Mi primera novia, tras años de relación, accedía a que me corriese en su boca. Lo solia escupir hasta que un día, tras desargar en su boca, me dijo con una sonrisa picarona "me lo he tragado". Desde entonces tragó mi leche durante una buena temporada.
Después tuve dos follaamigas que lo de tragarse mi leche era su pan nuestro de cada día, lo hacían con toda la naturalidad del mundo y sin poner el más mínimo gesto de desagrado. Una de ellas tenía la costumbre de succionar fuerte cuando terminaba de eyacular, lo cual me producía una mezcla de placer e intenso cosquilleo desagradable en la uretra.
Tuve otra novia que no se lo tragaba pero insistía en pasármelo con un beso blanco, cosa que logró sólo una vez porque tras correrme, la líbido se me iba de golpe y me daba asco.
La siguiente novia se lo tragaba sin rechistar mirándome a los ojos con mi polla dentro de su boca, lo cual me daba un morbazo increíble.
Y desde entonces ya mi mujer no ha querido nunca ni probarlo.