maryenrique
Miembro muy activo
- Desde
- 18 Jun 2023
- Mensajes
- 1,315
- Reputación
- 3,144
Este suceso ocurrió en julio del 92.
Tenía por aquel entonces 22 años. El año anterior había terminado el servicio militar y ya conocía a mi actual pareja.
Aquel verano vino a visitarnos José con su nueva pareja Carmen y con los hijos de esta, Alain de 20 años y Natali de 18.
Como habréis adivinado eran franceses. Excepto Jose que era Español y que se marchó a Francia siendo muy joven. Amigo íntimo de mi padre desde la infancia, habían conservado la amistad durante todo ese tiempo. Este año venía a España para pasar el verano y presentarnos su nueva pareja y los dos hijos de esta. Fruto de una anterior relación.
Carmen estaría sobre los 50. Entre 1.65 y 1.70. Guapa de cara, pechos grandes y muy bonitos, caderas grandes y con un culo enorme.
Alain, 20 años, guapete delgado y alto. Estudiante de cocina.
Natali, 18 años. Pelo largo, castaño. Guapísima de cara. Sobre 1.70 para nada delgada, para nada gruesa. Pechos grandes y firmes. Como su madre, pero con 30 años menos. Preciosa.
Desde un primer momento sus hijos y yo conectamos muy bien.
Jose ya conocía a Consuelo, mi novia por aquel entonces, mi mujer hoy en día. Hicimos un buen grupo e íbamos juntos a todos los sitios. Fuimos sus guías turísticos y la verdad que fueron unos días fantásticos. En ese tiempo yo ya tenía coche, un Ford fiesta de segunda mano, pero que nos permitía desplazarnos con total independencia..
Yo notaba que para Alain y Natali era como un ejemplo a seguir. Tenía un buen trabajo, una novia preciosa, coche e independencia económica. Cosa que para ellos esa situación no había llegado todavía.
Tanto fue la unión qué tuvimos durante ese verano que le pidieron permiso a mis padres para quedarse a dormir en mi casa. Mis hermanos ya se habían casado así que nos sobraban camas. Yo particularmente prefería dormir en la habitación de abajo, más fresca y mucho más espaciosa y así tenían una habitación cada uno. Mi padre no puso pegas pero a mi madre me pareció que no le hacía mucha gracia. Más tarde entendí porque.
Habíamos cogido la marcha de cenar por ahí y luego los llevábamos algún sitio de moda de la ciudad. Terminábamos la noche acompañando a Consuelo a su casa y luego los tres a dormir a la mía.
La mañana siguiente de la primera noche apareció Natali en mi habitación sobre las 8 de la mañana. Llevaba puesto aún el pijama pantaloncitos cortos que se le metían por todos los partes y la parte de arriba una camiseta muy fina blanca con dos tirantes muy largos que dejaban al aire sus dos grandes senos. Yo que estaba dormido aún ni me di cuenta que se metían en mi cama. Empezó a darme besos en la cara y hacerme cosquillas, en un primer momento creí que era mi madre, pero cuando su mano toco deliberadamente mi paquete que estaba totalmente empalmado, síndrome tienda de campaña, oí una risa y me desperté sobresaltado.
—Buenos días
— Pero Natali que haces tu aquí?
—Pues despertarte y ya veo que te despiertas muy bien.
Y volvió a meter la mano entre mis piernas
—Estate quieta
Ella se reía y se echaba en cima de mí. Restregando aquella maravilla de tetas por toda mi cara.
Joder que si estaba empalmado. Estaba tan empalmado que mi pantalón corto del pijama tenía una mancha de líquido preseminal
Ella no paraba de reírse. Era una pequeña lulú.
Mi madre entro en la habitación con muy mala ostia y se acabó la fiesta. A ella la mando arriba a cambiarse y desayunar, a mí” si quieres que te respeten, respeta”
La noche siguiente hizo mucha calor, yo dormí sin pijama y ella volvió a entrar por la mañana y se volvió a reír. Pero mi madre también volvió a entrar.
Yo Podía haber buscado cualquier otro momento del día para hacerle “rey” No lo hice. Sé a ciencia cierta que hubiera llegado a buen término. Alain me lo confirmo. Había muy buena sintonía entre lis hermanos.
Seis años después me casé. Jose vino a la boda ya no estaba con Carmen pero tenía relación con el par de hermanos. Los veía por navidades, cumpleaños y alguna fecha señalada más. Me comento que se habían quedado con muchas ganas de ser invitados.
Cuatro años más tarde, mi madre me dio una carta que había llegado a casa de mis padres. Era una invitación para la boda de Natali y una fotografía de ella y su futuro marido, por cierto ella con un escote que se le veía hasta el ombligo
Tenía por aquel entonces 22 años. El año anterior había terminado el servicio militar y ya conocía a mi actual pareja.
Aquel verano vino a visitarnos José con su nueva pareja Carmen y con los hijos de esta, Alain de 20 años y Natali de 18.
Como habréis adivinado eran franceses. Excepto Jose que era Español y que se marchó a Francia siendo muy joven. Amigo íntimo de mi padre desde la infancia, habían conservado la amistad durante todo ese tiempo. Este año venía a España para pasar el verano y presentarnos su nueva pareja y los dos hijos de esta. Fruto de una anterior relación.
Carmen estaría sobre los 50. Entre 1.65 y 1.70. Guapa de cara, pechos grandes y muy bonitos, caderas grandes y con un culo enorme.
Alain, 20 años, guapete delgado y alto. Estudiante de cocina.
Natali, 18 años. Pelo largo, castaño. Guapísima de cara. Sobre 1.70 para nada delgada, para nada gruesa. Pechos grandes y firmes. Como su madre, pero con 30 años menos. Preciosa.
Desde un primer momento sus hijos y yo conectamos muy bien.
Jose ya conocía a Consuelo, mi novia por aquel entonces, mi mujer hoy en día. Hicimos un buen grupo e íbamos juntos a todos los sitios. Fuimos sus guías turísticos y la verdad que fueron unos días fantásticos. En ese tiempo yo ya tenía coche, un Ford fiesta de segunda mano, pero que nos permitía desplazarnos con total independencia..
Yo notaba que para Alain y Natali era como un ejemplo a seguir. Tenía un buen trabajo, una novia preciosa, coche e independencia económica. Cosa que para ellos esa situación no había llegado todavía.
Tanto fue la unión qué tuvimos durante ese verano que le pidieron permiso a mis padres para quedarse a dormir en mi casa. Mis hermanos ya se habían casado así que nos sobraban camas. Yo particularmente prefería dormir en la habitación de abajo, más fresca y mucho más espaciosa y así tenían una habitación cada uno. Mi padre no puso pegas pero a mi madre me pareció que no le hacía mucha gracia. Más tarde entendí porque.
Habíamos cogido la marcha de cenar por ahí y luego los llevábamos algún sitio de moda de la ciudad. Terminábamos la noche acompañando a Consuelo a su casa y luego los tres a dormir a la mía.
La mañana siguiente de la primera noche apareció Natali en mi habitación sobre las 8 de la mañana. Llevaba puesto aún el pijama pantaloncitos cortos que se le metían por todos los partes y la parte de arriba una camiseta muy fina blanca con dos tirantes muy largos que dejaban al aire sus dos grandes senos. Yo que estaba dormido aún ni me di cuenta que se metían en mi cama. Empezó a darme besos en la cara y hacerme cosquillas, en un primer momento creí que era mi madre, pero cuando su mano toco deliberadamente mi paquete que estaba totalmente empalmado, síndrome tienda de campaña, oí una risa y me desperté sobresaltado.
—Buenos días
— Pero Natali que haces tu aquí?
—Pues despertarte y ya veo que te despiertas muy bien.
Y volvió a meter la mano entre mis piernas
—Estate quieta
Ella se reía y se echaba en cima de mí. Restregando aquella maravilla de tetas por toda mi cara.
Joder que si estaba empalmado. Estaba tan empalmado que mi pantalón corto del pijama tenía una mancha de líquido preseminal
Ella no paraba de reírse. Era una pequeña lulú.
Mi madre entro en la habitación con muy mala ostia y se acabó la fiesta. A ella la mando arriba a cambiarse y desayunar, a mí” si quieres que te respeten, respeta”
La noche siguiente hizo mucha calor, yo dormí sin pijama y ella volvió a entrar por la mañana y se volvió a reír. Pero mi madre también volvió a entrar.
Yo Podía haber buscado cualquier otro momento del día para hacerle “rey” No lo hice. Sé a ciencia cierta que hubiera llegado a buen término. Alain me lo confirmo. Había muy buena sintonía entre lis hermanos.
Seis años después me casé. Jose vino a la boda ya no estaba con Carmen pero tenía relación con el par de hermanos. Los veía por navidades, cumpleaños y alguna fecha señalada más. Me comento que se habían quedado con muchas ganas de ser invitados.
Cuatro años más tarde, mi madre me dio una carta que había llegado a casa de mis padres. Era una invitación para la boda de Natali y una fotografía de ella y su futuro marido, por cierto ella con un escote que se le veía hasta el ombligo