dios_lujurioso
Miembro muy activo
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Hola de nuevo por aquí.
El relato de hoy es como me puse por primera vez lencería femenina.
Todo comenzó cuando me invitaron a una comida familiar con mi pareja. Como he comentado en otros post, a Maria le gustaba mucho el sexo y le daba exactamente igual si nos veían o no. A mi, la verdad me daba mucho morbo la cantidad de situaciones en las que practicábamos sexo.
Ese día fue cuando me presentaron a parte de su familia. Estábamos en casa de su abuelo y esperábamos la llegada de mas familiares.
Los 2 sentados en una habitación contigua al salón donde íbamos a comer, era una estancia totalmente diáfana,sin puertas ni paredes que lo separasen del comedor.
Estábamos viendo la tele desde el sofá, dando la espalda al comedor y como viene siendo habitual, ella comenzó a masajearme el pantalón. Iba en pantalón corto porque luego íbamos hacer senderismo. No tardó nada en ponerse dura y empezar a asomar por debajo del pantalón.
Ella es ver mi polla y se pone más cachonda aun. Antes de darme cuenta, ya tenia mi polla metida en su boca.
Es experta en el sexo oral, sabe succionar con fuerza y sacar la leche en cuestión de segundos. Mientras me la chupaba y la masajeaba comenzó con su masaje del perineo. Tocando suavemente mis huevos, chupandolos y dandome con la lengua por todos sitios.
En ese momento le empecé a tocar yo. Me encanta cuando le chorrea. Es una mujer que lubrica con mucha facilidad y es verme la polla y se pone bien mojada. Que bien huele ese chochito cuando esta mojado…
Por encima del pantalón le vi un tanguita nuevo de encaje que nunca le habia visto antes. Le dije que me ponia muy malo ese tanguita negro de encaje, pero que era una lastima no poder verlo.
Fue en ese momento cuando me dijo, vamos al baño que te lo enseñe.
Sin pensarlo dos veces nos fuimos al baño. El abuelo tenía un gran baño, muy amplio y con un gran espejo. Fue en ese momento cuando se quito los pantalones y la camiseta. Se quedó solo con el tanguita negro.
¿Que te parece? Se agachó y me mostró ese culo, tapado por una minúscula tela. En ese mismo momento, me puse de rodillas, le aparté el tanguita y comencé a comer ese delicioso culo que se abria delante de mis ojos.
El olor que salía era delicioso, mi lengua iba desde el chochito al culo, del culo al chochito, parandose en los dos agujeros y metiendola poco a poco.
Tenía la polla que me iba a reventar, así que le quite el tanga y comencé a follarla apoyada sobre el lavabo. Tenia las tetas sobre el lavabo, la cara delante del espejo y yo follandome ese chochito chorreando. Me encanta darle buenas embestidas mientras le veo la cara en el espejo, ver como se retuerce de gusto mientras le abro el culito y le meto algún dedo.
Fue en ese momento cuando me corrí dentro, dejándole todo el chochito lleno de leche.
Me agaché a recoger su tanga del suelo y le dije….
Madre mía como huele (mientras que yo lo olía de forma exagerada…)
¿Te gusta como huele? Pues vamos hacer un trato. Quiero que lo lleves puesto en la comida, mientras estas con toda mi familia. Me excita mucho saber que llevas mi tanguita puesto, saber que tu polla se queda fuera del tanga y te está rozando los pantalones. ¿Sabes que si te empalmas se te ve la polla por el pantalón?
Fue una mezcla de emociones. El saber que llevaba su tanga, intentar no empalmarme porque la polla siempre se me ve por debajo del pantalón corto y sobre todo, el saber que ella no llevaba nada.
Sabía que cada vez que se movía le bajaría mi leche por las piernas, dejando todas mallas bien mojadas. Es más, me acercaba a ella y me daba el olor a sexo.
Siempre recordaré esa cena por lo excitante que fue y más aun, como colofón. Nada más montarnos en el coche me dijo que no aguantaba más la excitación, y que nos fuésemos a los asientos de atrás.
Por suerte, al tener las lunas oscuras tenemos algo de privacidad.
Aunque es algo incómodo, se quito la ropa en 1 segundo, me tumbo en el asiento y se sentó sobre mi cara. Increíble aquella imagen, Todo su chocho sobre mi cara, ahogándome con sus fluidos y con los míos. La verdad que un chocho con una corrida sabe delicioso, y mas aún cuando se van moviendo y te va chorreando por la cara. Antes de darme cuenta, ya le estaba soltando otro churretazo en las manos.
Desde entonces, de vez en cuando me pongo sus tanguitas para saber que ella no lleva nada. La tradición es esa, follarmela, dejarle sin ropa interior y que se vaya a trabajar. Al volver toca comida de coño y de polla. Que rico es comérselo después de toda la mañana trabajando con mi corrida dentro.
El relato de hoy es como me puse por primera vez lencería femenina.
Todo comenzó cuando me invitaron a una comida familiar con mi pareja. Como he comentado en otros post, a Maria le gustaba mucho el sexo y le daba exactamente igual si nos veían o no. A mi, la verdad me daba mucho morbo la cantidad de situaciones en las que practicábamos sexo.
Ese día fue cuando me presentaron a parte de su familia. Estábamos en casa de su abuelo y esperábamos la llegada de mas familiares.
Los 2 sentados en una habitación contigua al salón donde íbamos a comer, era una estancia totalmente diáfana,sin puertas ni paredes que lo separasen del comedor.
Estábamos viendo la tele desde el sofá, dando la espalda al comedor y como viene siendo habitual, ella comenzó a masajearme el pantalón. Iba en pantalón corto porque luego íbamos hacer senderismo. No tardó nada en ponerse dura y empezar a asomar por debajo del pantalón.
Ella es ver mi polla y se pone más cachonda aun. Antes de darme cuenta, ya tenia mi polla metida en su boca.
Es experta en el sexo oral, sabe succionar con fuerza y sacar la leche en cuestión de segundos. Mientras me la chupaba y la masajeaba comenzó con su masaje del perineo. Tocando suavemente mis huevos, chupandolos y dandome con la lengua por todos sitios.
En ese momento le empecé a tocar yo. Me encanta cuando le chorrea. Es una mujer que lubrica con mucha facilidad y es verme la polla y se pone bien mojada. Que bien huele ese chochito cuando esta mojado…
Por encima del pantalón le vi un tanguita nuevo de encaje que nunca le habia visto antes. Le dije que me ponia muy malo ese tanguita negro de encaje, pero que era una lastima no poder verlo.
Fue en ese momento cuando me dijo, vamos al baño que te lo enseñe.
Sin pensarlo dos veces nos fuimos al baño. El abuelo tenía un gran baño, muy amplio y con un gran espejo. Fue en ese momento cuando se quito los pantalones y la camiseta. Se quedó solo con el tanguita negro.
¿Que te parece? Se agachó y me mostró ese culo, tapado por una minúscula tela. En ese mismo momento, me puse de rodillas, le aparté el tanguita y comencé a comer ese delicioso culo que se abria delante de mis ojos.
El olor que salía era delicioso, mi lengua iba desde el chochito al culo, del culo al chochito, parandose en los dos agujeros y metiendola poco a poco.
Tenía la polla que me iba a reventar, así que le quite el tanga y comencé a follarla apoyada sobre el lavabo. Tenia las tetas sobre el lavabo, la cara delante del espejo y yo follandome ese chochito chorreando. Me encanta darle buenas embestidas mientras le veo la cara en el espejo, ver como se retuerce de gusto mientras le abro el culito y le meto algún dedo.
Fue en ese momento cuando me corrí dentro, dejándole todo el chochito lleno de leche.
Me agaché a recoger su tanga del suelo y le dije….
Madre mía como huele (mientras que yo lo olía de forma exagerada…)
¿Te gusta como huele? Pues vamos hacer un trato. Quiero que lo lleves puesto en la comida, mientras estas con toda mi familia. Me excita mucho saber que llevas mi tanguita puesto, saber que tu polla se queda fuera del tanga y te está rozando los pantalones. ¿Sabes que si te empalmas se te ve la polla por el pantalón?
Fue una mezcla de emociones. El saber que llevaba su tanga, intentar no empalmarme porque la polla siempre se me ve por debajo del pantalón corto y sobre todo, el saber que ella no llevaba nada.
Sabía que cada vez que se movía le bajaría mi leche por las piernas, dejando todas mallas bien mojadas. Es más, me acercaba a ella y me daba el olor a sexo.
Siempre recordaré esa cena por lo excitante que fue y más aun, como colofón. Nada más montarnos en el coche me dijo que no aguantaba más la excitación, y que nos fuésemos a los asientos de atrás.
Por suerte, al tener las lunas oscuras tenemos algo de privacidad.
Aunque es algo incómodo, se quito la ropa en 1 segundo, me tumbo en el asiento y se sentó sobre mi cara. Increíble aquella imagen, Todo su chocho sobre mi cara, ahogándome con sus fluidos y con los míos. La verdad que un chocho con una corrida sabe delicioso, y mas aún cuando se van moviendo y te va chorreando por la cara. Antes de darme cuenta, ya le estaba soltando otro churretazo en las manos.
Desde entonces, de vez en cuando me pongo sus tanguitas para saber que ella no lleva nada. La tradición es esa, follarmela, dejarle sin ropa interior y que se vaya a trabajar. Al volver toca comida de coño y de polla. Que rico es comérselo después de toda la mañana trabajando con mi corrida dentro.