No sé si fui cornudo

A ver, yo contesto sin problemas las dudas que vayan surgiendo o comentarios que se quieran hacer. Pero voy a seguir escribiendo a este ritmo, porque a mí me parece más interesante conocer al detalle como fueron sucediendo las cosas, al menos, para mí fue más excitante ir conociendo el contexto de lo acontecido

Soy de tu opinión. Todo suma y todo hace el total. Y es en los detalles y pormenores donde muchas veces está la miga.
 
Como hoy no me va a dar tiempo a escribir nada, os enseño una foto de mi mujer hecha dos meses antes de los hechos que se relatan, he buscado alguna con el bikini del que hablo pero no he visto, creo que sirve al menos para hacerse una idea de como era ella en esa época.
 
Como hoy no me va a dar tiempo a escribir nada, os enseño una foto de mi mujer hecha dos meses antes de los hechos que se relatan, he buscado alguna con el bikini del que hablo pero no he visto, creo que sirve al menos para hacerse una idea de como era ella en esa época.
Está para meterle buena follada
 
Como hoy no me va a dar tiempo a escribir nada, os enseño una foto de mi mujer hecha dos meses antes de los hechos que se relatan, he buscado alguna con el bikini del que hablo pero no he visto, creo que sirve al menos para hacerse una idea de como era ella en esa época.
Está muy bien! Como para no querer follarla!!!
 
Buenos días, @jupi.
Me está interesando mucho tu historia y tu forma de contarla. Es sincera y es sugerente por eso mismo. En la página de Pajis yo conté una experiencia con mi mujer que fue todo un viaje emocional para mi. Relatarlo me ayudó a quitarme de la cabeza muchas ideas poco amables y que me hacían pasarlo mal.
En tu caso parece que te ha resultado una experiencia estimulante y hasta la has aprovechado para tener mejor sexo y seguramente mejor relación con tu mujer. Te felicito por saber disfrutar de tu relación.
Un saludo
 
Gracias. La verdad es que si, han pasado muchos años, y la verdad que ya tenía poca fe en que me lo contara, pero ha superado con creces mis expectativas porque ha sido muy explícita y ha contestado, sin ningún problema, todas mis preguntas.

Tuvo una aventura y la relación ha continuado, paso hace 14 años y seguimos juntos. Y, aunque tarde, hemos tenido un sexo increíble mientras me contaba. Y, muy importante, nunca le he tirado nada en cara y, tengo claro, que, cuando discutamos, por muy fuerte que sea la discusión jamás se lo echaré en cara, porque ella me ha hecho un regalo, no tenía por qué contarme su secreto, y lo ha hecho
 
Al volver, ya la cuarta semana, según me dijo ella, había estado todo el fin de semana dándole vueltas a la cabeza a lo que había sucedido. Yo, la verdad, no tengo el recuerdo de haberla notado nada raro. Pero, al volver, ese lunes, lo que hizo, nada más que tuvo oportunidad, fue decirle que tenían que hablar.

Quedaron en ir al descanso juntos. Salieron a tomar café y él se dirigía a la barra, pero ella prefirió irse a una mesa apartados para hablar más íntimamente. Lo que le dijo fue que no podían seguir así, que quería pararlo ya, él la decía que por qué, que si no la había gustado, ella le contestó que eso no tenía que ver, que estaba casada y que no estaba bien, a lo que él respondió que él también tenía novia (spoiler, era mentira), que no pasaba nada que solo se divertían que no hacían daño a nadie y, que aunque lo negara les gustaba a los dos, que su novia era una cría y que a ella la veía toda una mujer.

Pero Silvia se mostró muy tajante, le dijo que le daba igual todo lo que le dijera que lo único que quería era que acabara y que siguieran bien pero como compañeros, él le contestó que vale, que lo que ella quisiera.

Después de la conversación, él se comportó, es más, mi mujer me dijo que, incluso, trabajaba mucho mejor, menos descuidado y ponía más empeño en todo lo que hacía y, con ella se comportaba con total normalidad, como que no hubiera pasado nada.

Tengo que contextualizar que esa era una semana clave, en todos los sentidos, el viernes de esa semana abrían, por fin, el Corte Inglés al público, hasta entonces el trabajo se había ido desarrollando con el centro cerrado, ellos estaban colocando el material, enseñando como funcionaba todo, etc.

Y el segundo hecho importante, es que esa semana era la última semana de las fiestas de Salamanca, en la semana anterior, mi mujer no había ido a ningún acto de las fiestas (los fines de semana, además, se volvía a casa). Por lo que me contó, en Salamanca, durante esos días ponen una cosa que se llama Casetas de Día, o algo así, que consiste en que los hosteleros ponen por determinadas zonas casetas donde sirven consumiciones con tapas elaboradas. Los salmantinos, deben tener, en las fiestas, bastante costumbre de recorrerlas durante esos días, además suelen estar abiertas hasta tarde, las 12 o 12 y media de la noche.

Hechos los incisos, continúo. Ese día, por la tarde, como ya tenía por costumbre, quedó con el grupillo a tomar algo y dar una vuelta. Lo pasaron bien, según me dijo ella, él se comportó correctamente, no tuvo que pararle los pies en ningún momento, es más, me dijo que estuvo muy bromista.

En un momento dado, alguien dijo que se iban a acabar las fiestas y que aún no habían ido si quiera a las casetas, que había que llevar a Silvia para que lo viera. A todos les pareció buena idea y quedaron en ir al día siguiente a las casetas.

Me he extendido un poco, pero me parecía importante explicar bien esos dos hechos porque, como se verá más adelante, son importantes. Dicho esto, me tengo que ir a entrenar, no me da tiempo a más, si puedo, quizás a la noche continue o si puedo mañana o el fin de semana.
 
Última edición:
A ver si le puedo dar un arreón a esto, vamos a intentarlo.

El martes, durante el día, transcurió con normalidad, siguiendo el mismo patrón que el día anterior. A última hora de la tarde quedaron para irse a las casetas, iban de caseta en caseta tomaban vino o cerveza y les servían la tapa que elaboraban en cada caseta.

Mi mujer, me comentó que se lo pasó muy bien, hablaban todos con todos y, por supuesto, ella también habló con Gonzalo, de buen rollo.

Cuando ya se retiraban a sus casas (mi mujer a su hotel), Silvia, que se lo había pasado tan bien, sugirió que podían volver al día siguiente, pero no todos se apuntaron, algunos tenían otros planes, o no andaban bien de dinero para volver a salir al día siguiente (recordemos que era gente joven, para algunos su primer empleo serio), o, simplemente, no les apetecía.

Finalmente, se apuntaron para repetirlo tres personas, dos chicas y, por supuesto, Gonzalo.

El miércoles, al igual que el día anterior, transcurrió de la misma forma que lo había hecho el día anterior, pero a media mañana una de las chicas comentó que, finalmente, no iba a ir porque le había venido el periodo, tenía bastantes dolores y sólo le apetecía llegar a casa y acostarse. Por lo que mi mujer les dijo a Gonzalo y a la otra chica que sólo quedaban los tres, que si lo dejaban para el día siguiente, entonces, Gonzalo, rápidamente, intervino y dijo, pues vamos los tres, aunque sea un rato, que problema hay, a lo que, mi mujer y la otra chica le dijeron que de acuerdo.

Por la tarde-noche, quedaron los tres, recorrieron tres casetas. Según mi mujer, no fue tan divertido como el día anterior porque eran solo los tres pero que no se aburrió en absoluto. En la tercera caseta, que serían, calcula mi mujer, cerca de las 11, la chica dijo que se iba porque había quedado con su novio, entonces, Gonzalo, le dijo a mi mujer, ¿qué hacemos, tomamos la última y nos vamos? Ella le dijo que sí.

Se despidieron de la otra chica, cambiaron de caseta y Gonzalo empezó a hablarle de sus aventuritas, que si nadando con tiburones en Sudáfrica, que si cuando estuvo ahí les habían intentado atracar con un machete, que si su viaje a Argentina o a Noruega.

En este punto tengo que hacer un inciso, en esa época, yo apenas me cogía vacaciones porque mi empresa llevaba unos años de bastante expansión y la carga de trabajo era altísima, por lo que me cogía muy pocas vacaciones, 10 o 15 días al año y siempre destinos nacionales.

Cambiaron a otra caseta y seguían hablando y riendo, ella me contó que se rió mucho, que se divirtió, pero, en un momento dado cuando hablaban cerca en una de las casetas el le soltó un pico a mi mujer, ella, que se estaba divirtiendo, reaccionó diciéndole, ¿pero qué te dije el lunes? pero no enfadada, más bien en un tono amistoso, y añadió no me haces caso en nada, eh. Él le dijo es solo un beso es, igual que si te lo doy en la mejilla, no he metido lengua un beso sin más. Ella para quitarle hierro, le contestó, menuda cara que tienes.

Siguieron hablando y, al poco, otro pico, ella volvió a decirle ¿pero tú no me escuchas? Y él, que es sólo un pico, que no pasa nada, a lo que ella le contestó una expresión muy suya: no puedo contigo. Él continuo hablando y soltandola piquitos, ella según sus palabras, le dejó por imposible.

Cambiaron de caseta y él seguía con sus piquitos, pero tanto fue el cántaro a la fuente que uno de esos picos se transformo en un beso de más tiempo en sus labios y después de ese beso, vino otro y, ya, la lengua. Ahí volvieron a enrollarse, mientras tomaban la consumición y hablaban, se morreaban.

Como empezaban a cerrar ya las casetas, mi mujer, dijo están cerrando, nos vamos, él, por supuesto se ofreció a acompañarla al hotel. Cuando llegaron, él se la quedó mirando, sonriendo y ella le dijo te voy a matar, y, Gonzalo, le contestó, no me mates, mejor bésame y se le acercó y la volvió a morrear, esta vez más tiempo, bien pegados, él la sobaba el culo, paraba de morrear y la mordisqueaba el cuello (un punto muy débil de mi mujer).

Estuvieron un buen rato, hasta que ella, bastante excitada, paró y le dijo mira, me voy, que al final la liamos, y él dijo sí, sí, mejor, y ella, no, no, me voy, chao, hasta mañana, él la cogió la acercó, la besó y le dijo hasta mañana, jefa.

Mi mujer, como había pasado la semana anterior, subió al hotel muy cachonda, pero como ocurrió la otra ocasión, no se masturbó por la compañera.

El jueves, por la mañana, lo único relevante que ocurrió, fue que, cuando tuvo oportunidad, Gonzalo, se le acercó y le dijo, ¿lo pasamos bien anoche, eh? a lo que mi mujer, le contestó, te voy a matar, él insistió, vale, pero reconoce que lo pasamos bien anoche y ella contestó, sí, lo pasamos bien, pero te voy a matar.

Ese día, era la víspera de la apertura al público del Corte Inglés, por lo que hacían una especie de picoteo a última hora de la tarde en el mismo Corte Inglés para los empleados. A última hora del día, como mi mujer trabajaba de mañanas, aprocechó el resto del día para descansar y, por la tarde, fue de tiendas ella sola.

A última hora fue al evento y, como no, Gonzalo acabó cerca de ella hablándole, bromeando con ella. Durante el picoteo, el grupillo que habían formado, se juntaron y se pusieron a hablar, le dijeron a mi mujer que no había salido nada a las fiestas de Salamanca porque se iba los fines de semana, ella contestó que, como que no, que habían salido el viernes, pero le dijeron que eso era una cena y una salida sin más, pero que de fiesta, nada, entonces, ella, dijo que podían salir el viernes y le empezaron a insistir que mejor el sábado porque, aunque salieran el viernes, el sábado trabajaban y no podían salir igual. Tanto le insistieron que, al final, mi mujer les dijo ya veremos, lo que celebraron con vítores como que hubiera dicho que sí. A todo, esto, porque la pregunté, Gonzalo, en ningún momento intervino para convencerla.

La celebración se alargó bastante y la gente se fue yendo, como mi mujer estaba con el grupillo ese, no se dio cuenta del momento en que se fue su compañera de habitación por lo que, cuando se disponía a irse sola, Gonzalo dijo que la acompañaba, añadiendo que a él le pillaba de camino a su casa.

Salieron juntos y mi mujer, en un momento dado le dijo, no sé para que te dejo acompañarme con el peligro que tienes, él le contestó no peligro ninguno, que no he hecho nada. Iban andando y, en un momento dado, pasaron cerca de un parque, entonces, él entró corriendo diciendo de columpiarse, ella le siguió y estuvieron columpiándose.

Estaban en dos columpios, uno al lado del otro, ambos se columpiaban a ver quien lo hacía más alto, él, de pronto se bajó y cuando paró mi mujer le dijo, me has ganado, toma tu premio y la volvió a morrear, ella después del morreo, le dijo, ¿ves lo que te dije? ¿Ves como tienes mucho peligro? Él dijo, peligro, ninguno, y volvió a morrearla, después de volver a besarla le dijo vamos a ese banco que aquí estoy incómodo.

Se sentaron en un banco y volvieron a besarse. Él, a parte de comerle la boca, la mordisqueaba el cuello, porque se había percatado que la ponía mucho. Esa noche, ella recuerda que llevaba pantalón y una camiseta de estas de tirante fino y encima una chaqueta que era una especie de americana. Él mientras le comía la boca y el cuello metió la mano por debajo de la camiseta y empezó a sobarla las tetas, había metido la mano por debajo del sujetador y estaba jugando con sus pezones (los pezones es una parte muy erótica en ella, le pone muy cachonda y se le ponen superduros).

Después de magrearla bien sus tetas y comerle boca y cuello a saco (ella dice que era muy ardiente haciéndolo) intentó soltarla el botón del pantalón, de hecho se lo soltó pero cuando iba a meter su mano en el coño, ella rápidamente se lo quitó y le dijo no, no, vámonos ya.

Él paró, ella se abotonó el pantalón, se colocó el sujetador y salieron hacia el hotel, ella dijo que iba con el corazón a mil, porque consiguió parar de milagro y, a la vez, estaba excitadísima. Llegaron al hotel, ella se giró y le dijo hasta mañana, y él contestó hasta mañana, guapa, y le dió un beso en los labios.

Una vez más, ella subió a la habitación cachonda perdida, si su compañera estaba dormida, ese día se iba a masturbar, pero cuando llegó, estaba despierta y, para colmo, con ganas de hablar, por lo que fue al baño se refrescó la cara, se cambió, se acostó en su cama y habló con su compañera hasta que se durmieron, eso sí muy, muy cachonda.

Bueno, hoy, hasta aquí, en cuanto pueda, que no se decir cuando, continuo con la historia. Gracias por vuestros comentarios.
 
Última edición:
A ver si le puedo dar un arreón a esto, vamos a intentarlo.

El martes, durante el día, transcurió con normalidad, siguiendo el mismo patrón que el día anterior. A última hora de la tarde quedaron para irse a las casetas, iban de caseta en caseta tomaban vino o cerveza y les servían la tapa que elaboraban en cada caseta.

Mi mujer, me comentó que se lo pasó muy bien, hablaban todos con todos y, por supuesto, ella también habló con Gonzalo, de buen rollo.

Cuando ya se retiraban a sus casas (mi mujer a su hotel), Silvia, que se lo había pasado tan bien, sugirió que podían volver al día siguiente, pero no todos se apuntaron, algunos tenían otros planes, o no andaban bien de dinero para volver a salir al día siguiente (recordemos que era gente joven, para algunos su primer empleo serio), o, simplemente, no les apetecía.

Finalmente, se apuntaron para repetirlo tres personas, dos chicas y, por supuesto, Gonzalo.

El miércoles, al igual que el día anterior, transcurrió de la misma forma que lo había hecho el día anterior, pero a media mañana una de las chicas comentó que, finalmente, no iba a ir porque le había venido el periodo, tenía bastantes dolores y sólo le apetecía llegar a casa y acostarse. Por lo que mi mujer les dijo a Gonzalo y a la otra chica que sólo quedaban los tres, que si lo dejaban para el día siguiente, entonces, Gonzalo, rápidamente, intervino y dijo, pues vamos los tres, aunque sea un rato, que problema hay, a lo que, mi mujer y la otra chica le dijeron que de acuerdo.

Por la tarde-noche, quedaron los tres, recorrieron tres casetas. Según mi mujer, no fue tan divertido como el día anterior porque eran solo los tres pero que no se aburrió en absoluto. En la tercera caseta, que serían, calcula mi mujer, cerca de las 11, la chica dijo que se iba porque había quedado con su novio, entonces, Gonzalo, le dijo a mi mujer, ¿qué hacemos, tomamos la última y nos vamos? Ella le dijo que sí.

Se despidieron de la otra chica, cambiaron de caseta y Gonzalo empezó a hablarle de sus aventuritas, que si nadando con tiburones en Sudáfrica, que si cuando estuvo ahí les habían intentado atracar con un machete, que si su viaje a Argentina o a Noruega.

En este punto tengo que hacer un inciso, en esa época, yo apenas me cogía vacaciones porque mi empresa llevaba unos años de bastante expansión y la carga de trabajo era altísima, por lo que me cogía muy pocas vacaciones, 10 o 15 días al año y siempre en destinos nacionales.

Cambiaron a otra caseta y seguían hablando y riendo, ella me contó que se rió mucho, que se divirtió, pero, en un momento dado cuando hablaban cerca en una de las casetas el le soltó un pico a mi mujer, ella, que se estaba divirtiendo, reaccionó diciéndole, ¿pero qué te dije el lunes? pero no enfadada, más bien en un tono amistoso, y añadió no me haces caso en nada, eh. Él le dijo es solo un beso es, igual que si te lo doy en la mejilla, no he metido lengua un beso sin más. Ella para quitarle hierro, le contestó, menuda cara que tienes.

Siguieron hablando y, al poco, otro pico, ella volvió a decirle ¿pero tú no me escuchas? Y él, que es sólo un pico, que no pasa nada, a lo que ella le contestó una expresión muy suya: no puedo contigo. Él continuo hablando y soltandola piquitos, ella según sus palabras, le dejó por imposible.

Cambiaron de caseta y él seguía con sus piquitos, pero tanto fue el cántaro a la fuente que uno de esos picos se transformo en un beso de más tiempo en sus labios y después de ese beso, vino otro y, ya, la lengua. Ahí volvieron a enrollarse, mientras tomaban la consumición y hablaban, se morreaban.

Como empezaban a cerrar ya las casetas, mi mujer, dijo están cerrando, nos vamos, él, por supuesto se ofreció a acompañarla al hotel. Cuando llegaron, él se la quedó mirando, sonriendo y ella le dijo te voy a matar, y, Gonzalo, le contestó, no me mates, mejor bésame y se le acercó y la volvió a morrear, esta vez más tiempo, bien pegados, él la sobaba el culo, paraba de morrear y la mordisqueaba el cuello (un punto muy débil de mi mujer).

Estuvieron un buen rato, hasta que ella, bastante excitada, paró y le dijo mira, me voy, que al final la liamos, y él dijo sí, sí, mejor, y ella, no, no, me voy, chao, hasta mañana, él la cogió la acercó, la besó y le dijo hasta mañana, jefa.

Mi mujer, como había pasado la semana anterior, subió al hotel muy cachonda, pero como ocurrió la otra ocasión, no se masturbó por la compañera.

El jueves, por la mañana, lo único relevante que ocurrió, fue que, cuando tuvo oportunidad, Gonzalo, se le acercó y le dijo, ¿lo pasamos bien anoche, eh? a lo que mi mujer, le contestó, te voy a matar, él insistió, vale, pero reconoce que lo pasamos bien anoche y ella contestó, sí, lo pasamos bien, pero te voy a matar.

Ese día, era la víspera de la apertura al público del Corte Inglés, por lo que hacían una especie de picoteo a última hora de la tarde en el mismo Corte Inglés para los empleados. A última hora del día, como mi mujer trabajaba de mañanas, aprocechó el resto del día para descansar y, por la tarde, fue de tiendas ella sola.

A última hora fue al evento y, como no, Gonzalo acabó cerca de ella hablándole, bromeando con ella. Durante el picoteo, el grupillo habían formado, se juntaron y se pusieron a hablar, le dijeron a mi mujer que no había salido nada a las fiestas de Salamanca porque se iba los fines de semana, ella contestó que, como que no, que habían salido el viernes, pero le dijeron que eso era una cena y una salida sin más, pero que de fiesta, nada, entonces, ella, dijo que podían salir el viernes y le empezaron a insistir que mejor el sábado porque, aunque salieran el viernes, el sábado trabajaban y no podían salir igual. Tanto le insistieron que, al final, mi mujer les dijo ya veremos, lo que celebraron con vítores como que hubiera dicho que sí. A todo, esto, porque la pregunté, Gonzalo, en ningún momento intervino para convencerla.

La celebración se alargó bastante y la gente se fue yendo, como mi mujer estaba con el grupillo ese, no se dio cuenta del momento en que se fue su compañera de habitación por lo que, cuando se disponía a irse sola, Gonzalo dijo que la acompañaba, añadiendo que a él le pillaba de camino a su casa.

Salieron juntos y mi mujer, en un momento dado le dijo, no sé para que te dejo acompañarme con el peligro que tienes, él le contestó no peligro ninguno, que no he hecho nada. Iban andando y, en un momento dado, pasaron cerca de un parque, entonces, él entró corriendo diciendo de columpiarse, ella le siguió y estuvieron columpiándose.

Estaban en dos columpios, uno al lado del otro, ambos se columpiaban a ver quien lo hacía más alto, él, de pronto se bajó y cuando paró mi mujer le dijo, me has ganado, toma tu premio y la volvió a morrear, ella después del morreo, le dijo, ¿ves lo que te dije? ¿Ves como tienes mucho peligro? Él dijo, peligro, ninguno, y volvió a morrearla, después de volver a besarla le dijo vamos a ese banco que aquí estoy incómodo.

Se sentaron en un banco y volvieron a besarse. Él, a parte de comerle la boca, la mordisqueaba el cuello, porque se había percatado que la ponía mucho. Esa noche, ella recuerda que llevaba pantalón y una camiseta de estas de tirante fino y encima una chaqueta que era una especie de americana. Él mientras le comía la boca y el cuello metió la mano por debajo de la camiseta y empezó a sobarla las tetas, había metido la mano por debajo del sujetador y estaba jugando con sus pezones (los pezones es una parte muy erótica en ella, le pone muy cachonda y se le ponen superduros).

Después de magrearla bien sus tetas y comerle boca y cuello a saco (ella dice que era muy ardiente haciéndolo) intentó soltarla el botón del pantalón, de hecho se lo soltó pero cuando iba a meter su mano en el coño, ella rápidamente se lo quitó y le dijo no, no, vámonos ya.

Él paró, ella se abotonó el pantalón, se colocó el sujetador y salieron hacia el hotel, ella dijo que iba con el corazón a mil, porque consiguió parar de milagro y, a la vez, estaba excitadísima. Llegaron al hotel, ella se giró y le dijo hasta mañana, y él contestó hasta mañana, guapa, y le dió un beso en los labios.

Una vez más, ella subió a la habitación cachonda perdida, si su compañera estaba dormida ese día se iba a masturbar, pero cuando llegó, estaba despierta y, para colmo, con ganas de hablar, por lo que fue al baño se refrescó la cara, se cambió, se acostó en su cama y habló con su compañera hasta que se durmieron, eso sí muy muy cachonda.

Bueno, hoy, hasta aquí, en cuanto pueda, que no puedo decir cuando, continuo con la historia. Gracias por vuestros comentarios.
Ufffffffff me encanta mmmmmmm, q morbooooooo. Joder no e podido ver la foto 😢
 
Como hoy no me va a dar tiempo a escribir nada, os enseño una foto de mi mujer hecha dos meses antes de los hechos que se relatan, he buscado alguna con el bikini del que hablo pero no he visto, creo que sirve al menos para hacerse una idea de como era ella en esa época.
Donde está la foto ?
 
Voy a volver a colgar la foto porque parece que alguno no la ha visto. Insisto que está hecha como dos mese antes de los hechos que se relatan, es decir, hace 14 años.
 
Voy a volver a colgar la foto porque parece que alguno no la ha visto. Insisto que está hecha como dos mese antes de los hechos que se relatan, es decir, hace 14 años.
Qué polvazo tiene
Imagino que el que le diò o los que le diò
 
Voy a volver a colgar la foto porque parece que alguno no la ha visto. Insisto que está hecha como dos mese antes de los hechos que se relatan, es decir, hace 14 años.
Reventada tenía. Normal la insistencia del otro.

Gracias por el relato y la foto
 
Sigo, un poco, ahora que puedo.

Llegó el viernes, el día de la apertura, como es lógico, acudió muchísima gente, por lo que apenas pudieron hablar, sí quedó, el grupillo que formaban en ir por la tarde-noche a las casetas y, más tarde, a un concierto que había de Revolver.

La volvieron a insistir, a mi mujer, que el sábado, como había dicho, se tenía que quedar, que iban a salir todos de fiesta.

A la hora de irse, se le acercó Gonzalo y le preguntó que si al final se quedaba el finde, ella le contestó que se tendría que quedar porque no paraban de insistirla. Él le dijo que genial y le preguntó que qué iba a hacer esa tarde, porque como hasta cerca de la noche no iban a quedar, que si le apetecía tomar algo por la tarde, ella dijo que no, que es que quería ir de tiendas porque había estado el día anterior y no había visto nada. Él se ofreció a acompañarla, con la excusa que como ella no era de allí no sabía bien que así él la llevaba a los sitios buenos. Ella le dijo que era hombre y que a los hombres no les gusta ir de tiendas y que prefería ir a su aire, él volvió a insistir que a él sí le gustaba, que no la iba a atosigar. Como tanto insistió, ella, le dijo que como quisiera, entonces quedaron por la tarde.

Antes de quedar con él, me llamó (eso sí lo recuerdo) para decirme que el fin de semana se quedaba, que le habían pedido doblar turno y que, como iba a acabar por la noche de trabajar, no tenía sentido venir el domingo por la mañana, para volver el domingo por la tarde. Yo no me lo tomé bien, pero no discutí con ella, le dije que me daba rabia, que íbamos a estar más tiempo sin vernos y despotricamos juntos contra el Corte Inglés.

La trola que me metió, fue para que no me enfadara, no se quedaba porque doblara turno, se quedaba para salir de fiesta con el grupillo y sabía que, eso, no me iba a sentar bien. De hecho, recuerdo, que me dio tanta rabia, que me planteé ir el sábado a Salamanca para darle una sorpresa. De hecho, estuve muy cerca de ir, pero al final me dio pereza, preferí descansar.

Quedó por la tarde con él y, antes de ir de tiendas, estuvieron en una terraza tomando café, ahí estuvieron charlando y, al cabo de un rato, él, la volvió a besar, ella le dijo ¿ya empiezas? y él la contestó, bueno, sólo ha sido un beso, voy a intentar ser bueno, pero contigo me va a costar. Al minuto o dos minutos de ese hecho, pasó por allí la compañera de habitación de mi mujer (la que era de aquí, que había ido con ella), les saludó, charlaron unos minutos y se fue. Mi mujer quedó preocupadísima, le dijo como nos haya visto te juro que te mato, él la dijo, tranquila que fijo que no.

Se fueron de tiendas, se compró ropa y, a mi, me compró una cazadora, que, para saber si era correctamente mi talla, él se ofreció a probársela, mi mujer le dijo que no, porque aunque teníamos constitución parecida, él era más alto. Cuando entraban en tiendas y, mi mujer miraba ropa para ella, él la acompañaba al probador, en alguno le sujetaba la ropa y aprovechaba para entrar con ella a comerle la boca.

Se pasó media tarde comiéndole la boca, pero en una de las tiendas (porque él la debía preguntar si estaba visible y si decía que sí entraba a comerla la boca), entró sin avisar, ella se iba a probar una blusa y estaba en sujetador. El tío entró y según la vio le dijo que estaba buenísima y se tiró a su boca, con la otra mano la soltó el sujetador y después de sobarla las tetas se las empezó a comer, ahí en el probador. Ella me dijo que no fue mucho, que le paró, porque aunque la estaba poniendo cachondísima, le daba mucha verguenza que les oyeran o algo.

Terminó la tarde de tiendas y se volvieron para el hotel, mi mujer fue a dejar las compras que había hecho y él la esperó abajo y ya se fueron con el resto de grupo.

Estuvieron por la casetas, de modo normal, luego fueron al concierto, me dijo que se lo pasaron bien, pero que no pasó nada más con Gonzalo, es más, a ella le llamó la atención que esa noche prácticamente no le había prestado atención, se había dedicado a charlar con otras compañeras.

Como al día siguiente, tenían que trabajar, no estuvieron mucho. Se fueron todos juntos y, según iban yendo a sus destinos se iban separando. De camino, se encontraron a la compañera que compartía habitación con mi mujer, estaba en una de las casetas y le dijo a mi mujer que aprovechaba y se iba ya con ella.

Así que se les unió y llegaron al hotel. Cuando se metieron a la cama, la compañera, le dijo, Silvi, ¿te puedo preguntar una cosa? Mi mujer supo por donde iba pero no estaba segura si les había visto. Le preguntó si tenía algo con Gonzalo, como no sabía lo que había visto le dijo que sólo eran amigos que se llevaban muy bien. La compañera le dijo es que como os he visto esta tarde juntos y me ha parecido, desde lejos, que os besabáis. Entonces mi mujer, para salir del paso le dijo que ella y yo llevábamos un tiempo separados (menuda trola) y que con Gonzalo lo único que había pasado eran cuatro besos, que no iba a pasar de ahí.

Ella le contestó que vale, que tranquila, que hiciera lo que le apeteciese porque ahora estaba libre, que sólo le había chocado verles juntos y que le había parecido que estaban besándose.

Y así terminó el viernes. En la próxima ocasión escribiré lo que sucedió el sábado. Una vez más, gracias por los comentarios.
 
Última edición:
Sigo, un poco, ahora que puedo.

Llegó el viernes, el día de la apertura, como es lógico, acudió muchísima gente, por lo que apenas pudieron hablar, sí quedó, el grupillo que formaban en ir por la tarde-noche a las casetas y, más tarde, a un concierto que había de Revolver.

La volvieron a insistir, a mi mujer, que el sábado, como había dicho, se tenía que quedar, que iban a salir todos de fiesta.

A la hora de irse, se le acercó Gonzalo y le preguntó que si al final se quedaba el finde, ella le contestó que se tendría que quedar porque no paraban de insistirla. Él le dijo que genial y le preguntó que qué iba a hacer esa tarde, porque como hasta cerca de la noche no iban a quedar, que si le apetecía tomar algo por la tarde, ella dijo que no, que es que quería ir de tiendas porque había estado el día anterior y no había visto nada. Él se ofreció a acompañarla, con la excusa que como ella no era de allí no sabía bien que así él la llevaba a los sitios buenos. Ella le dijo que era hombre y que a los hombres no les gusta ir de tiendas y que prefería ir a su aire, él volvió a insistir que a él sí le gustaba, que no la iba a atosigar. Como tanto insistió, ella, le dijo que como quisiera, entonces quedaron por la tarde.

Antes de quedar con él, me llamó (eso sí lo recuerdo) para decirme que el fin de semana se quedaba, que le habían pedido doblar turno y que, como iba a acabar por la noche de trabajar, no tenía sentido venir el domingo por la mañana, para volver el domingo por la tarde. Yo no me lo tomé bien, pero no discutí con ella, le dije que me daba rabia, que íbamos a estar más tiempo sin vernos y despotricamos juntos contra el Corte Inglés.

La trola que me metió, fue para que no me enfadara, no se quedaba porque doblara turno, se quedaba para salir de fiesta con el grupillo y sabía que, eso, no me iba a sentar bien. De hecho, recuerdo, que me dio tanta rabia, que me planteé ir el sábado a Salamanca para darle una sorpresa. De hecho, estuve muy cerca de ir, pero al final me dio pereza, preferí descansar.

Quedó por la tarde con él y, antes de ir de tiendas, estuvieron en una terraza tomando café, ahí estuvieron charlando y, al cabo de un rato, él, la volvió a besar, ella le dijo ¿ya empiezas? y él la contestó, bueno, sólo ha sido un beso, voy a intentar ser bueno, pero contigo me va a costar. Al minuto o dos minutos de ese hecho, pasó por allí la compañera de habitación de mi mujer (la que era de aquí, que había ido con ella), les saludó, charlaron unos minutos y se fue. Mi mujer quedó preocupadísima, le dijo como nos haya visto te juro que te mato, él la dijo, tranquila que fijo que no.

Se fueron de tiendas, se compró ropa y, a mi, me compró una cazadora, que, para saber si era correctamente mi talla, él se ofreció a probársela, mi mujer le dijo que no, porque aunque teníamos constitución parecida, él era más alto. Cuando entraban en tiendas y, mi mujer miraba ropa para ella, él la acompañaba al probador, en alguno le sujetaba la ropa y aprovechaba para entrar con ella a comerle la boca.

Se pasó media tarde comiéndole la boca, pero en una de las tiendas (porque él la debía preguntar si estaba visible y si decía que sí entraba a comerla la boca), entró sin avisar, ella se iba a probar una blusa y estaba en sujetador. El tío entró y según la vio le dijo que estaba buenísima y se tiró a su boca, con la otra mano la soltó el sujetador y después de sobarla las tetas se las empezó a comer, ahí en el probador. Ella me dijo que no fue mucho, que le paró, porque aunque la estaba poniendo cachondísima, le daba mucha verguenza que les oyeran o algo.

Terminó la tarde de tiendas y se volvieron para el hotel, mi mujer fue a dejar las compras que había hecho y él la esperó abajo y ya se fueron con el resto de grupo.

Estuvieron por la casetas, de modo normal, luego fueron al concierto, me dijo que se lo pasaron bien, pero que no pasó nada más con Gonzalo, es más, a ella le llamó la atención que esa noche prácticamente no le había prestado atención, se había dedicado a charlar con otras compañeras.

Como al día siguiente, tenían que trabajar, no estuvieron mucho. Se fueron todos juntos y, según iban yendo a sus destinos se iban separando. De camino, se encontraron a la compañera que compartía habitación con mi mujer, estaba en una de las casetas y le dijo a mi mujer que aprovechaba y se iba ya con ella.

Así que se les unió y llegaron al hotel. Cuando se metieron a la cama, la compañera, le dijo, Silvi, ¿te puedo preguntar una cosa? Mi mujer supo por donde iba pero no estaba segura si les había visto. Le preguntó si tenía algo con Gonzalo, como no sabía lo que había visto le dijo que sólo eran amigos que se llevaban muy bien. La compañera le dijo es que como os he visto esta tarde juntos y me ha parecido, desde lejos, que os besabáis. Entonces mi mujer, para salir del paso le dijo que ella y yo llevábamos un tiempo separados (menuda trola) y que con Gonzalo lo único que había pasado eran cuatro besos, que no iba a pasar de ahí.

Ella le contestó que vale, que tranquila, que hiciera lo que le apeteciese porque ahora estaba libre, que sólo le había chocado verles juntos y que le había parecido que estaban besándose.

Y así terminó el viernes. En la próxima ocasión escribiré lo que sucedió el sábado. Una vez más, gracias por los comentarios.
Creo q tu mujer planeó la quedada para estar con Gonzalo, pero no se decide del todo a follar con el. Le gusta, está cachonda y tiene ganas. Le gusta que la bese, que la toque y si la agarra desprevenida, que pase la línea de la calentura, la folla
 
Creo q tu mujer planeó la quedada para estar con Gonzalo, pero no se decide del todo a follar con el. Le gusta, está cachonda y tiene ganas. Le gusta que la bese, que la toque y si la agarra desprevenida, que pase la línea de la calentura, la folla
Agradezo muchísimo tu comentario, además me parece que haces unas observaciones muy inteligentes por tu parte.

A ver, piensa que todo esto que me ha contado ha sido durante unas cuantas folladas, yo quería follar a diario sólo para que me siguiera contando. Entonces, he tenido tiempo, después de cada día que me lo iba relatando, a pensar en lo que me había dicho, con la posibilidad de repreguntar al siguiente día que folláramos.

Dicho esto, sobre la primera parte que dices, quizás yo no me expliqué bien, la quedada no la planeó mi mujer, piensa que el grupo que habían fomado era del departamento, eran todos de allí y solo estaba ella de fuera, con lo cual ella estaba un poco a expensas de los planes que la fueran planteando, otra cosa es que le apetecieran más o menos, por ejemplo, lo de las casetas sí que le gusto y ella planteo repetir, pero los planes, generalmente, le veían dados. ¿Que ella quería que fuera Gonzalo? Pues, seguramente.

Sobre la segunda parte, estoy totalmente de acuerdo que le gustaba era obvio, que la tenía cachonda, también, llevaba toda la semana enrollándose con él, más lo de la anterior, si ella ha reconocido que llegaba al hotel cachondísima.

De nuevo muchas gracias por tu comentario
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo