Masturbando a un hombre

Buenas a todos, ha pasado mucho tiempo desde que colgué mis últimos relatos. Desde entonces han pasado muchas cosas, pero vayamos por partes…

Tengo mi zona ya bien conocida, donde es raro el día que no ocurre nada, también algunos habituales que ya nos conocemos y que sabemos de qué palo va cada uno. Cuando voy, llevo siempre mis elementos de supervivencia: gorra, gafas de sol, botella de agua, pañuelos de papel y una camiseta de repuesto en una mochila pequeña.

Con cada experiencia que se va teniendo, se adquiere confianza y se afianzan los gustos. Hace más de un año, mientras iba a mi lugar habitual, me fijé en un hombre maduro, de alrededor de 60 o 65 años, con barriguita, alto y grande.

Como suelo hacer habitualmente, me aproximé lentamente, intentando ver alguna señal, pero en este caso no sucedió nada, así que pasé de largo y seguí andando, esperando tener mejor suerte más adelante. Anduve alrededor de 200 metros y vi a un joven de unos 30 años. Aparté la mirada porque en ese momento solo buscaba personas maduras. Como no vi a nadie más adelante, me di la vuelta y volví a recorrer el camino en sentido contrario y, claro, ahí estaba el maduro que había visto hacía apenas 10 minutos.

Seguí andando, mirando de vez en cuando, pero sin fijarme descaradamente. Al pasar a su altura, se paró y me hizo una pregunta trivial sobre... le contesté amablemente y entonces vi cómo pasaba la mano por su polla. Sí, era una señal inequívoca, así que hice lo mismo para confirmarle que estábamos buscando lo mismo.

Seguimos hablando durante un minuto aproximadamente y me preguntó si quería acompañarle hacia una zona arbolada que había cerca. Le dije que sí y nos dirigimos hacia allí. Mientras íbamos, hablábamos del verano, del calor que iba a hacer y temas similares. Por fin llegamos a la zona arbolada, donde estaríamos libres de miradas indiscretas y, sobre todo, no habría nadie que se pudiera incomodar por nuestra presencia.

Nada más llegar, se giró y se sacó la polla. Era normal, con el prepucio cubierto hasta la mitad. Alargué la mano y la toqué. Como siempre, esa sensación me vuelve loco. Notaba cómo se ponía dura a mi tacto y empecé a descapullarle. Él echó mano a mi entrepierna y notó lo dura que la tenía. Me la sacó y empezó a masturbarme también. Estaba tan excitado que en menos de un minuto tuve que decirle que parara o me iba a correr.

Él paró y me dijo: “Quiero que me la chupes”. Yo dudé, nunca había chupado una polla, aunque siempre voy preparado para hacerlo. Hasta ahora siempre me he conformado con masturbar. Me mira y me dice: “¿A qué esperas, tengo que hacerte un mapa?”

La forma en que me mira y la manera en que me ha dicho esto último termina de decidirme. Me digo a mí mismo que lo estoy deseando y que es eso lo que quiero hacer, así que me arrodillo, me quito la mochila y saco mi botella de agua. Me echo un poco en las manos y acaricio su polla. Él parece impaciente y me dice: “Deja ya de hacer el tonto y empieza a chupar, maricón”.

Con una mano en sus huevos y la otra en el tronco de su polla, le miro y le digo que sus deseos son órdenes para mi. Sin apartar la mirada de sus ojos, me acerco y me meto la polla en la boca. No sabía lo que me iba a encontrar, ni cómo me iba a sentir, pero me siento encantado y muy excitado. El tacto es suave, aprieto mis labios contra el tronco y empiezo a mamar. La saco prácticamente entera, recorro el glande con la lengua y me la vuelvo a tragar entera. Noto el líquido preseminal, me encanta, es delicioso.

Voy notando lo excitado que está. Mientras mamo, le agarro de los huevos y sé que le queda poco para correrse. Me la saco de la boca y le digo que me avise cuando vaya a correrse. Él me dice que no me preocupe, que me avisa. Me ordena que me masturbe, dice que quiere que nos corramos los dos a la vez.

Al cabo de unos segundos, me dice que está a punto correrse. Yo acelero mi masturbación porque no quiero decepcionarle. Estoy tan concentrado en mi mismo que de repente noto cómo mi boca se llena de semen mientras escucho un “me corro, puta”, me saco rápidamente la polla de la boca y el resto de la corrida cae en el suelo, el sabor es parecido al mío, no me desagrada debido a la excitación que llevo en el cuerpo, en ese momento empiezo a correrme yo y mi semen cae al lado del suyo.

Me mira y me dice que soy una buena maricona y que le limpie bien la polla con la boca, obedezco y cuando he terminado, se la guarda y se va despidiéndose con un buenas tardes. Bebo un poco de mi botella de agua para enjuagarme, me recompongo y empiezo a caminar hacia mi coche.

Mientras voy de camino pienso en lo que acaba de suceder y me vuelvo a excitar, me ha gustado tanto que pienso que desde hoy voy a ser un buen chupa pollas. Una vez en el coche vuelvo a masturbarme hasta correrme otra vez. ¡Qué día tan intenso!
un relato bastante morboso, deseando leer mas
 
He soñado que masturbaba al hijo de mis vecinos, de 18 años. Ha sido de lo más inquietante.
 

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