Finca La Salceda

Jorge se levanta y se va al baño a limpiar su vientre de semen y cuando vuelve encuentra a Maribel tumbada boca arriba, desnuda, leyendo un libro.
Se tumba a su lado, también desnudo y mira su móvil, que tiene en silencio.

Tiene una notificación.

La abre.
“Buenas tardes cornudo”

Nuevo mensaje
Aparece una foto de Maribel en el supermercado unas horas antes, andando de frente.
“En persona me ha gustado todavía más que en foto”

Nuevo mensaje
Otra foto desde detrás, concretamente enfocando a su culo.
“me tiene loquito todo el día”
Jorge las mira y sonríe y se da cuenta de que el de la gorra y las gafas de sol con el que le había parecido que se cruzaba varias veces debía ser Pedro y él no se había dado cuenta. Le da morbo que el tío les haya fotografiado al encontrarse con ellos en el super.
Nuevo mensaje
Foto de Maribel en la playa tumbada tomando el sol
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Foto de Maribel saliendo del agua con Jorge de la mano
Nuevo mensaje
Foto de los dos comiendo una paella en el chiringuito
Ahora Jorge se preocupa ¿les ha seguido todo el día?
Estas últimas fotos no son de móvil sino de una cámara de fotos sería y con un potente teleobjetivo.
Nuevo mensaje
Foto de ambos saliendo del chiringuito
Nuevo mensaje
Foto de ambos caminando hacia la casa.
“¿te molesta cornudo? sabiendo que mi puta estaba aquí, tenía que verla”
A Jorge le inquieta tanta persecución, pero en el fondo, le gusta que la desees. Mientras todo quede en un juego morboso, le parecerá bien.
“donde está mi puta ahora mismo”
Jorge gira el móvil con disimulo y saca una foto de Maribel desnuda a su lado.
“joderrr que rica ¿cuándo me la presentas cornudo?”

"eeeh que todavía no ha accedido a follar con nadie y menos contigo”
“¿Qué tal si me la presentas ahora mismo”

Ding dong
Suena el timbre de la casita

Maribel se gira mirando a su marido con cara de sorpresa
“¿quién será?”
“no tengo ni idea”

Ding dong
Jorge se levanta, busca un bañador en el armario y se lo pone. Mira a Maribel que se ha levantado y coge el vestido que llevó a la playa. Se lo pone rápidamente sin nada debajo.

Ding dong
“Ya va, ya va”
Jorge se dirige a la puerta principal y observa que no hay mirilla, así que la abre y se encuentra con alguien a quien no esperaba en absoluto:

“Hola, soy Pedro Aguirre, de la empresa que os alquila la casa. Venía a asegurarme de que estaba todo bien, que estáis a gusto, y por si os puedo echar una mano para disfrutar de vuestra estancia”.

Extiende la mano derecha ofreciéndosela a Jorge para que la estreche.

Jorge mira a Pedro sorprendido, incapaz de reaccionar por unos 30 segundos y con el corazón desbocado.

“Hola soy Jorge” contesta finalmente estrechando la mano de Pedro.
“Muchas gracias, está todo bien”.

“¿puedo pasar? Es que quería comprobar que los de mantenimiento habían dejado bien la depuradora de la piscina. Verás, es que se averió hace unos días y la estuvieron reparando ayer. Parece que necesitan cambiar una pieza y le han hecho un apaño mientras llega y el apaño a veces falla y hay que volver a hacer una cosita para que no se pare la depuradora y se eche a perder la piscina”.

“Claro, claro, pasa, pasa”.

Jorge se echa a un lado, nervioso, intranquilo, sin saber que va a pasar a continuación.

Pedro cruza el salón y sale a la terraza donde se encuentra a Maribel sentada con las piernas cruzadas y leyendo.

“Hola, soy Pedro, de Aguirre, de la empresa que os alquila la casa. Es que venía a comprobar que la depuradora de la piscinita está funcionando bien, porque la arreglaron ayer pero no estaban seguros de que aguante.”

Maribel se levanta y Pedro le planta dos besos sin más. “Yo soy Maribel, encantada”. Jorge mira desde el salón paralizado y temiendo que Pedro meta la pata en cualquier momento y todo su matrimonio se hunda en cuestión de segundos.

Pedro asiente y sonríe diciendo “no tardo nada” con cuatro pasos se acerca a la piscina y abre una tapa en el suelo. Se pone en cuclillas y manipula varios grifos e interruptores. Maribel le mira desde la terraza. El tipo es un tiarrón, alto, corpulento, masculino. Viste unas bermudas, una camisa blanca de algodón remangada en los antebrazos y unas zapatillas de esparto. Su piel está muy bronceada. Por la anchura de sus hombros, las piernas y los antebrazos es evidente que el tío entrena regularmente. Estará en los cincuenta y tantos como ellos dos, pero parece un play boy.

Pedro cierra la tapa y se pone de pie “Ya está, menos mal que he venido porque ya estaba a punto de fallar. Se os iba a poner la piscina inservible si falla…. íbamos a esperar a que os fuerais para repararla, por las molestias y tal, pero va a ser imposible. Voy a llamar a ver cuándo les llega la pieza.”

Pedro se aparta para llamar. Mientras espera que cojan la llamada, mira a Maribel observando sus curvas, apenas disimuladas por el vestido suelto que viste y que le llega por medio muslo. Es un vestido de playa, de algodón, blanco y con una tela fina, que por zonas transparenta ligeramente. Tiene tirantes en los hombros que dejan ver un buen escote y el maravilloso canalillo de Maribel que tanto le excita. Sus pezones oscuros se adivinan tras la tela blanca pegada irremediablemente a su pecho en esa zona.

“Hola, soy Pedro Aguirre. Si. Oye ¿lo de la depuradora para el Racó de Miguel os ha llegado? Estupendo. ¿Podríais instalarlo mañana? Es que la chapucilla que me dejasteis no funciona y esto está de mírame y no me toques. Y tengo la casa alquilada…¿ah si? Oye, pues estupendo ¿mañana a las 12? Sin problema”

Ya habréis oído, mañana resuelto.
“me alegro” contesta Maribel.

Pedro se acerca hacia ella y se pone de pie a un metro juntando las palmas de las manos a la altura del pecho. “Mil perdones, de verdad, no sabes la rabia que ne da esta situación. No me gusta nada molestar a los huéspedes durante la estancia con estas cosas”

Jorge observa en silencio. Sigue incapaz de tranquilizarse ante la perspectiva de que Pedro suelte cualquier inconveniencia que rompa su vida conyugal.

Maribel sonríe con amabilidad “no pasa nada Pedro, las cosas se rompen, lo importante es poder arreglarlas y es evidente que estás encima de ello, así que tenemos que agradecerte tu esfuerzo y dedicación”.

“Bueno, te agradezco el voto de confianza Maribel. Si no os parece mal, voy a intentar compensaros por las molestias. Si no tenéis otros planes, yo os ofrezco sacaros en mi barco mañana por la mañana. Así mientras están los operarios aquí, no teneís molestias y de paso podéis conocer la bahía ¿os parece?”

Maribel se fija en sus exquisitos modales y su manera de hablar, que le parecen de clase alta y colegios exclusivos. Mira a Jorge sin saber que decir.

Jorge contesta “bueno, la verdad es que no hace falta que te tomes tantas molestias”
“No es una molestia hombre, además… os va a encantar. Os voy a llevar a sitios donde solamente puede llegarse en barco y que seguro que no conoceis.
¿Qué os parece si vengo a recogeros a las 11?”

Maribel y Jorge se miran y es Maribel la que asiente sonriendo.
Al mover su cabeza, sus pechos tienen un pequeño vaivén, libres de sujetador y a Pedro no se le escapa el detalle.
Jorge, que observa a Pedro con atención, percibe adonde se le va la mirada a Pedro.
“Bueno, no quiero molestaros más. Os veo mañana. Solamente tenéis que venir dispuestos a disfrutar del mar. Os vais a bañar en las mejores calas de Baleares. ¿de acuerdo?”
Maribel asiente de nuevo y de nuevo sus pechos delatan su libertad de movimiento. Y de nuevo Jorge ve a Pedro mirarle las tetas a su mujer.

“Soy muy malo con los nombres, Jorge me dijiste que te llamas ¿no?” Jorge asiente, aún nervioso por la situación. “Estupendo, me marcho ya” dice dirigiéndose a la puerta. La abre y antes de salir se vuelve y se despide “hasta mañana Maribel”.

De vuelta en la terraza con su mujer Jorge expresa sus dudas:
“Oye, yo no se si es buena idea ir en barco con este tipo. No le conocemos”
“¿y por qué no? A ver ¿a ti te invitan a ir en yate todos los días? Porque a mí no…. Además, me ha caído bien, es un tío super bien educado, se le ve de clase alta… seguro que lo pasamos bien”.
“Maribel, no se si te has fijado, pero te estaba desnudando con la mirada…”
“Claro, no tenía mucha tela que quitar con la mirada ¿no?”
“¿Que pasa que no te importa que te mire las tetas como un baboso?”
“A mí no ¿Y a ti?”
Maribel se acerca y mete su mano dentro del bañador de Jorge agarrándole su miembro
"Acaso no te gusta que excite a otros hombres? ¿No quieres verme ser una zorra de otro delante de ti?”
Las palabras de Maribel despiertan la polla de Jorge irremediablemente.
“No querías que hiciera topless este verano”
La polla de Jorge ya está dura del todo
“A ver si vas a estar todo el día mañana con la tienda de campaña cornudito”
“Pues mira, creo que tengo el bañador adecuado para lo de mañana
“No te irás a poner el blanco”
“Precisamente”.
 
Andrés, Miguel y Pedro visitan varias construcciones más de la finca. Algunas están ocupadas por familias que viven allí. Otras por trabajadores temporeros, bien rumanos, o bien subsaharianos. Miguel visita cada rincón de esas construcciones, hace fotos y va tomando notas. Al terminar vuelven a la Casa Grande traqueteando por caminos que exigen un todo terreno para poder desplazarse de un punto a otro.

Miguel parece algo decepcionado por lo que ha visto. “Hace falta muchísimo dinero, Pedro, no creo que podamos hacer todo lo que teníamos pensado”. “No te adelantes Miguel, esto se saca adelante como sea… ya lo verás. Empieza por la Casa Grande y cuando empiece a venir la gente, verás como se financia solo. Además, siempre podemos buscar un inversor”. “Tienes razón, habrá que darle una vuelta”.

Al llegar a la Casa Grande va cayendo la tarde. Se bajan del Land Cruiser, cruzan el caserón y pasan a la terraza. Ana les recibe totalmente desnuda, con el pelo mojado y sonriendo. Miguel se acerca y la besa en los labios mientras con una mano acaricia su culo. “Veo que has tomado posesión de la piscina” Ana sonríe y le contesta “me he dado un bañito y todo… está buenísima ¿qué tal las construcciones?” Miguel se separa de ella resopla mientras camina hacia las sillas junto a Pedro. Ambos se sientan y Miguel se desahoga “Un desastre. Lo que ves es lo que hay en el mejor de los casos…. Y hay algunas que es mejor tirarlas que arreglarlas… Habrá que hacer un plan para ir avanzando por fases, o buscar un inversor”.

Ana le escucha de pie, desnuda, con total naturalidad, igual que lo haría como si estuviera vestida y en cualquier calle.

Andrés se queda sorprendido de ver a su nueva jefa desnuda en la terraza. La observa discretamente y admira su belleza. Mira su cuidada figura, sus tetas caídas pero preciosas, su piel lisa y cuidada, sus pezones oscuros y su sexo totalmente rasurado. Cree ver un brillo en algún giro pero no se atreve a fijar la mirada en exceso. Se limita a estar de pie, mirar y sujetar su gorra con las dos manos delante de la cintura. “Tiene un polvo la jefa, joder” piensa mientras espera. Con la mirada busca a Martina y la encuentra en la cocina, saliendo por la puerta y dirigiéndose al grupo.

Al llegar al grupo Martina pregunta “¿Quieren tomar los señores alguna cosa?” Ana se gira al oírla y se acerca a ella y apoyando una mano en su brazo le habla con una voz cariñosa “No gracias Martina, nos vamos a ir a Madrid pronto, así que no hace falta nada más. Si te parece, te mando un mensaje por el móvil cuando nos vayamos y así podéis venir a cerrar. Miguel ¿no necesitamos a Andrés tampoco verdad?”
“No, gracias por todo. Ya nos mantenemos en contacto”

Andrés y Martina se despiden del grupo y abandonan la casa para volver a la Casa Chica.

Según se suben al coche Andrés le pregunta “¿cómo es que se ha despelotado la Señora?” “Pues ya ves, es que es tal como lo ves, muy natural. Ha dicho que tenía calor y se ha despelotado para bañarse. Sin más”
“Y tu ¿que has hecho?”
“Yo estaba sorprendida y no sabía que hacer cuando ella me ha invitado a que la acompañase”
“¿Y tu que has hecho?”
“Me he bañado”
“¿Desnuda?”
“Si”
“Madre mía que confianzas has cogido para ser el primer día”
“¿A ti que te han parecido los nuevos jefes?”
“Miguel y Ana parecen majos, no son unos señoritos estirados de los que hemos tenido aquí toda la vida… pero el Pedro ese no me gusta nada. Además, no hacía más que mirarte las tetas, te desnudaba con la vista”
Martina se gira y le mira sonriendo
“¿Te vas a poner celoso torete?”
“Es un puto baboso, ojalá no venga más por aquí” se limita a contestar
Martina se ríe y estira la mano izquierda desde el asiento del conductor apoyándola en el paquete de Andrés.
“Uy, uy, uy, aquí hay algo creciendo…. Vamos a ver: lo de que Pedro me desnude con los ojos ¿te da celos? ¿o te la pone dura?”
Andrés reacciona revolviéndose incómodo en el asiento del conductor
No quiere reconocerlo, pero desde que ha visto a Pedro mirando a Martina siente una mezcla de celos y excitación que no acaba de entender.
Martina continúa masajeándole por encima del pantalón
“¿Y la jefa que? Que igual es ella la que te ha puesto duro…”
“Hay que reconocer que es guapa y parece más joven, pero ya sabes que yo solo tengo ojos para ti”
“Anda torete… no me mientas que nos conocemos. Todos los tíos os tiraríais a todas las tías con tal de que os lo pongan fácil”
“que no Martina”
Martina le abre la bragueta y busca dentro del pantalón la polla de Andrés, ahora dura del todo.
Andrés circula despacio, dejándose hacer
“Y a ti ¿que te pasa? A ver si te has puesto cachonda de estar en bolas con la jefa… ¿vas a ser un poco bollera o que?
Martina saca la polla dura de Andrés y empieza a pajearla
“No te voy a ocultar que si me ha puesto un poco cachonda la situación”
“¿Te lo montarías con una tía?”
“pues no te digo ni que si ni que no… sería cosa de dejarse llevar”
“Que guarrilla eres”
“Y a ti te encanta ¿verdad?”
“Si”.
Andrés detiene el vehículo ante la Casa Chica y se inclina hacia su mujer besándola con pasión mientras ella sigue masturbándolo.
“Vamos a tener que esperar a la noche Martina, que estos todavía nos pueden reclamar… “
Martina le acaricia ahora con un dedo delicadamente hasta que riendo le dice a su marido “si cada visita que hacen a la finca acabamos como estamos ahora… me van a acabar gustando estos jefes”
“Tu lo que quieres es hacer guarrerías con la jefa”
“¿Te gustaría que las hiciera?”
“Ummm sería morboso”
“¿Querrías mirar?”
“Claro… y participar”
“Que pasa ¿quieres follarte a la jefa?” dice ella mientras deja de acariciar el pene de él.
“Mujer, digo así en plan trío”
“Pues de eso nada. Yo no comparto a mi torete con otro chocho”
Vuelve a agarrar su polla dura y a masturbarla con energía.
“te lo vuelvo a decir Martina, vamos a tener que dejarlo para luego que estos igual nos vuelven a llamar”.
“Claro torete… ¿quieres que pare”?
“Dale un lametón”
Martina le mira sonriendo
Se agacha y saca la lengua rozando su glande con delicadeza
Andrés resopla al notar la lengua caliente y húmeda acariciándolo
“Diosss que bueno”
Ella entonces se incorpora lo justo para besarle.
Luego acaricia sus labios con la lengua delicadamente antes de preguntar otra vez sin soltar la polla de su marido
”Ya ¿no?”
“Sabes de sobra que yo no puedo parar”
“¿Qué te daría más morbo? ¿Qué me coma el coño de Ana? ¿O que me folle Pedro delante de todos?”
Andrés se vuelve a revolver incómodo pero su polla delata que le excita mucho lo que le dice Martina: está durísima
Martina se ríe…. “Ay mi torete…. Menudo calentón llevas.
Venga, aquí en el coche no, vámonos a casa”

Andrés se guarda su pene duro en el pantalón antes de bajarse y ambos entran en la casa. Nada más pasar al salón, Martina se pone en cuclillas y le baja el pantalón y el slip a Andrés, dejándole desnudo de cintura para abajo apartando la ropa hacia un lado de la habitación. Luego se quita las bragas y las aparta empujándolas con la ropa de Andrés.

Finalmente, se quita la blusa y el sujetador quedando totalmente desnuda y se dirige al sofá donde se tumba boca arriba.

“Vamos a hacer un 69”

Andrés se pone de rodillas junto a la cabeza de su mujer y luego se inclina apoyándose en sus brazos y se estira para comenzar a lamerle el coño mientras coloca su polla al alcance de la boca de Martina, que gime levemente al notar la cálida lengua de Andrés separando sus labios mayores. El hombre comienza a lamer de un lado a otro mientras ella lame su polla durísima. A medida que ella se va excitando más y más empieza a tragar más y más dentro de su boca. Andrés lo siente y empieza a bombear con sus caderas arriba y abajo, como si le follase la boca. La mete hasta el fondo, como a él le gusta y Martina empieza a hacer ruidos que mezclan sus jadeos, sus gemidos y sus dificultades para tragarse toda la polla de Andrés hasta la garganta. El ritmo de las embestidas y los sonidos guturales se incrementan a cada minuto en proporción a la excitación que sienten ambos. Están totalmente concentrados en sus sensaciones, en el placer que reciben y en el que están dando y tras apenas cinco minutos de apasionado sexo oral recíproco, Martina empieza a emitir un sonido regular que anuncia su inminente orgasmo. Andrés reacciona acelerando el ritmo de su lengua y de sus embestidas y en unos segundos Martina estalla en un orgasmo que pone todo su cuerpo a temblar mientras Andrés continúa follándole la boca hasta eyacular en su interior gruñendo sin parar. Debido al ímpetu con el que le folla la boca, y a la cantidad de semen que echa, parte del mismo, rebosa de la los labios de Martina cayendo hacia la barbilla y a ambos lados de su cara y manchando su pelo. Andrés no le saca la polla de la boca y continúa con el vaivén de su cadera mientras Martina mantiene apretados sus labios en torno al miembro de su marido. Al poco, se la saca igual de dura que se la metió y se sienta en el sofá aún jadeando. Martina se incorpora, con varios hilillos de semen en su cara y mira la erección de su marido.

“¿te quedan fuerzas para follarme? ¿O me voy a por Pedro?”

“cinco seguidos te voy a echar so puta”

Martina se pone a 4 sobre el sofá ofreciendo su sexo y su culo expuestos a su marido mientras ríe “venga torete, demuéstrame que eres un hombre”.

A Martina le excita desafiarle, picarle, provocarle. Sabe que se revuelve con un arrebato de testosterona que resulta en una follada brutal. Literalmente la empotra cuando quiere demostrar su hombría.

A Andrés le excita el reto y que mencione al puto baboso señorito de Pedro. Quiere demostrarle a su mujer que él es el semental que necesita así que se pone detrás, emboca su polla en el coño de Martina y la mete de un empujón, moviéndose después lentamente pero empujando su polla bien dentro de ella.

“vamos torete, deja de hacerme el amor y fóllame como tu sabes”

Andrés bufa y empieza a embestir con fuerza y ritmo. Martina reacciona gimiendo y jadeando “joderr, que rico, que polla más buena, que bien me follas, vamos torete, dame, dame fuerte”

“¿quieres más fuerte puta?”

“Siii joder, quiero que me revientes”

Andrés la agarra por las caderas y embiste con fuerza animal a un ritmo rapidísimo y haciendo que hasta el sofá empiece a desplazarse en la dirección de sus empujones

“Dios no pares cabrón, siii sigue”

“Toma puta, toma polla”

En apenas 30 segundos Martina tiene un orgasmo explosivo, de los que le hacen perder las fuerzas por completo y se derrumba en el sofá, incapaz de coordinar sus fuerzas para mantenerse a 4 patas. Su cuerpo tiembla en una especie de convulsión mientras gime sin parar “ahhh, ahhh”.

Andrés la mira con la polla en la mano, masturbándose, orgulloso de su obra, de su hombría y de la mujer que tiene. Ni en las pelis porno que ven de cuando en cuando ha visto nunca a una mujer correrse así.

Cuando Martina recupera lentamente la respiración la la voltea con decisión pero con cariño la pone boca arriba sujetándole las piernas regordetas por los tobillos formando una V.

Sin manos, consigue colocar la polla en el sitio correcto y la empuja dentro de Martina sin contemplaciones y empieza otra vez a follarla de nuevo con un ritmo y unas embestidas brutales. Martina no para de chillar de gusto con los brazos apoyados en el respaldo del sofá intentando resistir las embestidas de Andrés. Sus grandes tetas, esparcidas a ambos lados de su pecho se bambolean como flanes con tal fuerza que empieza a dolerle. Decide sujetárselas con las manos mientras Andrés embiste implacable durante minutos y minutos, cada vez más sudoroso y jadeante, hasta que

de nuevo el orgasmo brutal de Martina le hace pararse y apartarse de ella al quedar ella de nuevo temblando de pies a cabeza primero y luego como un trapo en el sofá.

Andrés la mira, orgullos y tremendamente excitado mientras se masturba su polla durísima “Quiero correrme en tus tetas”

Ella abre los ojos, aún jadeando y deja caer su culo hasta el suelo y se sujeta los pechos con las manos

Andrés se acerca, escupe en su canalillo y luego mete la polla entre ambas tetas y empieza a follarlas con fuerza
“Vamos torete, dame tu leche”

Andrés mantiene el ritmo un par de minutos, gruñendo y jadeando y finalmente para de golpe sus caderas y dejando su polla entre las tetas de ella, lanza un gruñido profundo y exclama “me corro, joder, me corro” mientras su semen salpica hasta la barbilla de Martina, que siente un punto de excitación a ver su pecho cubierto del abundante semen de su marido.
Andrés interrumpe el vaivén de sus caderas y se agarra su polla y la golpea contra los grandes pechos de Martina.

“¿Has tenido bastante putita?”

Martina ríe y mira a su hombre totalmente enamorada. Le excita tanto su enorme potencia viril y su aguante infinito… Sabe por sus amigas que no todos los hombres tienen ese rendimiento sexual y sabe que es una privilegiada. Y no está dispuesta a que su hombre se despiste por ninguna mujer, incluida la jefa. Así que mientras juega con sus tetas y con la polla ya morcillona de su marido, decide que va a aceptar la oferta de Ana y va a volver a ser la Martina casi modelo de su juventud….

Andrés se levanta “joder que sudada, me tengo que duchar”

Martina se queda sola, desnuda, sentada en el suelo, satisfecha, con los ojos cerrados, notando los últimos rayos de sol en la piel. El semen le escurre por el canalillo, y desde la barbilla por el pecho haciéndole cosquillas. Tiene las piernas ligeramente separadas y nota su coño abierto, mojado, con su flujo saliendo lentamente hacia su culo. La sensación de “recién follada” como ella la llama, le parece la mejor del mundo y la disfruta un minuto más mientras oye el agua de la ducha corriendo.

Por fin, abre los ojos para levantarse y entonces la ve. Es Ana, que está de pie, en la terraza sonriéndole y haciéndole un gesto con la boca para que no diga nada. Con la mano hace un gesto hacia arriba y hacia abajo y sin emitir un sonido, habla intentando que Martina le lea los labios: “menudo polvo” y “vaya con tu torete” y luego separa las manos entre si como señalando el tamaño de su miembro. Martina la entiende a la primera y no reacciona con pudor tapándose, le hace gracia que la haya visto Ana y simplemente sonríe y asiente.

Ana le hace el gesto de “nos vamos” y “te llamo por teléfono”.

Luego le da la espalda y se dirige hacia el coche.

Allí con las ventanillas abiertas están Miguel al volante y Pedro en el asiento de detrás de él. Pedro la mira sonriente y ahora si, Ana siente el impulso de cruzar sus piernas y taparse las tetas como buenamente puede con sus manos.
 
Me encanta como follan estos dos. Uff que rico va a ser seguir leyendo
 
Esto tiene pinta de bacanal Romano. Creo que Ana ha visto todo lo que tenía que ver. Creo que va a necesitar una visita en 'profundidad' de Andrés… y una fabulosa 'comida' de Martina para reponer fuerzas🤣
 
Ana, Miguel y Pedro subieron en silencio. Estaban nerviosos, excitados ante la expectativa de dar rienda suelta a sus pasiones. Intercambiaban alguna mirada breve, con sonrisa nerviosa y seguían avanzando. Ana iba por delante y los chicos dos pasos por detrás de ella. Abrió la puerta de su habitación y entró la primera. Se acercó a la cama y se desnudó ella sola con decisión y sin mirarlos. Al verla ambos chicos empezaron a desvestirse quitándose la camiseta. Ana, ya completamente desnuda se arrodilló delante de pedro, le abrió el botón de los vaqueros, le bajó la cremallera y le bajó el pantalón y el boxer de un tirón. La polla de Pedro quedó bamboleándose morcillona delante de su cara. Ana la engulló sin tocarla con las manos y tras mantenerla casi entera dentro de su boca durante unos instantes la fue dejando salir, aún sin tocarla con las manos y mientras se iba poniendo dura a ojos vista. De repente la soltó y quedó mirándola ya dura y apuntando al techo en un ángulo de 45º. Entones empezó a darle lametones de abajo a arriba sin dejar de mirarla. A cada contacto con la lengua húmeda y cálida de Ana, la polla de Pedro daba un pequeño respingo, obligando a Ana a buscarla a un lado o al otro. Cansada de no poder mantener el contacto, la agarró con la mano y empezó a pajearle clavando su mirada en la de Pedro. Luego comenzó una mamada profunda y apasionada tratando de engullir toda la longitud de aquel miembro, visiblemente más grande que el de su novio.
Miguel, mientras tanto, terminó de desnudarse. Tenía la polla durísima y se puso de pie al lado de Pedro mirando a su novia mamársela. Ana le vió por el rabillo del ojo y se la agarró y empezó a masturbarlo con su mano sin dejar de chupar la polla de Pedro mientras la sujetaba por la base.

Al cabo de un minuto o dos, cambió de polla y empezó a masturbar a Pedro mientras se la chupaba a su novio. Miguel estaba excitadísimo viendo a su novia de rodillas entre ambas pollas y luego mamándosela mientras se la meneaba a su amigo. Ana iba alternando de una a otra polla mientras los chicos se acercaban entre si más para facilitarle la tarea.

Estaba cada vez más excitada, se notaba muy mojada, y estaba deseando que la penetrase uno de los dos. Soltó la polla que tenía en la boca y pajeando ambas a la vez le dijo a Miguel “trae un condón”.
Miguel obedeció y se fue hacia la mesilla de noche. Cuando se giró hace Ana Pedro tenía le agarrada la cabeza con ambas manos y le follaba literalmente la boca de forma rítmica moviendo sus caderas hacia delante y hacia atrás. Miguel se agachó y en cuclillas detrás de ella, empezó a acariciar sus pechos. Ana sintió un escalofrío en todo su cuerpo al sentir las manos en sus pechos. Estaban duras y con los pezones marcados y sobresaliendo como nunca. Estaba excitadísima. Dejó bajar su mano por el vientre de ella hasta alcanzar su vulva y se maravilló de lo empapada que estaba, ya que incluso goteaba. Cuando Miguel acarició su clítoris con un dedo con máxima suavidad, Ana empezó a gemir como una gata, agradeciendo la caricia de su novio. Pedro le recogió el pelo en una coleta improvisada, dejando descansar a Ana de la follada de boca, algo que ella agradeció para respirar sin dejar de lamer el glande durante unos instantes. Luego se incorporó y besó a Pedro poniéndose de puntillas. Entrecruzaban las leguas por fuera de sus labios con Ana agarrándose a su cuello y Pedro sujetándole fuerte contra su cuerpo con su manos en su culo. La viva imagen de la pasión.

Miguel los miraba, excitado. Tenía la polla durísima y se la acariciaba lentamente. Cuando terminó el beso, Ana le dijo a Miguel “¿y el condón?” Miguel se lo acercó y la respuesta de Ana le produjo una excitación tremenda “dáselo a Pedro el me va a follar primero”. Después Ana se separó de ambos y se puso en la cama a 4 patas mirando hacia el cabecero y ofreciendo su coño brillante y enrojecido hacia ellos. Pedro cogió el condón y se lo puso con cuidado y se colocó detrás de Ana con las piernas ligeramente separadas. La agarró con una mano y la embocó lentamente hacia su coño.

Miguel se quedó de tras de Pedro y se agachó para ver como iba a follar a su novia. Se masturbaba lentamente esperando y disfrutando de como la polla de Pedro empezó a enterrarse dentro de las entrañas de Ana.

Ana reaccionó con un leve gemido, sorprendida por la sensación totalmente diferente de la penetración de aquella polla hasta entonces desconocida. La notaba más grande que la de Miguel, más gruesa, más dura y más larga. Cuando Pedro dejó de empujar y notó sus testículos rozar su vulva, se sentía llena y más mujer que nunca, con su vagina llevada a un nuevo límite de elasticidad que disparaba todas sus sensaciones.

Miguel veía el escroto de Pedro pegado al coño de su chica y empezó a ver como empezaba a bombear follándola con bastante delicadeza.

Ana se sentía en la gloria. Con cada movimiento hacia afuera sentía que su vagina se negaba a abrazar aquel miembro y se iba detrás de él hacia fuera. Al volver a empujar hacia dentro, la sentía dilatada de nuevo y otra vez llena y cada vez más lubricada. La sensación era adictiva y el vaivén se le empezó a antojar lento así que empezó a moverse ella animando a un ritmo más vivo y más fuerte.

Pedro entendió el mensaje y la agarrró por las caderas y tras sacarla casi entera la empjó dentro de golpe. “plas” sonó. “Ah” dijo Ana. Repitió la embestida otra vez. “plas”. “Ah” Y cogió un ritmo constante.

Plas
Plas
Plas

Ana empezó a gemir regularmente. Con cada embestida notaba sus tetas propulsadas hacia su cara bamboleándose de vuelta hacia su pecho una y otra vez. Y sentía un placer enorme con cada una de ellas así que acabó pidiendo más en voz alta “siii, fóllame, siii, dame fuerte”
Pedro apretó más el ritmo y la intensidad de las embestidas
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.
“¿así?”
Ana empezó a jadear y a gemir más fuerte, “si, que rico, más más”
Pedro embistió más fuerte aún
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.
“¿Así?”
Ana estaba gozando como nunca, pero quería más. Era toda una nueva forma de follar que nunca había experimentado. Las embestidas de Pedro le sacudían todo el cuerpo y apenas podía mantenerse sobre los brazos mientras sus pechos se bamboleaban sin control.
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.

No habrían transcurrido ni 3 minutos desde que se la había metido Pedro cuando tuvo el primer orgasmo. Fue tan fuerte, que se derrumbó sobre la cama, incapaz de mantener su peso con sus brazos y acabó tumbada boca abajo emitiendo un gemido agudo y prolongado que Miguel no le había oído emitir nunca. Intentó recuperar el aliento mientras Pedro le daba un instante para recuperarse.
Y Ana enseguida volvió ponerse a 4, a apoyarse en las manos y dijo “sigue, no pares”
Miguel miraba tocándosela con cuidado. Estaba tan excitado que no se atrevía a masturbarse por si se corría.

Ana le buscó con la mirada “que haces ahí tu solo, anda tonto, ponte aquí delante de mi”
Miguel se puso de rodillas en la cama ante su novia y ella buscó su polla con la boca. Al mismo tiempo Pedro se colocó de nuevo detrás de su culo ofrecido. Esta vez la metió de una sola embestida que su vagina totalmente lubricada recibió sin problema. Del primer empujón, a Ana se le escapó la polla de Miguel que tenía en la boca y su novio se la tuvo que recolocar. Pedro empezó a embestir regularmente, con la misma intensidad y al mismo ritmo de antes, implacable. A Ana le faltaba el aíre para mantener una mamada en condiciones, pero se sentía más excitada que nunca follada por la boca y por su coño al mismo tiempo aunque le costaba mucho chupar y respirar a la vez.

Pedro agarró otra vez su pelo formando una coleta y con la mano que se la sujetaba empezó a marcarle el ritmo de la mamada mientras seguía follándola implacable. “Vamos chúpasela” le ordenó y le dio un cachete en el culo con la otra mano. Ana sintió el cachete y le excitó. Se sentía usada por aquel hombre y que él le marcase el ritmo para chupársela a Miguel le produjo una excitación aún mayor que la lanzó rápidamente hasta un nuevo orgasmo casi sin previo aviso. De nuevo emitiendo aquel gemido agudo que Miguel no había oído nunca antes esta vez no se derrumbó gracias a que Pedro le sujetaba la cabeza.

Cuando la vió temblando de pies a cabeza, Pedro la dejó descansar un instante, pero volvió a la carga poco después.

Nada más sentir en la boca de Ana nuevos gemidos y al redoblarse las embestidas de Pedro, Miguel no pudo evitar correrse. Echó la cabeza hacia atrás y gruñó mientras vacíaba sus huevos en la boca de Ana. Ella sintió el sabor del semen de Miguel de inmediato tuvo un nuevo orgasmo, gozando tanto como su novio mientras Pedro la embestía sin piedad. Saboreó todo lo que pudo, pero con el bamboleo de las embestidas de Pedro, mucho fue a parar a las sábanas. Continuó chupando la polla de su novio mientras Pedro seguía embistiendo implacable, y siguió incluso cuando la erección de Miguel desapareció poco a poco dando paso a un estado mucho más laxo y fofo de su miembro que ella seguía succionando incansable.

Un nuevo orgasmo le hizo necesitar todo el aire que su boca fuera capaz de conseguir y entonces soltó la polla de su novio definitivamente derrumbándose otra vez sobre la cama. Jadeaba como si hubiera disputado los 100 metros lisos.

Pedro se quedó de pie al borde de la cama, con su polla apuntando al techo en un ángulo de 45 grados. El preservativo estaba chorreando flujos blanquecinos de ella que le escurría por sus huevos. Parecía que se había corrido él.
Ana se giró y aún jadeando se puso boca arriba y abriendo las piernas le dijo “Follame así.”

Pedro se puso de rodillas en la cama entre sus piernas y con decisión volvió a metérsela hasta el fondo. Ana volvió a sentir su vagina llena y dilatada, y con una penetración aún más profunda que en la otra postura. Pedro empezó a moverse, esta vez de forma lenta y delicada. Sentía ese coño tan apretado y delicioso abrazando su polla aún con más fuerza. La sensación le resultó adictiva y decidió explorarla sin prisas. Sintió las manos de Ana agarrándole las nalgas, atrayéndole hacia ella para que la penetrase bien dentro. Empezó a moverse en círculos y movió sus caderas desde diferentes ángulos, disfrutando cada vez más de la estrechez de ese coño y de como se deslizaba dentro de él y eso le excitó aún más. Comenzó a lamer y a succionar los pezones de Ana y luego la besó. Sus lenguas jugaban dentro y fuera de su boca en un beso apasionado, de amantes. Luego apoyándose en los codos posó sus manos sobre sus tetas y las empezó a amasar durante un tiempo. Después se apoyó en las palmas de las manos, y empezó a follarla con fuerza. Durante varios minutos la embestía como un martillo pilón, provocando que los pechos de ella se movieran como flanes, hasta que empezó gruñir rítmicamente. Ana notó aquella polla palpitar en su interior y supo que se estaba corriendo. Extendió las manos, le agarró la cara con sus dedos y le animó “vamos, vamos, dámelo todo, vamos”. Pedro empezó a moverse más rápido pero con una penetración más profunda y finalmente resopló como un toro mientras Ana notaba las contracciones de su polla inyectándole su semen dentro de la vagina. Siguió moviéndose unos momentos hasta que finalmente se retiró sacando su miembro de Ana se quedó de rodillas. Seguía con la misma erección que cuando empezaron, pero el ángulo era ahora más bajo, ya que en la punta del condón había una bola blanca de semen enorme, como un huevo de gallina de grande. Miguel lo miraba sin dar crédito a lo que estaba viendo… que cantidad de semen… era como lo que él eyaculaba de muchas veces. Ana lo vio y levantó las cejas, incrédula. Se sentó y agarró la polla de Pedro y la movió con una mano mientras con la otra pellizcaba con el pulgar y el índice la punta del preservativo, comprobando si todo eso era semen. Luego empezó a retirárselo con cuidado y cuando se lo quitó del todo se quedó mirando al trasluz el condón y la bolsa de líquido blanco en su extremo mientras se reía. Luego hizo un nudo en el condón, se dio la vuelta y reptó hasta el cabecero de la cama, donde lo colocó colgando de la barra de arriba.

Después puso a 4 patas otra vez y se acercó poco a poco a Pedro, que seguía de rodillas en el otro extremo de la cama y con la misma erección que al principio.
“¿qué podemos hacer para que se te baje esto?”
Dijo mientras se la agarraba con una mano.
 
Ana, Miguel y Pedro subieron en silencio. Estaban nerviosos, excitados ante la expectativa de dar rienda suelta a sus pasiones. Intercambiaban alguna mirada breve, con sonrisa nerviosa y seguían avanzando. Ana iba por delante y los chicos dos pasos por detrás de ella. Abrió la puerta de su habitación y entró la primera. Se acercó a la cama y se desnudó ella sola con decisión y sin mirarlos. Al verla ambos chicos empezaron a desvestirse quitándose la camiseta. Ana, ya completamente desnuda se arrodilló delante de pedro, le abrió el botón de los vaqueros, le bajó la cremallera y le bajó el pantalón y el boxer de un tirón. La polla de Pedro quedó bamboleándose morcillona delante de su cara. Ana la engulló sin tocarla con las manos y tras mantenerla casi entera dentro de su boca durante unos instantes la fue dejando salir, aún sin tocarla con las manos y mientras se iba poniendo dura a ojos vista. De repente la soltó y quedó mirándola ya dura y apuntando al techo en un ángulo de 45º. Entones empezó a darle lametones de abajo a arriba sin dejar de mirarla. A cada contacto con la lengua húmeda y cálida de Ana, la polla de Pedro daba un pequeño respingo, obligando a Ana a buscarla a un lado o al otro. Cansada de no poder mantener el contacto, la agarró con la mano y empezó a pajearle clavando su mirada en la de Pedro. Luego comenzó una mamada profunda y apasionada tratando de engullir toda la longitud de aquel miembro, visiblemente más grande que el de su novio.
Miguel, mientras tanto, terminó de desnudarse. Tenía la polla durísima y se puso de pie al lado de Pedro mirando a su novia mamársela. Ana le vió por el rabillo del ojo y se la agarró y empezó a masturbarlo con su mano sin dejar de chupar la polla de Pedro mientras la sujetaba por la base.

Al cabo de un minuto o dos, cambió de polla y empezó a masturbar a Pedro mientras se la chupaba a su novio. Miguel estaba excitadísimo viendo a su novia de rodillas entre ambas pollas y luego mamándosela mientras se la meneaba a su amigo. Ana iba alternando de una a otra polla mientras los chicos se acercaban entre si más para facilitarle la tarea.

Estaba cada vez más excitada, se notaba muy mojada, y estaba deseando que la penetrase uno de los dos. Soltó la polla que tenía en la boca y pajeando ambas a la vez le dijo a Miguel “trae un condón”.
Miguel obedeció y se fue hacia la mesilla de noche. Cuando se giró hace Ana Pedro tenía le agarrada la cabeza con ambas manos y le follaba literalmente la boca de forma rítmica moviendo sus caderas hacia delante y hacia atrás. Miguel se agachó y en cuclillas detrás de ella, empezó a acariciar sus pechos. Ana sintió un escalofrío en todo su cuerpo al sentir las manos en sus pechos. Estaban duras y con los pezones marcados y sobresaliendo como nunca. Estaba excitadísima. Dejó bajar su mano por el vientre de ella hasta alcanzar su vulva y se maravilló de lo empapada que estaba, ya que incluso goteaba. Cuando Miguel acarició su clítoris con un dedo con máxima suavidad, Ana empezó a gemir como una gata, agradeciendo la caricia de su novio. Pedro le recogió el pelo en una coleta improvisada, dejando descansar a Ana de la follada de boca, algo que ella agradeció para respirar sin dejar de lamer el glande durante unos instantes. Luego se incorporó y besó a Pedro poniéndose de puntillas. Entrecruzaban las leguas por fuera de sus labios con Ana agarrándose a su cuello y Pedro sujetándole fuerte contra su cuerpo con su manos en su culo. La viva imagen de la pasión.

Miguel los miraba, excitado. Tenía la polla durísima y se la acariciaba lentamente. Cuando terminó el beso, Ana le dijo a Miguel “¿y el condón?” Miguel se lo acercó y la respuesta de Ana le produjo una excitación tremenda “dáselo a Pedro el me va a follar primero”. Después Ana se separó de ambos y se puso en la cama a 4 patas mirando hacia el cabecero y ofreciendo su coño brillante y enrojecido hacia ellos. Pedro cogió el condón y se lo puso con cuidado y se colocó detrás de Ana con las piernas ligeramente separadas. La agarró con una mano y la embocó lentamente hacia su coño.

Miguel se quedó de tras de Pedro y se agachó para ver como iba a follar a su novia. Se masturbaba lentamente esperando y disfrutando de como la polla de Pedro empezó a enterrarse dentro de las entrañas de Ana.

Ana reaccionó con un leve gemido, sorprendida por la sensación totalmente diferente de la penetración de aquella polla hasta entonces desconocida. La notaba más grande que la de Miguel, más gruesa, más dura y más larga. Cuando Pedro dejó de empujar y notó sus testículos rozar su vulva, se sentía llena y más mujer que nunca, con su vagina llevada a un nuevo límite de elasticidad que disparaba todas sus sensaciones.

Miguel veía el escroto de Pedro pegado al coño de su chica y empezó a ver como empezaba a bombear follándola con bastante delicadeza.

Ana se sentía en la gloria. Con cada movimiento hacia afuera sentía que su vagina se negaba a abrazar aquel miembro y se iba detrás de él hacia fuera. Al volver a empujar hacia dentro, la sentía dilatada de nuevo y otra vez llena y cada vez más lubricada. La sensación era adictiva y el vaivén se le empezó a antojar lento así que empezó a moverse ella animando a un ritmo más vivo y más fuerte.

Pedro entendió el mensaje y la agarrró por las caderas y tras sacarla casi entera la empjó dentro de golpe. “plas” sonó. “Ah” dijo Ana. Repitió la embestida otra vez. “plas”. “Ah” Y cogió un ritmo constante.

Plas
Plas
Plas

Ana empezó a gemir regularmente. Con cada embestida notaba sus tetas propulsadas hacia su cara bamboleándose de vuelta hacia su pecho una y otra vez. Y sentía un placer enorme con cada una de ellas así que acabó pidiendo más en voz alta “siii, fóllame, siii, dame fuerte”
Pedro apretó más el ritmo y la intensidad de las embestidas
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.
“¿así?”
Ana empezó a jadear y a gemir más fuerte, “si, que rico, más más”
Pedro embistió más fuerte aún
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.
“¿Así?”
Ana estaba gozando como nunca, pero quería más. Era toda una nueva forma de follar que nunca había experimentado. Las embestidas de Pedro le sacudían todo el cuerpo y apenas podía mantenerse sobre los brazos mientras sus pechos se bamboleaban sin control.
Plas. Plas. Plas. Plas. Plas. Plas.

No habrían transcurrido ni 3 minutos desde que se la había metido Pedro cuando tuvo el primer orgasmo. Fue tan fuerte, que se derrumbó sobre la cama, incapaz de mantener su peso con sus brazos y acabó tumbada boca abajo emitiendo un gemido agudo y prolongado que Miguel no le había oído emitir nunca. Intentó recuperar el aliento mientras Pedro le daba un instante para recuperarse.
Y Ana enseguida volvió ponerse a 4, a apoyarse en las manos y dijo “sigue, no pares”
Miguel miraba tocándosela con cuidado. Estaba tan excitado que no se atrevía a masturbarse por si se corría.

Ana le buscó con la mirada “que haces ahí tu solo, anda tonto, ponte aquí delante de mi”
Miguel se puso de rodillas en la cama ante su novia y ella buscó su polla con la boca. Al mismo tiempo Pedro se colocó de nuevo detrás de su culo ofrecido. Esta vez la metió de una sola embestida que su vagina totalmente lubricada recibió sin problema. Del primer empujón, a Ana se le escapó la polla de Miguel que tenía en la boca y su novio se la tuvo que recolocar. Pedro empezó a embestir regularmente, con la misma intensidad y al mismo ritmo de antes, implacable. A Ana le faltaba el aíre para mantener una mamada en condiciones, pero se sentía más excitada que nunca follada por la boca y por su coño al mismo tiempo aunque le costaba mucho chupar y respirar a la vez.

Pedro agarró otra vez su pelo formando una coleta y con la mano que se la sujetaba empezó a marcarle el ritmo de la mamada mientras seguía follándola implacable. “Vamos chúpasela” le ordenó y le dio un cachete en el culo con la otra mano. Ana sintió el cachete y le excitó. Se sentía usada por aquel hombre y que él le marcase el ritmo para chupársela a Miguel le produjo una excitación aún mayor que la lanzó rápidamente hasta un nuevo orgasmo casi sin previo aviso. De nuevo emitiendo aquel gemido agudo que Miguel no había oído nunca antes esta vez no se derrumbó gracias a que Pedro le sujetaba la cabeza.

Cuando la vió temblando de pies a cabeza, Pedro la dejó descansar un instante, pero volvió a la carga poco después.

Nada más sentir en la boca de Ana nuevos gemidos y al redoblarse las embestidas de Pedro, Miguel no pudo evitar correrse. Echó la cabeza hacia atrás y gruñó mientras vacíaba sus huevos en la boca de Ana. Ella sintió el sabor del semen de Miguel de inmediato tuvo un nuevo orgasmo, gozando tanto como su novio mientras Pedro la embestía sin piedad. Saboreó todo lo que pudo, pero con el bamboleo de las embestidas de Pedro, mucho fue a parar a las sábanas. Continuó chupando la polla de su novio mientras Pedro seguía embistiendo implacable, y siguió incluso cuando la erección de Miguel desapareció poco a poco dando paso a un estado mucho más laxo y fofo de su miembro que ella seguía succionando incansable.

Un nuevo orgasmo le hizo necesitar todo el aire que su boca fuera capaz de conseguir y entonces soltó la polla de su novio definitivamente derrumbándose otra vez sobre la cama. Jadeaba como si hubiera disputado los 100 metros lisos.

Pedro se quedó de pie al borde de la cama, con su polla apuntando al techo en un ángulo de 45 grados. El preservativo estaba chorreando flujos blanquecinos de ella que le escurría por sus huevos. Parecía que se había corrido él.
Ana se giró y aún jadeando se puso boca arriba y abriendo las piernas le dijo “Follame así.”

Pedro se puso de rodillas en la cama entre sus piernas y con decisión volvió a metérsela hasta el fondo. Ana volvió a sentir su vagina llena y dilatada, y con una penetración aún más profunda que en la otra postura. Pedro empezó a moverse, esta vez de forma lenta y delicada. Sentía ese coño tan apretado y delicioso abrazando su polla aún con más fuerza. La sensación le resultó adictiva y decidió explorarla sin prisas. Sintió las manos de Ana agarrándole las nalgas, atrayéndole hacia ella para que la penetrase bien dentro. Empezó a moverse en círculos y movió sus caderas desde diferentes ángulos, disfrutando cada vez más de la estrechez de ese coño y de como se deslizaba dentro de él y eso le excitó aún más. Comenzó a lamer y a succionar los pezones de Ana y luego la besó. Sus lenguas jugaban dentro y fuera de su boca en un beso apasionado, de amantes. Luego apoyándose en los codos posó sus manos sobre sus tetas y las empezó a amasar durante un tiempo. Después se apoyó en las palmas de las manos, y empezó a follarla con fuerza. Durante varios minutos la embestía como un martillo pilón, provocando que los pechos de ella se movieran como flanes, hasta que empezó gruñir rítmicamente. Ana notó aquella polla palpitar en su interior y supo que se estaba corriendo. Extendió las manos, le agarró la cara con sus dedos y le animó “vamos, vamos, dámelo todo, vamos”. Pedro empezó a moverse más rápido pero con una penetración más profunda y finalmente resopló como un toro mientras Ana notaba las contracciones de su polla inyectándole su semen dentro de la vagina. Siguió moviéndose unos momentos hasta que finalmente se retiró sacando su miembro de Ana se quedó de rodillas. Seguía con la misma erección que cuando empezaron, pero el ángulo era ahora más bajo, ya que en la punta del condón había una bola blanca de semen enorme, como un huevo de gallina de grande. Miguel lo miraba sin dar crédito a lo que estaba viendo… que cantidad de semen… era como lo que él eyaculaba de muchas veces. Ana lo vio y levantó las cejas, incrédula. Se sentó y agarró la polla de Pedro y la movió con una mano mientras con la otra pellizcaba con el pulgar y el índice la punta del preservativo, comprobando si todo eso era semen. Luego empezó a retirárselo con cuidado y cuando se lo quitó del todo se quedó mirando al trasluz el condón y la bolsa de líquido blanco en su extremo mientras se reía. Luego hizo un nudo en el condón, se dio la vuelta y reptó hasta el cabecero de la cama, donde lo colocó colgando de la barra de arriba.

Después puso a 4 patas otra vez y se acercó poco a poco a Pedro, que seguía de rodillas en el otro extremo de la cama y con la misma erección que al principio.
“¿qué podemos hacer para que se te baje esto?”
Dijo mientras se la agarraba con una mano.
Ha vuelto la dosis de La Salceda. Alegría 😀👏👏👏
 
con lo que nos gusta y lo que nos haces esperar Slibera se mas bueno y tarda menos que se nos hace muy largo
 
Joder que bueno vaya folladonnnn cada capítulo mejora
 
Jorge se despierta con las primeras luces del día. Mira el reloj. Las 7 de la mañana.
Mira hacia Maribel, que duerme a su lado sin taparse, con un camisón de tirantes del que se ha salido uno de sus pechos.
La polla de Jorge se empieza a despertar ante esa visión.
Se levanta y se va a la terraza sin hacer ruido y se sienta en un sillón con el móvil en la mano dispuesto a ver las noticias de los periódicos digitales.

Brrrrr
Vibra el móvil
“Buenos días, cornudo”
“Hola. Eres un cabrón. Tenías que haberme avisado”
“Si te aviso te acojonas puto perro. No te preocupes, confía en mí que soy serio y respetuoso. No voy a delatarte”
“¿entonces que pretendes?”
“Follarme a tu mujer hijo puta ¿acaso no es lo que querías?”
“Joder, si pero se suponía que la tenía que convencer yo antes”
“¿antes de que? ¿de que las ranas críen pelo? Anda, anda, no te hagas el ofendido y disfruta del día como pienso hacer yo… me he desvelado solo de pensarlo”
“Cerdo”
“Hoy voy a poder ver a mi puta todo el día. Y delante de ti ¿qué más puedes pedir cornudo? Seguro que la tienes dura ya puto perro”
“Si”
“a verlo”
Jorge se saca su polla totalmente dura y le hace una foto. Salta el flash y durante un instante teme haber despertado a su mujer. Espera unos segundos para comprobar que sigue dormida y luego la manda.
“Que buen cornudo eres… hoy vas a estar palote todo el día”
“Espero que no”
“Ya me aseguraré yo… En fin, te dejo, que me voy a correr”
“¿Te la vas a cascar ahora? Quiero verlo”
“Que no gilipollas. Que me voy a hacer jogging… que puto perro eres, siempre queriendo mi leche, a ver si vas a ser un poco mariconcete”

A las 12 en punto de la mañana suena el timbre de la casita. Jorge, que lleva esperando nervioso desde hace un buen rato, abre la puerta y se encuentra a un sonriente Pedro acompañado de dos operarios con cajas de herramientas y una caja de cartón grande con piezas para la depuradora.

“Buenos días. Perdona soy un desastre para los nombres ¿Jose me dijiste que te llamabas?”
“No, Jorge”
“Si, Jorge, perdona”
Maribel aparece por la espalda de su marido con el mismo vestido blanco del día anterior, aunque con el bañador blanco debajo. Lleva el pelo recogido con una coleta y sonríe a su invitado.
“Buenos días, Pedro”
“Buenos días, Maribel”
Jorge se aparta para dejar entrar a Pedro y la cuadrilla mientras duda de porqué Pedro aparenta no saberse su nombre ¿es para disimular y aparentar que no se conocen? ¿es para humillarle delante de Maribel?
Los operarios cruzan el salón y la terraza y se van directos a la piscinita para empezar sus trabajos. Pedro les acompaña y les pregunta “cuánto tiempo vais a tardar?”
“pues vamos a necesitar 2 o 3 horas por lo menos, depende como se nos de”
“vale, mira cuando terminéis me llamaís. Dejad todo bien cerrado ¿vale?” “Sin problemas don Pedro”
“Bueno estoy ya está en marcha. Nos espera el mediterráneo”

Maribel sonríe y agarra una bolsa donde ha preparado unas toallas y la crema solar.
“Cuando tu quieras Pedro”
“Después de ti, Maribel”
“Os llevo yo en mi coche que tengo acceso al club náutico y vamos directo al punto de amarre”
A la puerta de la casita hay tres vehículos aparcados. El coche alquilado de Jorge y Maribel, la furgoneta de los del mantenimiento de piscinas y un SUV premium negro con cristales tintados que Jorge conoce bien.
Pedro abre la puerta del copiloto “Siéntate Maribel” Ella accede sonriendo y mientras se sienta Pedro se dirige a su marido “No te importa ¿verdad Jose?”
“Jorge”
“Ay perdona, que desastre soy para los nombres”
Jorge se sienta en el asiento trasero, detrás del copiloto. El mismo sitio en el que se sentó y le tocó la polla a Pedro. Le cabrea el jueguecito de los nombres y cada vez está más convencido de que Pedro lo hace adrede para cabrearle.

Pedro conduce hacia el puerto con la ventanilla bajada y el brazo izquierdo apoyado en la puerta. Sonríe a Maribel todo el rato comentando los comercios y locales por los que pasan. Cuando llegan a la barrera del club náutico esta se abre sola y mientras la cruzan un guardia de seguridad sale de la caseta y muy sonriente saluda “buenos días Don Pedro ¿viene usted con invitados?” Pedro para y abre todas las ventanillas. “Si Fermín, vengo con dos amigos, Maribel y su marido Jose” El vigilante mira a los ocupantes del vehículo y anota en una libreta algo “Ningún problema Don Pedro, ya sabe que en estos días nos piden más control” “Por supuesto Fermín, haces bien tu trabajo. Que vaya bien el día”. Continúa la marcha y mirando a Maribel le comenta “por aquí muchos personajes conocidos. Banqueros, empresarios, artistas, políticos, futbolistas, tenistas… Todos tiene el yate aquí y en el club nos hemos puesto serios con el control de accesos que si no esto se llena de curiosos y paparazzi y es muy molesto”. El SUV avanza por las instalaciones del puerto hasta alcanzar un muelle al fondo donde Pedro aparca en una plaza que tiene reservada.

Se bajan todos del coche y empiezan a andar por el muelle. Se cruzan con un tipo que a Maribel y a Jorge les es bastante familiar. “Hola Rafa ¿todo bien?” “Hola Pedro. Si, aquí estoy intentando recuperarme de mi lesión” “espero que te veamos pronto en las pistas. Mira te presento a mis amigos, Maribel y Jose” Intercambian sonrisas, estrechar de manos y dos besos con Maribel. “Bueno Rafa, a ver cuando salimos a cenar….””Perfecto, luego hablo con mi mujer y te llamo. Que tengáis buen día”.
Tras separarse del tal Rafa, continúan unos metros más hasta llegar al yate de Pedro. Se trata de una embarcación semirígida muy grande, con dos grandes motores intraborda que asoman por la popa sumergidos en el agua. Entre la pola y el puesto de mando, situado en el centro de la embarcación, hay unos sillones en U tapizados en blanco. En la proa, una gran superficie de solárium forrada de colchonetas blancas.
“Bienvenidos. Por favor, descalzaros”

Pedro salta a bordo y alarga una mano para ayudar a entrar a Maribel.
Luego se dirige a su marido “no te caigas Jose”.
Jorge salta a bordo cada vez más molesto con el jueguecito de los nombres y toma asiento con su mujer en los sofás. Ambos se calan unas gorras para protegerse del sol.
Pedro saca unas llaves y abre varios compartimentos, entre los que hay uno con una pequeña cocina y una nevera y finalmente arranca los motores, cuyo rugido revela una potencia impresionante. Después se va a la proa y suelta la amarra y regresa al puesto de mando. Un marinero del club náutico, ha soltado ya las de la popa. Pedro le saluda y le da las gracias y finalmente pone en marcha la embarcación saliendo del puerto y ya en la bocana empieza a acelerar poco a poco hasta alcanzar una velocidad endiablada. Jorge y Maribel se sujetan las gorras con la mano por la fuerza de la brisa. La costa empieza a desfilar ante sus ojos a toda velocidad. El mar está en calma y el yate deja una estela en la mar muy ancha flanqueada por espuma blanca.

Pedro se gira y les hace un gesto interesándose si van bien
Maribel le sonríe y saca un pulgar hacia arriba. Pedro hace el mismo gesto y después la llama con la mano para que se acerque. Maribel se levanta y agarrándose avanza hasta el puesto de mando

“¿quieres llevarlo tu?” le dice Pedro señalando a la rueda del timón
“¿puedo?”
“Claro, mujer, si se lleva como un coche. Esto de aquí es el mando del motor, si ves que vas a chocar con algo, aflojas” Mueve la palanca de los motores hacia atrás y la embarcación decelera. “Y si quieres correr más… lo mueves en sentido contrario” y empuja el mando y de nuevo la embarcación acelera.
“¡pero cuanto corre esto!”
Pedro se ríe “corre mucho, esta embarcación está en un registro especial de la Guardia Civil porque corre mucho más que sus patrulleras. Mira vamos a correr de verdad”
Pedro mueve la palanca más hacia delante y la velocidad aumenta aún más.
Maribel se asusta un poco por el impacto de una pequeña ola y ríe como una chiquilla”
Pedro se sitúa detrás de ella “¿te importa? Yo te enseño” se pone de pie, tras ella muy cerca, con su cuerpo tocando la espalda de ella y pasando los brazos por cada lado de sus cuerpo, agarra el volante del timón y le enseña a dar giros lentamente” Maribel está disfrutando de verdad, le divierte llevar el yate y cruzar la bahía tan rápidamente.
Pedro sigue acelerando “¿te parece que vamos bastante rápido?” Maribel asiente divertida “¿un poquito más?” Pedro vuelve a acelerar, ahora de forma más brusca y Maribel se desplaza hacia atrás por la inercia, notando el calor del cuerpo de Pedro y sintiendo como la sujeta con firmeza por las caderas “No te preocupes, yo te cojo”

Jorge los ve desde atrás. El ruido de los motores no le deja oír lo que dicen pero ve a Pedro agarrando las caderas de Maribel y las risas de ella y sus miradas de complicidad y le recuerda a las reacciones que tuvo con él cuando la cortejaba, unas miradas y unos gestos que él percibía claramente de agrado, de coquetería y como una aprobación a su cortejo. Como si le hubiera dicho “sigue así chaval que vas bien”. De repente le invade una sensación de calor en su interior ante la certeza de lo que está ocurriendo “Se la está ligando. Este hijoputa se va a acabar tirando a mi mujer” Su polla se pone dura como una piedra en segundos y no se atreve ni a levantarse para que no se le note.

Pedro le pregunta a Maribel “¿te dejo a los mandos?”
Ella sonríe “si, si, me encanta, pero vamos a ir un poco más despacio ¿vale?” Maribel actúa sobre el mando del motor lentamente bajando la velocidad hasta que se encuentra más segura al timón. Pedro le indica el final de la bahía señalando al cabo Formentor “vamos hacia allí ¿vale?” después se aparta de su espalda “lo tienes dominado, estás hecha una capitana de primera…. ¡a tus órdenes!”

Se gira y se va hacia los sillones de la popa sonriendo a Jorge. Según se acerca le dice algo que Jorge no logra entender por el ruido de los motores. Pedro se acerca a su oído “¿has visto Jorgito? ¿todavía tienes alguna duda de que me voy a follar a la puta de tu mujer?"
Luego se separa y le sonríe con sarcasmo y le mira el bulto en el bañador. Después se acerca al oído de nuevo "Que buen cornudo eres, si estás empalado ya... pues espérate que esto solo está empezando”
 
Promete que lo vamos a pasar bien en el mar
 
Martina oye sonar su móvil en la mesilla de noche. Abre los ojos y ve la luz e intenta leer el nombre de quien la llama, pero no lo consigue fijar la vista. Está a cuatro patas, con las tetas bamboleándose con cada empujón de Andrés que la tiene agarrada por las caderas y la folla como un toro, como es habitual. Por el ritmo de los jadeos de que emite, sabe que tiene aún para rato antes de que se corra. Alarga la mano para agarrar el móvil. Andrés la ve y afloja el ritmo “Joder torete, que es la jefa, silencio”. Descuelga la llamada mientras Andrés la agarra por la cadera empujando su polla a tope dentro de Martina.
“buenos días, Martina”
“buenos días, Ana”
“¿te pillo en mal momento?”
“que va, que va”
Andrés empieza a follarla de nuevo, muy lenta y suavemente. La saca de su coño, brillante, mojada de sus flujos y la vuelve a meter despacio, repitiendo el movimiento varias veces.
“Ayer cuando nos íbamos quise contarte una idea, pero por lo visto pillé en un mal momento…. “
“bueno, si, perdona Ana, creía que ya no nos necesitabais…”
“calla tonta, ni se te ocurra disculparte… la culpa es mía por presentarme sin avisar… si me tenía que haber ido según os ví, pero chica, me quedé como fascinada. Madre mía con tu Andrés. Menudo semental…”
“que vergüenza Ana…”
Andrés empieza a moverse más rápido pero sin hacer ruido
Martina siente que le cuesta mantener la respiración controlada para que Ana no note que Andrés se la están follando mientras hablan

“Nada, nada, tonterías Martina. Ya has visto que a mí hablar de sexo, estar desnuda y todas esas cosas me parece lo más natural del mundo. Pero no te preocupes, que entiendo que no todo el mundo es como yo, así que… la próxima vez te llamo en vez de presentarme sin avisar. Pero te llamo por otra cosa. Mira Martina, que se me ha ocurrido una cosa a ver que te parece. La semana que viene, el lunes iré con el arquitecto. Primero vamos a arreglar la Casa Grande y tiene que verla y le daremos las llaves para que haga el proyecto, los planes y todo eso. No os tenéis que preocupar de nada, él irá y vendrá cuando quiera. A ti te vamos a tener desocupada mientras no se termine la obra y se me ha ocurrido una idea. ¿Qué te parece venirte a Madrid un par de días por semana para ir a clases de cocina y de hostelería? Yo me ocupo de todos los gastos y te alojarías en nuestra casa. Tenemos una casita de invitados en el jardín y la escuela es de una amiga mía y está muy cerca. Lo único es que tendrías que hacer tu sola, es ir y venir con el bus, aunque también podéis venir los dos alguna vez con el coche cuando Andrés pueda coger unos días libres”

“Ana, te lo agradezco mucho, pero yo creo que tengo que hablarlo con Andrés”
“Claro Martina, no te entretengo más, llámame cuando sepas la respuesta”
“Claro Ana, hasta pronto”

Según corta la llamada Andrés empieza a follar a su mujer ritmo frenético y con la fuerza que a ella le gusta. Sus respiraciones se aceleran, jadean, gimen. Andrés rompe a sudar y su piel se pone brillante y mojada, incluso le caen gotas de sudor de la barbilla y la nariz sobre el culo a ella. El impacto de su pubis en el culazo de Martina resuena a ritmo constante e implacable hasta que tras varios minutos de intenso coíto, Andrés la saca de golpe

“ponte de rodillas, vamos”
Martina obedece, y se pone de rodillas delante de su marido
Andrés se pone de pie sobre la cama, delante de ella y comienza a masturbarse con fuerza frente a su cara. De pronto empieza a gruñir y Martina cierra los ojos a tiempo de que el primer chorro de semen impacte sobre su ceja izquierda, goteando de inmediato sobre su ojo, su mejilla y la barbilla. Los demás se van sucediendo rítmicamente por toda su cara hasta dejarla totalmente pringada y escurriendo hasta sus tetazas. Luego él le golpea los labios con la polla dura unas cuantas veces y finalmente frota su capullo en sus labios longitudinalmente mientras la mira, feliz, enamorado y satisfecho. Finalmente se agacha, la besa en los labios, se los lame, limpiando en parte su propio semen de su cara. Dice “te quiero” y se va a la ducha.

Martina se levanta como puede intentando abrir los ojos lo menos posible porque sabe que el semen se los irrita mucho. Al llegar al baño, Andrés le da una toalla pequeña con la que ella se limpia la cara y el pecho.
“¿qué quería la jefa?”
“Que me vaya a Madrid a estudiar unos días a la semana mientras dura lo de las obras. Quiere que aprenda a cocinar y a llevar esto como un hotel”
“¿Me vas a dejar aquí solo todas las semanas?”
“Son solo unos días torete, te compenso el finde. Además, la jefa dice que puedes ir tu también a estar allí, que tienen donde alojarnos. Siempre te puedes venir alguna noche ¿no?”
“No se Martina ¿no te parece un poco raro todo esto?”
“Esa gente me está dando una oportunidad que no he tenido en la vida”
“Bueno, eso es verdad… habrá que tragar, pero a la mínima que notemos algo raro lo dejas ¿vale?”
“vale”

Se duchan juntos, enjabonándose uno a otro todo el cuerpo y frotándose con una esponja con muchas bromas al hacerlo sobre sus genitales o las tetas de Martina. Cuando se secan, Andrés se va a trabajar tras tomarse un café y unas galletas.

“Hola Martina ¡que pronto me has llamado! ¿has hablado con Andrés?”
“Si. La verdad, no le hace mucha gracia lo de quedarse solo porque no esá acostumbrado, pero se aguantará y entiende que es una gran oportunidad para mía. Muchas gracias Ana yo no se cómo agradecerte esto de verdad.”
“Anda, anda, que lo hago porque me interesa mujer, pero si, me gusta ayudar ahora que tengo los medios para hacerlo. Además de buen amante, parece que Andrés es un buen marido…. Oye, si te parece, vente la semana que viene el martes y vamos el miércoles a ver la escuela y tal. Así ves dónde te alojarías aquí y así puedes decidir con toda la información necesaria”
“Muy bien Ana, lo que tu digas”
 
Uff Martina va a ser la primera en entrar en el círculo????
 
Nos lo pones complicado. Nos dejas con la miel en los labios. Tic, tac, tic tac.. vamos a ver quién cae antes si la de vacaciones en el mar..o Martina. Gran trabajo.
 
Ana miró a Miguel sin soltar la polla de Pedro ni dejar de pajearle lentamente.

“acércate”

Miguel se puso al lado de Pedro, de pie. Su polla estaba volviendo a ponerse dura y Ana se la agarró sonriendo y empezó a pajearle lentamente.

Les miraba, se reía luego miraba alternativamente las dos pollas que tenía en las manos. Se decidió por la de Miguel y se la metió en la boca succionándola con fuerza. Miguel resopló notando el calor de la boca de su chica envolver su miembro, que volvía a estar casi duro del todo otra vez.

Luego se la sacó y la agarró con la mano jugando con los dedos a extender su saliva por toda su longitud.
Después miró la polla de Pedro y la engulló con vicio con su boca. La tragaba con ganas, intentando que le entrase entera en la boca y sin dejar de pajear a Miguel con la otra mano con decisión.

Después de un minuto, volvió a agárrasela con la mano y a masturbarle, también jugando con la saliva que acababa de dejarle ella. Después, volvió a chupársela a su novio con la misma intensidad.

Aquella felación alternativa se repitió durante unos cuantos minutos. Ana no tenía prisa y quería disfrutar de las dos pollas que tenía a su disposición. Le encantaba notar como aquellas pollas se ponían al máximo de tensión con las caricias de su lengua y de su boca. Luego le gustaba parar y observarlas y cambiar de una a otra.

Ambos jóvenes disfrutaban enormemente de las habilidades de Ana, que lamía, chupaba y masturbaba con sus labios con maestría.

Cansada de estar sobre sus rodillas e inclinada, se incorporó sin dejar de masturbarlos.

“bésame” le dijo a Miguel

El chico obedeció y notó la lengua cálida de Ana entrar en su boca buscando la suya. Sabía a polla y a líquido preseminal. “Gracias por dejarme hacer esto. Ahora hazme el favor de ponerte un condón y tráele uno a Pedro”.

Miguel se fue a la mesilla de noche y cogió dos preservativos. Le dio uno a Pedro y se puso él el otro.
Ana mientras se tumbó boca arriba y separó las piernas sujetándoselas por detrás de las rodillas.

“Fóllame Miguel”

Miguel se puso de rodillas entre sus piernas y colocó su polla dura ante la vulva de Ana y la metió de un empujón

Empezó a montarla con fuerza de forma suave para ir aumentando la intensidad poco a poco. Ana gemía y le animaba “vamos, así, dame bien, si, a fondo vamos”

El ritmo se fue haciendo más fuerte mientras Ana se acercaba a un orgasmo de forma imparable y Miguel empezó a follarla tan fuerte como podía, con lo que Ana se corrió de forma intensa emitiendo un sonoro gemido. Aún no había recuperado el aliento cuando volvió a dar instrucciones “Ahora le toca a Pedro”

Miguel se retiró

Y Pedro ocupó su lugar.

La metió sin contemplaciones e inició su coito de forma implacable. Fuerte, a ritmo constante y con los brazos estirados a ambos lados de Ana y sin dejar de observarla a ella y sus pechos en constante vaivén con sus embestidas. Ana sintió que su vagina se dilataba otra vez con el tamaño superior del miembro de Pedro. Sus sensaciones se multiplicaban con ese contacto y el vaivén de aquella carne palpitante en su interior le proporcionaba un placer enorme. No tardó en volver a correrse apenas 2 minutos más tarde.

Pedro estaba sudando

Se la sacó y se apartó mirando a Miguel

“te toca”

Miguel ocupó su lugar. La metió de golpe, como Pedro, pero notaba la vagina de Ana dilatada, abierta, como si no fuera el mismo coño que tanto le gustaba follar. Era evidente que la polla de Pedro lo había dejado así. Era como si le hicieran una paja sin apretar la mano bien alrededor de su polla. Empezó a embestir. Ana notaba que su vagina no abrazaba la polla de Miguel con la misma fuerza, y aunque el contacto físico era menor, el morbo de cambiar de polla en su interior al ritmo de sus orgasmos la excitaba mucho. Miguel la observaba, con ambos brazos estirados a los lados de Ana. Ella le acariciaba la cara y le animaba “vamos mi amor, fóllame, vamos fóllame”

La sensación de que la vagina de su novia había sido dilatada por la polla de Pedro le proporcionó una intensa excitación. Embistió como nunca y Ana agradeció su fuerza con una intensa sensación de placer en su interior. De hecho, alcanzó el orgasmo incluso antes que en las veces anteriores y su cuerpo entero tembló otra vez.

Miguel se la sacó mientras Ana seguía con temblores y fue reemplazado por Pedro de inmediato, que siguió con las embestidas con máxima intensidad.
Ana sintió otra vez su vagina estirarse adaptándose al grosor de aquel miembro que la taladraba sin piedad y enseguida volvió a sentir un intenso orgasmo

Esta vez le dijo a Pedro que siguiera él

Y Pedro mantuvo el ritmo brutal de la follada.

Ana aún tuvo un orgasmo más antes de que Pedro, cubierto de sudor le preguntase

“Donde quieres que me corra”

“dentro”

Pedro siguió al mismo ritmo unos segundos y después empezó a gruñir como un jabalí, haciendo sus embestidas más espaciadas, pero muy intensas.

Ana sintió en su interior aquella carne palpitante y el calor del semen de Pedro llenándola.

El se mantuvo inmóvil dentro de Ana unos segundos y la sacó lentamente poniéndose de rodillas.

Ana se incorporó y se sentó, jadeando

Y miró la polla de Pedro agarrándola por la base.

El condón estaba grotescamente lleno y delante de la polla aún dura había una bola de líquido blanco del tamaño de una pelota de golf que temblequeaba al ritmo de los movimientos de los dedos de Ana, que se reía observando aquel fenómeno.

“que barbaridad, que cantidad”

Luego sacó el preservativo con cuidado de no derramar su contenido, hizo un nudo y lo colocó sobre el cabecero, como el anterior.

Volvió a acercase a los pies de la cama y le dijo a Miguel “túmbate”

El obedeció y se tumbó boca arriba.

Ella se puso de espaldas a su cabeza y buscando el pene de Miguel se lo metió con decisión y empezó a cabalgarle mirando hacia Pedro que seguía con una erección perfecta y miraba a la pareja. La vagina de Ana se había vuelto a contraer algo y esta vez si notaba el contacto habitual con la polla de Miguel, que también estaba teniendo las sensaciones normales. Se apoyó en los codos y vio el culo de su novia cabalgándole y su pene entrando y saliendo de su vagina tragona. Ana le montaba lentamente, con intensidad, con las manos apoyadas en sus rodillas mientras se movía.

Y miraba a Pedro y su polla aún dura.

“quiero chupártela”

Pedro se puso más cerca y se subió de pie a la cama poniendo sus piernas a ambos lados de las de Miguel mientras le ponía a Ana su miembro a la altura de la boca.
Ella la agarró, pero Pedro la rechazó “sin manos”

Ella obedeció y Pedro agarró su cabeza con ambas manos.

Mientras cabalgaba a Miguel ahora con un ritmo más fuerte Pedro empezó a mover la cabeza de Ana hacia delante y hacia atrás, follándole la boca con intensidad y sin miramientos.

Al principio Ana se sintió atrapada, incapaz de liberarse de las manos de Pedro, quería parar y cuando Pedro la metía a fondo en su garganta, sentía una náusea. Pero a medida que el placer le iba invadiendo desde su vientre empezó a sentir una enorme excitación, su garganta se relajó y dejó de sentir la náusea. El hecho de estar indefensa y usada por Pedro y Miguel la excitó tanto que tuvo dos orgasmos seguidos mientras la Pedro la follaba implacable su boca, sin darle un respiro en ningún momento.

Miguel veía el culo de Ana moviéndose y las manazas de Pedro sujetándole la cabeza mientras la follaba la boca y entendió que no iba a poder aguantar mucho más.

Intentó no correrse, pero Ana no le daba tregua con su movimiento sin fin y en esa postura, su vagina estimulaba su miembro en toda su superficie. De remate, la visión de Pedro con los ojos cerrados follándole la boca a su novia como si fuera una muñeca de plástico fue insuperable. Se corrió sin remedio con mucho placer y jadeando en busca de aire. Ana sintió los espasmos del pene de su novio en su interior y tuvo a su vez un orgasmo casi de inmediato. Casi no podía respirar debido al vaivén de la polla de Pedro en su boca, que seguía sin soltarla. De pronto, él empezó a gruñir dejando a las claras que se iba a correr de un momento a otro. Mantuvo la embestida constante un par de veces más hasta que empujó la cabeza de Ana contra su pubis con fuerza y manteniendo la presión con las manos para que Ana no se zafase, gruñó “me corro, me corro….” Con la polla de Pedro enterrada en su garganta, Ana ahogaba otra vez una náusea cuando sintió que la polla palpitante y empezó a lanzar su semen hacia su interior. Después del primer espasmo, Pedro la liberó de la presión y colocó ambas manos en sus caderas, Ahora era Ana la que empezó a follarse a Pedro con la boca lentamente, notando como los sucesivos chorros de semen le llenaban la boca. Ella no rehuyó la eyaculación. Al contrario, intentó atraparla toda en su interior, aunque se le salía por las comisuras de los labios. De la náusea pasó al atragantamiento, tosió y una parte de la gran descarga de Pedro acabó saliendo por su nariz. Sin embargo, mientras luchaba por conseguir respirar y manejar aquella cantidad de semen, en su vientre volvió a notar un placer enorme. Siguió moviéndose contra la polla de Miguel aún relativamente dura y succionando la gran polla de Pedro. Ese último orgasmo más que intenso fue liberador encontró. Tragaba semen mientras se le escurría por los labios hacia su barbilla y sus tetas, que tenían los pezones más duros que nunca sintiendo aquel líquido caliente resbalando por el pecho. No paró de lamer y chupar hasta que notó que el miembro de Pedro finalmente cedía y perdía dureza.

La dejó salir de su boca y miró a Pedro, sonriendo, con semen manchándole aún la barbilla y el cuero.
“¿te ha gustado?”
“por supuesto”

Luego se incorporó, dejando que la polla de Miguel, ya morcillona saliera de su vagina. Le quitó el preservativo, hizo un nudo y gateó hasta el cabecero de la cama para coger los otros dos. Los miró los tres, los comparó y sonriendo, separó el de Miguel y dijo “Yo hasta hoy creía que esto era mucho….”. Luego se levantó y se fue al baño a tirar los tres preservativos.

Aquella noche, en La Muñoza, además de correrse ellos tres, hubo sexo en todas las habitaciones de la casa, porque los gritos de placer de Ana se oyeron en cada dormitorio. Los que tenían pareja, follaron con su pareja. Los que iban solos, se masturbaron escuchando. E incluso alguna de aquellos jóvenes descubrió su bisexualidad gracias a aquel ambiente de sexo que invitaba a la desinhibición…pero eso es otra historia.
 
Joder cada capítulo más rico y morboso. Gracias por compartirlo
 
Pedro se levanta y se queda de pie, entre los sofás de la popa y el puesto de mando observando a Maribel. Lleva el pelo recogido en una coleta que se mueve con el viento, como el vestido blanco que viste y que con tanto vaivén ha dejado desnudo el hombro izquierdo de Maribel. Pedro observa su piel, de aspecto suave y cuidado y ve el tirante del bañador. Se está imaginando como la va a desnudar, desde detrás como está ahora, haciendo que ella mire a su marido mientras él le saca las tetas y se las acaricia. Su polla se empieza a despertar ante la expectativa de amasar esas tetas pronto con el cornudo delante. El sexo es para él como respirar, pero no hay morbo comparable a poseer a una mujer delante de su legítima pareja. Nada le da más sensación de poder ni nada le enciende más que eso.

Poco antes de llegar al cabo, Se vuelve a poner de pie detrás de Maribel, que dirige el barco con decisión y disfrutando de la brisa y la sensación de velocidad.
Ella le ve llegar por el rabillo del ojo “¿qué tal lo hago Pedro?
“Fenomenal, tienes un don natural. Vamos a ir a darnos un baño a una calita que hay aquí cerca del cabo. Afloja potencia poco a poco”
Maribel acerca la mano al mando del motor y apenas lo mueve
Pedro coloca su mano encima de la de ella
“tranquila, yo te ayudo”
Empuja los mandos del motor hacia delante y el barco reduce su velocidad poco a poco. Luego le dice a Maribel “ahora tu”. Ella empuja con más fuerza y la barca frena rápidamente de forma que, con la inercia, el cuerpo de Pedro choca con el de Maribel desde atrás.
Maribel siente de pronto en sus nalgas el pene semi erecto de Pedro y un escalofrío le recorre todo el cuerpo, está sexualmente excitada e incluso nota algo de humedad en su vulva.
Pedro mantiene el contacto mientras desde atrás toma el control de la embarcación y la dirige hacia el acantilado y la cala que se esconde a sus pies.
Jorge observa la escena desde atrás, con una erección espléndida.

Recorren la estrecha franja de agua en la que está al fondo la cala. Solamente hay un velero de gran tamaño fondeado junto a la entrada, por lo que van a estar totalmente solos al final del estrecho canal entre acantilados. Casi al final, llegando a la playita de arena y piedras en la que no hay nadie, Pedro escoge una zona en el que decide echar el ancla. Aprieta un botón en el cuadro de mandos, y el ancla cae desde la proa con un gran ruido de la cadena mientras se precipita hacia el fondo. Después apaga el motor y con un gesto muy teatral con los brazos dice “bienvenidos a una de mis calas favoritas de Mallorca”.

Maribel se gira y observa los acantilados en los que crece algún pino en las pequeñas zonas sin roca. El agua azul turquesa les rodea y no hay nadie a la vista en los alrededores, salvo el velero que está a más de 500 metros y cuyo casco no se ve, porque lo tapa un promontorio de piedras que a su vez les protege de las pocas olas que entran desde la bahía. Se siente en el paraíso.

Pedro se va a la popa y deja caer una escalerilla que permitirá salir del agua cuando se bañen. Luego se quita el polo de marca cara, lo guarda en un compartimento junto al puesto de mando y se quita las gafas de sol.

Maribel le observa. Tiene su edad, pero parece que tiene diez años menos. Su torso de gimnasio, nada de barriguita y esos dientes perfectos y blancos con los que no para de sonreírle. Ese aspecto de caballero a la antigua, esas hechuras de hombretón, su exquisita educación y la seguridad en si mismo que desprende le parecen irresistibles. “Seguro que este se folla todo lo que se menea”

“¿Nos bañamos Maribel?”

Sin esperar respuesta, Pedro se sube al lateral de la embarcación y se lanza de cabeza al agua azul describiendo en el aire una curva perfecta hasta entrar en el agua casi sin salpicar.
“Es como el puñetero anuncio de colonia de la tele” piensa Maribel observándolo.
Se quita el vestido blanco, lo dobla con cuidado y lo deja en uno de los sillones de la popa. Luego se quita la gorra y las gafas de sol y se asoma al lateral para lanzarse.
Pedro la observa desde el agua pensando “Que poco me falta para follarte esas tetazas de puta Maribel”
“Tírate Maribel, ya verás, está buenísima”.

Maribel le sonríe y se lanza al agua de cabeza. Siente el contacto fresco en su cabeza, en su cara y en su cuerpo y no se da cuenta de que el bañador blanco no es el mejor para tirarse de cabeza, ya que ambos pechos se salen de su lugar. Cuando sale del agua se encuentra a Pedro a un metro delante de ella, sonriendo. “Creo que has tenido un problema con el bañador” . Maribel baja la mirada y ve sus pechos al descubierto a través del agua transparente. Se los coloca dentro del bañador ante la cara sonriente de Pedro “Dentro de poco, cuando te folle, no vas a ser tan vergonzosa so zorra”. Maribel se ríe un poco haciéndose la avergonzada, aunque en el fondo le excita que Pedro le vea las tetas desnudas a través del agua brevemente “me he debido tirar demasiado fuerte”. “Nada mujer, yo también he perdido el bañador tirándome desde el barco más de una vez, no pasa nada. No te ha visto nadie, más que yo, y no le voy a contar nada a nadie, será nuestro secreto” “Que tonto eres, Pedro, le sacas punta a todo” dice Maribel riendo.

Nadan alrededor del barco y Pedro le explica “esta cala se pone hasta arriba a partir de la 1 o así, pero hasta esa hora ya ves, no hay casi gente. De todas formas esta es una primera parada, luego os llevo a otra que es todavía mejor. En esa si que estaremos solos seguro. Está más lejos y se tarda más, así que no va casi nadie, porque hace falta un barco rápido y como este no hay muchos”.

Jorge observa desde el barco y al notar que su polla está más tranquila y aprovecha para unirse al grupo lanzándose por la borda cuando no le miran, por precaución. Nadan y chapotean un rato por las transparentes aguas de la cala y luego Pedro se sube a la lancha.

Jorge aprovecha para acercarse a Maribel, aprovechando que se ha alejado un poco de la embarcación.
“Ese cabrón te está tirando los tejos, te desnuda con los ojos. Vamos a inventarnos cualquier excusa y le decimos que queremos volver a tierra”
“A ver, maridito ¿te puedo hacer una pregunta?”
“Claro”
“¿A ti desde cuando te molesta que me desee otro hombre? Porque que yo recuerde, llevas diciéndome que te mueres de ganas de verme con otro unos cuantos años ¿no?”
“Si, ya pero es que …”
“¿te están entrando celos?”
Se acerca a su marido y le echa una mano hacia su bañador encontrándose con la erección que esperaba
Agarra la cara de su marido con ambas manos y le acaricia la mejilla sonriéndole abiertamente.
“No se lo que dice tu cabeza… pero igual con toda la sangre que tienes ahí abajo, no piensas con claridad….. no está siendo consecuente con tus propias ideas. Tu cuerpo me dice que le gusta lo que ve y en el fondo estás como siempre, deseando ver como me montan. ¿me equivoco?”
“Maribel, hemos fantaseado mucho con esto, pero entiéndeme, ahora que parece que está cerca, pues oye, me entran dudas, no pasa nada por tomarnos un poquito más de tiempo y decidir sobre seguro”
“Años dándome la brasa… y ahora que un maromo que me tira la caña y yo me pongo a coquetear….¿tienes dudas? Creo que te lo tenías que haber pensado mejor antes de haber insistido tanto ... cornudito….Tus amigos el señor Penseque y el señor Creíque tienen ya más cuernos que un criadero de caracoles…. Y tu vas por el mismo camino, así que relájate y disfruta, que al fin y al cabo igual acabas consiguiendo lo que tanto querías”

Maribel se da la vuelta y nada hacia el barco, llega a la escalera y sale del agua. Pedro sale a recibirla en la plataforma de la popa y le ofrece una ducha de agua dulce “toma Maribel, para que te quites la sal que luego es muy molesta”.
“Gracias caballero”

Maribel se empieza a duchar y se gira de forma que está de frente ante Pedro. Con los ojos cerrados, Maribel levanta la ducha por encima de su cabeza y deja caer el agua fresca por su cara, por su pelo y la nota escurrir por su cuerpo. La temperatura del agua, más fresca que la del mar, le endurece sus pezones y la hace sentirse muy bien. El frescor del agua le encanta y no tiene prisa por acabar. Sabe que el bañador blanco es casi transparente. Sabe que Pedro la está mirando y que su marido ve la escena desde el agua. Y le excita cada vez más saberse deseada por ese tipo tan elegante, tan masculino y encima con el consentimiento de su marido.

Enfrente Pedro la mira sin disimulo. Estudia su piel suave, observa como se transparente totalmente el bañador, dejando bien visible la piel más oscura de sus areolas y sus pezones prominentes.
Sigue bajando la vista hasta fijarse en el vientre, algo más fláccido que el de una mujer de 40 pero mucho más firme que lo que le corresponde a una madura de más de 55 como ella.
La tela blanca transparenta el ombligo, la cicatriz de las cesáreas por la que Maribel no quiere usar bikini y más abajo, una tira recta, perfectamente delineada de vello púbico negro.

Mientras Maribel se escurre el agua del pelo con ambas manos mira a Pedro sonriente, casi desafiante desde su cuasi desnudez y sin hacer el más mínimo gesto por taparse. “Que gozada, Pedro, muchas gracias por traernos, menudo día”

Pedro sonríe, se gira y abre una puerta tras el puesto de mando que resulta ser una nevera y saca una botella de vino blanco. Luego saca dos copas, lo sirve y le ofrece una.
Maribel la acepta con otra sonrisa sincera y la levanta casi delante de la cara de Pedro

“Por un día maravilloso, Pedro”
“Y solo estamos empezando Maribel, solo estamos empezando”

Desde el Agua Jorge asiste a la escena fascinado. Maribel acaba de exhibirse de forma más sugerente que si estuviera desnuda delante del hijo de puta de Pedro. “Será zorra…. se está entregando a ese cabrón. Este hijo de perra se va a follar a mi mujer.”
 
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