bicharraco
Miembro muy activo
Antecedentes.
Antes de nada he de decir que no son una pareja que lleven el rol zorra/cornudo. A pesar de ello, la palabra cuernos y similares aparecen de vez en cuando en nuestra conversaciones, tanto escritas como habladas.
No era la primera vez que me visitaba, con permiso de su marido, que de vez en cuando le pide cuernos. Pero esta vez sería distinto.
Después de años de relación (somos casi un trimonio), ella llevaba tiempo insistiendo en que quería que la follase a pelo, aunque antes debía hacerme las correspondientes pruebas para asegurar que todo estaba bien. En el caso de mi rubia, eso debe ser tomado como una orden, tal cual. Menuda es.
Tengo pánico a las agujas, así que lo retrasé todo lo que pude mientras me iba mentalizando para sufrir lo que para mí es una tortura. Y por fin, una visita al "vampiro" y a los pocos días el papel que decía que todo estaba correcto.
No le dije nada a ella, sería una sorpresa. Estaba esperándola en casa, excitado pero también furioso. Follar a pelo a una hembra como ella es un placer para cualquier hombre, y yo lo estaba deseando, pero por otro lado para mí había sido un suplicio. La muy zorra me había hecho pasar un mal trago, un sacrificio que debería tener su correspondiente castigo. Un castigo de los que nos gustan a los dos, pero castigo al fin y al cabo.
Antes de nada he de decir que no son una pareja que lleven el rol zorra/cornudo. A pesar de ello, la palabra cuernos y similares aparecen de vez en cuando en nuestra conversaciones, tanto escritas como habladas.
No era la primera vez que me visitaba, con permiso de su marido, que de vez en cuando le pide cuernos. Pero esta vez sería distinto.
Después de años de relación (somos casi un trimonio), ella llevaba tiempo insistiendo en que quería que la follase a pelo, aunque antes debía hacerme las correspondientes pruebas para asegurar que todo estaba bien. En el caso de mi rubia, eso debe ser tomado como una orden, tal cual. Menuda es.
Tengo pánico a las agujas, así que lo retrasé todo lo que pude mientras me iba mentalizando para sufrir lo que para mí es una tortura. Y por fin, una visita al "vampiro" y a los pocos días el papel que decía que todo estaba correcto.
No le dije nada a ella, sería una sorpresa. Estaba esperándola en casa, excitado pero también furioso. Follar a pelo a una hembra como ella es un placer para cualquier hombre, y yo lo estaba deseando, pero por otro lado para mí había sido un suplicio. La muy zorra me había hecho pasar un mal trago, un sacrificio que debería tener su correspondiente castigo. Un castigo de los que nos gustan a los dos, pero castigo al fin y al cabo.