A mí me empezó a dar morbo, tendría unos trece o catorce años, el pensar que mi madre se los colocaba a mi padre y follaba con otros. Quizá ayudó a ello el que era una exhibicionista pertinaz, y pese a que no eran tiempos de gran apertura. Llegó incluso un día, como quien no quiere la cosa, a mostrar las tetas en un restaurante petado de gente en el que estábamos cenando. Fue una fracción de segundo levantándose y bajando la camiseta en plan juego, pero mostró todo al respetable. Mi padre, que creo que también era cornudo, no dijo ni hizo absolutamente nada.
Luego, ya con mi novia, la que es ahora mi mujer, empecé a tener esa pulsión cornuda al poco de comenzar, pero era un mix de sensaciones de morbo cornudo y celos. Por un lado me excitaba la idea de que la mirasen, la deseasen, y hasta imaginármela con otros follando. Por otro, cuando alguien daba el paso de entrarle, cosa que no era infrecuente y se enrollaba a charlar fácilmente con cualquiera que se le acercase y le hablase, me asaltaban los celos.
Había un tío en concreto, bueno, había varios, pero uno más insistente y con el que coincidíamos a menudo en pubs y sitios, que la tenía entre ceja y ceja. En cuanto la dejaba sola para ir a algún sitio: WC, pedir una copa... ya estaba a su lado, y la zorrita, pese a que sabía que me provocaba celos, riéndole las gracias y departiendo amigablemente con él. También se le acercaban moscones en cuanto salía a bailar. No era lo que se dice un pibón, pero era, y es, guapa, atractiva y morbosa.
Con el paso de los años fui moldeando mi actitud como cornudo y dejé de sentir celos. Ahora no entendería una relación que no fuese en lo sexual abierta. Yo no he tenido apenas relación con otras y ella no vive eso de la misma manera que yo, pero cuando hemos tenido algún contacto con parejas, no ha tenido ningún problema en aceptarlo. En cuanto a ella, como le digo, es la Agente 007 del sexo. Tiene Licencia para Follar con quien quiera.
