Las maduras son una delicia en la fantasía, para deleitar la mente y darte material de pajas. Pero en la vida real son tus profesoras, familiares tuyas, vecinas casadas, mujeres con hijos, responsabilidades y obligaciones laborales. Y sobretodo que tú mantienes una unión social determinada con esa mujer que si te atreves a intentar romper metiendo el sexo de por medio es más probable acabar mal que bien.
En el porno la mujer de tu tío aprovecha en la comida de navidad para tocarte la polla con el pie debajo de la mesa, luego vais a la cocina, te zorrea y tú la pones cachonda manoseando su culo y coño. Al final te la follas en su cuarto y volvéis como si nada.
En la vida real follarte una madura solo puede ocurrir en determinadas circunstancias muy especiales en ferias y discotecas como que sea divorciada/soltera, no la conozcas, esté borracha y con ganas de mambo y le gusten jovencitos (además que tú tienes que serle apetecible para que la diferencia de edad no la eche para atrás).
Es precisamente esa inalcanzabilidad de la madura es la que te pone más cachondo y te hace verla como un fruto prohibido, sobretodo como digo con las maduras con las que tienes relación de algún tipo (familiar, vecinal, laboral, académico...).
Todo esto desde mi perspectiva de chaval de 23 años que lleva unos días de vacaciones rodeado de maduras familiares (no de mi familia directa sino de la novia de mi padre) que me la ponen más tiesa que el mástil de un velero.