Keranos
Miembro muy activo
- Desde
- 22 Jun 2023
- Mensajes
- 1,025
- Reputación
- 7,026
Capítulo 900
Ese día tiramos un poco la casa por la ventana, yendo a un restaurante caro, el cual tenía un menú especial para esa noche. Así que nos vestimos como la ocasión requería, poniéndose Abby un vestido elegante y sexy al mismo tiempo, aunque no era el negro que le había visto ya, sino que se trataba de uno rojo, el cual tenía un poco más de escote y también era cortito de falda. Se ajustaba perfectamente a su precioso cuerpo, llevando unos tacones negros muy altos en esta ocasión.
No se me podían ir los ojos a otro sitio que no fuera ella, aunque Abby también estaba contenta al verme vestido de nuevo de traje. Me decía a cada rato que le encantaba verme vestido así y que debería ponérmelo más, pero no me veía yendo a clase o trabajando dándolas vestido de esa manera. Tan bien nos veíamos el uno al otro que casi no llegamos bien a la cena, porque cayó algún beso tonto y un poco más y acabamos quitándonos la ropa.
Pero ya habría tiempo de eso más tarde. Así que nos fuimos al restaurante, en coche, porque ya la temperatura era demasiado extrema para ir paseando estando tan retirado. Sobre todo para ella, que iba con un vestido fino y corto por mucho abrigo que se pusiera. Fue una noche increíble, habiendo un buen ambiente, pues al fin y al cabo, se estaba despidiendo el año y era una ocasión especial allí igualmente.
Todo el mundo allí iba vestido de manera parecida a nosotros. Y todo fue de maravilla. Cenamos muy a gusto y el trato estaba a la altura del precio que demandaba el lugar. Una vez llegó el momento, se hizo una cuenta atrás para despedir el año, brindando una vez entramos en el nuevo, aunque eso fue después de que Abby y yo nos diéramos un buen beso, diciéndonos que nos queríamos mucho. Fue bonito ver cómo todo el mundo allí brindaba y se deseaban un feliz año de esa manera tan cercana con la que lo hicieron.
Mi pareja y yo estábamos algo retirados, preguntando yo cuando entramos si se nos podía asignar una mesa como en la que estábamos por el problemilla de Abby, pudiendo conseguirla y yendo todo de maravilla. Al final, una vez acabó tanto la cena como el brindis, dijimos de marcharnos, pero no nos enteramos de que allí habría también un espacio para celebrar un poco la entrada de año, habiendo música, copas y demás.
Teníamos pensado ir a otro sitio, pero la verdad es que allí se estaba bastante bien y nos quedamos, tomándonos algo, aunque yo no pude tomar nada con alcohol por tener que conducir de vuelta a casa, pero no me importaba. Abby sí que tomó algo de alcohol, cosa que le vino bien para desinhibirse, yéndose esos nervios que tenía cuando llegamos al haber tanta gente, cosa que era normal en un restaurante. De hecho, siempre le pasaba, pero era cuestión de minutos para que se acostumbrara.
Pero ahora la cosa iba mejor al llevar ella un poco de alcohol encima, aunque permanecíamos algo apartados igualmente. Tan bien le sentó aquello que se animaba mucho a darme besos, y no sutiles precisamente. Yo me dejaba llevar viendo lo guapa estaba así vestida y con su maquilla, pareciéndome muy sexy. Me sentía el más afortunado teniéndola a mi lado, creyendo que era el que más suerte tenía de los que estábamos allí al estar con ella, y eso que había chicas y mujeres muy guapas y atractivas.
Pero yo solo tenía ojos para ella. Bailamos durante bastante tiempo, pegándonos bien para sentir nuestros cuerpos, cosa que estaba empezando a pasar factura, porque entre eso y lo que pasó en casa antes de que nos fuéramos, estábamos muy a tono. Se lo podía notar mucho a ella en su cara y en lo sonrojada que estaba. En mí era notable también, pues me pasé todo el tiempo con la polla morcillona desde que empezó esa celebración.
Se me pasó por la cabeza ir al baño para hacer algo allí, pero no terminaba de ver a Abby de esa manera con el problemilla que tenía, por lo que le dije de irnos a casa para continuar con la celebración de otra manera. Me encantó la sonrisa tan preciosa que puso, no necesitando que me dijera nada para poder irnos de allí. Aunque antes de llegar a casa nos dimos muchísimos besos en el coche, teniendo lugar también algunos tocamientos, aunque todo por encima de la ropa.
En cuanto llegamos a casa subimos las escaleras para continuar con ese magreo que tuvimos durante un buen rato en el coche. En esta ocasión, a ella le apetecía que fuéramos algo más rápido al empezar ella a quitarme la ropa, pareciéndome a mí perfecto, porque tenía muchas ganas también.
Una vez me consiguió desnudar del todo, me hizo una señal con el dedo para que esperara, tardando más de la cuenta, cosa que no entendía. Le llegué a preguntar si todo iba bien, respondiéndome ella que sí, pero que le diera un momento. Volvió a los pocos minutos conforme se fue, aunque podía ver algo de cambio en ella, porque sus medias no eran las mismas que se había puesto para salir a cenar.
Esas eran de las que son ajustables a la cintura, sin embargo, ahora llevaba unas que se quedaban a medio muslo y algo más translúcidas. Me puso mucho verla con esas medias, queriendo ella seguir jugando, aunque se puso sobre mi cuerpo para chupármela durante unos momentos, pero yo quería algo más, por lo que tiré de ella a los pocos minutos para besarnos un poco.
Puse mis manos sobre su culo, acariciando también su coño por encima de la tela del tanga que se había puesto, encontrándolo bastante húmedo, cosa que me encantó, provocando que lanzara un pequeño gemido que a ella le hizo gracia. En esta ocasión fui yo el que la puso bocarriba en la cama para desnudarla, empezando por sus tacones, siguiéndole el vestido, hasta que la dejé en ropa interior.
Me resultaba muy sexy verla con ese conjunto negro y esas medias, apeteciéndome dejárselas puestas para el resto de la noche, aunque la ropa interior sí que se la quería quitar. Lo primero en irse fue el sujetador, que acabó en el mismo sitio que el vestido. Con su tanga me entretuve un poco más, siendo visible una mancha de humedad pese a ser tan oscura la prenda. Me encantaba ver eso. Tanto, que puse mi cara sobre la zona.
A ella le hizo mucha gracia, riendo como si le hubiese hecho cosquillas. A mí me entró mucho calor por la excitación al olerla así. No perdí más el tiempo en quitarle el tanga para comérselo bien, lanzando ella un gemido de sorpresa, seguramente por la manera tan ruda con la que empecé. Pero es que tenía demasiadas ganas.
Me pidió que la dejara un poco para que no se corriera, pues quería hacerlo mientras se la metía. Así que cuando vi que se aproximaba al final, paré para subir por su cuerpo entre besos hasta que llegué a sus labios. Me agradeció mucho que le hubiera hecho caso, cosa que me resultó difícil por lo que me encantaba comerle el coño con lo rica que estaba en general.
Me susurró que se la metiera, acomodándose bocarriba para abrir las piernas y que pudiera hacerlo. Yo también me acomodé, empezando a acariciarle con la polla, cosa que nos encantaba a los dos, pero no tardé en empezar a metérsela. Rápidamente, sus jadeos aumentaban de ritmo a medida que se la metía de manera más rápida y fuerte. Me pidió que aguantara sin acabar, pero que ella iba a hacerlo. Traté de contentarla y pude lograrlo, aunque me quedé bastante cerca de terminar también.
Ese día tiramos un poco la casa por la ventana, yendo a un restaurante caro, el cual tenía un menú especial para esa noche. Así que nos vestimos como la ocasión requería, poniéndose Abby un vestido elegante y sexy al mismo tiempo, aunque no era el negro que le había visto ya, sino que se trataba de uno rojo, el cual tenía un poco más de escote y también era cortito de falda. Se ajustaba perfectamente a su precioso cuerpo, llevando unos tacones negros muy altos en esta ocasión.
No se me podían ir los ojos a otro sitio que no fuera ella, aunque Abby también estaba contenta al verme vestido de nuevo de traje. Me decía a cada rato que le encantaba verme vestido así y que debería ponérmelo más, pero no me veía yendo a clase o trabajando dándolas vestido de esa manera. Tan bien nos veíamos el uno al otro que casi no llegamos bien a la cena, porque cayó algún beso tonto y un poco más y acabamos quitándonos la ropa.
Pero ya habría tiempo de eso más tarde. Así que nos fuimos al restaurante, en coche, porque ya la temperatura era demasiado extrema para ir paseando estando tan retirado. Sobre todo para ella, que iba con un vestido fino y corto por mucho abrigo que se pusiera. Fue una noche increíble, habiendo un buen ambiente, pues al fin y al cabo, se estaba despidiendo el año y era una ocasión especial allí igualmente.
Todo el mundo allí iba vestido de manera parecida a nosotros. Y todo fue de maravilla. Cenamos muy a gusto y el trato estaba a la altura del precio que demandaba el lugar. Una vez llegó el momento, se hizo una cuenta atrás para despedir el año, brindando una vez entramos en el nuevo, aunque eso fue después de que Abby y yo nos diéramos un buen beso, diciéndonos que nos queríamos mucho. Fue bonito ver cómo todo el mundo allí brindaba y se deseaban un feliz año de esa manera tan cercana con la que lo hicieron.
Mi pareja y yo estábamos algo retirados, preguntando yo cuando entramos si se nos podía asignar una mesa como en la que estábamos por el problemilla de Abby, pudiendo conseguirla y yendo todo de maravilla. Al final, una vez acabó tanto la cena como el brindis, dijimos de marcharnos, pero no nos enteramos de que allí habría también un espacio para celebrar un poco la entrada de año, habiendo música, copas y demás.
Teníamos pensado ir a otro sitio, pero la verdad es que allí se estaba bastante bien y nos quedamos, tomándonos algo, aunque yo no pude tomar nada con alcohol por tener que conducir de vuelta a casa, pero no me importaba. Abby sí que tomó algo de alcohol, cosa que le vino bien para desinhibirse, yéndose esos nervios que tenía cuando llegamos al haber tanta gente, cosa que era normal en un restaurante. De hecho, siempre le pasaba, pero era cuestión de minutos para que se acostumbrara.
Pero ahora la cosa iba mejor al llevar ella un poco de alcohol encima, aunque permanecíamos algo apartados igualmente. Tan bien le sentó aquello que se animaba mucho a darme besos, y no sutiles precisamente. Yo me dejaba llevar viendo lo guapa estaba así vestida y con su maquilla, pareciéndome muy sexy. Me sentía el más afortunado teniéndola a mi lado, creyendo que era el que más suerte tenía de los que estábamos allí al estar con ella, y eso que había chicas y mujeres muy guapas y atractivas.
Pero yo solo tenía ojos para ella. Bailamos durante bastante tiempo, pegándonos bien para sentir nuestros cuerpos, cosa que estaba empezando a pasar factura, porque entre eso y lo que pasó en casa antes de que nos fuéramos, estábamos muy a tono. Se lo podía notar mucho a ella en su cara y en lo sonrojada que estaba. En mí era notable también, pues me pasé todo el tiempo con la polla morcillona desde que empezó esa celebración.
Se me pasó por la cabeza ir al baño para hacer algo allí, pero no terminaba de ver a Abby de esa manera con el problemilla que tenía, por lo que le dije de irnos a casa para continuar con la celebración de otra manera. Me encantó la sonrisa tan preciosa que puso, no necesitando que me dijera nada para poder irnos de allí. Aunque antes de llegar a casa nos dimos muchísimos besos en el coche, teniendo lugar también algunos tocamientos, aunque todo por encima de la ropa.
En cuanto llegamos a casa subimos las escaleras para continuar con ese magreo que tuvimos durante un buen rato en el coche. En esta ocasión, a ella le apetecía que fuéramos algo más rápido al empezar ella a quitarme la ropa, pareciéndome a mí perfecto, porque tenía muchas ganas también.
Una vez me consiguió desnudar del todo, me hizo una señal con el dedo para que esperara, tardando más de la cuenta, cosa que no entendía. Le llegué a preguntar si todo iba bien, respondiéndome ella que sí, pero que le diera un momento. Volvió a los pocos minutos conforme se fue, aunque podía ver algo de cambio en ella, porque sus medias no eran las mismas que se había puesto para salir a cenar.
Esas eran de las que son ajustables a la cintura, sin embargo, ahora llevaba unas que se quedaban a medio muslo y algo más translúcidas. Me puso mucho verla con esas medias, queriendo ella seguir jugando, aunque se puso sobre mi cuerpo para chupármela durante unos momentos, pero yo quería algo más, por lo que tiré de ella a los pocos minutos para besarnos un poco.
Puse mis manos sobre su culo, acariciando también su coño por encima de la tela del tanga que se había puesto, encontrándolo bastante húmedo, cosa que me encantó, provocando que lanzara un pequeño gemido que a ella le hizo gracia. En esta ocasión fui yo el que la puso bocarriba en la cama para desnudarla, empezando por sus tacones, siguiéndole el vestido, hasta que la dejé en ropa interior.
Me resultaba muy sexy verla con ese conjunto negro y esas medias, apeteciéndome dejárselas puestas para el resto de la noche, aunque la ropa interior sí que se la quería quitar. Lo primero en irse fue el sujetador, que acabó en el mismo sitio que el vestido. Con su tanga me entretuve un poco más, siendo visible una mancha de humedad pese a ser tan oscura la prenda. Me encantaba ver eso. Tanto, que puse mi cara sobre la zona.
A ella le hizo mucha gracia, riendo como si le hubiese hecho cosquillas. A mí me entró mucho calor por la excitación al olerla así. No perdí más el tiempo en quitarle el tanga para comérselo bien, lanzando ella un gemido de sorpresa, seguramente por la manera tan ruda con la que empecé. Pero es que tenía demasiadas ganas.
Me pidió que la dejara un poco para que no se corriera, pues quería hacerlo mientras se la metía. Así que cuando vi que se aproximaba al final, paré para subir por su cuerpo entre besos hasta que llegué a sus labios. Me agradeció mucho que le hubiera hecho caso, cosa que me resultó difícil por lo que me encantaba comerle el coño con lo rica que estaba en general.
Me susurró que se la metiera, acomodándose bocarriba para abrir las piernas y que pudiera hacerlo. Yo también me acomodé, empezando a acariciarle con la polla, cosa que nos encantaba a los dos, pero no tardé en empezar a metérsela. Rápidamente, sus jadeos aumentaban de ritmo a medida que se la metía de manera más rápida y fuerte. Me pidió que aguantara sin acabar, pero que ella iba a hacerlo. Traté de contentarla y pude lograrlo, aunque me quedé bastante cerca de terminar también.