Volviendo a sentir

Volviendo a sentir 3

Gritaba el nombre de mi hija mientras intentaba con todas mis fuerzas que Illia me soltara para entrar a rescatar a mi familia, Illia no aflojaba ni un ápice, decidí darle un codazo en la boca del estómago y funciono, hinco la rodilla intentando tomar una bocanada de aire mientras yo corría hacia ese edificio que estaba siendo consumido por las llamas. No habría ni cien metros entre nosotros y la casa, pero se me hicieron eternos, Illia trataba de gritar mi nombre en un fútil intento de que me detuviera, pero debido al golpe solo podía susurrar.

Podía notar ese abrasador calor en mi rostro cuando mi móvil empezó a sonar, mi primera opción fue ignorarlo, pero algo dentro de mí, llamémoslo instinto, me dijo que me detuviera y cogiera esa llamada. En la pantalla aparecía el nombre de Aurelio, recuerdo que grite y caí de rodillas llorando incapaz de poder hablar, Illia se acercó y fue quien contesto a la llamada. Pasados unos minutos y ya recuperada de la impresión, le pedí el móvil a mi recién estrenado novio.

• Aurelio, ¿cómo estáis todos?, ¿cómo está Isabella? – pregunte aterrada.
• Estamos bien, por fortuna tengo oídos y ojos en todos los lados y pude enterarme a tiempo, te paso a tu hija que está deseando hablar con su mami.
• ¡Mami! – grito Isabella con esa alegría que la caracterizaba.
• Estás bien pequeña, me alegro mucho de oír tu voz – llorando a mares.
• Si mami, con muchas ganas de verte.

No podía contener las lágrimas, estuve un buen rato hablando con mi hija, Aurelio me dio una dirección, me dijo que Illia sabría llegar. Illia, no me atrevía a mirarle a la cara, el codazo que le di tuvo que dolerle mucho. Me acerqué a él, él mirándome serio, al principio fue dulcificando el rostro según me acercaba.

• Lo siento mucho Illia.
• No te preocupes, de haber sido mi madre, yo hubiera hecho lo mismo, pero eres consciente que entrar ahí hubiera sido una sentencia de muerte.
• Sí, lo sé, pero, ¿qué podía hacer?

Illia se levantó de donde estaba sentado y me abrazo, le di la dirección que Aurelio me había dicho, vi una sonrisa en el rostro de Illia. Nos montamos en el todoterreno, durante el viaje no dijimos nada, solo nos cogimos de la mano, mientras escuchábamos el silencio, entonces mire a Illia.

• ¿Cómo conoces ese lugar? – pegunte con mucha curiosidad.
• Aurelio y yo somos amigos desde niños, pero por obvias razones a nuestros padres no les gustaba que jugáramos juntos y menos que fuéramos amigos.
• Es comprensible conociendo a tu padre y el mío.
• Es posible, pero nosotros solo éramos unos niños, ese lugar era donde jugábamos a escondidas, solo nosotros conocíamos su existencia.
• Ya veo.

Cada vez que lo miraba sonreía, no lo podía evitar, el viaje fue largo, llegamos de noche, el lugar parecía muy bonito, pero al estar oscuro no se apreciaba bien. Seguimos el camino que nos indicó Aurelio y llegamos a una casa, según parece Aurelio construyo esa casa para poder irse de vacaciones y estar ilocalizable. Cuando el coche se detuvo allí estaba mi hija cogida de la mano por sus dos primas. Salte del coche y corrí para abrazarla, esa noche estaba segura de que la había perdido y jamás había sentido tanto miedo. Tenerla entre mis brazos fue como volver a nacer, Isabella reía, siendo ajena a la tragedia que estuvo a punto de suceder.

• ¿Qué pasa hermanita?, ¿qué no nos vas a abrazar a los demás?

Sonreí y fui abrazando a todos, ver a Chiara y las niñas bien, me tranquilizo mucho. Si llegan a morir esa noche no me lo hubiera perdonado. Entramos en aquella casa, pequeña, pero muy acogedora, la cena estaba preparada y nos pusimos a cenar, yo tenía tanta hambre y la comida estaba tan buena que repetí el primer y el segundo plato, mi cuñada se reía. Me decía que si seguía así no pasaría por la puerta, todos reíamos menos Illia.

Algo se le estaba pasando por la cabeza, llevaba toda la cena ausente. Aurelio también se dio cuenta, los dos lo miramos y entonces Aurelio dijo.

• ¿Qué ocurre Illia?
• Lo de esta noche ha sido una distracción, algo se me escapa – decía muy serio.

Se disculpó y le pidió permiso a Aurelio para poder usar su despacho. Este le dijo que estaba en su casa, llevaba enfrascado entre números y planos más de dos horas, cuando Isabella ajena a todo eso se sentó al lado de Illia haciéndole muchas preguntas. Pensé que eso le molestaría, pero no fue así, Illia trataba de explicar a Isabella todo lo que había descubierto de forma que la niña lo pudiera entenderlo. Isabella estaba poniendo una atención semejante a la que ponía cuando le leía un libro.

• Illia es mejor padre de lo que Lisandro fue jamás.
• Tienes mucha razón, hermano.
• Aurelio, ¿cómo supiste que esa noche atacarían tu casa?
• Soy el dueño del restaurante donde cenasteis esa noche, lo compre cuando el anterior dueño se jubiló y sus hijos, no querían seguir con el negocio.
• ¿Por qué Illia no me dijo nada?
• Porque no lo sabe, ese restaurante era el sitio favorito de Irina, la madre de Illia.
• No entiendo tanto secretismo.
• Si Irina hubiese sabido que yo había comprado el restaurante no hubiese vuelto, para ella era otro ser despreciable como nuestro abuelo o su marido.
• No le falta razón, en aquella época los dos dábamos una imagen cruel ante los demás.
• Así es, las noches que Irina iba con Illia al restaurante eran las más felices para los dos, el anterior dueño quería vender el terreno para hacer edificaciones, no podía permitir que madre e hijo perdieran un lugar tan especial.
• Tienes buen corazón, hermano, deberías dejar que la gente lo viera.
• Eso me debilitaría ante mis enemigos.
• Estás muy equivocado y verás como el tiempo me da la razón.
• Contestando a tu pregunta, mis empleados me llamaron para contarme lo ocurrido, después puse vigilancia a ese gusano y desde entonces fui diez pasos por delante de él.

Los dos empezamos a reír, haciendo que Isabella e Illia se giraran para mirarnos, Isabella salto a mis brazos, Aurelio y yo nos acercamos a Illia. Este había descubierto que por lo menos en dos zonas más del planeta se podía usar la máquina para fabricar diamantes, una era en una mina de África, excavada en un extinto volcán, la otra era en el parque nacional de Yellowstone.

Pude ver el terror de Illia al nombrar ese nombre, según él, aquel volcán era un VEI8, posiblemente el volcán más poderoso y peligroso del mundo. Si erupcionaba pondría en peligro todos los Estados Unidos, pero ese no era el mayor peligro. Según nos contó Yellowstone era la punta de lanza del anillo de fuego del pacífico, si este se activaba millones de vidas se extinguirían. Provocando la extinción de la vida en el planeta, mire las manos a Illia y le temblaban.

• No puedo entender que alguien quiera llegar tan lejos por ganar dinero – dijo Aurelio.
• Si el cinturón de fuego se activa, ese dinero no le servirá de nada, ¿verdad? – pregunte.
• Nadie puede esconderse de esto, ni tan siquiera Nikolai – dijo Illia.
• Bueno, lo que tenemos que hacer es encontrar a Andrei y preguntar por el paradero de su padre – dijo Aurelio.
• No será nada fácil, Andrei es un cobarde y seguro que habrá corrido a esconderse después de averiguar que sigues con vida – dijo Illia.
• Andrei todavía no ha salido de Italia y en este país no puede esconderse de mí, además ha cabreado a las personas equivocadas y tiene que pagar - dijo Aurelio.
• Eso quiere decir que sabes donde está, ¿verdad Hermano?
• Casi lo tengo localizado, como muy tarde para mañana sabré su ubicación exacta.

Illia se levantó y se acercó a Isabella y a mí, parecía que éramos las únicas dos personas que le dábamos paz y tranquilidad, eso me sorprendía, porque Isabella era un terremoto que no paraba quieta. Esta noche volvemos a cenar toda la familia junta, volver a ver a mi hija jugando con sus primas, mientras reían me lleno de felicidad. Ver a mi hermano reírse, os parecerá exagerado, pero llego un momento en mi vida que llegue a pensar que no había aprendido a hacerlo.

No podía evitar mirar a Illia, por un momento había perdido esa tristeza que le acompañaba desde la muerte de su madre, mientras reía con las ocurrencias de mi hermano. Se notaba la gran sintonía que había entre los dos, el gesto de mi hermano hacia Illia y su madre, sin que ninguno de los dos lo supiera, me pareció muy bonito. Lo malo era que me prohibió que le dijera nada, a ojos de Illia ese restaurante seguía siendo regentado por ese amable matrimonio y punto.

Llego la hora de acostar a mi hija, Allegra y Alessandra también decidieron ir a acostarse, el día había sido duro entre juegos y carreras. Para ellas Isabella era como su hermana pequeña, viendo eso, todavía quedaba esperanza para nuestra familia. Fui a la habitación a coger el libro que Dante y Lisa habían comprado a Isabella. Como Isabella compartía habitación con sus primas, las tres quisieron que les leyera el libro. Según las palabras iban saliendo de mi boca, lágrimas de felicidad caían por mis mejillas. Ninguna de las tres perdía detalle de la trama del libro, entonces pude ver tres sombras asomadas por el resquicio que dejaba la puerta entreabierta. Poco a poco el sueño les pudo a las tres y se durmieron, le di un beso en la frente a cada una y apagando la luz salí de la habitación. Fuera me encontré a Chiara llorando como una magdalena, Illia con las mejillas llenas de lágrimas y a mi hermano intentando contener el llanto sin poder conseguirlo.

La casa era pequeña y nuestra habitación estaba pegando a la de Allegra, Alessandra e Isabella. Al venir nos dimos cuenta de que a unos doscientos metros estaba el garaje que Aurelio hizo construir para guardar sus coches, teníamos la combinación para poder entrar, pues aparcamos nuestro todoterreno dentro de él. Estar cerca de Illia me ponía muy caliente, los dos nos miramos y pensamos lo mismo. El todoterreno era espacioso y podríamos dar rienda suelta a nuestro amor sin molestar a nadie.

Salimos a ortadillas como un par de ladrones, las noches eran frías, pero nos daba igual, pronto entraríamos en calor. Llegamos al garaje e introduje la combinación, Illia apretó el mando del coche y este se abrió, Illia traía una tienda de campaña en el pantalón que yo atendí con mucha gula, baje el pantalón de su pijama, introduciéndome su herramienta en mi boca. Suspiro y se agarró al techo del todoterreno. Me esmeré en darle todo el placer posible, me introducía su polla en lo más profundo de mi garganta provocándome arcadas, pero sus suspiros de placer eran música para mis oídos.

No tardo en correrse, llenándome toda la garganta con su corrida, empezando a toser al ser incapaz de tragármelo todo. Mientras nos recuperáramos los dos me di cuenta de que solo con mirar mi desnudo cuerpo, Illia se encendía como una moto y volvía a estar dispuesto para otro combate. Esta vez le tocaba a el darme placer a mí, me tumbé sobre el asiento trasero con las piernas abiertas, podía sentir la humedad de mi coñito resbalando hacia mi culo. Pude notar el aliento de Illia en mi coñito y acto seguido como su lengua jugaba con mi clítoris, eran descargas eléctricas constantes recorriendo todo mi cuerpo proporcionándome el mayor de los placeres, me agarre al respaldo del asiento con tanta fuerza que creí que lo había desgarrado.

Cuando me llego el orgasmo, y me corrí, sentí como si las puertas de una presa se abrieran, Illia también se atragantó intentando tragarse todo lo que mi caliente y palpitante coñito le estaba ofreciendo. Tenía la esperanza que esos doscientos metros fueran suficientes, porque el grito que pegue no fue pequeño y si nos llegan a oír menuda vergüenza pasaría al día siguiente. Pero todavía faltaba lo mejor, en esa misma postura en la que estaba Illia me penetro introduciendo su polla en mí de una sola vez, sentí cierto dolor, pero sobre todo mucho placer.

Illia era como un martillo percutor, estimulando la parte más sensible de mi vagina hasta llevarla al más atronador de los orgasmos, después me empezó a hacer el amor, sus embestidas eran suaves y acompasadas, llenas de cariño. Eso sí, seguía demostrando la misma destreza, proporcionándome tanto placer o más que antes. Los dos nos miramos a los ojos y nos dijimos a la vez que nos amábamos sellando esa declaración con un beso mientras los dos llegábamos al orgasmo a la vez.

Tardamos un rato en recuperarnos, mientras no dejábamos de besarnos, mire a Illia y le dije.

• ¿Tú crees que nos habrán oído?
• No lo sé, estas paredes, parecen gruesas y hay cierta distancia hasta la casa.
• ¿De verdad importa? – pregunto Illia.
• Pues la verdad es que no, me da corte que mi hermano pueda escucharme gritar de placer, pero merece la pena el riesgo.

Los dos nos echamos a reír, una vez recuperados volvimos como dos ninjas a la casa. Hacía más frió que antes, entramos y nos fuimos directos a la ducha. Tuvimos que ducharnos con agua fría, pues la caldera hacía ruido y podíamos despertarlos. Notar el contacto del líquido frió en mi cuerpo casi me hace gritar, de hecho no lo hice, porque Illia tapo mi boca con su mano. Los dos nos metimos en la cama temblando, pero enseguida entramos en calor.

Al día siguiente, durante el desayuno no notamos ninguna mirada extraña, parecía que nadie había sido consciente de nuestro combate amoroso. Menudos ilusos, al rato entro Chiara en la cocina con las toallas que usamos la noche anterior. Su mirada estaba llena de cachondeo y mi hermano disimulaba su risa detrás del periódico. Por suerte dejaron el tema quieto.

• Tengo el paradero exacto de Andrei, esta noche le aremos una visita – dijo Aurelio.
• ¿Por qué no ha huido de Italia?, ha tenido tiempo – dijo Illia.
• Andrei nunca ha demostrado tener mucha inteligencia, de no ser el hijo de Nikolai, seguramente hacía mucho tiempo que habría muerto.

A mí también me mosqueaba que se hubiera escondido en un territorio que mi hermano controlaba y conocía al dedillo. Pasamos el día jugando con las niñas. Fue un buen día, pero con la llegada de la noche, llegaba el momento de ponernos manos a la obra, otra cosa que me preocupaba era dejar a Chiara y a las niñas solas en la casa, entonces Aurelio nos izó acompañarlo al sótano. En él había construido un pequeño bunquer con unas paredes de un metro de espesor y una puerta que parecía la de una caja acorazada.

Chiara y las niñas, nos esperarían allí dentro, que era como una gran sala de estar, equipada con todo, para que las niñas estuvieran entretenidas. La verdad es que eso me tranquilizo, Illia y Aurelio serían los que entrarían en el edificio, mientras yo les cubría desde la distancia con mi rifle de francotiradora. Cogimos un todoterreno de mi hermano y nos pusimos en marcha, el edificio era un bloque de viviendas a medio terminar. Según nos contó Aurelio, iba a ser una urbanización de lujo, pero a los constructores les pillo la crisis y terminaron en bancarrota.

Me bajé del auto a unos doscientos metros del edificio y escogí un sitio alto, monte el rifle y desde la mira de este, pude ver como Illia y Aurelio se bajaban del todoterreno y se introducían en el edificio que se encontraba sin vigilancia. Me parecía muy extraño, entonces pude escuchar la voz de mi hermano por el pinganillo.

• Antonella, ven, no te vas a creer lo que nos hemos encontrado.
Recogí el rifle y lo metí en su maleta, recorrí el camino hasta el edificio y por fin pude llegar al sitio donde se encontraban Aurelio e Illia, frente a ellos se encontraba un cuerpo atado a una silla con signos de haber sido torturado brutalmente, era Andrei no había ninguna duda, en el pecho tenía escritos unos números que parecían unas coordenadas, mientras mi hermano revisaba la estancia por si nos habían dejado algún regalito en forma de explosivo, pude ver la expresión de Illia, tenía una mirada llena de terror y sus manos temblaban sin que pudiera parar de hacerlo.

Me acerqué a él, cogí una de sus manos, parece que mi contacto le tranquilizo un poco, le mire y le dije.

• ¿Qué ocurre Illia?
• La forma de esos números, me es muy familiar.

Continuará.
 
Re100 llegando de un resfrío que me tiene un poco con moco y la voz un poco cambiada, para decirte que el segundo capítulo está de miedo y ahora me voy con el tercero, gracias amigo.(y)(y)(y)
 
Volviendo a sentir 4

ILLIA

No podía dejar de mirar esos números, conocía muy bien esa letra. Era la letra de mi padre, muchos dirán que Duncan acabo con él. No pondré en duda el trabajo de Duncan, lo que la gente no sabe es que mi padre usaba un doble. Un hombre que puesto a su lado nadie podría distinguirlos, serían como dos gotas de agua. Todo eran rumores, pero yo conseguí unas pruebas que probaban que eso que se decía entre susurros era verdad.

Puedes ser igual, comportarte igual y hablar igual, pero cada persona tiene su propia letra con unas trazas que ocurren de forma natural, por mucho que aprendas la escritura de la otra persona, siempre salen esas trazas sin que puedas evitarlo. Yo me di cuenta con el número nueve y con la letra f, solo fue una vez, pero fue suficiente para darme cuenta de que aquel hombre no era mi padre.

Lo intenté decir a todo el mundo, pero era un crío y ningún adulto me hizo caso, pues ahora tenía la prueba de que mi padre estaba vivo y eso era malo para nuestra integridad. El día que supuestamente murió, una parte de mí se quedó aliviada, mi madre y yo volvíamos a ser libres, pero otra parte de mí seguía en guardia. Por desgracia conocía muy bien a mi padre y si tenía algo claro era que jamás le hubieran pillado tan desprevenido.

El fuerte de mi padre no era el combate, ni la fuerza bruta, su fuerte era la increíble inteligencia sumada a una extrema crueldad. Hasta ese momento había sobrevivido, porque siempre iba unos cuantos pasos delante de sus enemigos.

• Mi padre sigue con vida.
• Eso no puede ser, Duncan se encargó de él – dijo Antonella.
• No, Duncan se encargó del doble que usaba mi padre, se las arreglo para que fuera aquel doble y no el quién estuviera esa noche en aquel local.
• ¿Qué pruebas tienes? – pregunto Aurelio.
• El nueve, solo mi padre lo escribe así.
• Pues es un problema – dijo Antonella.
• ¿Me creéis?
• Estás demasiado seguro, no tienes ni un ápice de duda – dijo Aurelio.

Pensé que no me creerían, puesto que escuchado en voz alta parecía una locura. Antonella y Aurelio sabían perfectamente de lo que era capaz mi padre. Una gran preocupación apareció en sus rostros, Nikolai era un problema, pero mi padre era una catástrofe, Antonella me cogió la mano y después me beso.

ANTONELLA

Si el padre de Illia seguía con vida, la cosa se complicaba mucho, Nikolai era un codicioso que ni siquiera era consciente que sus acciones podían poner las vidas humanas en peligro, pero Boris sí era consciente y le daba igual, a él solo le importaba el poder, para tener a todo el mundo subyugado a él. Aurelio fue al todoterreno y metió las coordenadas que Andrei tenía grabadas en el pecho en el GPS. Enseguida nos dio una ubicación. Después mi hermano hizo una llamada para que sus hombres se encargaran del cuerpo de Andrei. Nos montamos en el todoterreno y seguimos las indicaciones que el GPS nos iba dando. Llegamos a una lonja que se encontraba en el viejo puerto, este puerto se dejó de utilizar años atrás después de la construcción del nuevo. Nadie solía andar por allí, exceptuando un vigilante jurado que trabajaba dos noches por semana.

Seguramente trabajaría para Boris, sería imposible que no se diera cuenta de que en esta lonja había un movimiento de personas. Cuando llegamos nos intentó impedir el paso, pero fue ver a Aurelio y se le cambió el color de la cara, parecía que había visto un fantasma. Mi hermano no decía nada, pero sabía perfectamente lo cabreado que estaba este era su territorio y Boris había campado a sus anchas sin que Aurelio fuera consciente.

• Mi hermano está enfadado, por no haber detectado los movimientos de tu padre.
• Pues que no lo esté, vuestro padre se podía enfrentar a cualquiera, no usaba tretas, simplemente les plantaba cara, mi padre no era tan valiente ni tan fuerte, por eso se hizo un experto en pasar desapercibido y actuar en las sombras.

Cuando entramos en la lonja vimos como Nikolai estaba colgado del techo por unas cadenas atadas a sus muñecas. Tenía signos de haber sido torturado con una saña animal, comparado con esto lo de Andrei había sido una paseo. Vomite sin remedio, no voy a relatar lo que mis ojos estaban viendo, pero creerme que el que lo hizo solo se le podía catalogar de una forma, un monstruo sin alma. Mi hermano empezó a revisar el lugar en busca de explosivos, entonces se escuchó un sonido y una pantalla se encendió, en ella aparecía la imagen de Boris.

• Os felicito por haber sido tan rápidos.
• Eso es lo que quieres papa, ¿destruir el mundo por unos míseros diamantes?
• ¿Esto que tengo en la mano?, reconozco que serán unos bonitos adornos para mi búnker.
• ¿Entonces que es lo que quieres? – pregunto Aurelio.
• Quiero que todos los habitantes de este mundo sufran como he sufrido yo, viviendo en las alcantarillas y alimentándome de ratas, quiero que lo pierdan todo y sientan la absoluta desesperación.
• ¡Estás loco! – dije.
• Sí, es posible, yo era un rey y ahora volveré a reinar.
• ¡Será un mundo desolado! – le recrimino Illia.
• Tienes razón, hijo, pero será todo mío – mientras reía.

La pantalla se apagó, todos nos miramos, Boris pretendía activar el anillo de fuego y destruir el mundo. Su plan era una locura, sería un rey sin reino, parecía que haber perdido ese poder del que tanto alardeaba, le había vuelto totalmente loco y eso era lo peligroso, si estando cuerdo tenía poco autocontrol, ahora no tendría ninguno.

ILLIA

Algo no me cuadraba, mi padre sería muchas cosas, pero no era un estúpido, si el anillo de fuego se activaba, las nubes volcánicas ocultarían el sol en todo el planeta, creando un invierno nuclear, dando paso a una glaciación, que podía durar décadas incluso cientos de años. Era imposible sobrevivir, los filtros del búnker que hacían respirable el aire terminarían por fallar, la comida no duraría eternamente, incluso si se pudiera cultivar dentro del búnker. El agua potable poco a poco iría perdiendo calidad según los filtros que se usaran para limpiarla, fueran fallando igual que los del aire. Seguramente la superficie siguiera siendo inhabitable, convirtiendo el bunquer en un mausoleo.

Conocía muy bien a mi padre, a la persona que en realidad quería hacer daño por encima de todos era a Duncan. Este le había robado su poder, para el mundo él estaba muerto y un muerto no puede poseer nada. Además de tener que esconderse por si la verdad salía a la luz. Como dije mi padre era un cobarde, sabía perfectamente que Duncan había emprendido ese viaje suicida por salvar a su hermana y de conocerse que el hombre que había muerto no era el verdadero Boris. Duncan hubiera incumplido el trato y su hermana no recibiría el medicamento.

Por otro lado, estaban los cinco ancianos, ahora cuatro con la muerte del abuelo de Antonella. Sé dé primera mano que vieron con buenos ojos la desaparición de mi padre, había adquirido demasiado poder y se estaba convirtiendo en un hombre incontrolable. Ellos mismos me lo dijeron cuando nos dieron el pésame a mi madre y a mí, era un formalismo claro, sabían perfectamente lo que sentíamos mi madre y yo por mi padre y no había nadie en el planeta que se alegrara más de su muerte que nosotros.

Mi padre no se atrevería a ir a por Duncan, ya no tenía su fortuna respaldándole, algunos de sus hombres le seguirían siendo fieles si descubrían que seguía con vida, pero no tendrían el poder suficiente para enfrentarse a Duncan y Erin a la vez.
Sacudí mi cabeza para centrarme en encontrar el siguiente volcán al que podía atacar mi padre. Yellowstone lo descarté en ese mismo momento, de entrar en erupción la onda expansiva destruiría todo en un radio de cien quilómetros a una velocidad equivalente a la del sonido. Pocos vehículos podían alcanzar esa velocidad en el tiempo que el volcán te daría antes de desatar toda su furia, me decante por el Ol Doinyo Lengai el volcán más frió del mundo que se localizaba en Tanzania.

Se trata de un caso único en el mundo. Arroja lava de carbonatita en lugar de sílice, que suele ser la más habitual. Este tipo de lava es rica en elementos alcalinos como calcio, sodio y grandes cantidades de dióxido de carbono disuelto. Además, su temperatura nunca supera los 590 ºC, por lo que el Ol Doinyo Lengai es considerado el volcán más "frío" del planeta. La lava es negra durante el día, roja en algunos momentos de la noche y se vuelve blanca al entrar en contacto con el agua.

He visitado este volcán innumerables veces, pero solo una vez tuve la oportunidad de verlo por la noche y es precioso. Si conseguimos salir con vida de las locuras de mi padre, me gustaría llevar a Antonella, es una visión única en la vida que se queda marcada en tu retina. La lava de este volcán no era la más adecuada, para crear los diamantes, pero sí la composición de la roca de la montaña. Mi padre los llamo adornos, no se lo creía ni él, esos diamantes le devolverían su fortuna. Era demasiado codicioso para dejar marchar esta oportunidad.

El discurso de destruir el mundo para que todos sintieran en sus propias carnes, pudo sonar convincente, pero conociendo a mi padre, estaba casi seguro de que era una treta que había ensayado hasta poder engañarnos a todos.

• Illia llevas un rato ausente, ¿te ocurre algo?
• No me creo a mi padre.
• ¿Qué es lo que no crees?, porque a mí me ha parecido convincente – dijo Aurelio.
• Antonella, tú le conoces casi tanto como yo, él estaba orgulloso siendo el amo y señor de su territorio y no escondía que quería el vuestro también.
• Eso es verdad – dijo Antonella.
• ¿Creéis de verdad que una persona así se va a conformar con vivir en un agujero?
• Mirándolo desde ese punto de vista – dijo Aurelio.
• Mi padre trama algo y tenemos que descubrirlo, estoy casi seguro que su siguiente objetivo será el volcán Ol Doinyo Lengai.
• ¿Dónde se encuentra ese volcán? – pregunto Antonella.
• En Tanzania.

ANTONELLA

A Illia se le veía preocupado, no se terminaba de creer el cuento de Boris y si tengo que ser sincera a mí también me cuesta creerlo. ¿Es Boris capaz de destruir el planeta por una venganza?, podría ser, pero yo también opino que esa no sería su primera opción. Illia no tenía dudas de que el siguiente volcán sería aquel de nombre impronunciable. Igual que hizo con Andrei Aurelio llamo a sus hombres para que se hicieran cargo del cuerpo de Nikolai, decidimos volver con Chiara y las niñas.

Illia no abrió la boca en todo el viaje, descubrir que su padre seguía con vida había sido un shock para él. También estaba el miedo de que este hiciera daño a algunos de nosotros, estaba segura de que pensaba que su principal objetivo sería Duncan, pero también sabia que no descartaba que nos hiciera daño a cualquiera de nosotros para desquitarse. Tardamos un par de horas en llegar, para cuando llegamos Chiara ya tenía la cena casi preparada, nos dio tiempo para que nos ducháramos, Illia y yo lo hicimos juntos.

No hubo sexo, ninguno teníamos el cuerpo para ello, simplemente me abrazo y dejé que se desahogara en forma de lágrimas. No eran lágrimas de tristeza, sino de rabia, como el mismo me lo había dicho, porque su madre, que era buena y cariñosa, había tenido que morir y su padre, que era el mal reencarnado, seguía con vida. Esa era una respuesta a la que ninguno podíamos contestarle. Si la vida fuese justa, hubiera sido Boris quien hubiera sufrido aquella enfermedad que padeció la madre de Illia y termino con su vida, pero el destino había sido justo con la persona equivocada.

Escuchaba llorar al hombre que amaba, mientras el agua recorría nuestros cuerpos. No sabría decir cuanto tiempo estuvo llorando Illia, pero una vez calmo esa rabia que le atenazaba, volvió a aparecer una tímida sonrisa en su rostro, parecía más tranquilo. La cena parecía un velatorio. Solo las niñas conseguían hacernos sonreír alegrando el ambiente tan tenso que se respiraba en aquella habitación. Las niñas subieron a su habitación, era tarde y tenían que ir a dormir, no protestaron, se les veía realmente cansadas.

Chiara y yo subimos con ellas, para leerles un libro y arroparles, este era el momento más feliz de mi vida, sabía que mi hija crecería, pero mientras pudiera le leería todos los libros que quisiera y la arroparía dándole un beso de buenas noches. Chiara sonreía, sabía perfectamente lo que yo sentía, sus hijas eran más mayores, pero se negaban a perder ese ritual que las hacía dormir con una sonrisa y rezaba para que Isabella fuera como ellas y siempre siguiéramos con este ritual que tan felices nos hacía a las dos.

• Antonella, Isabella, siempre querrá que le leas un libro antes de dormir.
• Ver la cara de felicidad de Isabella mientras le leía un libro fue uno de los motivos que me ayudo a seguir adelante.
• Ayer a la noche, Isabella atendía agradecía mientras le leía el libro que tu hermano le regalo, pero se veía que ella quería escucharlo de tu voz, esta noche tu hija se ha dormido realmente feliz.

Abrace a Chiara y bajamos a la sala de estar, en ella Aurelio e Illia conversaban tranquilamente mientras se tomaban una copa de whisky. Chiara y yo nos servimos un poco de vino y miramos por la ventana, el cielo estaba raso y se veían unas preciosas estrellas, las miré con atención, porque tal vez si a Boris se le iba del todo la hoya, sería de las últimas veces que tendríamos la oportunidad de verlas. Aquella noche prácticamente no dormimos, Aurelio puso el despertador a las cuatro de la mañana, para las cinco el avión estaría preparado para llevarnos hasta Tanzania.

Fue un viaje largo, cuando aterrizamos un todoterreno nos esperaba, del aeropuerto hasta el volcán tendríamos un viaje de dos horas. Durante el viaje todos revisamos nuestras armas, sabía que a Illia no le gustaban, pero le di una pistola semiautomática, como siempre digo, es mejor llevarla y no tener que utilizarla, que no llevarla y necesitarla. El conductor nos paró a unos quinientos metros, mire alrededor y vi una gran roca donde colocar mi rifle de francotirador, me subí a esta gran roca.

Mire desde mi mira telescópica y lo que vi me dejo asombrada, todos los hombres parecía que habían sido abatidos, antes de que la máquina pudiera ser puesta en marcha. No se veía a nadie, decidimos acercarnos con cautela. Casi habíamos llegado al volcán, para acceder a él, había que pasar por una especie de pasadizo, no nos hizo mucha gracia, pero entramos. De repente en mi pecho y en la espalda de Aurelio que iba el último aparecieron sendos puntos rojos.

Escuchamos como alguien se acercaba, mientras el punto se hacía más grande, cuál fue nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta de que eran Duncan y Erin.

• ¿Qué hacéis vosotros aquí? Pregunto Aurelio.
• Nos han contratado para detener a estos hombres – dijo Erin.

No sé por qué mire para donde estaba Illia, estaba blanco con un papel, me miro y me dijo.

• Es una trampa, no le creía capaz, ¡va a por Lisa y Aurora! – dijo Illia.
• ¿Cómo? –pregunte.
• Ya cebemos cuál es el verdadero objetivo de mi padre, hacer el máximo daño posible a Duncan.
• Nuestro hermano las protege – dijo Aurelio.
• Quien te crees que ha contratado a Duncan y a Erin para que vinieran aquí, no dudo de la destreza de Dante, pero mi padre se ha cerciorado de que estuviera él solo protegiéndolas.
• Tu padre está muerto, Illia – dijo un Duncan desconcertado.

Entonces sonó el móvil de Illia y en él apareció un mensaje que decía que abriéramos un portátil que estaba en uno de los vehículos, en él aparecía Dante totalmente ensangrentado encadenado a la pared, mientras Lisa estaba arrodillada en el suelo abrazando a Aurora intentando protegerla, dos hombres les pusieron una capucha a cada una y se las llevaron a la fuerza, la imagen final era la de mi hermano quieto, no se movía y no parecía respirar, apreté los puños con mucha fuerza y grite.

• ¡¡¡Boris!!!

Continuará.
 
Que bien sigue la historia con nuevos acontecimientos inimaginables.
Ahora queda ver como rescatan a Lisa y Aurora y que Dante no esté muerto.
A esperar como nos deleitas con la continuacion de la historia y del rescate
 
A Boris hay que darle el premio al Padre del Año, una porquería de marca mayor, ojalá que las niñas se salven y esta vez manden a Boris para el patio de los callados (cementerio).
 
Volviendo a sentir 5

ILLIA

Mire aquella grabación con suma atención, reconocí enseguida aquella habitación era la sala de estar de la casa de mi madre en Rusia. También pude observar tímidos movimientos en Dante, estaba vivo, mi madre solo había sido feliz en dos sitios en toda su vida, en su casa, en Rusia y junto a mí. Ella nació en el seno de una familia muy pobre, pero estaban todos unidos y se protegían unos a otros. Igual que hacíamos ella y yo, que mi padre utilizara la casa de mi madre para hacer daño a personas que me eran queridas era más de lo que podía soportar.

Mire a Antonella y todo su cuerpo temblaba, no podía mirar a la pantalla, solo de pensar que su hermano estaba muerto era demasiado para ella. Dante era su ojito derecho, no me lo pensé, la atraje hacia mí y la abracé.

• Antonella, Dante está vivo, es irrelevante para mi padre, lo ha torturado para darle más dramatismo.
• ¿Qué quieres decir? – pregunto Antonella.
• Para mi padre es una mota de polvo, él simplemente se interponía en su camino, lo ha hecho a un lado y ha seguido su camino.
• Está muy herido Illia, mi hermano no sobrevivirá así mucho tiempo – dijo un afectado Aurelio.

Cogí mi teléfono e hice unas cuantas llamadas, algunos hombres seguían siendo leales a mi madre, aunque esta estuviera muerta. Ellos se encargarían de llevar a Dante a un buen hospital, volví a hacer otra llamada, esta fue a un piloto que me debía un favor, era piloto e ingeniero y había creado un avión usando piezas de distintos aviones. Según el su avión, podía alcanzar seis mil kilómetros por hora. Pondríamos a prueba si eso era verdad.

• ¿Cómo viajaremos hasta allí?, ¿y sí, Dante muere antes de que lleguemos? – pregunto Antonella.
• Tranquilos, ya tenemos transporte, un avión experimental, ¿habéis viajado alguna vez a seis mil kilómetros por hora? – pensé que me mandarían a la mierda, pero no fue así, si para ver a su hermano tenían que viajar en un avión que podía explotar en cualquier momento lo harían.

Di instrucciones a aquellos hombres para que no tocaran nada de aquel salón, estaba seguro de que mi padre dejo la ubicación donde se las llevo escondida, para él, era un juego, pero para mí no lo era. Teníamos que encontrar a Lisa y Aurora, el tiempo no jugaba a nuestro favor, Dante y Erin estaban devastados, me acerque a ellos y les prometí que encontraríamos a su hija y hermana. Llegamos al aeropuerto y allí nos esperaba mi amigo, no me preguntéis como consiguió el permiso para que le dejaran despegar.

Sé qué gente importante le debía favores, pero íbamos a viajar en un avión que se parecía más a una trampa mortal. La verdad es que al tenerlo delante, por lo menos a la vista no parecía un desastre, tenía un aire a un avión black bird, pero con modificaciones. El cabrón había construido un avión que solo podía pilotarlo él, una vez a dentro nos tuvimos que poner unos trajes parecidos a los que llevan los astronautas. Estos trajes nos ayudarían con las fuerzas G, también nos ayudaría a respirar, mi amigo ya nos avisó que podíamos desmayarnos, eso lo decía mientras se reía. Antonella estaba aterrada, yo también, pero intenté disimularlo. Puso en marcha el aparato y maniobro, hasta llegar a la pista que utilizaríamos para despegar, acelero y todos nos quedamos pegados al asiento, cogí la mano de Antonella con fuerza y cerré los ojos.

ANTONELLA

Estaba realmente aterrada, solo quería ver a mi hija, aunque fuera una vez más, rece, rece más que en toda mi vida. Tenía la sensación de que los órganos iban a salir disparados por mi espalda. Erin se había desmayado, Duncan apretaba los dientes mientras le cogía de la mano, yo hacía lo propio con la mano de Illia y la de mi hermano Aurelio. Este término por desmayarse, a mí poco me faltaba. Mire a Illia, este parecía tranquilo, como si hubiera hecho esto más de una vez, tenía los ojos cerrados, el casco del avión de vez en cuando crujía como si se estuviera quejando y eso me aterrorizaba, desee desmayarme para dejar de sufrir.

Entonces el piloto nos dijo que estábamos a punto de entrar en el mar y que en ese momento alcanzaríamos la velocidad máxima. Solo a mí se me ocurrió preguntar a la velocidad que habíamos ido hasta ese momento y me dijo que la velocidad había sido la del sonido, mil doscientos treinta y cinco con cincuenta y dos km/h. En cuando llegamos al mar y el piloto acelero pensé que me moría con la presión que esa velocidad estaba ejerciendo en mi cuerpo, al final me desmaye.

No sé cuanto tardaríamos en llegar al aeropuerto de Moscú, pero el piloto nos despertó a todos dándonos la enhorabuena por haber sobrevivido al viaje. Me dieron ganas de matarlo, cuando puse los pies en el suelo del aeropuerto tuve que apoyarme en el avión porque todo me daba vueltas. El piloto nos dijo que era normal y que pronto se nos pasaría, de repente un todoterreno aparco dentro de nosotros, de él salió un hombre grande y serio. Se acercó a Illia y nos dijo que nos llevarían al hospital, Aurelio y yo íbamos muy nerviosos, ya en el hospital el médico que lo atendió nos dijo que estaba en quirófano, pero que dentro de la gravedad estaba estable y que saldría de esta.

Grite de alegría abrazando a mi hermano, Duncan y Erin también se alegraron. Illia me beso con una sonrisa y salió de la sala de estar.

• Tu hermano se pondrá bien, ahora tenemos que encontrar el lugar donde mi padre tiene a Lisa y Aurora.
• ¿Cómo lo averiguarás? – pregunto Antonella.
• A mi padre le gusta jugar al gato y al ratón, en aquella casa está escondida la situación exacta donde se las ha llevado.
• ¿Podrás encontrarlas? – preguntaron Erin y Duncan.
• Eso espero, me esforzaré al máximo para conseguirlo.

ILLIA

Antonella y Aurelio se quedaron a pasar la noche junto a su hermano, a mí me acompañaron Dante y Erin. Estaban muy inquietos, la casa de mi madre estaba tal como la vimos en aquellas imágenes. Había muchos libros en el suelo, pero esos estaban ahí para despistar como una cortina de humo. La respuesta se encontraba entre los libros que todavía se encontraban en la estantería del salón. Eran los libros que leí durante mis años de carrera, me fije bien y había tres libros que no estaban donde deberían, yo no tenía los libros ordenados alfabéticamente sino por temas, ciencia e historia. En esa estantería había tres libros que no estaban donde deberían estar y sabía que mi madre no los había tocado, sabía perfectamente que los ordene de esa manera para ayudarme a estudiar en su momento. Ya tenía parte del puzzle, pero no sería fácil, porque tendría que leer los libros detenidamente y eso me llevaría un tiempo que no teníamos.

En esos libros se encontraba la respuesta de cómo sería ejecutada Lisa, pero ahora tenía que encontrar el lugar exacto donde se llevaron a Aurora. Mi padre castigaba a sus enemigos de una forma muy cruel, les dejaba vivir, mientras se llevaba a su hijo/a pequeños y los llevaba a un complejo secreto donde los adiestraba durante años para que estos mismos mataran a sus padres.

Al ser secuestrados siendo unos niños pasados los años no recordaban a sus padres, pero sus padres sabían perfectamente quién era la persona que les iba a dar el golpe de gracia muriendo en un agónico sufrimiento. Mi padre se cercioró que unos pocos hombres de su confianza supieran donde se los llevaba, el gran error que cometió fue que siempre subestimaba a mi madre y estaba seguro de que investigo con la esperanza de encontrar ese complejo, para que yo en el futuro pudiera acabar con él.

Con la supuesta muerte de mi padre y la enfermedad de mi madre, el tema quedo quieto, pero estaba seguro de que mi madre habría dado con el lugar exacto. Entre en el cuarto de mi madre y mire con detenimiento, si mirabas el cuarto de mi madre a primera vista no te dabas cuenta, pero comparando con las demás estancias de la casa. Aquella habitación tenía unas proporciones más pequeñas. Lo sé porque siempre llevaba conmigo una foto de aquel cuarto antes de que mi madre lo reformara. Se notaba que lo habían registrado a fondo, pero sabía que no habían dado con lo que buscaban.

La pared que separaba el fondo de la habitación y la ventana tenía un tono distinto, casi imperceptible, empecé a palpar la pared hasta que di con un pequeño accionador. Al apretarlo, la pared se movió unos centímetros, lo suficiente para meter la mano y sacar ese parte. En su interior encontramos una carpeta con documentos, fotografías y el lugar exacto donde se llevaron a Aurora.

• Está todo detallado, tu madre estaba muy motivada – dijo Erin.
• Es normal, yo procedo de ese lugar.
• ¿Cómo? – gritaron los dos.
• Mi madre no podía tener hijos, en aquel entonces mi padre quería a su manera a mi madre y le concedió, lo que para el era un capricho, que fuera madre.
• ¿Conociste a tus verdaderos padres? – pregunto Duncan.
• No, lo único que pudo averiguar mi madre fue que mis padres eran unos científicos que mi padre hizo desaparecer, literalmente los borro de la faz de la tierra.
• Tuvo que ser duro – dijo Erin.
• He crecido con mi madre, me adoptaron cuando era un bebe, solo tengo recuerdos de la que para mí es mi madre.

Mi padre tenía planes para mí, convertirme en una versión suya más cruel, pero mi madre desbarato sus planes y eso hizo que el poco cariño que le procesaba se convirtiera en odio, lo demás es historia. Duncan y Erin se pusieron en marcha, Aquel complejo se encontraba en unas montañas a las afueras de la ciudad. Sabía perfectamente que la clave para encontrar a Lisa estaría en esos libros, los descubriría aunque tuviera que estar una semana sin dormir.

DUNCAN Y ERIN

Los archivos que recabo la madre de Illia eran muy exactos, no nos costó a Erin y a mí llegar hasta allí. Pero una vez en el sitio las cosas se complicaron, la única manera segura de entrar en ese complejo era por el aire usando un helicóptero. La otra forma de entrar era escalando una pared vertical de mil metros por la zona más complicada, entre los documentos se encontraba un mapa con la única ruta por la que se podía escalar esa pared. Era una locura, incluso los escaladores más diestros del mundo se lo pensarían dos veces, Erin y yo éramos buenos escalando, pero esta pared nos superaba ampliamente.

Erin y yo nos miramos, estábamos dispuestos a cualquier cosa por recuperar a nuestra hija y si para ello teníamos que escalar esa pared lo haríamos. Esa franja del acantilado era la única que carecía de vigilancia, estaban seguros de que nadie se atrevería a escalarla, puesto que había que hacerlo de noche. Tendríamos un margen de seis horas para conseguirlo, después se haría de día y las cosas se complicarían aún más, cogimos el equipo del todoterreno y dos linternas de las que se ponen en la frente.

Empezamos a ascender cagados de miedo, pero con la convicción que llegaríamos a la cima por nuestra hija, según parece el mapa lo trazo el único escalador que había conseguido escalarlo. Antes de que el padre de Illia se hiciera con el complejo, había que reconocerlo, aquel escalador era muy bueno. Poco a poco fuimos ascendiendo, era como si la pared creciera por cada metro que conseguíamos subir. Los dos estuvimos a punto de tirar la toalla, la pared era demasiado dura. Tener la ruta trazada no lo hacía más sencillo, pero cuando más desesperados estábamos venía a nuestra mente la imagen de nuestra pequeña sonriendo.

Volvíamos a apretar los dientes y seguimos adelante, poco a poco la cumbre se acercaba, lo habíamos logrado dos horas antes de lo previsto. Al llegar a la cima estábamos agotados, descansamos un ratito, pues no había tiempo que perder. Empezamos a acercarnos al complejo con sigilo, había dos guardias distraídos hablando mientras fumaban, cogimos nuestras pistolas de dardos tranquilizantes impulsados con gas, eran las que menos ruido hacían, además con estos dardos quedarían fuera de combate al instante, no nos atrevimos a usar armas de fuego, porque un mal disparo y pondríamos en peligro a nuestra hija, de esta manera estarían groguis las siguientes ocho horas.

Con sendos disparos los dos guardias cayeron al suelo dormidos, cogimos una de las llaves y abrimos una puerta trasera para acceder al complejo. Llegamos a un pasillo, al final de este se encontraba un laboratorio. Nos escondimos en un saliente y esperamos para ver cuanta gente había dentro del laboratorio, para nuestra suerte solo había una científica. Con mucho sigilo entramos y la cogimos desprevenida, coloque mi arma contra su frente y sacando una foto de mi hija, le pregunte donde la tenían.

Ella muy seria dijo que no pensaba contestar, Erin sacando dos cuchillos le clavo las manos a la mesa. Tuve que poner mi mano sobre la boca de esa mujer para que no gritara, mire a Erin, pero no estaba para bromas. Sacando otro cuchillo se lo puso en el cuello y le dijo que le haría una sonrisa de oreja a oreja si no le decía donde tenían a su hija. Aquella científica viendo que Erin no bromeaba empezó a sudar y termino meándose encima del miedo, temblando, señalo un ordenador y nos dijo que introdujéramos el código que ella nos daría, Aurora se encontraba en una especie de guardería a la espera de que sus nuevos padres vinieran a recogerla.

• No sabéis con quién os metéis, ese matrimonio es muy poderoso, si os lleváis a la niña os buscarán – dijo la científica.
• No tendrán que hacerlo, pues les esperaremos aquí – dijo Erin.

Disparamos otro dardo a la científica y fuimos en busca de nuestra hija, No había muchos guardias, pero cuando llegamos a la parte del complejo donde tenían a Aurora, nos dimos cuenta de que la gente que allí se encontraba eran personas que habían sido secuestradas para cuidar de los niños, cuando nos vieron llegar se tiraron al suelo muertos de miedo. Entonces la escuchamos, la risa de nuestra pequeña Aurora era inconfundible, una anciana muy asustada la tenía en brazos protegiéndola de nosotros.

Cuando vio lo contenta que se puso Aurora de vernos se dio cuenta de que la niña nos conocía.

• ¿Quiénes sois? – pregunto la Anciana.
• Los padres de la criatura – conteste.
• Entonces cogerla y marcharos, viene gente mala a por la niña, se la llevarán y la convertirán en un monstruo – dijo la anciana muy apenada.

Erin y yo nos miramos, recorrimos todo el complejo, derrotando a todos los guardias que nos encontramos. No iban armados y al ser los pasillos tan estrechos tenían que venir de uno en uno. Erin y yo desenvainamos nuestras kodachis, ideales para luchar en aquellos pasillos tan estrechos, el filo estaba impregnado con el mismo tranquilizante que los dardos, de uno en uno empezamos a hacerles cortes en distintos puntos del cuerpo, pero evitando tocar puntos vitales.

Dos de ellos sacaron sendas espadas medievales de doble filo, eran demasiado grandes para blandirlas en aquellos pasillos, mientras uno de nosotros paraba la estocada, el otro le hacía un corte en el muslo, brazo, pecho o espalda. Seguimos así hasta que derrotamos a todos. Después fuimos llevando uno a uno hasta el helipuerto donde aterrizaría el helicóptero con aquella pareja tan peligrosa, pedimos a la amable anciana que siguiera cuidando de Aurora un ratito más.

Erin se quedó en el helipuerto esperando a la pareja, yo busque la armería del complejo, en él busque un rifle de francotirador, encontré lo que buscaba y me dispuse a ponerme en el sitio idóneo para poder disparar si las cosas se ponían feas. El helicóptero no tardó en llegar, al aterrizar aquella pareja joven y sus cuatro guardaespaldas se bajaron del helicóptero mirando a Erin con desconfianza, más cuando vieron a todos los guardias del complejo apilados al lado de ella.

• ¿Quién eres? – pregunto la mujer.
• La Madre de Aurora – dijo muy seria Erin.
• Así que así se llama la niña, pues si sabes lo que te conviene, dejaras que nos la llevemos.
• Creo que sois vosotros los que no sabéis lo que os conviene – volvió a decir Erin más sería todavía.

Me hizo una señal, cuatro disparos certeros y los guardaespaldas cayeron fulminados, nos prometimos que en cuanto naciera Aurora nada de muertes, pero no podíamos arriesgarnos, esa pareja estaban cortados por el mismo patrón que mi padre y Boris. Teníamos que dejarles claro que acercarse a nuestra hija sería malo para su salud, La mujer cambio su semblante y sacando rápidamente un arma apunto a Erin, de un disparo separe su mano de su muñeca.

Cayó de rodillas al suelo mirándose la parte del brazo donde debería estar la mano, el marido intento coger su arma y de un disparo le ocurrió exactamente lo mismo.

• ¡Quienes sois! – gritaron los dos desesperadamente.

Erin se levantó la manga enseñando un tatuaje, mientras yo me acercaba con el rifle apoyado en el hombro. La mujer en cuanto vio el tatuaje supo enseguida quienes éramos y le empezó a temblar el labio, su marido le miraba atónito sin poder creerse que su mujer estuviera muerta de miedo solo por un entupido tatuaje, nos miró y nos gritó.

• ¡Esto no quedará así, esconderos bien, porque iremos a por vosotros y borraremos vuestro nombre de la faz de la tierra!

La mujer miró a Erin y de un rápido movimiento golpeo el cuello de su marido, haciendo que este no pudiera respirar, muriendo entre convulsiones. Después aquella mujer poso su frente contra el suelo pidiendo clemencia entre lágrimas, Erin disparo uno de los dardos tranquilizantes y después llamo a los cuatro ancianos, por lo que parecía aquel matrimonio estaba en su lista negra, según le dijeron ellos se encargarían de ella.

Mientras eso ocurría, yo fui a buscar a nuestra revoltosa hija, la cogí en brazos y empecé a hacerle carantoñas, mientras se reía. Mire a la anciana, le di las gracias y le pregunte si podía hacer algo por ella y los demás secuestrados, me contesto que lo único que querían era recuperar su vida y vivir en paz. Eso si podíamos hacerlo, Erin volvió a llamar a los ancianos y estos nos dijeron que se encargarían de que volvieran a sus casas sanos y salvos, encargándose personalmente de protegerlos.

Aurora ya estaba a salvo, solo faltaba que Illia diera con el paradero de mi hermana para que pudiéramos rescatarla.

Continuará.

Kodachi: es un tipo de espada japonesa demasiado corta como para considerarla una espada larga y demasiado larga para considerarla una daga.
 
Acabas de nombrar una película que es de las favoritas del autor. Yo soy más de Arnold Schwarzenegger, Doloh Lundgren o Silvester Stallone, entre otros.
 

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