Suelta lo que piensas, ¡ya!

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No es ningún mal vicio mantener limpio el servicio...

... Es la pura verdad, haga usted de ella una realidad.


Anónimo (escrito en pared de unos aseos de gasolinera).

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Creo que el apagón tuvo su parte buena. Aprendimos la mucha dependencia que tenemos a los aparatos tecnológicos y que algunos no sabrían vivir en un mundo con menos comodidades. Otros, como los más pequeños tienen una capacidad de adaptación mucho más rápida que los adultos.

Y tuvo su parte mala, la gente enferma que depende de la electricidad e iba viendo como se consumía su batería y su vida, in situ. Una cuenta atrás en toda regla. Los hospitales están preparados con generadores, para incluso apagones mientras trabajan en un quirofano.
Pero y esa gente que se hace la autodialisis en su casa, los que dependen de un respirador, los enfermos de ELA, etc...
Y esas personas que se quedaron atrapadas en ascensores, metros, trenes, padeciendo de claustrofobia o sin padecerla.

Alguien debe responder por las muertes que ha ocasionado este apagón.
 
Pues nada, ya está claro.
Ya sé que el resto de mis días van a ser jodidos, más los que me joda el vecino.
¡Ale!, ¡ajo y agua!, vete asumiendo, solo te falta eso.
 
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Hoy tengo cita a primera hora para corte de pelo (lo he postergado demasiado). Me gusta notar las hábiles manos de la peluquera trasteando en mi cabeza con el cabello todo húmedo, apenas empapado tras el lavado. Sentir la seguridad con la que lo coge y estira hacia arriba, para seguidamente dar certeros toques de tijera ¡clap, clap, clap, clap...!, luego repetir la operación... ¡clap, clap, clap, clap!... y así sucesivamente hasta que se detiene para comprobar la largura de un lado respecto del otro tomando referencias (directamente y mirando los resultados reflejados en el espejo), todo con una precisión milimétrica mientras yo simplemente cierro los ojos y me relajo. Estuve años sin ir pero sería largo de contar, más propio de un relato que de un solo post en un hilo titulado: Suelta lo que piensas, ¡ya!


... Ciertamente me hace unos cortes perfectos. Salgo siempre con un subidón anímico y de allí me dirijo a una librería (con la mochila vacía porque suelo comprar varios ejemplares: ¡no tengo remedio! ¡jajaja!), y luego a la herboristería donde trabaja... Pero no me extiendo más: hoy creo que va a ser un buen comienzo de día y espero que para vosotros también. Un saludo.


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