Hoy, unos días después de la primera experiencia, con carga suficiente y la planificación adecuada he querido salir de dudas sobre si haberlo hecho una vez era una excepción o había vencido para siempre la barrera que todos hemos tenido nada más acabar y que hace que se nos pasen las ganas y hasta nos repulse. He preparado un vaso, he subido a la habitación, me he desnudado, he dedicado un rato a buscar algún vídeo sugerente de transexuales corriéndose, me he puesto una goma del pelo sujetándome los huevos y otra en la base del pene y me he dispuesto a disfrutar despacio, gozando con la excitación, sin apenas agarrar el pene con la mano, empujando la piel con la palma de la mano arriba y abajo, muy despacio, recreándome en tensar el frenillo y soltarlo hasta que la excitación ha subido y no he podido evitar eyacular a borbotones, justo con el tiempo de recogerlo todo en el vaso sin dejar de disfrutar de la descarga. Sin pensarlo dos veces he vaciado todo en mi boca y me he concentrado en su textura, sabor poco, la única pega es que la he sentido fría en el primer contacto en la lengua. un minuto sintiéndola y he tragado. Ninguna repulsa, al contrario, ha sido fácil esta segunda vez, creo que lo haré siempre, es una buena forma de terminar y quedar satisfecho.
Ahora falta el otro reto, ese sí que es difícil, porque no depende de mi. Sentir otra polla palpitando mientras llena mi boca de leche caliente... Espero que no pasen tantos años antes de conseguirlo como han pasado para degustar mi propio semen...