Bueno, supongo que Soria ha hablado contigo.- Le decía Susan a Benítez.
-Sí, sí que me lo dijo, pero la verdad, ahora que estoy aquí… es que no sé qué hacer.- Decía nervioso Benítez.
Susan se movió por el sofá colocándose al lado de Benítez.
-No te preocupes, yo te ayudaré, dime una cosa ¿Te gusto?
-Por supuesto ¿Cómo no me vas a gustar?
Casi no había acabado de hablar cuando Susan ya lo estaba besando, metiéndole la lengua en la boca. Benítez se desató, le pasó las manos por encima de las tetas, se dio cuenta que no llevaba sujetador, le abrió la camisa, le sacó las tetas y empezó a comérselas. Susan, sujetándole la cabeza a Benítez mientras le chupaba y lamía los pezones, miró a Soria, su marido, sentado en un sillón observaba como a su mujer le comía las tetas su compañero, aquella mañana había hablado con Benítez para que hiciera un trío con él y su mujer. Al principio estuvo reacio, no había tocado a una mujer desde que falleció su esposa, pero poco a poco, y precisamente porque hacía tanto tiempo que no follaba, Soria lo fue convenciendo. Así, que allí estaba Benítez, comiéndole las tetas a la mujer de su compañero, ella se había arrodillado en el sofá, para poder ponerle las tetas en la cara, Benítez aprovechó para meterle la mano por debajo del vestido y agarrarle directamente el coño por encima de las bragas. Susan gimió, Benítez le apartó las bragas y le pasó un dedo por el medio del chichi, Susan le desabrochó el pantalón y le sacó la polla, se pajeaban mutuamente.
Soria se levantó del sofá donde estaba y se acercó a su mujer, mientras lo hacía se desabrochaba el pantalón, lo dejó caer, se bajó los calzoncillos y se agarró la polla, ya la tenía tiesa al excitarse viendo como a su mujer la pajeaba su compañero. Le ofreció la polla a su mujer, Susan se la agarró y metió en la boca, chupándola con ganas, se la sacó un momento.
-Benítez ¿Me quieres follar?- Preguntó Susan. Benítez miraba a Soria, como pidiendo permiso.
-Fóllatela, reviéntala a pollazos como a ella le gusta.- Contestó Soria animándolo.
Benítez se levantó del sofá, se desnudó con rapidez. Soria se arrodilló en el sofá, su mujer también arrodillada, se inclinó para seguir comiéndole la polla, levantó el culo ofreciéndoselo a Benítez, este, sin vacilar un momento, le levantó la falda del vestido, le bajó las bragas, le apuntó la polla en la entrada de la vagina… y de un empujón se la metió hasta el fondo, Susan se fue para adelante metiéndose la polla de su marido en la garganta, le salió un gemido raro, por la penetración de Benítez y tener la boca ocupada. El compañero fue encontrando el ritmo follándose a la mujer de Soria, hasta que Susan se levantó, colocó a su marido sentado en el sofá, ella se desnudó, se sentó encima cabalgándolo… ahora se la follaba su marido y ella le comía la polla a Benítez. A Susan se le notaba que se estaba excitando, Soria le hizo un gesto a Benítez para que se sentara a su lado, Susan cambió de montura follándose al compañero de su marido, Soria se levantó, se colocó detrás de su mujer, Susan le puso la tetas otra vez en la boca a Benítez, así se lo follaba y él le comía las tetas, y al echar el cuerpo para adelante, le dejaba sitio a su marido para que le lubricara el culo y le metiera la polla. Cuando se notó penetrada por los dos agujeros, Susan aumentó el volumen de sus gemidos. Eso hizo que Benítez pensara que se iba a correr de un momento a otro, Susan lo notó, Soria lo notó, así que aceleraron los tres para correrse, primero lo hizo Benítez, después Susan y por último Soria.
Soria se levantó para meterse en el cuarto de baño, Susan se estiró en el sofá, Benítez a su lado, le pasó un brazo por encima, Susan se lo agarró. Benítez pensó que Susan debía follar mucho con su marido, pero cariño no le daba demasiado. Una mano de Benítez le fue acariciando el cuerpo a Susan, ella cerraba los ojos sintiéndolo, le estaban encantando aquellas caricias, hasta que llegó al coño, lentamente dos dedos se lo fueron acariciando dándole vueltas al clítoris. Susan se fue colocando bien, Benítez, después de tanto tiempo sin estar con una mujer, tenía la polla tiesa como un palo otra vez, se colocó encima de Susan, ella abrió las piernas todo lo que pudo, con la corrida dentro todavía del primer polvo, la polla fue entrando en el coño sin ninguna dificultad. Benítez se movía, ella se agarraba a su espalda moviendo la cintura, acompañándolo en las penetradas, Susan pensó que Soria en su puta vida se la había follado con tanto cariño y delicadeza, tuvo un orgasmo enorme y profundo, mientras Benítez le volvía a llenar el coño a lechazos. Que buen orgasmo fue para los dos, se miraron a los ojos, Benítez le dio un beso cariñoso en los labios…
Cuando Soria salió de nuevo al salón, su compañero se había ido.
-¿Y Benítez?- Le preguntó a Susan.
-Se ha vestido y se ha ido, creo que ha sido algo fuerte para él todo esto.- Le respondió Susan, acordándose de aquel último polvo con Benítez.





























