Aprovechando tormentas y chubascos, hoy contaré una de mis historias de mayor entrega y pasión en playa

.
Era una tarde de final de agosto y ya había menos gente que en plena temporada. Al rato de instalarme desapareció el sol por las nubes y , pese a ser plena hora de siesta, aproveché para dar un paseo algo imposible a esas horas con pleno sol. A la altura de una sombrilla estaba un tipo que noté desde el principio que me esperaba a pié de la orilla por si había filing entre los dos al pasar por su lado. Me agradaba lo pendiente que estaba de mi actitud, lo que me hizo sospechar que le había gustado y buscaba tema. A la vuelta a mí sombrilla se repitió la misma escena sin mostrarle yo ningunas intenciones, solo observando.
Al poco tiempo de estar de nuevo en mi sitio comenzo a chispear. La temperatura seguía siendo muy agradable y la lluvia completamente amortiguada por la sombrilla, pese a ello muchas de las personas que estaban allí empezaron a irse.
Al quedarse casi despoblada la playa vi perfectamente desde mi sitio como el nota salió a pasear en dirección contraria a la mía, lo que hizo que yo volviera a pasear y así ver si mi intuiciones eran reales. Hubo un momento en donde nos cruzamos cuando el ya regresaba del paseo. Cuando estaba cerca de mi desaceleró el paso, pasando sin quitarme ojo. Al distanciarnos un poco se paro frente al mar y al verlo hice yo lo mismo sentándome a fumar un cigarro en el sitio donde me pare. Al poco tiempo empezó a dar vueltas sobre mi hasta que al final se acercó y me preguntó que si buscaba algo.
Al afirmarle empezamos a acariciarnos los cuerpos y tocarnos las pollas, mientras piropeabamos el cuerpo del otro y nos deciamos cosas guarras

. Era un tipo de unos cuarenta y pocos años, calvo, bien cuerpo sin demasiados músculos y con un "algo" que me ponía bastante, ya que a mí los hombres "perfectos" no me llaman la atención. Me dijo que era versátil, pero que quería que lo follara a lo que no puse ningún reparo más aún diciendomelo con una mirada pícara que me ponía más caliente si cabe.
Dado que al quedar tan poca gente en playa y que las sombrillas más próximas estaban lejos, del tirón se puso a cuatro patas en la arena dejándome su ojal todo para mí. Tenía muy buen culo y solo hizo falta que lo dilatara un poco para que respondiera. A continuación se la metí poco a poco pero hasta el fondo del tiron. Cuando mis huevos chocaron con sus nalgas comence a bombear en su culo, casi sacándola del todo para volver ir hasta el fondo mientras que mi nuevo amigo gemía de placer. La situación me tenía tan cardíaco perdió que no me dió tiempo a sacarla antes de soltar un par de lechazos en su culo. Me dio un poco de apuro y comencé a limpiarle la leche de su culo super abierto como un niño que teme ser descubierto, mientras que el seguía disfrutando. Estoy seguro que se dió cuenta que me había corrido, aunque no me dijo nada, ofreciéndome ir a su toalla para estar más cómodos y seguir la fiesta

.
Estuvimos unos 15 minutos andando con una conversación súper agradable lo que nos permitió relajarnos más. Al llegar, nos echamos sobre una manta de playa y después de algún tocamiento nos pusimos hacer un 69. Me emplee a fondo con su polla cabezona que me encantó, mientras que él me daba placer chupandomela suavemente y jugando con sus dedos en mi culo peludo, diciéndome que le encantaba

. Pensaba que lo siguiente sería penetrarme, pero llegó un momento en que se tumbo boca arriba invitándome a colocarme entre su entrepierna. Me volvió a facilitar su culo subiendo piernas lo que provocó que entre arrumacos lo volviera a penetrar. En esta ocasión la follada iba acompañada de tocamientos por mi parte a su pecho, orejas y cuello, mientras él se masturbaba. El placer que estábamos sintiendo era enorme, su cara de lujuria más hacia entregarme y (aunque cuando estoy cachondo me suelo correr pronto) el haberme corrido antes producía que ahora aguantaramos muchísimo. Había momentos en qué frenaba un poco envestidas para ponerles manos en hombros y mirarnos en esos momentos en qué estábamos fundidos en uno, para después acelerar ritmo. Pese a disfrutar de lo lindo llegó un momento que estaba agotado y pese a intentar seguir alargando placer, al ver que ya tenía churra morada, decidí parar.
Nos pajeamos uno frente al otro tocándonos mutuamente hasta que nos corrimos, dando por finiquitado uno de los polvos más largos y placenteros de mi vida



. Después seguimos charlando ya completamente relajados, hasta que decidí regresar a mi sitio. Por vergüenza cometí un fallo del que todavía me arrepiento, no le pedí el número de teléfono. Es un tipo que me gustaba en muchos sentidos y con él que no me hubiera importado repetir nuevas experiencias, pero nunca más volvimos a coincidir. Espero en los próximos meses volver a repetir historias tan fogosas en playa y con hombres tan especiales.