Punto de ruptura

berserk37

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Punto de ruptura

Mi nombre es Isabel, hasta hace unos meses creía que me había casado con el hombre de mi vida, nunca he estado tan segura de nada como cuando di el sí quiero delante del juez, pero he comprobado en mis propias carnes que el amor no siempre es suficiente. Desde que nos conocimos una sombra ha revoloteado al rededor nuestro y no es otro que mi suegro, un hombre chapado a la antigua que cree fervientemente que su forma de pensar es la correcta y los demás nos equivocamos.

Roberto y yo nos conocimos en la universidad, él estudiaba empresariales y yo arquitectura. A él nunca le gusto esa carrera, pero era lo que su padre quería, para que el día de mañana él pudiera heredar su empresa. Roberto no podía tener ideas propias, pues su padre era inflexible en eso, nadie mejor que él para salvaguardar el futuro de su hijo.

En cuanto a mí a diferencia de él adoraba mi carrera, tenía una meta clara, graduarme como la primera de mi promoción. Roberto cuando empezamos a salir me confesó que a él lo que de verdad le apasionaba era la historia, pero según su padre esa carrera no tenía ningún futuro, yo no estaba de acuerdo, muchos días me lo encontraba en la biblioteca con libros sobre la revolución industrial, la Primera y Segunda Guerra Mundial, las guerras Napoleónicas y un largo ETC.

Pero ese era la única rebeldía que demostraba en contra de su padre, en una biblioteca donde no lo veía. Jamás fue capaz de plantarle cara de verdad. Todavía recuerdo la noche que me llevo a conocerlos, su padre en la puerta erguido serio, su madre dos pasos detrás con la cabeza agachada. No me gusto lo que estaba viendo, todo mi cuerpo me gritaba que me diera la vuelta y me marchara corriendo, pero decidí quedarme y demostrar que yo era una mujer muy bien educada y mejor persona que él.

Tengo que reconocer que la noche no empezó mal del todo, su padre empezó a interrogarme, sobre mi carrera, mis notas y sobre todo qué intenciones tenía sobre el futuro. Al saber mis notas me felicito, diciéndole a su hijo que podía tomar nota, para el futuro lo tenía claro, entrar a trabajar en un estudio de arquitectura, para terminar trabajando en un proyecto importante, él me miró y me hizo una pregunta que rompió el buen ambiente que se había creado de un plumazo.

• Isabel, ¿tenéis intención de casaros?
• Bueno no lo hemos hablado, el tiempo lo dirá.
• Mi hijo quiere casarse – dijo mascando las palabras.
• Tu hijo quiere casarse o eres tú el que quiere que se case – notaba como le irritaba que le hablara de tú.
• ¡Es lo mismo! - levantando la voz.
• No lo es, sé lo que quieres tú, pero todavía no sé lo que quiere él – Roberto seguía si decir ni una palabra, me estaba poniendo negra.
• ¡Él opina lo mismo que yo! – más enfadado todavía.
• Ya veo, pero también tendré que opinar yo, ¿no crees?
• Lo mejor es que el hombre tome las decisiones – eso sí que me cabreo.

Cogí la servilleta limpiándome los labios con ella, después la dejé sobre la mesa mientras me levantaba de la mesa sin desviar la mirada de aquel hombre de las cavernas con un traje elegante.

• Me vais a disculpar, pero esta conversación me ha revuelto el estómago y prefiero irme a casa.

Roberto no fue capaz de replicarle a su padre ni una sola vez, eso me decepciono enormemente, en ese instante tome una decisión que me estaba matando, pero sabía que a la larga sería lo mejor para mí, mire a Roberto, pero antes de que pudiera decir nada paso algo que hizo que diera marcha atrás.

• Papa, te quiero mucho, pero si Isabel y yo nos casamos será decisión nuestra, ¡tú no eres nadie para decidir por mí!

Su expresión era categórica, no iba a echar marcha atrás lo podía ver en su mirada y su padre también lo vio, decidió sentarse y rumiar por lo bajo. Roberto me cogió de la mano, diciéndome que me llevaría a casa, tuve que disimular una sonrisa, estaba orgullosa de mi novio, le cogí la mano y le di un tierno beso delante de sus padres, la madre no levanto la cabeza del plato en toda la cena, esta no fue una excepciona, en cuanto el padre, su mirada me dejo claro que esto no había terminado.

• Te has librado por los pelos de perderme como novia – pude ver como se quedaba blanco.
• Lo siento Isabel, pero siempre ha sido así, él decide y no acepta un no por respuesta.
• Pues hoy le has plantado cara.
• Porque estabas tu, tu me das las fuerzas para ser mejor persona.

Nos besamos con mucha pasión, me daba igual si ese hombre de cromañón estaba mirando por la ventana y lo veía todo. Quería a su hijo y no iba a permitir que se metiera en nuestras vidas, para mí era un gran alivio comprobar que Roberto remaba en mi misma dirección. Sonreí maliciosamente, me acerqué a la oreja de Roberto para decirle que mis padres habían salido y teníamos la casa durante algunas horas solo para nosotros. Mi novio abrió los ojos como dos platos, nos montamos en su coche, dirigiéndonos directos a mi casa.

Sabía que Roberto no era virgen, yo tampoco lo era, pero mi primera y única vez fue un desastre, los dos estábamos tan nerviosos que fue demasiado brusco al penetrarme, termine con mi sexo totalmente hinchado con una gran quemazón. Eso no fue lo peor, lo peor fue que a media noche tuve que despertar a mis padres para ir a urgencias, porque me dolía mucho. No había pasado tanta vergüenza en toda mi vida.

La verdad es que iba con cierto temor, pero algo dentro de mí me decía que con Roberto sería diferente, esta vez sí que lo disfrutaría y así ocurrió. Como esperaba las luces de toda la casa estaban apagadas, entramos, lo primero que hice fue apagar la alarma, lo segundo fue dejarme llevar, pues tenía a Roberto pasando su lengua por el lóbulo de la oreja, descendiendo hacia uno de mis pechos.

De un tirón hizo saltar todos los botones de mi blusa. Para cuando me di cuenta ya tenía uno de mis pezones metido en la boca y yo gemía cada vez más fuerte. De ahí bajo a mi coñito, me arranco el tanga de un tirón, después apoyando una de mis piernas en uno de sus hombros, empezó a hacerme una comida de coño ontológica, por lo menos eso pensaba yo, pues era la primera vez que me lo hacían, estaba disfrutando como una enana.

No tarde en correrme, me fallaron las piernas, de no tener la espalda pegada a la pared me hubiera dado un buen golpe, mire su entrepierna, todavía presa del pantalón, tímidamente palpe su dura polla sobre el pantalón, eso hizo que Roberto suspirara, pero no fue nada comparado con el gemido que dio cuando metí mi mano en su pantalón, rodeando su polla con mis dedos. Al sacarla fuera de su encierro me agache, mirándola de cerca, después de descapucharla bese el glande haciendo que Roberto volviera a suspirar.

Tenía un tamaño normal, pero era bastante gruesa, no lo había hecho nunca, pero decidí guiarme por mi instinto. Metí su polla en mi boca succionando mientras mi cabeza iba de adelante para atrás. Los suspiros de Roberto pasaron a ser gemidos, señal de que lo estaba haciendo bien. Aguanto bastante, hasta que con unos toquecitos en mi cabeza me indico que estaba a punto de correrse, saque su polla de mi boca dejando que se corriera sobre mi rostro. Por su expresión pude ver que ese gesto le gusto mucho.

Llego el momento de la verdad, mire a Roberto, le dije que mejor si subíamos a mi cuarto donde estaríamos más cómodos, Una vez allí, nos desnudamos los dos, me dio un poco de corte, pero ver el cuerpo trabajado que tenía Roberto me calentó, para cuando me di cuenta estaba tumbada sobre la cama con las piernas abiertas, mientras Roberto me volvía a comer el coño para que estuviera preparado para ser penetrado.

Se puso de pies, después de coger un condón que traía en su cartera, se lo puso enfilando su herramienta a mi coñito. Note como la punta de esta hacía presión y como me iba abriendo según iba entrando. El placer que estaba sintiendo no se puede explicar con palabras, una vez dentro Roberto espero para que mi coñito se acostumbrara, empezando un mete saca pausado y acompasado que hacía que descargas eléctricas surcaran mi columna vertebral hasta llegar a mi cerebro para explotar en las señales más placenteras que jamás hubiera experimentado.

Se puso sobre mí sin dejar de penetrarme, mirándome a los ojos entrelazo sus dedos con los míos mientras me besaba. Nada que ver con la primera vez, necesitaba más y se lo hice saber, Roberto empezó a penetrarme mar rápido y con penetraciones más profundas que hacían que mi coñito se encharcara más. No sé cuanto tiempo estuvimos, pero para cuando él se corrió dentro del condón yo había experimentado dos atronadores orgasmos.

Cuando nuestras respiraciones se acompasaron, coloque mi cabeza sobre su pecho, entonces Roberto pregunto.

• ¿Te ha gustado?
• Mucho, me gustaría repetir, pero temo que mis padres no tardaran en llegar.

Decidimos quedarnos así un rato, fue un error, pues nos dormimos, tuve la suerte de despertarme porque el bajo del coche de mis padres siempre chocaba contra el asfalto cuando entraban en la rampa del garaje. Desperté a Roberto, le hice vestirse a la velocidad del rayo para que saliera de mi habitación por la ventana. Si mi padre lo pillaba en mi habitación no quería ni pensarlo, por suerte mi habitación daba para la parte de atrás de la casa y si esperaba lo suficiente podría irse sin que lo vieran.

Casi lo pillan, pero todo salió bien, poco a poco nos fuimos conociendo el uno al otro, o eso pensaba yo, los años fueron pasando. Mi sueño seguía intacto y me esforcé al máximo para conseguir ser la primera de mi promoción, sin embargo, a Roberto el costo un mundo sacar las asignaturas, muchas de ellas con un aprobado muy justito. A que adivinarais a quien le otorgaban la culpa del bajo nivel académico de su hijo, a mí, a quien iba a ser. También es verdad que cada vez que quedábamos hacíamos de todo menos estudiar, pero eso no fue impedimento para que yo me licenciara con las mejores notas.

Roberto al final se puso las pilas, consiguiendo maquillar un poco sus notas, pero no fue suficiente para su padre, que como castigo le metió en el puesto más bajo de su empresa para que aprendiera lo que era el trabajo duro, fíjate que ese hombre me caía como el culo, pero tomo la decisión correcta si quería que Roberto dirigiera esa empresa en el futuro. Una vez licencia mandé mi currículum a los dos estudios de arquitectura que había en la ciudad.

Eran dos estudios pequeños, pero habían diseñado algunos edificios en la ciudad que no estaban nada mal, entre ellos un hospital y una escuela. Al final una de ellas decidió contratarme, pero como era normal entre en el puesto más bajo, eso me deba igual, tenía los conocimientos, ahora tenía que coger la experiencia. Los años fueron pasando, Roberto escalo puestos en la empresa de su padre y yo en el estudio de arquitectura. Por fin me habían dado la oportunidad de poder trabajar en uno de los proyectos, no pensaba dejar escapar esta oportunidad y me esforzaría mucho para que los socios del estudio pudieran confiar en mi trabajo.

Desde aquella noche Roberto y yo no habíamos vuelto a hablar de lo de casarnos, pero todo cambio cuando decidimos ir a vivir juntos, su padre nos intentó regalar una casa, pero le dije que viviría allí con la condición de pagarle un alquiler. A ese hombre le salía una úlcera cada vez que estaba a mi lado, pero accedió. Una vez instalados, haciendo vida de pareja salió la conversación.

• Cariño, creo que deberíamos casarnos – dijo Roberto.
• ¡Tu padre otra vez!
• Sabes que siempre ha estado con el tema, pero pienso en un futuro con hijos y quiero que estén protegidos, solo eso.

La verdad es que no lo había pensado, pero tenía razón, le dije que accedería a casarme solo si lo hacíamos por el juzgado, Roberto estaba de acuerdo, después empezó a reírse cuando se imaginó la cara que pondría su padre al enterarse. Fue lo que paso, pero creo que ya se empezaba a acostumbrar a mí, esta vez cedió protestando, pero cedió. No nos casamos en seguida, estaba inmersa en un proyecto que me sometería a mucho estrés, decidimos esperar a que el proyecto estuviera acabado.

El proyecto fue todo un éxito, fue presentado y los clientes quedaron encantados. Una vez terminado el proyecto pusimos fecha para la boda, sería en agosto. Mis padres estaban encantados, pero el padre de Roberto parecía que un vampiro le había chupado la sangre. Después del si quiero hicimos un banquete para las dos familias y directo nos fuimos a la luna de miel, dos semanas de sol, playas y mucho sexo.

Durante el primer año de casados todo fue muy bien, hablamos de tener hijos, pero decidimos aplazarlo para más adelante, los dos teníamos tanto trabajo que había días que nos quedábamos dormidos de pies, todo se torció en el segundo año. A mí me llamaron los socios para una reunión urgente.

• Isabel hemos estudiado detenidamente tu trabajo en estos años, estamos muy contentos con su rendimiento.
• Se lo agradezco.
• No nos dé las gracias, hemos decidido premiarle dándole su propio proyecto, puede elegir a su equipo, esperamos mucho de usted y sabemos que no nos decepcionara.
• ¿Acepta? – pregunto uno de los socios.
• Sí.
• Muy bien.

Los socios dieron por terminada la reunión, yo me despedí de ellos, guardando la compostura hasta llegar al baño, donde empecé a dar saltos de alegría. Se me hicieron las horas eternas, solo tenía ganas de ir a casa y celebrarlo junto a mi marido. Por fin llego la hora de salida, conduje cantando de felicidad hasta que entre en nuestra casa.

• ¿Qué a ocurrido cariño?, te veo muy contenta.
• Me han dado mi propio proyecto, mejor horario, mejor sueldo, es lo que llevo esperando tanto tiempo – la verdad es que estaba eufórica.
• Me alegro por ti – acercándose a mí para darme un abrazo.

En su rostro había una sonrisa dibujada, pero esa sonrisa no iba en concordancia con lo que expresaban sus ojos, la verdad es que no quise darle más vueltas, tal vez había tenido un mal día en el trabajo. Roberto decidió que saliéramos a cenar fuera y después a tomar unas copas para celebrarlo, acepte, sabía que al día siguiente sería duro, pero esto merecía ser celebrado. La cena exquisita, después terminamos en una discoteca bailando como cuando estudiábamos en la universidad.

Ahí no termino la noche, cuando llegamos a casa fuimos directo a nuestra habitación para hacer el amor, fue en ese mismo instante cuando empecé a darme cuenta de que algo había cambiado, Roberto no me estaba haciendo el amor como siempre me lo hacía, siempre era pasional, pero esta vez estaba siendo más brusco, como si se estuviera desahogando de alguna frustración con el sexo, no diré que no estuviera bien, me corrí como un grifo, pero esta fue una de las señales que desencadenarían lo que paso en el futuro.

Los cambios no fueron bruscos, se fueron dando paulatinamente, cada día llegaba con peor humor, nuestras conversaciones eran cada vez más cortas, había veces que se iba directo a la habitación sin tan siquiera saludarme. Todo esto me tenía muy preocupada, intente hablarlo con él en muchas ocasiones, algunas veces me decía que era el trabajo, otras que estaba pasando una mal racha y en otras ni siquiera me contestaba.

Lo que tenía claro era que estaba pasando algo grave que no me quería contar, se me pasaron muchas cosas por la cabeza, que tuviera una enfermedad grave que no quería contarme por no preocuparme, que su padre le había despedido, pero también se me paso por la cabeza que estuviera engañándome. Decidí darle un poco de tiempo y espacio por si al final decidía abrirse a mí, pero el tiempo pasaba y su actitud iba empeorando.

No quería, pero decidí ir a la fuente de todos nuestros males, su padre.

• ¡A Roberto le pasa algo, tú tienes algo que ver!
• No soy yo el que lo ha humillado, eso lo has hecho tú.
• ¿Cómo?
• Aceptaste ese proyecto, de repente Roberto vio como su mujer ganaba más dinero que él, le hiciste ver insignificante.
• ¿Me lo estás diciendo en serio?
• Renuncia al proyecto y todo volverá a su cauce.
• No me puedo creer lo que estoy escuchando – dije más que indignada.
• Si hubieras dejado el trabajo cunado te casaste como te dije en su día, ahora hubieras sido más feliz.
• Sabes una cosa, eres tú quien ha llenado de complejos a tu hijo con esa forma de pensar retrógrada que tienes, echas la culpa a todos, pero el único culpable eres tú.

Le dejé con la palabra en la boca, yéndome directa a casa, esperaba de verdad que lo que había dicho mi suegro fuera una mentira para hacerme daño, no tarde en comprobar que solo me decía la verdad, una verdad dolorosa. Como no me había dado cuenta de como era Roberto en realidad, tan ciega había estado o era que no quería verlo por no perder al hombre que amaba.

• Roberto tenemos que hablar – fui tajante.
• Tú dirás.
• Es verdad que estás así, ¿por qué he aceptado dirigir el proyecto? - pregunte muy alterada.
• Tú no lo entiendes, yo soy el hombre, yo soy el que tiene que traer el sustento a esta casa y al aceptar ese proyecto me has humillado ante todos – no me podía creer lo que estaba escuchando.
• ¡Tú eres gilipollas!, en serio te crees que acepte el proyecto para humillarte, ¿tan baja tienes la autoestima que me sales con esto?
• Mi padre me dijo…
• Tu padre, siempre tu padre, agradécele, porque va a ser el quién destruya nuestro matrimonio.

No quise hablar más, fui directa al dormitorio para hacer las maletas, seguía amando a ese hombre, pero no podía estar ni un minuto más cerca de él.

• ¿A dónde vas? – pregunto angustiado.
• Lejos de ti – dije con una voz cansada.
• Si me abandonas atente a las consecuencias – dijo Roberto enfadado.
• Qué consecuencias, has sido tú quien ha dinamitado nuestro matrimonio, ahora necesitamos separarnos, para poder pensar los dos lo que queremos para el futuro.
• Yo quiero estar junto a ti – dijo Roberto.
• Pero con tus condiciones, ¿verdad?
• Es que es lo normal.
• No lo es Roberto, espero de verdad que te des cuenta antes de que sea tarde.

Deje a Roberto llorando de rodillas en nuestro dormitorio, yo espere a cerrar la puerta, de la que había sido nuestra casa para ponerme a llorar apoyada en ella. Seguía amando a ese hombre aunque no se lo mereciera, pero necesitaba poner distancia para poder tomar las decisiones correctas. Los siguientes días en el trabajo fueron muy duros, apenas dormía y cada día comía menos, decidí que no podía seguir así, me centraría en lo único que me quedaba mi trabajo.

Los días dieron paso a las semanas y estás a los meses, Roberto no volvió a ponerse en contacto conmigo, seguramente su padre le convenció de que eso era lo mejor que le había pasado en la vida. Poco a poco me empezaron a llegar rumores de Roberto saliendo a emborracharse todas las noches con una mujer distinta del brazo. Decidí no dejarme llevar por lo que sentía, como he dicho no eran más que rumores, nadie me había entregado ninguna prueba.

Decidí mudarme a casa de mi mejor amiga, mis padres sufrían de verme sufrir a mí, mi padre enfermo y termino dándole una infarto. Por suerte consiguió darle la vuelta, pero decidí que ya no podía seguir así, mi amiga era abogada de divorcios. Después de hablarlo con ella tome la decisión de preparar los papeles del divorcio, a duras penas podía cumplir con el trabajo. Con un último esfuerzo pudimos llevar a cabo el proyecto en las fechas establecidas, los socios no estaban contentos con mi rendimiento.

Los clientes quedaron muy satisfechos con lo que les habíamos presentado, eso fue un balón de oxígeno para mí, pero mi carrera estaba herida de muerte. De darle la última estocada se encargó Roberto, una mañana a algunos de mis compañeros les llego un video donde Roberto salía follando con una chica más joven que yo, le daba con furia desde atrás mientras sonreía, para cuando me di cuenta el video paso de unas manos a otras dañando irremediablemente mi reputación.

Yo no era la protagonista de ese video, lo era mi marido, pero algunos se atrevieron a juzgarme a mí, como si yo fuera la culpable de eso, no tardaron en llamarme al despacho de los socios. La última vez que estuve allí fue en otras circunstancias más felices, ahora sabia perfectamente que sería el final de mi carrera, un despido fulminante.
• Por favor, siéntese Isabel – así lo hice.
• Ha llegado a nuestras manos un video muy comprometedor.
• ¡No tengo nada que ver con ese video! – dije con indignación.
• Tiene que entender que el buen nombre de este estudio está en entredicho, tenemos que tomar distancia de todo esto.
• Me van a despedir, ¿verdad?
• Así es.
• ¡No es justo!
• No lo es, pero así son las cosas.
• Pienso luchar, ¡esto no va a quedar así! - estaba muy enfadada.
• Puede usted ir a juicio y probar suerte cerrándose la puerta en futuros estudios de arquitectura o acepta el despido con una muy buena carta de recomendación, con la promesa de que hablaremos muy bien de usted si alguno de esos estudios nos llama para pedir referencias.

¿Qué hice al final?, aceptar el despido y la carta de dimisión, estaba cometiendo un error, podía ser que sí, pero estaba demasiado hecha polvo para luchar. Volví a mi despacho para empezar a recoger mis cosas, pero lo único que hice fue sentarme y llorar de pura rabia. Si pensáis que mi mala suerte se había acabado ahí estáis muy equivocados. Escuche como alguien tocaba la puerta con los nudillos, era una chica joven. Al principio no me di cuenta quien era por las lágrimas, pero en cuanto me las enjuague supe que era la chica del video.

• Has venido a reírte de mí – grité llena de furia.
• No, solo he venido a decirte que no tengo nada que ver con lo que ha ocurrido, de hecho no sabía que me había grabado, menos que pretendía hacer lo que ha hecho.
• Claro, querrás que te perdone, ¿verdad?
• No, solo he venido a que veas el video completo, no la versión reducida que ha mandado sin mi consentimiento.
• Ya he visto suficiente – dije apretando los dientes.
• No has visto lo más importante.

Así era, lo peor no fue ver como mi marido follaba con otra, sino ver como decía en voz alta una vez que su amante se había ido de la que fue nuestra casa que solo se había follado a esta tía para grabarla y mandar el video a todos los correos que él tenía de compañeros míos, con la esperanza de que con ese acto yo perdiera mi trabajo. Como he dicho lo peor no es ver a tu exmarido follar con otra, sino escuchar de su propia boca que lo hacía para destruir mi carrera por pura maldad.

• Lo siento de verdad, te pediría perdón, pero sé que no lo merezco.
• No eres tú quien me debía fidelidad, eso le correspondía a él.
• Lo sé, pero eso no hace que me sienta mejor.
• Tú tampoco has salido bien parada.
• Así es, pero ese cabrón se va a cagar, mi padre es abogado, no vamos a parar hasta que ese mentecato termine entre rejas.

Después de decir eso se dio media vuelta, saliendo de mi despacho, yo recogí todo metiéndolo en cajas para poder bajarlas a mi coche. Una vez tuve todo metido en el maletero fui directo al despacho de mi amiga. Después de contarle lo que había pasado y como había perdido mi trabajo por culpa de ese cabrón, quería saber si los papeles del divorcio estaban preparados.

• Lo están, ¿quieres que te acompañe?
• No, lo único que quiero ahora es que firme estos papeles y perderle de vista para siempre.

Una vez en mi coche fui directo al la empresa del que sería mi ex suegro en muy poco tiempo, al llegar me dejaron entrar sin poner ninguna pega, me monte en el ascensor, subiendo hasta la planta donde trabajaba el ser que más había querido y que ahora lo odiaba con todo mi ser, entre en su despacho sin tocar la puerta.

• Me alegro de verte cariño – dijo con sorna.
• ¿Cariño?, menuda cara tienes después de lo que has hecho.
• ¿Qué haces aquí?
• Traerte esto para que lo firmes – dejándole los papeles del divorcio sobre su mesa.

Roberto abrió la carpeta con una sonrisa, pero se le borró según empezó a leer.

• Yo no…
• tú no, ¡que! - grite.
• Yo no pienso firmar esto.

Estaba a punto de perder la poca cordura que me quedaba cuando entro su padre en el despacho, preguntándole a su hijo que había hecho, pues un juez amigo suyo le había llamado para decirle que habían interpuesto una demanda contra él.

• Yo nada papa, ponerla en su sitio como tú querías – mi ex suegro estaba que trinaba.
• ¿Qué haces tu aquí Isabel?
• Yo nada, he venido a que tu hijo firme los papeles del divorcio, pero parece que su única neurona a dejado de funcionar – eso, cabreo a Roberto.
• He dicho que no pienso firmar.
• Firmarás y sabes por qué, !porque eres tan imbécil que has mandado un video sin el consentimiento de la otra persona que salía en él, eso constituye un delito que puede llevarte a la cárcel!
• ¿Cómo?
• Firma hijo.
• Pero papa.
• ¡Que firmes te he dicho!

Roberto firmó, en cuanto me devolvió la carpeta mire a mi ex suegro y le dije.

• Sabes que es lo peor, que tu hijo es como es por tu culpa, tú eres el único responsable de que pueda terminar en la cárcel, a mí me habéis jodido la vida, pero si algo tengo claro es que saldré adelante con la cabeza bien alta.

Ahora mi vida estaba hecha cenizas, pero como el fénix era capaz de resurgir de sus cenizas, yo haría lo propio de las mías.

FIN.
 
Me ha gustado Isabel, ya que en todo momento ha demostrado un gran carácter y determinación. No se puede decir lo mismo de sus jefes, que han demostrado un machismo anticuado y vergonzoso.
Supongo que aquí no acabará la historia y ella conseguirá un buen trabajo dejando en su sitio a ese mundo machista que se deja llevar absurdamente por un vídeo y además encontrará a su Príncipe azul, como está mandado.
 
Me ha gustado Isabel, ya que en todo momento ha demostrado un gran carácter y determinación. No se puede decir lo mismo de sus jefes, que han demostrado un machismo anticuado y vergonzoso.
Supongo que aquí no acabará la historia y ella conseguirá un buen trabajo dejando en su sitio a ese mundo machista que se deja llevar absurdamente por un vídeo y además encontrará a su Príncipe azul, como está mandado.

Por desgracia esto que he contado aquí esta al orden del día, no te preocupes que Isabel es como el ave fénix.
 
Por desgracia esto que he contado aquí esta al orden del día, no te preocupes que Isabel es como el ave fénix.
Así es. Todavía hay demasiado machismo.
Fijate que a mí me gustaría que alguna vez hubiera una Presidenta en el Gobierno. Estoy seguro que aportaría cosas nuevas y posiblemente nos iría mejor.
 
Así es. Todavía hay demasiado machismo.
Fijate que a mí me gustaría que alguna vez hubiera una Presidenta en el Gobierno. Estoy seguro que aportaría cosas nuevas y posiblemente nos iría mejor.

Eso ni lo dudes, no se en Andalucía, pero aquí en el País Vasco siempre a habido un lehendakari hombre, pero la verdad es que la política es muy machista.
 
Así es. Todavía hay demasiado machismo.
Fijate que a mí me gustaría que alguna vez hubiera una Presidenta en el Gobierno. Estoy seguro que aportaría cosas nuevas y posiblemente nos iría mejor.

Pues espero que pronto haya una presidenta en EE.UU. que es casi como tenerla aquí, dada la dependencia que tenemos de ellos.
 
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