Juan Pablo
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(Continuamos)
Tras la increíble experiencia con Alberto y Julio, nuestras noches de sexo eran más explosivas de lo que siempre ya lo habían sido.
Imaginábamos otros encuentros, recordábamos los ya vividos...
Mientras tanto, hablábamos con Alberto con regularidad, hasta que tuvimos oportunidad de volver a quedar con él, esta vez a solas (Julio estaba casado y su disponibilidad era más limitada).
Nos citamos en su casa el último sábado de febrero de 2022. Pero llegó ese día y yo me encontré muy indispuesto. Raquel dijo que lo dejáramos para otro momento, pero yo le propuse que fuese ella sola a casa de Alberto.
Dudó un poco (no por temor, pues con Alberto ya había total confianza, sino por mí, tanto por dejarme solo como porque me perdiera el encuentro), pero yo le dije que estaría bien y que además me daba mucho morbo saber que mientras yo estaba en casa ella estaba siendo usada por Alberto.
Raquel se puso muy cachonda al decirle esto, y Alberto se puso más cachondo aún al saber que Raquel iría sola. Así que a las 17 horas de ese sábado de febrero Raquel salió en dirección Moratalaz, vestida preciosa con un conjunto de jersey y pantalón, por supuesto sin ropa interior debajo, y cubierta con un abrigo (hacía frío).
Yo me quedé esperando, feliz y muy cachondo.
No supe nada de ellos hasta las 21 horas, cuando recibí un WhatsApp de Alberto diciéndome:
- Raquel acaba de salir de aquí. Gracias por permitirla venir sola. Ha sido increíble, yo he disfrutado muchísimo y creo y espero que ella también. Un abrazo.
- Gracias por avisarme. Me alegra y me enciende saber que lo habéis pasado bien. Estoy seguro que Raquel habrá sentido lo mismo que tú. Ya te contaré. Un abrazo, respondí yo.
Veinte minutos después se abría la puerta de casa. Raquel entró con una sonrisa de oreja a oreja, algo despeinada y con una sonrisa que le iluminaba toda la cara.
Vino a mí, me dio un beso con regusto a lefa, me preguntó qué tal estaba y yo le dije:
- Dime tú qué tal estás, aunque por la cara que traes creo saber la respuesta.
- Solo te voy a enseñar una cosa, respondió Raquel.
Empezó a desnudarse, y cuando llegó al pantalón, se dio la vuelta y me enseñó su culo, culo en el que llevaba insertado un plug de considerable tamaño. Yo me quedé alucinado, y le pregunté:
- Y eso?
- Quítalo y verás, me dijo pícara Raquel.
Así lo hice, y al retirarlo poco a poco comenzó a resbalar desde su culo un hilo de lefa.
- Me lo ha puesto Alberto justo después de correrse, para que lo trajera puesto y lo vieras.
Yo estaba cachondísimo, y le pregunté si le habia gustado llevarlo.
- Uf, qué sensación tan brutal. Sentir la leche dentro sin salir y el plug como si me estuviera follando. Conducir hasta aquí ha sido de lo más increíble.
Nos morreamos y le dije que me contara todo. Ella me dijo que iba a ducharse por tercera vez (luego entendí por qué lo decía) y que preparaba algo de cenar y me contaba con detalle.
Como va a ser ella la que cuente lo que pasó, lo hará en el siguiente relato.
Gracias.
Tras la increíble experiencia con Alberto y Julio, nuestras noches de sexo eran más explosivas de lo que siempre ya lo habían sido.
Imaginábamos otros encuentros, recordábamos los ya vividos...
Mientras tanto, hablábamos con Alberto con regularidad, hasta que tuvimos oportunidad de volver a quedar con él, esta vez a solas (Julio estaba casado y su disponibilidad era más limitada).
Nos citamos en su casa el último sábado de febrero de 2022. Pero llegó ese día y yo me encontré muy indispuesto. Raquel dijo que lo dejáramos para otro momento, pero yo le propuse que fuese ella sola a casa de Alberto.
Dudó un poco (no por temor, pues con Alberto ya había total confianza, sino por mí, tanto por dejarme solo como porque me perdiera el encuentro), pero yo le dije que estaría bien y que además me daba mucho morbo saber que mientras yo estaba en casa ella estaba siendo usada por Alberto.
Raquel se puso muy cachonda al decirle esto, y Alberto se puso más cachondo aún al saber que Raquel iría sola. Así que a las 17 horas de ese sábado de febrero Raquel salió en dirección Moratalaz, vestida preciosa con un conjunto de jersey y pantalón, por supuesto sin ropa interior debajo, y cubierta con un abrigo (hacía frío).
Yo me quedé esperando, feliz y muy cachondo.
No supe nada de ellos hasta las 21 horas, cuando recibí un WhatsApp de Alberto diciéndome:
- Raquel acaba de salir de aquí. Gracias por permitirla venir sola. Ha sido increíble, yo he disfrutado muchísimo y creo y espero que ella también. Un abrazo.
- Gracias por avisarme. Me alegra y me enciende saber que lo habéis pasado bien. Estoy seguro que Raquel habrá sentido lo mismo que tú. Ya te contaré. Un abrazo, respondí yo.
Veinte minutos después se abría la puerta de casa. Raquel entró con una sonrisa de oreja a oreja, algo despeinada y con una sonrisa que le iluminaba toda la cara.
Vino a mí, me dio un beso con regusto a lefa, me preguntó qué tal estaba y yo le dije:
- Dime tú qué tal estás, aunque por la cara que traes creo saber la respuesta.
- Solo te voy a enseñar una cosa, respondió Raquel.
Empezó a desnudarse, y cuando llegó al pantalón, se dio la vuelta y me enseñó su culo, culo en el que llevaba insertado un plug de considerable tamaño. Yo me quedé alucinado, y le pregunté:
- Y eso?
- Quítalo y verás, me dijo pícara Raquel.
Así lo hice, y al retirarlo poco a poco comenzó a resbalar desde su culo un hilo de lefa.
- Me lo ha puesto Alberto justo después de correrse, para que lo trajera puesto y lo vieras.
Yo estaba cachondísimo, y le pregunté si le habia gustado llevarlo.
- Uf, qué sensación tan brutal. Sentir la leche dentro sin salir y el plug como si me estuviera follando. Conducir hasta aquí ha sido de lo más increíble.
Nos morreamos y le dije que me contara todo. Ella me dijo que iba a ducharse por tercera vez (luego entendí por qué lo decía) y que preparaba algo de cenar y me contaba con detalle.
Como va a ser ella la que cuente lo que pasó, lo hará en el siguiente relato.
Gracias.