...
Un miércoles por la tarde, después de salir de la comisaría, Mónica y Álex se habían duchado, los dos en chándal se relajaban en su apartamento, ella mirando las redes sociales en el móvil, él, sentado en un taburete, tocaba en el piano las primeras notas de EveryBody Hurts de Rem. Mónica, por un momento separó la vista del móvil para mirarlo, le encantaba aquella canción, Álex le guiñaba un ojo sonriendo. Llamaron a la puerta, Álex dejó de tocar, se miraban con Mónica, se preguntaban sin decir nada quien podría ser a aquellas horas. Abrió Álex la puerta y entró Elvira directamente en medio del salón, Fran saludaba a Álex.
-Bonitas notas, me gusta mucho esa canción ¿La cantas?- Le decía Fran mientras abrazaba a Álex.
-Como te gusta plantarte por sorpresa en medio del salón.- Le decía Mónica a Elvira antes de besarla y abrazarla.
Llegaron Álex y Fran, se acabaron de saludar todos. Álex se volvió a sentar en el piano empezando de nuevo la canción, los demás se sentaron en el sofá, escuchándolo al principio y acabando cantando todos juntos al final.
-¿Esto es lo que hacéis un día por la tarde? Que aburridos sois ¡Coño!- Les decía Elvira.
-¡Hostia! Si esta empieza así, es que tiene una mala noticia que darnos, Mónica.- Le decía haciendo una mueca Álex.
-Como me conoces tío.- Respondía Elvira.
Fran y Mónica se miraban de reojo, ya empezaban aquellos dos con su buen rollo, pensaban.
-¿Tenéis una cerveza para Fran?- Preguntaba Elvira.
-Eh, sí, claro ¿Por?- Preguntaba extrañada Mónica.
-Para que se la tome tranquilamente mientras nosotros hablamos en el jardín.
Álex miraba a Fran, este abría las manos como diciendo, yo que sé, serán cosas vuestras. Mónica le dio a Fran una cerveza, él se sentó en el piano dándole el primer trago, mientras bajaban las escaleras, Elvira, Mónica y Álex, escuchaban alguna nota suelta que Fran tocaba en el piano.
-¿Es necesario que hablemos en el jardín?- Preguntaba Mónica.
-Por si acaso, no nos podemos fiar de nadie, por si tenéis micrófonos en el apartamento o algo.- Respondía Elvira.- Una cosa ¿Te acuerdas de aquello que le dijiste a Esteban?- Le preguntaba Elvira a Álex.- Pues la cagaste.- Se respondió ella misma.
-‘Aquello’ ¿Es decirle que se estaba investigando?- Preguntó Mónica.
-Exactamente, Esteban es un hijo de puta, un vendido por dinero para tapar las mierdas de la secta del orfanato, teníais razón, allí se están matando chicas, igual que en la universidad…
-¡Joder! Eso ya lo sabíamos ¿Cuándo entrará la policía para detenerlos y parar esa barbarie?- Preguntaba Álex.
Elvira, seria, miraba a Mónica, giraba la cabeza y miraba a Álex, hizo una mueca con la boca antes de hablar.
-Veréis, tengo que confesaros que os he escondido información, no os lo podía contar todo, mis superiores no me dejaban.
-¿De qué información nos hablas?- Preguntaba preocupado Álex.
-Bueno, veréis, resulta que las sectas están conectadas entre sí y tienen más poder de lo esperado, lo sabemos desde hace muy poco- ¡Joder! Acabo de empezar a hablar y ya les estoy mintiendo, pensaba Elvira.- ellos… me refiero a la secta, están dentro de la policía, el caso es qué están a punto de averiguar lo que pasó con Dolores, sabrán que la he ayudado…
-Y eso es grave ¿No?- Preguntaba Mónica.
-Si acaban la investigación y lo descubren, van a matar a más de uno y una, incluyéndome a mí.- Respondía en un susurro Elvira.
-¡Joder! Actuaréis antes ¿No? Os va la vida.- Decía asustado Álex.
Se hizo un silencio, se miraban unos a otros.
-Por eso quería hablar con vosotros, la policía no va a hacer nada.
-¿Cómo es eso posible?- Preguntaba Mónica extrañada.
-Ya os lo he dicho, la secta tiene mucho poder, incluso dentro de la policía.
-Ahora lo entiendo, vienes a que te ayudemos, quieres hacer lo mismo que hicimos en la universidad, entrar unos cuantos en el orfanato y liarla.- Decía convencido Álex.
Elvira movía la cabeza confirmándolo.
-Espera, espera- Empezaba a decir Mónica contrariada.- si la policía no puede hacer nada, si tanto controlan ¿Cómo vamos a solucionar el problema? Si la liamos allí, en el orfanato ¿Cómo se descubrirá todo?
-Veréis- Contestaba Elvira.- os lo explicaré, la única manera de acabar con ellos es sacándolo a la luz, es decir, sin dejarles tiempo a reaccionar. El plan… es, lo descubrimos todo, donde las sacrifican, donde las entierran, seguro que será algo parecido a la universidad, en cuanto lo descubramos, unos periodistas de confianza grabarán video y harán fotos de todo, la noticia saldrá al momento en los medios de comunicación, en algunos… no en todos, y en internet, en redes sociales y todo eso, como será algo muy gordo, rápidamente todos los demás medios se harán eco de la noticia, si se sabe todo estarán perdidos, desaparecerán, se tendrá que investigar, alguien tendrá que pagar el pato. Bueno, o eso espero…
-Supongo que dependerá de la confianza que le tengas a los periodistas que entren primero.- Apuntaba Álex.
-No te preocupes, es gente muy eficiente.- Respondía Elvira.
Elvira les miró, sonriendo levemente.
-No me atrevía a pedirlo directamente, es peligroso, ya visteis como nos fue la última vez.- Les decía Elvira.
-No podemos dejar que te maten.- Añadía Mónica abrazándola.
- Sabía que no me fallaríais.
-¿Seremos muchos?- Preguntaba Álex.
-De momento nosotros tres… y un par de agentes de confianza que estoy segura que nos ayudaran…
-Cinco.- Confirmaba Mónica.
-Bueno, tal vez… podríamos reclutar a alguien más.- Decía pensando Álex.
-¿No estarás pensando en García?
-No, no, García no- Decía Álex.- ha mejorado mucho, no creas, se traumatizó con lo que pasó en el almacén y no ha parado de practicar el tiro, desmonta y monta el arma que da gusto verla, ahora pega tiros certeros… pero no, no me perdonaría si le pasara algo, no podría volver a mirar a la cara a su marido y a sus hijos, ella tiene la vida organizada y no seré yo quien se la ponga en peligro, no.
Mónica confirmaba con la cabeza.
-Hablaré con un par de agentes.- Confirmaba Álex.
-¡Cuidado! No puede ser cualquiera.- Le avisaba Elvira.
-Estos no están implicados en nada, les gusta la acción y tienen ganas de vivir aventuras, últimamente he hablado mucho con ellos… se sentían culpables, son los que se follaban a Adelaida.
-¡Joder! Sí que les gusta la acción, sí…- Apuntaba Elvira.
A Mónica se le escapaba la risa.
-La verdad es que son buenos chavales y tienen ganas de hacer algo, aquí se aburren.
-Y desde que no está Adelaida más.- Decía Elvira.
-¡Elvira coño! No seas mala.- Exclamaba Álex.
-Vale, vale, escuchar, tenemos que hacerlo pronto o será demasiado tarde.- Hablaba Elvira.-Un par de días para prepararlo todo y viajamos ¿De acuerdo?
Proponía Elvira, Álex y Mónica lo confirmaban con la cabeza.
Subían las escaleras de nuevo para entrar en el apartamento, se sentían algunas notas en el piano, Fran había estado practicando, no tocaba bien pero por lo menos ligaba alguna nota con otra.
-Has mejorado, aprendes rápido.- Le decía Álex al entrar en el salón.
-¡Coño! Con lo que habéis tardado podía estar tocando la novena sinfonía de Beethoven, tío.
-Nos vamos cariño.- Le decía Elvira a Fran.
-Cenemos antes ¿No? No seamos tan exagerados.- Le pedía Mónica a Elvira.
-Claro cariño ¿Tanta prisa tienes? Cenemos primero, yo tengo hambre.- Le decía Fran a Elvira.
-De acuerdo, cenamos y nos volvemos a Madrid, tengo que hacer varias cosas.- Decía Elvira preocupada.
Cenaron, Mónica y Álex les acompañaron hasta el coche que tenía Elvira aparcado en la calle.
-Pasado mañana os vendré a buscar temprano, os confirmaré la hora.- Les decía Elvira subiéndose en el coche.
Fran se despedía de Álex y Mónica.
-Perdonar a Elvira, está nerviosa no sé de qué.
-Ten paciencia con ella, en unos días volverá a ser la misma.- Le decía Mónica animándolo.
Elvira y Fran volvieron a Madrid, ella quería el día siguiente contactar con los dos agentes en los que podía confiar para explicarles el plan, después tenía que preparar toda la logística. Álex, el día siguiente, jueves, habló con García, sin explicarle nada del tema, para que no contara con los dos agentes folladores para las patrullas el día del operativo, se reunió con ellos fuera de la comisaría, quería que entendieran que sería un operativo fuera de lo que es la policía, que lo hacían como favor y los puso al día de lo que sería y del peligro que se corría, los chavales aceptaron al momento, hasta se les iluminó la cara de la ilusión.
Llegaron a la comisaría, Álex, antes de entrar en su despacho, le hizo un gesto con la cabeza a Mónica confirmándole que los chavales se habían unido al grupo. Se acababa de sentar en su despacho cuando entró Benítez cerrando la puerta detrás de él, sin decir nada se sentó en la silla delante de Álex. Lo miró un momento en silencio, Álex le devolvía la mirada sin tener ni idea de lo que le pasaba.
-¿Qué?- Preguntó Benítez.
Álex movía las manos, como diciendo ¿Qué de qué?
-Venga tío, te he visto esta mañana salir de la comisaría con esos dos agentes ¿Qué coño tenías que hablar con ellos en el bar?
-Mira Benítez, no creo que tengas porqué saberlo todo…
-¡Déjate de hostias! ¿Qué coño está pasando?- Se enfadaba Benítez.
Álex le miraba fijamente, Benítez le aguantaba la mirada.
-¿Qué pasa Álex? Es por lo del orfanato que nos explicaste ¿Verdad?
Álex abrió mucho los ojos ¿Cómo coño lo sabe este tío? Pensó. Benítez le seguía mirando totalmente convencido de lo que decía. Álex cerró los ojos por un instante, los volvió a abrir.
-Sí, va por ahí, pero sinceramente, no quiero involucrarte en eso.
-¿Involucrarme?- Se alteraba Benítez.- Estoy involucrado desde el día que por mi culpa… mataron a mi compañero, lo mataron por mi culpa, por no estar con él, una familia perdió al padre por mi culpa Álex, mira si estoy involucrado…
-¡Escúchame!- Se alteraba también Álex.- Tú no tuviste la culpa de nada, nadie se esperaba que ocurriera lo que ocurrió ¡Prométeme una cosa! Qué no estás con Susan por sentirte culpable.
-No ¡Coño! no, no tiene nada que ver una cosa con la otra, con Susan nos enamoramos y ya está, yo estaba solo, a ella ya la conocía… Mira, es igual, no te contaré nuestra historia ahora, te aseguro que no es por pena ni por sentirme culpable, pero sí quiero ayudaros en lo que sea, vengar a Soria, eso quiero.
-No tiene nada que ver lo de ahora con lo que pasó aquí, o eso creo.
-Me da igual, quiero ayudaros, quiero hacer lo que no pude hacer en aquel momento.
Otro tenso silencio mirándose uno al otro. Álex miró a través del cristal, Mónica también le estaba mirando, le hizo un gesto para que entrara en el despacho.
-¿Qué pasa?- Preguntó Mónica al entrar.
-Benítez, quiere venir con nosotros.- Le informaba Álex.
-¿Venir? ¿A dónde?
-¡Joder Mónica! Tú también no ¡Coño!- Se quejaba Benítez.
-Lo sabe Mónica, no sé cómo, pero lo sabe el cabronazo…
-Lo sé porqué os he observado, desde que salió aquella conversación del orfanato sabía que no lo dejaríais, hoy cuando he visto que salías de la comisaría con ese par de agentes hambrientos de aventuras, sabía que era para proponerles algo, yo también quiero ayudar.
-¡Hostia con Benítez!- Exclamaba Mónica.
-Es peligroso- Insistía Álex.- no quiero que Susan vuelva a enviudar.
-En eso tiene razón Álex.- Le daba la razón Mónica.
-¿Y yo? ¿No cuento para nada? Tengo que hacerlo, o nunca me olvidaré de que Soria murió por mi culpa…
-No Benítez, Soria no…- Empezaba a decir Mónica.
-¡Basta ya! No me vuelvas a decir lo mismo que él, tengo que hacerlo ¿Vais a contar conmigo o me vais a dejar como a un gilipollas?
Mónica y Álex se miraban, movieron lentamente la cabeza confirmando.
-Te enviaremos el día y la hora que tendrás que estar en mi casa, seguramente pasado mañana.
Dijo Álex, Benítez le miró a los ojos, después giró la cabeza para mirar a Mónica, ella seguía confirmando con la cabeza, Benítez se levantó de la silla y lentamente salió del despacho. Álex resoplaba, Mónica se sentaba en la silla que anteriormente estaba sentado Benítez, Álex miró el móvil, lo manipuló y lo puso en manos libres.
-¿Elvira?
-Ya sabes que soy yo ¡Coño! ¿Por qué preguntas?
-He conseguido a tres agentes que nos ayudarán…
-¡Joder! Eso no me lo esperaba, yo también he confirmado a los dos míos, así seremos… nosotros tres, más los tres vuestros seis, más los dos míos ocho, no está mal, podría ser peor.
-Uno de ellos es Benítez.- Le decía Mónica.
-A Benítez no os importa que lo maten, porqué de García no quisisteis…
-Se ha apuntado él, sospechaba algo.- Le informaba Álex.
-Que discretos sois, hijos de puta ¿Lo habéis publicado en la prensa?
-¡Elvira por favor!- Exclamaba Mónica.
-Perdonarme chicos, estoy muy nerviosa, tengo que conseguir unas cuantas cosas y hasta que las consiga no me voy a calmar, lo bueno es que somos ocho, es un buen número.
Elvira colgó la llamada sin más, Mónica y Álex se miraban, sonó el móvil de Álex.
-Es ella otra vez.- Dijo Álex.- ¿Elvira?
-¿Otra vez?
-Que sí ¡Coño! Ya sé que eres tú ¿Qué quieres? Mónica también te escucha.
-Pasado mañana a las seis preparados en la puerta de tú casa, sin armas, tengo a la prensa preparada al medio día.
Volvió a colgar sin decir nada más.
-¿Ha colgado?- Preguntaba Mónica sorprendida.
-Sí hija, esta es así.- Le respondía Álex resignado.
-Supongo que son las seis de la mañana.- Se preguntaba Mónica.
-Claro, si dice que ha quedado con la prensa a medio día, no será por la tarde, habría dicho las dieciocho horas, supongo.
-No me cuadran las horas- Decía Mónica.- si a las seis estamos en nuestra casa ¿Cómo vamos a llegar al orfanato, hacer lo que tengamos que hacer y los periodistas entrar al medio día?
-Confiemos en Elvira.- Contestaba Álex.
Se volvieron a mirar Mónica y Álex, salieron del despacho, le hicieron un gesto a Benítez con la cabeza, se levantó de su mesa y los siguió, pasaron por la sala donde estaban los otros dos agentes, con otro gesto de la cabeza entendieron que tenían que seguirlos, se reunieron en el patio donde aparcaban los coches.
-Pasado mañana, el sábado, a las seis menos cuarto en mi casa, sin armas.- Dijo escuetamente Álex.
-¿Sin armas?- Preguntó uno de los agentes.
-Sin armas.- Confirmó Álex.
Los demás confirmaron con la cabeza, se miraron y cada uno se fue a seguir con lo suyo, los nervios empezaban a aparecer.
El viernes por la noche, Elvira entraba en el apartamento de Fran, se le notaba cansada. Dejó el bolso, se descalzó, caminó lentamente y se sentó de lado en el regazo de Fran, él estaba sentado en un sillón mirando la televisión.
-¿Estás cansada cariño?
-Hoy ha sido un día muy intenso, tenía que preparar muchas cosas para mañana.
-¿Has hablado con mis amigos?- Le preguntaba Fran.
-Sí, el tema del transporte y las armas está solucionado, gracias por tú ayuda.
-Elvira ¿Seguro que no quieres que te acompañe?
-No, no quiero mezclarte con mi trabajo.
-Si puedo ser de ayuda me gustaría hacerlo, sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.
-Tengo muy claro para qué necesito tu ayuda.
Le respondía Elvira con una sonrisa, a la vez que le besaba los labios y una mano la deslizaba por los abdominales de Fran, hasta agarrarle la polla y los huevos por fuera del chándal. Él se fue incorporando, estirándola a ella a su lado en el sillón, una mano rápidamente le agarró el coño por encima del pantalón. Dejaron de besarse, se miraron a los ojos, Fran sabía que esperaba Elvira, le desabrochó el pantalón, de un tirón se lo bajó y se lo quitó, de otro tirón le bajó y quitó las bragas, él se puso de pie, ella se quitó la camisa y el sujetador, mientras, Fran se bajaba y quitaba el pantalón del chándal y la ropa interior, ella abría las piernas, colocándolas una en cada reposabrazos del sillón, él se quitaba la ropa de la parte superior del cuerpo. Fran, al ver a Elvira tan abierta de piernas, no lo dudó, se arrodilló en el suelo y le empezó a comer el coño con devoción, ella cerró los ojos de gusto. Un poco más tarde, Fran le apuntaba la polla en la entrada del coño y se dejaba caer penetrándola hasta el fondo, Elvira gritó, con una pierna en cada respaldo del sillón el pollazo fue profundo, apoyó sus manos en las caderas de Fran, siguiendo el ritmo que él imprimía, que bien se la estaba follando, le estaba dando un placer inmenso, ella pasó de acariciarle las caderas a agarrárselas con fuerza, para que Fran las moviera con más velocidad, con más dureza, Elvira quería sentir que la partía por la mitad, que le machacaba el coño a pollazos, no podía parar de gritar, se iba a correr. En aquella posición, el pecho de Fran le quedaba a la altura de su boca, ella se lo besaba y… cuando empezó a correrse, se lo mordía, le dejaba los dientes marcados, él se quejaba del mordisco y movía más violentamente la cintura para penetrarla con más dureza. Todavía no había acabado de gritar Elvira del tremendo orgasmo que sentía, cuando Fran le dio la vuelta, la dejó a cuatro apoyándole las rodillas encima del sillón, le levantó el culo y le volvió a penetrar el coño de otro pollazo, Elvira volvió a gritar, él siguió follándosela a un ritmo tremendo, ella no paraba de moverse y gritar del tremendo gusto que le estaba dando, parecía que era un orgasmo que no se acababa nunca. Elvira notó que a Fran le quedaba poco, se dio la vuelta, se sentó en el sillón, le agarró la polla, le dio unas cuantas sacudidas a buen ritmo, se la metió en la boca, se la chupó con ganas metiéndosela y sacándosela unas cuantas veces, la volvió a agarrar con toda la mano masturbándolo con velocidad, cuando notó que la polla se tensaba, que Fran empezaba a cerrar los ojos, sabía que estaba a punto de correrse, aflojó un poco la velocidad de la paja, el primer disparo de leche le cayó en medio de la cara, desde la nariz hasta la boca, Fran gruñía de gusto, ella se metió la polla otra vez en la boca y… chupando y succionando profundamente, dejó que toda la leche le fuera entrando y resbalando por su garganta.
Después se relajaban los dos en el sillón, en silencio, Fran sabía que aquel polvo había sido especial, ella también, aquel polvo había sido una despedida, o una posible despedida por si le pasaba algo al día siguiente. Se acordaba de lo ocurrido en la universidad, si aquella vez, enfrentándose a unos novatos, casi pierde la vida, esta vez, que seguro que sería contra agentes de la policía ¿Qué podría pasar? Cualquier cosa, se respondía ella misma. Había una gran diferencia, como sospechaba Mónica, aquella vez en la universidad, ella estaba en otra situación, le hubiera dado igual que le hubieran reventado la cabeza de un disparo, se hubiera ido a la mierda y listo, pero esta vez, esta vez era diferente, ella estaba contenta con su vida, Fran le había devuelto una alegría que no recordaba, estaba disfrutando de la vida, no quería perderla y menos por luchar contra unos hijos de puta.
-¿Todo bien?- Preguntó Fran al verla pensativa.
-Sí, todo bien.
Respondió Elvira con una sonrisa, besándole los labios antes de levantarse para meterse en la ducha.
Aquella noche, no fueron los únicos que follaron, Mónica y Álex también se dieron un buen homenaje, pegaron un par de polvazos antes de cenar, otra despedida por si acaso. Y Benítez, él también llegó pronto a la casa de Susan, antes de que llegaran sus hijos del colegio, para pegar un buen polvete, al menos, si al día siguiente moría, quería hacerlo bien folladico.
...