UN SUEÑO ESCONDIDO...
......El ambiente está envuelto en penumbras, con apenas la tenue luz de una lámpara filtrándose a través de la puerta entreabierta. Tus ojos están vendados con una suave tela de seda, al igual que los míos. Esa oscuridad compartida amplifica cada roce, cada susurro. Te imagino de pie frente a mí, llevando esa camisa blanca que apenas cubre lo necesario, su tela ligera acariciando tu piel con cada movimiento.
Me acerco despacio, apenas un aliento entre nosotros. Mis manos, guiadas solo por el deseo y el tacto, comienzan a explorar. Primero, se posan en tus mejillas, sintiendo el calor que desprenden. El roce de mis dedos contra tu piel es como un murmullo entre sábanas. Recorro tus pómulos con la yema de los dedos, bajando hacia tus labios, que tiemblan al contacto. Allí, trazo el contorno de tu boca, suave, lento, como si quisiera memorizar cada curva con las manos. Tu respiración se acelera ligeramente, y puedo imaginar cómo te muerdes el labio, conteniendo una sonrisa traviesa.
La camisa blanca que llevas se mueve casi imperceptiblemente con tus suspiros. Mi mano desciende por tu cuello, dejando un rastro de caricias que parecen encender cada centímetro de tu piel. Mis dedos dibujan un camino sobre tu clavícula, y siento cómo te estremeces, como si quisieras resistirte, pero te entregas a cada sensación. Deslizo un dedo hacia abajo, siguiendo la línea de botones de tu camisa. Apenas lo suficiente para que sientas el roce a través de la tela. La suavidad del tejido contra tu piel y la presión de mi toque parecen fundirse, y escucho cómo tu respiración se entrecorta.
Cuando mis manos alcanzan tu cintura, me detengo un momento, sosteniéndote con firmeza, provocándote con la pausa. Siento cómo tus músculos se tensan bajo mi toque, cómo tu cuerpo responde, impaciente, deseando más. Mi dedo sube por la línea de tu camisa, entreabriendo un botón, quizás dos, mientras exploro tu vientre con la palma de mi mano. Cada movimiento es deliberado, cada roce un reto silencioso que te deja anhelando lo que podría venir después.
Tu reacción me fascina. El leve temblor en tus piernas, el sutil gesto de cerrar los muslos como si intentaras contener todo lo que sientes. Pero no puedes esconderte. Sin poder verme, tus sentidos parecen gritar. Sientes cómo me acerco aún más, el calor de mi aliento junto a tu oreja, y susurro apenas audiblemente:
"-¿Esto es lo que siente al cumplir una fantasia? "
Mis labios rozan el lóbulo de tu oreja, un toque apenas perceptible que hace que tu cuerpo se incline instintivamente hacia mí. Es un juego entre dos cómplices, dos amigos que saben exactamente cómo despertar la imaginación del otro. Cada caricia es un desafío, cada pausa un grito silencioso de deseo. Tus manos, que hasta ahora han permanecido quietas, intentan buscarme, pero no lo permito. La camisa se convierte en un aliado y un obstáculo, marcando la frontera entre lo permitido y lo que ambos sabemos que queremos cruzar.
El roce de nuestras manos, la textura de la tela contra tu piel desnuda, el juego de lo que se sugiere pero no se concede del todo...
Todo conspira para hacer que el calor entre nosotros sea casi insoportable. Sin poder vernos, cada sensación se magnifica, cada susurro se convierte en un grito, y cada movimiento parece llevarnos al borde de algo que no queremos, ni podemos, detener......