Reencuentro con Elena

Qué alegría se ha llevado Javier. Y para colofón su autoestima sigue intacta y se ve reforzada por su faceta de rompecorazones compasivo ¡Cuánta integridad, la suya!
 
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Capítulo 902

La reacción de Abby fue bastante inesperada para mí, ya que le conté los acercamientos de Hailey desde el principio al haber aprendido la lección de mala manera con lo ocurrido con Elena. Ella, lejos de crisparse o ponerse tensa, me dijo entre risas que le parecía normal que se hubiera acercado a mí, sobre todo si le había echado una mano. Se sentó sobre mi regazo diciéndome que era muy bueno y siempre ayudaba a quien lo necesitaba, acariciando mi cara y dándome un beso.

Mentiría si dijera que no me entró una tranquilidad inmensa al ver su reacción, porque así no se daría lugar a malentendidos ni a situaciones tensas. Todo lo contrario, ella se lo tomó casi como un cumplido. Me llegó a contar que antes de que nosotros paráramos a más, le pasó algo parecido. Fue mientras nos estábamos empezando a conocer, siguiendo con que alguien de su clase se le acercó con intención de conocerla, siéndole bastante visible que esa persona estaba interesada en ella.

Me dio curiosidad, por lo que le pregunté, contándome ella cómo fue la situación, que le dio bastante vergüenza y que se puso roja, pero que como pudo le negó la invitación a salir mientras sonreía. Me podía imaginar su cara y ese momento por cómo se comportaba conmigo cuando la veía por la cafetería antes de que le dijera yo de vernos siquiera. Nos tomamos lo que le ocurrió tanto a ella como a mí como una anécdota, sin que hubiera ningún tipo de problema, es que ningún comentario pese a tener a Hailey pegada a mí todo lo que duró el resto del primer año de máster.

El siguiente parón en las clases se acercaba bastante rápido y a Abby le empezó a entrar un poco de ansiedad por el tema de viajar a España y que conociera a mis demás amigos y familia. Pero no era nada de lo que preocuparse. Simplemente se ponía nerviosa por momentos, pero ella sola se tranquilizaba diciendo que todo iba a ir bien, porque así había sido con Ángela. Conforme más se acercaba nuestra marcha, más común era que se pusiera nerviosa, pero a la vez se entretenía con los preparativos.

El que más le preocupaba era el tema de nuestra gata. Nunca la había dejado sola y no quería que esta fuera la primera vez, porque no teníamos a nadie con quién dejarla y Abby tampoco era partidaria de dejarla en un lugar en el que la pudieran cuidar perfectamente, porque sabía que tanto ella como la gata lo iban a pasar mal. Yo no veía tanto problema al decirle que la podíamos llevar con nosotros y que podíamos permanecer todo ese tiempo que estuviéramos en mi país en un hotel sin tener que molestar a nadie.

A ella le pareció bien y me dio las gracias, al mismo tiempo que me pidió perdón por si me estaba causando alguna molestia, aunque nada más lejos, porque yo también me encariñé bastante con la gata, como ella hizo conmigo, siendo muy común que jugara con ella y demás.

A mí lo único que me preocupaba era que ella estuviera bien y que su ansiedad no le ocasionara mucho problema, por eso me estaba debatiendo entre si debería presentársela a toda mi familia o no. Al final llegué a la conclusión de que solo lo haría con mi madre para que le fuera más llevadero, dejando las presentaciones con el resto de familia para otra ocasión.

Abby me decía que si yo quería, podía hacer un esfuerzo, pero pensaba que estaba haciendo ya uno muy grande al dar un paso como el que estábamos por dar. Al final, ambos quedamos conformes y nos preparamos bien para poder viajar.

Dio la casualidad de que el vuelo que conseguimos tras ser pacientes para hacernos con el que mejor precio tenía aterrizaba en la ciudad de Sofía, por lo que hablé con ella para que pudiéramos vernos y de paso presentarle a Abby. A ella le encantó la idea, comentándome que no podía venirle mejor, porque andaban con lío, tanto ella como Hugo.

En esta ocasión, el viaje fue algo más prolongado, porque tuvimos que tomar dos vuelos, haciendo noche en un hostal para poder descansar, cosa que nos vino muy bien para no llegar tan cansados en realidad. Abby estaba tan pendiente de la gata que esos nervios que tenía se veían aparcados casi en todo momento, aunque también con el cansancio que teníamos encima, no era difícil conciliar el sueño.

Al día siguiente, nos plantamos en la ciudad de mi amiga. Le comenté a Abby que Sofía nos iba a recoger y que Hugo se nos sumaría cuando saliera de trabajar, cosa que haría después de la hora de comer al hacerlo en un restaurante. Sofía me dijo que iríamos a su casa y que podíamos estar allí todo el tiempo que quisiéramos, aunque nosotros teníamos en mente irnos a un hotel, ya que tan solo estaríamos un día allí, porque aún teníamos que ir a mi ciudad.

Mi amiga dijo que no había necesidad ninguna, aunque yo lo decía más por Abby, pero ella me hizo una señal con el pulgar para decirme que todo estaba bien. Así que nos quedaríamos con ellos ese día, teniendo en mente ir a mi ciudad al día siguiente. Le pedí a Sofía por mensaje que no fuera tan efusiva, porque la conocía y no sabía si a Abby le podía incomodar, diciéndome ella que podía estar tranquilo.

En cuanto nos vio, Sofía nos saludó con la mano, estando muy ñoña. Cuando nos pudimos encontrar, me dio un abrazo tremendo, devolviéndoselo yo, encontrándola bastante emocionada una vez nos separamos. Abby estaba bastante cortada, como yo ya imaginaba que estaría, pero fue ella misma la que rompió el hielo al saludar a Sofía en español, cosa que le sorprendió un poco a mi amiga.

Fuimos rápidamente a su casa para tomarnos un café y reponer fuerzas, pues aún estábamos un poco adormilados, especialmente al haber madrugado y al haber dado una cabezada en el avión. Sofía estaba muy pletórica, haciéndole yo algún comentario para que se calmara, porque parecía que iba a reventar, aunque se lo dije en broma. Ella me dio un abrazo como respuesta, diciéndome que me había echado mucho de menos.

También habló bastante con Abby, quien se comportó de manera muy parecida a como cuando conoció a Ángela, aunque fue cuestión de minutos que se empezara a soltar para hablar de manera más fluida y no usar solo monosílabos. Nos estuvimos poniendo al día de varias cosas, además de que Sofía nos hacía muchas preguntas, en donde el tema principal era cómo de bien se le estaba dando a Abby el español para decir tantas cosas de manera fluida.

Ella misma fue quien dijo que se estaba tomando en serio aprender el idioma y que era algo que hacíamos todos los días, quedándose bastante bien con todo al llevar meses practicándolo, teniendo además facilidad para los idiomas al controlar el inglés perfectamente. Estuvimos hablando algunas cosas en varios idiomas, comentando yo que podíamos montar una academia de idiomas si nos poníamos.

Comimos en casa de Sofía, preparando algo entre todos mientras esperábamos a que viniera Hugo. Los demás nos llamaron para preguntarnos cómo habíamos hecho el viaje y demás, comentando yo que bien. Sofía les dijo a Irene y a Mario que Abby era mucho más guapa en persona que en las fotos que nos había enseñado. Irene dijo que tenía muchas ganas de conocerla, poniéndose mi novia un poco roja.

Al fin llegó Hugo, quien se tuvo que quedar un poco más de tiempo por unas cosas. Abby se puso un poco tensa, pero no tardó en relajarse de nuevo, pasando los cuatro toda la tarde juntos y yéndonos a cenar fuera, aprovechando para darle a Sofía su regalo de cumpleaños, ya que en esos días tendría lugar, haciéndole a ella tanta ilusión que se llegó a emocionar. A Abby le llamó mucho la atención el cambio de temperatura. Estábamos acostumbrados a no superar la temperatura negativa, siendo algo muy diferente en la costa del sur, en donde no todo el mundo llevaba abrigo ni siquiera.

Le dije que era lo normal allí, pero que cuando fuéramos a mi ciudad, la temperatura sería más baja, porque al fin y al cabo estábamos a primeros de marzo y aún hacía frío. A Sofía no se le iba la sonrisa de la cara viéndonos a Abby y a mí. Dijo en varias ocasiones que se alegraba enormemente de vernos juntos y de ver la buena pareja que hacíamos. Hugo también me dijo que me veía más centrado, pensando yo que llevaba razón.​
 
Hay que reconocer, que aunque Javi trata de no repetir los errores del pasado, el comportamiento de Abby, es mucho más maduro que el que tuvo Elena en su día.
La falta de experiencia en relaciones que tenía Javi, y la forma en que reaccionó Elena, la primera vez que Javier se marchó de viaje de trabajo. Le dió a nuestro protagonista, la sensación que su
novia era incapaz de asumir o procesar cualquier situación tensa o desagradable.
Empezó a tratarla con condescendencia, igual que si fuera una niña, y a ocultarle cualquier cosa que él estimara que la podría perturbar. De ahí a la catástrofe, el camino era recto.
 
Hay que reconocer, que aunque Javi trata de no repetir los errores del pasado, el comportamiento de Abby, es mucho más maduro que el que tuvo Elena en su día.
La falta de experiencia en relaciones que tenía Javi, y la forma en que reaccionó Elena, la primera vez que Javier se marchó de viaje de trabajo. Le dió a nuestro protagonista, la sensación que su
novia era incapaz de asumir o procesar cualquier situación tensa o desagradable.
Empezó a tratarla con condescendencia, igual que si fuera una niña, y a ocultarle cualquier cosa que él estimara que la podría perturbar. De ahí a la catástrofe, el camino era recto.
Acertado comentario, en mi humilde opinión.

Me alegro mucho por Javier, por su capacidad de aprender y por lo suerte de encontrar a alguien como Abby.
 
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