Raquel

Sigo.

Aquél era mi momento soñado. Y lo saboreé lentamente.

Pepe comenzó a meter su pollón en el coño empapado de Raquel, quien con tan solo sentir el capullo de Pepe dentro ya se corrió, primera de otras muchas corridas que vinieron a continuación producidas por el lento pero firme mete y saca de Pepe, quien sacaba su polla casi del todo para después volver a meter su rabo hasta los huevos dentro de Raquel.

Yo era un mero espectador del cuerpo fornido de Pepe encima del de Raquel. Él bufando y ella gimiendo incluso gritando.

Pero no pude ni quise esperar más para sumarme. Más que nada, porque si estábamos ahí era para que Raquel supiera lo que era tener dos pollas para ella sola.

Así que me subí a la cama y le puse mi polla en la boca mientras jugaba con sus pezones. Raquel apenas podía disfrutar de mi polla debido a las ahora embestidas de Pepe, cuyas gotas de sudor caían sobre las tetas de Raquel, a quien también besaba de vez en cuando.

Estuvimos de este modo durante varios minutos, hasta que Pepe se detuvo mezcla de cansancio y ganas de correrse. Ambos le preguntamos a Raquel qué tal estaba, a lo que ella respondió que le temblaban las piernas de tanto placer y que estaba gozando muchísimo.

Sin solución de continuidad y para que Pepe descansara, le dije que se tumbara él en la cama y así yo podía follarme a 4 patas a Raquel mientras ella le podía hacer una mamada a él.

Así lo hicimos, y la imagen que yo veía mientras la follaba, tan morbosa comiendo la polla a Pepe (o, incluso, dejando que él le follara la boca), hacía que mis penetraciones fuesen fuertes y rápidas, como le gustan a Raquel, de quien perdimos la cuenta de todas las veces que llegó a correrse.

No tardó mucho Pepe en decir que no podía aguantar mucho más, y Raquel hizo con él lo que tanto le gusta hacer conmigo: empezó a acelerar el ritmo de su mamada, al tiempo que yo empecé a aumentar la intensidad de mi follada.

No tardó mucho Pepe en gritar que se corría, algo que hizo dentro de la boca de Raquel, que siguió mamando hasta que dejó la polla de Pepe completamente limpia.

En ese momento, con un golpe de cadera definitivo yo me corrí dentro del coño de Raquel, que terminó aquel encuentro llena y rellena de nuestra leche

Respiramos. Nos miramos. Nos reímos. Coincidimos en que había sido increíble. Y, lo más importante, Raquel nos hizo saber que había sido la mejor experiencia sexual de su vida.

Ninguno de los dos sabíamos todo lo (bueno) que estaba por llegar.

Gracias por leernos.

Escribo esto con la ayuda de Raquel, que afortunadamente tiene mejor memoria que yo y no se olvida apenas de los detalles. Ella está un poco decepcionada porque esperaba mayor recepción a nuestra experiencia, espero no se arrepienta de lo hecho hasta aquí y quiera que sigamos contándoos todo lo que nos ha ido pasando posteriormente.

Feliz domingo.
Pues mi más cordiañ enhorabuena a los dos. La historia es digna de leer e imsginar. He tenudo una mega empalmada.

Liberar las nentes no es fácil pero conseguirlo es el mayor regalo ❤️
 
Pues mi más cordiañ enhorabuena a los dos. La historia es digna de leer e imsginar. He tenudo una mega empalmada.

Liberar las nentes no es fácil pero conseguirlo es el mayor regalo ❤️
Me guardo tu frase, pues es justamente lo que nos pasó y nos sigue pasando.
Gracias por tus amables palabras.
 
Seguimos contando.

Lo que había comenzado como un deseo a mediados de mayo había llegado como una realidad repetida a finales de junio.

A este tercer encuentro acudimos con más ganas si cabe debido tanto a lo bien que lo habíamos pasado en los dos anteriores como a que íbamos a estar hasta septiembre sin poder volver a vernos (dado que nosotros nos íbamos de vacaciones en julio y Pepe en agosto).

La particularidad de este encuentro es que días antes del mismo yo había hablado con Pepe y le había comentado que podíamos intentar jugar con nuestra parte bisexual a ver cómo respondía Raquel.

Él me dijo que estaría encantado, dado que tenía muchas ganas y más después de haber estado durante los dos encuentros aguantando las ganas de comernos la polla mutuamente.

Ambos nos reímos (porque yo también tenía ese deseo), y le dije que dejaba en sus manos el modo de dar el paso.

Esta vez quedamos el domingo por la tarde en lugar del sábado. Y allí nos presentamos, de nuevo Raquel dejando las bragas (no, no lleva nunca tanga, siempre braguitas) y en este caso también el sujetador en la guantera.

Raquel vestía blusa rosa y falda plisada del mismo color, y en el camino desde donde aparcamos el coche hasta la casa de Pepe me hizo saber que esta súper cachonda.

Pepe nos recibió en pantalón corto y camiseta, ambos blancos. Y después del correspondiente morreo a Raquel, le dijo:

- Hoy he hecho como tú el otro día y no llevo ropa interior.

Raquel acercó su boca al oído de Pepe y mientras le sacaba la polla del pantalón le dijo:

- Prueba a buscar rastro de mi ropa interior.

Volvieron a morrearse mientras Pepe comprobaba la ausencia de sujetador y bragas de Raquel, que masturbaba la dura polla de Pepe con ganas.

Pepe la desnudó y, cogiéndola de los pezones, la llevó sin dejar de soltárselos al salón, donde la hizo sentar en el sofá y, desnudándose él, le dijo:

- Hoy me apetece mucho esto, poniéndose a continuación de pie en el sofá y empezando a meterle la polla hasta la garganta a Raquel. Cuando la tenía dentro del todo, Pepe comenzó un metesaca furioso, follando la garganta de Raquel, quien a duras penas podía aguantar esa embestida pero que aún así agarraba el culo de Pepe para sentir su polla más dentro de la garganta.

Yo estaba caliente a más no poder, y tras desnudarme me dediqué a comer el mojadísimo coño de Raquel, haciendo que se corriera tres veces, hasta que Pepe le dio un respiro saliendo de su boca y, dándole un beso le preguntó si estaba bien, a lo que ella respondió que le había encantado que la tratara así.

Nos sentamos los tres en el sofá con Raquel enmedio, y fue entonces cuando Pepe dijo:

- Mira cómo está Pablo de caliente, el pobre. Quieres descansar un poco y yo me encargo yo de él?

Raquel no acabó de entender lo que decía Pepe, así que este, ni corto ni perezoso, se puso de rodillas delante de mí y comenzó a masturbarme primero y a mamármela lentamente después.

Ya no recordaba lo bien que lo hacía, y me puso mucho más cachondo de lo que ya estaba mientras Raquel primero con mirada atónita pero después con sonrisa lasciva no quitaba ojo a la mamada de Pepe ni a mí cara.

Pepe se adelantó a cualquier acontecimiento y le dijo a Raquel:

- Quieres ayudarme?

Raquel no dijo nada, solo se agachó y junto a Pepe comenzaron a hacerme una mamada a dúo que me tuvo en éxtasis durante varios minutos. Se alternaban polla y huevos, se comían la boca, e incluso Raquel se animó a meterme un dedo por el culo, lo que me tuvo a punto de correrme, así que les pedí que parasen.

Lo hicieron, y fue entonces cuando Raquel dijo:

- A ver, contadme qué ha pasado, que o estoy muy equivocada o esto ya lo habíais hecho antes.

Pepe y yo nos reímos, y dejé que fuese él quien empezaste a contar que cuando estuve intimando con él y con su ex, él ya me propuso hacer esto (tener una experiencia bisexual) y yo acepté encantado, al igual que acepté de buen grado también mamársela yo a él.

Raquel detuvo el relato para decirme:

- Así que te gusta mamar pollas?
- De momento, la de Pepe sí.
- Quiero verlo, replicó Raquel.

Dicho y hecho. Esta vez fui yo quien se puso entre las piernas de Pepe y comencé a hacerle una lenta mamada. Raquel alucinaba pero estaba tan caliente que no pudo evitar empezar a masturbarse, corriéndose varias veces hasta que yo dejé de mamarle a Pepe e, incorporàndome, le dije a Raquel que acercara su cara a la mía y a la de Pepe y entonces nos comimos los tres la boca a la vez.

El resto de la tarde fue una mezcla muy morbosa de sexo bisexual con la consiguiente ración de doble penetración a Raquel, quien, cuando sintió que Pepe estaba a punto de correrse, le pidió que lo hiciera en nuestras bocas, lo que tanto Pepe como yo aceptamos encantados.

Raquel y yo nos arrodillamos y, tras comerle la polla a Pepe durante unos pocos minutos, bufó avisando de su corrida, Raquel pegó su boca y su cara a la mía y cuando Pepe empezó a correrse, entre los dos recibimos su leche caliente, la cual compartimos del todo fundiéndonos en un caliente beso al tiempo que Raquel se corría mientras yo le masturbaba.

Fue una experiencia increíble, tal es así que a mí no me hizo falta correrme a pesar de que tanto Pepe como Raquel me pidieron que lo hiciera. Pero había disfrutado tanto que no necesitaba correrme para ser más feliz.

Pasamos el resto de la tarde 'confesándonos'. Pepe confesó que habían intentado penetrarle en alguna ocasión pero que tenía el culo demasiado cerrado y que era imposible penetrarle sin hacerle una fisura. Yo confesé que a mí sí me habían penetrado en alguna ocasión y que me había gustado. Y Raquel confesó que entre sus fantasías no se encontraba el sexo con otra mujer pero, por ejemplo, sí se había imaginado alguna vez teniendo sexo con un negro o con un moro y que le había gustado ese sueño.

Tras tomar café y desearnos felices vacaciones, salimos de casa de Pepe muy felices.

Las vacaciones resultaron ser eróticamente divertidas pero en ningún caso se nos pasó por la cabeza hacer un trio con otro hombre. Eso sí, fantaseamos mucho, hablamos mucho con Pepe y, sobre todo, Raquel jugó mucho con mi culo.

Lo que pasó a la vuelta de vacaciones lo contaremos en cuanto tengamos oportunidad.

Esperamos os sigan gustando nuestras aventuras sexuales
Menuda historia, Pablo 😛. Disfrutais del sexo sin tapujos y de manera libre pero ordenada. Me encanta 🤩🤩
 
Seguimos.

Pausamos el relato en el momento en el que Julio dejó de comerle el coño a Raquel y pasó a morrearla y comerle las tetas mientras Alberto se desnudaba.

Ya desnudo, Alberto hizo ponerse de rodillas a Raquel para que le hiciera una mamada, que pasó de ser mamada a follada de garganta casi de inmediato, mientras Julio se despojaba de su ropa.

Una vez desnudo, efectivamente tuve que dar la razón a Alberto: la polla de Julio es asombrosamente gorda. No se le veía por debajo de su prominente y peluda barriga porque de longitud es normal, pero su grosor es increíble. Donde además destaca un gran capullo rosado en forma de seta y unos huevos gordos que sí asoman bien por debajo de su barriga y su polla.

Alberto detuvo su follada de garganta y le dijo a Raquel que se girase.

Aún recuerdo la expresión de Raquel al ver el pollón gordo de Julio. Se le abrieron los ojos como platos y dijo:

- Joder, cómo sabéis lo que me gusta. Y encima os superáis, lo que nos hizo reír a los cuatro.

No tardó Raquel en comenzar a adorar la polla de Julio. Acariciándola, besando el grueso capullo, lamiéndole los cojones... Se veía que Julio tenía ganas de más, así que le pidió a Raquel que abriera la boca, que iba a hacer una prueba.

Raquel la abrió para que Julio le metiera cuatro de sus morcillones dedos en ella con los que empezó a follarle la boca mientras Alberto, que se había puesto de rodillas junto a Raquel, azotaba sus tetas con una mano mientras con la otra la masturbaba.

Raquel comenzó a correrse mientras Alberto no dejaba de masturbarla y Julio de meterle más profundamente los dedos en la boca, haciéndola atragantarse y babear mucho. Julio sacó los dedos y cogió esos restos de baba con su mano, que pasó por toda la cara de Raquel. De inmediato le pidió que abriera de nuevo la boca y, tras morrearla, se apartó un poco y le echó un buen escupitajo en la garganta, que Raquel recibió sin rechistar antes de que Julio agarrara su cabeza y le metiera su rabo hasta la campanilla, sujetando la cabeza de Raquel para que no se moviera.

Y Raquel no sólo no se movió sino que puso sus manos en el culo de Julio, empujándole hacia ella.

Julio no puedo evitar decir:

- Por favor, esto es increíble, cómo traga, es de las pocas veces que una mujer me aguanta así.
- Ya te dije que Raquel te iba a sorprender. Además, está bien entrenada ya, sonrió Alberto, a quien Raquel masturbaba mientras él le retorcía los pezones.

Fueron casi quince minutos de un morbo sin igual. Entre los dos hombres se turnaban para someter la boca y la garganta de Raquel al tiempo que la torturaban los pezones o la masturbaban. Y Raquel no sólo aguantó como una jabata sino que cuando le daban algún respiro ella misma seguía mamándoles.

Entonces Julio decidió que era momento de cambiar de habitación, y fueron a la habitación principal, situada justo a la espalda del salón. Una habitación también cuadrada, no muy grande, coronada por una cama de 1,50 y donde no cabía mucho más, apenas dos mesillas y un armario empotrado.

Allá fueron los tres, Raquel entre ellos, con la cara llena de babas y el coño chorreando. Al entrar en la habitación, Julio se puso a cuatro patas encima de la cama con el culo sobresaliendo de la misma, y le ordenó a Raquel que se lo comiera.

No tardó Raquel en afanarse en hacerle una gran comida de culo (como Julio la calificó), a la que añadió también una comida de sus huevazos. Mientras, Alberto no perdió el tiempo y, sujetando las caderas de Raquel, metió de un solo golpe su rabo en su coño, empujándola más si cabe hacia el culo de Julio, quien no tardó en girarse poniéndose boca arriba para ofrecer su polla a Raquel.

Esta, muy caliente debido a que Alberto además de follarla duramente también le masturbaba el clítoris, se lanzó a por la polla de Julio sin miramientos, metiéndosela hasta la garganta sin dejar de masturbarme ni de acariciarle los huevos.

Julio y Alberto se felicitaban por tener a Raquel así, y me decían que era muy afortunado y a la vez un jodido cornudo que disfrutaba viendo cómo sometían a su zorra. Y yo solo podía asentir mientras me tocaba la polla por encima del pantalón.

Julio (que, como era previsible por lo que me había advertido Alberto, llevaba la voz cantante) dijo que quería probar ese coño, así que se estiró en la cama y ordenó a Raquel que le cabalgase. Alberto salió del coño de Raquel permitiendo que esta subiera a la cama, agarrase la polla de Julio por la base y, situándose encima de ella, se dejó caer poco a poco, haciéndola desaparecer en su coño mientras gritaba y se retorcía de placer.

Con la polla de Julio dentro de ella, Julio tiró de sus pezones atrayéndola hacia su pecho. Quedaron pecho con pecho y boca con boca, posición ideal para Julio quien, mientras morreaba con ganas a Raquel comenzó a mover su cuerpo de oso, entrando y saliendo de Raquel con una fuerza, una energía y una velocidad insólitas para alguien de su constitución.

Raquel solo podía gritar, gritos apenas silenciados por los besos de Julio, y gritos que se multiplicaron por dos cuando Alberto, escupiendo antes en el culo de Raquel, acercó su polla a la entrada e, igual que había hecho antes con el coño, la empotró de un solo golpe de cadera.

Ahí Raquel se convirtió en una muñeca en sus manos (si es que no lo estaba siendo ya antes). Entre esos dos hombretones que la estaban destrozando con sus pollas, que se movían rítmicamente entrando y saliendo de ella, llamándola puta.

Alberto advirtió que estaba cerca de correrse (algo que no suponía problema porque, como siempre, habia tomado Viagra, lo que también había hecho Julio como contó después), pero Julio aún tenía cuerda para follarle el culo a Raquel, así que la hizo cabalgarle dándole la espalda e, igual que había hecho con el coño, se dejó caer lentamente con su culo (ya abierto por la polla de Alberto) sobre el pollón de Julio, quien solo acertó a decir:

- Qué puta maravilla, mira tú como la has hecho desaparecer.
- Es que me tenéis loca, dijo Raquel gritando.

Julio volvió a atraerla sobre su pecho y la postura le facilitaba rodearla con sus brazos y, mientras, seguía jugando con sus pezones.

Alberto, que quería esperar para correrse, aprovechó para masturbar firmemente a Raquel mientras Julio la sodomizaba. Tanto es así que llegó a meterle cuatro dedos en su coño mientras con el quinto frotaba su clítoris, lo que provocó un squirt impresionante de Raquel que empapó la cama y el pecho de Alberto, gritando como poseída.

Entonces, Julio también advirtió que estaba a punto de correrse, así que ordenó a Raquel que se pusiera de rodillas en el suelo de la habitación. Y le dijo que se iba a correr en su boca y que no quería que dejase caer ni una sola gota.

Raquel abrió la boca y Julio se la volvió a taladrar, haciendo que se atragantase más si cabe que la vez anterior, hasta que, anunciando que se corría, sujetó la cabeza de Raquel para que no pudiera moverse y, bufando y gritando, dijo:

- Me corro, puta, trágatela todaaaaa.

Los ojos de Raquel se abrieron como platos recibiendo la corrida de Julio, quien contraía sus glúteos con cada lechada. Raquel no se movió y por la comisura de sus labios asomó un hilillo de la leche de Julio, quien a los pocos segundos se retiró y ordenó a Raquel que abriera bien la boca, comprobando que, efectivamente, no había dejado ni una gota de leche por tragar. Pero no contento con eso, le metió de nuevo los dedos para sacarlos mojados de saliva pero sin restos de leche. La única que le resbalaba por los labios la recogió Julio con un dedo e hizo que Raquel se lo lamiera.

Entonces fue el turno de Alberto quien, animado por lo que acababa de ver, prácticamente repitió la acción de Julio, hasta que, igual que este, llenó la boca y la garganta de Raquel de su leche.

Raquel repasó las dos pollas a conciencia, dejándolas impolutas. Pero como gracias a la Viagra apenas tuvieron unos minutos de bajón, cuando volvieron a estar duras la fiesta prosiguió.

Seguimos con el relato lo antes posible.
Esperamos os esté gustando.
Gracias.
 
Seguimos.

Pausamos el relato en el momento en el que Julio dejó de comerle el coño a Raquel y pasó a morrearla y comerle las tetas mientras Alberto se desnudaba.

Ya desnudo, Alberto hizo ponerse de rodillas a Raquel para que le hiciera una mamada, que pasó de ser mamada a follada de garganta casi de inmediato, mientras Julio se despojaba de su ropa.

Una vez desnudo, efectivamente tuve que dar la razón a Alberto: la polla de Julio es asombrosamente gorda. No se le veía por debajo de su prominente y peluda barriga porque de longitud es normal, pero su grosor es increíble. Donde además destaca un gran capullo rosado en forma de seta y unos huevos gordos que sí asoman bien por debajo de su barriga y su polla.

Alberto detuvo su follada de garganta y le dijo a Raquel que se girase.

Aún recuerdo la expresión de Raquel al ver el pollón gordo de Julio. Se le abrieron los ojos como platos y dijo:

- Joder, cómo sabéis lo que me gusta. Y encima os superáis, lo que nos hizo reír a los cuatro.

No tardó Raquel en comenzar a adorar la polla de Julio. Acariciándola, besando el grueso capullo, lamiéndole los cojones... Se veía que Julio tenía ganas de más, así que le pidió a Raquel que abriera la boca, que iba a hacer una prueba.

Raquel la abrió para que Julio le metiera cuatro de sus morcillones dedos en ella con los que empezó a follarle la boca mientras Alberto, que se había puesto de rodillas junto a Raquel, azotaba sus tetas con una mano mientras con la otra la masturbaba.

Raquel comenzó a correrse mientras Alberto no dejaba de masturbarla y Julio de meterle más profundamente los dedos en la boca, haciéndola atragantarse y babear mucho. Julio sacó los dedos y cogió esos restos de baba con su mano, que pasó por toda la cara de Raquel. De inmediato le pidió que abriera de nuevo la boca y, tras morrearla, se apartó un poco y le echó un buen escupitajo en la garganta, que Raquel recibió sin rechistar antes de que Julio agarrara su cabeza y le metiera su rabo hasta la campanilla, sujetando la cabeza de Raquel para que no se moviera.

Y Raquel no sólo no se movió sino que puso sus manos en el culo de Julio, empujándole hacia ella.

Julio no puedo evitar decir:

- Por favor, esto es increíble, cómo traga, es de las pocas veces que una mujer me aguanta así.
- Ya te dije que Raquel te iba a sorprender. Además, está bien entrenada ya, sonrió Alberto, a quien Raquel masturbaba mientras él le retorcía los pezones.

Fueron casi quince minutos de un morbo sin igual. Entre los dos hombres se turnaban para someter la boca y la garganta de Raquel al tiempo que la torturaban los pezones o la masturbaban. Y Raquel no sólo aguantó como una jabata sino que cuando le daban algún respiro ella misma seguía mamándoles.

Entonces Julio decidió que era momento de cambiar de habitación, y fueron a la habitación principal, situada justo a la espalda del salón. Una habitación también cuadrada, no muy grande, coronada por una cama de 1,50 y donde no cabía mucho más, apenas dos mesillas y un armario empotrado.

Allá fueron los tres, Raquel entre ellos, con la cara llena de babas y el coño chorreando. Al entrar en la habitación, Julio se puso a cuatro patas encima de la cama con el culo sobresaliendo de la misma, y le ordenó a Raquel que se lo comiera.

No tardó Raquel en afanarse en hacerle una gran comida de culo (como Julio la calificó), a la que añadió también una comida de sus huevazos. Mientras, Alberto no perdió el tiempo y, sujetando las caderas de Raquel, metió de un solo golpe su rabo en su coño, empujándola más si cabe hacia el culo de Julio, quien no tardó en girarse poniéndose boca arriba para ofrecer su polla a Raquel.

Esta, muy caliente debido a que Alberto además de follarla duramente también le masturbaba el clítoris, se lanzó a por la polla de Julio sin miramientos, metiéndosela hasta la garganta sin dejar de masturbarme ni de acariciarle los huevos.

Julio y Alberto se felicitaban por tener a Raquel así, y me decían que era muy afortunado y a la vez un jodido cornudo que disfrutaba viendo cómo sometían a su zorra. Y yo solo podía asentir mientras me tocaba la polla por encima del pantalón.

Julio (que, como era previsible por lo que me había advertido Alberto, llevaba la voz cantante) dijo que quería probar ese coño, así que se estiró en la cama y ordenó a Raquel que le cabalgase. Alberto salió del coño de Raquel permitiendo que esta subiera a la cama, agarrase la polla de Julio por la base y, situándose encima de ella, se dejó caer poco a poco, haciéndola desaparecer en su coño mientras gritaba y se retorcía de placer.

Con la polla de Julio dentro de ella, Julio tiró de sus pezones atrayéndola hacia su pecho. Quedaron pecho con pecho y boca con boca, posición ideal para Julio quien, mientras morreaba con ganas a Raquel comenzó a mover su cuerpo de oso, entrando y saliendo de Raquel con una fuerza, una energía y una velocidad insólitas para alguien de su constitución.

Raquel solo podía gritar, gritos apenas silenciados por los besos de Julio, y gritos que se multiplicaron por dos cuando Alberto, escupiendo antes en el culo de Raquel, acercó su polla a la entrada e, igual que había hecho antes con el coño, la empotró de un solo golpe de cadera.

Ahí Raquel se convirtió en una muñeca en sus manos (si es que no lo estaba siendo ya antes). Entre esos dos hombretones que la estaban destrozando con sus pollas, que se movían rítmicamente entrando y saliendo de ella, llamándola puta.

Alberto advirtió que estaba cerca de correrse (algo que no suponía problema porque, como siempre, habia tomado Viagra, lo que también había hecho Julio como contó después), pero Julio aún tenía cuerda para follarle el culo a Raquel, así que la hizo cabalgarle dándole la espalda e, igual que había hecho con el coño, se dejó caer lentamente con su culo (ya abierto por la polla de Alberto) sobre el pollón de Julio, quien solo acertó a decir:

- Qué puta maravilla, mira tú como la has hecho desaparecer.
- Es que me tenéis loca, dijo Raquel gritando.

Julio volvió a atraerla sobre su pecho y la postura le facilitaba rodearla con sus brazos y, mientras, seguía jugando con sus pezones.

Alberto, que quería esperar para correrse, aprovechó para masturbar firmemente a Raquel mientras Julio la sodomizaba. Tanto es así que llegó a meterle cuatro dedos en su coño mientras con el quinto frotaba su clítoris, lo que provocó un squirt impresionante de Raquel que empapó la cama y el pecho de Alberto, gritando como poseída.

Entonces, Julio también advirtió que estaba a punto de correrse, así que ordenó a Raquel que se pusiera de rodillas en el suelo de la habitación. Y le dijo que se iba a correr en su boca y que no quería que dejase caer ni una sola gota.

Raquel abrió la boca y Julio se la volvió a taladrar, haciendo que se atragantase más si cabe que la vez anterior, hasta que, anunciando que se corría, sujetó la cabeza de Raquel para que no pudiera moverse y, bufando y gritando, dijo:

- Me corro, puta, trágatela todaaaaa.

Los ojos de Raquel se abrieron como platos recibiendo la corrida de Julio, quien contraía sus glúteos con cada lechada. Raquel no se movió y por la comisura de sus labios asomó un hilillo de la leche de Julio, quien a los pocos segundos se retiró y ordenó a Raquel que abriera bien la boca, comprobando que, efectivamente, no había dejado ni una gota de leche por tragar. Pero no contento con eso, le metió de nuevo los dedos para sacarlos mojados de saliva pero sin restos de leche. La única que le resbalaba por los labios la recogió Julio con un dedo e hizo que Raquel se lo lamiera.

Entonces fue el turno de Alberto quien, animado por lo que acababa de ver, prácticamente repitió la acción de Julio, hasta que, igual que este, llenó la boca y la garganta de Raquel de su leche.

Raquel repasó las dos pollas a conciencia, dejándolas impolutas. Pero como gracias a la Viagra apenas tuvieron unos minutos de bajón, cuando volvieron a estar duras la fiesta prosiguió.

Seguimos con el relato lo antes posible.
Esperamos os esté gustando.
Gracias.
He acabado de leer el relato con la polla hinchada y mojada... creo que disdrutarías viéndola y Raquel también. Tengo una buena carga de leche almacenada en mis huevos, deseando salir 😈😈😈
 
(Con más retraso de lo que nos hubiera gustado, continuamos.)

Tras el extraordinario primer encuentro con Pepe y Alberto, pasaron varias semanas (puentes de Noviembre de por medio) hasta que volvimos a repetir con ellos.

Podríamos entrar en detalles, pero este encuentro y otro posterior que tuvimos antes del puente de diciembre no fueron muy distintos al primero: mucha doble penetración, folladas de boca, corridas en culo/boca/coño...

La novedad en todo este tiempo es que entre el segundo y el tercer encuentro y también después de este último, Alberto me escribió vía WhatsApp para hablarme de lo afortunado que era yo al tener una mujer como Raquel y añadir que le encantaría tener un encuentro con ella a solas o con otro amigo suyo en su casa.

Yo le pregunté qué diferencia habría entre quedar con él y su amigo y hacerlo con él y Pepe como lo veníamos haciendo.

Alberto me dijo que su amigo, de nombre Julio, era distinto a Pepe. Tanto física como sobre todo sexualmente. Quise que profundizara (en parte por saber qué esperar y en parte por morbo).

Alberto me explicó que Julio era muy muy dominante. Muy cañero. Que le gustaba follar duro, muy duro, tanto boca como coño y culo. Y que además tenía un señor pollón, como el suyo (quizás algo más corto) pero bastante más gordo. Hablando de gordura, también añadió que Julio era de composición gruesa, tipo osazo: gordo, con barba y bastante vello corporal.

Dicho todo esto, yo tenía un calentón increíble, pues según Alberto más cosas me contaba de Julio, más cachondo me ponía yo imaginando a Raquel con ellos.

Quedamos en que yo le hablaría a Raquel de esta posibilidad (la de quedar con él y su amigo) sin mencionar todos los detalles que Alberto me había dado, para que si finalmente quedábamos todo fuese inesperado.

Raquel y yo volvimos a quedar con Pepe una tarde, que fue tan morbosa como siempre, y al regresar a casa le conté, sin entrar en detalles, la propuesta de Alberto (que esa tarde no había podido acompañarnos por razones familiares).

Raquel no dudó en aceptar, pues disfrutaba tanto con Alberto que dijo que quedar con él y otro amigo solo podía terminar bien.

Pasaron las Navidades, y en la segunda semana de enero concreté el encuentro con Alberto y su amigo. Alberto se puso loco de contento, y me dijo que no me preocupase, que aunque iban a dar mucha caña a Raquel, iba a estar bien cuidada y respetada en todo momento.

Y así llegó el sábado 15 de enero de 2022. Quedamos en casa de Alberto a las 17 horas.
Alberto vive en el barrio de Moratalaz, concretamente en el Camino de Vinateros, una larga avenida. Más o menos a mitad de la misma a la derecha aparcamos, y llegamos al bloque de viviendas de Alberto en dos minutos. Es un edificio antiguo pero bien conservado, y tras avisar que ya habíamos llegado nos abrió el portal y subimos andando (no hay ascensor) a su vivienda, situada en la tercera planta.

Huelga decir que, a pesar de ser enero y del frío que hacía, Raquel iba sin bragas y sin sujetador. Eso sí, llevaba un vestido largo y leotardos calentitos, pero nada debajo de todo ello.

La puerta estaba entreabierta, y accedimos a un pequeño recibidor junto al cual estaba el salón, de forma cuadrada pero también de pequeñas dimensiones. Entramos en él y Alberto se acercó a saludarnos, al tiempo que nos presentaba a Julio, sentado en el único sofá que había. Efectivamente, era tal y como Alberto lo había descrito, incluso más: gordo, fuerte, con mucha barba gris, pelo corto, y los brazos peludos. Vestía pantalón vaquero y camiseta de manga corta (Alberto tenía la calefaccion a muy buena temperatura) y cuando se levantó a dar dos besos a Raquel, era como dos veces ella, lo cual me impresionó.

Alberto nos ofreció un café, que aceptamos, y yo me senté en un silla mientras Raquel se sentó entre él y Julio en el sofá. Parecía una liliputiense entre esos dos hombretones, pero se la notaba tranquila e incluso ya excitada. Terminado el café, Alberto no tardó en empezar a acariciar las piernas de Raquel y le preguntó si venía como siempre. Ella sonrió y le dijo que por supuesto que sí.

Julio no entendía de qué hablaban (porque Alberto no le había adelantado casi nada de ella) y Alberto le pidió a Raquel que se lo mostrase.

Ella se levantó del sofá y puesta de pie delante de ellos, se levantó el vestido y se bajó los leotardos, mostrando su coño rasurado y ya mojado a Alberto y a Julio, quien alucinando dijo:

- Joder, qué sorpresón. Y qué belleza.
- Pues Raquel siempre viene así a los encuentros, dijo Alberto levantándose.

Se puso detrás de Raquel y cogiéndola por las tetas, que ya tenía los pezones durísimos, añadió:

- Y también sin sujetador, y estos pezones duros no pueden ser del frío.

Todos rieron, y mientras Alberto y Raquel comenzaban a morrearse, Julio, sentado aún, atrajo hacia sí a Raquel y le quitó los zapatos y los calentadores mientras Alberto hacia lo propio con el vestido, dejando a Raquel completamente desnuda.

Mientras Alberto apretaba los pezones de Raquel sin dejar de morrearla, Julio, siempre sin levantarse, abrió las piernas de Raquel y comenzó a comerle el coño. No sé qué hizo y cómo lo hizo, pero fue darle una pasada y Raquel empaparle la cara.

Julio se apartó ligeramente para relamerse y, con una cara de vicio sin igual, se lanzó como un poseso a devorar el coño de Raquel, quien no puedo evitar correrse varias veces espasmódicamente, sobre todo cuando Julio penetró a la vez su coño con sus dedos gordos como morcillas al tiempo que Alberto le retorcía los pezones.

Tras varias corridas continuadas, Julio se incorporó y sustituyó a Alberto tanto en el morreo como en el trabajo de pezones, que también lamió, chupó y mordió mientras Alberto se desnudaba.

(Como lo que queda por contar de ese día aún es bastante, dejamos el relato aquí para seguir mañana o el martes a más tardar).
Tienes un don describiendo... fabulosa redacción🤩
 
Literalmente le dieron como bombo en fiesta.
 
Como nos tenis acostumbrados... fantastico!
Enhorabuena por como lo relatáis, y por supuesto compartir esa magnifica experiencia
Es una autentica pasada de relato. Que manera de aguantar de Raquel¡ Que pedazo de mujer capaz de tomar absolutamente todo lo que le dan disfrutando de ello a tope¡
 
He acabado de leer el relato con la polla hinchada y mojada... creo que disdrutarías viéndola y Raquel también. Tengo una buena carga de leche almacenada en mis huevos, deseando salir 😈😈😈
Yo disfruté muchísimo, y más aún al decirme Raquel que ella, al verme tan excitado, se sentía más liberada aún para hacer y dejarse hacer sin límite.
 
Continuamos.

Tras haber llenado la boca de Raquel con su leche, Alberto y Julio no tardaron en estar de nuevo dispuestos y disponibles para seguir usando a Raquel.

Tumbados los tres en la cama, ella entre ambos con la polla de cada uno en cada mano, se reían, comentaban y se encendían.

Lo mejor de todo es que a mí me ignoraban, lo cual me daba más morbo. A veces comentaban algo conmigo pero la mayor parte del tiempo era una cosa de tres. Raquel veía que yo disfrutaba y, como me dijo ya en casa esa noche, si yo disfrutaba viéndola disfrutar a ella eso la animaba a pasárselo mejor, pues no quería ponerse límites.

Julio le comentó a Raquel que sabía que nunca habíamos hecho fist, a lo que Raquel asintió. Entonces él le preguntó si lo de los cuatro dedos en el coño le gustaba, y ella respondió emocionada que mucho, que la volvía loca.

Esto animó a Julio, que sin volver a preguntarle nada a ella, dijo:

- Pues como en los toros, no hay quinto malo, vamos a probar con todos.

Todos reímos, y entonces Julio se colocó a la altura del coño de Raquel. Alberto colocó sobre su pecho la espalda de Raquel, para que ella estuviera cómoda y, al mismo tiempo, que él pudiera tener acceso a sus tetas y magrearlas al tiempo que Julio empezó a jugar con su coño.

Raquel confesó que estaba empapadísima solo de imaginar, algo que Julio agradeció comiéndole el coño intensamente mientras empezó a meter uno por uno sus dedos en él.

Teniendo ya los cuatro dedos dentro a falta del pulgar, y con Raquel chorreando y gritando, Julio le dijo que si en algún momento se sentía molesta que lo dijese, pero que seguro que no lo estaría.

Y en ese preciso instante, y con Alberto amasando tetas y pezones de Raquel, Julio hizo desaparecer también el dedo gordo dentro del coño de Raquel, teniendo ya el puño entero de Julio dentro.

Raquel solo bufaba, y cuando Julio le dio un beso a su clítoris, de ese coño empezó a brotar un chorro de corrida que Julio recibió en su boca, lo que le puso más cachondo e hizo que moviera un poco el puño dentro del coño de Raquel.

Fueron unos instantes de puro vicio. Del sexo más vicioso que yo había podido imaginar, hasta que Julio decidió que ya era bastante para ser la primera vez. Sacó su puño gordo del coño de Raquel, que estaba mojado y palpitante, abierto, y ella respiraba profundamente.

Se tomaron un respiro. Mejor dicho, Julio se tomó un respiro, el justo para ir al baño y volver al salón, desde donde llamó a Raquel para que fuera.

Obedeciendo sin rechistar, Raquel (y Alberto y yo detrás) fue al salón y, siguiendo las órdenes de Julio (que se había sentado en el sofá), se sentó sobre su pierna derecha. Julio la besó primero con cariño y después con energía, mordiendo sus labios, su cuello, su oreja, mientras sus manos recorrían el cuerpo de Raquel. Entonces, él le dijo:

- Túmbate boca abajo sobre nuestras rodillas, al tiempo que le señalaba a Alberto que se sentara junto a él.

Ella se tumbó así a lo largo de esas cuatro piernas, dejando la parte de su culo sobre las piernas de Julio y la de su espalda sobre las de Alberto.

Entonces, y sin avisar, Julio empezó a azotarla con la mano. Primero suave, pero como Raquel no rechistaba, comenzó a subir la intensidad de los azotes, que combinaba con el trabajo de sus dedos en el culo de Raquel.

- Te gusta esto?, preguntó Julio.
- Uf, me duele algo, pero es una mezcla de dolor y placer nueva para mí.

Mientras Julio continúo mezclando azotes y juego con los dedos, Alberto se colocó para que la boca de Raquel se topara con su polla. Y así, tumbada, Raquel volvía a estar en manos de esos dos hombres, uno le follaba el culo con sus dedos y la azotaba y el otro la daba de mamar.

Sin esperar a lo que Julio le apeteciese, Alberto dijo que quería volver a follársela, así que la ayudaron a incorporarse y Alberto la guió para que se sentara sobre su polla allí mismo, en el sofá, dándole la espalda.

No hizo falta mucho para que Raquel tuviera dentro de su coño la polla de Alberto, empezando a cabalgarle hasta que Julio hizo que Raquel se echara hacia atrás para que su espalda tocara con el pecho de Alberto. Ahora era Alberto quien la follaba, y en esa postura Julio subió al sofá para follar la boca de Raquel una vez más.

Volvía a ser una muñeca en sus manos, gimiendo sin parar mientras ellos la sometían duro con sus pollas.

Julio se retiró y le ordenó a Raquel que se acomodase en el sofá, ordenándome después a mí que ejerciese de mamporrero y le abriera las piernas, que quería montarla y correrse en su coño.

Yo accedí encantado, y la cara de vicio de Raquel mientras le abría las piernas y veía acercarse a Julio con su pollón duro, me dio un subidón más grande, más aún cuando, sin miramientos, Julio montó a Raquel, empotrándola muy muy duro sobre el sofá, hasta que, poniéndose muy tenso, gritó:

- Prepárate, puta, te voy a preñar.

Dos empujones y varios bufidos después, Julio estaba descargando su leche en el coño de Raquel, quien se corría al tiempo que la llenaba Julio.
Este salió de su coño después de tomar un respiro y de que su polla comenzase a aflojar definitivamente, y sin descanso Alberto hizo ponerse a Raquel a cuatro patas y comenzó a follarle el culo mientras la leche salia de su coño y caía por sus piernas.

Unos minutos después, era Alberto quien llenaba de leche a Raquel, preñándola el culo.

Con sus piernas llenas de la leche que le caía de culo y coño, Raquel se sentó en el sofá para limpiarles la polla a los dos, dejándoselas impolutas.

Una hora después, y tras haber comentado lo bien que había ido todo y con todas las partes deseando volver a repetir, volvimos a casa. Felices. Raquel agotada pero con la sonrisa de placer más grande que yo le había visto. Y, con todo y con eso, esa noche Raquel tuvo fuerzas y ganas para pegarnos un polvazo brutal.

El siguiente encuentro lo relataremos a lo largo de esta semana.

Feliz día.
 
Última edición:
Sigue intenso y muy bueno el relato.
Muchas gracias por tus palabras. Nos hubiera gustado seguir con el mismo mañana, pero nos va a ser imposible, así que el martes o el miércoles a más tardar continuaremos.
 
Expectacular. La imagen de Raquel con el coño y culo chorreando mientras les limpiaba con la última mamada es la mejor traca final para esa noche tan morbosa¡ No se ni como era capaz de andar tras esa sesion de sexo duro. Muchas gracias por el relato.
 
Continuamos.

Tras haber llenado la boca de Raquel con su leche, Alberto y Julio no tardaron en estar de nuevo dispuestos y disponibles para seguir usando a Raquel.

Tumbados los tres en la cama, ella entre ambos con la polla de cada uno en cada mano, se reían, comentaban y se encendían.

Lo mejor de todo es que a mí me ignoraban, lo cual me daba más morbo. A veces comentaban algo conmigo pero la mayor parte del tiempo era una cosa de tres. Raquel veía que yo disfrutaba y, como me dijo ya en casa esa noche, si yo disfrutaba viéndola disfrutar a ella eso la animaba a pasárselo mejor, pues no quería ponerse límites.

Julio le comentó a Raquel que sabía que nunca habíamos hecho fist, a lo que Raquel asintió. Entonces él le preguntó si lo de los cuatro dedos en el coño le gustaba, y ella respondió emocionada que mucho, que la volvía loca.

Esto animó a Julio, que sin volver a preguntarle nada a ella, dijo:

- Pues como en los toros, no hay quinto malo, vamos a probar con todos.

Todos reímos, y entonces Julio se colocó a la altura del coño de Raquel. Alberto colocó sobre su pecho la espalda de Raquel, para que ella estuviera cómoda y, al mismo tiempo, que él pudiera tener acceso a sus tetas y magrearlas al tiempo que Julio empezó a jugar con su coño.

Raquel confesó que estaba empapadísima solo de imaginar, algo que Julio agradeció comiéndole el coño intensamente mientras empezó a meter uno por uno sus dedos en él.

Teniendo ya los cuatro dedos dentro a falta del pulgar, y con Raquel chorreando y gritando, Julio le dijo que si en algún momento se sentía molesta que lo dijese, pero que seguro que no lo estaría.

Y en ese preciso instante, y con Alberto amasando tetas y pezones de Raquel, Julio hizo desaparecer también el dedo gordo dentro del coño de Raquel, teniendo ya el puño entero de Julio dentro.

Raquel solo bufaba, y cuando Julio le dio un beso a su clítoris, de ese coño empezó a brotar un chorro de corrida que Julio recibió en su boca, lo que le puso más cachondo e hizo que moviera un poco el puño dentro del coño de Raquel.

Fueron unos instantes de puro vicio. Del sexo más vicioso que yo había podido imaginar, hasta que Julio decidió que ya era bastante para ser la primera vez. Sacó su puño gordo del coño de Raquel, que estaba mojado y palpitante, abierto, y ella respiraba profundamente.

Se tomaron un respiro. Mejor dicho, Julio se tomó un respiro, el justo para ir al baño y volver al salón, desde donde llamó a Raquel para que fuera.

Obedeciendo sin rechistar, Raquel (y Alberto y yo detrás) fue al salón y, siguiendo las órdenes de Julio (que se había sentado en el sofá), se sentó sobre su pierna derecha. Julio la besó primero con cariño y después con energía, mordiendo sus labios, su cuello, su oreja, mientras sus manos recorrían el cuerpo de Raquel. Entonces, él le dijo:

- Túmbate boca abajo sobre nuestras rodillas, al tiempo que le señalaba a Alberto que se sentara junto a él.

Ella se tumbó así a lo largo de esas cuatro piernas, dejando la parte de su culo sobre las piernas de Julio y la de su espalda sobre las de Alberto.

Entonces, y sin avisar, Julio empezó a azotarla con la mano. Primero suave, pero como Raquel no rechistaba, comenzó a subir la intensidad de los azotes, que combinaba con el trabajo de sus dedos en el culo de Raquel.

- Te gusta esto?, preguntó Julio.
- Uf, me duele algo, pero es una mezcla de dolor y placer nueva para mí.

Mientras Julio continúo mezclando azotes y juego con los dedos, Alberto se colocó para que la boca de Raquel se topara con su polla. Y así, tumbada, Raquel volvía a estar en manos de esos dos hombres, uno le follaba el culo con sus dedos y la azotaba y el otro la daba de mamar.

Sin esperar a lo que Julio le apeteciese, Alberto dijo que quería volver a follársela, así que la ayudaron a incorporarse y Alberto la guió para que se sentara sobre su polla allí mismo, en el sofá, dándole la espalda.

No hizo falta mucho para que Raquel tuviera dentro de su coño la polla de Alberto, empezando a cabalgarle hasta que Julio hizo que Raquel se echara hacia atrás para que su espalda tocara con el pecho de Alberto. Ahora era Alberto quien la follaba, y en esa postura Julio subió al sofá para follar la boca de Raquel una vez más.

Volvía a ser una muñeca en sus manos, gimiendo sin parar mientras ellos la sometían duro con sus pollas.

Julio se retiró y le ordenó a Raquel que se acomodase en el sofá, ordenándome después a mí que ejerciese de mamporrero y le abriera las piernas, que quería montarla y correrse en su coño.

Yo accedí encantado, y la cara de vicio de Raquel mientras le abría las piernas y veía acercarse a Julio con su pollón duro, me dio un subidón más grande, más aún cuando, sin miramientos, Julio montó a Raquel, empotrándola muy muy duro sobre el sofá, hasta que, poniéndose muy tenso, gritó:

- Prepárate, puta, te voy a preñar.

Dos empujones y varios bufidos después, Julio estaba descargando su leche en el coño de Raquel, quien se corría al tiempo que la llenaba Julio.
Este salió de su coño después de tomar un respiro y de que su polla comenzase a aflojar definitivamente, y sin descanso Alberto hizo ponerse a Raquel a cuatro patas y comenzó a follarle el culo mientras la leche salia de su coño y caía por sus piernas.

Unos minutos después, era Alberto quien llenaba de leche a Raquel, preñándola el culo.

Con sus piernas llenas de la leche que le caía de culo y coño, Raquel se sentó en el sofá para limpiarles la polla a los dos, dejándoselas impolutas.

Una hora después, y tras haber comentado lo bien que había ido todo y con todas las partes deseando volver a repetir, volvimos a casa. Felices. Raquel agotada pero con la sonrisa de placer más grande que yo le había visto. Y, con todo y con eso, esa noche Raquel tuvo fuerzas y ganas para pegarnos un polvazo brutal.

El siguiente encuentro lo relataremos a lo largo de esta semana.

Feliz día.
Menuda sesión 😈😈😈
 
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