cuerpo delante de él.

De cuando en cuando, Martina se agarra ambos pechos con las manos, los aprieta y masajea con fuerza y acaba agarrándose con el pulgar y el índice los pezones estirando de ellos mientras gime levemente. Después, se vuelve a llevar la mano derecha a la entrepierna y sigue masturbándose despacio.

A Andrés este juego lento le está gustando. Es un semental dispuesto a buscar el placer de la forma más directa e intensa hasta alcanzar el orgasmo y después repetir cuantas veces se lo permita su virilidad y potencia, pero la sensación de disfrutar sin prisas que tiene ahora, le empieza a gustar. Martina sonríe, notando que está llevando a Andrés donde ella quería Se levanta, y se pone frente a Andrés que intenta acariciarle los pechos. Ella le rechaza con un manotazo.
“Se mira, pero no se toca”

Ella se arrima, le planta los pechos ante la cara, a centímetros, pero sin tocarle, salvo algún roce. El la deja hacer, sin dejar de tocarse él mismo. Después ella se gira, le da la espalda y con el culo en pompa, se acerca a su miembro, pero sin tocarlo.

Se vuelve a girar, se sube al banco en el que Andrés está sentado, y poniendo un pie a cada lado de su hombre, dejan su sexo a centímetros de su cara.
Andrés siente el olor de su mujer, observa su sexo mojado, con una gota a punto de caer de los labios mayores. Saca la lengua, pero ella le rechaza.
Después se agacha, lo suficiente para besarle pero sin bajar su sexo hasta el de Andrés. Se besan con pasión, jugando con sus lenguas fuera de las bocas, excitadísimos, con pequeños jadeos y gemidos.
“sin manos” le dice Martina
Andrés asiente.
Ella le pone entonces uno de sus pechos ante la boca
“saca la lengua”
El obedece
Ella le frota el pecho contra la lengua mientras gime de placer al notar el calor y la humedad de la misma en su pezón duro.
Después vuelve a besarle
Le coloca el otro pecho ante la boca “lame”
El obedece sin dudar y Martina lo agradece con más gemidos y mordíendose el labio.
Vuelve a besarle.
Mientras juegan con sus lenguas con los ojos cerrados, le agarra el miembro y lo masturba despacio.
“la tienes durísima”
“por tu culpa”
Ella se baja del banco, se arrodilla delante de él y separa sus piernas.
Con sus manos acaricia sus muslos y acerca su boca hacia sus huevos
Saca la lengua acariciándolos suavemente.

“Cierra los ojos. Y no hagas trampa”

Obedece, notando la calidez y la humedad de esa lengua que hace círculos, que recorre todo su escroto y que finalmente succiona un testículo dentro de su boca con delicadeza, para soltarlo después. Ahora la lengua ha iniciando un trayecto hacia arriba que Andrés espera acabe en una lamida de toda la extensión de su polla, pero la lengua no basa de la base y vuelve a bajar.

Se deja hacer con los ojos cerrados y concentrándose en las sensaciones que percibe, entre las que detecta un instante de menos calor en la Sauna, que coincide con una interrupción del contacto de la lengua con su escroto. No dura mucho, y de inmediato nota otra vez el calor sofocante y la avidez de esa lengua que ahora ya si está subiendo por la polla desde abajo hacia arriba. Alcanzado el glande, la lengua lo rodea varias veces sin prisa, antes de que sienta como su glande es engullido por una boca cálida y húmeda que no le deja descansar.

De pronto oye un gemido que no reconoce.
Abre los ojos.
Entre sus piernas, de rodillas, Martina se afana en seguir con su mamada.
Enfrente, se encuentra a Ana, desnuda, abierta de piernas, masturbándose mientras los mira.
Duda.
No sabe si parar a Martina.
Se remueve ligeramente, inquieto, sin saber que hacer.
Martina lo nota, interrumpe la mamada y empieza a masturbarlo con las mano
“no te importa ¿verdad? Le he dicho a Ana que puede mirar. Me da morbo que nos vea”
“bueno, yo, no se...supongo que no pasa nada”.
Martina se lo toma como una aprobación y vuelve a engullir la polla de Andrés hasta el fondo, follándole con su boca.

Andrés ahora le agarra la cabeza y empieza a marcarle el ritmo
Si
Le excita que la jefa vea como follan.
Y si
Le excita también la jefa

Sin dejar de mirar a Ana a los ojos, agarrando la cabeza de Martina con fuerza con ambas manos, la hace subir y bajar con fuerza, sin parar con ritmo vivo

Ana había pactado con Martina aquel juego. Al hacerle el plan de visitas para el fin de semana, le dejó un papelito doblado donde se lo propuso. “daros una sauna al volver el sábado, y si te apetece yo quiero veros”. Martina miró el plano, las tarjetas para los viajes de metro, las entradas del musical y encontró el papelito. Lo leyó, sonrió y guiñó un ojo a Ana asintiendo.

Ana y Miguel no habían salido. Se habían acostado temprano, después de una breve sesión de sexo. Miguel estaba muy cansado tras una salida en bicicleta por la mañana. Ana se había quedado despierta leyendo, esperando a ver si Martina y Andrés regresaban.

Cuando los oyó, se desnudó y bajó sin hacer ruido hasta la Sauna. Martina la había visto y le hizo señas para que entrase cuando dejó a Andrés con los ojos cerrados.

Ahora Ana mira ahora sentada en el mismo sitio que antes había ocupado Martina. También abierta de piernas, también masturbándose en silencio con sus dedos y con un satisfyer. Le excita sobremanera ese macho montaraz y tosco y como usa a Martina y la domina. Le da una envidia tremenda y le hace recordar sus propias experiencias con ese tipo de macho dominante que la hace sentirse usada y abusada.

Andrés continúa follándole la boca a su mujer sin dejar de observar a su jefa. Si quiere espectáculo, está dispuesto a ofrecérselo. Esta excitada. Sus pezones duros y su sexo empapado no dejaban lugar a dudas. Y gime sin parar. Un gemido suave, constante, rítmico que de cuando en cuando sube de potencia para volver a ser apenas audible. Sus dedos juegan con sus labios vaginales y de cuando en cuando, levantando los talones hasta juntarlos con sus nalgas, se abre del todo, estirándolos con las manos como si se le ofreciera diciendo “fóllame”.

Cuando su excitación es máxima, Andrés separa a Martina de su sexo y la invita a que se suba a sus muslos, colocando una rodilla a cada lado de su cuerpo. El la levanta ligeramente con una mano y con la otra, sujetándose la polla por la base, se la mete lenta pero implacablemente. Martina se deja manejar y siente como la polla de Andrés la llena por completo por dentro. Entonces él planta cada una de sus manazas en sus nalgas y empieza a moverla hacia arriba y hacia abajo rítmicamente. Los gemidos y jadeos de Martina se unen a los sonidos de sus ingles golpeando contra el vientre de Andrés con cada embestida. Ambos sudan abundantemente y Martina no tarda en tener un orgasmo durante el cual Andrés no afloja el rtimo implacable. Ana, atenta a los gemidos de Martina, acelera sus dedos al detectarlo, y acaba teniendo un orgasmo breve e intenso cuyo comienzo coincide con el final del de Martina. Andrés mira a su mujer, la besa y continúa moviéndola arriba y abajo con sus manos hasta que ella vuelve a tener un orgasmo más. Esta vez si, Andrés la deja parar y ella se mueve a su gusto, haciendo que la penetración se vuelva lenta pero profunda mientras exclama “ahhhh siii que gusto….” . De fondo, el succionador de Ana que con su zumbido lleva a la voyeaur a su propio orgasmo segundos después.

Martina gira la cabeza para mirar a Ana y ambas se sonríen, jadeantes.

Entonces se baja de los muslos de su marido, se arrodilla frente a él y juntando los pechos con las manos le dice “vamos torete, córrete en mi cara”

Andrés se pone de pie, se masturba con fuerza mientras la mira a los ojos. Ana sigue tocándose, excitada, deseando ver como Andrés se corre sobre su mujer. Andrés no tarda más de un minuto en empezar a gruñir y echar 5 grandes chorros de semen sobre la cara de Martina, que empiezan a gotear enseguida hacia su barbilla y su pecho. Después, cae derrumbado sobre el banco de madera.

Ana se levanta, se pone de rodillas frente a Martina y empieza a besarla y a lamerle la cara, limpiando el semen da Andrés de la misma. Ambas buscan con la mano el sexo de la otra y se masturban entre sí con fuerza jadeando y gimiendo. Dos minutos más tarde, con Martina ya limpia de semen, siguen jugando con sus lenguas, sobándose.

Ana se levanta la primera “gracias por dejarme mirar” me ha encantado.
 
Ana miró a Miguel sin soltar la polla de Pedro ni dejar de pajearle lentamente.

“acércate”

Miguel se puso al lado de Pedro, de pie. Su polla estaba volviendo a ponerse dura y Ana se la agarró sonriendo y empezó a pajearle lentamente.

Les miraba, se reía luego miraba alternativamente las dos pollas que tenía en las manos. Se decidió por la de Miguel y se la metió en la boca succionándola con fuerza. Miguel resopló notando el calor de la boca de su chica envolver su miembro, que volvía a estar casi duro del todo otra vez.

Luego se la sacó y la agarró con la mano jugando con los dedos a extender su saliva por toda su longitud.
Después miró la polla de Pedro y la engulló con vicio con su boca. La tragaba con ganas, intentando que le entrase entera en la boca y sin dejar de pajear a Miguel con la otra mano con decisión.

Después de un minuto, volvió a agárrasela con la mano y a masturbarle, también jugando con la saliva que acababa de dejarle ella. Después, volvió a chupársela a su novio con la misma intensidad.

Aquella felación alternativa se repitió durante unos cuantos minutos. Ana no tenía prisa y quería disfrutar de las dos pollas que tenía a su disposición. Le encantaba notar como aquellas pollas se ponían al máximo de tensión con las caricias de su lengua y de su boca. Luego le gustaba parar y observarlas y cambiar de una a otra.

Ambos jóvenes disfrutaban enormemente de las habilidades de Ana, que lamía, chupaba y masturbaba con sus labios con maestría.

Cansada de estar sobre sus rodillas e inclinada, se incorporó sin dejar de masturbarlos.

“bésame” le dijo a Miguel

El chico obedeció y notó la lengua cálida de Ana entrar en su boca buscando la suya. Sabía a polla y a líquido preseminal. “Gracias por dejarme hacer esto. Ahora hazme el favor de ponerte un condón y tráele uno a Pedro”.

Miguel se fue a la mesilla de noche y cogió dos preservativos. Le dio uno a Pedro y se puso él el otro.
Ana mientras se tumbó boca arriba y separó las piernas sujetándoselas por detrás de las rodillas.

“Fóllame Miguel”

Miguel se puso de rodillas entre sus piernas y colocó su polla dura ante la vulva de Ana y la metió de un empujón

Empezó a montarla con fuerza de forma suave para ir aumentando la intensidad poco a poco. Ana gemía y le animaba “vamos, así, dame bien, si, a fondo vamos”

El ritmo se fue haciendo más fuerte mientras Ana se acercaba a un orgasmo de forma imparable y Miguel empezó a follarla tan fuerte como podía, con lo que Ana se corrió de forma intensa emitiendo un sonoro gemido. Aún no había recuperado el aliento cuando volvió a dar instrucciones “Ahora le toca a Pedro”

Miguel se retiró

Y Pedro ocupó su lugar.

La metió sin contemplaciones e inició su coito de forma implacable. Fuerte, a ritmo constante y con los brazos estirados a ambos lados de Ana y sin dejar de observarla a ella y sus pechos en constante vaivén con sus embestidas. Ana sintió que su vagina se dilataba otra vez con el tamaño superior del miembro de Pedro. Sus sensaciones se multiplicaban con ese contacto y el vaivén de aquella carne palpitante en su interior le proporcionaba un placer enorme. No tardó en volver a correrse apenas 2 minutos más tarde.

Pedro estaba sudando

Se la sacó y se apartó mirando a Miguel

“te toca”

Miguel ocupó su lugar. La metió de golpe, como Pedro, pero notaba la vagina de Ana dilatada, abierta, como si no fuera el mismo coño que tanto le gustaba follar. Era evidente que la polla de Pedro lo había dejado así. Era como si le hicieran una paja sin apretar la mano bien alrededor de su polla. Empezó a embestir. Ana notaba que su vagina no abrazaba la polla de Miguel con la misma fuerza, y aunque el contacto físico era menor, el morbo de cambiar de polla en su interior al ritmo de sus orgasmos la excitaba mucho. Miguel la observaba, con ambos brazos estirados a los lados de Ana. Ella le acariciaba la cara y le animaba “vamos mi amor, fóllame, vamos fóllame”

La sensación de que la vagina de su novia había sido dilatada por la polla de Pedro le proporcionó una intensa excitación. Embistió como nunca y Ana agradeció su fuerza con una intensa sensación de placer en su interior. De hecho, alcanzó el orgasmo incluso antes que en las veces anteriores y su cuerpo entero tembló otra vez.

Miguel se la sacó mientras Ana seguía con temblores y fue reemplazado por Pedro de inmediato, que siguió con las embestidas con máxima intensidad.
Ana sintió otra vez su vagina estirarse adaptándose al grosor de aquel miembro que la taladraba sin piedad y enseguida volvió a sentir un intenso orgasmo

Esta vez le dijo a Pedro que siguiera él

Y Pedro mantuvo el ritmo brutal de la follada.

Ana aún tuvo un orgasmo más antes de que Pedro, cubierto de sudor le preguntase

“Donde quieres que me corra”

“dentro”

Pedro siguió al mismo ritmo unos segundos y después empezó a gruñir como un jabalí, haciendo sus embestidas más espaciadas, pero muy intensas.

Ana sintió en su interior aquella carne palpitante y el calor del semen de Pedro llenándola.

El se mantuvo inmóvil dentro de Ana unos segundos y la sacó lentamente poniéndose de rodillas.

Ana se incorporó y se sentó, jadeando

Y miró la polla de Pedro agarrándola por la base.

El condón estaba grotescamente lleno y delante de la polla aún dura había una bola de líquido blanco del tamaño de una pelota de golf que temblequeaba al ritmo de los movimientos de los dedos de Ana, que se reía observando aquel fenómeno.

“que barbaridad, que cantidad”

Luego sacó el preservativo con cuidado de no derramar su contenido, hizo un nudo y lo colocó sobre el cabecero, como el anterior.

Volvió a acercase a los pies de la cama y le dijo a Miguel “túmbate”

El obedeció y se tumbó boca arriba.

Ella se puso de espaldas a su cabeza y buscando el pene de Miguel se lo metió con decisión y empezó a cabalgarle mirando hacia Pedro que seguía con una erección perfecta y miraba a la pareja. La vagina de Ana se había vuelto a contraer algo y esta vez si notaba el contacto habitual con la polla de Miguel, que también estaba teniendo las sensaciones normales. Se apoyó en los codos y vio el culo de su novia cabalgándole y su pene entrando y saliendo de su vagina tragona. Ana le montaba lentamente, con intensidad, con las manos apoyadas en sus rodillas mientras se movía.

Y miraba a Pedro y su polla aún dura.

“quiero chupártela”

Pedro se puso más cerca y se subió de pie a la cama poniendo sus piernas a ambos lados de las de Miguel mientras le ponía a Ana su miembro a la altura de la boca.
Ella la agarró, pero Pedro la rechazó “sin manos”

Ella obedeció y Pedro agarró su cabeza con ambas manos.

Mientras cabalgaba a Miguel ahora con un ritmo más fuerte Pedro empezó a mover la cabeza de Ana hacia delante y hacia atrás, follándole la boca con intensidad y sin miramientos.

Al principio Ana se sintió atrapada, incapaz de liberarse de las manos de Pedro, quería parar y cuando Pedro la metía a fondo en su garganta, sentía una náusea. Pero a medida que el placer le iba invadiendo desde su vientre empezó a sentir una enorme excitación, su garganta se relajó y dejó de sentir la náusea. El hecho de estar indefensa y usada por Pedro y Miguel la excitó tanto que tuvo dos orgasmos seguidos mientras la Pedro la follaba implacable su boca, sin darle un respiro en ningún momento.

Miguel veía el culo de Ana moviéndose y las manazas de Pedro sujetándole la cabeza mientras la follaba la boca y entendió que no iba a poder aguantar mucho más.

Intentó no correrse, pero Ana no le daba tregua con su movimiento sin fin y en esa postura, su vagina estimulaba su miembro en toda su superficie. De remate, la visión de Pedro con los ojos cerrados follándole la boca a su novia como si fuera una muñeca de plástico fue insuperable. Se corrió sin remedio con mucho placer y jadeando en busca de aire. Ana sintió los espasmos del pene de su novio en su interior y tuvo a su vez un orgasmo casi de inmediato. Casi no podía respirar debido al vaivén de la polla de Pedro en su boca, que seguía sin soltarla. De pronto, él empezó a gruñir dejando a las claras que se iba a correr de un momento a otro. Mantuvo la embestida constante un par de veces más hasta que empujó la cabeza de Ana contra su pubis con fuerza y manteniendo la presión con las manos para que Ana no se zafase, gruñó “me corro, me corro….” Con la polla de Pedro enterrada en su garganta, Ana ahogaba otra vez una náusea cuando sintió que la polla palpitante y empezó a lanzar su semen hacia su interior. Después del primer espasmo, Pedro la liberó de la presión y colocó ambas manos en sus caderas, Ahora era Ana la que empezó a follarse a Pedro con la boca lentamente, notando como los sucesivos chorros de semen le llenaban la boca. Ella no rehuyó la eyaculación. Al contrario, intentó atraparla toda en su interior, aunque se le salía por las comisuras de los labios. De la náusea pasó al atragantamiento, tosió y una parte de la gran descarga de Pedro acabó saliendo por su nariz. Sin embargo, mientras luchaba por conseguir respirar y manejar aquella cantidad de semen, en su vientre volvió a notar un placer enorme. Siguió moviéndose contra la polla de Miguel aún relativamente dura y succionando la gran polla de Pedro. Ese último orgasmo más que intenso fue liberador encontró. Tragaba semen mientras se le escurría por los labios hacia su barbilla y sus tetas, que tenían los pezones más duros que nunca sintiendo aquel líquido caliente resbalando por el pecho. No paró de lamer y chupar hasta que notó que el miembro de Pedro finalmente cedía y perdía dureza.

La dejó salir de su boca y miró a Pedro, sonriendo, con semen manchándole aún la barbilla y el cuero.
“¿te ha gustado?”
“por supuesto”

Luego se incorporó, dejando que la polla de Miguel, ya morcillona saliera de su vagina. Le quitó el preservativo, hizo un nudo y gateó hasta el cabecero de la cama para coger los otros dos. Los miró los tres, los comparó y sonriendo, separó el de Miguel y dijo “Yo hasta hoy creía que esto era mucho….”. Luego se levantó y se fue al baño a tirar los tres preservativos.

Aquella noche, en La Muñoza, además de correrse ellos tres, hubo sexo en todas las habitaciones de la casa, porque los gritos de placer de Ana se oyeron en cada dormitorio. Los que tenían pareja, follaron con su pareja. Los que iban solos, se masturbaron escuchando. E incluso alguna de aquellos jóvenes descubrió su bisexualidad gracias a aquel ambiente de sexo que invitaba a la desinhibición…pero eso es otra historia.
Este episodio ha sido espectacular. Menuda escena!! Gracias
 
Marta lleva varios días mucho más cachonda de lo normal. Jordi lleva mucho tiempo calentándola con películas porno cuando están solos de fin de semana y hace ya años que comparte con ella la idea de un intercambio o de un trío. Lo cierto, es que a ella le excita la idea, pero le da vergüenza reconocerlo ante su marido. Últimamente, él está insistiendo con más frecuencia en lo de ir a un club de intercambio, pero solo para mirar. Y a ella, la verdad, le cuesta encontrar excusas para negarse porque en el fondo siente una enorme curiosidad.

Desde que ha salido del hospital en el que trabaja, se pierde en su debate internos sobre si acceder o no a la petición de su marido. ¿por qué no dejarse ir? ¿por qué no probar algo así? Aún son jóvenes para hacer una locura así…. ¿pero y si se encuentran a alguien conocido? Bueno, eso sería una situación incómoda, pero no sería potencialmente peligrosa, ya que todos querrían guardar el secreto.

Camino del metro se encuentra delante de una tienda de lencería. Parece una nueva apertura y le llama la atención que todo parece sexy pero elegante. Sonríe para sí misma ante el escaparate y después entra, decidida a darle una sorpresa a su marido. Escoge un conjunto en negro con mucho encaje, casi transparente, braguita tipo tanga, con unas medias a juego y reemprende el regreso a casa perfilando su plan para sorprender a Jordi.

Lo tiene muy fácil puesto que, al día siguiente, van a irse a un Balneario y está segura de que él espera que tengan más sexo que en un fin de semana normal. Y la verdad, está deseando que así sea porque entre unas cosas y otras, hace ya tiempo que no siente la polla dura de su marido en sus entrañas. De hecho, la última vez que tuvieron sexo, ni siquiera tuvieron penetración ya que ambos explotaron un gran orgasmo haciendo un 69 super intenso. Se nota la humedad entre las piernas solo de imaginarse abierta de piernas recibiendo las embestidas de él.

Al día siguiente, tras la jornada laboral, al llegar a casa se pone el conjunto nuevo de lencería, una falda negra una blusa gris oscuro y parten hacia el balneario.
“Estás muy guapa” le dice Jordi cuando la deja entrar primero en el ascensor camino de la cena.
“Gracias”.

Cenan, beben, ríen y vuelven a su habitación alrededor de las 11. Nada más entrar, Marta le agarra por la cintura y le besa con pasión. Después se agacha delante de él y le desabrocha los pantalones, le baja el boxer y sin esperar un segundo succiona su miembro aún fláccido en su boca. Empieza a jugar con su lengua con él y nota como crece de inmediato, tan deprisa que debe dejarlo salir en parte al cabo de pocos segundos. Continúa con su felación con intensidad, con decisión notando como alcanza su máxima dureza en menos de un minuto. Oye los gemidos de aprobación de Jordi y nota sus manos acariciándole el pelo y después un tímido movimiento de vaivén, como si él quisiera follarle la boca.


Se pone de pie, le empuja con suavidad hacia la cama, que está a un metro, y le hace sentarse, con los pantalones y el boxer por las rodillas. Después se desabrocha la blusa con rapidez y se la quita, luego se baja la falda y se queda solamente con la ropa interior que ha comprado.
Jordi la mira embelesado, sonriendo… “guau nena, que cosa más mona te has comprado”
Ella se acerca, lo empuja hacia atrás haciendo que se tumbe boca arriba en la cama y se sube encima de él
“¿te gusta?”
“me encanta”
“he pensado que si íbamos a ir a un club de intercambio, mejor tener algo mono ¿no?”
“¿vamos a ir?”
Ella se deja caer sobre su polla dura.
Aparta la tira del tanga con una mano y empieza a frotar su sexo mojado y recién depilado contra el sexo de su marido.
El contacto de esa carne dura y cálida le arranca un gemido
Tras mover sus caderas tres o cuatro veces, la agarra con una mano y la guía a su vagina.
Nota el glande abriéndose camino dentro de ella y se empuja hacia él hasta la llena por completo.
Suspira.
Gime suavemente.
Empieza a mover sus caderas y con las manos apoyadas sobre sus muslos
Jordi le empieza a acariciar el pecho y pronto lo libera del sujetador de encaje.
El contacto de sus manos calientes en la piel de su pecho vuelve a arrancar un gemido de Marta, aumenta su lubricación y la invita a cabalgar a su marido con más fuerza
Jordi la mira, fascinado por este rol dominante de Marta en el sexo que apenas ve, puesto que es él quien suele llevar la iniciativa.
Marta empieza a moverse con más fuerza y con más rapidez. Le gusta el vaiven de que eso provoca en su pecho y el choque de sus ingles con el vientre de Jordi mientras se siente llena por dentro, provocándole cada vez más placer.
Jordi se deja cabalgar, la mira, la acaricia.
Ella le mira, le sonríe, acelera el ritmo y empieza a gemir cada vez más fuerte.
Las manos de él acarician su cara y ella las agarra y las besa, sin dejar de moverse.
De repente agarra el dedo pulgar de una de sus manos y empieza chuparlo de la misma manera que estaba chupando su polla hace unos minutos. La sensación de tener algo duro en sus labios la hace Imaginar que es otro miembro en su boca mientras disfruta uno entre sus piernas, y acelera otro poco, gimiendo ya sin ningún freno.
Nota las primeras señales de un inminente orgasmo y agarra la mano de él con sus dos manos cabalgando con furia, gimiendo y chupando ese pulgar con todas sus ganas hasta que en unos segundos alcanza un clímax intenso, profundo, que le obliga a parar temblando casi con la polla de él tan dentro de ella como es posible y abrazando la mano de él y agarrándola contra su pecho mientras jadea, gime y balbucea…. “siii, síii, aaah”.

Después se derrumba sobre el pecho de su marido intentando recuperar la respiración
Jordi se queda dentro de ella.
Aún no se ha corrido y mantiene un lento vaivén.
Marta lo nota, y lo besa con pasión.
Después se separa de él se pone de rodillas en un lado y comienza una mamada intensa para intentar provocar su orgasmo. Es lo mismo que Jordi hace cuando termina antes de tiempo para asegurarse de que ella también tenga su clímax, por lo que le parece lo más lógico. De refilón se da cuenta de que hay un espejo de cuerpo entero junto a la entrada del baño y se le ocurre una idea.
Se incorpora, le baja los zapatos y los pantalones y le dice “ven”
Le lleva de la mano frente al espejo.
“¿no querías verme chupándola? Pues hoy me vas a ver…”
Se pone en cuclillas de lado ante el espejo y empieza de nuevo a mamársela mirándole de refilón a través del reflejo.
Jordi mira la imagen de Marta, abiertas las piernas, en tanga y medias, con su pecho desnudo y chupándosela sin tocarla con las manos.
Agarra su cabeza con suavidad marcándole el ritmo
Marta se ve
La boca llena, desnuda, usada su boca para el placer de él.
Y se excita
Y empieza a acariciarse.
Y a Jordi la imagen le excita mucho y acelera el ritmo hasta que empieza a gruñir.
Y justo en el momento de eyacular, Marta agarra su polla dura y le masturba dirigiendo el semen que empieza a manar hacia sus pechos
Jordi abre los ojos y la ve, excitada, mirando su pecho lleno de goterones blancos, sonriente.
Cuando termina, ella aún lo lame durante un minuto y luego se va a la ducha, no sin antes besarle levemente.
“¿te ha gustado como se la ha mamado a ese tío?”
 
Jorge se despierta de repente sin estar muy seguro de donde está, pero reconoce enseguida el jardín de la casita. No sabe cuánto tiempo lleva durmiendo, pero está claro que han sido bastante más de 5 minutos.
“Demasiado vino” es lo primero que se le viene a la cabeza.

Se ha levantado mucho viento que agita los árboles del entorno y hace sacudirse al toldo provocando bastante ruido en las rachas más fuertes. El cielo está cubriéndose y parece que se avecina una tormenta. Se incorpora lentamente, girando la cabeza y ve las tumbonas que ocupaban Pedro y Maribel vacías. El recuerdo de lo vivido durante la mañana le alcanza de repente y provoca que se le acelere el corazón y se encuentre alerta en segundos. Está solo en el jardín y las contraventanas del dormitorio están entornadas. Se pregunta si su mujer y su nuevo amante estarán dentro.

Se levanta despacio, estirando sus brazos y su espalda y comienza a andar hacia la casita intentando escuchar algún sonido, pero los ruidos provocados por el viento no permiten escuchar nada más.

Encuentra la puerta del dormitorio entornada, Ahora si puede escuchar claramente los gemidos tranquilos pero constantes de Maribel. Tal y como se imaginaba, su mujer está en la cama con su nuevo amante. Entra despacio, sin hacer ruido y vuelve a entornar la puerta. Acostumbrados sus ojos a la luminosidad del exterior, no pude ver más que sombras en el dormitorio, pero distingue claramente el perfil de Maribel cabalgando a Pedro con parsimonia, sin prisas contra la luz que proviene de la contraventana. Ignora cuanto tiempo llevan así, pero le excita que disfruten de esa intimidad sin siquiera él saberlo. Su erección es instantánea. Se queda quieto, de pie, mientras poco a poco la vista se va acostumbrando a la media luz del dormitorio. Como en un teatro de sombras ve las manos de Pedro acariciar los pechos de Maribel, primero con calma, incluso con ternura, luego con más fuerza, apretándolos con sus manos. Luego los suelta de repente y agarra los pezones entre los dedos índice y pulgar y tira de ellos hacia delante poco a poco. El gemido de Maribel se hace más fuerte.
“Ohhhh”
“¿te gusta?”
“Siiii”
Pedro tira más fuerte
“aaaaaah”
Y aún más
“que bruto eres, me haces daño”
Ahora pedro agarra sus pechos y los menea de un lado a otro como su fueran flanes
“pero que tetas más ricas tienes, me vuelven loco.

Jorge empieza a ver algo más que el contorno de las sombras contra la ventana y se baja el pantalón y se quita la camiseta. El movimiento capta la atención de Pedro que gira la cabeza hacia él.
“mira, si ya se ha despertado el bello durmiente”
Maribel gira la cabeza hacia Jorge, que cree ver una sonrisa en su cara.
Jorge los mira, masturbándose lentamente “no esperáis a nadie”
“Anda Maribel, dile lo que me has dicho antes”
“Mi marido quería que tuviera un amante ¿no? Pues entonces que no se queje que lo haga cuando yo quiera, como yo quiera y todo lo que yo quiera….”
“dile como le has llamado antes”
“Cornudo” contesta ella mirando a su marido
“¿qué te parece? Te gusta que te lo diga?”
Jorge mira en silencio masturbándose, cada vez más excitado
“contesta hombre…¿te gusta que te llame cornudo?”
“Siii” contesta con vergüenza, pero con una excitación tremenda.
“Te lo dije Maribel, tu marido es un cornudo de manual… mira que pajote se está haciendo mientras follamos…”
“¿te gusta mirar maridito?”
“sabes que si”
“¿has visto como está dentro de mí?”

Jorge rodea la cama y se sitúa a los pies de la misma y ve el culo de Maribel moviéndose lentamente. La penumbra no permite ver muchos detalles.
“está algo oscuro, pero se adivina”
“Pues da la luz hombre”
Jorge encienda una lámpara de pie que está junto a una cómoda a los pies de la cama.
Ahora si, el culo blanco de Maribel en movimiento se ve en todo su esplendor. La polla de Pedro aparece y desaparece entre sus nalgas, brillante, potente, dura.
Maribel se mueve en varios ritmos diferentes, se inclina hacia delante y vuelve a preguntar
“¿te gusta verle dentro de mí?”
Se inclina mucho hacia delante hasta que la polla de Pedro se sale de su vagina
Maribel se gira y mira sonriendo su marido “¡ Uy ¡ se ha salido. Anda colócala en su sitio, que la quiero dentro otra vez”
“¿cómo?” pregunta Jorge.
“me has entendido perfectamente. Quiero que la agarres y me la metas”
Jorge se inclina hacia delante y sin dudar, agarra la polla de Pedro con dos dedos y la dirige hacia los labios vaginales de su mujer
Ella lo nota y se empala con la polla de Pedro con decisión.
“mm que rico”
Se mueve lentamente durante un minuto y luego se inclina hacia delante de nuevo, haciendo que una vez más, se salga el miembro de Pedro de su interior.
“¿te lo voy a tener que pedir otra vez?”
Jorge se inclina y de nuevo la agarra y la dirige hacia el sexo de su mujer
“¿has visto que dura y gorda la tiene?”
“Si”
“¿entiendes ahora por qué me gusta?”
“Si”
Maribel vuelve a cabalgar con intensidad, más que con fuerza, mientras Pedro sigue jugando con sus tetas.
“Pedro ¿sabes lo que me apetece?”
“Dime reina, lo que tu quieras”

Maribel se incorpora, se desacopla de su amante y poniendo su cuerpo en paralelo al de él, se pone a 4 patas
“Fóllame”
“A tus órdenes"
Pedro se incorpora, se pone de rodillas detrás de ella y se la mete de golpe, sin contemplaciones.
El gemido de Maribel contiene sorpresa, pero también agradecimiento y satisfacción
“mmmm si, así”
Pedro empieza a embestir con fuerza y Maribel empieza a jadear y a gemir rítmicamente.
“ummm siii que rico, no pares”
“¿te gusta?”
“siii”
¿qué te gusta? ¿mi polla?”
“siii me encanta”
“¿te gusta más que la de tu marido?”
“Siii mucho más, porque es más grande”
Las embestidas aumentan de ritmo e intensidad, mientras Maribel jadea y gime cada vez más fuerte
“¿te gusta como te follo?
“Dioss siii”
Pedro acelera una vez más embistiendo con una fuerza casi animal y Maribel ya no gime, directamente grita
“si, si, si, ah, ah, ah”
De repente Pedro para y se sale de ella
“¿qué? Por que paras?”
“dime lo que quieres”
“quiero que me folles”
“pídemelo”
“quiero que me folles”
“Más”
“por favor, quiero que me folles, fóllame”
Pedro la mete de golpe otra vez
“siiiiii”
Y se queda quieto
“por favor, fóllame, no pares, fóllame”
“que me lo pida tu marido”
Jorge no espera a que se lo pida Maribel
“Por favor, fóllatela”
“¿eso quieres cormudo?”
“Si, si, fóllate a mi mujer”
Jorge se masturba con furia mientras lo expresa
Pedro retoma la penetración con intensidad, mientras Maribel reanuda los gemidos
“ah, si, que rico, no pares”

Pedro agarra sus caderas, casi clavando los dedos en las mismas y empieza a aumentar el ritmo sin piedad.
Maribel vuelve a emitir sonidos inconexos y alcanza un orgasmo muy intenso derrumbándose sobre la cama boca abajo
Pedro la deja tranquila un minuto
Luego la voltea y abriendo sus piernas la penetra boca arriba sujetando sus piernas abiertas por los tobillos formando una V.
Las embestidas se reanudan, los gritos de Maribel también, volviendo a tener dos orgasmos más en los siguientes minutos.
Jorge se corre entre el primero y el segundo, manchando el suelo con su semen.
El cuerpo de Pedro brilla de sudor sin parar de embestir una y otra vez, hasta que Maribel le pide parar.
“para, para, me vas a matar…”

Pedro obedece sonriente, satisfecho.
“¿ya has tenido suficiente?”
Maribel jadea intentando recuperar la respiración
“Entiéndeme, no tengo costumbre…. , a ver si con entrenamiento la voy cogiendo”
Se incorpora y besa a Pedro en la boca de forma apasionada.
“tranquila ya irás cogiendo costumbre jejejej”
Luego le sonríe
“túmbate, que no te voy a dejar a medias”
Pedro obedece y Maribel separa sus piernas y se arrodilla entre ellas
Luego lame la polla de Pedro durante un minuto y finalmente la atrapa con sus labios y se la mete en la boca hasta donde puede, iniciando a continuación una felación a un ritmo fuerte y constante. Está claro que quiere que él alcance su clímax.
Pedro con los ojos cerrados, se deja hacer, disfrutando.
“Joder cornudo, no sabes que chollo tienes en casa, la chupa de lujo”
Maribel mantiene el ritmo y la respiración de Pedro empieza a reflejar que no le falta mucho para correrse. Ella lo detecta e intensifica su ritmo, agarrándola por la base para acompañar los movimientos que hace con la boca.
Al cabo de un minuto Pedro empieza a gruñir.
Maribel aprieta los labios con fuerza, succiona y al poco nota el sabor del semen de Pedro en su lengua. Lo saborea mientras empieza a notar como sale más y más, pero consigue recibir toda la eyaculación en la boca sin que se salga ni una gota.
Después se incorpora, busca con la vista a su marido y le encuentra desnudo, con el miembro ya fláccido de pie, a su lado, mirando.
Le hace el gesto de que se tumbe en la cama.
Jorge obedece y se tumba al lado de Pedro.
Entonces Maribel gatea y se sienta a horcajadas sobre el cuerpo de su Jorge
Le mira sonriendo. Y se inclina hacia él.
Luego le besa y entonces Jorge nota la lengua de Maribel entrando en su boca.
Y con ella, el semen de Miguel. El beso blanco se acelera, se intensifica mientras Maribel se masturba con una mano hasta alcanzar un pequeño orgasmo con el que pone fin al beso, sonríe a su marido y después se acurruca al lado de Pedro, agarrándose a su cuerpo, dándole la espalda a Jorge.
“me vas a matar, pero me encanta”
 
Excelente capítulo!!!!, Maribel ya se deja llevar en su totalidad por el corneador de Pedro, se va a convertir en otra mujer entregada y seguro que usada de Pedro, y Jorge ya puede estar feliz, es un cornudo integral !!!! Con ganas de saber como evolucionan !!!!
que virgueria de relato,si todos fueran igual me pasaria el dia delante del ordenador
 
Cuando Jorge se despierta son las 3 de la mañana. Oye la puerta de entrada de la casa y los pasos cuidadosos de su mujer por el pasillo. “Vaya horas de venir” piensa. Ella abre la puerta con cuidado, intentando no despertarle y sin saber que él ya está despierto. “Hola” la saluda él. “hola cariño, no quería despertarte, sigue durmiendo”. “Si que se os ha hecho tarde, decías que te volverías nada más cenar”. “Si, ya sabes, han insistido en ir a tomar una copa después”.

Ella entra en el baño sin encender la luz del dormitorio. Mientras la oye desmaquillarse, lavarse los dientes, etc, Jorge se deja llevar por su mayor fantasía: que ella tenga sexo con otros hombres. Su polla se pone dura al instante, mientras imagina como le ha entrado algún tipo en el bar de copas, como la ha estado piropeando y camelando hasta empezar a sobarla como por casualidad para acabar follando de pie en el cuarto de baño con las bragas por los tobillos hasta descargar en sus entrañas. Le encantaría que ahora se lo contase mientras le hace una paja y le llama cornudo. La polla se le ha puesto a tope e incluso le babea un poco.

De repente, la puerta del baño se abre. Jorge se suelta la polla que se meneaba suavemente bajo las sábanas. Maribel se mete en la cama acercándose a su marido para besarlo. “buenas noches, perdóname por haberte despertado”. Se gira dándole la espalda y él se arrima a ella pasándole un brazo por encima de la cintura. Ella nota inmediatamente la polla dura rozando su culo. “nene, tu pinchas, anda anda, que estoy cansada y no son horas”.

El se arrima más y la agarra un pecho y se lo saca del camisón “no seas mala, anda cuéntame como te ha follado él en el baño del bar de copas”. Está cansada de verdad, pero el contacto con la polla dura de él y su mano masajeando sus tetas la están excitando. Aún así, se resiste. “que pesado, ya estamos con lo de siempre, que no he follado con nadie, que solo lo hago contigo” “ya lo se cielo, pero me enciende imaginar que te tiras a cualquiera, ya lo sabes. Anda cariño, cuéntamelo, que no hemos follado hace días y estoy muy caliente…. Veng anda, que me corro y seguimos durmiendo”. “eres un enfermo, siempre pensando en lo mismo” “si cariño, ya sabes, no tengo remedio, venga va, que estoy muy cachondo y va a ser rápido”.

Ella accede y se gira hacia él. Se apoya en el costado y le echa la mano a la polla, descubriendo que él está durmiendo desnudo. “¿qué quieres saber maridito mío?” “que te ha hecho ese cerdo, cuéntamelo todo”. “era un tipo de nuestra edad, bastante bien parecido, elegante, pijo, me ha invitado a una copa y no dejaba de mirarme las tetas, y ya sabes que eso me enciende” “oh si, que guarra eres, sigue”. Maribel masturba a su marido lentamente “en cuanto ha tenido ocasión me ha besado, metiéndome la lengua hasta la campanilla, besaba como un campeón, me ha puesto perrísima” ”luego me ha sobado las tetas un rato por encima del vestido diciéndome guarrerías al oído. El tío olía divinamente y llevaba ropa de pijo. Me ha puesto como una moto. Me ha cogido la mano disimuladamente y ha hecho que le sobase la polla por encima del pantalón. La tenía muy dura y parecía muy grande. Luego me ha pedido que fuese al baño y que me seguiría”.

“Hemos ido al de hombres. por que en el de mujeres había cola. Nada mas entrar me ha sentado en el váter y se ha sacado la polla. No veas que tío, la tenía enorme, con muchas venas y toda brillante cuando le quitaba el pellejo”. “¿La tenía grande?” “más que tú, desde luego. Yo estaba hipnotizada mirándola y entonces él me la ha metido en la boca sin preguntar mientras me sacaba las tetas del vestido y me las sobaba.””¿te ha follado la boca putita mía?” “Ha hecho conmigo lo que ha querido y eso me ha excitado mucho”.

Jorge tiene la polla a tope, imaginando la escena y con la paja que le está haciendo su mujer, visualiza cada detalle. Como siga así, va a correrse muy pronto. “al cabo de unos minutos me ha levantado y me ha puesto mirando a la pared, me ha levantado la falda y me ha bajado las bragas de un tirón. Después me la ha metido de un solo empujón. Era muy bruto follando. Con cada embestida me bailaban las tetas que no veas. Me ha encantado, en menos de un minuto he tenido el primer orgasmo y luego muchos más. Se oía a las tías jaleándo y aplaudiendo desde fuera de los gemidos metía”

“Joder Maribel no pares, no pares, dime donde se ha corrido” Maribel nota la polla de su marido palpitando y acelera el ritmo “donde va a ser, en mi coño, y sin condón” “joder, joder” suelta Jorge jadeando mientras la palpitación de su polla anuncia la eyaculación inminente. Maribel deja de masturbarlo, le agarra la polla por la base y nota como la palpitación rítmica suelta el primer chorro de semen sobre el vientre de su marido, que gime y gruñe “joder, no pares ahora” quejándose de la actitud de ella. Espera un instante y un chorro más sale rítmico y puntual con otro gruñido de él.

Luego ella retoma la paja de él más lentamente “así así, joderrrr que zorra eres” dice él mientras echa cuatro chorros más, cada vez menos potentes y más escasos, disfrutando de lo que queda de su orgasmo casi negado. Durante un minuto sigue jadeando mientras va recuperando la respiración. Maribel se ha puesto cachonda. Imaginando que un desconocido la empotra contra la pared en un baño se le ha humedecido su sexo y la sensación de poder que le da controlar el orgasmo de su marido y reducírselo al mínimo como castigo a su actitud cornuda, le da un morbo impresionante.

Ella sigue acariciándole la polla, que va perdiendo fuerza y empieza a estar morcillona enseguida. Después coge su mano sucia de semen y se la lleva a la boca a su marido “me he manchado, límpiame”. De nuevo la Maribel guarra y dominante se abre camino, en total contradicción con su forma de ser en público. Se excita aún más al notarlo.

El saca la lengua obediente y chupa sus dedos, notando el sabor de su propio semen. Cuando termina, Maribel no puede estar más cachonda. Se quita las bragas rápidamente y en un movimiento ráido pone cada una de sus rodillas a ambos lados de la cabeza de él que queda tumbado boca arriba con el colo de ella a la altura de su boca.

Jorge no duda un instante y sacando la lengua empieza a lamer los labios vaginales de su mujer. No tiene nada de vello en esa zona, pero cuida con mucha dedicación una tirita estrecha de vello en el pubis, un frenazo de bicicleta, por expreso deseo de su marido, al que le encanta que lo lleve así. Se pone a tono muy rápido y empieza a suspirar cada vez más profundamente notando la lengua de él abriéndose paso entre los labios vaginales. Le encanta que le coman el coño y Jorge lo hace maravillosamente bien, aunque tampoco tiene con quien compararlo porque ha sido su única pareja sexual desde que lo conoció con 20 años. Mientras su marido juega con su clítoris rítmicamente desatando en ella un placer creciente, ella se empieza a acariciar las tetas. Una 95 con copa C, dos tetas naturales que son la envidia de todas sus amigas y, según le da la impresión, de todos los amigos de su marido. Un par de tetazas que en una cincuentona lucen espléndidamente cuando en raras ocasiones hace top les en alguna cala perdida de las Baleares.

Tiene los pezones muy duros y se los pellizca suavemente mientras su marido ahora recorre con su lengua su raja longitudinalmente, alternando con la succión del clítoris que tanto le gusta. A ella le entra la prisa por correrse y le encaja el coño en su boca de tal manera que él no tiene más remedio que succionar y jugar con su lengua con el centro de placer de Maribel. La caricia y la succión no tardan en provocar el efecto deseado y ella estalla en un intenso y largo orgasmo, precedido de un incremento de jadeos que da paso en el climax a gemidos cortos e intensos. Sus movimientos de cadera se vuelven incontrolables y llega al punto en que no soporta más estimulación del clítoris, por lo que se aparta de él hasta que ese fuego de su interior se va apagando…. Ahora necesitaría que la follen. Que la empotrasen ahora mismo a 4 patas hasta sacarle 3 o 4 orgasmos más y quedarse bien a gusto.

Estira la mano hacia el pene de su marido, pero lo encuentra fofo e inútil para lo que ella quiere. Entonces, se deja caer sobre la cama dándole la espalda a él y guardándose los pechos intentando calmarse . El se arrima para decirle algo pero ella le rechaza, “venga, déjame en paz, que encima me vas a dejar a medias…. Que manía con la pajita del cornudo, no te la vuelvo a hacer”.

Jorge se retira prudentemente, esperando que ella se tranquilice, pero al cabo de unos minutos detecta que su mujer ha cambiado el ritmo de su respiración, ya más calmada. Un cuarto de hora más tarde, respira profundamente. Se ha quedado dormida.

Bajo las sábanas Jorge nota ahora la dureza de su polla recuperada. Sabe que no debe molestarla ahora. Su erección ha llegado demasiado tarde a la fiesta pero su excitación al ver a su mujer tan encendida es muy fuerte, así que decide hacerse otra paja, en silencio y con mucho cuidado, para no despertarla. Cuando se corre, cinco minutos después, por fin se calma y se va quedando adormilado.
Te lato súper morboso este y el anterior. Buenos ejemplos del cornudo que todos llevamos dentémoos. No nos engañemos, todos tenemo curiosidad por saber que harían nuestras mujeres con otros, cómo reaccionarían, que harían. Me encanto la forma en que lo expresaste. Tu relato me inspira pajote
 
Como todas las mañanas, Jorge mete su usuario y su clave e inicia sesión en una conocida aplicación de videollamadas. Lo primero que hace es revisar quien de sus contactos está conectado. A esas horas, suelen ser pocos, pero muy puntuales. El usuario “José” está conectado y le saluda con su habitual “buenos días, compañero”. Se conocen, virtualmente, desde hace bastante tiempo y casi todos los días charlan varias veces. Suelen ser charlas breves, muchas veces insustanciales en las que se comenta el tiempo, alguna notica del día en clave de humor os simplemente los ánimos con los que está cada cual. Han desarrollado con el tiempo bastante complicidad ya que ambos comparten las mismas fantasías sexuales, fundamentalmente, la de querer ser cornudos. Se conocieron en un chat precisamente charlando sobre esas mismas cuestiones y decidieron continuar sus charlas en esa aplicación de videollamadas y chat.

Durante ese tiempo cada polvo que han echado con sus mujeres se ha narrado para el otro con todo lujo de detalles, puesto que de lo que se trata es de calentarse el uno al otro con la fantasía de ofrecerle al otro a su mujer. Se masturban habitualmente con esas charlas o mostrando las fotos y prendas íntimas de sus mujeres, fantaseando con verlas folladas por el otro. No se consideran a sí mismos swingers, sino cornudos vocacionales. A ambos les excita más la fantasía de que su mujer sea follada por otro que la de follarse a la mujer del otro, aunque eso también lo disfrutan.

“¿Qué tal el finde?”, pregunta Jorge. José contesta con un emoticono de un pulgar hacia abajo “una puta mierda, sin follar”. Jorge sonríe “pobrecito mío… ¿quieres a mi zorra para sacarte la leche?” José contesta con un pulgar hacia arriba “dame un minuto que cierro la ventana, que no es cosa de que toda Sevilla me vea hacerme una paja”.

Un minuto después, el sonido de llamada entrante suena en el ordenador de Jorge, que acepta la llamada inmediatamente. En su pantalla aparece la polla de José, fláccida. Jorge le habla al micrófono “¿rápida o lenta?”. “Rapidita, que tengo una reunión en 45 minutos”. Jorge pulsa en “compartir escritorio” y en el ordenador de José aparece la mujer de Jorge, Maribel, totalmente desnuda, durmiendo. Es una mujer de cincuenta y algunos, con algún kilo de más, pero con una bella figura y un hermoso culo. Sus pechos son grandes, naturales y tienen un buen volumen, con areolas grandes y pezones como cacahuetes. Jorge cambia la foto a otra de Maribel vistiéndose. Está subiéndose las bragas, inclinada hacia delante y no lleva sujetador, por lo que sus pechos cuelgan como campanas. La polla de José empieza a reaccionar y a hincharse “como me gusta esa foto tío” dice el sevillano. “Lo se”. Jorge pasa a compartir una foto más, de la misma serie, en la que Carmen ya se ha subido las bragas y está de frente a la cámara, luciendo su espléndido pecho, algo caído. Son fotos robadas, tomadas sin que ella se de cuenta.

“El sábado tenía cena con las del grupo de pádel, llegó a las 3 de la mañana” ¿”bien follada”? “Ojalá, pero no, pero fantaseamos con eso. Fue muy morboso”. “cuéntamelo, cornudo”. Jorge narra cómo su mujer le hizo el juego de la paja del cornudo, masturbándole mientras le narraba una supuesta infidelidad con un hombre desconocido en los baños de un bar de copas.

La polla de José ahora crece de forma apreciable. Jorge lo observa en su ordenador y se saca la polla dura ya del todo para masturbarse a gusto. “¿te la follaste?” “no, me corrí con la paja, tío, me puso megacachondo como me contaba como se la habían follado y como se metió en el juego, incluso casi me arruina el orgasmo la cabrona” “que zorra, como entra al juego….. Y ella ¿se puso cachonda?” “ya te digo, primero me hizo comerme mi propia leche y luego se sentó en mi cara para que le comiese el coño, la muy zorra, estaba cachonda perdida. Se corrió a lo burro y se quedó con ganas, que después quería follar. Lo malo es que yo la tenía fofa y no podía así que se cabreó y se puso a dormir. No veas que paja me hice yo al poco rato”. “Esa zorra te acabará haciendo cornudo, te lo aseguro, está casi a punto”.

José enseña su polla totalmente erecta ante la cámara. Luce sus 18cm con el grosor del cartón de un rollo de papel higiénico (según calcula Jorge) “mira que rabo se va a comer la zorra de Maribel”. La polla de Jorge está durísima, palpitando. No le atraen los hombres, pero las pollas duras por culpa de Maribel le excitan sobremanera.

Jorge sigue pasando las fotos una tras otra mientras José se masturba con fuerza, a ritmo rápido. Jorge le imita. La respiración de ambos está alterada, incluso gimen ligeramente. En una de las fotos se ve a Maribel mamándosela a Jorge. “Que zorra, como me gustaría que me comiera la polla así” “Ya, y a mí verlo”. “Quiero follarme a tu mujer cornudo” “venga cabrón, córrete con mi zorra” Jorge se muerde el labio inferior, muy excitado, deseando ver la eyaculación del otro y correrse él mismo.

“Toma leche zorra, tomaaaa”. En pantalla Jorge aprecia como José echa un buen chorro de leche sin dejar de masturbarse furiosamente. “Si, dale leche a mi puta” reacciona Jorge. Coincidiendo con el tercer chorro de leche de José, Jorge empieza a correrse también, derramando su semen por su vientre, su mano y la alfombra. Ambos siguen durante unos segundos, hasta que José da por terminada la sesión “me voy a duchar tío, muchas gracias por ofrecerme a tu puta, la próxima vez me toca a mí”. “Nada hombre, para eso estamos los amigos. Que te sea leve la semana”.
Que pasada de experiencia, quien pudiera hacerla realidad. Nada como un buen amigo virtual con quien compartir fantasías;)
 
Vamos a ir retomando, que algún morboso me lo estaba pidiendo hace tiempo....


A medida que pasan los meses y Martina se acerca al final de su curso de cocina, se va dando cuenta del gran cambio que habido en su vida desde que Miguel y Ana compraron La Salceda.

Ha conseguido perder bastante peso, aunque mantiene sus curvas y se encuentra más atractiva y sexy que nunca. Su autoestima ha subido muchísimo gracias a eso, pero sobre todo gracias a sentirse sexy ella misma frente a los demás. Su vida sexual también ha evolucionado y se ha enriquecido gracias a los orgasmos que comparte con Ana y con alguna amiga de Ana que ocasionalmente se ha unido a las sesiones de sauna. El sexo con otras mujeres la hace sentirse liberada y libre, pero la plena satisfacción sigue viniendo de Andrés, su torete.

También ha cambiado su forma de vestir. De la ropa de mercadillo y el chandal ha pasado a una ropa más urbana, moderna y elegante. Le gusta mostrar su hermoso canalillo y sus bonitas piernas e incluso le calienta notar cuando la miran en la calle, en el transporte púbico o en el centro comercial. Incluso le entró un chico joven un día en una cafetería en la que paró a picar algo de comer después de una tarde compras. La piropeó, la quiso invitar a cenar y a tomar algo después y Martina le rechazó educadamente y con una sonrisa, mientras notaba como sus bragas se iban humedeciendo. Por la noche se masturbó un largo rato imaginando que se había llevado al chaval a la casita de invitados para follar toda la noche.

Era la primera vez en su vida que se excitaba pensando en un hombre que no fuera Andrés y al principio le hizo sentirse un poco extraña, pero a partir de sus segundo orgasmo con el Satisfyer, le dio un enorme morbo imaginarse la polla de Andrés en su boca mientras el desconocido la empotraba desde atrás a cuatro patas.

En los últimos tiempos, Miguel y Ana se desplazan a La Salceda a controlar la finalización de las obras de la Casa Grande muy a menudo y Martina se siente muchos días algo sola en la casita de invitados. Sin embargo, dado que Andrés está más liberado de las faenas del campo, puede venir a recogerla casi todos los jueves.

Hoy llega a la hora de cenar a la casita. Martina le ha preparado una cena deliciosa con lo que iba aprendiendo en el curso. Se ha puesto un vestido primaveral, bastante florido y escotado, muy elegante. Debajo, no lleva nada, porque sabe lo que va a ocurrir cuando llegué su marido. Según llama al timbre, ella abre el portón para que meta el coche desde la casita y luego le espera en la puerta y le besa con pasión. Luego entran y cierran la puerta. Martina se pone en cuclillas, le baja el pantalón y succiona el miembro fláccido de Andrés dentro de su boca, notando como va creciendo por segundos. Le encanta que le quepa entero dentro de la boca, pero es una sensación efímera, puesto que a base de estimularlo con sus labios y con la lengua, la polla de Andrés se pone a tope en muy poco tiempo. Mantiene la felación urgente y apasionada que termina siendo incompleta, ya que en cuanto Andrés alcanza la plena excitación, empieza a meterle mano desde arriba hasta sacarle los pechos y le pellizca los pezones con fuerza. Después la hace levantarse, la gira de cara a la pared y le levanta la falda. Encontrarla sin bragas le hace emitir un gruñido de satisfacción.

“Estás como una perra en celo eh? Así me gusta”
Martina se pone de cara a la pared de pie, apoyada contra un mueble sobre el que hay un espejo y separa ligeramente las piernas. Mira a través del espejo a Andrés sonriéndole.
“Fóllame torete”
Andrés la mira mientras restriega su polla bien dura contra los labios vaginales de su mujer.
“Estás empapada, que puta eres”
“Follame ya”
Finalmente, coloca su polla en el lugar adecuado y la mete de un solo empujón y se queda quieto mientras afianza sus manos en las caderas de su mujer.
Martina da un respingo, pero sonríe satisfecha
“mmmm lo que te echaba de menos, cada semana me cuesta más esperar a volver a tenerte asi”
Andrés empieza a embestir regularmente y Martina empieza a gemir
“ay que rico, no pares, dame bien”
Andrés va incrementando el ritmo poco a poco, a la vez que también aumenta también la intensidad.
Martina gime al ritmo de las embestidas, estirando los brazos para resistir mejor el ímpetu de las mismas.
El mueble choca con la pared y empieza a oírse el ruido como si fuera un martillo pilón.
Marina mira a su marido con la boca abierta, jadeando, sonriendo cuando puede
Andrés la mira en el espejo, con sus pechos fuera, campaneando y chocando entre si. La conoce bien y sabe que está a punto de correrse.
Aumenta el ritmo a tope, sabiendo que es lo que necesita y finalmente ella lanza un gritito agudo y con los ojos cerrados y las piernas temblorosas tiene un orgasmo intensísimo.
Andrés le da un respiro para que se recupere y luego vuelve a la carga.
“No pares Torete, fóllame”
Animado por Martina continúa unos minutos más al mismo ritmo viendo como él mismo se va acercando al orgasmo
Agarra el pelo de Martina, recogido en una coleta y tira de ella hacia atrás.
Le hace sentir muy poderoso hacerlo
Martina se deja hacer echando la cabeza hacia atrás, lo que le hace ver mejor sus pechos bailando al ritmo de la cópula.
Ella nota que se acerca su clímax
“Vamos torete, llénme de leche, córrete”
Andrés gruñe embistiendo como un animal mirándola fijamente a los ojos
Martina le mira y mueve los labios sin sonido “córrete, córrete”
Y entonces, bramando como un toro, Andrés encadena 5 o seis empujones violentos pero separados varios segundos entre uno y otro, al ritmo en que se vacía dentro de su mujer hasta dejar su miembro quieto y bien dentro de ella.

“Chúpamela” le demanda entonces a Martina.
Ella se pone de nuevo en cuclillas y mientras derrama en un charquito blanquecino todo el semen que él le ha metido dentro de la vagina, agarra la polla aún dura de Andrés y la lame y succiona con pasión saboreando el placer de ambos.
Mientras lo hace, se va desabrochando los botones del vestido hasta que se lo quita y se queda desnuda.
Andrés, tras un rato, la hace levantarse y le dice “vamos a la cama que hoy igual no cenamos”. Por el camino, ella termina de desvestirle.
 
Atrás
Top Abajo