Lo iba a escribir en el otro hilo, pero creo que este está más activo y lo leerá más gente.
Algo que recuerdo de aquella época es lo que voy a relatar a continuación. Tampoco ocurrió tantas veces, pero ahora lo recuerdo con más morbo si cabe.
Poníamos la película y en la pantalla transcurrían las escenas. Aquello nos calentaba un montón y empezábamos a acariciarnos. Yo le metía mano y mi novia hacía lo propio conmigo. Al principio más despacio mientras estábamos atentos a la pantalla, pero cada vez iba aumentando la intensidad. Luego llegaba un momento que prácticamente no prestábamos atención y follabamos sin parar. Solo de vez en cuando mirábamos un poco la escena. Mi pareja a cuatro patas en el sofá ya sin prestar atención y yo dándole desde atrás, pero le agarraba la cabeza con las manos para girársela mientras le decía “mira como se la clava” para que volviera a prestar atención.
Pues alguna vez, cuando empezábamos y antes de que la situación fuera a más, me separaba, e incluso me iba al otro sofá y allí cada uno era libre de sus actos. Imaginaros la escena. Yo en un sofá con la polla fuera pajeandome viendo una peli pono, pero ahí junto a mi, mi novia con la faldita levantada también masturbandose mientras veía como follaban en la pantalla. Estaba viendo dos escenas en una y no sé cuál de las dos me daba más morbo aunque creo que la de ver a mi chica pajearse delante de mí mientras miraba porno. Era complicado que aquello no terminara abalanzándonos uno sobre el otro y empezar a follar, pero alguna vez nos pudimos contener y seguir desahogándonos solos hasta llegar al orgasmo. Lo mejor era corrernos a la vez. Yo me iba conteniendo, pero cuando veía a mi chica acariciarse el clitoris cada vez más rápido con la mirada fija a los pollones de la pantalla, la respiración entrecortada y empezando a temblara a la vez que emitía gemidos de placer, no me podía aguantar más y también descargaba mi leche.
Luego me acercaba donde se encontraba, completamente extenuada por el orgasmo y le propiciaba un morreo, metiéndole mi lengua todo lo que podía en su boca. Aquellas veces era lo único que terminaba metiendo dentro de ella, pero no por ello el orgasmo había sido menos intenso.