Un joven corneador inesperado.

AFRODITAA

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2 May 2025
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Con unos 25 años mi chica y yo nos independizamos. Al poco hicimos un trío con un amigo mío que se hizo asiduo por casa (Trío). Por causas laborales dejamos de vernos. Al poco tiempo Ángel, mi primo, acababa de alcanzar la mayoría de edad y como en aquella época era un friki empedernido -como yo, por las consolas y el FIFA- comenzó a venir a casa algunos viernes por la tarde noche a echar unas partidas ya que él flipaba con la tele grande, la última xbox, etc.

A pesar de coincidir varias veces con mi novia, nunca hubo insinuaciones de ningún tipo. Pero una noche de verano, en la que mi chica iba a quedarse a dormir en casa de sus padres, salí a comprar algo para cenar. Mi primo me dijo que mientras tanto iba a ducharse (habíamos estado en la playa toda la tarde). Estando yo aún comprando mi novia se presentó en casa. Ella no sabía que estaba mi primo, entró en el baño creyendo que era yo (la ducha tenía una cortina blanca opaca) y se desvistió rápido para meterse conmigo. Ella pensaba que era yo quien estaba duchándose.

Cuando subí a casa mi primo estaba en el salón jugando. Tenía la cara colorada como un tomate. Escuché ruido en el cuarto de baño. Le dije a mi primo ¿Está aquí Sara? Y con una sonrisa me dijo: Sí, entra y que te cuente anda. Fui al baño, corrí la cortina de la ducha, le di un beso y me contó lo que pasó.

Preparamos la mesa, la cena y durante la misma ellos procuraban no mirarse a la cara, ambos estaban encendidos de rubor. Yo le quité hierro al asunto y dije: 'Hala, se me ha olvidado hacer unas salchichas'. Las carcajadas las dimos los tres, rompiéndose el hielo, y tras una breve conversación mi chica emprendió rumbo al dormitorio. La acompañé en la cama un rato, aunque sabía que mi primo me esperaba en el salón para reanudar las partidas pendientes.

Mi novia me dijo 'Que vergüenza, tu primo me ha visto todo'. Me puse cachondo al pensar que el enano de mi primo había visto a mi chica y que ella lo había visto a él también. De repente un morboso mundo se abrió ante mí. Le pregunté a Sara ¿bueno y que te ha parecido lo que le cuelga? Ella me dio un leve puñetazo en el estómago:
-Pero que dices, si es un niñato.
-Sí, sí, un niñato. Pero ese te coge y te deja las piernas temblando.


La dejé un poco enfadada y me dirigí al salón. Mi primo estaba esperando para seguir nuestra noche de copas y consola. En aquella época él fumaba porros por lo que o podéis imaginar el ambiente que se respiraba en el salón. Cuando ya íbamos bastante pedos, nos fuimos a la terraza contigua a hablar y reírnos un poco. Cuando pasó un rato le dije:
- Oye y que te ha parecido mi novia en la ducha? ¿te ha gustado eh?
- Joder primo menudo susto, del grito que he pegado se me ha metido la espuma del champú en los ojos.
- Anda ¿No le has visto nada?

- Sí claro que la he visto, de arriba abajo ¡Pero si se ha metido en la ducha conmigo!
En esos momentos noté como el alcohol y los porros estaban haciéndonos efecto, desinhibiéndonos por completo para soltarnos prendas sin pudor el uno al otro:
- Bueno ¿y qué te ha parecido Sara?
- Primo pfff tu novia tiene un culito...
- Jajaja ¿te gusta?
- Pues claro tío, está buenísima.

- Vamos que te la hubieses follado.
- ¿Qué dices primo? Pero si es tu novia.
- Imagínate que no lo es y que aparece ahora por aquí y yo no estoy ¿te la follarías?

- Pues claro primo, le metía una follada toda la noche. La pondría aquí en la terraza mirando hacia la playa y ufff...
Me animé a continuar a ver a lo que estaba dispuesto mi primo. Yo sabía que pese a que no tenía ni 20 años, ya había tenido varias novietas. Empezó a contarme lo que le daba más morbo: que las tías le hicieran caricias y que le comieran su culo.
- ¿Cómo que te coman el culo?
- Primo tío, no sabes el morbo que me da eso. Que una tía me coma el culito y con la lengua mmm...
- Ángel ¿Qué es lo más pervertido que has hecho?
- Mmmm. ¡Follarme a una de mi clase en la cama de sus padres cuando ella tenía la regla!
Ambos nos reímos con la descripción de su hazaña y me tocó su interrogatorio.
- ¿Y tú qué es lo más guarro?
Me armé de valor y le solté:
- Un trío con Sara.
- ¡Hostias! ¿Y con una de sus amigas?
- No. Con un amigo mío del instituto.

- Que dices primo. Yo eso no podría, me cortaría el rollo otro tío con la polla ahí al lado.
Entonces le narré cómo hicimos el trio con mi amigo Dani, con todo lujo de detalles. Mientras se lo contaba vi que no paraba de llevarse las manos a los bóxer clásicos que tenía puestos:
- Primo mira cómo me ha puesto lo que me has contado ¿te daba morbo ver como se follan a tu novia?
No llegó a terminar la frase cuando se levantó la camiseta y se llevó la mano derecha al prominente bulto que marcaba su rabo. Se sacó una tranca que nunca imaginaría que tendría un niñato como él. Totalmente depilado, me mostró un pedazo de rabo curvado hacía abajo, sin circuncidar, acompañado de dos huevazos de esos que les ves a los toros de lidia de espaldas. Mira que yo no tengo queja de mi herramienta pero ver aquello me dejó perplejo.
En ese momento se encendió la luz de la cocina y mi primo ocultó rápidamente su impresionante sable bajo los calzoncillos. Sara buscaba en el frigorífico una botella de agua. Nos vio en la terraza y se acercó con nosotros.
- ¿Qué hacéis aquí? Anda que los vecinos estarán contentos con vuestras carcajadas. Estáis cieguísimos.
Sara llevaba solo una camiseta que la tapaba hasta las braguitas. Observé como mi primo -aunque aún un poco cortado- miraba de reojo a Sara. Le pregunté a ella si le pasaba algo, ya que se llevaba ambas manos a la espalda, a la altura de los riñones.
- Creo que me he lastimado en la playa, en la toalla de la arena, una mala postura...
No sé ni donde ni como pero mi primo sacó un vaso y le sirvió a mi chica una copa de ron que, a pesar de un rechazo inicial, aceptó. Así pasamos cerca de hora y media fumando, bebiendo y riendo las tonterías que se nos ocurrían. Sara con dos copas se desinhibe y una de las veces que fue al baño a orinar mi primo me dijo:
- Primo en realidad no veas como está tu novia y con lo que me has contado no paro de imaginármela. Me estaba hablando y en mi cabeza me la imagino ahí a cuatro patas...
- ¿Quieres follar con nosotros?

- ¡Qué dices! Estás loco primo... Además, ¿Ella querría que me la follase?
Ese además quería decir mucho más. Quería decir que estaba loco por metérsela. Mi confesión lo había disparado todo.
A los pocos minutos Sara volvió a la terraza. Estaba a gusto pero con un gesto y agarrándome de mis bóxer me indicó que se quería ir a la cama. La rodeé con mis brazos y le dije:
- ¿Oye porque no te da Ángel un masaje en los riñones?
- ¿El enano este sabe a caso dar masajes?
Me contestó ella.
Él me miró, entendió la jugada y rápidamente improvisó, soltándonos una historia rocambolesca de que si daba masajes en su tiempo libre para sacar algún dinero.

Total que al final nos fuimos los tres a la cama de matrimonio, mi chica sacó un gel relajante de la mesita de noche, se puso boca abajo y
se lo dio a mi primo. Yo me coloqué tumbado mirando hacia ella mientras mi primo me hacia gestos como queriéndome preguntar sobre qué pasos debía seguir. Con una mano le indiqué que se pusiera de rodillas, al lado de ella y que fuese restregando la crema sobre la parte baja de su espalda.

Sara estaba totalmente relajada, no había luz en la habitación salvo la claridad de la Luna que entraba por el ventanal. Mi primo empezó a darle el masaje tímidamente, no se movía de la misma zona. Viendo que estaba más cortado que otra cosa, lo animé:
- Pero dale gel sin miedo, a ella le encantan los masajes.
Sara le cogió una mano y la llevó a la parte de la espalda cercana a sus braguitas.
- Dame por aquí, sin miedo que no me duele.
Mi primo extendió más gel, y yo observaba como los ojos se salían de sus órbitas. Acerqué mi cara a mi novia y comencé a besarla, sabía por su tono de voz que se estaba poniendo cachonda y que las copas que había tomado la habían ayudado a quitarse prejuicios de encima.
- ¿Te gusta el masaje que te está dando mi primo, nena?
- Sí, pero quiero que me de más arriba ahora.

Ella lo volvió a guiar de tal forma que ahora mi primo estaba entre sus piernas abiertas, quitándose ella la camiseta para que siguiese con su masaje.
Mi primo de vez en cuando me miraba, mordiéndose el labio, indicando que estaba cachondo como una perra, como él me decía.
Pasé una mano por debajo de la barriga de mi novia y comencé a acariciarle el coño. Lejos de rechazarla y cortar la situación, llevó una mano a mis calzoncillos, apretándome la polla y los huevos con fuerza. Comenzó a gemir, a contonearse. Aproveché que tenía su oído a mi vera para decirle:
- ¿Te gustado la polla de mi primo en la ducha?
Mientras aumentaba el ritmo de sus movimientos y gemidos me afirmó con la cabeza y también se mordió los labios.
-¿Quieres follártelo?
- Dile que me folle.

- No. Díselo tú, venga.
Me alejé unos centímetros para poder recrearme en la escena. Mi novia boca abajo, ya sin mi mano en sus partes, continuaba estirándose de placer, con sus braguitas blancas. Mi primo de rodillas, entre sus piernas, se había despojado de su camiseta. Llevaba un bóxer (de esos sueltos clásicos) y la tienda de campaña que mostraba indicaba que estaba a punto de explotar.
- Bájame las braguitas, Ángel.
Mi primo me miró pidiendo permiso y yo con un gesto le indiqué que se las quitase. Él puso cada una de sus manos en un extremo de las braguitas, deslizándolas muy lentamente, recreándose en el tesoro descubierto, hasta bajarlas y desprenderlas más allá de los tobillos. Volvió a subir las manos por las piernas de mi novia, extendiéndolas muy lentamente, como queriendo que no se acabasen los muslos. Abrió los cachetes de mi chica y metió su cara entre sus muslos para adorar aquella conquista:
- Joder, que culazo y que coño tienes Sara - Exclamó mientras dejó de masajear la espalda.

Aún extendida boca abajo, ella alargó sus brazos sus manos todo lo que pudo y le bajó los calzoncillos, dejando la herramienta de mi primo al aire. La agarró, tocó, y palpó. Examinaba sin poder ver la polla y los huevos y aún así soltó un 'joder que pollón tiene el niñato'.

Mi primo metía los dedos a mi novia con delicadeza. Me acerqué a él y le dije:
- Primo dale con fuerza, como en las porno. Dile cosas guarras y se duro que es lo que le gusta a ella.
Para qué diría yo eso. Me convertí en espectador de una porno brutal. El hijo de puta era un pervertido como yo. Lo lleva en los genes, pensé. Encima presumía de un físico espectacular, muy fibrado y completamente depilado. De piel muy pálida contrastaba en la noche con el cuerpo moreno de mi novia que le espetó:
- Venga fóllame, dame fuerte.
Mi primo cogió su pelo para arrastrarla y llevarle la boca a su polla. Comenzó un mete saca tremendo y a mi novia no le entraba semejante trozo de carne, provocándole arcadas. Para colmo tenía unos huevazos enormes, los más grandes que he visto en persona. De esos que cuelgan bastante y que a Sara vuelven loca. Mientras le metía la polla en la boca, los huevos -brillantes y llenos de saliva- golpeaban su barbilla.
- Dime cosas Ángel.
- ¿Qué quieres que te diga?
- Dime que me vas a follar sin piedad y dime lo que soy.
- Eres una pedazo de puta y voy a hacer contigo lo que quiera.
Cuando escuchó eso, Sara convulsionó. Le encanta ser sumisa, que hagan con ella lo que quieran. Ángel colocó a mi novia tumbada boca arriba y se sentó sobre sus pechos, llenando su cara con los huevos.
- Saca la lengua, Puta.
Mi primo comenzó a pasarle los huevos y el culo por la boca, haciéndome una señal para que entrase en acción. El mamón solo me dejaba lamerle el coño a mi chica.
- Abre la boca, Sara.
Comencé a escuchar como mi primo se buscaba saliva y escupía en la boca de mi novia. Mi visión se reducía a los muslos y el coño de ella y al culo depilado de mi primo pero por los contorneos, los gemidos y los orgasmos de Sara, sabía que lo que había surgido esa noche le estaba encantando.​

Mi chica no aguantaba más. Le pidió a Ángel que se corriese. Éste la puso al estilo perrito y empezó una follada durísima, ruidosa, llena de sudor y con el plaf plaf de sus huevos balanceándose y golpeando el coño de Sara. Que regalo para la vista me estaban dando y es que los huevos de mi primo rebotando en el coño de mi novia eran un espectáculo.
- Me corro, ¡Me corro pedazo de puta!
- Córrete donde quieras.


Ángel sacó la polla y soltó enormes trazos de leche sobre el culo y la espalda de mi novia, cayendo los dos fulminados en la cama. Me marché a la terraza a fumar un cigarro y a intentar digerir todo lo que había pasado. Cuando regresé al interior, mi primo estaba en pelotas dormido en el sofá del salón. El dormitorio olía a humanidad y Sara yacía boca abajo con los restos de semen aún en la espalda. Me eché a su lado y rendido me dormí en segundos.

A partir de la mañana siguiente todo sería diferente.​
 

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