Mi primer gloryhole

Soy una chica de 26 años, madre primeriza desde hace un año. Mi cuerpo todavía está produciendo leche materna y eso, junto con las hormonas post-parto, ha creado una mezcla de deseo y culpa en mí. Hoy decidí hacer algo que nunca antes había considerado: ir a un gloryhole. Sí, eso es lo que estoy a punto de hacer. Es un lugar donde los hombres y las mujeres desconocidos se encuentran para tener relaciones sexuales anónimas. La idea de ser infiel a mi pareja me llena de mala conciencia, pero también me excita de una manera que no puedo explicar.

Llegué al lugar, un pequeño local en un barrio desconocido. El ambiente estaba oscuro y cargado de adrenalina. Nunca antes había estado en un lugar así, y la verdad, estaba un poco asustada. Pero algo dentro de mí me impulsaba a seguir adelante.

Entré en el local y me encontré con un pasillo oscuro y estrecho. Había varias cabinas a lo largo de las paredes, y podía oír gemidos y susurros provenientes de algunas de ellas. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia una de las cabinas.

Me deslicé en la oscuridad y me senté en el suelo. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que alguien apareciera. Entonces, lo vi. Un pene anónimo asomándose por un agujero en la pared. Mi primera reacción fue de pánico, pero luego, algo dentro de mí se prendió. Tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo suavemente. La sensación de la piel cálida y suave bajo mis dedos me hizo estremecer de deseo.

Comencé a chupar suavemente, sintiendo su erección crecer en mi boca. Mi cuerpo temblaba de excitación y culpabilidad. Pero no podía detenerme. Quería más. Quería sentirlo dentro de mí.

Me deslicé hacia abajo, abriendo mis piernas para él. Sentí su miembro deslizarse en mi interior, llenándome por completo. Mis pechos aún llenos de leche se mecían con cada embestida, y yo no podía evitar gemir de placer.

Mientras se movía dentro de mí, mi mano libre se deslizó entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris. Con cada embestida, mi dedo se movía más rápido, haciéndome gemir de placer. Mi coño se mojaba cada vez más, y yo no podía evitar mover mis caderas, buscando más fricción.

El pene que tenía dentro de mí era impresionante. Era grande y grueso, con una cabeza bulbosa que se sentía increíble en mi coño. La piel estaba suave pero firme, y podía sentir la vena que corría por el lado de su eje mientras me llenaba.

Cuando llegó el momento de su orgasmo, él gruñó y me llamó "puta" mientras se corría dentro de mí. Su semen caliente llenó mi interior, y yo no pude evitar seguirme moviendo, buscando mi propio orgasmo. Cuando finalmente llegué al clímax, mi cuerpo se sacudió con violencia, y mi vagina se contrajo alrededor de su miembro, exprimiendo cada gota de su semen.

Fue una experiencia intensa y liberadora. Me sentí sucia y culpable, pero también viva y deseada. Fue algo que nunca olvidaré. Ahora, mientras vuelvo a casa hacia mi hija y mi marido, me siento algo culpable.
¿Has probado en alguna aplicación de contactos tener encuentros con algún hombre que te de morbo? Alguien discreto, así tus fantasías se pueden ver cumplidas.
Además para una mujer es mucho más fácil, al haber mucha oferta de hombres, es más fácil dar con la persona adecuada
 
Wow que buena historia. Que pena que nadie te comiera las tetas y beber esa rica leche de tus pechos
 
Soy una chica de 26 años, madre primeriza desde hace un año. Mi cuerpo todavía está produciendo leche materna y eso, junto con las hormonas post-parto, ha creado una mezcla de deseo y culpa en mí. Hoy decidí hacer algo que nunca antes había considerado: ir a un gloryhole. Sí, eso es lo que estoy a punto de hacer. Es un lugar donde los hombres y las mujeres desconocidos se encuentran para tener relaciones sexuales anónimas. La idea de ser infiel a mi pareja me llena de mala conciencia, pero también me excita de una manera que no puedo explicar.

Llegué al lugar, un pequeño local en un barrio desconocido. El ambiente estaba oscuro y cargado de adrenalina. Nunca antes había estado en un lugar así, y la verdad, estaba un poco asustada. Pero algo dentro de mí me impulsaba a seguir adelante.

Entré en el local y me encontré con un pasillo oscuro y estrecho. Había varias cabinas a lo largo de las paredes, y podía oír gemidos y susurros provenientes de algunas de ellas. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia una de las cabinas.

Me deslicé en la oscuridad y me senté en el suelo. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que alguien apareciera. Entonces, lo vi. Un pene anónimo asomándose por un agujero en la pared. Mi primera reacción fue de pánico, pero luego, algo dentro de mí se prendió. Tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo suavemente. La sensación de la piel cálida y suave bajo mis dedos me hizo estremecer de deseo.

Comencé a chupar suavemente, sintiendo su erección crecer en mi boca. Mi cuerpo temblaba de excitación y culpabilidad. Pero no podía detenerme. Quería más. Quería sentirlo dentro de mí.

Me deslicé hacia abajo, abriendo mis piernas para él. Sentí su miembro deslizarse en mi interior, llenándome por completo. Mis pechos aún llenos de leche se mecían con cada embestida, y yo no podía evitar gemir de placer.

Mientras se movía dentro de mí, mi mano libre se deslizó entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris. Con cada embestida, mi dedo se movía más rápido, haciéndome gemir de placer. Mi coño se mojaba cada vez más, y yo no podía evitar mover mis caderas, buscando más fricción.

El pene que tenía dentro de mí era impresionante. Era grande y grueso, con una cabeza bulbosa que se sentía increíble en mi coño. La piel estaba suave pero firme, y podía sentir la vena que corría por el lado de su eje mientras me llenaba.

Cuando llegó el momento de su orgasmo, él gruñó y me llamó "puta" mientras se corría dentro de mí. Su semen caliente llenó mi interior, y yo no pude evitar seguirme moviendo, buscando mi propio orgasmo. Cuando finalmente llegué al clímax, mi cuerpo se sacudió con violencia, y mi vagina se contrajo alrededor de su miembro, exprimiendo cada gota de su semen.

Fue una experiencia intensa y liberadora. Me sentí sucia y culpable, pero también viva y deseada. Fue algo que nunca olvidaré. Ahora, mientras vuelvo a casa hacia mi hija y mi marido, me siento algo culpable.
Muy bueno, si lo que querías era ponernos cachondos lo has conseguido 😉
 
Soy una chica de 26 años, madre primeriza desde hace un año. Mi cuerpo todavía está produciendo leche materna y eso, junto con las hormonas post-parto, ha creado una mezcla de deseo y culpa en mí. Hoy decidí hacer algo que nunca antes había considerado: ir a un gloryhole. Sí, eso es lo que estoy a punto de hacer. Es un lugar donde los hombres y las mujeres desconocidos se encuentran para tener relaciones sexuales anónimas. La idea de ser infiel a mi pareja me llena de mala conciencia, pero también me excita de una manera que no puedo explicar.

Llegué al lugar, un pequeño local en un barrio desconocido. El ambiente estaba oscuro y cargado de adrenalina. Nunca antes había estado en un lugar así, y la verdad, estaba un poco asustada. Pero algo dentro de mí me impulsaba a seguir adelante.

Entré en el local y me encontré con un pasillo oscuro y estrecho. Había varias cabinas a lo largo de las paredes, y podía oír gemidos y susurros provenientes de algunas de ellas. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia una de las cabinas.

Me deslicé en la oscuridad y me senté en el suelo. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que alguien apareciera. Entonces, lo vi. Un pene anónimo asomándose por un agujero en la pared. Mi primera reacción fue de pánico, pero luego, algo dentro de mí se prendió. Tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo suavemente. La sensación de la piel cálida y suave bajo mis dedos me hizo estremecer de deseo.

Comencé a chupar suavemente, sintiendo su erección crecer en mi boca. Mi cuerpo temblaba de excitación y culpabilidad. Pero no podía detenerme. Quería más. Quería sentirlo dentro de mí.

Me deslicé hacia abajo, abriendo mis piernas para él. Sentí su miembro deslizarse en mi interior, llenándome por completo. Mis pechos aún llenos de leche se mecían con cada embestida, y yo no podía evitar gemir de placer.

Mientras se movía dentro de mí, mi mano libre se deslizó entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris. Con cada embestida, mi dedo se movía más rápido, haciéndome gemir de placer. Mi coño se mojaba cada vez más, y yo no podía evitar mover mis caderas, buscando más fricción.

El pene que tenía dentro de mí era impresionante. Era grande y grueso, con una cabeza bulbosa que se sentía increíble en mi coño. La piel estaba suave pero firme, y podía sentir la vena que corría por el lado de su eje mientras me llenaba.

Cuando llegó el momento de su orgasmo, él gruñó y me llamó "puta" mientras se corría dentro de mí. Su semen caliente llenó mi interior, y yo no pude evitar seguirme moviendo, buscando mi propio orgasmo. Cuando finalmente llegué al clímax, mi cuerpo se sacudió con violencia, y mi vagina se contrajo alrededor de su miembro, exprimiendo cada gota de su semen.

Fue una experiencia intensa y liberadora. Me sentí sucia y culpable, pero también viva y deseada. Fue algo que nunca olvidaré. Ahora, mientras vuelvo a casa hacia mi hija y mi marido, me siento algo culpable.
Guau, que pasada. Es muy morboso lo que cuentas. Me gusta que te hayas lanzado y liberado así, sin pensarlo mucho y dejandote llevar por el disfrute
 
¿Has probado en alguna aplicación de contactos tener encuentros con algún hombre que te de morbo? Alguien discreto, así tus fantasías se pueden ver cumplidas.
Además para una mujer es mucho más fácil, al haber mucha oferta de hombres, es más fácil dar con la persona adecuada
No lo he probado
 
Anoche, después de dar el pecho a mi hija, decidí no ducharme. Todavía tenía la sensación de la experiencia en el gloryhole en mi piel y en mi vagina. Me sentía sucia y culpable, pero también excitada y llena de deseo.

Mi marido y yo nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, acariciando mis pechos y mi vientre. Yo podía sentir su erección presionando contra mi muslo, y mi coño comenzó a mojarse de anticipación.

Decidimos hacer un 69, y mientras yo chupaba su pene, él se puso entre mis piernas y comenzó a lamer mi coño. No sabía que aún había restos de la leche del hombre del gloryhole en mi interior, y cuando su lengua se deslizó por mi vagina, comenzó a saborear la mezcla de mi excitación y la leche ajena.

Al principio, no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero pronto, notó el sabor diferente y extraño en mi coño. Se detuvo por un momento, sorprendido y confundido. Yo, sintiéndome culpable y excitada a la vez, no dije nada y continué chupando su pene.

Finalmente, él decidió seguir adelante. Su lengua se movió más rápido, lamiendo y succionando mi clítoris mientras sus dedos se deslizaban en mi interior. Yo podía sentir la mezcla de su saliva y la leche ajena dentro de mí, y eso me excitaba aún más.

Cuando finalmente llegué al orgasmo, mi cuerpo se sacudió con violencia y mi vagina se contrajo alrededor de sus dedos. Él también se corrió en mi boca, y yo tragué su semen mientras me lamía y succionaba hasta el último momento
 
Anoche, después de dar el pecho a mi hija, decidí no ducharme. Todavía tenía la sensación de la experiencia en el gloryhole en mi piel y en mi vagina. Me sentía sucia y culpable, pero también excitada y llena de deseo.

Mi marido y yo nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, acariciando mis pechos y mi vientre. Yo podía sentir su erección presionando contra mi muslo, y mi coño comenzó a mojarse de anticipación.

Decidimos hacer un 69, y mientras yo chupaba su pene, él se puso entre mis piernas y comenzó a lamer mi coño. No sabía que aún había restos de la leche del hombre del gloryhole en mi interior, y cuando su lengua se deslizó por mi vagina, comenzó a saborear la mezcla de mi excitación y la leche ajena.

Al principio, no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero pronto, notó el sabor diferente y extraño en mi coño. Se detuvo por un momento, sorprendido y confundido. Yo, sintiéndome culpable y excitada a la vez, no dije nada y continué chupando su pene.

Finalmente, él decidió seguir adelante. Su lengua se movió más rápido, lamiendo y succionando mi clítoris mientras sus dedos se deslizaban en mi interior. Yo podía sentir la mezcla de su saliva y la leche ajena dentro de mí, y eso me excitaba aún más.

Cuando finalmente llegué al orgasmo, mi cuerpo se sacudió con violencia y mi vagina se contrajo alrededor de sus dedos. Él también se corrió en mi boca, y yo tragué su semen mientras me lamía y succionaba hasta el último momento
Ya te decía yo que te ibas a la cama muy temprano como para dormir...jajaja
No te ha dicho nada tu marido? Ha tenido que notar que el coño no te sabía igual...y supongo que se notaría bien el motivo 😝
 
Anoche, después de dar el pecho a mi hija, decidí no ducharme. Todavía tenía la sensación de la experiencia en el gloryhole en mi piel y en mi vagina. Me sentía sucia y culpable, pero también excitada y llena de deseo.

Mi marido y yo nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, acariciando mis pechos y mi vientre. Yo podía sentir su erección presionando contra mi muslo, y mi coño comenzó a mojarse de anticipación.

Decidimos hacer un 69, y mientras yo chupaba su pene, él se puso entre mis piernas y comenzó a lamer mi coño. No sabía que aún había restos de la leche del hombre del gloryhole en mi interior, y cuando su lengua se deslizó por mi vagina, comenzó a saborear la mezcla de mi excitación y la leche ajena.

Al principio, no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero pronto, notó el sabor diferente y extraño en mi coño. Se detuvo por un momento, sorprendido y confundido. Yo, sintiéndome culpable y excitada a la vez, no dije nada y continué chupando su pene.

Finalmente, él decidió seguir adelante. Su lengua se movió más rápido, lamiendo y succionando mi clítoris mientras sus dedos se deslizaban en mi interior. Yo podía sentir la mezcla de su saliva y la leche ajena dentro de mí, y eso me excitaba aún más.

Cuando finalmente llegué al orgasmo, mi cuerpo se sacudió con violencia y mi vagina se contrajo alrededor de sus dedos. Él también se corrió en mi boca, y yo tragué su semen mientras me lamía y succionaba hasta el último momento
Como he indicado a una pareja, tú también has abierto la caja de pandora.
 
Ya te decía yo que te ibas a la cama muy temprano como para dormir...jajaja
No te ha dicho nada tu marido? Ha tenido que notar que el coño no te sabía igual...y supongo que se notaría bien el motivo
Si ha notado algo pero no ha dicho nada
 
Soy una chica de 26 años, madre primeriza desde hace un año. Mi cuerpo todavía está produciendo leche materna y eso, junto con las hormonas post-parto, ha creado una mezcla de deseo y culpa en mí. Hoy decidí hacer algo que nunca antes había considerado: ir a un gloryhole. Sí, eso es lo que estoy a punto de hacer. Es un lugar donde los hombres y las mujeres desconocidos se encuentran para tener relaciones sexuales anónimas. La idea de ser infiel a mi pareja me llena de mala conciencia, pero también me excita de una manera que no puedo explicar.

Llegué al lugar, un pequeño local en un barrio desconocido. El ambiente estaba oscuro y cargado de adrenalina. Nunca antes había estado en un lugar así, y la verdad, estaba un poco asustada. Pero algo dentro de mí me impulsaba a seguir adelante.

Entré en el local y me encontré con un pasillo oscuro y estrecho. Había varias cabinas a lo largo de las paredes, y podía oír gemidos y susurros provenientes de algunas de ellas. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia una de las cabinas.

Me deslicé en la oscuridad y me senté en el suelo. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que alguien apareciera. Entonces, lo vi. Un pene anónimo asomándose por un agujero en la pared. Mi primera reacción fue de pánico, pero luego, algo dentro de mí se prendió. Tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo suavemente. La sensación de la piel cálida y suave bajo mis dedos me hizo estremecer de deseo.

Comencé a chupar suavemente, sintiendo su erección crecer en mi boca. Mi cuerpo temblaba de excitación y culpabilidad. Pero no podía detenerme. Quería más. Quería sentirlo dentro de mí.

Me deslicé hacia abajo, abriendo mis piernas para él. Sentí su miembro deslizarse en mi interior, llenándome por completo. Mis pechos aún llenos de leche se mecían con cada embestida, y yo no podía evitar gemir de placer.

Mientras se movía dentro de mí, mi mano libre se deslizó entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris. Con cada embestida, mi dedo se movía más rápido, haciéndome gemir de placer. Mi coño se mojaba cada vez más, y yo no podía evitar mover mis caderas, buscando más fricción.

El pene que tenía dentro de mí era impresionante. Era grande y grueso, con una cabeza bulbosa que se sentía increíble en mi coño. La piel estaba suave pero firme, y podía sentir la vena que corría por el lado de su eje mientras me llenaba.

Cuando llegó el momento de su orgasmo, él gruñó y me llamó "puta" mientras se corría dentro de mí. Su semen caliente llenó mi interior, y yo no pude evitar seguirme moviendo, buscando mi propio orgasmo. Cuando finalmente llegué al clímax, mi cuerpo se sacudió con violencia, y mi vagina se contrajo alrededor de su miembro, exprimiendo cada gota de su semen.

Fue una experiencia intensa y liberadora. Me sentí sucia y culpable, pero también viva y deseada. Fue algo que nunca olvidaré. Ahora, mientras vuelvo a casa hacia mi hija y mi marido, me siento algo culpable.
Me ha encantado, morbosa y puta bufff😍😍
 
Anoche, después de dar el pecho a mi hija, decidí no ducharme. Todavía tenía la sensación de la experiencia en el gloryhole en mi piel y en mi vagina. Me sentía sucia y culpable, pero también excitada y llena de deseo.

Mi marido y yo nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo, acariciando mis pechos y mi vientre. Yo podía sentir su erección presionando contra mi muslo, y mi coño comenzó a mojarse de anticipación.

Decidimos hacer un 69, y mientras yo chupaba su pene, él se puso entre mis piernas y comenzó a lamer mi coño. No sabía que aún había restos de la leche del hombre del gloryhole en mi interior, y cuando su lengua se deslizó por mi vagina, comenzó a saborear la mezcla de mi excitación y la leche ajena.

Al principio, no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. Pero pronto, notó el sabor diferente y extraño en mi coño. Se detuvo por un momento, sorprendido y confundido. Yo, sintiéndome culpable y excitada a la vez, no dije nada y continué chupando su pene.

Finalmente, él decidió seguir adelante. Su lengua se movió más rápido, lamiendo y succionando mi clítoris mientras sus dedos se deslizaban en mi interior. Yo podía sentir la mezcla de su saliva y la leche ajena dentro de mí, y eso me excitaba aún más.

Cuando finalmente llegué al orgasmo, mi cuerpo se sacudió con violencia y mi vagina se contrajo alrededor de sus dedos. Él también se corrió en mi boca, y yo tragué su semen mientras me lamía y succionaba hasta el último momento
Qué bien contado, me encanta, jejej
 
Lo entiendo, teniéndote desnuda mientras le chupabas la polla y el disfrutaba de tu coño, yo tampoco le habría dado más vueltas a las cosas y me centraría en lo que estuviese haciendo jajaja
Suerte que tiene tu marido! 😉
 
Soy una chica de 26 años, madre primeriza desde hace un año. Mi cuerpo todavía está produciendo leche materna y eso, junto con las hormonas post-parto, ha creado una mezcla de deseo y culpa en mí. Hoy decidí hacer algo que nunca antes había considerado: ir a un gloryhole. Sí, eso es lo que estoy a punto de hacer. Es un lugar donde los hombres y las mujeres desconocidos se encuentran para tener relaciones sexuales anónimas. La idea de ser infiel a mi pareja me llena de mala conciencia, pero también me excita de una manera que no puedo explicar.

Llegué al lugar, un pequeño local en un barrio desconocido. El ambiente estaba oscuro y cargado de adrenalina. Nunca antes había estado en un lugar así, y la verdad, estaba un poco asustada. Pero algo dentro de mí me impulsaba a seguir adelante.

Entré en el local y me encontré con un pasillo oscuro y estrecho. Había varias cabinas a lo largo de las paredes, y podía oír gemidos y susurros provenientes de algunas de ellas. Mi corazón latía con fuerza mientras caminaba hacia una de las cabinas.

Me deslicé en la oscuridad y me senté en el suelo. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que alguien apareciera. Entonces, lo vi. Un pene anónimo asomándose por un agujero en la pared. Mi primera reacción fue de pánico, pero luego, algo dentro de mí se prendió. Tomé su miembro en mi mano y comencé a acariciarlo suavemente. La sensación de la piel cálida y suave bajo mis dedos me hizo estremecer de deseo.

Comencé a chupar suavemente, sintiendo su erección crecer en mi boca. Mi cuerpo temblaba de excitación y culpabilidad. Pero no podía detenerme. Quería más. Quería sentirlo dentro de mí.

Me deslicé hacia abajo, abriendo mis piernas para él. Sentí su miembro deslizarse en mi interior, llenándome por completo. Mis pechos aún llenos de leche se mecían con cada embestida, y yo no podía evitar gemir de placer.

Mientras se movía dentro de mí, mi mano libre se deslizó entre mis piernas, tocando suavemente mi clítoris. Con cada embestida, mi dedo se movía más rápido, haciéndome gemir de placer. Mi coño se mojaba cada vez más, y yo no podía evitar mover mis caderas, buscando más fricción.

El pene que tenía dentro de mí era impresionante. Era grande y grueso, con una cabeza bulbosa que se sentía increíble en mi coño. La piel estaba suave pero firme, y podía sentir la vena que corría por el lado de su eje mientras me llenaba.

Cuando llegó el momento de su orgasmo, él gruñó y me llamó "puta" mientras se corría dentro de mí. Su semen caliente llenó mi interior, y yo no pude evitar seguirme moviendo, buscando mi propio orgasmo. Cuando finalmente llegué al clímax, mi cuerpo se sacudió con violencia, y mi vagina se contrajo alrededor de su miembro, exprimiendo cada gota de su semen.

Fue una experiencia intensa y liberadora. Me sentí sucia y culpable, pero también viva y deseada. Fue algo que nunca olvidaré. Ahora, mientras vuelvo a casa hacia mi hija y mi marido, me siento algo culpable.
vaya historia...ahora la cuestion es que no te vuelvas viciosilla...
 
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