Morbo entre hermanos

En la adolescencia uno de mis mejores amigos me contó una cosa que pasaba con su hermano.

Era esa época en que las hormonas no te dejan pensar con claridad y vas tan caliente que la polla piensa y te domina más que tú mismo.

Este amigo me contó que compartía la habitación con su hermano menor (dos años menor). Las camas estaban en paralelo, pero su hermano solía tener un sueño profundo y dormía más que él. Decía que por las mañanas se despertaba con tal empalmada y tal calentón que no podía evitar hacerse una paja. Lo primero que siempre hacía era mirar hacia su hermano y comprobar que dormía. El hermano solía dormir girado hacia su cama, pero comprobaba que tenía los ojos cerrados.

Así que él se destapaba y empezaba a hacerse una paja, mirando de vez en cuando que su hermano siguiera dormido. Y así hasta que se corría. Me dijo que tenía una tela en la mesita de noche con la que se secaba y luego guardaba. Pero a veces se levantaba y aún le quedaba algo en las manos y se solía secar en la bata de su hermano. Qué cabrón.

Por lo visto, me contó que un tiempo después, charlando, su hermano le confesó que sabía lo que hacía por las mañanas. Y él se sorprendió ya que siempre le pareció que dormía. Él le dijo que le no le molestaba, que le gustaba mirarlo.

Mi amigo se la cascaba más que un mono, así que casi cada mañana solía caer una paja. Y a partir del momento de la confesión entre hermanos, que eran ya algo más mayores los dos (pero aún adolescentes), dejaron de disimular y cada mañana compartían la paja de los buenos días, cada uno en su cama.

Mi amigo me contó que solían despertarse más o menos a la vez, o que uno esperaba al otro, y se ponían juntos, cada uno en su cama, a hacerse la paja sin cubrirse ni disimular.

Me dijo que muchas mañanas oían a sus padres pasar por el pasillo o a su madre llamarlos ya para el desayuno mientras ellos se estaban cascando la polla. A veces hacían juegos de quién se corría antes o comparaban cuál se corría más (ganaba siempre mi amigo), o jugaban a conseguir correrse a la vez. Decía que más de una vez ocurrió que oían a su madre gritar desde el pasillo "venga ya, a desayunar"... mientras ellos se estaban corriendo a la vez.

Nunca pasó nada entre ellos más allá de esto. Y luego se echaron novias y todo esto terminó. Era un juego sin más.
 
En la adolescencia uno de mis mejores amigos me contó una cosa que pasaba con su hermano.

Era esa época en que las hormonas no te dejan pensar con claridad y vas tan caliente que la polla piensa y te domina más que tú mismo.

Este amigo me contó que compartía la habitación con su hermano menor (dos años menor). Las camas estaban en paralelo, pero su hermano solía tener un sueño profundo y dormía más que él. Decía que por las mañanas se despertaba con tal empalmada y tal calentón que no podía evitar hacerse una paja. Lo primero que siempre hacía era mirar hacia su hermano y comprobar que dormía. El hermano solía dormir girado hacia su cama, pero comprobaba que tenía los ojos cerrados.

Así que él se destapaba y empezaba a hacerse una paja, mirando de vez en cuando que su hermano siguiera dormido. Y así hasta que se corría. Me dijo que tenía una tela en la mesita de noche con la que se secaba y luego guardaba. Pero a veces se levantaba y aún le quedaba algo en las manos y se solía secar en la bata de su hermano. Qué cabrón.

Por lo visto, me contó que un tiempo después, charlando, su hermano le confesó que sabía lo que hacía por las mañanas. Y él se sorprendió ya que siempre le pareció que dormía. Él le dijo que le no le molestaba, que le gustaba mirarlo.

Mi amigo se la cascaba más que un mono, así que casi cada mañana solía caer una paja. Y a partir del momento de la confesión entre hermanos, que eran ya algo más mayores los dos (pero aún adolescentes), dejaron de disimular y cada mañana compartían la paja de los buenos días, cada uno en su cama.

Mi amigo me contó que solían despertarse más o menos a la vez, o que uno esperaba al otro, y se ponían juntos, cada uno en su cama, a hacerse la paja sin cubrirse ni disimular.

Me dijo que muchas mañanas oían a sus padres pasar por el pasillo o a su madre llamarlos ya para el desayuno mientras ellos se estaban cascando la polla. A veces hacían juegos de quién se corría antes o comparaban cuál se corría más (ganaba siempre mi amigo), o jugaban a conseguir correrse a la vez. Decía que más de una vez ocurrió que oían a su madre gritar desde el pasillo "venga ya, a desayunar"... mientras ellos se estaban corriendo a la vez.

Nunca pasó nada entre ellos más allá de esto. Y luego se echaron novias y todo esto terminó. Era un juego sin más.

Mi hermano y yo vivimos juntos y le tengo como un rey. Mamadas las que quiera, montas las que le apetezcan. Es el macho de la casa y lo tiene claro que puede ir directo, sin preguntar nada ni ninguna complicación. No como un "juego" pero tampoco algo que hay que darle muchas vueltas a la cabeza. Le siguen gustando las mujeres como al que más. Es darse un gustazo fácil y ya está.
Para mí es distinto. Me flipa ir lleno de su lefa. La del macho de verdad. Me llena que se me sale por las orejas y yo me quedo flipando de la admiración que le tengo de lo hombre y de lo macho que es.
 
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